domingo, octubre 22, 2006

En la clase media

Cuando mi buen amigo JM me preguntó las razones por las que no viviría en Lima, pensé en varias. Se me vinieron a la mente el tráfico, la inseguridad, la gente de rostro indolente, la contaminación, su maldito cielo gris, pero todas eran excusas.

No voy a Lima, le dije, porque allí viviría como pobre y eso me asusta.

Decir eso podría dar la percepción de que yo era alguien de plata, pero no lo soy. Es más, soy el prototipo de ciudadana de clase media a quien le da impotencia la pobreza de los otros, pero más allá de eso siente el miedo diario de que esa misma pobreza le puede morder los talones al primer descuido.
A veces pienso que la clase media, es sólo un nombre extra para los pobres bien instruidos. Para catalogar a aquellas familias con hijos profesionales que no tienen trabajo, una “clase” que se distingue más por sus ambiciones que por sus logros.

Mi hermana me repite que yo tuve suerte, que ellos no tuvieron todas las cosas que llegué a tener yo, por eso que no sé apreciar nada y vivo la vida como una frívola más.
Soy la última hija y fui criada sin que me faltara nada. Fue un golpe de suerte no haber pasado mi adolescencia en el primer periodo de García y no haber tenido todas esas “carencias” de las que habla mi hermana poniendo la cara seria.
Al oírla hablar, cualquiera tendría la idea de que mis hermanos pasaron la pubertad en un campo de concentración, faltándoles todo, viviendo entre penurias, pero no es cierto. Cuando mi hermana habla de carencias, se refiere a esas cosas suntuarias que te dan una posición social, como la ropa de moda, artefactos de los cuales alardear con tus amigos y salidas y viajes a lugares algo exóticos. Nada de eso estuvo en el menú de su vida juvenil.
Eran malos tiempos y cuatro hijos, mis viejos no pudieron proveer de esas cosas a mis hermanos. El dinero no le sobraba a nadie y la familia tuvo que acomodarse a lo que había. Un buen día mis padres tuvieron que retirarse del Rotary Club porque ya no podían con ese estilo de vida que no iba con nosotros, prometiendo reintegrase a la vida social cuando mis 3 hermanos terminaran la Universidad. Por supuesto, eso jamás pasó.
Como cualquier familia de clase media, nos acostumbramos a vivir con la mitad de todo. Yo era pequeña, ni lo sentí. Después de todo todos andaban en las mismas no? Cenando arroz con huevo frito, estudiando en colegios estatales, comprando solo la ropa necesaria en lugares que no fueran caros. Viviendo a la defensiva para que nos e desacomodara el presupuesto familiar.
No sé porque mi hermana recuerda con dolor esa época, a lo mejor el choque de estudiar en una Universidad privada y no poder estar a la par de la vida social de sus amigos le creaba conflictos. A veces solía acusar a mis padres de no haber planeado bien la familia, de que con solo dos hijos hubieran podido prodigarles más cosas y no tener que vivir así, faltando todo.
Luego las cosas cambiaron. La situación económica mejoró y mis hermanos se fueron de casa. Mis viejos se jubilaron y tuvieron más tiempo para viajar y comprar cosas innecesarias. Eran los 90´s y en casa todo parecía más nuevo, incluso llegué a creer que de verdad estábamos mejor que antes. Que podríamos tener todo lo que antes nos "faltaba".

Para cuando yo llegué a la adolescencia fui criada como hija única con todos los beneficios económicos que ello implica. Mis hermanos se habían ido de casa a buscar su destino y yo vivía sola en un departamento equipado con todo, bajo la protección económica de mis padres, sin envidiarle nada a nadie ¿Qué más podía pedir? Aparentemente lo tenía todo.

Pero ese fue el gran problema.

El peso mas grande para iniciar algo nuevo es sentirte cómoda en el lugar donde estás.
Tuve suerte, es cierto, pero ha sido un arma de doble filo el vivir entre nubes de algodón. Para romper con eso he tenido que dar muchos pasos dolorosos. Romper las cosas que me ataban a una vida cómoda, irme. No ha sido fácil, comencé dando pasos pequeños, pero para mí fueron enormes. Pronto me daría cuenta que ambicionaba más y más cosas que ya no estaban a mi alcance viviendo sola o de mi propio esfuerzo. Extrañaba a mi familia, no podía estar mucho tiempo alejada de ellos, me sentía nada.

Sin embargo, al inicio fue fácil, estaba sola y tenía dinero como para darme todos los placeres que se me ocurrieran. Me acostumbré a eso, no lo veía como algo extraordinario, pero bajar de esa línea me provocaría grandes cambios de ánimo. Creo que me creí el cuento de que tenía la vida que todos deseaban. Que no me faltaba nada, pero fue una percepcíón errónea.
Aun ahora me siento frustrada por esa falta de efectivo, por andar midiéndome en los gastos, por no hacer las cosas que antes disfrutaba. Por estar siempre preocupada por las cuentas.

El problema de haber sido criada “sin carencias” fue que me acostumbré siempre a tenerlo todo a la mano y a ser incapaz de aceptar que un día las cosas cambian y estás como todos a la intemperie esperando el abrazo imposible de una ciudad que Te recibe con los brazos abiertos...demasiado abiertos, como para sentirte acogida.

15 comentarios:

junio dijo...

Hmmm... pero también hay quienes sin tener nada no luchan por salir de allí, y quienes teniéndolo todo prefieren valerse por sí mismos. Al fin de cuentas, es cuestión de personalidad. Las carencias te hacen fuerte.

George dijo...

uy, no sé porque me puse a pensar que lo que relatas me está comenzando a pasar a mi... ¿debo preocuparme?, mejor me voy a pensar en lo horrible que será el día de mañana en la oficina :-)

Angélica Camacho dijo...

Coincidencias con mi actual vida? Muchas, incluso el miedo a la "pobreza" antes de volver al país. Solo queda mirar de frente y armarse de valor.

Anónimo dijo...

Number two: La clase media?? Media qué?? pa´ariba? pa´abajo? Una línea delgada entre la supervivencia, el exilio o la cuenta corriente a fin de mes en el banco en el que también depositaba mi viejito (mi viejo lindo) NO ME ARREPIENTO DE ESTE AMOR, ¿Por qué estudié en Univ y mis patas no me siento mal? Nada que ver. También he sido criado sin carencias, mi madre me dice que soy un inútil y qué será de mi vida cuando viva solo...jajaja. En fin así los quiero y mucho, a mis hermanos, a mis patas de cole, de la univ... a la vida que me tocó vivir. Suena a floro, pero no lo es. Yo no quiero volverme tan loco, del genial Charly
PD. Es el más complejo escrito que te leo... no soy tu compatriota Hernando de Soto, pero muy sociológico tu último texto, aunque sombrío, es tu estilo.

Marea dijo...

Yo si gocé los años con AGP, pero más me sentí afectada por el terrorismo que por el lado económico, aunque en mi casa nunca faltó tampoco hemos sido ricos, la pasamos bien dentro de nuestras posibilidades. Me vine a USA y pienso que definitivamente estoy mejor económicante de lo que estaría si me hubiera quedado en Lima, pero uno siempre quiere más.

Nam dijo...

Enfrentarse a una forma de vida a la que no estamos acostumbrados crea siempre un conflicto, que en cierta medida iremos resolviendo de acuerdo a nuestra capacidad de adaptacion y de busqueda de soluciones, con una mente tan lucida como la tuya no dudo que encontraras la mejor solucion para tus aspiraciones.
Saludos.

Maik Pimienta dijo...

Tírase al sol amiga. No comerás, pero sentirás el calor. -Frase no aplicable a quien la escribe-. Bhesos.

nacho dijo...

Es difícil ser feliz a la intemperie, aunque es el único sito donde podamos serlo.

Laura Martillo dijo...

Maik:
para Diciembre estaré tomando mucho...muchísimo sol.
Bhesos.












Hola Nam: Gracias por el comentario lúcido, me agrada lo que dices. El destino no nos da nada, solo espera a que nos levantemos por él.
Por cierto, quisiera ser yo la que sigue con el scrub de ayer y tiene la jeringa de AGA en la mano.











Marea: Ajá, hay cosas que jamás son suficientes.
Yo me alegro porque jamás me faltó una buena educación ni las dosis extras de cariño, creo que hubiera cambiado cualquier bien material por un poco de lo que tuve. El problema es que siempre deseas un escalón más, deseas más de lo que tuviste, no te conformas.
Yo aún no me conformo.













JC:
ja!crees que es el más complejo...tal vez no has leído con atención los restantes. El problema de escribir con barniz es que si lees rápido no alcanzas a sentir el significado de aquello detrás del maquillaje.
"demoliendo hoteles"... me agrada más.





















Angélica: Si pues. No queda más que armarse de valor, definitivamente no hay varitas mágicas para mejorar la realidad. hay que hacerlo una misma.















George: Si, probablemente sea mas provechoso hacer eso.




















Peregrino: me has hecho recordar a ese post sobre Las obligaciones morales...aunque ahora que lo pones así, tal vez entienda un poco mejor lo que querías decir.

Laura Martillo dijo...

Nacho:
llegaste mientras no estaba...Si, a la intemperie, lejos de todo, sin nada en el bolsillo más que una esperanza.
Entiendo lo que dices.
Un abrazo, después de mucho tiempo.

Laura Martillo dijo...

Si, June, es cuestión de personalidad. La presencia del enemigo es la mano de Dios guiándote, esa frase me encanta.

Por cierto, escribí El Cantar de la princesa, espero que lo coloques en el blog, por más lúgubre que parezca.

Enzo dijo...

Somos de la misma generación Doc., y creo que usted de alguna manera la pasó bien, yo tampoco me puedo quejar, jugando trompo mientras mi madre hacía las colas, pero eso sí, a pesar de todas las oportunidades que mi madre me ofrendó, -maldición- nunca las pude aprovechar, sinceramente no quise hacer uso de ellas, por una estúpida manía de no saber o no comprender enfrentar los problemas que aparecían en el camino. Y, así, busqué lo más fácil, perderme, arruinarle a mi vida los mejores años de mi existencia, con mencionarle que entré y salí de siete colegios distintos, casi, también el reformatorio, al Moisés Heresi (el Larco Herrera de Arequipa), mi estancia en ellos no fue breve, al contrario, algo larga y jodidamente divertida y dolorosa. Y ésta vida disuasiva, jamás dejó que avizore mi futuro. Sí, también pertenecí, a esa clase de la cual anota (actualmente espectral.)... Usted, quizá vivió e hizo las cosas de alguna forma políticamente correcta, lo cual pareciera que le pica un poco en la memoria. Pero tiene tiempo, eso es lo bueno, y no diga que nadie le ha leído por completo, pues yo si lo hecho y me divertí y tomé en serio las que se merecían tomarse en serio cada una de sus notas (lanzadas desde setiembre del año pasado) y, eso me ayuda a comprender más a las mujeres. Lo lamentable de las chicas de su generación, es que por querer hacer de su vida imitación masculina, terminan más confundidas y peor comprendidas de lo que están. También me escuecen las yemas de los dedos cuando toco un teclado, la diferencia que muy pocas veces tengo la oportunidad de hacerlo, y lo que escribo en el blog son cosas de mi imaginación con poco de mí (tranquila, lo de verborréico y rebuscado es temporal). De la noche a la mañana el negocio de mi madre se fue al Diablo, el banco, por poco y nos embarga hasta los calzones, y pues, terminé en el sótano del infierno. Por favor Doc. Mantenga la calma y si sale por ahí tome un café en mi nombre y fume ese cigarrillo que yo ya no deseo volver a fumar...

Tranquila Ud., que esto continúa...











¡Lo de vivir, pues!

TINTA DEL CORAZON dijo...

¡La clase media a caído tan bajo, que es la clase zoquete!
Solo quedaron los gustos de ricos con sueldos de pobres.

Laura Martillo dijo...

Enzo:

Me has hecho reir. Sabes que no llegué a conocer el Heresi por dentro, pero igual tengo algunas historias de locos guardadas por allí.

Gracias por recordarme que esto no se acaba. Gracias por escribirme, también.










Carlos: Tienes tooooooooda la razón, aunque ese tono haya sonado a reclamo.

shung dijo...

oieeeeee estoy pasando y sintiendo casi lo mismo!

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