
...No me siento bien…hoy perdí la fe…la suerte juega con cartas sin marcar…no se puede cambiar...(Calamaro)
No dejo de oír esta música, ando dispersa. Lo único que me encausa es poder oír música y escribir sin voltear a ver a nadie, ni levantar la cabeza. Me siento tan bien…ayer hablé casi seis horas por teléfono y dije todo lo que tenía por decir. Ayer tenía el corazón tan lleno y el cerebro explotando, que necesitaba hablar. Hubo un descanso para mis dedos, pero mi boca y mi lengua no cesaron de confesarse, entre risas y sabor de plátano.
He pensado en cerrar el blog para Diciembre, asumo que habrá crecido todo lo que debe y es momento de matar a Laura Hammer, o como quieran llamarla. Antes que comience a escribir pensando en los otros. Pensando en escribir divertido.
Yo no puedo ser divertida cuando escribo, no tengo historias optimistas para contar. Y aun cuando lo hago, el tinte de mi voz suele ser algo melancólico. “sexualmente melancólico” como me dijo alguien.
No podría escribir sobre lo que la gente desea leer. Al menos no todos los días. No tengo lo que la gente quiere, o necesita. Y soy feliz de saberlo. Escribo solo para mi y para quien le de la gana el leerlo. Pero odiaría volverme divertida, masticable y fácilmente digerible. Odiaría leer lo que escribo como si fuera un bagazo que a nadie le sirve mas que para reirse. Yo no hago campañas de autoayuda, ni busco rebelarte contra el mundo, mas...
¿Quién sabe?
A lo mejor es el proceso de autodestrucción de todo blog, unos inician así, otros lo hacen al final.
En todo caso, matar antes que dejar morir- eutanasia pura para el blog que llegue al año.
Me dicen que lo mío deprime y yo me río. No puedo escribir para solucionarte el día, para contarte algo que te haga reír en medio del trabajo de oficina, algún chiste para que les cuentes a tus amigos. Yo no se escribir para divertirte. Pero a veces me divierto contigo. ¿Quién sabe? A veces solo yo sé con lo que me río.
Pero yo escribo alucines y depresiones de lunes a miércoles, el resto de la semana depende del suicida en cuestión. Si amaneciste mal, yo no te solucionaré el día. Podría hacerlo, pero no me interesa. A mi me gusta sembrar semillas en ti y que si algún día quieres las vuelvas frutos maduros.
Quiero hacer lo que mis amigos hacen por mí: Inspirarme. Lo que mis amigos me dejan bajo la piel, ganas de seguir diciendo lo que pienso, como lo pienso. Sin palabras bonitas, sin una jerga especial para agradarte. Eso depende de ti. Yo hablo como pienso. Si te quieres suicidar después de leerme, anda toma el cuchillo. Yo no he venido a salvarte, ni a liberarte de las tristezas que lleves, de tu soledad guardada. No vengo a tratar de enamorarte, yo podría ser cualquiera. Tampoco vengo a hacer algo bueno por ti. Trato de hacer el menor daño posible y si lo que escribo te sirve: Bien por ambos, pero no me pidas que deje de escribir así, con las entrañas abiertas, solo para satisfacer a todos.
No me pidas que deje de ser. Solo déjame cuando quieras, yo sabré entender.
Yo hago historias truncas, dejo finales abiertos, para que sueñes el resto. Yo me culpo y lucho conmigo a diario. A veces gano, a veces pierdo. Dejo aquí cada fluido mío, a veces de besos, a veces de lágrimas. Un poco de sangre. ¿Quién sabe?
El día que vuelva quizás lo haga con otro nombre, si me reconoces, no hay premios. Escribo para mí y de vez en cuando para el resto. Pero no me pidas que sea divertida. Yo ando con libros desojados, con música en los oídos. A veces sin ropa, si eso te calienta, no es mi problema. Cada quien hace mitos de lo que desea. No está en mis manos portarme bien, para que solo me ames y nunca me odies. Ni en mi boca la palabra divertida que te solucionará el día.
Yo me voy y me vengo cuando quiero. Si quieres venirte conmigo, eso no es algo sobre lo que yo pueda aconsejarte. Simplemente, Ese ya no es mi problema.