He dejado de tomar antidepresivos, ya no tiene caso alejarse mas de mi lado melancólico. La epidemia ha terminado, tanta gente a desaparecido, he cerrado los ojos de tantos, no tiene caso seguir bloqueando esos sentimientos de perdida. A diario llegan otros casos mas complejos, las secuelas de la gente que sobrevivió, nadie sabe eso. La gente se embota en las series de Netflix, en las maestrías a distancia, en los cursos de idiomas y bailes, la gente llena su tiempo para no sentir mas que lo necesario. Yo también lo hago, pero se ha abierto una grieta en mi muralla, una grieta que no deseo cerrar, porque a medida que se abre me acerca a mi persona real lejos del personaje feliz que se cambia los mil trajes ante el lente de una cámara sin publico real.
Me alegra reencontrarme con la gente que abre su sensibilidad para mi y me extiende su mano suave como una nube, me mantiene la mirada por mas de dos segundos, no se aparta si lloro, si comento un libro que me conmueve, o comparto una película que no entiendo. Me alegra que haya gente que no es perfecta y no toma la bandera de ser diferente para hacer daño. Me alegra que aunque estemos rotos aceptemos eso sin el histrionismo de ser heroes de causas perdidas.
Hoy he caminado y sentido. Suelo hablar con mucha gente, dar consuelo o guerra a muchos mas, subo a taxis en donde la gente me cuenta sus anécdotas, contesto llamadas de personas que me cuentan sus problemas, me siento en reuniones en donde me comparten asuntos de los que me da igual o no saber, pero de esta vida tan corta lo que mas aprecio son las caminatas en silencio en donde me permito ser yo sin intentar ser amable. El camino a casa a veces es largo, voy extrañando a la gente que me permitió compartir algo real de sus vidas. Es tan difícil eso, la mayoría de personas es practica y solo busca lo utilitario de las relaciones, sin dar nada a cambio. Yo no quiero ser eso, probablemente no hay nada útil en caminar o en escribir o en sentir demasiado, solo es el lujo de permitirme ser humano. Es tan corta la vida! ¿Acaso no lo hemos aprendido a golpes de dolor estos dos años? Tan pocas y raras las experiencias para sentirse verdaderamente humano, una pastilla no puede quitarme eso. Encajar y ser funcional después de una crisis cómo esta podría estar sobrevalorado.