Se ha nublado el cielo y el mar se ha encrespado, una mujer a la deriva contempla la venida de una balsa que pueda llevarla lejos. La playa está vacía, la arena ya fría, la mujer espera como si fuera a volverse real su inútil fantasia. A la orilla de la playa la mujer y su vestido delgado constriñen su pupila intentando captar la inmensidad de esa lejania y volverla suya, apresarla entre sus manos, hacerse esclava y señora del mismo ser que se avecina.
La mujer espera y la lluvia, va cubriendo su cuerpo delgado, pega el vestido claro a su figura oscura y hace que debajo de el refloten dos pezones un vientre y un monte púbico. A lo lejos la gente se aleja de la playa, viene un huracan gritan, " nadie sobrevivira"...ella no escucha, en el centro de la tierra segura, no hay nadie para que pueda hacerla suya, a nadie desea ella más que a la imagen del que viene en su balsa pequeña, aquel que la ha llamado en sueños, el que le ha dicho que seria suya.
La lluvia sigue cayendo y la costa va quedando vacia, las palmeras se azotan junto al mar, las olas se levantan majestuosas, Neptuno está colérico, el cielo ahora está oscurecido. En el caos del inicio y el fin ella sigue esperando con las palmas abiertas, esperando a que él le tatue en la piel su destino.
En la tierra segura ya no queda nadie a quien ella desee. La mujer anhela el mar y volver a su cardumen de sirenas coloridas; la mujer busca la libertad aunque ésta la lastime. La mujer se desnuda, ya no hay mucha piel que mostrar...la costa está vacia, ya no se oyen los gritos de nadie. A lo lejos un hombre se acerca con su pequeña balsa en la cresta de una ola y ella lo ve venir, mientras una el mar inmenso la engulle y la vuelve nada.
La mujer espera y la lluvia, va cubriendo su cuerpo delgado, pega el vestido claro a su figura oscura y hace que debajo de el refloten dos pezones un vientre y un monte púbico. A lo lejos la gente se aleja de la playa, viene un huracan gritan, " nadie sobrevivira"...ella no escucha, en el centro de la tierra segura, no hay nadie para que pueda hacerla suya, a nadie desea ella más que a la imagen del que viene en su balsa pequeña, aquel que la ha llamado en sueños, el que le ha dicho que seria suya.
La lluvia sigue cayendo y la costa va quedando vacia, las palmeras se azotan junto al mar, las olas se levantan majestuosas, Neptuno está colérico, el cielo ahora está oscurecido. En el caos del inicio y el fin ella sigue esperando con las palmas abiertas, esperando a que él le tatue en la piel su destino.
En la tierra segura ya no queda nadie a quien ella desee. La mujer anhela el mar y volver a su cardumen de sirenas coloridas; la mujer busca la libertad aunque ésta la lastime. La mujer se desnuda, ya no hay mucha piel que mostrar...la costa está vacia, ya no se oyen los gritos de nadie. A lo lejos un hombre se acerca con su pequeña balsa en la cresta de una ola y ella lo ve venir, mientras una el mar inmenso la engulle y la vuelve nada.
(Febrero 2006)
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6 comentarios:
que bella e increible senación
la mujer la lluvia un saer especial,
todo combertido en uno solo
todo combertido en pasion en sentir,
que gran relato,
felicidades....
abrasos desde mi noche lluviosa..
Esta chica sabe nadar contra la corriente. Yo lo sé.
Me encanta.
Esa chica es Alfonsina, es una mártir de su propio ser, pero sabe lo que quiere, o al menos se resigna a su destino.
Me ha gustado tu blog, y tu piel.
Un beso.
Poderosísimo.
UFFFFFFFFFF!!!!!!!
Besos
Sí, es una stoneada tremenda, me gusta, me hace recordas tiempos pacíficos.
Por otro lado, las imàgenes del flickr, mièrcoles tìa cuanta carne! :D
Hola! Paso a conocer tu blog gracias al comentario que dejaste en mi ultimo post. Me tomare el tiempo para leerte como se merece.
Desde L.A. saludos.
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