Uno de los problemas de considerarme a mi misma niña buena, es que no podía tolerar que hubiera algo manchado, algo oculto en mi, algún secreto que volviera frágil mi relación de noviazgo, basada como yo misma decía en la confianza y las verdades sin velo. No podía tolerarme el hecho de estar fantaseando con un desconocido y no con mi novio, estar a su lado y sentir que al callar algo tan simple como sentirme atraída por un ser virtual, me convertía en algo menos que una mentirosa.
Me sentía la peor de las mujeres, por estar ocupando mis pensamientos con una persona que no fuera el. ¿ por que iba a estar haciéndolo? ¿Es que entonces no lo amaba como yo creía?, ¿es que no me sentía todo lo atraída que podía?, ¿tal vez necesitaba conocer mas hombres, experimentar mas? Tal vez estaba tomando las decisiones equivocadas.
Mi problema es que jamás he podido guardarme las cosas para mi, yo descubro la verdad de las cosas cuando pienso en voz alta, por eso le contaba todo lo que me pasaba a él, aunque ciertas cosas no merecían ser dichas. “Búscate una amiga mujer”, me reclamaba. Yo jamás he podido confiar en una mujer como amiga y los amigos hombres que tuve terminaron siendo pretendientes con ventaja de conocimientos sobre mi vida personal. Así que al no poder contarle las cosas a nadie, escribía diarios y tal vez sea la misma razón que ahora me empuja a escribir ésta bitácora.
El hecho es, que comenzaba diciembre y yo estaba durmiendo en una cama de espinos, necesitaba contarle que desde hace dos semanas me escapaba de las guardias para chatear con un argentino innominado.
Esa tarde mi novio y yo hacíamos guardia juntos en el departamento de neonatos, cuando se me ocurrió contarle mi jueguito inocente. El vestido de blanco, yo con el scrub verde, hablábamos despreocupadamente entre los llantos de los recién nacidos de esa tarde. Estaba segura que al saber mi aventura virtual comprendería muchas cosas y cambios de carácter. Era solo eso, una aventura virtual…estaba interesada por un tipo sin rostro y pronto se acabaría y volveríamos a ser felices de nuevo.
Pero esa charla fue tan franca que el fue quien termino cortando conmigo. El argumento era:”No quiero que algún día me culpes por no haber vivido lo suficiente, quiero que te sientas libre para que puedas volver”. Al terminar la charla me di cuenta que estábamos rompiendo, que yo ya no sabia dar un paso fuera de su abrazo, ni hablar en publico sin su protección. En esos años me había vuelto totalmente dependiente de el y ya no sabia como estar sola. Las lágrimas corrían por mis mejillas en medio del lugar lleno de incubadoras.
Tiempo después me di cuenta que había sido la estupidez mas grande romper de esa forma y por ese motivo. Pero aquellas semanas posteriores al rompimiento fui feliz, finalmente era yo de nuevo. No la novia de alguien, solo yo para reencontrarme.
Me sentía la peor de las mujeres, por estar ocupando mis pensamientos con una persona que no fuera el. ¿ por que iba a estar haciéndolo? ¿Es que entonces no lo amaba como yo creía?, ¿es que no me sentía todo lo atraída que podía?, ¿tal vez necesitaba conocer mas hombres, experimentar mas? Tal vez estaba tomando las decisiones equivocadas.
Mi problema es que jamás he podido guardarme las cosas para mi, yo descubro la verdad de las cosas cuando pienso en voz alta, por eso le contaba todo lo que me pasaba a él, aunque ciertas cosas no merecían ser dichas. “Búscate una amiga mujer”, me reclamaba. Yo jamás he podido confiar en una mujer como amiga y los amigos hombres que tuve terminaron siendo pretendientes con ventaja de conocimientos sobre mi vida personal. Así que al no poder contarle las cosas a nadie, escribía diarios y tal vez sea la misma razón que ahora me empuja a escribir ésta bitácora.
El hecho es, que comenzaba diciembre y yo estaba durmiendo en una cama de espinos, necesitaba contarle que desde hace dos semanas me escapaba de las guardias para chatear con un argentino innominado.
Esa tarde mi novio y yo hacíamos guardia juntos en el departamento de neonatos, cuando se me ocurrió contarle mi jueguito inocente. El vestido de blanco, yo con el scrub verde, hablábamos despreocupadamente entre los llantos de los recién nacidos de esa tarde. Estaba segura que al saber mi aventura virtual comprendería muchas cosas y cambios de carácter. Era solo eso, una aventura virtual…estaba interesada por un tipo sin rostro y pronto se acabaría y volveríamos a ser felices de nuevo.
Pero esa charla fue tan franca que el fue quien termino cortando conmigo. El argumento era:”No quiero que algún día me culpes por no haber vivido lo suficiente, quiero que te sientas libre para que puedas volver”. Al terminar la charla me di cuenta que estábamos rompiendo, que yo ya no sabia dar un paso fuera de su abrazo, ni hablar en publico sin su protección. En esos años me había vuelto totalmente dependiente de el y ya no sabia como estar sola. Las lágrimas corrían por mis mejillas en medio del lugar lleno de incubadoras.
Tiempo después me di cuenta que había sido la estupidez mas grande romper de esa forma y por ese motivo. Pero aquellas semanas posteriores al rompimiento fui feliz, finalmente era yo de nuevo. No la novia de alguien, solo yo para reencontrarme.