martes, noviembre 07, 2006

¿A Dónde Vas?

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Era domingo, el día en que terminé de escribirte y fui a ver esos zapatos. Para cuando quise volver a casa, eran las 10 de la noche, entonces, decidí irme caminando.

Me agrada caminar y aunque mi casa quedaba cerca y lo hacía en la zona más segura de la ciudad, no olvidaba que era domingo, 10 de la noche y que yo solo era una mujer que caminaba sola. Fue en ese momento vi a este tipo que caminaba solitario y con paso rápido como lo hacía yo.

Con la polera gris y las manos en los bolsillos, caminaba calle abajo igual que yo. Probablemente al mismo barrio que yo. Caminamos codo a codo casi por una cuadra, pero cuando estuvimos a punto de cruzar palabra, yo decidí cruzar la avenida e ir por la otra acera. Acababa de tener miedo de aquél extraño.

Me arrepentí cuando estuve a mitad de la pista, pero ya no había vuelta atrás. El resto del trayecto seguimos caminando, en aceras contrarias, probablemente al mismo destino, mirando de vez en cuando si alguien más aparte de nosotros caminaba a esa hora, por aquella avenida iluminada, en donde los pocos taxis pasaban veloces.

Esperé a que hubiera un periodo sin autos que interrumpieran y sin detenerme a pensar, le dirigí la palabra a aquel desconocido, desde la otra orilla de la calle, en un grito que parecía un maullido que rompía la noche queda

“¿A dónde vas?”

Durante las caminatas que a veces hacía por las ciudades a las que iba de visita, había hecho innumerables veces la misma pregunta. Jamás lo había hecho en mi propia ciudad.

Es triste caminar sola, lo es más cuando llega la noche y se quedan en completa comunión el alma y los recuerdos. La segunda parte del viaje inició en Mendoza y yo me había hospedado en una de esas pensiones familiares en que esperas que no te ocurra nada.

Esa tarde la migraña se había apoderado de mi frágil seso y me había obligado a tomar la medicación. Durante la cena estuve a punto de dormirme sobre el plato de carnes, completamente absorta en las luces que se filtraban por los árboles dispersos de La Peatonal.

El clima ligeramente cálido, aumentaba la sensación de unas vacaciones de verano a pleno mes de Septiembre; pero mi mente embotada de analgésicos solo podía percibir un ambiente que me llevaba del sueño al ensueño, cada vez que pestañeaba.

Al levantarme de la mesa estaba tan mareada, que lo único que me restó fue caminar rápido hasta que el aire me despejara todas esas ideas sobre un pasado inconfesable y un futuro incierto. Para cuando quise volver a mi hospedaje, eran casi las 11 de la noche y los autos habían dejado de circular por las calles.

Delante de mí, un chico caminaba lentamente con libros en la mano. Lo alcancé con paso ligero y le dije el ya clásico ¿a dónde vas? Que era mi saludo favorito, cuando deseaba dejar de caminar sola. Al contestarme que iba hasta el final de esa avenida de 10 cuadras, me animé a decirle la frase de la que aun no me arrepiento

¿Puedo caminar contigo?

Claro, me dijo y moderamos el paso hasta caminar a la par; él aumentando la velocidad y yo caminando sin prisa. Fue la charla mas entretenida que he sostenido con alguien menor que yo. El joven apenas tenia 21 años y hablamos y reímos, sobre música y fútbol, hasta que llegando a la cuadra donde estaba mi hospedaje nos despedimos, como viejos conocidos.

Al llegar al Hotel, el palpitar continuo de mis sienes jaquecosas se había disipado y pude disfrutar de un sueño reparador después de aquél largo día de caminata, el primero de un viaje que en cierta forma me cambiaría la vida.


La pregunta de ¿A dónde vas? Hacía ahora eco, en la avenida vacía de mi propia ciudad.
El muchacho desde la otra acera contestó con un “Lejos” que sonaba más a “Ninguna parte que te interese”.

“¿Lejos?”
Volví a preguntar con una sonrisa, al ver que tomábamos la misma vía que volteaba a la izquierda, siempre separados por la pista de dos carriles.
Dudó por algunos minutos más y luego gritó “Hasta mi casa” sin voltear a mirarme.

En ese momento, yo me di cuenta que donde quiera que fuera su casa, no estaba camino de la mía. Y tampoco estaba ya en mis manos poder cambiarlo.

Entonces, seguí caminando mucho más lento, mientras sonreía avergonzada por la osadía. ¿Qué estaría pensando ese tipo de mí? ¿A quién le contaría el hecho, cuando llegara a casa? ¿Se arrepentiría por no contestarme?

Frené las reflexiones que me inculpaban, cuando me di cuenta que yo había pasado innumerables veces por ese dolor que te da el callar. Ese dolor punzante que te ataca varias noches seguidas cuando no te atreves a dar el primer paso, o a contestarle a alguien cuando te hace la pregunta tonta "¿Y tu quién eres?" O un simple y llano “¿a dónde vas?”

Había probado muchas veces de ese dolor y prefería pasar por la pequeña humillación de haber tendido un puente que alguien más prefirió quemar.


Esa noche me acosté tranquila, pensando que siempre sería más fácil hablar con alguien que no tenga reparos en caminar a tu lado, a cualquier destino, en cualquier lugar, cuando dejas por un instante, toda la vergüenza de lado, toda esa incertidumbre sobre la futura respuesta y te atreves a preguntar desde la otra acera de TU propio mundo:

¿A dónde vas?
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Imagen: Av. José de San Martín, Mza.Argentina.

lunes, noviembre 06, 2006

La(s) Mujer(es) que está(n) a Tu Lado

Amo lo que soy cuando estoy a tu lado...

Esa frase suena tan cliché, pero pienso que seria mi frase de amor perfecta. Jamás tan real como eso. He amado a hombres que me han hecho sentir pequeña, que me han hecho sentir tranquila, con la vida en calma... Como una planta estéril… una flor decorativa de la cual limpiar el polvo solamente.

Y yo he dejado que me hagan sentir así, que digan que me quieren, desean, adoran.

Sin, embargo yo seguía siendo esa flor muerta, que solo puede agradecer, con un pétalo deshojado, con una espina menos a quien dice que la admira.

Detesto a esa persona que ves cuando estoy contigo.

A esa persona que soy, plástica y muerta cuando estoy a tu lado. Detesto que no me retes a romper el círculo de tranquilidad perfecta. Que permitas que me quede como un vegetal que debe conformarse con el agua que le das. Con esa luz artificial que me debe conservar siempre para ti. Solo para ti.

¿Cuantas mujeres soy yo? Ni te lo imaginas. Han amado a una sola y con eso se han conformado. Porque parece que eso es suficiente, más nunca lo es.
Una mujer es una flor que brota una y otra vez del mismo tallo. Alguien que se regenera, evoluciona, hace el bien y hace daño.

Te conformas con saber que soy la mujer que te puede acompañar toda la vida. Una mujer a la que no retas en el dolor ni en el fracaso. Una mujer simplemente, fácil, decorativa, amoldable. Una sola.

Quisiera decirle a alguien que amo lo que soy, cuando estoy a su lado.

Pero no.
Pasa con frecuencia, que al amar a alguien solo lo amo a el y me olvido de mi misma. Porque el amor es ese lugar cómodo que dura segundos y desaparece antes que pueda atraparlo.

Amo a esa gente que puede hacerte rebasar los límites de ti misma, que te da una nueva frontera a cada paso, un nuevo horizonte de lo que son las cosas y de lo que deben serlo.

Amo a las mujeres que pueden entregarse, experimentar, causar placer y dolor.
Mujeres que no se temen a sí mismas, que quieren ir mas allá de lo que se espera de ellas. Amo a las mujeres. Seguro que no lo sabías.

Y despertar una mañana al lado de alguien sin pensar que acabo de perderme.

De perder a las mil yo que el mundo no conoce, a la histérica y neurótica que odia al mundo sin razón alguna, a la que escribe poemas solo cuando está depresiva, a la mujer feliz que se desnuda cuando los lugares son abiertos y el cielo es el único techo.
No quiero perder a esas mujeres que no conoces, a esas que solo me atrevo a mostrar cuando escribo. No quiero perderlas por una vida cómoda, en que te sea fiel eternamente y tú accedas a todos mis caprichos.
Dame guerra mírame, aquí estoy.

¿Por que es tan difícil verme si dices que me amas? Entonces ¿qué amas de mí si no puedes mirar dentro mío?
Si aplaudes de saber que puedo escribir historias que los otros interpretan, pero que tu…que tu jamás lees.
¿No seria genial, poder mostrarte por completo a la persona que dice que te ama? Entonces ¿por qué volteas el rostro si confieso mis amores, mis errores, toda esta mierda que soy? ¿Por que prefieres no leer esa parte?

Quisiera que me dejes ser más de lo que soy.

Que me dejes crecer, hasta terminar de conocerme. Y no te equivoques, no amo a los poetas, ni a los que escriben, ni a esa sarta de artistas fracasados como los puedes llamar alegremente. No es por eso que escribo, ni por eso que leo. No.

Yo amo a gente de carne y hueso. Que tiene el valor de vivir lo que yo escribo. Que sale a la calle y vive esa vida heroica de la que yo escribiré mas tarde. Que vive con tanta fuerza, tanta pasión…, sin miedos, sin nada que los ate a este mundo.

Amo lo que soy cuando soy a tu lado....ja!

¿Quién podría hacerme decir eso? El amor es un camino largo y tortuoso, donde nunca te debes conformar con menos.
Con alguien que te dé todo y sea incapaz de hacerte soñar…o aun peor…incapaz de acompañarte a que tus sueños se hagan realidad.

No me conoces, ni puedes hacer que broten de mí todas esas mujeres que aun no conoces, me intentas dar calma, tranquilidad, silencio. Te olvidas que quiero mover el mundo. Que con una sola palabra, yo podría levantar tu mundo y hacerlo volar en pedazos…imagínate, si lo intento.
Imagíname, que todos mis yo te pudieran amar algún día. Eso es a lo que te niegas, cuando estás conmigo. Eso es de lo que intento escapar cuando camino a tu lado.

Empezando el Lunes

Disfruto escribir, este año solo he hecho eso. Escribir casi 500 páginas de mi vida interior, de mis

emociones…mi ego mas intimo visto desde todos los prismas.

Disfruto escribir, pero creo que ninguno de nosotros se imaginaba cuanto.

Tal vez si me pagaran por escribir, ya no seria tan divertido. Tal vez…es solo una suposición.

He descubierto que gozo d pequeños placeres, como escuchar música a solas, mientras escribo.

Como caminar cuadras de cuadras en busca de un dulce que sepa a canela, solo para comer un

bocado y guardarlo luego en el bolsillo.

En esos momentos, pienso que nadie podría entenderme, ni llegar a conocerme, porque yo

apenas lo estoy haciendo.

He descubierto, por ejemplo, que disfruto cortando el tomate en delgadas rodajas, al llegar la

noche y ponerle mucho limón y mucha sal, para comerlo luego, a escondidas. Con el corazón

palpitando por ese placer que no se me permitía hacer de niña.

Escurrir luego, todo el jugo en mi garganta, hasta que mi cara cambie de expresión por lo ácido

que es. Ese es mi pequeño placer, algo oculto, tonto, insobornable.

Disfruto de pequeñas cosas, que me hacen sentir boba de solo contarlas.

Este año he podido superar todo ese karma de decir siempre las cosas correctas para dar la

mejor impresión y de poder confesarme (tamaño error) cosas que podrían llegar a

avergonzarme severamente, si no las estuviera escribiendo desde la otra orilla del mundo.



No sabia quien era, ni que quería, hasta hacer este viaje de pesadilla al interior de mi misma,

para sacar lo peor…lo mejor de mi…simplemente, lo cotidiano.

Siempre rodeada de tantas personas, jamás supe realmente que me gustaba, hasta hoy que

anoto mentalmente los detalles que hacen de mi vida una odisea feliz o infeliz. Esos pequeños

detalles, que me enamoran de mi misma y no dejan que sucumba a la completa locura, que

pareciera ser el diagnostico de vivir en soledad.


*Oíste la música que acompaña a la promoción de nuevas series en Warner? Es buena inicia como hindú termina con gritas flamencos. Es realmente buena.

domingo, noviembre 05, 2006

Cartas de Domingo

Tengo dos correos oficiales, uno para la familia y otro para el trabajo. sin embargo,
jamás los reviso. Siempre están llenos de lotes de correo, o de esos correos en cadena, que me suelen enviar mi familia y amigos. Odio recibir esos correos, abrirlos como archivo adjunto y esperar una presentación de power point que me quitará 5 minutos de mi precioso tiepo creativo, los detesto.

Le he dicho a mi hermana que si tanto le gusta enviérmelos, al menos escoja solo los de
contenido "maleado", entiéndase por esto, aquellos de humor negro que puedan hacerme reir
por un buen rato. Ella ha entendido. Una vez a la semana reviso todos esos archivos adjuntos
y me rio un buen rato. Por momentos me toma la tentación de enviarselos a alguien más, pero
no cedo. En primer lugar porque odiaría enviar correos con mi nombre real y en segundo porque
no deseo aumentar el tráfico de internet con esa clase de misivas.

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Hoy revisé mis correos "oficiales". Están llenos de gente que se consideran mis amigos, o de los compañeros de la universidad o de algunos cursos. Siempre hallo nombres graciosos en los
mensajeros, lo que me obliga a ver de quien se trata. hoy por ejemplo había uno con una frase

"Donde no hay incendios, no hay heridas mal heridas..."

¿qué rayos significa eso?

Parece que la gente se desanima del ingenio con el que se colocaron su primer NICK y ahora lo cambian por cualquier frase estúpida que le revuelva los sesos a la gente normal, que no entiende el lenguaje subliminal de la estupidez humana.

A veces hallo frases larguísimas en otro idioma. Me imagino que es alguno de mis viejos amigos extranjero, pero no. Son algunos de mis compañeros de idiomas que no llegaron ni siquiera a tercer ciclo, colocando una frase en francés que ocupa casi 3 líneas y de cuyo significado no tengo ni idea.
¿Cómo hace para escribir semejantes cosas?

tengo una amiga que coloca frases en portugués que siempre me parecen obscenas, ignoro porqué. A veces pienso que en Brasil se valen de esa h intermedia en todas las palabras para ocultar algun significado genital.

Si, ya sé parezco quemada. Pero tendrían que ver esas frases...

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Yo no escribo frases en el MSN. Antes lo hacía en el Gmail, para cuando tenía que hablar con alguien y que supiera que llevaba rato esperandolo (a).

(Que cínica soy al colocar esa (a) jamás espero hablar con mujeres...)

O en esas raras ocasiones en que peleaba con el Sánchez y no deseaba hablarle, asi que solo nos dejábamos frases ponzoñosas, que al final no eran tales; eran solo una excusa para hablarnos de nuevo y reirnos por ese mal intento de ofensa.

Es divertido hablar con el Sánchez, me pregunto que estará haciendo. Vendría en diciembre para hacer nuestro tour de comida, pero parece que le cambiaron el aserrín a ese laboratorio donde vive/estudia/trabaja y ya no lo veo nunca.

Extraño al sánchez, que raro, será que yo ya no vivo/estudio/ni trabajo en ninguna parte.

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Yo tengo 2 correos oficiales y 3 no oficiales. En los últimos 3 tengo alguna fauna de amigos virtuales con los que ya no hablo mucho. Es raro, pero ejemplarmente nadie me envía correos en cadena a éstos, en donde figuro como Laura La Necia.

parece que saben de mi mal genio y solo me escriben en circunstancias especiales o para comentarme acerca del blog.

Entro periodicamente al Gmail y me deprime ver que en lugar de los correos de A. ahora solo hay correos spam, casi 20 por día, invitándome a probar viagra o a visitar la página de Calamaro (fue una mala idea entrar a comentar/burlarme en el blog de Calamaro) lo bueno es que ahora me llegan avaneces de sus discos o de sus videos...Si al menos fuera guapo el tío...

Envidio a A. acaba de comprars el CD que yo quería, aquí está su música, es el de Pamela Peru Blues.
genial, genial...suave como debe ser la música los domingos.

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Últimamente no me anima entablar una charla de mas de 3 líneas con mis amigos por el MSN.
A veces simplemente quisiera no entrar, pero ya sabes, hay alguna esperanza de que alguien no esté tan aburrido y puedas hablar mas de 3 líneas con algo de gracia.

Odio las charlas lentas, me pongo muy hiperactiva cuando escribo. deseo que me respondan velozmente...bueno eso era antes...Ultimamente hablo con RK y hay lapsos de casi 5 minutos en que no nos hablamos y a pesar de ello la charla sigue siendo entretenida. Me agradan sus caritas o las flechas que pone para señalar que me entendió la idea.

R.K es genial. me deja escribir y leer otros blogs mientras hablamos, me siento muy cómoda, muy fresca, muy serena.
Ojalá nunca se entere que soy una bruja...o ya lo sabe? ¿Y no teme convertirse en sapo? Who knows?----> WTF Knows?

Antes solo hablaba para hacer juegos de palabras, practicar el humor negro, jugar a las ofensitas inteligentes...ja! es cansino todo eso ( ¿ves que cambié mi inefavble "cansador" por el "cansino" que sugiera la RAE?)
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He estado algo mal durante la semana, tuve miedo. Pensé que no saldría de esa. me abruman las migrañas, siento a la muerte tan cerca, que al día siguiente todo me parece bello.

Antes sentía que la migraña sería un impedimento para trabajar como médico. después de la medicación quedo como un trapo que aunque recupera al cabo de dos horas la conciencia, no puede levantar ni un músculo, ni hablar. cautiva de su propio cuerpo adormilado.

Sin embargo, en la carrera, descubres que mas de la mitad del personal médico sufre de migrañas de mayor o menor intensidad. Cada quien te recomienda su propio "cóctel lítico".

Una vez, en una crisis, me tuvieron que inyectar analegésicos por ambas venas y por último colocarme Diazepám intramuscular. Luego mi novio me llevo a casa y yo no sabía donde estaba, que pasaba. No sabía nada. Y él lloraba y me acariciaba el cabello.

Por eso supe que siempre estaría sola.

Nadie querría pasar ese tormento conmigo. Nadie entendería ni sabría que hacer. Solo él.
Antes me deprimía pensando que me quedaría sola como un perro.

Ahora pienso, que no es tan malo. Aun no.

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Hace mucho que no escribo directamente en blogger. Pero cuando escribo en casa, en word, con la laptop y el silencio reinante, siento que escribir fuera una obligación...un trabajo.

Aquí, lo hago por placer, acabo de ir a comer unos tallarines chinos de muerte. Sin cargos de conciencia, ni pensar en calorías. Amo la comida china. es genial.

pero odio la comida china que hacen Chile, esa si que no me gusta. En Santiago, puedes comer la mejor comida rápida del mundo, pero no comas comida china, da asco. ese Arroz Chaufán deprime...odio la comida que deprime, por eso no puedo ir a restaurantes vegetarianos, termino llena, pero me voy triste.
A veces pienso que los vegetarianos son personas tristes, pero a vecs la Zaferson me demuestra que no...solo son pèrsonas chifladas.

A veces me levanto soñando con unas empanadas llenas de queso derretido, o uno de esos completos con hot dog que ellos llaman vienesas y con mucha mayonesa encima. Me admira que no sean obesos los chilenos, con esa comida en solo 2 semanas puedes aumentar 10 kg.

lo que no tienen en Chile, son esas carretillas con zumo de naranja que te lo hacen "al toke"...vaya! ese zumo de naranja me transtorna la vida...pero debo llevar mi propio vaso, me da asco tomar en esos vasos de vidrio opaco. Me da desconfianza el vidrio opaco y beber en la calle.

perop para eso existen los antibióticos...o los antipsicóticos...

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Este mes espero que me operen mis ojitos. odio los lentes, son un símbolo de mi encierro mental, de Mi No al Mundo, de mi vida en sacrificio por el Claudio. Me los compré con él, esa última vez que nos vimos. Eran preciosos, entonces. ahora no me gustan. Ya no los necesito, a él tampoco.

Mis lentes me dan superpoderes, puedo mirar lejísimos con ellos, hallar una estación de metro a cuadras de distancia y leer letreros que nadie mas lee. pero cuando me los quito, no veo nada.

M e he acostumbrtado tanto a ellos, que ni en casa me los quito. Que me veo al espejo y no puedo enfocar bien en donde maquillarme, así que debo acercarme mucho al espejo, a vecs empaño el espejo, de tanto acercarme.

A veces entro a la ducha con lentes, o me emjabono la cara con los lentes puestos, como hoy.
Sin lentes, me siento desnuda, insegura, que no soy yo.
Por eso es momento de operarme. Por eso, y porque ya he rayado las lunas de policarbonato de tanto limpiarles el rimel que se les pega en las lunas.

Mis pestañas empañan las lunas y quedan con manchitas negras. entonces siento que el mundo estuviera con un disfraz de dálmata, lleno d epuntos negros tapando las imágenes cotidianas.
debo operarme, lo sé.

pero no quiero viajar.

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Buenos Aires es un buen lugar, eso dicen. No sé. Prefiero visitar las ciudades como pobre, con mochila y hablando con full gente. de solo imaginar que iré en onda fashion, preocupándome por los zapatos, la ropa, o el lugar, me siento insegura.

Insegura como caminar sin lentes, esa no soy yo. siento como si todos supieran que estoy fingiendo, que es la primera vez que ceno con una servilleta bordada en las piernas o que es la primera vez que bebo vino,
por eso "seguro que me embriago".

No, solo ocurre que el vino me pone con las mejillas muy calientes y pensando en sexo los primeros 10 segundos. Luego me adormezco rapidamente y dejo que hablen de lo que sea, sin responder a nada. Por eso no acepto beber vino. M e siento estúpida...estupidamente feliz, como para que lo vea cualquiera.

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Oye, ya me debo de ir. hay una oferta de zapatos y sabes como amo probarme zapatos y si son de tacón mucho más, de esos que aun no sé como manipular para caminar sin que me duelan. De esos que me aumentan como 10 cm y me hacen sentir bien sexy bien mujercita, pues mejor.

Sabías que peso los zapatos en la mano antes de probármelos? Que peso toda prenda antes de comprarla? Soy medio...casi maniática...pero eso no se lo confieso a nadie, dejo que caigan en la red, pensando que soy una buena chica...una buena chica.



Nos vemos, besos.


Lo olvidé...sabes? Ayer vi ese film, ese con Jim Carrey y Keith Winslet..."Eternal Sunshine... de una mente sin recuerdos" es bueno, me agrada. me agrada cuando carrey deja de hacer muecas y puede actuar como un hombre cualquiera lleno de pesares. Lo debieron nominar al Oscar...en fin. No me agradó el final. Fue casi feliz...tu sabes...no me agrada cuando algo termina perfecto, presiento que en 5 segundos, se quebrará, será irreal, fútil...prefiero los finales abiertos...No sé, a lo mejor solo yo entendí ese final como casi feliz...Bah!
otro beso .




Dimanche

A veces, estoy como hoy, tranquila. Me agrada esta casa, con todo a mi disposición y sin
nadie cerca para decirme que hacer. Es un bonito departamento, el mejor de los que haya
tenido, pero a veces…simplemente me siento como en una jaula dorada.

Paso tanto tiempo aquí, que a veces me olvido como es el mundo allá afuera, el estrés de
movilizarme en buses o de llegar temprano a alguna cita. Todo está tan cerca, que solo
necesito salir a caminar. Yo camino. Camino mucho. Eso me hace bien, escribo mentalmente mientras camino, es algo que practico desde niña. Voy contándole a alguien más lo que veo, lo que me admira, sus relaciones conmigo, lo que voy sintiendo mientras camino. Sin embargo la mayor parte del tiempo la paso aquí, en mi pequeño universo donde tengo todo, para protegerme de todos.

Podría perfectamente poner una cámara que me filme las 24 horasdel día yendo de aquí para allá, con los libros en la mano, con la taza de agua pura que tomo cada media hora, con el cabello atado con lo primero que halle a mano, incluso un lápiz.

Pero seria un video aburrido, la mayor parte del tiempo, estaría solo recostada en el piso,
intentando hacer abdominales o sentada en el sillón, escribiendo las bobadas que pasan por mi cabeza. Sería un video aburrido, de alguien que se interna cada dos semanas aquí, para estar lejos de todos. Que recibe llamadas telefónicas, ayudándola a sobrevivir, que compra
vegetales para el día y cuyo máximo placer es ver un plato bien arreglado antes de almorzarlo a las 3 de la tarde. El exhibicionismo en su máxima expresión. A veces me río de mi misma, pero siento que le tengo que sacar provecho a mi vida extraña. Podría vender el video por Internet, allí siempre hay gente loca fisgoneando la vida de los demás. Seria mas divertido con otro protagonista, pero tu sabes, esto es lo que hay.

Nada más.
Un beso, debo irme a duchar.

viernes, noviembre 03, 2006

Ser o No ser Gorda(3): Dieta del Caballo

Hoy, como cada viernes, escribiría sobre mi batalla por bajar de peso. Hablaría, por ejemplo de mi entrenamiento casero, a base de tae bo, abdominales y bicicleta elíptica. Que la primera semana fue horrible, que un día salí a la calle y sentía mi abdomen tieso (no plano, sino tieso) por el exceso de abdominales que hice mientras miraba TV (veo mucha Tv).
Que el rollo obviamente seguía allí, porque el tejido adiposo sin dieta no se va a ninguna parte, pero que mis laxos músculos abdominales habían recibido una dosis extra de ejercicio y ahora estaban más paralizados que abdomen con peritonitis.
Que caminaba y sentía como si de pronto usara una faja de metal oprimiéndome la guata.

Fue entonces que opte por hacer dieta. Pero nada de esas dietas estupidas de revista, que te vuelven anoréxica en 20 días y a la semana te vuelves a inflar como globo. Nada de dietas con sopa, con limones, con piña. Haría mi propia dieta a base de vegetales y carnes. Exenta casi en su totalidad de los malditos carbos, responsables de la obesidad y otras maldades.
Tampoco la llevaría al extremo,
iniciaría con una Dieta Alami…No, no a la Mierda…sino A la mitad,
comería solo la mitad de mi alimentación habitual. Así no seria tan extremista y podría llevarla a cabo, sin tener que ir al fridge a media noche a embutirme cualquier cosa, como lo hacían mis amigas, dietistas experimentadas.

Inicié quitándole al desayuno: los panes. Al almuerzo: la papa o el arroz, a la cena…Bueno, mejor no cenaba…Dije adiós a los utilísimos tallarines ( que se preparan en 20 min) y me despedí para siempre de la pizza o cualquier otra comida rápida y engordante.

Pero en eso empezó la ansiedad.
Los carbohidratos en exceso pueden llevar a la hiperactividad en niños y en las dos primeras horas de digestión, pueden causar somnolencia en el adulto; pero nadie me dijo que su carencia podría llevarme a estados de ansiedad infinitos.

Para alguien como yo, que en los últimos meses se había acostumbrado a comer un trozo de pastel diario o interdiario, el déficit de la azúcar procesada resultó casi un suicidio. A veces aguantaba todo el día, pero en la noche, necesitaba un trozo de pastel, un pastelito tan solo.
Que desgraciada se había vuelto la vida sin carbos.

A la ansiedad de vivir sin sexo, se aunaba la ansiedad de vivir sin azucares. Mi vida se había vuelto una porquería. Comer tortas de chocolate, me quitaba la ansiedad del sexo, pero si las comía a diario, engordaba, si engordaba mis opciones de hallar a alguien para compartir la cama disminuían, si me quedaba sola y sin sexo, en 20 años me tendrían que sacar de casa con un remolque. En definitiva: Un círculo vicioso, que me hundiría en la depresión más pura.
Fue entonces que elegí.

Nada de tortas para suplir el sexo, iniciaría de una vez por todas
con el higiénico y saludable oficio del onanismo.
Alguien dijo ¿la dieta del Caballo? Bueno, si.... Así me tranquilizaba. El desequilibrio hormonal de finales de mes, me volvía loca, necesitaba algo que sirviera de pararrayos para toda esa energía incontenible que me daban las mareas estrogenicas.
Y no estaba entre mis opciones hacerla de yegua salvaje, para calmarme.

Claro, a este punto alguien diría, que eso es una perdida de tiempo. Que preferible y me busque un “amigo”. Pero vamos! Yo intentaba evitar la depresión y la ansiedad, si conseguía a una persona que me “satisficiera los bajos instintos” ambos síntomas aumentarían.
(Aun no estoy enferma, solo son síntomas vagos)
Y estaba muy lejos de llamar por teléfono a alguien para proponérselo. Vaya premio! Ya me imagino: Alo, fulanito, puedes venir a mi casa es que me siento sola...uy que calor hace, mejor me quito la polera…jaaaaaaa…Ni muerta!

No estimaba a nadie tanto, como para regalarle una noche juntos.

SEXO EN RED

Masturbarse a solas es aburrido, pueden decirme, ¿Por qué no probaste con sexo virtual? Y entonces yo me río de la propuesta que incluye la búsqueda de un compañero a doc, que por la Web cam no se vea como un cerdo que tiene embarrados hasta el Mouse y el teclado, de tanto darle a la vaina.
¿Es eso quaker?...No, se me cayó el yogurt, responde el tío...jaaaaaaaa...
O a algún amigo cibernético con quien quieras “compartir cariño” sin tener que involucrarte emocionalmente, en futuras ocasiones de Necesidad .

¿Es eso posible? ¿Practicar sexo a distancia con alguien que sea previamente tu amigo, solamente? ¿Sin involucrarte, ni un poco? ¿Sin pensar que...quizás...tal vez...el tipo no quiera ser solo tu amigo?

Y es que eso de no mezclar sentimientos y sexo, vale incluso para las relaciones internauticas. Seria terrible enterarse que eres el contacto sexual de alguien a quien estimabas a otro nivel.
Por eso existen los contactos que son específicamente para compartir asuntos carnales y en que ambos están concientes que solo eso los une. No se habla de nada más, ambos solo quieren hablar de sexo. Es una necesidad mutua sin responsabilidades de por medio. Y gratis!
Tenía amigos de ese tipo, pero los eliminé caundo quise volver al camino de la castidad virtual.


Estaba en este punto de comer menos, tomar mas agua, hacer ejercicio, escribir y tocarme, cuando alguien me dijo que mejor ¿Por qué no intentaba conocer a alguien?
Uffff ¿Alguien? Conozco a mucha gente, pero nadie me interesa lo suficiente como para llegar al otro nivel. Ni siquiera al nivel previo. Ni siquiera a una charla muy, muy previa, que pueda llevar a un nivel más íntimo
¿Me habré vuelto exigente y engreída con los años? Probablemente.

Pero si se diera el caso de conocer al tipo perfecto, que gustara de leer o coleccionar música, tanto como de ver Frasier o Futurama... Yo no estaría emocionalmente lista (físicamente, ni hablar) para iniciar una relación. Estaría tan ansiosa por un encuentro de otro nivel, que lo arruinaría todo. Tendría que esperar y esperar…para no intentar violarlo a la primera oportunidad.

¿Que haría durante ese largo periodo que aguarda entre la primera cita y el deseado encuentro sexual?
Pues, nada. A guardarme en casa y hacer mucho ejercicio, como ahora, tomando mucha agua y aprendiendo a tocarme, a quererme....En criollo A masturbarme, pues!

¿Como puedes saber si te gusta el sexo, si no te lo sabes hacer a ti misma?

Estoy a punto de cumplir 27 años y recién tengo tiempo de tocarme e ir descubriendo cuáles son las cosas que en verdad me gustan de mi. Muy lejos de ese personaje que todos asumimos cuando solo vamos a la cama con alguien mas. Cuando solo eres la mitad de algo y sientes una soledad de huérfano al terminar de hacerlo.
Tenía que ser mas egoísta con mi cuerpo.

Sin cargos de conciencia, por darse placer. Sin pensar en las consecuencias, en si el preservativo funcionó, en si fue amor o no. Simplemente relajada, lista para una ducha tibia y un sueño sin pesadillas.

Hoy, iba a hablar sobre mi lucha para bajar de peso.
Pero creo que la verdadera lucha se libra con una misma. Jugar a quererse y a que te quieran, sin ningún remordimiento.

PD. La dieta del Caballo siempre será más saludable que la dieta de la Yegua.

jueves, noviembre 02, 2006

08: 50 de la PM

Lo reconozco, soy una antisocial. No puedo leer blogs que tengan 200 comentarios, ni mas de 50 contactos. Me siento ausente, no invitada, de sobra. Casi nunca entiendo de que hablan. Parece chino para mi. No me gusta.

Tampoco puedo escribir posts cortos, cuando me lanzó a escribir lo hago hasta la última gota. Una joda. No puedo resumir nada.

Y a veces soy antisocial y no me da las ganas de responderte, ni de comentarte. pero te leo.., a veces...casi nunca, pero te leo.

Lo reconozco, no soy fiel a nadie: Todo me cansa muy rápido, incluso yo misma. Al carajo! sigamos escribiendo.

Por cierto: Tampoco sé poner títulos, detesto ponerlos...pero me agrada clasificar las cosas y sin un título no puedo. Fuck, fuck , fuck........

Los Pétalos

Mil pétalos de ésta noche se deshojan sobre mí,
son los cadáveres de las estrellas que palidecen ante ti,
es toda esa oscuridad que es rasgada por la presencia que ilumina,
que mata estrellas,
que deshace la noche en pétalos oscuros,
en plumas de aves nunca vistas.
Eso es lo que yo veo
Oscuridad simplemente.

A veces me siento tan triste,
que no puedo escribir como deseas que lo haga,
solo imagino esos cuerpos pesados cayendo
como una nevada negra sobre mi piel ya carbón,
una oscuridad que es flama en mi noche,
tal vez sea este el ultimo rescoldo de una ilusión.

Así me siento hoy, sin ganas de hablar,
con un mutismo que va mas allá de todos los gritos que están aquí dentro.
Ese silencio que vuelve la noche más triste, mas de ébano, mas oscura,
con todas esas estrellas lanzándose en picada cobre un cuerpo que muere,
que una y mil veces muere.
.
.
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Oct/31

Entre Scrubs

Conocimos a Javier durante el internado de medicina. Era mayor que nosotros, con una barba que le crecía a toda hora del día y unos anteojos oscuros que lo hacían ver más rebelde de lo que en realidad era. Mucho mas hábil que nosotros, Javier se podía dar el lujo de andar de perezoso mientras los demás trabajamos,
por esa habilidad innata de resolver los problemas en el último minuto. Demás esta decir, que todos lo odiaban. No solo por esa actitud autosuficiente y esas respuestas lacónicas a cualquier pregunta que se le hiciera, sino por dejarnos saber que éramos apenas unos crios nerviosos jugando a ser médicos.

Nadie lo quería, excepto nosotros. Mi novio y yo, veíamos en el a una especie de Mac Giver medico que podía resolver cualquier problema sin pedirle ayuda a nadie.
Javier se había acoplado a nosotros y nosotros a el como si nos hubiéramos conocido toda la vida. Su carácter contestatario, hacia que por momentos se volviera nuestro héroe. Su actitud “alpinchista”, sin embargo, contrastaba con la nuestra, siempre de jóvenes aplicados, haciendo las cosas puntualmente y sin errores.

Si yo estaba estresada solía desfogarme dando golpes, que mi novio no soportaba y en cambio Javier si. El disfrutaba de esos golpes en el abdomen o en los brazos, que el endurecía después de cada una de sus frases machistas, en espera de uno de mis puños. “golpeas como chica” me decía, riéndose, “tienes que empuñar así” y me ponía las manos en posición. Mientras mi novio le pedía que no me enseñe a golpear, porque eso no era de chicas.

Javier era macizo, ningún golpe mío podía doblegarlo. Excepto ese día que en la visita medica lo tomé desprevenido con un golpe en el estómago y se quedó sin aire, mientras a mi se me salían las lagrimas, incapaz de ayudarlo por el ataque de risa al verlo doblado y sin voz.

Muchas internas querían algo con él. Esa mezcla de chico malo que puede resolverlo todo lo hizo popular, mas aun la vez que en una guardia salio en calzoncillos hasta el pasillo por una llamada de emergencia. “es que no puedo acostarme con ropa” fue su única explicación cuando le reclamaron por estar calato en una habitación unisex.

“Brito”, le decían. Eres un Brito porque no tienes enamorada a los 29 años, porque juegas voley con el equipo de homosexuales del barrio, porque siempre andas luciendo los músculos como un trofeo gay. El se reía sin ofenderse, la verdad es que Javier estaba lo más lejos de ser un “cabro”, como todos los demás internos trataban de correr la voz. Javier era un violador en potencia esperando la primera oportunidad que se le ofreciera.
La única consigna: No enamorarse. Porque nadie me soportaría, me decía. Tendría que ser alguien de mal carácter y más maniática que yo. Soy un egoísta de lo peor. A lo mejor solo necesitas una mujer suavecita que ceda a todas tus tonterías, le decía yo. No creo, me aburriría.
Es que Javier era un cerdo. Si alguna vez le dirigía la palabra a una mujer era solo para burlarse de su gordura, sus tetas o su peinado. Para decirle que era inútil o cualquier cosa que las hiciera enfadar. A mi también me lo decía, me hacia insinuaciones delante de mi novio, solo para sonrojarme a mi e irritarlo a él. Pero todo era en broma y lo sabíamos. Javier era inofensivo con nosotros. Éramos como hermanos, el trío perfecto. Y ambos se turnaban para cuidarme, por mis crisis migrañosas o por que sabían que siempre me andaba buscando problemas.

Un día, después de una operación que duro casi 4 horas, yo me quede sola y cansada en el quirófano. A la mujer que se operó le acababan de extraer el útero por una hemorragia incontrolable y ahora en la sala vacía, solo quedaban las gasas ensangrentadas y la ropa de cirugía manchada y tirada en el piso, como al final de una larga batalla.

Javier entró con su scrub verde sin manga y me vio allí, sentada en el banco con el scrub azul y las manos blancas por el polvo de los guantes, mirando a la nada.

-¿Por qué no te vas a almorzar, chascosa? Preguntó quitándome el gorro de un manazo.
-No tengo ganas, me duele todo.
-Yo entro a una cesárea, en 15 minutos, ¿quieres algo… una empanada, un masaje?
- no, Estoy triste, le dije, queriendo llorar, había sido una semana horrible.
-No estés triste porque te duele la cabeza, me dijo mientras se colocaba detrás mío a masajearme los hombros por encima de la delgada tela del scrub.

-Tu cuello está tieso, te va a dar tortícolis, medusa. Yo me reí pensando que Javier conocía tanto o más que mi novio sobre mis solencias psicosomáticas. Sus manos tocaban ahora mi cuello, iban debajo de los cabellos y ascendían como una caricia muy suave detrás de mis orejas.

Javier solía darme masajes, cuando tenía jaquecas, pero eran rápidos y rudos; ésta era la primera vez que se portaba suavemente conmigo.
La verdad, es que era la primera vez que estábamos los dos solos y la primera vez que su cuerpo casi tocaba el mío, separados solo por la delgada tela de la ropa de cirugía. Sentía el calor de su pecho en mi espalda y su voz cerca abrazándome.
Por un minuto quise que ese masaje se prolongara más y más, pero pensar eso era casi incestuoso.
Giré sobre el banco metálico hasta hacerle frente y entonces nos quedamos viendo como un par de desconocidos. Yo con la melena despeinada y él con su pulcro gorro de cirugía, sin mediar palabra. Mirándonos largamente en medio de ese quirófano vacío.

“Eres una medusa”- me dijo con la mano aun entre mi cabello.
“Y tu un auteéntico “Brito” con ese scrub ajustado”, dije dándole un golpe en el abdomen. El sonrió y me sujetó el puño por un buen rato.
“Aun no me he cobrado tu otro golpe”, me dijo con suavidad y, entonces acarició mi mano con una ternura increíble. Mientras yo sentía electricidad en todo el cuerpo.
Tienes suerte que yo te quiera, medusa...Que los quiera a ambos...agregó y salió a toda prisa al otro quirófano, de donde ya lo estaban llamando.

Nunca más volvimos a estar a solas. Incluso después que yo terminara con mi novio. Hubiera sido demasiado desleal echar a perder nuestra amistad por andar con juegos estúpidos.

Hace unos días me enteré que Javier se casaba con una chica del hospital. Que por fin se había enamorado de una mujer que lo soportara.

- oye Brito, lo saludé, ¿es cierto que te casas?
-
Si, pues. Como tú nunca me hiciste caso.
Ambos nos reímos como tontos, e inmediatamente se hizo un largo silencio, solo interrumpido por las bocinas de los autos.
- y ella ¿sabe golpear bien? Corté yo.
- No, medusa, nadie ha superado tu gancho... Tu si sabes hacer doler, sonrió luego.

miércoles, noviembre 01, 2006

Sabes?

Mi lap top no tiene conexión a internet. Para escribir mis textos, debo hacerlo en una cabina de internet, eso me gusta. Escribir cuando estoy conectada al internet me hace sentir que escribo sentada en una calle transitada, que en cualquier momento alguien puede interrumpirme e invitarme un café, para hablar de cualquier cosa.

Cuando escribo en casa, como ayer, solo estoy yo y mis ideas. Es algo demasiado privado, muy triste a veces. Nadie me interrumpe, solo estoy yo y mi música.

Ayer, por ejemplo, como estaba corta venas puse el Cd completo Duncan Dhu y evité recibir llamadas. Estaba tan triste, que ni una palabra salía de mi garganta, sentía como si alguien me hubiera absorbido toda la fuerza y mi voz se hubiera diluido en una atmósfera melancólica de la que en verdad no deseaba salir. Estaba en plan Masoca como dice A.

Cuando estoy triste, demasiado, así como ayer. Prefiero no hablar, ni un hola salí de mi cuerpo. Ni una frase falsa, simplemente no puedo. Me vuelvo tan inexpresiva, que incluso me cansa lagrimear. Poder llorar es un acto de mucho esfuerzo y al hacerlo me siento bien. Ayer estaba triste, hace casi un año que no me sentía tan bajoneada. Por eso salí a caminar y escribí tonteras. Para salir un poco de ese mutismo, que me encierra en mi cuerpo, volviéndome cautiva de una idea triste que se repite una y otra y otra vez.

Ahora estoy bien, bañadita y con el pelo suelto y alborotado. En este momento hablo con R. K. ¿a qué no sabías que escribo mientras hablamos, eh? Siempre hago dos cosas a ala vez. Eso me fuerza a poner mas atención a no dispersarme demasiado.

Bueno, no escribiré nada más por hoy. Sobreviví a la colección completa de Duncan Dhu, a ver la película sobre Frida Kahlo, a un día sin ejercitarme, a comerme tres peras azucaradas mientras veía todas las series gringas que dan por cable. A cortar el teléfono a todos los que querían ayudarme. A oír como A. Me mandaba al cacho por mi ánimo de autocompasión.
En fin, sobreviví a ayer y hoy estoy tranquila, limpiecita, sin ideas malas. Como para que me sienten en un sillón y me cuenten todo lo que se les ocurra, estoy para escuchar historias. Incluidas las leyendas urbanas.
Sabes?
Incluidas mis propias leyendas en la voz de otras personas.

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....