sábado, octubre 17, 2009

3 semanas

Me agrada ir sola al cine, sentarme en una butaca aparte, elegir yo la película. Generalmente elijo bien. Generalmente.
Y me agrada el olor al café aunque tomarlo me destroce el estómago, los capuccinos especialmente.



Tomarlos sola es algo a lo que aun no me acostumbro.


Pero es peor tomarlos con mala compañía, con esa gente que habla todo el tiempo, o con la que no dice nada. A decir verdad, son pocas las personas con las que se puede compartir un café y que este no pierda el sabor.


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Hoy me paré junto a la ventana, en el estacionamiento las ambulancias iban y venían. La emergencia paraecía un escaparate de gente en espera. La mayoría no eran emergencias. Solo fracturas, anginas, hematomas cerebrales. En medicina con elt iempo aprendes a diferenciar que es una verdadera emergencia, que dolencia en realidad si necesita que corras, que no pidas ningún examen solo que actues.


De la medicina me agrada saber cosas que antes no sabía. Entender las cosas que
los médicos no explican cuando eres paciente.

Desde la ventana la máquina de café se erige perfecta pintada de color azul y verde. La veo y pienso en café, en Colombia, en un lugar perdido entre cafetales y cielos azules. La publicidad lo consigue.

Consigue que yo sueñe con café y un lugar perfecto al mismo tiempo.


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He vuelto al gimnasio. Luego de 3 semanas y un millón de excusas. Me agrada estar ahí, no pensar en nada, abstraerme en dar el mayor esfuerzo, sudor, dolor, resistencia. No pienso en nada, a pesar de todos esos cuerpos perfectos no pienso en sexo. Eso me hace bien.
Hace 3 semanas había recaído. Cuando no hago nada recaigo, pienso en eso, como eso, sueño con eso, como el drogadicto piensa y se irrita queriendo su droga. Como el bebedor inventa artimañas para obetener su bebida; así me vuelvo.


Sexo, sexo, solo eso. Se vuelve una necesidad como comer o dormir, no puedo pensar en otra osa. Es tan triste.

A a veces quisiera encerrarme en casa. Destruir el celular, el internet la tv. Golpearme la cabeza como un adicto. Y así no buscar sexo por el medio que sea, incluso llamando al ex, para decirle que necesito eso, solo eso. Y soportar una negativa, una excusa. Lo de siempre.

Olvido en esos momentos que me prometí no volver a hacerlo, ahorrarme el mal rato. Elucubrar una posibilidad que no existe.

Debí destruir su número, pero igual como los alcohólicos que ocultan botellas en el closet, yo aun guardo números telefónicos de reserva, para esos momentos de intensa necesidad de compañía.

Volví al gimnasio, ahora es más fácil. Soportarlo, vivir así. Necesito tener todo el tiempo ocupado, es una de las razones de haber elegido esta carrera. NO quiero pensar, en mí, en mis necesidades.

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Cancelo mi salida de hoy y elijo una película. Helen Hunt, perfecto. Su rostro en la pàntalla se ve mas viejo con cada película, pero cada papel que elige es mejor, mas intenso. Se ve ideal en ese papel. Disfruto la música, los diálogos, la fotografía. Me encanta estar ahí, sentada con ese sabor a café diluyéndose aun en mi boca. No compro pop corn. Hoy no. Prefiero disfrutar sin hacer ruido ese tipo de películas de cuando dos personas se encuentran.

Me conmueve el nacimiento del amor. El hecho de que algo funcione.


He sido rechazada mas veces de lo que he sido aceptada, me agrada recordar
en el cine las veces que las cosas si funcionaron.

La mirada, el roce de manos, la palabra perfecta. Mi corazón salta del pecho, hasta duele. Han sido menos los momentos felices, pero aquellos que fueron, fueron realmente perfectos. Que duda cabe.

Ahora comprendo que aun conservo el miedo al rechazo. Rezagos de la adolescencia que tardarán una vida en curar.

Hacia el final de la película, la escena es perfecta y el sollozo de Helen Hunt su voz entrecortada, hacen que se me cuajen las lágrimas en el portal de la mirada.

Es agradable llorar en la oscuridad del cine, mas no lo hago. Después de todo acabo de ver una comedia.


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Al salir veo varias mujeres con sandalias. Pedicure con este frío? Que envidia, pienso. Mientras me decido en si comprar un nuevo perfume o ahorrar. Brasil está cerca, tal vez yo también debería hacerme un pedicure...o aprender portugués.

Antes de abordar las escaleras veo una mujer que me parece sexy, volteo a mirar.
Es un espejo. Veo la imagen rápido, si me fijo mucho puede que veo todos los
defectos.
Me conformo solo con ver como se me ha alborotado el pelo, como estoy adelgazando.Si yo fuera hombre me gustaría. Me gusto ahora, me gusta quererme un poco más ahora que hace 5 años.

Claudio estaría feliz. Cuanto llevamos sin vernos! Yo era una mata de pelo cuando nos conocimos. Supongo que por fuera no he cambiado mucho. Mientras, aquí adentro han pasado estaciones completas.

Sé sin embargo que en sus ojos, volvería a reconocerme. Lo creo. Solo él me ha visto así como soy: Completamente feliz. Nunca lo he sido con nadie más. Por eso no creo que nadie me conozca realmente. Me llevará uan vida darle las gracias por haberme descubierto a mi misma.

No me hubiera atrevido sola.

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No debí elegir esa música hoy, no me permite escribir, pero hace tiempo que no salgo a comprar CDs, tampoco libros. La última canción me lo recuerda. Pienso en él y que ya no deberíamos hablar, es mejor vivir en un mundo sin señales ni destinos, ni coincidencias. Sin embargo, el solo enterarme de que ha podido morir hace 3 semanas, me eriza la piel cuando lo oigo por el hilo telefónico. La posibilidad de no volver a verlo, me saca de cuadro, me vuelve una persona común, sin sueños, ni esperanzas, un ente solitario.


Lo que deba suceder sucederá, es mejor no continuar algo solo por miedo a
que no ocurra.


Hoy iba a escribir que pensé ayer en el taxi camino a casa, cuando iba callada sin tratar de hablar de nada. Viendo la lluvia caer sin decidirse a mojar del todo. Iba a escribir eso, pero tal vez ya no debería escribir sobre personajes basados en mí. Debería escribir sobre la gente.

Gente real con historias reales, eso rompería el círculo y podría refrescar las cosas que tengo agazapadas en medio de la cabeza.

El día que deje de escribir de mí o sobre mí, o camuflarme en medio de la vida de otra gente, habré madurado.

Mientras tanto, aquí vamos. Subiendo escalones y cayendo cada vez que se pueda.

martes, octubre 13, 2009

Mujer corriente

Los ojos se me cierran en el día pos guardia, no sé que busco, pero sigo buscando. Internet es una herramienta que a veces sirve de juego de vicio, de compañía. No se que ando buscando pero lo busco.
Tal vez ese es el problema, yo busco, pero en realidad quiero que me encuentren. Que me busquen a mí.

Hoy he dicho tantas mentiras que me asusto. He mentido dobre mí, sin querer. Dando una pose y una rebeldía que no es la mía y de inmediato me he arrepentido. He terminado de hablar de escupir contra lo que me rodea y me he dado cuanta que miento. Que miento a menudo.

Al siguiente minuto he querido cambiar la mentira, explicarme, desdecirme, mostrar lo que en realidad soy. Ya no funciona.
Tal vez confío tampoco en mi misma que me emperra mostrarme tal cual en la primera charla. Que me asusta mostrarme tal cual y no agradar y no ser suficiente.
He dicho hoy tantas cosas que no necesitaba decir, pero es mentira. Nadie miente también como yo, es creíble lo que digo. Porque en mi campaña publicitaria soy rebelde y quiero hacer otras cosas, pero no.

Desearía mas tiempo para explicarme eso es todo, pero no necesitaría mas tiempo si me mostrara tal cual. A esa conclusión he llegado. Quién podrá aceptarme así de sencilla?

Ni yo misma. Tiendo a complicarme,a buscarme a filosofarme.
Hoy he sabido perfectamente que estaba mal en mí.
Luego me fui a dormir, dormí bastante y soñaba que la mitad de mi cuerpo estaba hecho de frutilla por eso no podía caminar. Que sueño mas tonto.

A la noche he salido, vestida formal y he bebido. La carne, el vino, solo faltaba el tango y una ropa interior adecuada, entonces hubiera llamado a alguien y hubiera dicho: Házmelo, llevo 5 meses sin sexo. Sólo hazlo.

Estaba a mitad de la última copa cuando pensé eso. Que mi ropa interior no era la adecuada, que estaba muy formal, que era martes, que no tenía a quien llamar.
Si mañana contara esto, pensarían que es una mentira y sin embargo es cierto. Que ironía.

Jamás he sido tan cierta como en lo que parecen falacias.

Hoy voy a dormir, pero primero quiero soñar un poco. Y al soñar espero no preguntarme ya tantas cosas, solo ver el camino claro y sencillo así como debería ser yo, sin misterios, sin recovecos, una mujer corriente que va contra la corriente.
Hoy he leído tantas cosas profundas que me enferma pensar en lo banal que soy...
No, la verdad me da risa. Se que cuando quiero complicarme la vida lo hago hasta el fondo y hoy no tengo ganas, ni de estar mal ni de deprimirme ni de buscarle 5 patas al gato...solo me da risa.

Hoy me di cuenta porque a la gente le gusta el twitter, el facebook y todas esas mierdas en donde escribes 2 líneas y te contesta un montón de gente al toque, o no tanto, pero te contesta. De nada sirve pensar demasiado, la gente no quiere pensar, hasta yo me aburro revisando las letras de otra gente, voy corrigiendo, cambiando una palabra por otra, jodiendo la naturalidad de su pensamiento, la brutalidad de su ser espontáneo aflorando en palbras absurdas a la tierra.

En fin, hoy solo quería hablar con Rafa, Rafa no está y es una joda estar de guardia leyendo cosas serias, o blogs largos o cualesquiera cosas que me den sueño. En momentos como este extraño blogs como el de Alfredo, me agradaba el tipo, siempre tan fresco. Debe haber envejecido comoa todos los bloggers que leía y ahora escriben pavadas aburridas como yo misma.

Una joda, si, pero que mas da?

sábado, octubre 10, 2009

4. De Hormigas y de Mantis

- A mí no me molestaría quedarme, es un lugar hermoso después de todo.

Vilma que sujetaba el espejo con la mano izquierda enfocó a la cara de Olivia al terminar de decir esto. El sol caía débilmente sobre los cabellos de Vilma rojos como un chorro de sangre sobre la mano casi transparente de Olivia. Era una hermosa primavera para contemplar Cuenca de lejos, pensó. Sobre el césped las dos mujeres dieron una larga mirada a la ciudad cortada por el mar llena de techos de de calamina y alguna que otra iglesia.

- Siempre sentiré que no pertenesco allí, refutó Olivia con esa voz bajita como de quien agoniza que ponía cada vez que las palabras se le iban estancando en la garganta.

- Si no perteneces allí, entonces a ninguna parte flaca.

Olivia paró un momento de hacer la trenza a su amiga. Su cabello perfumado le causaba la misma alergia que todas las cosas artificiales que pasaran por su nariz.
En los últimos años se había vuelto alérgica a la plata, al látex, a la ropa de encaje, a las frutas con ácido, a los pescados rosados, a las fresas y al chocolate. De vez en cuando a algun perfume y muy frecuentemente a las frases educativas de su amiga.

Odiaba hablar con esa gente que creía tener la razón siempre sobre todo. ¿Qué sabía Vilma de pertenecer o no pertenecer a algún lugar? ¿De caminar por la calle y sentir que la gente a pesar de conocerte ya no te saluda? O de ir al mercado y tener que hacer las compras rápido para que no te interroguen ¿Olivia ya te casaste? De tener que hacer las cosas ocultas para que la gente no hable, no se entere de que es lo que la hace feliz realmente, esos pequeños vicios. Grandes culpas para tapar.

Ella no pertenecía allí por una razón simple. No le interesaba peretenecer a un lugar como ese. Pequeño, dañino, asfixiante.

- Tal vez haciéndote de una familia como dice tu madre, verías que este lugar es el mejor del mundo para críar hijos. No imagino ver a mis hijos creciendo en un lugar lleno de gente como Bogotá. Pobre tu hermana lo que debió sufrir allí criando a Leandro.

Olivia volvió a desatar la trenza francesa que se perdía entre sus dedos nudosos. Bogotá hubiera sido un buen lugar para escapar pensó, si solo hubiera tenido el valor de hacerlo cuando debía. Hace 5 años Cuenca aún reunía alguna esperanza para ella, el amor de Daniel era una de las razones para haberse quedado, pero en realidad había sido su miedo. El miedo a Inés Sánchez, a su madre, a lo que le hubiera dicho si se iba. Ya tenía 2 hijas lejos, otra afuera, dando caña, no lo iba a permitir. ¿A dónde se iban las mujeres Sánchez? ¿Qué es lo que buscaban afuera que Cuenca no pod{ia darles?

El olor a naranjos venía fuerte desde las huertas vecinas. A diferencia del olor frutado del cabello de Vilma, este olor era natural y salvaje, se introducía por las fosas nasales, se impregnaba en la piel, era ese olor a pueblo que no podía despegar de sus ropas. Daniel se lo había comentado.

-Me gustas con ese olor a tierra, a hierba... a selva. Tu eres Cuenca, toda tu, le había dicho mientras metía la mano bajo su vestido y la follaba contra la puerta de la oficina en su primera semana de trabajo.

-Has sabido algo de ella?
-De quién?
-Pues de tu hermana tontita, ¿De quién estamos hablando?

- Pensé que de mí, murmuró Olivia, dando un tirón al mechón izquierdo que se le deslizó por la mano enorme. Vilma dio un gritito de dolor.

Liliana siempre había sido la estrella de la familia, alguien de quien comentar, su esposo, su casa, su hijo. Ya no lucía como ellas, como nadie de Cuenca. Ni vestidos ni cabello natural, eso es ser provincia, le había dicho riendo.

-No sé, hace tiempo que no sabemos nada de ella.
-Nunca has pensado en irte a su casa? Con ese marido millonario que se consiguió, fácil que te consigue un trabajo.

Olivia pensó en su cuñado sin proponérselo. Que ganas de tirárselo, caray. No era guapo ni agradable, pero ese aire de petulancia lo volvían tan apetecible. Un snob para dominar en la cama, sonrió con malicia.

-...A lo mejor y te hace actriz, después de todo fea no eres,


Vilma volvió a enfocar con el espejo a Olivia que tenía sus grandes ojos marrones puestos en la llanura. Allá abajo la ciudad parecía pequeña e inofensiva, un hormiguero, compararía Olivia, un hormiguero bien organizado pero demasiado pequeño para alguien que no se sentía una hormiga dispuesta a trabajar para vivir y vivir para trabajar.

"Después de todo"- ¿Qué frase era esa? A Olivia se le borró la sonrisa al pensar que Leonardo no era de los tipos a los que les gusta las mujeres con olor a tierra. Un dolor extraño le acababa de dar directo en el pecho.

Vilma volvió a enfocarse el rostro, sus mejillas estaban coloradas aun con ese sol débil. A diferencia de la palidez triste que rodeaba a todas las Sánchez, Vilma Nogales tenía ese color vivaz de las fresas recién cortadas. Sus cachetes, sus cabellos, ese día incluso su ropa. Se miró a si misma satisfecha. Que hermosa era. Con Olivia en ese espejo, su belleza parecía brotar fresca y naturalmente.

Olivia también parecía notarlo. Ajustó la trenza a su nuca hebra por hebra antes de ahacer el lazo final.

-Ser fea no sería el problema, Vilma, en un mundo como el de Leonardo y mi hermana, el problema es ser diferente, ahí es donde no encajo.
Hace frío ¿Nos vamos?

Vilma asintió con la cabeza. Al incorporarse Olivia,su altura de pino y sus largas piernas pálidas bajo el vestido de flores verdes que ondeaba lentamente, dominaron el paisaje. Vilma pareció tan pequeña y compacta a su lado entonces.

-Te refieres a tu afán por los hombres?- fue una pregunta que se le quedó goteando en los labios.

Olivia ya estaba muy lejos caminando con las manos juntas a ese hoyo sobrepoblado que era Cuenca. Sus pasos largos y decisivos parecían los de alguien que se iba a devorar lo que encontrara a su paso.

A lo mejor su amiga tenía mas de Mantis Religiosa que de hormiga, pensó Vilma cuando corrió a su alcance con la trenza peliroja golpeandole la espalda en la bajada a Cuenca.

miércoles, octubre 07, 2009

Felipe y el fantasma

Felipe abrió la tapa del piano y corrió sus dedos delgados encima de cada una de las teclas hasta que el sonido agudo de la última lo hizo estremecerse de espanto. Llevaba años sin volver a esa casa y al entrar el olor a moho y humedad casi lo habían mareado. En el otrora amplio salón, la luz opaca de otra tarde otoñal dejó ver las miles de pertículas de polvo moviéndose lentas bajo el haz de luz. Se sintió un fantasma entonces y esa imagen de si mismo ya muerto y sin ninguna esperanza le causó el mismo desazón que ahora lo llevaba a cerrar rapidamente el piano alejándose hacia la puerta.

Las ventanas casi cubiertas por enredaderas de flores lilas dejaban ver del otro lado de la propiedad la nueva autopista en construcción erigiéndose como un límite entre la ciudad y su olvido. Hubiera sido grandioso remodelar la casa, el salón y la escalera casi destruida. Podía imaginar a su madre allí festejando sus primeros pasos de baile o a su hermana tocando el piano. La larga mesa llena de invitados perfumados y mujeres ataviadas de colores vivaces. Remodelar aquella casa significaría para él volver a esos recuerdos que aun no se digerían en la cabeza.
Levantar y pintar las paredes de un viejo mausoleo en donde el único fantasma condenado a vivir allí, sería él.

Dio un largo suspiro y se dispuso a firmar el papel que cedía toda la propiedad a un complejo hotelero. Llevaban meses insistiéndole, pero su trabajo y otros sentimientos le habían impedido volver a esa parte de la ciudad donde yacían sus antepasados. No había porqué dudarlo, las ganancias serían estupendas, incluso le daban la opción de poner el apellido familiar a alguno de los salones de juego.

Cogió el lapicero que le ofrecían, pero le tembló el pulso, la habitación estaba llena de una atmósfera densa de recuerdos angustiosos. Solo necesitaba firmar e irse de allí para siempre, sin embargo, el largo viaje, la falta de almuerzo y esa humedad que le penetraba la nariz hasta el centro de los sesos, lo hacían sentirse débil y a punto del desmayo.

Un momento, pidió, creo que necesito sentarme. En el salón vacío rechinaron entonces los pasos de alguien acercandole un viejo taburete. Pasó la mano que se llenó de polvo y se desajustó la corbata. Había pensado que la firma demoraría apenas una hora y que podría estar de regreso a casa para la cena, pero ahora el solo hecho de conducir 6 horas por esa carretera llena de curvas lo llenaba de cansancio.

-Algún problema con el tratado Sr. Martínez? preguntóle la joven abogada encargada de los trámites.

-No, solo es esta casa. Después de todo pasé toda mi infancia correteando por estos salones.

Debió ser una hermosa infancia Sr. Martínez- concedió ella.

-Llámame Felipe, por favor sonrió él vagamente- Todo lo contrario. Te agradaría oir una historia?

Ella miró contrariada el papel del contrato y luego su reloj.

- Es tarde, pronto anochecerá, Sr...perdón, Felipe, es mejor que firme y me lo cuentas en la cena. No me parece adecuado el lugar para quedarnos hablando, agregó, mientras limpiaba una telaraña de su abrigo rojo.

- Todo lo contrario Rosario, mi historia es sobre esta casa y sus fantasmas y no hay mejor lugar para contarla que con sus protagonistas presentes, verdad Mariana?


Dicho esto, Felipe miró al viejo piano y bajo la tapa cerrada, las teclas blancas y negras emitieron ese sonido que hace unos minutos lo habían hecho estremecerse.

Rosario casi se cae del susto.

- ¿Q..quién es Mariana?- tartamudeó la joven abogada con una sonrisa forzada con la que trató de disimular su miedo.

- Mariana, es mi hermana. Bueno, media hermana, nos criamos juntos. Verás, mi padre había traído a vivir a sus dos hijas en 1956, cuando...

domingo, octubre 04, 2009

3. Liliana Sánchez, la actriz.

Al despertar ese viernes, Liliana Sánchez aun con los ojos cerrados buscó a tientas a Leonardo para contarle que nuevamente había soñado con el mar; pero esta vez no como siempre navegando o ahogándose en él, esa noche Liliana había soñado que lo veía desde un departamento nuevo a solo una calle de distancia, un mar brioso azul hasta el horizonte, con ese olor penetrante que ella recordaba de su natal Cuenca, iluminado por los rayos de sol. Un mar precioso y extenso.
Su mano buscó en vano a Leonardo a su lado, bajo las sábanas revueltas apenas su pijama impregnado de olor a cigarrillos quedaba como testigo de que su esposo aun pasaba las noches con ella. Se tapó la cara y quiso llorar un poco, como un ejercicio matinal diario que le ayudaba a soportar el resto del día, pero no pudo. Tal vez ya estaba seca, pensó.


Se puso la bata de felpa y abrió las cortinas con una mano delgada y llena de venas multicolores, así la había descrito él la primera vez, cuando aun estaban enamorados. Una mariposa de venas multicolores. Eran entonces tiempos mejores, Liliana había sido su musa en tres de sus primeras películas, las mas mediocres, cabría decir, pero también las más honestas, agregaba Liliana como queriendo defender aquellos personajes taciturnos que ponía Leo en sus primeros films. Abrió la ventana esperando ilusamente ver el mar azul de sus recientes sueños sin Valium, pero en cambio solo vio a Bogotá extenderse lluviosa y triste como cada Julio desde que se mudaran juntos, llena de edificios grises hasta el horizonte.

No cabía duda que les había ido bien en la vida, un departamento hermoso, un hijo inteligente y un contrato por 10 años para hacer las películas que él quisiera, eran cosas de las que Leo se ufanaba sin parar. Ah sí, también una mujer guapa, solía agregar cuando se acordaba. Pero era obvio que ella no era la envidia en los círculos en donde se movía su exitoso esposo. Liliana era apenas una sombra de lo que pudo ser. Una actriz sin futuro, alguien que no se había esforzado lo suficiente. Era el murmullo que parecía levantarse de las reuniones en donde estuviera.

Hace 10 años en cambio las cosas eran otras, Leonardo no era más que un perdedor de gafas gruesas y cabellos grasos, mientras que ella era la chica delgada del instituto, una joven promesa de cabellos marrones hasta la cintura, moviéndose grácilmente en un mundo de melancólicos actores con vestimenta alocada.

Como todas las hermanas Sánchez Liliana había acogido a Leonardo, un hombre comun y corriente, esperando transformar a ese feo cachorro en un mastín fiel con quien pasar el resto de la vida. Los sueños de Leo la llenaban de ternura, la forma en que la comenzó a filmar para esas películas sin presupuesto, las cosas que escribía sobre ella en esos guiones que aun eran a lápiz y con borrones. Por un momento de su vida, Liliana imaginó que Leo de verdad la amaría por siempre, que con él si valía la pena hacer el intento, porque él nunca la dejaría.

Nadie entendió entonces, su decisión de rechazar a algunos de los chicos guapos del instituto por esa promesa de director que no salía del capullo.
¿A dónde vas Liliana?
Era la pregunta que le hicieron sus amigas.
Con él muy lejos… a cualquier parte, había contestado.
Confiaba ciegamente en que él sería un Almodóvar, alguien que haría cosas diferentes, contando historias diferentes. En esos tiempos, no contaba con el dinero, con los presupuestos, con que la vida no es como la sueñas a los 20. Sino un escenario lleno de trampas en las que caes dócilmente, por miedo a seguir corriendo. Al llegar a Bogotá- lo mas lejos que llegaron, las cosas cambiaron. Salía mas a cuenta hablar de guerrillas, sexo y violencia, cosas que los gringos aprecian más. El terrorismo era un tema que daba dinero, incluso en las películas.


Liliana había dejado de ser la actriz principal de Leonardo hace mucho tiempo, de sus films y de su vida. Cuando revisaba a escondidas su computador, solo veía las fotos de chicas mas jóvenes que ella, con miradas mas vivaces y con menos barriga. En el fondo agradecía que todas tuvieran algo de ella, cabellos marrones, mirada profunda, cejas oscuras, piel transparente. Tal vez muy en el fondo, él aun la quería, se concedió.

Se tomó los cabellos que ahora lucían cortos y teñidos, el rostro ovalado, con ojeras violáceas. ¡Dios, cuanto había cambiado!No había forma de volver atrás
¿O si?
Podía escaparse a España, allí vivía su hermana, empezar todo de nuevo, 34 años no era una edad para echarlo todo por la borda. Podía volver a actuar, acaso para películas independientes. ¿no eran en esos films donde las actrices no eran guapas, sólo buscaban a mujeres reales? ¿Qué rostro más real que el de ella? Era lo que quedaba del día. Y sobre actuar, vamos! Había actuado en un papel que no era el suyo toda la vida. Nadie mas entrenada que ella para fingir cosas que no era.

Su corazón palpitó de pronto como una paloma que agita sus alas dentro del pecho, fuerte incontenible, quitándole el aire de la garganta. Tal vez era su momento, el sueño, podía ser una señal, de que no temía mas ahogarse, que podía ver el mar de lejos, sin inmutarse.
Pensó en Leo, ¿la extrañaría? Tal vez si, a ella a la joven de Cuenca de largos cabellos que apoyaba sus proyectos mas ilusos; pero a Liliana, la esposa, no. Eso lo tenía claro, se había vuelto un estorbo. Apenas era un trasto mas de la utilería que era su vida. La madre de su hijo, nada mas que eso, alguien sin nombre propio. La esposa de, la hija de , la madre de. ¿A quién le importaba Liliana Sánchez?¿a quién le importaba en que se había convertido? Sólo ella podía zafarse de esa mierda de vida en la que estaba envuelta. Solo ella.

Alistó brevemente sus cosas, tenía que hacerlo mientras todavía tuviera fuerzas de huir, la rutina era un opio que la adormitaba cada mañana y la hacía esclava de esa vida fantasmagórica e idiota. Puso la música a alto volumen, algo de los Guns no le vendría mal. Metió en un bolso todo el maquillaje que tenía, una muda de ropa, algo de dinero. Ni siquiera sabía cómo llegaría al aeropuerto sin llamar a nadie para que la lleve. Tal vez él llegaría antes, la obligaría a volver a casa, la convencería, como todas las veces anteriores. Pero esta vez sería diferente, ella se iría sola y no le avisaría a nadie. Ni siquiera dejaría una nota como las veces anteriores. Ya no esperaba que él fuera tras ella.
Después de todo, sin llevar el hijo a cuestas, ella perdía todo valor para él, sollozó limpiándose los mocos con la maga del pijama. Tan poco valor reunía su vida ahora.

Una gorra en la cabeza, una mochila, el pasaporte, era lo único que tenía. Lo único que le hacía falta para huir de una vida que ya no era suya. Debía intentarlo, antes que le volviera el miedo de nuevo, el miedo que la obligaba a quedarse en una película con un final que ya conocía.

Cerró la puerta tras de sí y se prometió que esta vez no cedería a los encantos del pasado.

lunes, septiembre 07, 2009

Demonios de domingo

Hoy al despertar no me di cuenta que había llovido. Lo hice camino a la tienda cuando vi las calles mojadas, la pista mas negra de lo usual, la gente caminando encogida. Yo no tenía frío, ya no. Me pareció una mañana hermosa de cielo claro que había escampado después del aguacero de madrugada. Me pareció que era una gran mañana, tal vez un gran día.
Me agradaría que leyeras esto, aunque se que de hecho prefieres mis cartas. ¿Te parecen más sinceras tal vez? ¿Menos melodramáticas? Yo no podría ser más real que cuando escribo en este pedazo de espacio. Incluso esas historias, esos cuentos que los mezclo con ficción o con nombres raros, guardan mas de mi que las cartas en que trato de parecerte normal y completamente equilibrada.
Me agradan los domingos que no voy a trabajar, hacer el desayuno, llevarlo a la cama en una fuente de madera, saborear cada uno de mis antojos mientras veo televisión y el medio día llega perezoso. Son en mañanas como esta en que no necesito a nadie, ni a quien servir, ni a quien agradar, ni con quien pelear. Son estas mañanas las que me hacen querer permanecer soltera el resto de mi vida. Qué desperdicio dirías…si, lo pienso yo también. Tengo un espíritu oculto de dama complaciente con el que trato mal que bien de luchar.
Lloro esta mañana como llevaba tiempo sin hacer, es una lluvia fina sin sollozo, que en unas horas hará ver mi rostro escampado de cualquier ansiedad pasajera. Un rostro saludable y casi feliz. Lagrimeo a propósito sin detener los riachuelos de lágrimas que me quitan el carbón de los ojos. Me aseguro de llamar a mi madre antes que la tristeza me aceche, así no se preocupará si luego oyera mi voz extraña y mi nariz tupida por el teléfono al llamarme por sorpresa. No podría hacer eso. Lo primero antes de deprimirse es no hacer daño, daño a nadie, menos a mi madre.
Ella no entendería que lagrimear una vez al mes me parece un acto saludable y de retorno a la cordura. La última vez que lo hice fue en un cine, al inicio de una película, completamente sola como lo hago a menudo. Mostraban el anuncio del Delfín, esa película para seguidores de gurú que jamás iré a ver. Había una frase que me golpeó de pronto como de otro mundo. ¿Alguna vez has deseado algo con todas tus fuerzas?
Sí, lo he deseado. Cuán lejos estaba del camino por lograrlo en ese momento. Cuánto me había alejado de lo que de verdad quería. Me sentí en esa butaca del cine, una cobarde, una parte del 99% de personas que abandonan sus sueños por miedo. Una víctima de mis temores. Una de esas personas de las que yo me burlo a menudo interiormente, mirándolas con desprecio por encima del hombro. Pobres losers… Sentí de pronto mi carrera como una ruta fácil en donde no había riesgos ( irónico verdad?)
Era fácil ser médico, esforzarse, estudiar, seguir un camino cuando ya está trazado. Lo difícil era hacer algo totalmente nuevo, hacerse el camino uno misma. ¿Podría hacerlo yo algún día? En medicina sabía siempre que peldaño estaba encima de mí, residencia, maestría, doctorado, algo de investigación, lo que sea que te levantara por encima de tus compañeros narcisistas.
Yo elegí precisamente la rama de la medicina en la que jamás tendría tiempo para nada. O me dedico al 100% o los pacientes se mueren, así de simple. No hay tiempo para romanticismos. Mi imaginación parece cercenada de tajo mientras paso 12 horas del día en el hospital y las 12 horas del día restantes, pensando cómo hacer para resolver los problemas que han surgido durante el día. E incluso haciéndolo soy mediocre, como la mayoría, diré. Aparento hacer muchas cosas y ser buen médico (quizá lo soy) pero nada de eso me da una emoción particular. La gente vivirá sin ayuda de nosotros si es que tiene que vivir. Yo solo soy un instrumento. No me emociona serlo, el crédito siempre es de otro…
La medicina no me logra hacer feliz, esforzarme en pos de algo que no deseo.
Me aferro a los tiempos. En un mes estaré en otro hospital en 3 meses de vacaciones, en 4 en otro país (espero) En 6, en 12…en 36…y mi vida se va acabando mientras quedan asentadas en mi cabeza las historias que no escribiré. Que no podré contar en público. Que jamás nacerán. Se van quedando en mis dedos los sueños que trasladaré tal vez a una hija, a alguien más que tenga el valor de hacer las cosas diferentes. De no trabajar para vivir, de no vivir para trabajar.
He dejado de llorar, mira qué fácil es. No era un gran drama, solo necesitaba admitirlo. Que no me gusta mi vida. Que no me agrada la idea de ser médico nada más y que eso deba llenarme. He perdido a Claudio, ¿no debería haberme enseñado eso algo? Cada vez que miro hacia atrás veo ese punto de no retorno. ¿No debí abandonar todo e irme con él a intentarlo aunque sea? ¿Que me daba mi carrera en ese pueblo de mierda llamado Tierra del Olvido? Un sueldo fijo, un curriculum…cosas que no me interesan. Me he quedado por miedo a seguir intentándolo, con él, con cualquiera. Es fácil quedarme aquí, depender de una carrera que algunos juzgan admirable. Fácil darlo todo por perdido.
Es fácil nunca irme. Quejarme. Quedarme...y sentir que mi mente como una paloma hecha de barro, es moldeada, cortada, pervertida con ideas que no me pertenecen, mientras voy olvidando mis sueños, las cosas que me hacen feliz. Soy lodo en este momento, las formas se han perdido.
Basta un pequeño espacio de tiempo para volver a verme al espejo y darme cuenta que no soy lo que la gente ve en mí. No soy ni médico, ni mujer, ni buena gente. Me veo al espejo y veo lo que no me atrevo a ser, me siento mal entonces, una farsante. Alguien que se traiciona a sí misma, una cobarde. Pienso en las cosas que escribí hace tiempo, en lo que ya no haré más.
Lo sé, hoy me estoy auto flagelando y detestas que lo haga. Que me golpee a mi misma más duro que el resto. No soy perfecta dices, ya lo debería aceptar. Lo sé, pero me jode ser menos de lo que puedo ser. Me jode, volver a llorar por cosas que no puedo resolver.
Dime ¿cuando tendré el valor de desaparecer? ¿Cuándo de irme y dejar este disfraz de niña correcta? ¿cuándo podré demostrarme que puedo correr mas lejos de lo que dictan mis pies?
Deberías leer el blog mas seguido, sabrías que mi vida cotidiana, la que te cuento siempre, del hospital al gimnasio, del bar de los sábados al cine de los miércoles. De mi cama destendida a la cama de alguien mas, solo es la parafernalia inútil de alguien que se busca a si misma y no se atreve a irse a ir mas allá de lo que le dijeron que era seguro. De esa caja de cristal perfecta en donde destroza sus alas tratando de escapar.
He ahí el problema mi querido amigo, mi gran problema de siempre.
Un abrazo.
Suena: Smells like teen spirit /Nirvana.

jueves, septiembre 03, 2009

¿Y quién habló de amor?

Solo a un fumador principiante como yo, pueden caérsele los cigarros y volver a casa sin nada. Solo a un aprendiz de hard person se le puede ocurrir creer que alguien aceptara la propuesta de “solo sexo” sin poner peros al respecto.
Que si cabe la posibilidad de que yo por ser mujer me confunda…que busque mas de él…Que si podría enamorarme…esa es la excusa para negarse a la relación que propongo. Me subestimas querido, pienso para mi. Hace mucho que comprendí que solo existe una persona que haga el click para algo más profundo que solo una relación carnal y no estoy en el periodo de encontrarla, mucho menos, en el periodo iluso de incluirte en mi lista de posibles enamorados.
Solo a un aprendiz de mujer madura se le puede ocurrir creer que los hombres entienden los mensajes cifrados y llevan un preservativo en el bolsillo cuando es necesario. Solo a mi pues, que necedad, puede ocurrírsele que alguien querrá sexo después del trabajo sin la tontera de llamadas posteriores.
Una vez leí un libro que me olvidé comprar, en el que hablaban de cuando el diablo se entromete. Era una historia sobre una familia que decide regalar todas sus pertenencias viejas, van muchos compradores del pueblo vecino, pero les ponen muchos peros, muchas preguntas, muchas dudas de “si lo vende seguro hay gato encerrado, algo malo de por medio”. Así pasan varios días, hasta que la familia decide poner un precio ridículo al mueble viejo del que se quieren deshacer por falta de espacio. Ese día llega una familia y sin preguntar mucho, pensando que están haciendo el negocio de su vida, pagan el precio ridículo y se lo llevan. Es entonces que el viejo habla de ese modo actuar de las personas, siempre con un diablo entrometido, al que tienes que darles una carnada para hacerles creer que ellos están haciéndola de vivos al resto. El diablo metido pues.

Pienso que yo debería poner a mi persona un precio también, un precio ridículo para hacer más interesante el reto. No ofrecerme pragmáticamente a una relación que busque solo físico y placer inmediato. Algo como al remota posibilidad de que quizás surja amor en el camino ( es una buena técnica mi anterior ex la jugó conmigo y el sexo fue genial durante 8 meses)
Vamos! Quién puede querer una relación de amigos contigo Pequeño saltamontes? Se repetía en mi cabeza oyendo la explicación de mi “futuro solo amigos- nada de agarres”. ¿Quién podría querer una relación de amigos si me vas a hablar de huevadas de medicina que no me sirven para nada o de viajes a nivel nacional en donde no te atreviste a sacar a bailar a nadie? ¿por qué me tratas de impresionar con tus proyectos de estudiar francés y otros idiomas? O De irte a Europa y empezar algo nuevo? Todos son ya cuentos tan viejos, que me los sé de memoria. ¿Qué haz hecho tu que no haya probado yo antes?

Para esas charlas amicales prefiero gente con mas back ground, al Flasher por ejemplo, con ese gusto exquisito para elegir la música en la sobremesa, o para recomendarme un libro. Con ese talento natural para ir a conocer los nuevos huequitos de Lima y obviamente para comer rico, como los dos cerdos que somos, cuando somos. Flasher tiene buen gusto casi en todo, incluso con las mujeres ( será por eso que nunca se admitió una relación a full time conmigo?...uuhhh…confesión de autogol fue esa, ríete si quieres) es mi mejor amigo y podría pasar con él todos los días si no me obligara a verlo comprar compulsivamente libros de arte que valen 10 piratas de los míos.
Tengo amigos para eso. Para tomar el café y hablar del mundo. Muchos amigos. Pero de vez en cuando necesito alguien para el sexo, con la seguridad de que no sentiré ningún remordimiento luego, de “Oh! Tonta de mí ¿porque no sembré la semilla para una relación sentimental?”. Hay gente como el pequeño saltamontes que es bueno besando y haciéndolo, pero vamos! Ni pensarlo para algo más. Me aburro casi tanto como hablar del discovery cannel o del canal infinito ¿Por que negarse a creer que solo los hombres piensan como hombres? Vamos termina de hablar que hoy me siento caliente…
Hoy pienso en eso de los clicks, de la química, de la cossa nostra. Pienso que no debí responder lo que sentía, que debí aguantarme el vómito y mantener la postura de tapada limeña, fingiendo que el sexo no me interesa y que ups! No quería hacerlo, pero ¿como vas a pensar así de mi? Y obviamente el clásico…Yo estaba empezando a sentir algo por ti…y claro…el no me lastimes porque soy mujer y soy frágil…
No pues, no pude. Debí mantener el disfraz para que pensara que era él el que tenía el sartén por el mango y aceptar el abrazo de apapacho para cuando terminó de decirme que la verdad no quería lastimarme…No sé, solo me dio risa y se me salió eso, de ¿Y quién habló de amor? Se me salió la explicación de que no estaba mentalmente dispuesta a embarcarme en ningún evento emocional que incluyera amor en el menú, simplemente porque aun no conocía alguien que cumpliera mis expectativas y mucho menos que yo me sintiera en la capacidad de cumplírselas sin autoevaluarme por completo.
Que temía que la desesperación me hiciera meter la pata con una persona que de verdad me interesara psicológicamente y me acostara con él a la primera cita. Que tenía necesidades orgánicas que quería saciar con él, el pequeño saltamontes, pero que si no quería algo así, olvidara la película que había traído diligentemente a casa, pues ese dvd pirata ya me lo había visto y sin sexo en los intermedios simplemente eso NO PAAASA!
Me pregunto si dije mucha cosa, si debí callar más. A veces siento que mi alter ego sale a la superficie sin que yo pueda ponerle un bozal antes. Que están saliendo a la luz los esqueletos que guardaba en el armario para tiempos mejores, que me olvidé que sigo en Lima y las cosas no han cambiado. Que soy la mujer con los cientos de años de opresión encima que debe ocultar siempre que le gusta el sexo. Sólo eso. El amor es menú de otra carta.
Tengo miedo, lo admito. Tengo miedo que la gente se comience a enterar, que se divulgue de un hospital a otro. Que haya salido mi Narnia lleno de fieras salvajes a poblar mi mundo terrenal, aburrido, cotidiano, ese de mujeres que buscan novio y de hombres que buscan novia. Yo no pretendo tal cosa en una cita. Por ahora no, mi corazón está demasiado atontado con los sucesos de hace 3 años, para embarcarme en la creencia y la fé de confiar en otro símil que busque de la vida las mismas cosas que yo. Que persiga esos mundos vastos, fantásticos de los que la gente no sabe como interpretar si se los muestro en un boceto, en una línea, en una frase que suene a locura mediática de chica desesperada adicta al valium.
Tengo miedo, pero rumbo a los treinta tengo la ventaja de que he vivido lo que nadie, aunque se que como todo buen amante no debo presumir de lo que la gente aun teme en una mujer. Es mejor callar, taparse, no meterse con futuros colegas de trabajo, buscar placer por otros lares y claro, con alguien que pueda pagarlos, pues las citas a ciegas con mi tarjeta de crédito ya no salen a cuenta.

Suena: It ain´t over ´til it´s over, en uan version jazz de J. Lancaster.
Buenas noches.

lunes, agosto 31, 2009

Ideas sueltas

Una vez en uno de los blogs de mis atípicos amigos reales, leí una frase que dinamitó algo de mi sentido del humor de esa época: Solo escribo en este apestoso blog para conocer a Ana Torroja, si alguien lee esto pásenle la voz.
Tal vez tenía más groserías en la frase, pero ese era el sentido. Ese día me acosté y pensé:
¿A quien quiero conocer yo con este blog. ¿A quién deberían pasarle la voz de que existo?
Pensé en Iñarritu aquella vez como hoy pienso en Alarcón, o cualquier otro loco que haga las veces de embrión de artista, de alguien que será grande, que merecerá ser leído o del que hablarán en los diarios, por sus películas o sus cuentos. A esas cebras que confunde a todos en su galopar de caballos, los suelo reconocer en el acto como pasó con el primero.
A esa gente de la que en 10 años solo podré comprar lo que escriben o lo que producen, muero por conocer , por hablar con ellos, por tocarlos yo, antes que la fama y los flashes lo haga, hacerlos tal vez parte, de mi círculo de amigos no imaginarios.
Es curioso, en este momento me imagino en la sombra, junto a mil rostros que esperan un autógrafo, me imagino como parte de esa marea pluricelular que separa la valla antes de la alfombra roja. Me imagino, sin nombre, tal vez una fan. Tal vez como un asesino en serie.
Es domingo y me siento en cama a leer una revista. Qué raro es leer una, en un país donde la mayoría de revistas no se leen sólo se hojean. Ahora me pregunto si esa palabra se escribe así, ojear viene de pasar hojas o de echar un ojo? Que tontas dudas para una tarde de domingo.
Sigo con el celular al lado, esperando el mensaje que no llegará. Hasta me sentiría mejor si me dice: No puedo ir ahora, lo siento. Tal vez me quiere evitar ese mal rato y por eso no responde a una súplica que huele a orden: Ven a mi casa ahora para ver la pela.
No hay ninguna pela, no hay ninguna excusa, solo quiero que venga, porque mis viejos se han ido y no quiero quedarme sola un domingo en la tarde. Tal vez lo de “pela” lo lea como “sexo”. No importa como quiera leerlo, tal vez es cierto, también quiero sexo, mucho sexo, pues aunque tapa mal las goteras cuando no hay amor, al menos hace que uno no se moje tanto en la soledad de la espera de ese alguien.
Ojeo (hojeo?) la revista y es como si encendiera un cigarrillo en mi mente, ese pequeño sonido placentero de antes que se consuma solo el blanco compañero, parece sonar en mis nervaduras cerebrales. Siento que surgen de ellas miles de imágenes, historias y opiniones. Siento que me muero por escribir, que estoy atrapada en ese vahído de querer mas y mas. Casi como cuando él fuma, puedes sentir un vicio placentero apoderándose de todo tu cuerpo, de tu nuca, de los vellos de los brazos, languidecer las pantorrillas, cerrarse los párpados, casi un orgasmo.
Entonces pienso en Alarcón en Gumucio, en cualquiera que haya escrito algo en esta vida, pienso tontamente que quiero conocerlos, que quiero hablar con ellos con un trago de por medio. Son ahora mi Ana Torroja. Las personas a las que deseo impresionar con un apestoso blog.
Me da risa. Jamás pensé que mi blog pudiera apestar, pero ha pasado ya tanto tiempo, ha perdido mi vida el brillo de aquel ayer que pudo ser. Supongo que ahora solo es un blog solitario, para impresionarme sola. O a Rafa. O a cualquiera de mis amigos mas allá del charco.
A cualquiera que sepa de mí solo por las letras y pueda impresionarse pues aquí en físico no hay nada.
Sigue sin enviar el mensaje que espero y me surge la duda: ¿Será que no le agrada mi físico? ¿Será que no le gustó el sexo?
Imposible sonrío luego. Imposible que no le guste el sexo conmigo. Lo demás es variable.
Mis viejos se han ido y me he puesto el pijama antes que anochezca, sentada sobre la cama mientras devoro una revista con cuentos ilustrados. Es una buena idea no ver televisión hoy. Es una buena idea haber enviado ese mensaje. Después de hoy será otro olvido.
Otra vez la frase : It´s enoughh brillará en neón sobre mi pecho y pasaré a borrar otro teléfono de otra persona que no me funciona.
He aprendido a hacer eso, a borrar los teléfonos de la gente a la que no quiero volver a llamar jamás. Con la que no quiero intentar mas nada. Me voy quedando así en mi agenda sin números masculinos, mientras pienso que ya viene Septiembre y con él una esperanza de que el tiempo pase más rápido y pueda empezar Enero volviendo a ver a la única persona que merece ser esperada.
Guardo mis esqueletos sexuales en el clóset, las relaciones fallidas, los amigos para fin de semana, los novios que nunca ofrecieron nada. Voy guardando esa gente de la que no merezco tener recuerdo. De mi vida amorosa solo recuerdo 4 personas, tal vez cinco si cuento al italiano loco que me ofreciera vivir juntos. Todos lo demás fueron extras, hombres decorativos para mi película personal. En ese grupo solía estar Renato, el italiano loco, pero podría rescatarlo por su contribución a mi vida amorosa.
Él me enseñó que no debía temer al sexo ni a tocar a un hombre, a tocarlo entero, a decir que me gustaba, que es lo que quería durante el sexo. Que no debía conformarme con lo que me dieran, debía pedir lo que quisiera en la cama, por mí, porque tenía derecho a que me complazcan. Esa relación obviamente no fue amor, pero las otras acaso lo fueron? Por lo menos las últimas dos, no cuentan ni como intento.
Al menos Renato quería compromiso, en las últimas dos ni eso. Puro drama la tercera, puro sexo triple X la cuarta. Ni para exprimirles algo de sentimiento, algo a favor en mi cuenta.
¿Fue mi primera relación amor realmente? Sólo éramos unos niños buscando casarse. ¿Cuenta la ilusión, la lealtad, llevarnos tan bien que creíamos ser almas gemelas? ¿Cuenta eso como amor? Yo creo que sí, fue mi primer acercamiento al amor. Al menos estábamos comprometidos con el sentimiento, teníamos fe en que si era real…¿Eso cuenta no?
Casi intoxicada con el incienso de vainilla me levanto a apagar la música. Tal vez ya no sea una buena idea escribir, tal vez al escribir aquí solo quiera hablar de mi misma y eso ya no cuente como intento de blog apestoso, ya no cuente como carta de presentación a embriones de artistas y escritores. Solo sea una réplica a mí misma, a la mujer que se niega a morir como médica solamente.

Mi hermano antes de irse me pregunta con un tono como al que de verdad le importara la respuesta: ¿Aun escribes? ¿Aun sigues escribiendo novelas y esas cosas? Yo muevo la cabeza antes de despedirnos.
Ya no escribo nada que no sea para mí.
La ilusión ha muerto- digo, mientras cierro la puerta.
Incluso para escribir, para mi hábito mas subterráneo: It´s Enough.

lunes, agosto 10, 2009

Estoy de guardia. No debería mezclar el trabajo con el placer.
Pero quien dice que es escribir ya un placer?
No es acaso el ejercicio doloroso de darme cuenta que ya no escrino para nadie excepto para mí?
Que ya no hay historias en mi cabeza, ni cuentos, ni relatos, solo pocas líneas de lo que me pasa a diario. Una bitácora de días grises, nada mas que eso.

Quizás, Quizás, Quizás...

Pienso que tal vez me debería dar el recreo de algunas confesiones, dado que he perdido del amor toda esperanza. Para qué guardar disfraces? O buenas apariencias? Una imagen que cuidar? Ya todo da igual.

Confesión number one: Oigo boleros...a escondidas desde los 13...oigo full música vieja que mis viejos piensan que odio, me sé las letras y tengo algunas fantasías con coreografías a blanco y negro. Sueño que si algún día me caso, poner una de esas canciones dolorosamente bellas mientras la gente cena y yo me escapo a bailar sin zapatos en el jardín iluminado por faroles pequeñitos.

Number two: He olvidado el francés, hablarlo, oirlo y pensarlo. Me he resignado a que no conoceré París ni con aguacero ni sin él.
Tal vez deba olvidarme también de comer crepes con helado. De esos gustos que no son para mí.


Número 3: He pensado seriamente en fugarme. Fugarme de aquí, del trabajo, de la casa en donde vivo, de mi propia vida.
Mas lo pienso y mas factible me parece.
No tengo nada mas que esperar aquí que lo tipicamente predecible.
Me asusta lo predecible.
Me asusta ya no tener esperanza.


Número 4: Odio el número 4 ( es cierto, al 4 , al 7, al 11, al 19)
Número 5: He llegado a la conclusión que ningún hombre que haya amado ha reunido nunca lo de los restantes. Que no puedo aspirar a un solo hombre, porque no creo que uno solo pueda satisfacer mi falta de cariño. Que si bien Claudio ha sido el amor de mi vida, reconozco que él ya no me amará como esa vez ni yo a él, como en ese momento. Solo tengo el recuerdo de la perfección y con eso me debería bastar. Porque el amor no se volverá a dar en mi vida y con eso debo vivir para siempre.

viernes, julio 31, 2009

30 Minutos

Eso es todo lo que necesito. Me doy cuenta que son sólo 30 minutos los que pido cada que voy a un café internet. Allí cubro todos mis requerimientos. Reviso mis correos, leo las cartas del Rafa, guardo en el usb algún artículo que me haya interesado, escribo un poco en el blog. Nada más.

Relego para otro tiempo de ocio lo de divagar por youtube buscando videos graciosos, o lo de ver fotografías en flickr. No eso no. Cuando vengo a pasar mis 30 minutos después del almuerzo no es para buscar nada. Solo quiero escribir, escribir a través de mi lectura de los otros. Entonces sobrevuelo líneas y líneas de reflexión de mis amigos mas cercanos, de sus anécdotas más trilladas y de alguno que otro viaje que aun tengo envidia de hacer.

Me sobran a veces los 30 minutos. A veces no. Me siento muy sola y quisiera poder hablar con alguien después del almuerzo y criticar la comida y pedir alguna bebida que no sea gasificada, coloreada ni saborizada. Ya me siento tan artificial a veces, que no es justo que tyambién sea artificial mi comida.

Estos días en medio de la jungla, incomunicada, me han hecho reevaluar varias cosas en mi vida, entre ellas la utilidad del celular. Detesto lso celulares, revisarlo cada cierto tiempo en espera de una llamada que no llega, de algun mensaje que no revisé a su debido tiempo. En la búsqueda simplemente de una señal.

Me gusta esa vida del que no tiene nada, solo una playa en medio del Amazonas en donde pasar sus mañanas y encaramarme en los árboles para tener fotos felices. Me gusta el hechod e que nadie en los bungalows tuviera música y poder cantar bajo la excusa de que me siento alegre y no importar si me oigan. Si tras el frágil madero que separa mi ducha de su baño, alguien escucha mi algarabía de adolescente rebelde.

Amo los días soleados y correr de la lluvia sobre calles olvidadas y ese ambiente feliz de los que vacacionan siempre. La mesa con pescado envuelto en hojas y las bebidas cítricas con nombres que no recuerdo. Comer fruta al atardecer y dormir entre lámparas de kerosene. Amo estar lejos de la luz, del teléfono y de las largas esperas.

Porque cuando estás en medio de la nada, no cuentas los minutos que te faltan para terminar una carta. Ni cuentas el espacio que te separa de casa. Los días se suceden uno tras otro como un milagro maravilloso en donde la noche es estrellada y los recuerdos se diluyen a lo lejos.

jueves, julio 23, 2009

Sueños de Muerte

Sueño con la muerte. No como soñaba antes con mis otras vidas. Sueño con la muerte real, esa que me toca a diario, contra la que me hago fuerte y de la que hablo irónicamente. Esa contra la que dicen que lucho, aquella contra la que siempre terminamos perdiendo.

La gente no entiende mis decisiones, esos giros excéntricos, ese miedo al futuro. No entiende porque si decido abrirme, contarles todo, mi vida resulta estar llena de saltos al vacío como si no hubiera un mañana, como si cada día fuera el último.

No entienden porque reniego de una carrera como la mía y en cambio preferiría largarme conocer muchos sitios y pasármela escribiendo. Como tengo las fantasías más raras con la gente más extraña o porque siempre termino echando a perder las relaciones.

Es en parte mi miedo a ese futuro que se quiebra al instante siguiente de dártelo todo. Es por esas vidas de 20 años que se esfuman por dolencias raras, por accidentes inesperados sin haber vivido nada. Sin que su familia o amigos puedan hacer nada al respecto. Sin que nosotros podamos ganarle nunca la carrera a la muerte.

Cada día se muere el sueño de alguien, sin haberle dado el tiempo suficiente para cumplirlo.
Tal vez las agallas.

¿No es acaso triste que un chico muera sin haber amado ninguna vez? ¿Que desaparezca su existencia sin haber sabido que era un beso? ¿Que su último sueño haya sido conocer el país de sus abuelos?

¿No es acaso triste no poder ser el hada que cumple los sueños, sólo la gris confesora en el umbral de la muerte?

Yo decido locamente, pensando en el nunca más y el para siempre. Decido cosas que a veces me hacen daño, solo porque confío que puede haber algo más allá de mis pobres expectativas, algo más allá de mi ruta cotidiana de colegio-universidad-trabajo. Que vale la pena tirar por la borda todo, si es que hay algo más en el mundo de lo que no conozco y que tal vez me pertenezca por derecho.

Sólo por el derecho de creer que existe.

Sueño con la muerte de gente que amo, tal vez porque el último mes he visto lo fácilmente que desaparecen las vidas de la gente a la que no alcancé decirles Te quiero. Y me despierto con el sobresalto de saber que la muerte es a diario más que una posibilidad una promesa.

¿Podré hacer yo las cosas que deseo antes que ésta llegue?

¿Mis ojos de bañarán en los océanos que no conozco antes de terminar el viaje?
¿Habré hecho lo suficiente para mí?

¿Es que para mí alguna vez la vida logrará ser suficiente?

El tiempo

Los días caen uno tras otro como víctimas silentes de un futuro que nos engulle en sí.
Soy un bocado más que se deglutirá entre penas y furias. Apenas un sabor nuevo en el menú diario. No tengo derecho a queja, estoy incluída como los otros en potajes que se debaten entre la melancolía y la esperanza.

Nos devora el tiempo. Apenas si podemos defendernos.

Hoy intento escribir a mitad de un altibajo. Al empezar la noche como si ésta fuera joven y hoy al fin pudiera ver la luna. Me siento a escuchar a una mujer que canta boleros viejos como una novedad romántica y pienso en la tibia sensación del amor y sus consecuencias mas tempranas. Me imagino cenando a la ventana de un restaurante hecho de madera perfumada, ante el gran ventanal que da hacia un lago. Cómo aquella vez que en mis sueños pensé que sucedía.
Noto de pronto las luces reflejadas en el agua, dando aquella serenidad prestada que a menudo me falta tanto. Visto aquél vestido rojo que nunca viste y caen mis cabellos sobre mis hombros como soñaste que caerían. Recuerdo el vino, recuerdo todo eso y la soledad del salón donde bailamos la primera vez y la última.
Trato de imaginar mi vida sin ti a cuestas. Quizá hubiera pensado que antes de ti conocía el amor, o que viviría el resto de mi vida esperando uno. Fuiste la sorpresa de la que uno no se sabe alegrar a tiempo. La alegoría de una ilusión. La perfección de un momento corto dentro de una vida demasiado larga.
Veo al cielo y espero ver las estrellas de aquella noche. Aquí siempre es brumoso y triste. No hay un lago y el mar es demasiado frío. En las tardes junto al café, solo veo un océano gris que se engulle al sol antes que este sangre. La noche cae tan rápido que no alcanzo ni a pedir un deseo. A veces el tiempo es tan efímero, apenas un recuerdo de las cosas que nos hicieron más felices.

Los días caen uno tras otro rendidos ante el jake mate del destino. Yo pierdo en el juego contra el tiempo y soy engullida como tu por ese penoso olvido de la gente que alguna vez amó y no pudo hacer nada al respecto, mas que pasar el resto de la vida tratando de olvidar.

viernes, julio 17, 2009

Con quién vengo?

No debería escribir cuando me siento así, o tal vez sea el mejor momento.
A ver, no soy una niña pero sigo sin entender bien algunas cosas, sin acostumbrarme.

Acabo de perder un paquete turístico porque mi hermana se tardó en decidir si quería o no acompañarme. Qué por qué mi hermana? Porque mi mejor amiga no tiene dinero para viajar en fiestas patrias. Porque mis padres prefieren que salga a divertirme con mi hermana. Porque me horroriza esa sensación de llegar a los aeropuertos sola. De haberla pasado sola.

Y nada, me la aguanto.

Aún no entiendo porque a un hombre le cuesta tanto trabajo creer que una mujer necesita a veces de compañía para salir. A dónde? A un lugar de donde es peligroso regresar sola. A un lugar donde quieres desesperadamente ir porque la música es genial.

Tengo amigos si quiero ir a bailar salsa, pero no los tengo si quiero ir a oir a U2.

Es tan difícil comprenderlo.

Creo que aun no me explico, querido Rafa, pero sigo estancada en esta vida como hace 6 años, luchando con las mismas huevadas de hace 6 años y dándome cuenta que a veces para no sentirte patética invitando a diferentes amigos a hacer diferentes cosas y mendigando en tu familia o amigas, compañía para pasarla bien, sea viajando o yendo al cine, a veces para evitarte ese mal rato de que te pregunten por qué? o te digan simplemente No, no puedo. No, no quiero. Es necesario estar con alguien.

Si, porque eso de que las mujeres pueden hacer todo solas, es mentira. A veces necesitas a alguien y te jode mucho tener que escuchar las negativas de diferentes personas que tienen en su vida cosas mas divertidas y baratas que hacer que acompañarte a hacer algo que solo tu deseas.


No lo sé, no soy una niña. Pero aun me joden cosas que no puedo arreglar. Aun me jode que los paquetes dobles sean mas baratos y que las entradas al cine sean 2 x 1. Que si sales sola, te cruzas con un montón de amigos que te preguntan : Con quién vienes? Y te jode responder que : Con nadie. Porque yo puedo salir sola, porque me da la gana, porque siempre hago lo que me da la gana.
Aunque suene tan triste esa respuesta como este post.

Solo falta que mañana me digan que no pueden acompañarme a bailar porque surgió una operación en el camino. Y así se termine de ir a la mierda mi fin de semana. Sin planes, sin una maldita cosa que hacer. Con un montón de tiempo de sobra, que se chorrea por los costados de mi mesa a falta de con quién compartirlo.

Me jode aceptar que a veces solo quisiera un novio, ya no por el maldito sexo o por compartir los gastos. Que necesito una pareja sólo para dejar de pasar por episodios como éstos en que todo el mundo se niega y tu tienes que sonreir y cortesmente decir algo, como

No importa, para otra vez será.



Así es Rafa, estoy a mi llones de kilómetros del `punto donde comenzó esta historia y aun me siento que estoy perdida en La Tierra Del Olvido.

Una pesadilla completa, si señor.

miércoles, julio 15, 2009

Por qué cuestan más barato las habitaciones dobles que las simples?

Por qué cuesta tanto un pasaje a Río para una sola persona?

Por qué es más barato tener un amante que una hermana?


(Tengo más preguntas pero debo limpiar la casa)

sábado, julio 11, 2009

Rumbo a los treinta

Los años no pasan en vano- me dice Ceres-Recuerdas cuándo aún éramos vírgenes?

Me echo a reir. Parece casi un siglo. Ceres es mi mejor amiga del colegio, lesbiana, fanática del metal y de los libros filosóficos. También una mujer de treinta que como yo, ve la gente formar familias a su paso.

Estoy a puertas de las 3 décadas y siento que someto los mismos errores de cuando era quinceañera. Que aun me quedo los fines de semana en casa, sino ya para leer, ahora para hacer algo de gimnasia o ver alguna película sin compañía ruidosa.

Hay días que igual que a mis quince, sigo buscando soledad y nadie que interrumpa mis pensamientos.

Ceres, se ríe y me dice que tal vez vuelva a Perú, que de Italia ya está cansada. Yo en cambio le cuento que de Lima ya estoy aburrida, que quisiera fugarme a alguna parte. Que ahora tengo un trabajo, gano dinero, no tengo hijos, marido ni mascota. Ni siquiera una familia que viva conmigo y sin embargo, sigo sintiendo que esta no es la vida que yo quería para mí.

Ya no me agrada viajar sola. No me interesa regresar al Jorge Chávez y que no haya nadie esperando por mí. O dormir sola sin nadie que me abrace cuando me doy la vuelta ante una pesadilla.

Muchos de mis amigos tienen hijos y hablan de ellos, como si el mundo se acabara en sus vidas. Como si la vida de sus engendritos, fuera una extensión de sus propios sueños. Yo aun no consigo los míos. Por qué debo escuchar las aventuras de pequeñas personas de las que apenas puedo vislumbrar el origen de su ADN?

A los casi 30 años, me sigue dando miedo entrar a lugares llenos de gente. O hablar de música con chicas menores que yo. A veces temo meter la pata y mencionar a algún tío que no sea de esta generación. Hendrix?? Quién es ese?

Temo aun levantar la voz si una vendedora me trata con desdén. O cambiarme la ropa de cirugía y quedarme en cueros ante mujeres que ni conozco. Revisar tallas de ropa interior a los ojos de otra gente ( si son hombres peor ) o dar la iniciativa para ir a bailar.

Me causa desazón pero lo hago, sin embargo. Porque se supone que soy adulta y no me debería dar pena hacerle la charla a algún tipo que no conozco. O hablar de poses sexuales con mi mejor amigo, como si no notara que se le está levantando de solo mencionar lo que hace en la intimidad son su novia.

No me debería dar pena pues. Por eso almuerzo sola, asi me coqueteen los mozos o hago cotizaciones de vacaciones que tomaré sola, porque mis amigas siempre andan con los números en rojo. No me da pena, decir que de nuevo ando sola. Que no hay ninguna pareja formal cerca, pero si varias inivitaciones para salir y alguna que otra mas caprichosamente descarada.

No me da pena que antes de este Diciembre, habré rechazado a mis casi 30, tres propuestas de matrimonio y una de sexo grupal.

No me da pena, pues. Porque se supone que soy adulta y tengo una profesión y pago mis cuentas y vivo sola y tengo gente a mi cargo que me saludan como Dra. y jamás por mi nombre. Y se supone que todo eso, cuando lo pensaba a los quince, debía llenarme. Porque se supone que se supone que ese es el camino correcto y natural de las chicas inteligentes, que no se embarazan a media carrera.

Es esto suficiente, sin embargo?

Es suficiente contar los días para llegar a los 30 y sentir que no planté un árbol y jamás escribí el libro que quería? Que no pasaré la noche con el hombre que quiero. Que no me daré vacaciones junto a un montón de amigos. Que mi casa no es propia.

Es suficiente si tengo esa vida plástica de los demás treintones y finjo que esto es éxito. Que esto es adecuado?

Lo debe ser para alguien que no sueña. Que se trazó como meta sólo esto.

Para mí, aun no es suficiente.

No es suficiente nada, por eso me quejo y jodo y jodo. Y vivo soñando un futuro que no llega. Un día después de mis 30. Un día en que despierte y me sienta completa.

jueves, julio 09, 2009

Gracias

Escribiré, ejem y mientras me aclaro la mente y me visto con algo cómodo te voy contando que el día es claro aquí, que no he sentido invierno mas tibio y días mas largos desde hace mucho tiempo.

Me siento como hace 3 años, saliendo temprano y almorzando sola. Mendigando metalmente una persona amiga con quien compartir una charla. De lo que sea, incluso de sus secretos más íntimos.
No me importa. Yo ando buscando algo, alguien, que me acompañe a caminar en los días claros y a escuchar música cuando atardece.

Bueno, empezamos. Me hago el moño guerrero de siempre, pero ya no uso gafas. Me operé los ojitos y ahora lucen naturalmente ojerosos siempre. Soy un panda, una trasnochada eterna que se pasa el día soñando.

Me froto las manos y giro en la silla naranja antes de entregarme a ti, a escribirte. Porque así es esta vida, debe existir alguien para recibir estas cartas. Un cable que encaje en mi cajita de luz y me ilumine.

Debe ser así, sino no tendría esperanza. Nunca. Que trsisteza, sería!

Ahora oigo música lenta pero divertida. Es música cálida como este día y me arrojo a escribir y pensar mientras escribo, que hoy fue como hace 3 años, cuando iba a almorzar sola y los mozos coqueteaban conmigo, pensándome desesperada.

Qué hace una mujer arreglada almorzando sola? Que hace revisando el celular cada 5 segundos en busca de una llamada que sabe que no se dará? Fingiendo que espera a alguien, cuando en realidad es nadie quien vendra.

Nadie.

De eso vive ella, de escribir para personas sin rostro, historias que no se terminan.


Hoy me puse a pensar que la vida siempre da vueltas y yos igo esperando. Son escasas las islas de mi vida en que estoy acompañada y gozando de un almuerzo acompañada. Por lo general me recuerdo dándome un gusto a solas. Como los tocamientos. Como todo eso.

Son 70 días sin sexo. Sin buscarlo, sin tenerlo. Si siguen pasando los días irté olvidando que se siente. Iré olvidando la ansiedad de estar acompañada de noche, de sentir una ola de calor penetrándote, cuando te enamoras.

No, entonces no es sexo. Sexo lo puedo tener, cualquiera lo tiene. El sexo es feo, frío, automático. Lo que yo no tengo es pasión, deseo. No tengo hace 70 días una piel que crepite encima mío. No tengo aromas que me hagan sentir salvaje y dispuesta a todo.

No los volveré a tener. Incluso haciéndolo con la misma persona. No volveré a sentir esas cosas. Pues es el sexo una cosa mental después de todo. Una asociación de ideas de deseo y posesión. Yo ya no quiero eso. No con la misma persona.

Yo quiero mas cosas. Cosas grandes llenas de eventos minúsculos, de detalles inesperados, de esas cosas pequeñitas que hacen que las cosas grandes funcionen.

Yo no quiero guardarme lo que siento...(es parte de la canción Gracias con J. Drexler y O. Portuondo....si la oyes sabrás que sentí al escribir hoy)


Me siento a escribir, pero aun no se qué será. Este ha sido solo un ejercicio previo.

Gracias por leerlo

;)

miércoles, julio 08, 2009

Julio 8. Desconectada

Dado que me hallo sin internet, me daré la única oportunidad desde hace mucho de escribir en Word. Odio hacerlo, tú sabes, corrector de palabras, opción de sinónimos, contador de letras. Es como escribir con trampa. Sin darte cuenta terminas borrando todo lo que inicial y alocadamente escribiste.

No sé, son cosas mías. Antes Enrique me leía, ahora bueno, ahora es como dice el título del blog, Ya No hay Mas Ruido y por tanto escribo ahora, para algún día recordar que escribía, que pensaba que deseaba cosas a los 30 que tampoco- es probable que no- las consiga a los 40 ó 50.

Suena Miles Davis, no porque lo haya puesto, es por la película. Finding Forrester después de todo es una película inspiradora, en ciertas escenas.
La tarde es nublada, pero cálida. Hace mucho que no disfrutaba de un invierno en que no tuviera que usar o abrigo o casa o gorrita y guantes. Hace mucho que no sentía que podía caminar pacíficamente sin cubrirme de todo.

Hoy pensé que tal vez me quedaría sola. Tú sabes, faltan 5 meses para que cumpla 30 y cada vez hallo más defectos a la gente, cada vez pongo más barreras. En 10 años de práctica como buscadora de amor, sigo cometiendo los mismos errores y esta vez no me refiero a sexo en la tercera cita, sino al hecho de ilusionarme y desilusionarme casi en la misma semana. En inventar rupturas trágicas y tomar decisiones tajantes, que solo me logran un poco más de daño.
No sé, a lo mejor no sé como retirarme poco a poco. Como desaparecer de la escena del crimen sin salir corriendo. Como fingir que no me importa. Para mí los finales son trágicos, definitivos. Para siempre. Porque no me va eso de ser equilibrada, soy apasionada en todo, incluso en decir adiós.
Aunque es una linda manera de decirlo, tal vez solo sea que poseo esa habilidad de la gente como yo de ser histriónica, bipolar y la mayoría de veces ansiosa. Una ansiedad que me carcome y con la que sólo se terminar de un modo, diciendo Adiós.
Estaba pensando que tal vez era adecuado estar sola, porque a menudo pienso que no hay gente adecuada para mí. A menudo siento que valgo demasiado. Que nadie me comprenderá totalmente. Que si tengo algo en común en lo intelectual, quizás esa persona no comparta mi gusto por bailar y pasarla bien. Que si comparte un poco de mi visión cítrica de las cosas, de las ganas de joder por joder, tal vez no me entienda cuando hablo de las cosas médicas que a continuo me rodean. Que si tiene algo en común al hablar de ternuras y al jugar a ser infantil y casi rayando en el engreimiento mas vano, tal vez no me comprenda cuando busco ser profunda hablando de películas o música no muy comercial.

No soy un bicho raro, hay mucha gente como yo. Solo que soy tan tonta que creo que alguien tiene todos los ángulos que necesitan mis aristas. Soy tan ilusa que creo que tendremos más en común que solo un tema. Soy tan ingenua que pienso que cuando una relación empieza debe ser para siempre. Por eso a la primera que no funciona, huyo o hecho, pero no lo sigo intentando, porque como ahora, no puedo imaginarme pasando el resto de la vida con alguien que me hace sentir vana e idiota.
Debería dar la oportunidad de crecer juntos, de amoldarnos, de amoldarme a otra persona, de ceder un poco. Pero a esta edad solo conozco dinosaurios como yo, muy grandes para espacios muy pequeños, destruyendo todo a su paso sin darse cuenta. Gente idiota como yo, que apenas se siente invadido desea volver a su espacio solitario, a su libertad única e irrepetible. Que apenas se siente atrapado huye.
A esta edad me doy cuenta, que tal vez es demasiado temprano para todo. Que apenas soy un infante desesperada porque las cosas lleguen ya y ahora, sin un ápice de paciencia.

Fin.

lunes, junio 29, 2009

En el Porche

Perdona si hoy me permito hablar sin cadencia, sin ese olor a mí que dices que existe en cada escrito. Perdona, si hoy entraste al internet y al no verme conectada viniste aquí esperando hallar una señal de mis estados de ánimo, de mi tristeza congénita, de mis mohines de niña mala. Si en una de mis líneas te menciono acaso.

Hoy no, porque termina Junio y tenía muchas ganas por escribir, sentimientos que flotan de mí, sensaciones y elucubraciones sobre la forma melancólica en que terminan las ilusiones. A lo mejor ya sabías que pasaría, pasa siempre, mejor ahora que luego...Ya se sabe, mejor ni mencionarlo.

Hoy me levanté temprano - si te apetece saberlo- estoy varios días con un problema de gastritis que de crónico pasa agudo y de agudo a un dolor asesino, que me hace permanecer insomne con ese dolor que no calma con nada que no sean alimentos blandos que mendigo en mi frigider a las 3 de la mañana, esperando dormir luego.

Hoy cogería el libro que empecé a leer hace 3 noches. Hoy dormiría hasta tarde arropada en la bata rosa de la que te ries tanto y hecha un pompón entre varias almohadas trataría de olvidar lo que me pasa a diario. Lo de siempre, el trabajo ...eso mejor ni te lo cuento.

Perdona si escribo así, estoy enferma, iba a escribir cosas muy generales, algunos recuerdos que me surgen cuando en la silla giratoria doy vuelta y vuelta hasta casi perder el sentido de las cosas. No pretendía que sea una carta personal. Pero ya no importa no? Nos hemos escrito tanto de esta forma...ya que mas da?

Parece que estuviera triste...Ha de ser el clima, es gris en mi ventana con ese cielo de nubes espesas y plomizas que nos cubriran del sol unos 6 meses más. No debería estar aquí sabes? Debería estar en esos lugares del trópico en donde hay sol todo el día y la gente se sienta en bancas a la sombra, a agonizar en el marasmo de sueños lejanos.

Debería estar sentada al porche de una casa de tablas con un gran jardín de flores salvajes. Y jugar con el pie en la arena dibujando las letras de un nombre que no recuerdo. Tirar la cabeza atrás como la tiro ahora mientras escribo y recibir el aliento de la selva atrás mío.

Está tan cerca el mar que puedo volverme salada de solo quedarme aquí afuera en el porche del otro lado del mundo en donde espero volver a nacer. En donde las cosas no inician por las patas, y me puedo dedicar solo a soñar, sin pensar en nada.

Me siento en el porche mientras se azotan las ventanas y estoy con un vestido descolorido que contrasta con la intensidad del verde del jardín y sus flores salvajes, con ese azul añil del cielo al amanecer. Mi vestido es de arena y mis ojos se extienden mas alla de las orillas de esta casa buscando el retorno de alguien que conoceré en un pasado al que me niego.

Mi otra yo ve al mar mientras su mano va tallando un trozo de madera lesionándose los dedos que en esta vida están tan bien cuidados por no hacer nada y usar siempre guantes de látex.
Mi otra yo no sabe de cálculos, de idiomas o de literatura. Sabe tal vez curar una herida con algún emplasto de hierbas y sabe cantar. No bien, sólo sabe. Sabe letras y se aprende de memoria versos de boleros que escucha en una radio que se cae de vieja.

Mi otra yo aprende rápido pero no quiere aprender, se queda con su vestido desteñido mirando al mar como si esperara que surgiera un milagro en esa fiesta de fuegos y color que es el atardecer en el trópico. Mi otra yo, espera calmada el amor como un acontecimiento natural ante el que hay que estar preparada y dejarse llevar.

Mi otra yo no sabe de enamorarse, desenamorarse y sufrir por ello. No sabe como duele el pecho al menor roce de la persona que te interesa, como una sensación primitiva ante la que no hallas remedio mas que bajar la mirada y guardar silencio. No sabe de las trampas de la soledad, de que los amores no son para siempre, ni para siempre las ilusiones.

Mi otra yo debe tener 20 años en este momento, espera pacientemente que algo suceda. Tal vez un milagro y que pueda conocer un amor una persona que cuide de ella y del jardín de las orquídeas salvajes. Seca sus manos callosas en ese vestido raído y triste, mientras canta para adentro versos que se hicieron canciones.

Yo, al otro lado del mundo suelto mi cabello y doy vueltas en una silla giratoria de colores chillones y espero, como ella, con ansia a que los milagros sean ciertos y que la lógica por una sola vez se equivoque. Mi yo actual bordea los 30 y se siente tan sola ya, ahora, rodeada de tanta gente, que no cree que esta soledad pueda ser cubierta ni por amigos, ni por familia ni por libros, menos por dinero. Que vive en la esperanza de que el amor (el verdadero) pueda cubrir eficazmente estos vacíos en donde se siente perdida y melancólica.

Mi yo actual ha venido a burscar en una ventanita una charla que le evite pensar demasiado.
Mi otra yo abre sus ventanas de par en par y se sienta a soñar despierta con un futuro inmediato de caricias y palabras bonitas. De amores que sean como en las canciones, perfectos y apasionados. Como ella. Tan perfectos e inocentes como ella.

miércoles, junio 24, 2009

La Cerebrito que Hablaba Huevadas.

Estoy haciendo pucheros, mientras me siento la persona mas disfuncional del mundo.

No sé de dónde salen esas cosas que hablo. No sé por qué sigo siendo como una niña Lorena que habla hinchando los cachetes de cosas que leí en algún libro raro, sintiendo aún hoy, como entonces que la gente me mira raro, que la gente murmura para adentro: Por qué dice esas cosas?

Esas cosas que digo, cuando me siento nerviosa y disparo historias que me hacen sentir como una máquina de anécdotas que no son mías. Como si un tropel de libros afloraran sus pasajes mas raros en mi boca que se seca, que pierde turgencia al sentir los nervios de no saber que rayos estoy diciendo.
*

Debería aprender que una no se puede fijar en hombres que te hagan sentir tonta, necia, una sabelotodo que habla huevadas a solas.

Debería aprender a no sentirme patética si hablo de Juan Valdez y de los catadores de café o sobre la variedad esa que se hace del excremento de las aves...Aunque en este punto de mi conferencia sobre el café vea a mi interlocutor con una cara de:

Qué xuxa estás hablando?

Es en ese momento que me siento estúpida y disfuncional, aunque no debería hacerlo, porque alguien normal en mi mundo de disfuncionales hubiera hecho algun comentario y hubieramos seguido largas horas de conversación sobre el café y vicios similares y no me hubiera sentido así de rara, así de desesperada al querer tocar temas largos en una charla que solo durará 15 minutos, de sudor de manos y nariz brillosa.


Pero yo me siento observada por unos ojos mas grandes que los míos ( Y eso si que es una proeza) y me voy sintiendo tonta, tontísima, como cuando a los 14 años, en una de las charlas habituales entre chicos y chicas de esa edad yo mencionara eso de que los náufragos no deben tragar comida rapidamente al ser rescatados por algun síndrome de realimentación del que había leído en un libro sobre naufragios y cosas similares, porque corrían riesgo de morirse.

Recuerdo aún ese momento en que todos se me quedarían mirando y luego reirían haciéndome sentir la Cerebrito que Habla Huevadas.

Siento que he pasado por momentos similares muchas veces.

Que a veces digo cosas que cortan conversaciones enteras, como anteayer que hablaban las tías enfermeras con los viejos médicos de que todo mal se te regresa, de la ley del boomerang ( existe eso???) y de Dios y huevadas similares que intentaban simular una filosofía bien huachafa, que ya me estaba durmiendo y yo, la estúpida, en un rapto de aburrimiento tenía que mencionar eso de que Todo se resume en la ley de la entropía....(para cancelarles su invento de la del boomerang...)

Y obvio, todo el mundo se quedó birolo y comenzaron a bromear de que yo había visto mucho el canal astral...terminando la charla al toke, para dar paso a la escena de : Búrlense de la nueva!


O cuando hablaban de los perros y las mascotas y como alimentarlos y sus nombres y cosas bien tontas y yo tenía que meter mi cuchara al decir que históricamente el gato era conocido por ser la mascota de los poetas...Plop! todo el mundo mirándome y yo sin querer sugerir ejemplos de escritores famosos, porqué reseteé el disco al sentirme observada...y allí terminaría mi intervención porque ya no quería defender mas a los gatos si estaba en vías de convertirme en la solterona que colecciona dibujos de gatos...


Y hoy...hoy que sentí que hablaba sola, que el tipo cambiaba de tema, que se me aguaba el café de un sorbo, que sentía que me sentía mensa, disfuncional, una estúpida que bordea los treintas y aun no sabe cuándo quedarse callada.

Que él me miraba y yo me sentía de 14, que bah! de 13...una niña tonta que no sabe decir cosas interesantes y siempre lo arruina todo mencionando algo estúpido.

La necia de siempre yo.


*


Recuerdo esa mañana en la playa, yo había comenzado a hablar tonteras similares, esta vez sobre GGM y Aracataca, sobre esa prosa que a veces me parecía poesía pura con esa cadencia que hace querer seguir leyendo...hablaba por los nervios y por no sentirme tonta, aunque sin éxito. Mil ideas se agolpaban en mi mente y salían disparadas de mi boca dejándome a un milímetro de sentirme idiota, una necia, una niña Lorena que naufraga en temas incomprensibles que no vienen al caso en una mañana azul y soleada.

Cuando estaba a punto de callarme y no volver a decir nada, él cogería el hilo de mi madeja y me hablaría de esos 100 años de Soledad que ya lo corroían entero, de esa lluvia de flores amarillas que recordaba de un pasaje casi mágico en el libro que no pensé entendería y me seguiría hablando como un tonto también, de mil cosas que me hacía sentir maravillada y pequeña.

Nuestra coincidencia sería el momento mágico que hace un año, me haría replantearme el hecho de que no estoy completamente sola, que al otro lado del mundo y por casualidad, puedo hallar a la persona mas rara del mundo y que me hable y me diga cosas y me haga sentir como que he crecido, que soy mujer, que lo que sale de mi boca no son las huevadas de las que todo el mundo se ríe. Que he sido encontrada.
Que la niña Lorena puede sentirse apreciada.


Vuelvo a mi premisa. No fijarme nunca más en hombres que me hagan sentir una solitaria patética que habla tonteras. Sin embargo en este mundo en que los milagros no suceden a diario, me he de conformar con quedarme callada y fingir que me intereso pro las charlas que me ofrecen...hasta que otra mañana, en otro país, en otra playa, en una dimensión paralela, alguien me vuelva a encontrar y yo sienta que la vida encaja, que todo asombrosamente encaja para las niñas que aprenden a soñar despiertas

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...