sábado, agosto 26, 2006

Charlas de café en la madrugada

Quiero hablar contigo. No tengo como llamarte por teléfono, ni como enviarte una carta para contarte estas cosas tan vanas. Me imagino que pensarías. Vaya! Me escribe para contarme sobre su nueva obsesión: el temor a los hombres! Y tú sabes que no es eso, pero si te lo explico en una carta solo para ti, de hecho vas a pensar que te estoy pidiendo ayuda, que quiero salir contigo. Que te necesito. Y eso, no es cierto.
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Sabrás que hoy me di cuenta que ya no me agrada salir con hombres, es decir, que ya no me emociona el hacerlo, que incluso me genera tanta desazón, como que me propusieran correr una carrera de 100 metros planos que aunque no gane, me dejará el placer de haberla corrido. Jaaaaaaa...No, pues. Yo ya no estoy para trotes y mi corazón tampoco. Mucho menos el resto de mis vísceras. Hoy caí en la cuenta que la propuesta de una salida- ojo no digo Cita- me genera tanta duda como temor. Si, temor. Porque no puedo hallar otra palabra para describir el que le haya preguntado 6 veces antes de salir, para que quería que saliéramos. "Solo a ver el mar", me repetía y yo ni rasgos de creerle. Hace mucho que ya no puedo creer en un hombre. Dirás que soy algo material, pero en ese momento no me cabía en la cabeza que con este frío invernal alguien quisiera salir a caminar a la playa.

Obviamente no pasó nada. Pero a mi comportamiento a la defensiva ¡solo le faltaba un arma de fuego! No digo que estuviera violenta, ni poco comunicativa, ni siquiera temblorosa. Solo... que hablaba de tantas cosas sin importancia, que descubrí que después de mucho tiempo, ante un hombre desconocido solo estaba hablando bobadas. Me reía y hacía bromas a cada avance suyo de coqueteo. No sé como tuvo tanta paciencia. Por un momento quise decirle que esta tarde era demasiado genial para pasarla acompañada. El sol caía lentamente sobre el mar y las olas tenían un hermoso color esmeralda a pesar de que la bruma gris se colaba entre las casas y hacia ver como fantasmales las luces de todos los faroles.
Si, hubiera querido estar sola, llegar en mi bicicleta y sentarme a ver el mar algo sudada. Sin esa obligación de tener que hablar de algo, para no parecer un par de enamorados mirándonos en silencio sin da que decir. ¡Vaya! Eso me aterra. Hoy me he vuelto a sentir como cuando chica, negando cualquier tipo de relación extra amical con el compañero de clases. Hoy me he sentido igual que antes, pues no había nada de confianza y no era Laura la que escribe todo lo que siente, sino simplemente yo, callandolo todo igual que antes.

Pero de eso no quería hablarte. Sino de que hoy también, descubrí que tenía un trauma. Si un trauma, suena tonto, pero creo que lo tengo. Y es que ya no puedo dirigirle la palabra a alguien sin que él antes me la dirija primero. Igual que cuando chica. Es decir, he involucionado. Porque ya había aprendido a ser la que diera el primer paso, la que hiciera la primera broma, la que diera la iniciativa en todo aquello en lo que los hombres se tardan su engorroso tiempo en hacer. Pero después de tanto discurso de tintes feministas, se me desinfló el globito y me di cuenta que aun sigo viviendo en un país de mentalidad retro.
Ya, no es que me quiera ir de aquí, es solo que a veces me jode tanto no poder manejar ciertas cosas y tener que conformarme, que me frustro. Aceptemos que en este mundo, si una mujer da la iniciativa en cualquier cosa, esto es sinónimo de gileo. No, pongas esa cara, ni trates de defender al mundo diciendo como repite Rafa, que yo tengo el record Guinnes de cruzarme con cabrones. Claro que no es verdad, pero mi habilidad para cruzarme con imbéciles ha llegado a tal punto que puedo creerle a uno de los "bien nombrados", cuando me dice en su legítima defensa, que para elegir imbéciles hay que tener cierta habilidad. Y vaya que la tengo! Debo ser media imbécil, porque ahora hasta recuerdo sus consejos.

Solo en el último año, cada vez que me he cruzado con un hombre la cosa ha ido mal. y es que
Si te acuestas con ellos te dejan, si los rechazas te inventan una historia. Si dices que los amas, te salen con que solo te quieren. Si dices que los odias, dicen que te aman el doble. Si no les respondes, te escriben cartas hasta el cansancio. Si los mencionas continuamente, desaparecen voluntariamente de tu vida. Si los tratas como personas, te dicen que son mutantes. Si los tratas como demonios, te dicen que son personas. Si un día te amaron porque fuiste apasionada, ahora te odian porque te dicen gilera. Si antes decían no dar la talla contigo, ahora te llaman “brichera”. Si antes escribías como nadie, ahora no desean ni leerte. Si antes apreciaban tu entrega al amor, ahora te ruegan que no menciones a otros. Si antes simplemente te ponían como un bálsamo para sus heridas, ahora te llaman veneno.

En fin, una larga lista que no acaba nunca. Y es cuando los hombres nos complican, nos complican del todo. Me pregunto si todas las mujeres tendrán que pasar por lo mismo, o para evitarse el problema se casan jóvenes. Y es que en esto de lidiar con hombres no tiene que ver mucho la belleza, la condición social, el grado académico.Esto de tratar con hombres debe ser cosa de Ovarios!
La verdad, no sé. Porque si hago una estadística los tipos que mas dicen quererte, al final son los que con mas mala entraña comienzan a tratarte. Ahora me da miedo cuando alguien me envía poemas o cartas apasionadas. Ahora temo cuando alguien se acerca diciendo que eres única en su vida.
No me aconsejes que no les crea, porque los hombres siempre mienten para acostarse contigo. No. esa estrategia me ha ido mal y re mal.

Mi conclusión es que mejor me hubiera es creerles o hacer como que les crees, porque resulta que cuando a un hombre dejas de creerle sus futuras hazañas, solo te termina dando tamañas patadas!

Una vez uno de esos tipos me envió una carta larguísima en la que finalizaba con una frase como “no se para que me preocupo y conduelo por ti, si eres tan dura y crees que lo podrás hacer todo sola sin necesidad mía”
Es malo intentarlo? Es decir, ¿es tan malo ignorarlos? Debería ¿sonreír mas y ser mas atenta? Poner cara de: Me interesa enormemente que solo pienses en mi. Te creo, si te creo y por eso he de jurarte mi agradecimiento y cariño eternos…Bah!
¡No puedo!
No puedo hacer eso, porque simplemente no creo en esas promesas de amor a primer intento. Ahora entiendo cuando dicen que un te amo siempre es desaforado. Y es que cuando alguien te lo dice, es probable que ni siquiera sepa lo que eso significa, pero llegue a descubrir el placer de la venganza por no ser correspondido cuando lo dice.

Hoy me di cuenta que ya no podré dirigirle la palabra a un hombre primero, porque siempre me surgirá el temor de que el tipo sea uno de esos retrógrados y acomplejados que piensan que si una mujer los aborda es porque quiere encamarse con ellos. Que si una mujer les escribe es porque tiene intenciones ocultas, que si una mujer les responde es porque espera más que solo una charla de nada. Si, pues. Ahora tengo ese trauma y me jode tenerlo. Me jode tener que portarme como si viviera en tiempos de Maria Castaña y guardar esas maneras circunspectas que se esperan de una dama. Claro, porque ¡para serlo hay que parecerlo! estarás pensando...Y que a ésta edad un hombre no se come el cuento de que si una bromea, habla o jode igual que ellos es porque es inocente, porque es medio ingenua, porque es tan imbécil de que cree que aun estás en el colegio y nadie te tomará en serio que te portes como una niña boba

¡No! Mínimo es una pendeja, como me dijo alguien que se decía amigo. Una fácil, una de esas que se tienen para amigas, pero jamás para esposas. Y se me viene a la mente el odontólogo con el que trabajaba. Me pareció increíble que a sus 28 años él me hablara de preferir a las chicas salidas de colegios de monjas porque son “mas seriecitas”.
¡Hombre!- le dije- con el debido respeto has comenzado a hablar huevadas…! Pero me dijo que no, que “las chicas salidas de colegio mixto eran para ser tus “patazas” pero jamás para tomar en serio… Y ahí me quedé de una pieza! Me quedé ciega, sorda, muda y además coju…uy! Que casi lo digo y cuidadito con que me quemen en la hoguera por tan solo escribirlo!

Si pues, el que diga que esta es una sociedad libre, donde solo las viejas pacatas piensan como ese tipo, está bien equivocado. Porque no es retrógrado solo aquél que habla y juzga a las que pueden tener conducta “reprobable”, sino el que sale a la calle con esa falsa moralina a esperar que las mujeres sean libres en el sexo, mientras su novia se conserva virgen. Que las mujeres que hablan sin ataduras sean sus amigas del alma, pero jamás algo serio. Que aquellas que los abordan en un bar, sean dignas de sus sueños mojados, pero jamás de su realidad en seca.
No pues, si hay varios. Solo que todo parece tan normal, tan civilizado... Como cuando una mujer le dice a alguien, llorando y completamente deshecha: Hoy me intentaron violar, me han tratado como estropajo, quisiera morirme del dolor y la vergüenza!! Y el tipo muy suelto de huesos menciona una frase, tan aparentemente lógica como brutal para la circunstancia: Tu tuviste la culpa, por andar con las faldas cortas. A la próxima no llores.
Si, ya se que me he cruzado con imbéciles. Pero ¿como caminar sin cruzarme con alguno? ¿Cómo avanzar sin tropezar? Debe ser un problema mío solamente.
Probablemente, como me definió alguien "soy medio lista, medio boba, a lo mejor solo nací en el país equivocado”. A lo mejor ¿no? a lo mejor solo necesitaba otro café cargado, mientras hablaba contigo.

viernes, agosto 25, 2006

"EL VESTIDO MORADO"

Elena se quitó el vestido morado que tanto le había costado ponerse esa noche y así solo con las bragas negras se quedó viendo la ventana iluminada por las luces de una ciudad que dormía. Había sido una larga noche, entre soportar los tacones altos las pantimedias ajustadas, el brazier de aros y el vestido ceñido se le había ido la hora. Luego vendrían las charlas fingiendo una cara de interés ante los viajes de los que contaban sus amigos, las vacaciones que planeaban y la jerga extranjera que ostentaban con cierta petulancia.

Elena había estado toda la noche con esa cara de cera que tanto le había costado tener, amoldándose según el rostro de su interlocutor. Si le coqueteaban ella sonreía sin palabras, si le hablaban de libros ella fingía interés en esos autores de nombres desconocidos, si le comentaban sobre el vino ella echaba mano a alguna anécdota familiar relacionada con ese licor. Simplemente contestaba lo que ellos deseaban, no era un trabajo sencillo pero tenía que hacerlo. Llevar la corriente era a veces una jornada de tiempo completo y Elena se abocaba por completo en esa tarea.

El problema era llegar a casa y mirarse al espejo. A veces tenia que acomodar su mandíbula nuevamente para que se le pase la cara de boba que tenían todas las mujeres como ella. Se miraba y quedaba claro el porqué los hombres elogiaban sus piernas, su boca y sus contornos. El porqué las mujeres envidiaban su cutis aun lozano y su cabellera brillante. Pero Elena se miraba al espejo y se veía vacía.

Se embellecía por fuera vitalizando todo aquello que se pudiera: nalgas, senos, piel, cabello mientras dentro suyo algo moría lentamente. Sus ojos perdían ese brillo que antes tornaba las cosas en especiales. Esa mirada que antes parecía agregar belleza a todo objeto inanimado. Ahora sus ojos eran negros y opacos como el hollín. Todo rastro de fe se había perdido. Estaba tan revitalizada por fuera pero tan muerta por dentro como cualquiera de esa mujeres que compartían las reuniones sociales con ella.

Con la copa de agua en la mano intentó simular una de las sonrisas que desparramaba ante la gente que la creía feliz. Mostró sus dientes blancos, ladeó la cabeza y flexionó las rodillas. Desnuda frente al espejo, parecía una muñequita complaciente. Una mujer de cera capaz de derretirse ante la mirada del hombre de turno. Tal vez eso era lo que pensaban de ella, las mujeres, los hombres, la gente que la veía de lejos. Que era solo una mujer de cera necesitada de calor humano. Y que ese calor la haría feliz.
Solo ella conocía el brillo perdido en los ojos negros, la belleza disuelta de las cosas simples. Solo ella sabía que no necesitaba calor externo para ser feliz, cuando se estaba congelando por dentro.

Solo ella sabía todo lo que había muerto dentro suyo para que su piel pudiera seguir viva, sus pechos erguidos, sus nalgas en el lugar correcto. La sonrisa era perfecta, la posición ideal, su silencio una joya. Ahora Elena era una muñequita que los hombres adoraban y las mujeres envidiaban, una muñeca hueca que tenia los ojos muertos.

Elena dio la espalda al espejo, tomándose el agua de golpe para desatar el nudo que se le hacía en la garganta cada vez que pensaba en lo que había perdido. Ya no le agradaba mirarse al espejo y sentirse bonita, ni leer las cartas, los poemas, todas esa tarjetas que llegaban a su buzón y no llegaban a ser abiertas. Ya no le agradaba nada de lo que pudiera mostrar el espejo, si cada vez que se veía no era ella a quien encontraba, sino a la mujer de la que todos hablaban con diferentes tonos de deseo.

El vestido morado aun tibio estaba tirado en la alfombra y Elena se arrodilló a abrazarlo como si con ese hecho pudiera recuperar un poco de la piel que había perdido, la fe que ya no tenia , el brillo en ese par de ojos que ya no alumbraban.

Tu mirada es de fuego y tu alma incandescente- le había dicho Darío una vez.

¿Qué pensaría él si ahora viera así, derrotada con esos ojos de hollín opacos y sin vida? Probablemente pensaría que el alma incandescente de la que hablaba se había quemado y perdido para siempre. Ahora solo quedaban en su corazón los rescoldos de lo que un día había sido y ya no sería jamás.

Elena se tomaba el cabello marrón y volvía a pensar en Darío una y otra vez. En sus juramentos de amor desde antes que fuera bonita. En su deseo de hombre, desde antes que su piel fuera deseable. En sus palabras de amor cuando ni ella misma lograba amarse.

Darío, Darío…- musitó Elena sin poder evitar unas lagrimas que hacían naufragar sus ojos en recuerdos de niñez. Todo desparecía ahora. Solo eran Elena y su vestido morado abrazándose en la penumbra del apartamento pequeño. Era ahora una niña de espalda arrosariada abrazada de un vestido demasiado costoso, ya no al mujer de cera, solo la pequeña Elena clamando por un pasado distante.

El sonido del teléfono la devolvió a la vida. Ella contestó con un aló tan lánguido como esperanzado.

- Cita el viernes a las 8pm en casa del embajador, anda con el vestido de hoy- dijo una voz masculina que sonó firme y fría en el hilo telefónico.

Elena se limpió las lágrimas, acomodó sus labios a una línea recta que jamás se curvaba para un sollozo público y colgó el auricular sin contestar. Aun tenía el vestido en la mano. Fue entonces que se vio a si misma quitándoselo para el embajador el próximo viernes y no pudo resistir la idea. Si volvía a desvestirse para alguien, sencillamente explotaría.

Era momento de buscar a Darío, de recuperar su pasado, de volver a si misma. Guardó el vestido cuidadosamente, decidida a quemarlo junto con todos los otros regalos de los hombres que no la amaban, el día que consiguiera volver a sonreír sin ensayar antes.
Quemaría el vestido el mismo día que sus ojos volvieran a ser de fuego y su alma incandescente.

jueves, agosto 24, 2006

De esas noches en la tina

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A mi me agradaban los baños de tina, pero no a solas. Me agradaba los baños compartidos. Esos en que la soledad se reducía a su mínima expresión y podías sentirte de alguna manera acogida.

Detestaba las camas enormes, esas en las que aun durmiendo con la persona que amas, lo sientes tan lejano como una sombra a la orilla de tu olvido. Yo no lograba dormir en las camas enormes, es más. No creo haber dormido nunca. Cada vez que hacía el amor, mi cuerpo se quedaba lánguido y después del periodo feliz de mente en blanco, me quedaba con los ojos abiertos pensando en todo, mientras el otro dormía.

Y claro, yo cuidaba su sueño y trataba de caminar de puntillas fuera de la cama e ir a ver TV a otro cuarto, leer en el baño, sentarme a ver la ciudad con todas sus luces prendidas a mitad de la noche. Hacer de todo hasta que el cansancio me hiciera dormir llegando la madrugada.

Yo siempre me sentí sola en las camas enormes, me agradaban mas las camas pequeñitas, en que podías dormir abrazada de la espalda de alguien o sentir su respiración cerca de tu oído hasta que te quedaras dormida unos breves instantes.
Antes que el deseo empezara a tocar de nuevo la piel y lo arruinara todo... de nuevo.

Pero lo que mas me agradaba eran lo baños de tina. Porque a pesar de todo el contacto que pudieras tener, era casi imposible hacer otra cosa que no fuera simplemente acariciar y hablar tranquilos. Sentados en el agua tibia, a veces callando, pero juntos. Eso era mucho mejor que dormir en una cama pequeña, era mejor que el deseo, que tener sexo. Para mí eso era realmente hacer el amor.

Me agradaba ese abrazo jabonoso, las cosquillas en las plantas arrugadas por el largo contacto con el agua. Tocarse las yemas de los dedos mientras la música sonaba desde la otra habitación y sonreír como tontos sin decir nada. Me agradaba que pudiera dar mas amor en una tina en donde no se puede tener sexo, que en una cama acolchada y enorme para hacer todas las maniobras de circo que imaginan los que viven esperanzados en compartir buen sexo.

Hay algo sin embargo que fue mejor que un baño de tina, que el abrazo en una camita pequeña, que las maniobras en una cama gigante, para sentirme acogida, no diré amada porque tanto escuchar sobre el amor, ya me parece un animal demasiado grande del que todos conocen nada mas que las uñas.

Ese algo fue mi primer baño a manos de un hombre.

Eran los tiempos de la tierra del olvido, cuando vivía en un mini departamento sin agua caliente, en que los inviernos eran fríos y yo me bañaba con agua helada dando gritos para darme valor. Cantando y maldiciendo a la vez para que eso no me hiciera sentir el frío de Junio en el agua congelada.

Pero el día que él llegó todo cambiaría, recuerdo ser bañada con tazones de agua tibia, calentada previamente por él en varias ollitas blancas. Su polera remangada hasta los codos y el agua salpicándolo todo en mi pequeña ducha de cortinas amarillas.

Recuerdo que a pesar del frío de esa tarde, me enjabonó como una niña, me lavó el pelo, me enjuagó esa cabellera con la que nadie se atrevía a meterse, me lavó la espalda con una esponja azul que raspaba como un lijar y luego me envolvió en la toalla grande y me cargó hasta la cama como si fuera una pequeña. Su pequeña.

Y yo fui feliz, porque ignoraba que esas cosas pudieran hacerme sentir tan bien, tan protegida. Por un instante en la vida tan amada. Luego me puso el pijama y me acostó en la cama. Fue la primera vez que me quedé dormida con alguien. Solo puse mi cabeza en su pecho y dormí hasta el día siguiente.
Sin pesadillas, sin nada que interrumpa mi vida como un sueño.

No he vuelto a pasar por algo así hace mucho tiempo, dudo que me vuelva a suceder. Sentirme acogida, amada, sin dudas en el horizonte. Poder dormir hasta el día siguiente sin mil ideas para escribir en una hoja en blanco. Poder dormir sobre el pecho de alguien sabiendo que de alguna forma yo también vivo allí adentro, donde algo late por mí y para mí.

miércoles, agosto 23, 2006

Los Amigos Imaginarios de la Red

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Hoy pensaba en todos aquellos amigos que atesoro en mi memoria de forma entrañable, algunos de ellos amigos cibernéticos, de los que la gente suele hablar con la nariz respingada, pues dicen no “necesitarlos”. Amigos virtuales. Aquellos que podrían caer en el dominio de los Amigos imaginarios.

Me preguntaba si acaso no podrían encasillarse también con ese nombre a los amigos vía internet, si después de todo hay amigos lejanos a los que nuestra familia desconoce y sin embargo nos proveen de mas confianza y cariño que aquellos que comparten el escritorio vecino.

Podría ser la amistad cibernética un tipo de demencia generalizada en que se toman por reales a personas inexistentes de las cuales podemos probar difícilmente su estatus “real” en este mundo. Muy parecido a vivir una experiencia esquizofrénica.

Durante mis prácticas en psiquiatría conocí muchos pacientes que padecían de esquizofrenia* que me hablaban de sus amigos, relaciones, pactos con el diablo de una manera tan verosímil, que me resultaba muy difícil discernir cual era la línea que separa la realidad de la imaginación.

Era fácil cuando la Sra. Puertas me hablaba de que el demonio rondaba su casa y de que su hermana confabulaba con él para echarla de su habitación. Era más difícil detectarlo cuando Mariana de 19 años me contaba sobre su novio con quien salía a todas partes y que su madre no aceptaba, por eso la había internado. Por que su madre sencillamente NO LA ENTENDÍA. En ese momento me preguntaba si no estarían esas personas presas en un manicomio por mera equivocación o por un mal examen médico.

Claro, finalmente los esquizoides mostraban otros rasgos de su personalidad y yo tenía que admitir que todos esos amigos, viajes y relaciones de los cuales me hablaban con tanta certeza no pasaban a ser mas que una expresión de su mente alterada.

No una invención voluntaria, pero si una realidad alterna de la cual estaban presos, muy al estilo del Dr. Nash en Beautiful Mind

Cuando comencé a relacionarme con personas vía Internet, se me ocurrió pensar en la misma situación. Si algunos de los que trataba no se estaban inventando acaso una vida llena de proezas y lamentaciones varias, para acceder a un poco de tu estima. A algunas de esas personas no los volvía a ver ni a tratar, así que jamás llegaba a descubrir el meollo del asunto. Si eran o no quienes decían ser.

Comencé a decir con la simpleza de cualquiera:
¡Hay cada loco en la red! No es mi problema, mientras no los trate más. Yo sigo siendo quien soy y los locos que se queden en su rincón.

Tiempo después para un cuento de ficción se me ocurrió pensar en el otro lado de la moneda. Si acaso esa gente de la que nos rodeamos y que se amolda perfectamente a nuestros deseos e inquietudes no serán también un invento de nuestra imaginación ávida de compartir y de abandonar la soledad por instantes. Si acaso nosotros no estaríamos jugando a ser esquizofrénicos hablando siempre con personas a las que no conocemos directamente.

De las que desconocemos siempre todo aquello que se nieguen a mostrarnos.

¿Alguien podría probar que mi amigo periodista en Tailandia es imaginario? Para mi es perfectamente real, conozco detalles de su vida desde hace unos 6 años, he visto fotografías de su casa, de su familia, de él mismo. He hablado con él y he recibido respuestas ad hoc a mis preguntas. Si llegara el momento de que alguien me tratara de convencer que no es real, yo utilizaría todos los recursos para convencerlo de que este amigo existe, es real y que incluso puedo tener una charla en directo para que se den cuenta que no estoy inventando a nadie.

¿Pero qué si no me dan tiempo a demostrarlo y solo me hacen las preguntas adecuadas para poner en duda lo que para mi es evidente?

¿No es acaso vivir con amigos en la red una forma velada de esquizofrenia? (y que me perdone el Dr. Stucchi por utilizar términos psiquiátricos con tal soltura, pero necesitaba explicarme) ¿Quien tiene la razón en este caso? ¿Aquel que conoce a su amigo desde hace 6 años, o el que te prueba científicamente que dicho amigo no existe?

Cuando escribía la historia de ciencia ficción que aun no termino, ponía varias posibilidades sobre el tapete. Si yo quisiera demostrarle a alguien que su amigo virtual es solo fruto de su imaginación perturbada; echaría mano a todo.

Obviamente alguien me diría que una forma de probar que el amigo virtual si existe, es usando un Chat con conversación en tiempo real; una cámara Web; una llamada telefónica. Sin embargo todos estos elementos podrían ser perfectamente amañados y falsificados a través de un programa que devuelva solo respuestas según el interlocutor.

Alguien con un mínimo de inteligencia en programas, podría utilizar estos para proveer a los solitarios de la red de almas gemelas, amigos perfectos y amantes cibernéticos según la necesidad. Nadie podría dudar de sus existencia, porque toda esa fauna de amigos virtuales serían fruto de la ciencia, de la tecnología, del Divino hacedor de Microsoft ( o Ubuntu para quien lo prefiera) quien sería el único con capacidad para decir si la persona con la que interactuamos tan alegremente es real o solo parte de un programa bien elaborado.

La realidad se mezcla con la ciencia ficción, al hablar de amigos cibernéticos. De relaciones a distancia, de compañeros virtuales. Porque mientras alguien se levanta a encender la pc en busca del amigo de la respuesta correcta y cree esta realidad ciegamente puede estar aquel que te pruebe fehacientemente que tal amigo ni siquiera existe.

¿Encajaría esto en un modelo de esquizofrenia? O ¿solo es la ciencia ficción llevada a límites insospechados? Sobre eso estoy escribiendo y espero terminar pronto, pues la tecnología ha llevado a nuestra sociedad a preguntarnos cosas que antes ni se nos ocurrirían como posibilidades remotas.

Para los que en este momento deben estar buscando su medicación, les dejo algo que ejemplifica todo lo dicho:

- Dr. Creo que mi hijo tiene un amigo imaginario.
- Por que lo cree señora? Habla, oye o cuenta cosas sobre alguien que para usted no es visible?
- Exactamente Doctor, eso mismo! Necesita medicación?
- No , solo suspéndale el Internet.

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*Enfermedad mental del grupo de la psicosis, de carácter grave, caracterizada por la escisión de la personalidad, trastornos del pensamiento (delirios, alucinaciones) y pérdida de contacto con la realidad. Otras características son la negación de la enfermedad, alteración del sentido de sí mismo, cambio en las emociones, aislamiento, falta de motivación, angustia y depresión.

martes, agosto 22, 2006

Escribiendo desde un Ciber

Hoy estoy escribiendo de nuevo desde un ciber. es raro, es como al inicio cuando salía de las clase de francés y mientras esperaba que abrieran el restaurante me metia a un ciber y empezaba a escribir comno loca. sin mayúsculas, con faltas ortográficas, con párrafos y líneas huérfanas. por suspuesto, sin tildes.

la cultura de escribir desde un ciber me hizo olvidar las tildes, dadoq ue siempre cambiaba de teclado y en algunos ni siquiera aparecía. a veces no existían ni Ñ y esas letras se volvieron preciosas para mi. Tanto que tuve que elaborar nuevos correos por no poder tener el acceso a mis claves llenos de letras que los teclados gringos no tienen.

Durante un buen tiempo escribí en cibers, cabinas, lugares llenos de humo y ruido. escribía como ahora, alucinada, sin mirar bien lo que hacía, sin corregir nada ni poner dibujitos. escribía como huyendo de la realidad que mor´día los talones me tiraba del cabello, intentaba desnudarme en esa loca carrera a MOSTRARME. porque para mi eso era escribir, solo el hecho de mostrarme, de abrir todos las grietas y dejar que entre el sol a cada herida, a cada secreto que yo temía a mi misma confesarme.

al inicio solo hyablaba de lo malo que me pasaba, de las cosas que me hacian sentir de alguna manera sucia, de alguna manera MALA. Por suerte Rafa me ayudó en eso, las mujeres suelen sentirse culpables por el sexo, en realidad TODAS las personas, como si el hecho de ejercer placer fuera demasiado pecaminoso. Como si el hecho de tomar lo que se quiere a la hora que se puede fuera condenable.

escribía como loca, como ahora, sin importarme nada ni nadie. Solo desaguar esas ideas y quedarme vacía, serena, con la mente en balnco almorzando en silencio. a veces quisiera tener una cámara fotográfica para atrapar esos momentos que veia mientras pseaba por la ciudad, esa veredas, esos a´rboles con el sol filtrándose, esa gente rara, esa gente loca que se sentaba en las veredas a fumarse la yerba que a mi me asustó siempre llegar a probar.

yo he escrito asi, con ruido, con gente alrededor, con música a todo volumen, como ahora. extrañando als letras "ñ", las tildes, un teclado que me conozca, como un buen piano que pide ser tocado.

Y yo una aprendiz de mujer, atreviéndome a escribir de mi, de loq ue me pasaba pr la mente, de loq ue discurría bajo mi carne, entre mi piel, en mi ombligo, como centro de un universo que nadie quería explorar lo suficiente.

Y hora heme aquí, de nuevo como al inicio. Pero ahora la gente me conoce y yo me atrevo a conocerlos, a hablar un buen rato, a dejarme ver. y ese a veces es el problema aunque ya no jode tanto. no jode porque pase lo que pase yo se quien soy y a donde voy. No comencé a escribir para agradarle a nadie, ni para hacer un círculo social que me ayudara en mi vida real, a sentirme importante por uno que otro amigo de apellido raro. yo comencé a escribir porque me volvía loca con todo lo que tenia por decir y simplemente quería sacarlo afuera. y alguien me dijo un día que seguro era una gorda, poco agraciada de las que abundan escribiendo desde al anonimato y entonces me dio risa y dije Me importa un carajo, vamos a poner fotos y ahí empezó lo del ego en collage, lo de las fotos a medias, lo de mostrar mas y aun así seguir ocultándolo todo.

Nos e prque estoy aqui, se supone que venia a escribir ese cuento que se me ocurrió mientras dormía y que me muero pro escribir. pero ya no me agrada escribir desde el laptop, no me agrada escribir en silencio, pensando que alguioen llamará por teléfono, que la vecina vendrá para que vaya a hacerle una visita médica a su madre, que el cuidante interrumpirá con un recibo atrasado. No. me agrada venir aquí y poder estar en una burbuja de ruidos ininteligibles, apartada de todos. prefiero estar aui, recordando como fue al inicio ese amor con el teclado de otro, ese pudor desgastado al ver mis fotos en una pantalla, esa sensación de llegara al éxtasis cuando doy dfin a una idea, a una línea, a un párrafo entero, que ya no me acorralará en la snoches de insomnio, que será sembrado en la cabezita de alguien más. alguein que quiera leerme, no porque soy buena gente y me porto bien con todos, no porque un día narré mi historia de amor/desamor, de esos días en que me levantaba sexual y escribía para que se me pase. Solo que alguien mas me lea, porque le da la gana el hacerlo, dia tras dia, como si pudiera entender lo que digo, como si estuviera emebebido conmigo en esa droga que es darse ENTERO, sin máscaras, sin cursilería. darse y decir A LA MIERDA! esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida.


Hoy arreglé la sección favoritos del lado derecho de mi blog. esa que está arriba de mi Ego en collage y que nadie lee ni sabe para que sirve. revisé mis escritos de cuando empecé , mis relatos, mis cuentos. todo un viaje a lo que soy y he sido. me agrada estar aquí y escribir para mi y de vez en cuando hacerlo para el resto, para que entienda, para que crea que entiende y sentirme feliz, que en medio de esta ciudad caótica aun haya gente que prefiera leer esto que mirar la tv.

Un abrazo orgásmico desde el ciber sin nombre.

A mitad de mis recuerdos en la tierra del olvido.

lunes, agosto 21, 2006

De los Amores que no son

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Una vez conocí a un joven extraño, recuerdo haber sentido comodidad desde la primera vez que lo vi. Alguien podría llamar a esa sensación de libertad: química. Recuerdo que pensé que se podía reconocer a una persona entrañable, cuando los silencios dejan de ser incómodos y puedes respirar sin agitarte. Es como ir a una charla simple y dejar la mascarilla de “quiero que pienses que soy una gran persona” o el casco de D.Vader, señalando que “soy malo y no espero que me quieras”.

Solo vas, te lavas la cara, hablas lo que desees, respiras y escuchas el silencio del otro diciéndote todos los secretos al oído. El beso de brisa marina en tu frente, asegurándote que todo está bien.
Todo se halla en perfecto equilibrio.

Mi amistad con este joven se perdió como una flor que no llega a ver la luz. Una existencia demasiado corta que el mundo perdió de vista por su trajinar de ciegos. Nadie mas que yo vi ese nacimiento y ese morir en un mismo segundo, que puede descomponerse en varias miles de fracciones mas según los ojos que uno tenga aflorando al alma desnuda.

Recuerdo días en que me hubiera gustado retroceder el tiempo solo para que esa amistad llegara a ver la luz y poder disfrutar de nuevo de ese silencio compartido. Recuerdo haberme lamentado enormemente por No Poder Ser Su Amiga.


Muchos meses después, conocí a otro hombre. Si tenía algún miedo de entregar cariño, con él fue todo tan fácil y libre que no sentí miedo al dolor del no amor o a salir herida.
A veces lo que una mujer desea no es recibirlo todo, simplemente poder dar.

Esa capacidad de sentir placer dando amor a manos abiertas yo la había perdido. Cada vez que abría las palmas había un golpe en el rostro retornándome a la realidad y sin embargo esta vez ya estaba curada y no tenía miedo. El me ayudó a curarme. Hay personas que hacen eso por ti, vienen y te curan todas esas heridas que tardarían en cicatrizar solas, sin pedir nada a cambio. Ni ofrecerte mas de loq ue pueden darte, solo se quedan contigo hasta que estés recuperada de todo.
En las fracturas por falta de amor, siempre necesitas el vendaje de alguien más.

Mi amistad con este nuevo hombre se hizo fuerte. No Fue Amor, eso era claro, pero el sentimiento de libertad, compañerismo, cariño, podía suplir todas esa cosas que una relación no puede brindarte hasta mucho tiempo después. Cuando todo terminó y solo quedó amistad como nexo entre ambos, me sentí vacía. Era demasiado reciente. Algo en mí se negaba a ser solo su amiga, pues intuía que me merecía mas que eso.
Merecía que él me diera la oportunidad de intentarlo, desgastarnos, amarnos y odiarnos.
Y entonces se me antojó que hubiera preferido ser la bruja a la que se sintiera atado por una pasión loca, que la amiga que siempre estaría para brindarle una mano.

En esos primeros días, sentí NO como amiga. Sentí como mujer y por tanto algo de mi ego se vio herido. Pensé que a veces las mujeres preferiríamos ser las malas de la historia, esas que son recordadas por siempre aunque sea con dolor, que las chicas buenas que solo son dignas de compartir una amistad duradera. Era algo químico, físico, tántrico...Una joda que no podía definir.

¿Valía mas una pasión fugaz que una amistad que podría durar toda la vida?

Fue entonces que pensé en el joven del que hablé al principio.

Durante muchas semanas después que dejáramos de vernos, algo en mi lloraba el haber perdido ese intento de amistad por una relación carnal que no llevó a nada mas que a olvido. Hubiera dado lo que fuera por retroceder el tiempo y volver a fumar ese aire que solo compartí con él mientras guardábamos silencio. Volver a sentir esa ilusión de que existe alguien similar a ti en el mundo al que no le debes explicar lo que sientes pues sabes que de alguna forma ya lo entiende.

El tiempo ha pasado, no perdona nada. Me lleva a preguntarme sobre el amor y la amistad como si fuera un tema nuevo en el mundo. Me lleva a investigar mis relaciones con las personas por esos caminos tortuosos que hacen acabar una buena amistad en sexo. Una relación que pudo ser amor en amistad. Y un amor que no fue, simplemente en olvido.

¿Por qué es que hay hombres a los que prefieres como amigos a pesar de todo lo buenos que puedan parecerte? ¿Porqué hay otros en los que quieres permanecer como una pasión incandescente mas allá de los límites de la amistad?

Deben ser las circunstancias, pero también debe ser esa naturaleza del ser humano de antojarse siempre de aquello que está en la línea de lo posible/imposible y que del conseguirlo o no dependa nuestra fugaz sensación de felicidad.

Los seres humanos vamos poniendo todo nuestro esfuerzo en esas relaciones infructuosas que nos hacen lanzar la pelota con el ímpetu del que espera pase la valla y no rebote contra nosotros. Como si ese hecho dependiera solo de nosotros.

De UNO solamente.

Pero las relaciones no son un juego simple. Siempre intervienen dos y muchas veces el resultado final no lo define el mas entusiasta sino el que mas paciencia y empeño pone.

A veces llego a culpar al sexo de la ruptura de las relaciones. Es un factor de demasiado peso para una relación que inicia frágil. El sexo debería ser solo un plus sin capacidad de separar a las personas, o por el contrario de unirlas viciosamente.

Esta vez no hablo de amor, solo hablo de relaciones. De dos personas que desean conocerse.

Si, por cada 10 veces que se intente, habrá una sola que pueda ser amor. ¿por qué idealizarlo y perder a la gente que nos quiere? ¿por qué ir corriendo tras un objetivo tan distante como el amor si el camino suele ser mas interesante?

No deberíamos destruir en esa búsqueda de amor, los intentos de amistad, o de complicidad con esas personas geniales que se nos cruzan con suerte una sola vez en la vida. Como un Hubiera que puede resultar doloroso...
Hay hombres como ellos, a los que no llegué a amar y sin embargo quedan en mí como un hubiera, un esbozo de amor que de hecho no llego a existir.

Hoy los recuerdos vienen a mi mente y se esfuman antes que pueda atraparlos, son imágenes difusas, sin rostros ni nombres. Los segundos que duran en mi memoria son frágiles, es entonces que puedo sentir de nuevo el olor del mar junto a mi rostro y la sensación de libertad de cuando te sientas con alguien que puede compartirte sus silencios y te susurra que también disfrutó los tuyos. De cuando el amor sale sobrando, por ser una ilusión demasiado distante.

domingo, agosto 20, 2006

Mi humor de Domingo

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Laura:

Dr. Creo que esta vez dejo por fin la terapia.

Psquiatra:

Ajá…Dígame y ¿por qué cree eso?
Laura:
Simple....!ME SIENTO FELIZ!
Psiquiatra:

Y cuando se levanta... ¿Qué es lo que siente?










**********






-¿Crees que el blog me ayude a dejar de ser depresiva?
-Probablemente si, lo que te va a empeorar es lo de la personalidad múltiple.
-Ya solucioné eso.
-¿cómo?
-Ahora tengo varios blogs.




**************




- tener un blog solucionó mis paranoias
- como así?
- Antes creía que me perseguían los hombres idiotas
- Y ahora?
- Ahora tengo como comprobarlo.


***************




- Me cuesta tener amigas mujeres

- Las mujeres cuestan siempre, aunque no sean tus amigas, Querida.






*************

- Rompí con un tipo genial. Dice que no tenía química conmigo.

- Agradece que contigo rompen por falta de química. Hay mujeres con las que rompen por falta de físico.




******************





- Deberíamos escribir un blog sobre que evitar durante el sexo.

- Crees que lo leerían?

- Bueno, entonces pongámosle dibujitos!



********************




- Pocas mujeres leen mi blog
- Y desde cuándo las mujeres leen cosas interesantes?
- Pero solo me comentan hombres!
- Y desde cuándo los hombres cierran la boca con una mujer?




*************




- Creo que mi mejor amigo quiere acostarse conmigo…

- Uds. Las mujeres ¡ siempre creyendo que los hombres somos sus amigos!






**************



- Dicen que no me leen, porque no tengo Buena Vibra...
-Ay! las mujeres relacionandolo todo a los aparatos sexuales!



***************






-Sabes? creo que la gente no me quiere
-Y desde cuándo la gente sabe que es lo que quiere?




******************



- Creen que me falta sentido del humor
- Y tu que crees?
- Pues, que les falta sentido común.
-Entonces sonríe cada vez que te digan babosadas, cariño.





***Estos son extractos de charlas con amigos, colegas y otros integrantes de la fauna no feliz. Proximamente mi stand up. "Hammer on the Blog" . necesito dinero para la medicación post blogomanía.

sábado, agosto 19, 2006

Manos de Mujer

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Mi madre hace mermelada de tomate. Ese olor dulzón comienza a filtrarse al resto de la casa. Pasa bajo las puertas, se cuela entre las rendijas, se queda bajo la nariz, volviendo la vida un poco mas roja, un poco mas de almíbar, un poquito mas casera.

Hay cosas que solo saben hacer las madres. Que no logramos ni queremos aprender a hacer, pues algo exclusivo de ellas. Como si eso formara parte de su secreto. Mi madre me dice que todo se aprende mirando, que ella aprendió a cocinar mientras veía a la suya hacerlo. No se le permitía ensuciarse las manos con esas labores, ni oler mal, ni estropearse las manos. Mi madre era hija única y solo miraba y aprendía.
A veces me imagino su crianza como a la de una muñeca bonita, con vestidos de terciopelo, mimada por todos, ignorante del dolor del mundo.
Imagino la primera vez que mi padre la vio con su caminar derecho, su largo cuello y su boca cerrada y pequeña. Imagino sus manera tímidas, su voz bajita, sus ojos negros. Ese rubor de durazno coloreando sus mejillas. Todos recuerdan su belleza de flor y no entienden como pudo casarse con mi padre, se lo comentan a menudo entre bromas que me suenan a cuchilladas en el aire.
-No entiendo, cómo te casaste con él -dicen entre risas.

Yo tampoco lo entiendo. Imagino sus manos suavecitas de quien ha sido criada para ser adorada desde lejos y su transformación a manos de esposa, de madre y ahora de abuela. No se cómo pudo hacerlo, como se volvió una mujer tan fuerte sin dejar esa suavidad de lado. Como pudo sobrevivir 40 años al lado de mi padre, tan apasionado, tan loco, tan diferente a ella. Como pudieron volverse cómplices sin tirar la toalla a la primera, como pudo ella dejar de ser la niña delicada para convertirse en una mujer de esa entereza.

Veo a mis hermanas y me alegro de ser la espectadora de esos cambios que solo puedo adivinar en mi madre. Esos cambios graduales de hija a esposa y de esposa a madre. Como mis hermanas pasan de niñas a mujeres y de pronto parece que su mirada se llenara de un velo de experiencias varias y su sonrisa se hiciera mas ancha. Veo sus manos suavecitas de quien se ha pasado la vida estudiando, convertirse en manos fuertes que acogen, que abrigan, que defienden. Yo solo observo, algún día mis manos han de cambiar igualmente.


Mi sobrina pequeña pone su carita entre mis manos y la ladea acariciándose contra mis palmas, con una sonrisita de ángel que me desarma entera.

- Me gustan las manos de la tía.
- ¿Por qué las de ella?-
le pregunta su madre
- Son mas suavecitas que las tuyas y...siempre huelen rico.
Mi hermana cambia de ánimo, le responde que es porque la tía no colabora en nada, no trabaja.

- Sus manos suavecitas porque es una inútil- le responde a la niña. Cualquiera diría que se ha ofendido pero luego ríe burlándose, con esa risa suya que mi padre llama de chorrito de agua cristalina.

Yo me quedo riendo tambíen ante esa respuesta tan suya. Resulta irónico que de niña yo también admirara las manos de mi hermana, por ser suaves y siempre oler rico. Quería crecer y tener sus manos adornadas de pulseritas delgadas y sus dedos largos de uñas bien recortadas.
Y ahora su niña prefiere mis manos inútiles. Distinguiendo que huelen bien porque siempre pone su nariz en mis palmas de líneas vacías.

El olor a mermelada de tomate lo ha inundado todo. Tengo fe que el secreto de cómo prepararla me sea dado en el momento preciso de que mis manos estén listas para convertirse en manos de madre, esposa y abuela. En manos de mujer que puede dar belleza y amor en cada cosa que se propone llevar a cabo. En manos fuertes que defienden lo que es suyo, pero jamás niegan una caricia a nadie.
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viernes, agosto 18, 2006

Charlas de Viernes

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Hace tiempo que no me tomaba un café contigo, sin nadie cerca, solo contigo. He estado de mal ánimo estos días, la semana me parece que hubiera durado un millón de años.

A veces siento que viviera las mismas cosas miles de veces pero en momentos diferentes, como pasar por espirales que solo cambian de lugar y de rostro, pero son los mismos eventos maquillados de alguna nueva palabra.

Yo siempre trato de olvidar esos tiempos en que conocía mujeres de mi edad con una hipocresía heredada por generaciones que las hacían arpías ya a temprana edad. Nunca pude adaptarme por que las reconocía a distancia, trataba de no pensar mal pero siempre acertaba. Vidas huecas llenándose por rumores de terceros, por chismes manoseados, por toda esa vida de telenovela que sirve para atizar la hoguera de vanidades que rodea a la gente que solo se educa con textos de letras grandes y figuras coloridas.

Parece que siempre caminara por las mismas espirales y reconociera a la misma gente parada en sus esquinas, disfrutando del chismorreo de viejas, despotrincando contra terceros para levantar un poco ese ego venido a menos que puede insultar frente al espejo. No me llames mala ni mordaz, porque mis palabras palidecen ante las frases de los otros. Porque a veces me creo mala, pero hay que ver de que están hechas las glorias de otros. Yo a veces me llamo fea, pero pobre de aquel que se diga bello sin serlo o culto sin ni siquiera parecerlo o buen amigo si a la primera vuelta de espaldas ventila los defectos de aquellos a los que antes adulaba.

Pero bueno, la gente se rodea de aquellos que desea. Difícil que alguien se regodee con rumores, si no hay alguien mas para producirlos y debo decir con pena, que esa labor no es exclusiva de las mujeres, sino también de muchos hombres. Especialmente de aquellos que mas se sienten afectados con las declaraciones públicas que asumen como teledirigidas. Aquellos que se dan por aludidos a la primera de moños. Hablar de los otros y engrandecer como hazañas pequeñas escaramuzas, no es entonces exclusividad de algunas mujeres, sino también de muchos hombres.

Podrías pensarq ue estoy de mal humor y tal vez sea cierto, pero sobre todo me hallo decepcionada. Me había topado antes con personas cínicas, pero dado que me alejara de todo el mundo llegué a pensar que esta vez estaría tranquila, sin tener que toparme con la gente de siempre, las mujeres de cabezas huecas, los hombres de bocas enormes. Pero heme aquí nuevamente equivocada y te diría mas, pero la verdad ya no importa. Es increíble como todo pasa y las olas que parecían mas grandes se pierden en la orilla sin llegara dañarnos.

Debo aprender a confiar menos en la gente, como me dijo alguien. Vamos! No podría ser mas desconfiada, reposo en el anonimato para no tener que aguantar las acusaciones de algun paranoide que crea que soy quien no soy. Evito leer cosas que me hacen daño o que poco enriquecen mi vida, trato de caminar sin hacer mucho ruido. Pero la gente no se conforma y pretende perturbar desde sus plateas de ignorancia, con todos esos ruidos que hace la gente que no sabe nada y cree estar por encima de todos. Toda esa gente, LA GENTE.

Y claro, es mejor pasar de largo, ignorar el ruido, seguir tranquila. Estar en silencio. Pero ¿por qué callar yo, si no tengo de que arrepentirme? Que se callen las mujeres que dan puñaladas en las espaldas a sus amigos, las que ventilan sus amoríos como si fuera un orgullo, los hombres que dicen rechazar lo que jamás les fue servido, aquellos que viven del chisme barato para tener una charla interesante. Que se callen ellos, que tengan un poco más de respeto a la gente a la que no le interesa saber de sus vidas, sus viajes, sus acosos y paranoias de seudo famosos. Los que aun podemos hablar, hablemos. Los que viven en el rumor desde siempre, que vuelvan a sus esquinas de vieja, a su Comunidad de “pásame la manty”, a esa forma patética de escribir sin gracia una vida que se coagula en el aburrimiento. Yo paso.

Por eso me tomo este café contigo. Esta semana ha sido dura por cosas que no vienen al tema. Eventos de la vida real solucionándose de a pocos. Ahora estoy tranquila y sin penas, escribiendo desde el exilio. Leyendo solo cosas que me hacen bien, viendo solo lo que quiero ver. Separando mientras pueda la paja del trigo, aunque me sangren las manos en eso.

Se que me aconsejas que elija mejor a mis amistades, pues el ego de un hombre es inversamente proporcional al tamaño de su boca. Lo sé, no tienes que repetirlo. Pero a mi edad no pensé que volvería a tropezar con fabuladores de ambos sexos tratando de volver sus vidas interesantes mencionando los nombres de terceros. Bien dicen, que nunca se termina de aprender.

Me acompañas a caminar con un café en la mano? Ya sabes como me encanta caminar bajo cielos nublados y garúas silenciosas.

jueves, agosto 17, 2006

Los terceros

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No me gusta el número 3. A menudo oigo que a la tercera es la vencida y yo pongo cara de asco. No me agrada el tres ni esperar recibir un tercer golpe, para darme cuenta que tengo que rectificar camino.

No soy proclive a poner la otra mejilla, si sé que me dolerá igual. Quien entrega la otra mejilla debe estar con un estado anímico especial de saber que es obvio que recibirá una nueva bofetada pero que no se quejará porque a eso se está exponiendo y lo acepta con humildad.
Yo si me quejo, a mi si me duele, a mi si me importa reclamar ese dolor injustificado.

No me agrada el número 3.
Parece que la naturaleza se hubiera encargado de unir todo en pares, incluso las cadenas de ADN ¿Por qué no incluir una tercera cadena que le genere mayor estabilidad en el espacio? Porque no proteger a la "frágil" cadena del genoma humano con una tercera por si hubiera fallas ¿ Acaso el creador se equivocó y quiso ahorrar recursos a la última hora?
Supongo que es, porque las cosas funcionan mejor de a dos que de a tres.
En un grupo de amigos, siempre habrá un tercero que salga sobrando, una pieza que se pueda intercambiar fácilmente con el correr del tiempo, pero hay dos de ellos que seguirán unidos por mayores coincidencias, hay dos seres en el espacio cuya unión será difícilmente modificada.

¿Por qué será que en tercer año siempre pasan los eventos que marcan?
En primaria el tercer año marcó la dificultad en los cursos que antes se aprobaban sin molestia. En secundaria los cambios corporales de media adolescencia marcaron las experiencias traumáticas que cambiarían el resto de mi vida social. En tercer año de universidad, me enamoré hasta llorar por mi primer amor imposible. Es tercer año la mitad aparente de todos los grandes ciclos y es con esa cifra como horizonte que mi vida se ha alineado para hacerme ver mas oscuros los días y las noches más frías. Porque a la mitad de todo siempre dan ganas de retroceder, aunque ya no se pueda.

No me agradan los números 3, ni los días miércoles en que no sabes si estás a inicio o final de semana. Que todo se hace mas pesado y resulta difícil concentrarse. No me agradan esas mitades que dividen tu mundo en dos como a una naranja de la cual tienes que decidir de que parte seguir comiendo. No me agrada estar en la mitad de nada, ni de los espacios enormes ni de los pequeños lugares.

Amo el mar, es el mejor escenario para toda mi existencia; pero cuando estás en altamar las cosas cambian. En medio del mar azul puedes sentirte tan abandonado y huérfano como en la peor de tus pesadillas. No hay norte, sur, no hay costa a donde llegar seguro. En medio del mar y de esa libertad tan deseada puedes sentirte mas infeliz que en el mas pequeño de los claustros.

En medio de todo ese espacio azul de cielo, agua y luces el ser humano se pierde y necesita de otro ser, para hacer la vida soportable. Puedo imaginarme las primeras células uniéndose como una nata a la orilla del mar para dar origen a los primeros peces y al origen evolutivo del simio de dos patas que se pasaría la vida tratando de descubrir la génesis de la vida.

No me agradan los números 3 , porque cuando pides a alguien mas en tu vida, lo haces por esa necesidad de andar en pares, de confiar en otro como si fuera ese caminar de manos unidos una visión panorámica de la vida nanométrica que alinea nuestros ADNs para hacernos celularmente todo lo que somos. Materia organizada, pares cromosómicos, ADN de doble hélice, seres sobre dos patas, con dos ojos, dos manos, dos pulmones... y con un alma que sale sobrando.

No puedo vivir de a tres, porque un tercero desestabiliza todo. No puedo tolerar un tercer golpe si puedo evitar el segundo, no puedo soportar estar en medio de un ciclo pues no se bien donde iré a parar. Ni estar en la mitad de océano ni en un claustro para que me asfixie. No puedo querer a los días de mitad de semana, a esos miércoles que me recuerdan que estoy en la mitad de todo y que nadie vendrá a recogerme/salvarme/quererme.

No me agrada el número 3 y tal vez eso sea suficiente para explicar que en este mundo de grupos, grupitos y grupetes, yo prefiera andar en pareja pues es más fácil confiar solo en alguien más aparte de uno mismo. Especialmente si cuando uno es solo UNO, practicamente es NADIE.
No entiendo la lógica de a la tercera es la vencida, porque cuando decides optar por recibir un tercer golpe, simplemente ya has sido vencido.
Yo camino de uno o de a dos, pero cuando me hablan de un tercero, es mejor seguir caminando sola pues las multitudes aturden mis silencios.

miércoles, agosto 16, 2006

La Amiga de Laura La Necia

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Hoy vi de nuevo a una vieja amiga. ¿es correcto ese término? Fuimos poco amigas durante la infancia, pero para la pubertad y adolescencia compartimos muchos veranos juntas descubriendo como nuestros cuerpos cambiaban y nuestras experiencias también. Estábamos experimentando un crecimiento paralelo, ella de contextura robusta y caderas notorias, pudo disfrutar mucho antes que yo de mieles puberales, como cartitas anónimas o pretendientes atolondrados. Su cuerpo se había desarrollado mucho antes que el mío que seguía como una espiga longilínea.
Posteriormente fuimos separadas de colegio, ella se quedó en uno nacional regentado por monjas y yo en el particular regentado por los pitucos de medio pelo que abundaban por entonces en la sociedad de la Tierra del Olvido.

Durante todo el año no nos hablábamos, pero al llegar el verano podíamos ir a fiestas juntas, a discotecas y hasta amanecernos en los conciertos de playa. Recuerdo con cariño ese tiempo en que nuestras madres no nos compraban pareos para ir a la playa, pues esos eran para señoritas y nosotras aun éramos unas crías. Íbamos a la playa con alguna otra amiga ocasional y nos envolvíamos en las toallas multicolores con el nudo bien a la cadera para mostrar el detalle de un abdomen que para ese tiempo aun era plano.

Para los 14 años yo fui la primera de mi familia en usar bikini. Era una muestra de rebeldía ante esa timidez congénita y de vergüenza y miedo a las miradas de los hombres. Mis hermanas aplaudían el hecho que no fuera una “monga” como lo habían sido ellas; y mis amigas veían tanto con curiosidad como con envidia el cuerpo que de plano ya no tenia mucho, mostrando unas caderas incipientes y unos senos pequeños que ya comenzaban a crecer bajo la ropa.

Mariana como la llamaré para el caso, no usaba bikini pero ya lucía unas caderas nalgudas, que generaban envidia y unas piernas demasiado carnosas para una niña de 14. A veces, me nacía una envidia oculta al ver sobre sus muslos las miradas de otros chicos de mi edad e incluso de algunos hombres adultos incluyendo a mi padre.

Como en todo crecimiento, esos detalles que nos hacían diferentes nos llenaban a ambas tanto de orgullo como de zozobra. Era molesto volver de alguna discoteca a la medianoche ( solo hasta esa hora nos permitían salir a bailar) y tener que soportar las miradas y llamados de muchos de los chicos adultos que esperaban a las afueras de los locales.
Recuerdo, que ella era siempre mas puntual que yo, probablemente porque le temía mas a su madre. Yo jamás había sido rezongada y creía que mis libertades eran ilimitadas hasta la noche en que mi madre me dio un ultimátum para llegar temprano.
Esa noche al llegar a casa, hallé a mi mamá acostada en mi cama verificando la hora de llegada. Por suerte la buena Mariana había logrado que saliéramos a la hora, a pesar de mis reclamos, pues era sabido que a esa hora recién los chicos se animaban a sacar a bailar y la música dejaba de ser aburrida.

La universidad nos distanció un poco. Esta vez yo iba a una nacional y ella a una privada. Las cosas habían cambiado, yo había logrado ingresar a la universidad que ella no pudo, aunque eso no fue excusa para que todos los años siguientes ella me hiciera bromas relacionadas a mis compañeros nada fashion y su condición social tan “deprimente”. Ella había cambiado mucho, ahora solo hablaba de los autos, de las casas de playa, de los viajes al exterior …de sus amigos. En esos años que seguimos vacacionando juntas pude enterarme de la vida de todas sus amistades, mientras que mi círculo social se veía restringido a los seguidores de trova o punk de la época, que resultaban siendo siempre los con menos vida social.

Ella perdió la virginidad a los 20, cuando yo apenas estaba dando mi primer beso. Luego vinieron los accidentes de auto, las tardes ebria, las orgías en que no recordaba nada. Yo la escuchaba con cierta envidia y mayor consternación. Yo había querido una vida igual de alocada para mi, pero solo me podía conformar con tomar café en el anfiteatro de medicina hasta la madrugada o ir a esas fiestas en que habían mas chicos que chicas y bailábamos como locos saltando y golpeando las paredes con nuestros cuerpos. Yo estaba viviendo cosas mas tontas, que hasta daban pereza contar. Fue por el tiempo que yo comencé a viajar para pasar las vacaciones en Santiago con mi hermana y ella comenzó a frecuentar otros balnearios menos “aburridos”.

La siguiente vez que la vi, había terminado con el novio de 5 años y andaba con un tío cuarentón que le doblaba la edad y al cual sus amigos veinteañeros arribistas, admiraban porque tenía relojes raros y zapatos importados. Yo estaba asqueada, para ese tiempo yo estaba de novia con el primer chico que me había besado y veía al tío medio calvo y petulante mirarme el escote cada vez que mi amiga se paraba para atender el teléfono.
Me dio lástima pensar que las chicas sin presencia paterna como ella siempre buscaban tíos ricos que las protegieran.
La ironía fue que 4 años mas tarde yo me enamoraría de un tío que casi me doblaba la edad, auqnue no coleccionara relojes, ni lo conociera ningun amigo mío.

Cuando me la encontré dos años mas tarde, estaba en una depresión atroz a causa del abandono de su novio no solo cuarentón, sino también pegalón. Le había destruido todo rastro de autoestima, prohibiéndole incluso tener un hijo, de todas las formas posibles.

Yo agradecí que
el innombrable jamás me hubiera humillado como había pasado con ella y su novio mayor. Con él, yo estaba descubriendo experimentar el sexo en todas sus formas. Y viví una época de la cual guardo el mejor de los recuerdos. A ella le sucedió todo lo contrario...

Sin embargo, a pesar del momento que pasaba, nada de lo petulante que había aprendido en los 6 años de facultad se le había quitado. Seguía hablando solamente de relojes, autos, casas, viajes…siempre de sus amigos. Yo seguía sin conocer ni hablar mucho de marcas ni de personas. Yo seguía siendo una antisocial que prefería no comentar las cosas que me pasaban en privado, ni sobre los viajes, ni la vida que yo sí vivía sin pedírmela de anécdotas de prestado.

Ella me hablaba atacándome, burlándose de mi vida aburrida, de mis escasas amistades interesantes. Yo me mordía los labios para no contestarle, aunque luego me fuera a dormir a la cama con la impotencia de no poder decirle que todo lo que ella hablaba de terceros yo lo estaba viviendo en directo. Solo quedaba respirar y seguir oyéndola, como si me importara esa vida “nice” y todos sus chismes agregados.

Hoy Mariana vino a verme, su cara parecía la de una mujer mucho mas adulta y triste que yo. Su voz seguía siendo fuerte y salpicada de groserías fashion. Su cuerpo antes voluptuoso, ahora era robusto y de hombros redondos. Nada de la falsa pituquería de antaño se le había quitado.
Sigue hablando de marcas de carteras y celulares, como si se le escaparan involuntariamente de la boca. Debo parecerle alguna suerte de monja que vive recluida en la casa paterna. Tengo que decirle que solo estoy de visita, que no pongo el consultorio aquí, para no tener que quedarme. Que aun no pierdo las esperanzas de volver a irme.

Me ha invitado a salir con sus amigos y una angustia extraña se ha apoderado de mi, hay cosas que no cambian. Creo que me voy a quedar sola, porque no me apetece volver a salir con nadie. Ella me mira con cierta lástima.
Te estás volviendo vieja- me dice.
Yo pienso lo mismo de ella, hoy vi algunas arrugas en su rostro, ojeras, lesiones de mujer adulta. Yo sigo teniendo la cara joven aunque en mis ojos hayan pasado siglos en dos años apenas. Pero no es solo ella, sus amigos, los temas de los que hablen y de los que yo tenga que verme excluida, es esa sensación de los 7 años de universidad en que ella me invitaba a salir en grupo y yo rechazaba las invitaciones, es esa facultad que yo tengo de preferir vivir en un risco a salir en grupo para beber con tíos mayores. De no querer mezclarme, como si eso lograra hacerme diferente.

A veces me siento como una especie de Florentino Ariza, teniendo que callar toda la vorágine de vida que viví estos años. Prefiriendo siempre cazar en solitario, enamorarme en solitario, conocer a alguien sin necesidad de un grupo bullicioso o una amiga parlanchina.
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****Dos Amigas/Lautrec

Sensible no...Maniática!

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Debo confesar que hay cosas que no me agradan. Uso la palabra confesar, porque hay cosas que se asumen de mi y con las que no comulgo mucho. Una de ellas es que por escribir ciertas cosas, parezco sensible y bueno…no lo soy tanto.

No leo poemas, por ejemplo. Los que mas me agradan son los que no tienen versos, ni rima, ni nada. Los que desgarran. Pero no leo poemas.
Tampoco compro música romántica, menos si es en español. No resisto las baladas, prefiero cualquier cosa antes que oír alguna balada. Tienden a deprimirme, pero por sobre todo, me parecen bobas.
No soporto a Sabina. Se que es un maestro, que todos los que se dicen con buen gusto lo adoran…pero yo no lo soporto. Jamás he podido escucharle una canción completa. No hay química, su voz aguardentosa me puede malograr el día.

No resisto que alguien me imponga la música que le agrada. Tenía un compañero que ponía música clásica (sus mejores canciones) durante las guardias a todo volumen. Siempre me agradó escuchar música clásica hasta ese día que estaba en todo el piso hospitalario haciéndome sentir como en un campo de concentración y con él sentado en una pose de Vallejo que hacía que las enfermeras se mojen los calzones.

No me agrada llevar el estetoscopio en el cuello, me pesa. Es tonto, pero tengo una sensibilidad especial en relación al peso. Y no puedo tener collares pesados, ni celulares colgados, ni llevar el estetoscopio como se ve en las películas. Tampoco usar zapatos pesados. Debo pesar los zapatos antes de medírmelos. Solo uso zapatos livianos y son difíciles de hallar.

No se, esa no es una confesión válida, eso todo el mundo lo sabe, pero ya que me van a odiar por lo d e sabina que me odien también por lo de las manías con los zapatos. Claro que eso es un capitulo completo. Los zapatos y yo es una historia demasiado larga.

Detesto las reuniones con mucha gente. Me abruma sentirme rodeada de gente que no conozco, ver comos e relacionan. Es como estar en medio de una colonia de estreptococos que crece y crece, sin que haya espacio libre para sentirse a gusto. Resultado: Material mucinoso por todas partes.

Detesto lavar ropa o tener que plancharla. De todas las labores domésticas incluida la de limpiar el baño, lavar ropa es la que mas mal me hace sentir. Mis manos siempre quedan con pequeñas heridas que tardan en cicatrizar.

Finalmente creo que mi piel, mis músculos y tendones son mas sensibles que yo como persona. ¿Ahora entienden por qué no me conmueven las cosas catalogadas como para "chica sensible, letrada y de buen gusto"? Simplemente porque no me entalla bien esa definición a priori.


martes, agosto 15, 2006

Martes: no me Caso ni me Embarco

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*Desolados/ Pozo


Estoy con una alergia insoportable. Desde hace varios años, que no volvía a sentir esos estornudos hasta por las fragancias mas tenues, ni esa sensibilidad ante los metales que rozan mis muñecas o mis orejas. Todo mi cuerpo reaccionando contra el mundo, como un acto de rebeldía. Hace tiempo que no me veía tan sensible físicamente.

Hace años, pasé por un estado alérgico similar. Era un periodo de grandes cambios y cualquier tipo de desinfectante de laboratorio me hacia estornudar, lagrimear y sentirme tan cansada y soñolienta como en un resfrío continuo. Pensé que al entrar al internado mi vida sería una pesadilla, pero no fue así. Si expones a un individuo a mayor presión, ocurren dos cosas: Se termina de romper o se hace mas fuerte. Aquella vez , yo me hice mas fuerte.

Ahora que estoy en fase de desintoxicación cibernética, trato de dormir mas y no pasarme las madrugadas navegando en busca de algo que me sorprenda. Ahora me voy a la cama a las 11 y cierro los ojos tratando de dormir, pero no lo consigo tan rápido. Ayer cogí el libro de predicciones para este año. Y busqué mi signo chino: La cabra.
Sonreí al leer frases como “es el periodo del desapego y del encuentro espiritual”.

Debieron decirme que eso del desapego no sería voluntario, que me robarían hasta el reloj a comienzos de año, que cada vez mis cuentas disminuyen sin ninguna ganancia. Que es un milagro que tenga la ropa que tengo puesta, porque todo bien material me ha sido arrebatado.

Decía también cosas como de que este año hallaría un nuevo oficio que se convertiría en mi forma de vida futura y que me daría nuevos amigos. Que emplearía mi tiempo en esas cualidades artísticas que tenía abandonadas. Eh? Se refiere al blog? Supongo que al hablar de oficio artístico se refiere a la escritura, un oficio sin beneficio monetario. Lo otro es que podría dedicarme a hacer pulseras de colores en plazas.

No se por qué en este punto me imagino la cara de Rafa, diciéndome que todos los adivinadores son unos gilipollas y que se los folle a todos un gorila porque la verdad nadie sabe nada de nada. Y yo le daría la razón, pero que mas da, leo a la gente que me escribe al correo diciéndome que me lo merezco, que soy un martillo a quien le toca su papel de yunque, que la culpa la tiene mi retorcido ADN incaico, etc. Así que creo que prefiero que el gorila en mención se los folle primero a ellos, que al quiromántico que me dice que este año me sacarán la mugre y de repente al próximo año brillo.

Bonito papel de carbón q me tocó vivir!

Estoy con alergia y cambios de ánimo. No puedo terminar los párrafos que inicio, quizás por hoy debería leer más y escribir menos. Si sobrevivo a éste año me daré por satisfecha.




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Despertar de Lunes

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Es lunes, estoy triste pero nadie la sabe. Igual que una enfermedad la tristeza ha vuelto a tocar mis músculos y a hacerlos lánguidos. A volver mis párpados pesados y mi boca mustia. Nadie lo sabe, incluso me levanté temprano, saqué la basura e hice bromas con mi hermana. Creo que sirvo de actriz, porque ya no me resulta difícil fingir que todo está normal.

Claro, ahora me siento mejor porque se que solo es tristeza. Que pasará, que bastan dos días para recuperarme y estar bien dentro mío aunque en la mesa esté callada, porque estoy planeando un nuevo viaje, una nueva estrategia, maquinándome un nuevo sueño, que me haga soportable esta forma de vivir sin nadie.

Antes vivía en melancolía, antes no era tristeza, sino dolor lo que sentía. Ahora se diferenciarlo. Cuando terminé con él, cuando la vida se me hizo trizas y todos los puentes que había tendido con la felicidad se cayeron y me quede sola, en un risco al que nadie era capaz de llegar, sentía dolor. Dolor cuando despertaba y cuando me iba a dormir, nada lo calmaba. Pude saber que la depresión es mas que una pose intelectualoide o una enfermedad que se cura con pastillas. Era algo tangible en el centro de mi. Un dolor que oprimía el pecho y me hacía llorar incluso estando dormida.
Solo abría los ojos a un nuevo día y estaba ese dolor en mí, invadiéndolo todo. Era tan intenso, tan persistente, que la única forma de escapar de él parecía la muerte.

Ahora ya no siento ese dolor. Mi tristeza es una imitación vaga de mi antigua depresión, que se oculta en la penumbra esperando el menor descuido para atraparme de nuevo. Yo sentía dolor en mi ser, un dolor que de solo recordarlo, me genera pánico. Que de solo saberlo erradicado de mí, me deja respirar tranquila y saber que mi tristeza no es la gran cosa, que pasará y se diluirá como todo. Que puedo sobrevivir a ella y con ella.

Es lunes, hoy parezco mas habladora que lo normal. Incluso le confesé a mi hermana que he estado llorando estos días. Ya no me da vergüenza y ella no se asusta. Tampoco culpa a alguien de mi tristeza, se ríe conmigo y ambas nos reímos de las malditas hormonas, de ser mujer y tener días de llantos sosegados que nadie puede calmar.

Quisiera decirle más, explicarle, pero se que es mejor dejar pasar todo. Soy muy joven para hacerme tantas preguntas, deberían hacerme una lobotomía para que deje de pensar tanto, en eventos que no puedo solucionar. Deberían tajarme el corazón, arrancarme los ojos, deberían evitarme esta existencia de despellejo. Deberían transplantarme el alma a una mas dura. Ser mujer es una mierda, ser hombre tal vez igual. El problema es tomar conciencia de ello. Pasar un lunes pensando en una forma de no serlo.

Bueno, Es lunes, estoy triste pero nadie lo sabe. Me voy a tomar un juguito al mercado, a caminar un poco, que sé yo a hacer cualquier cosa hasta que se me pase esta sensación de vacío. Hasta que pueda volver a ser la buena amiga, que entiende todo y a todos.

11:30 p.m.

Maldito Lunes no se acaba nunca… Al menos ya es martes al otro lado del mundo y en algún lejano lugar han comenzado a volar las mariposas.

domingo, agosto 13, 2006

Durmiendo en el Clóset

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Ayer soñé con mi ex. Fue raro, demasiado real, aunque la circunstancia no lo fuera. Estábamos en la India y el comía bajo un toldo, vestido de negro con la sonrisa que aun le recuerdo. Yo le sonreí también. Luego me desperté con una migraña que duró todo el día.

Cada vez que termino un intento de relación, él se me viene a la mente. Tal vez porque no he vuelto a ver en ningún hombre la mirada que él tenía, ni he vuelto a sentirme así como con él. Con el mundo entero desapareciendo y la gente volviéndose gris, para que solo una luz ilumine su cara acercándose y diciendo mi nombre.

La gente habla continuamente del amor, como algo inventado. Una excusa para no llamar a la búsqueda de amor simplemente, búsqueda de No soledad. Búsqueda de alguien con quien compartir.
El amor existe, aunque dure un minuto, pero existe.
Se llega a dar. Si no lo supiera, no lo intentaría tantas veces. Pero cada vez lo intento con menos fe. En este corto tiempo después de él, lo he intentado mas veces que cualquier mujer de mi edad, mas veces que un hombre promedio.
Y no hablo de sexo solamente. Hablo de intentarlo en todas esas formas en que un alguien se trata de relacionar con otro alguien. Pero no se da, no es que me falten virtudes, ni que los hombres a los que he tratado carezcan de ellas. Solo que no hay eso, ese fogonazo de saber que es “esa persona” y que funcionará.

Y francamente ya voy perdiendo la ilusión. Es cansador estar así, intentarlo.
Se que los hombres tienen varias relaciones antes de enamorarse, pero probablemente lo tomen mas a la ligera. Yo, cada relación la he vivido al máximo y cada vez que lo he sentido he dicho “te amo” sin sentir culpa y cada vez que he amado ha parecido verdad. Aunque no lo fuera...
Aunque no hubiera ese desparecer de gente a mi alrededor, ni ese fogonazo en el pecho.
Pero si he sentido ganas de entregarlo todo y de dejar mi piel en otras manos como un vestido del cual estoy dispuesta a deshacerme, hasta quedarme solo en ojos y boca.
Lo he intentado mas veces que un hombre, por eso me duele más. Porque se que el amor es esquivo, infrecuente, casi imposible de hallar dos veces. Que el amor no vuelve.

Me duele más, cada vez que comienza de nuevo esa vacuidad en el ser, de sentir que no fui amada, ni fui digna de mas que un te quiero.
¿Sabes?
Odio los te quiero, los detesto!
Son tan inmundos los te quiero...duelen mas que un te odio, que un no me importas. A mi la gente me quiere, mis padres me quieren, mis amigos me quieren…eso me lo da cualquiera. Cualquiera puede darme cariño, no es justo que me den eso, cuando yo me entrego entera. No es justo volver a llorar como si fuera la primera vez que lo hicieran.

No es justo, mierda! ........pero la vida sigue.

No sabes lo cansado que es volver a conocer a alguien e irle mostrando poco a poco tus afectos y defectos. Las cosas que amas y las cosas que odias, para que te conozca, para que sepa quien eres, de que estas hecha. Es casi como preparar toda una estrategia de mercadeo, para que al final solo rechacen la mercancía.
Y no duele menos con el tiempo.
Solo que te vuelves algo mas racional, algo más coherente y dices, "claro, lo sabía, sabía que no resultaría, no se dio esa química que yo ya conozco". Ese amor saliendo de cada poro del cuerpo en el objeto de tu afecto y haciendo al mundo un lugar respirable.
Pero duele igual o más.
Porque cuando no es amor, lo intentas con más ahínco, pones más de tu parte. Cuando hay química, no tienes que esforzarte, ni se te saltan las lágrimas cuando tienes que hacer algo que no deseas, ni te ofendes si esa persona prefiere que le laves la ropa antes de echarte un polvo a media tarde. Simplemente fluye y cada sacrificio no es sentido como tal, solo se da como un acto de amor, que no pide recompensa.

Yo lo he intentado muchas veces, mas de las que alguien pudiera imaginar. Y cada vez he ido con el corazón en la mano, dispuesta a que me lo rompan, porque he querido creer que alguien puede amarme, mas allá de un simple te quiero. Que alguien quiere más que una simple relación de intentémoslo a ver que pasa.
No se, a lo mejor he sido más soñadora de lo que pretendo ser.
Pero me he cansado y diría que ahora hasta miedo tengo de intentarlo de nuevo.
Porque es todo un evento eso de enamorarse. Es como elegir tu mejor atuendo, tu mejor fragancia, preparar tu mejor perfomance...desvestirse lentamente en una noche fría a pesar del temblor de piernas, de la vergüenza, de la angustia y esperar...Esperar que lo que muestres sea aceptado y amado. De lo contrario, solo es volver a vestirse e ir a dormir al clóset.
Una vez hice eso, una vez salí con un tipo y fue tan desalentador descubrir que no me amaba, que me metí en el clóset del hotel y quise quedarme allí hasta que él se fuera. La verdad quise desaparecer, quise que hubiera un universo del otro lado de la pared y salir de este mundo feo, en el que una mujer lo intenta solo para que le rompan el corazón con el arma que tengan a la mano. Quise perder la conciencia, irme. No tener que ver esos ojos fríos y esa boca de hielo.

Admiro a los hombres que pueden amar a un ideal, que pueden vivir escribiendo o soñando con una mujer que aun no llega o que ya llegó y se fue demasiado rápido, o con esa mujer que vive al otro lado del mundo. Admiro esa capacidad de los seres, de vivir enamorados de alguien existente o no y no abrir su corazón para nadie más. Así sea ésta, la persona que quiere vivir para ellos. Admiro a los que creen que aun llegara el amor de sus vidas y por eso desprecian al resto. A los que me han dicho te quiero, porque un te amo era demasiado.
Yo ya no puedo hacerlo.

No puedo, porque un día me enamoré así como en las películas y el final fue desgarrador y sin vuelta atrás. Porque yo ya no tengo ningún fantasma de quien vivir enamorada por creerlo perfecto o esperar que vuelva; o a quien dedicarle poemas, canciones, escritos varios. Yo no tengo a nadie idealizado como para cerrar mi corazón y dejar de intentarlo todas las veces que se pueda.
Aunque ahora lo haga con menos fe.
Pues ahora que sé, que el amor no es un plato que se pondrá gratuitamente a mi mesa, lo intento solo por ese sentimiento de buscar un cómplice y un compañero, mas que un amante.
Lo intento, aun sabiendo que no desaparecerá la gente alrededor cuando lo vea en el aeropuerto, ni besaré su boca como si nadie jamás me hubiera besado. Lo intento, como una completa estúpida, con el corazón en la mano, como si eso sirviera de algo. Como si eso fuera suficiente.

Me he enamorado más veces de lo que hubiera querido hacerlo. Mas veces de lo que alguien puede, pues en cada una de esas veces, yo no di la mitad y dije “te quieros” que sirven de curitas para heridas enormes. En todas esas veces, yo si pensé que resultaría. Que alguien se enamoraría de mí o al menos no duidaría en intentarlo. Y pensé que algún día alguien me mentiría tan bien , que un Te amo, sería suficientemente creíble como para que lo siguiéramos intentando, hasta hacernos amigos, cómplices, compañeros y calmarnos esa soledad mutua que hiede siempre.

No creí que volvería a llorar como lo hago ahora sin mirar al teclado, pero es bueno poder hacerlo. Confesar que tengo pavor de volver a intentarlo y saber que nuevamente no mereceré más que el titulo de buena amiga, buena amante o buena confidente... Que otra vez fallé, falló mi circunstancia y que las cosas no se dieron y que hay que seguir caminando, aunque me duelan los pies y me sangren los dedos.
Tengo miedo que un día me canse tanto de caminar, que me conforme con cualquier cosa, con alguien que me caliente los pies en la noche, o alguien que no tenga mal aliento. Temo que la soledad mine mis ganas de entregarme y darme a conocer por entero. Que la soledad pueda más que yo y que ya no haya nadie a quien aceptarle un detestable “te quiero”. simplemente que ya no haya nadie.

Es extraño que la persona que menos me conoció, que menos me leyó o compartió vida social conmigo, sea la que mas veces me dijera te amo.
Y yo le creí,
porque pareció tan cierto, aunque a veces lo callara. Porque sus ojos y sus manos parecían darme todo eso que ahora pido de puerta en puerta, con mirada mendicante, como si no me lo mereciera.

Yo solo quería un compañero, pero ni a eso puedo aspirar. Porque los hombres tienen su corazón lleno de ilusiones perfectas, lleno de pompas de jabón y mujeres lejanas, que es inútil intentar acabar con ellas.
Y yo sigo aquí
intentándolo, caminado, llorando una vez más, para que se me quite este dolor profundo de no sentirme amada por nadie. De ser rechazada con palabras bonitas y esperar otra vez, como una Penélope que teje y desteje a un corazón deshilachado que jamás logra ser reparado del todo.

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...