domingo, diciembre 31, 2006

El mejor balance al terminar el año, es que llegamos a terminarlo.

Unas horas no definen el cambio rotundo de un estado a otro, lo puede definir la presencia de esperanza.
Al despertar mañana, la playa será la misma y el paisaje sin muchos cambios,
solo algunos granos de arena habrán volado lejos al despuntar el alba.
Su brillo a la lejanía, dejará de lastimar los ojos del viajero que busca oasis imaginarios.

Muchos granos de arena volarán hoy por toda la playa, algunos volverán al mar, otros al desierto.

Al amanecer, la playa inventada tendrá el mismo paisaje para todos los ojos;
solo la arena que se va sabe cuál es su rumbo o que cambió en el horizonte.


Un abrazo, al final de un Diciembre lleno de magia y del año que llegó a su fin.

El cambio no lo advierten los que se quedan. El cambio sólo es visible para quien se va.

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....