martes, abril 20, 2010

2 Soles

Me gusta U2 y ver películas.
No soy nada diferente de cualquier joven de mi edad y sin embargo a menudo me siento vieja.
He renegado varias veces de mi profesión porque de niña alguien me dijo que podía ser lo que yo quisiera cuando grande y me lo creí; así que empecé a creer que podía hacer mas cosas que simplemente seguir protocolos y hacer lo que otros ya hacían bien. Pensé que podía crear cosas, muchas cosas.
Crear simplemente.
Hoy escribí dos cartas y en la primera me agradé, escribí como enajenada y no podía despedirme, mas que un informe sobre mi vida, esa primera carta parecía un resumen de todo un panorama actual de mi generación, de la incertidumbre de ser, amar, estar.
¿Acaso no parece todo la misma cosa?
La segunda carta fue fruto de ese opio que es escribir con varios deditos y el chasquido contra las teclas en la soledad de la habitación. No creo haber enfocado bien esa segunda carta, parecía de alguien quien se conforma y que dice "Ok, creo que no seremos nada mas que amigos".
Aunque en realidad yo quería decir algo totalmente diferente, algo como " Es mucho mejor que seamos amigos, la amistad es un bien mas preciado para mi, no tan voluble y doloroso como el amor, algo con mas compromiso, con mas certeza de perdurabilidad".

Luego de esa segunda carta salí a evaluar pacientes y agradecí que la gaseosa tuviera tanta cafeína como para mantenerme lúcida a mitad de la madrugada. Luego quise volver a comunicarme. Estar aquí es como meterme en una estación espacial, como estar en medio de la nada y meterme a una cabina hermética a la espera que alguien de señal de vida a mi solo saludo.

Una vez que estuve aquí lo primero que ví fue la primera línea de las actualizaciones de los blogs que tengo enlazados, era un menú algo bizarro, incluso con las ganas de volver a escribir de hoy, no quisiera volver a tener que leer. Me he enamorado muchas veces de gente que escribe bien o que me gustaba como pensaba, me he enamorado de un solo vestido y la gente ya desnuda no me ha gustado luego. Será porque es cierto y la fórmula perfecta para las relaciones no sea nada mas que coincidir en gustos y no en nada más profundo.
Por tanto yo he tenido relaciones en donde coincidía en gustos o de música o de lugares o de películas, pero nunca en nada más. Y en la vida la gente se harta de este tipo de relaciones y comienza a buscar compañeros, sabes? Y compañero es aquel que piensa diferente pero te puede convencer suficientemente bien de que camines a su lado y en toda su imperfección tapa eficazmente y a la perfección esas ausencias y esa falta de felicidad que nos invade a diario.

Algo como esa última frase fue la que coloqué en el segundo mail, así que no sé como la habrá tomado la persona a la que iba dirigida, pero ya no importa, porque a estas alturas de mi vida, creo que ya no me importa mucho si me creen o no. Buena chica o mala gente, he asumido que en ser parte del montón está el poder ser especial. Mi lugar en la masa está a salvo, mientras de mi individualidad sea conciente nadie mas que yo. Ya no mas caretas, poses, fingimientos, cinismo. Ya no mas. Trato de caminar derecho por un camino que serpentea y así voy feliz.

Aunque la música de hoy no sea la ideal, te escribo. Tal vez porque quiera hacerlo, tal vez porque no tenga sueño o tal vez sólo tal vez, porque en mi planeta de una flor y dos soles en un solo atardecer, la princesita que se soñaba perfecta, aprendió a caminar sin mirar atrás.
Siempre es una sorpresa lo que está enfrente de los ojos, verdad?

viernes, abril 16, 2010

Fue esa tarde que decidí que no volvería a escribirte. En realidad, decidí que no volvería a escribirle a nadie. Cada minuto que había pasado frente al computador lo sentí inútil y sin objeto alguno que no fuera regocijarme con mi propia voz. Había perdido mucho tiempo escribiéndote, escribiéndome, mientras la vida palpitaba allá afuera.


Brasil estaba lleno de atardeceres coloridos, de calles mojadas, de gente hablando rápido y cantando. Las paredes estaban llenas de poesía sentida y la playa inundada por el espíritu del carnaval vecino. Había tanta vida allá afuera y yo estaba tan libre, con los ojos tan abiertos, con tantas ganas de conocer y conocerme.

No pensé que volvería a saber de ti, de este blog, de nada. A diario escribía millones de líneas narrando cada experiencia nueva, pero luego dejó de importar lo que yo contara, lo que yo quisiera guardar para el futuro como un recuerdo gráfico, sólo tenía el presente y para eso me dedicaría.

Planeaba contarte lo que aprendí, todo lo que aprendí de mí. Planeaba muchísimas cosas, pero el tiempo me ganó y heme aquí informándote que no estoy muerta, que no me fui, que estuve pensando en ti todo el tiempo, solo que aprendí a vivir.

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...