miércoles, noviembre 25, 2009

Durante la guardia

Ya, ya que a este paso se me va la vida.

No pretendo hacer poesía de lo que digo, pero de vez en cuando, solo de vez en cuando las ideas deberáin ser plasmadas tal como uno las quiere, pero nada pues. Mi mente sequísima como siempre. Debe ser que las ideas me las consumo en las personas equivocadas, pues ultimamente solo siento que digo cosas que no quiero decir, chistes que no me agradan y frases demasiado fuertes para una chica con aires de Lady.

Ya llego a los 30, la gente no debería traumarse si hablo de sexo o de vez en cuando, cuando el estress me apremia digo alguna lisura que ponga a la gente en saque. La verdad yo tampoco me debería admirar ni causarme trauma al terminar de decirlas, pero supongo que todavía cargo complejos y que como dice Rafa, tendría que luchar contra cientos de años de opresión a la mujer, para no pensar como a veces pienso, acá en el último fukin país tercermundista, en el cual trato de surgir misma voz de la provincia.

Decía que ya llego, porque lamentablemente se acerca Diciembre y me doy cuenta de cuantas de las cosas que deseo en la puerta del horno como pan se me queman. Es decir, antes me quejaba por no tener, luego porque perdía siempre y ultimamente solo puedo quejarme, porque a puertas de tener la mayoría de cosas que realmente quiero, me atrae tanto la idea de mandar todo al demonio que me asusta al pensar: Oh cuan cerca estuve...pero als dejé ir...


.......................


Me pregunto muchas cosas, pero lamentablemente no hay quien pueda responderlas. Él ha llegado y me apena que se vaya sin haber podido casi a vernos, ni hablar de los asuntos usuales, ni sentir que al contarnos esos pequeños dramas personales, haya alguien que finalmente entiende ese porqué de cuando me siento tan sola.


Es raro haberme vuelto amiga de mis ex (algunos, no todos) y sentir esa mezcla de penita y alegría de cuando se que ya los he perdido para siempre como compañeros, pues finalmente aman a otra.

¿Puede alguien quererte así?

La gente no entiende que a veces yo siento tanto amor como odio y puedo ser extremadamente sensible a la felicidad de los otros.

Me hace bien que estés bien- eso quisiera decirle. Me hace bien que alguien te ame, como yo en su momento hubiera querido amarte. Y me hace bien que te alegre que yo esté bien, aunque se me caiga una lágrima cuando te digo que no creo que nadie pueda quererme de la forma que yo quiero.

Ya sabes, esa que comienza por la admiración de la persona, por el cariño, por esas pequeñas cosas que hacen de la pasión un ingrediente que puede ser obviado y dan paso a sentimientos aun mas bizarros.

Me jode a veces no ser La Chica de ayer ni la chica de nadie. Y sentir en cambio que hubo gente que si me quiso y a la que no supe querer suficiente. A veces siento que nada de lo que damos es suficiente.

Luego despierto. Me doy cuenta que a veces doy mucho y que nadie en verdad merece recibirlo.


...................


Decía que llego a los 30...porque en verdad no se cuanto me resta por llegar...me da miedo enterarme que llega otro Diciembre y con él otro cumpleaños y otra navidad y otro año nuevo y nuevas festividades y deseos que a veces no se dan de la forma que nosotros quisiéramos.


Yo ya me he cansado de pedir, porque miro atrás y veo que mis deseos son casi los mismos. No necesito apagar las velas para saber que me haría feliz. Aunque por momentos me agrada desear el que me sorprendan con esas cosas que no sabía podían hacerme bien.

A mí me solían decir que era la mejor para recibir regalos, pues siempre sonreía feliz, jamás con reproche.
Ahora debería contestarle a esa persona, que tal vez siempre estuve rodeada solo de la gente que miro mas allá de lo que quería y me regaló solo aquello que necesitaba.

Es miércoles y estoy de guardia, no debería estar filosofando, pero me hace bien poner mis ideas en limpio y comunicarme de esta forma con mi yo y el otro yo y el otro Yo, para que no me traume, ni insista, ni llame, ni escriba a nadie.


Para que así al terminar el día me sienta mas calmada de saber que aun
me tengo a mi misma, aunque a veces al dormir aun espere que
pueda existir alguna persona que sueñe conmigo.

viernes, noviembre 20, 2009

In Color

Se va coloreando la tarde de esos matices diversos, a veces quisiera contarle como me siento en días como éstos, pero ni yo lo entiendo. Si lo entendiera no haría filosofía de mis caminatas por el hospital ni de mis escasos momentos sola sin reir, sin hablar ni dar explicaciones.

La tarde cae. Hoy vi fotos de mis viejos, de un lugar que será para siempre mi casa y adonde nunca hay tiempo para regresar definitivamente. Mi casa es un andén ahora en donde me detengo para tomar trenes sin destino fijo.

Quisiera contarle, decirle muchas de estas cosas, pero me agradan mas los silencios y evitarle así, mi larga perorata, mis dudas, mis complejos y que no se de cuenta entonces de lo complicada que puedo ser, de lo aburrida y sensible.

Me agrada recorrer el camino en silencio porque voy viendo como la ciudad serpentea a nuestro paso mientras nos vamos perdiendo por calles sin nombre conocido.

Entonces me dejo llevar por su silencio, pues es más cómodo sentir su mano en mi mano que decir algo necio que no suene a error gramatical o a cursilería sin remedio.

De la tarde que se colorea a mi paso puedo extraer las fragancias mas bizarras cuajando un recuerdo que se quedará para siempre. Perfumes que solo yo detecto, pequeños secretos.

Hoy mi pupila se dilata ante la luz que se marcha y algo en mi ser se va llenando poco a poco de ese día que muere lentamente sobre la copa de las palmeras, que se derrama lento en el perfil de una ciudad ruidosa que jamás nos escucha.

Escribo en silencio, aunque prefiera hacerlo mentalmente a su lado. Cuando ante su silencio mi boca se queda quieta, saboreando lenta la palabra que no digo, esa que se diluye entre extrañas canciones y pensamientos diversos.

Es entonces cuando espero con dicha infantil que en esta ciudad caótica donde nadie espera a nadie y los días malos te atropellan sin remordimiento, que al cambiar el color del semáforo él extraiga de mí con un beso largo las cosas que no nos decimos a menudo, esas cosas tontas de cuando sólo y para nosotros la ciudad se detiene.

lunes, noviembre 16, 2009

Ni light ni divertida.

Todo empezó cuando comencé a buscar esas fotos. Debían estar en algún lado de los cientos de correo que pensé nunca más volvería a revisar. No imaginé lo que vendría luego. Montones de cartas de gente que nunca llegué a conocer, de los amigos que perdí o de los enamorados que jamás tuve. Cientos de líneas, unas mas divertidas que otros. Correos de pocas líneas o testamentos completos, palabras de gente que nunca volveré a ver. Gente que en realidad no vi nunca.

Me he parado de pronto en el abismo de mi pasado y me he visto responder con violencia a los halagos mas sutiles, defenderme, huir, hacer daño. Cualquiera hubiera dicho que era solo un cachorro asustado tratando de mantenerse a salvo. Qué pavor el volver a verme y volver a sentir a través de esas cartas un cariño y admiración que ya no siento.

Será que eran los meses de la fragilidad extrema, de caminar por primera vez al filo de la soledad, que tanta gente busco ayudarme. Pequeños mensajes que me levantaban el día, que me permitían llegar al siguiente sin mucha autocompasión. Algunos halagos demasiado azucarados, alguna gente mas sensible que yo, escribiendo sobre mí, como si fuera única, especial, asombrosa. Haciéndome creer esas pequeñas mentiras que a las mujeres nos agradan tanto.

Quién era yo entonces? Quiénes ellos? Algunos se quedaron conmigo para siempre, otros se fueron y la mayoría en realidad nunca volvieron. Tengo esos testimonios de fe en una persona que nunca conocerían, escritos aquí como los pequeños milagros de una sociedad cibernética en donde jamás ves la cara de tu oponente mostrarse. He estado mas cerca del chico que escribía de la otra costa de mi planeta que de aquel que se ha sentado hoy a mesa.

Pero no es sólo eso lo que me ha aterrado hoy. He sentido ese vértigo de ver tu pasado caminar raudo frente a tus ojos, mientras tu sólo intentas cerrarlos. He leído acaso las huellas de cosas que ya había dado por olvidadas. Ese olvido en el que se entierran por igual todas aquellas cosas que no resultaron, esos grandes fracasos de cuando confié demasiado o de esas derrotas peores en que no me entregué suficiente.

Me ha aterrado no poder parar y leer todo punto por punto las cosas que creí ciertas y saber que no lo fueron. Qué asombro el sentirme tan ilusa en un tiempo en que todo parecía posible. Que triste el descubrir que he crecido, que ahora tengo tantas estrategias para que nadie me hiera que acaso he olvidado las cosas básicas como decir lo que siento.

Me he vuelto una mujer vieja, así me siento. Pues ahora callo más y me cubro menos. Intento mostrar con el cuerpo más piel de la que debería y guardar de la boca para adentro aquellas frases que sólo afloran cuando me siento completamente sola.
Divina e irritante soledad. Esa que siento mientras me apoyo a la pared de la ducha pensando, cosas de las que ya no escribo ni le menciono a nadie. Aquellas cosas que he aprendido a silenciar tan bien que parece que no existieran.
Porque la inocencia también se muere y lo iluso e ingenuo de las personas pasan a guardarse en el ropero, como trajes viejos que jamás volverán a estar de moda. Ni ser adecuados para salir a la calle.
No puedo explicarme…qué miedo el no poder hacerlo. Haberme vuelto boba, torpe para expresar lo más mínimo. He olvidado tantas cosas en el camino que no sé si la gente que me quiso en un principio podría reconocerme ahora. Tantas cartas, tanta ternura.

¿Quién era yo para merecerlas?

Lloré el otro día por cosas varias que no vienen al tema. Me sentía tan desdichada.
A veces extraño sentirme admirada- qué necia- hago tantas cosas que para nadie significan nada. Que a veces sólo llego a casa y pienso, cuanta gente no murió hoy gracias a que pude hacer algo bueno, más nadie lo sabe, ni me lo agradecerá, ni dormirá hoy pensando en mí. Ni me hará un poema, ni escribirá una historia y mucho menos me hará un retrato.

Era más fácil escribir y lograr -sin intentarlo demasiado- que la gente me quisiera, que de alguna forma patológica pudieran incluso acompañarme por mucho trecho en el camino. Y sentirme, en ese momento que lo que yo hacía era apreciado, querido, esperado.

Ha pasado el tiempo, voy conociendo gente nueva y ellos a mí. Gente a la que no le importa lo que hago, lo que hice o lo que haré, comentando sólo de esa imagen plana que se muestra en una foto como si eso me importara. Escribiendo de vez en cuando que les gusto como si eso de verdad pudiera llenarme.

A veces como hoy sólo extraño a los amigos que perdí, a los amantes que no fueron, a los amores que no tuve. A esa fauna de gente rara que me rodeaba hace tiempo y que decía esperar cualquier cosa que yo tuviera para darles. Incluso si era mala, pues era real.

Ahora sólo soy médico y siento que nadie espera nada de mí. Que tal vez yo tampoco espere nada de nadie.

domingo, noviembre 15, 2009

Aquellas huevadas

No es una sorpresa que los años fabriquen corazas en nosotros, pieles duras difíciles de sobrepasar. A diario escucho historias similares. Historias de gente que no se da, o de aquellas que se entregan demasiado. Historias truncas, de esas de las que nadie hace comedias románticas.

Estaba pensando en eso hoy. Traté de leer al respecto y me topé con esas mazamorradas que abundan por aquí, cosas dulces pesadas, difíciles de leer. Yo tengo poco tiempo, demasiada ansiedad y soy irritable en general. Me espanta que la gente no diga lo que quiere cuando lo quiere, que me den vueltas con mil historias para hacerme comprender cosas básicas. Me molesta incluso leerme.

El amor como sentimiento es sobrevalorado. Qué de especial tiene escuchar o guardarse un Te quiero? Acaso en realidad es esa frase non plus ultra que coronará todas nuestras expectativas? Un preámbulo al ansiado Te amo. La antesala de todos los miedos que vendrán después: Si realmente me ama, si lo dijo en serio, si que es loq ue realmente quiere, o en que terminaremos luego.

Bah! Demasiadas preguntas, para respuestas demasiado vagas.

No debería ser un te quiero, algo mas simple? No debería significar sólo algo como hoy te extrañé, me hace bien estar contigo, jamás tan cómoda cuando estamos juntos?

¿Por qué ambos sexos sienten esa palabra como la tranca inmensa que te separa de nivel la relación? Que augura un Nuevo compromiso, lleno de mas responsabilidades que de dichas?

Por qué la gente teme tanto a decir algo que resume lo que sienten?

Es iluso pensar que una frase etiquetará todo el cúmulo de sensaciones que se vienen en camino. Por qué avitarla? Por qué anhelarla?

La palabra es sólo palabra y como tal inservible.


*Mala idea escribir sobre sentimientos con tu roomate observando.

domingo, noviembre 08, 2009

Ok, comencemos.

Ya que es este el último rincón de mi pensamiento mas estéril. Donde no hay mensajes instantáneos ni gente echando porras, ni yo fingiendo echarlas a mi vez. Escribiré.

Y me atrevo a escribir, porque me siento cansada pero sin poder dormir. Porque acá sedimentan en una larga cadena de rocas cursis todas las cosas que escribo cuando estoy sola, como hoy.

Y claro, no es que esté mal...solo que siento hambre y sueño...y una ansiedad terrenal que no sé si me agrada por completo...Eso y que no está la música que quiero oir, solo silencio...Siempre he odiado los domingos, mas cuando regreso a casa pos guardia, odio los domingos porque afuera la gente se divierte bajo el sol mientras yo hago pequeñas hazañas que nadie sabrá...Ni entenderá porqué las hago...vaya mierda de carrera a veces, sentirse héroe de una historieta donde el villano siempre se la lleva fácil.

Qué estúpida debo parecer haciendo el intento.

...............


Hoy vi un gato caminando en una cornisa, abajo la gente lloraba por otro joven que se muere, pero para mi eso no es novedad, prefiero no ver. El gato se movía cósmicamente meneando la cola sobre los techos de aspecto romano y mi vista lo seguía como si fuera lo único que realmente importara. Ni todas las interconsultas, ni toda la gente clamando por una respuesta que no suene lógica, fría, cortante, me interesa.
Yo voy tumbando obstáculos de camino a la próxima parada. Y se pierde de vista mi compañero de saltos al vacío. Entonces me quedo sola en medio de una calle de palmeras, pensando que estoy haciendo ahora ¿Qué rayos estoy haciendo?
El sol se filtra entre las copas viejas que rechinan de golpearse una contra otra por el viento.
Debería estar allá afuera. La vida suele ser tan a color en el mundo real.


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Hoy solo quisiera comer algo sabroso, dormir en una cama sin arrugas y que me devolvieran todos mis discos piratas. No ir al hospital mañana y escaparme a la playa, a congelarme mientras siento todas las fuerzas de la naturaleza golpeando contra mí.
Simplemente quisiera desenchufarme y estar así con la mente en off, sin buscar respuestas. Ni esperar respuestas. Y que la soledad sea ese lugar ideal en donde nadie tiene derecho a exigirte fe en las personas.




martes, noviembre 03, 2009

1. Muerte en Primavera

Al cerrarse la puerta de la librería, el sonar de las campanillas tintineando inmediatamente le evocaron el aroma a menta y cigarrillo en las manos.

Era Abril y la primavera se había apoderado de Glatzkin de una forma inquietante. Todos los olores, sonidos y luces se lo recordaban como a un fantasma que se resistía a irse de ella. Una sensación que empeoraba a esa hora de la tarde cuando se quedaba sola.

La persona que había entrado solo era otro hombre de cincuenta buscando libros policiales y algún manual de economía. Podía reconocer en el acto que buscaba cada quien. Ese lugar en la librería la había tornado sabia de alguna manera.

Volvió la vista hacia la calle. Definitivamente Abril había empezado aun mas dulce y colorido que de costumbre. Detrás de su lugar podía ver los cientos de libros alineados esperando un dueño que aun no llegaba, mientras ella dibujaba corazones que de inmediato tendía a borrar.

El cielo de Glatzkin había escampado afuera con un maravilloso azul que invitaba a salir de allí, a irse corriendo a nadar al lago San Patrick y perderse por algún sendero. Encontrarlo tal vez, quien sabe. A esa hora el marasmo de la tarde tendía a a atontarla con pensamientos demasiado melancólicos.

El hombre cincuentón, único cliente a esa hora, hizo caer en ese momento una pila de libros de cocina. Contrariado empezó a levantarlos uno a uno. Con una sonrisa ella le indicó que no había problema, los recogería. El hombre le fijó una mirada de ojos negros pequeños sin brillo, le agradeció y se retiró a seguir buscando lo que había venido a buscar.

Teresa se levantó pesadamente de su silla giratoria. La primavera había llegado y con ella su extenuante sensación de esperanza. Casi le resultaba imposible estar allí en esa caja de madera que era la antigua librería y ver la gente paseando con helados en las manos o en mangas de camisa. ¿Dónde estaría él ahora?

Se agachó a recoger los libros con cierto esfuerzo, aun le dolían los músculos. Había sido una larga convalescencia en cama viendo al Otoño pasar mientras ella sorbía la sopa por un tubo. Odiaba los hospitales, estar presa allí contra su voluntad. Pero odiaba mucho mas estar trabajando en plena primavera de forma voluntaria para pagar una vida cómoda pero en soledad.

Antes de poner en su lugar el último libro de cocina con la mujer sonriendo en la portada, vio algo brillando en el piso. Parecía la esfera de un reloj de pulsera. Lo puso en su palma y se quedó contemplándolo, la luna se le había roto.

Se levantó con dificultad buscando al hombre cincuentón, pero ya no estaba,acababa de irse. Las campanillas volvieron a sonar y lo vio salir apurado antes de poder avisarle. Quiso dar dos pasos rápidos, pero de inmediato el dolor en la cadera volvió a punzarle dejándola inmóvil en el acto.

Viejo tonto, pensó, ya volverás. Luego se dirigió con lentitud al escaparate que daba a la calle, mientras guardaba el reloj en el bolsillo de su chaqueta viéndolo irse rápido por la acera llena de luz.

Que radiante estaba el sol allá afuera. Un precioso día lleno de esperanza. Vio al hombre que había olvidado el reloj con su tweet verde alejándose por la vereda rumbo al norte de la ciudad.Casi llegando a la esquina el hombre cincuentón pasó a prisa abriendose paso entre dos chicos de color.

La luz cubría todas las ventanas volviéndolas espejos azules. La acera estaba limpia a esa hora de la tarde. Solo los dos chicos negros dirigiéndose hacia la tienda con ropas holgadas y zapatillas blancas.

Al sobrepasar al hombre cincuentón, este se desplomó rápido como un saco, cayendo al piso sin sentido.

Ella vio entonces todo pasar como en cámara lenta. Un charco de sangre acababa de cubrir la vereda mientras el hombre yacía allí tirado sin nadie que lo acudiera.

De inmediato uno de los chicos negros guardó una enorme arma que limpió bajo su chaqueta. Parecía un cuchillo o una espada, no podía saberlo con exactitud, brillaba demasiado bajo el sol de la tarde.

Se le ocurrió gritar, correr, hacer algo. Estaba demasiado lejos. Por la vereda, tranquilos ambos jóvenes caminaban como si nada pasara. Uno de ellos sonrío frente su ventana sin darse cuenta que tras la pila de libros nuevos ella contemplaba la escena horrorizada.

El hombre que acababa de salir de la librería, permanecía tirado en la vereda sin moverse. Muerto tal vez. Y ella era incapaz de correr.


Teresa se llevó las manos a la boca rezando porque no la hayan visto. El reloj aún permanecía en su chaqueta pesando como una herencia que no quería.

Pegó su cabeza y nariz al vidrio para ver si no era un sueño. En esa mañana perfecta de sol y cielo azul a un hombre lo acababan de matar ante sus ojos sin que ella pudiera hacer nada.La vereda seguía silente y el sol reflejándose en todas las ventanas cerradas.

Tras la ventana bajo un sol radiante ella temblaba. Seguía siendo un maravilloso día- pensó-Incluso para morirse.

domingo, noviembre 01, 2009

Y quién es la fea?

La enfermera entra rapidamente a la Unidad y al vernos a mi y a mi compañero vacila un instante.

-Pueden venir pronto?
Yo me levanto de la silla preguntando si sucede algo malo. Me ve a los ojos y vuelve a dudar
Luego, acercándose a él, agrega

-Mejor usted doctor, venga conmigo.

Minutos después él retorna a la unidad.


-¿qué ha sucedido?- Indago con curiosidad.
-Nada. Hay una paciente hospitalizada dice que es igualita a ti, sólo quería que la viera. - Ok.

Mientras termino de escribir mi reporte me ataca la curiosidad de nuevo.

-¿por qué te llamó a ti y no a mi?
- No sé. Cosas de enfermeras, ya sabes.
-A lo mejor pensaría que era un familiar mío.
-Seguro- dice sin levantar la cabeza

-¿Está grave?
-No
-Uhmmmmmmm....Los monitores suenan enloquecidos.

- ¿Y se parece a mi realmente?
- No, dice categórico. Luego me mira y suaviza la frase- Un poco quizá.

- ¿Entonces porqué no me llamó a mí? ...Seguro es fea la condenada
- Noooooooooo, para nada.Tiene la cara finita y la nariz respingada
-Ajá

...Varios silencios después...


-¿O sea que la fea soy yo?
-No te he dicho que seas fea...
- No?
-Solo te he respondido que no se te parece, dice levantándose.

Lo sigo y a mitad del pasadizo atestado de gente (así es un hospital real, no como en las series de tv) el tránsito se detiene ante la siguiente pregunta mía

- ¿Por qué no nos parecemos?
- Vamos, no sé, dice y me quita las galletas q llevo en el bolsillo.
-O sea que no somos iguales
-No pues
-¿Por qué ella tiene "la cara finita y la nariz respingada"?
-No- y agrega, tragándose mi última galleta- Es qué ella es bien guapa

- ¿Y yo no?

...Silencio angustioso.........

-Pues...A ver... tu no te le pareces.

.............Uhmmmmmmmm..............


-¡Me has dicho que soy fea en mi cara! - le reprocho riendo
-No. No. Solo te he dicho ella si es guapa.

Plop!

Que gusto de joderme, pienso, mientras llegamos al asensor

-Ya no me sigas preguntando porque la voy a cagar más
- Maaaaás? le digo riendo, aun con el ego sangrando.
- Monse!

Ya en el sótano nos encontramos con otro médico del equipo que acompaña a un baleado.
-Qué tal muchachos?
-Nada, me acaba de decir fea y se ha comido mis galletas- le digo fingiendo un puchero

El se ríe en una carcajada que muestra todos sus dientes blancos y alineados, para agregar bajando la voz:

- No lo culpes. ¿Esas galletas tenían suero de la verdad no?

Replop!


......

¡A veces pienso que el universo conspira para que me deprima!

miércoles, octubre 28, 2009

Olor a hembra

Hoy recordé a qué huele una mujer...Me refiero a una mujer normal...sin perfume, sin artefactos, sin nada. Que perturbador. Millones de recuerdos vinieron a mi, allí desnuda bajo la frazada tibia, la sábana enrrollada en los pies, inmóvil con las manos en el vientre, esperando como un capullo. Como alguien muerto.

¿De dónde sale ese olor? Me pregunté. ¿Emana de su cuerpo, su pecho, su piel? ¿No lo calman el jabón, el perfume ni las cremas? ¿Puede ser tan imperceptible como intenso? Algo a lo que te acercas y te marea, te tumba de la impresión de no ser ningún olor conocido.

Trato a diario de cubrir mi olor, me avergüenza, pues me identifica. No creo que hieda, es más alguno que otro hombre ha comentado que mi olor natural es rico..delicioso según el más poético. Un olor que aguarda aquí cerca del cuello, en la nuca, por los hombros. Un aroma de mujer que me va cubriendo como un disfraz invisible, mientras aguardo al acecho. Un perfume tuyo, exquisito- dicen con ensayada destreza.

Yo entonces me burlo, culpo al shampoo, al reacondicionador, a los productos Dove que se meten en mi hasta el periostio. Pero no, los hombres dicen que es mi olor y eso me asusta. Me asusta mas que si me vieran calata, sin maquillaje, con el cabello enredado. Es una identidad que no se oculta ni se disfraza. Ese olor, maldito olor de mujer.

De mi infancia recuerdo pocas cosas perturbadoras y recuerdo ese olor, de cuando las empleadas te abrazaban, vestían y acurrucaban en sus camas. ¿Es un recuerdo o una pesadilla? Recuerdo el olor de la humedad alquitranada en los maderos del cuarto trasero, de su frazada que olía a guardada...de ese silencio, de esa sensación de ahogo, de miedo entre sus brazos.

Despierto.

Me pregunto si se siente ese olor a mujer cuando me acerco. O si lo cubro demasiado bien. Ese olor a hembra como me dijo aquel profesor degenerado en un viaje escolar. Ese olor que delata que eres diferente. Que tu piel es diferente, tu cabello lo es, toda tu emanas ese olor incluso antes de la marea hormonal que identificara tu sexualidad como diferente, pues ese olor ya estaba allí.

Entonces me quedo perpleja olfateando mas y mas ese olor suave que surge entre mis pechos y me hace sentir como aquellas mujeres a las que su solo recuerdo me hace fruncir la nariz.

Mujeres sin perfume, sin maquillaje, con ropas holgadas, trabajando mientras se rien a hurtadillas contando cosas que en su jerga de medio castellano apenas puedo entender. Tengo 5 años, tal vez menos. Me agrada que juguemos a esos juegos, pero me atemoriza estar a solas con una de ellas. Estar en ese cuarto oscuro aun a medio día, sentir su calor mientras me dice juguemos.

El recuerdo de nuevo, es domoledor, casi extenuante evocar ese olor. Despierto.

Hoy recordé a que huele una mujer. En mí. Sin sexo, sin el olor de la masturbación de por medio, sin perfumes, ni adornos. Solo ese olor que se queda impregnado en las frazadas como una huella, que a los hombres agrada y a mi enfurece.

Un olor que delata, que te hace niña, víctima, alguien incapaz de defenderse.

Cierro los ojos pero algo de mí se queda percibiendo aun esa marea sutil que no había identificado en mí antes. Un olor de la hembra de especie. Sin romanticismos. Solo un olor que permanecerá aquí inluso después de haberme quedado dormida.

martes, octubre 27, 2009

La listilla

1. Estoy lista para soportar estoícamente la vida que yo sola he elegido para vivir

lo cual incluye, no solamente el trabajo, mis compañeros, mis amistades, el barrio, mi casa, mi directorio de celular de personas a quien fregar, mi alimentación, mis rutinas estúpidas...no solo eso, sino también a este cosmos interior que no me deja ni lo dejo.
Por eso escribo.
Aunque me joda.
Escribo.

2. Hoy fue un día perrísimo, empezó ayer...no se cuando...la guardia me desubica en tiempo, espacio y persona...
Hoy estoy aquí, mañana allá, casi siempre duermo a la madrugada y despierto, solo para querer dormir. Porque estoy así cansada, quemada. Un maldito Bournout, eso me ha atacado...estoy tan cansada, que ya no leo, NO NO TE LEO, prefiero dormir.

3.A pesar del día, noche, perras, sin esperanzas, con envidias...

SI TENGO ENVIDIA...desearía ser yo quien esté viajando a NY hoy...¿por qué no tengo la visa para un sueño?

...A pesar de todo, me siento extrañamente feliz, una sensación de confort...será la música? Puede proveerme solo la música el momento en el que quiero estar?

Tendría mil motivos para acostarme con dolor hoy...mucho dolor...pero incluso para eso estoy curtida de la piel para adentro...

Tal vez no es la música...solo una esperanza de que todo ocurra como en los sueños.

4. He dormido toda la tarde...7 horas de sueños...

Hoy he soñado que a mitad de la nada el aire tibio me reconforta mientras espero una estampida, aguardo temblando sobre un caballo demasiado grande que no sé cómo montar. Mi padre me dice que espere, que no me pasara nada. Yo cierro los ojos, búfalos enormes vienen corriendo al lado del camino y yo solo puedo sentir el aire tibio sobre mi cara mientras veo a lo lejos flores lilas que delinean el final del camino...

Despierto...me siento bien, por ese sueño y por el otro...por varios sueños que solo yo se como me hacen sentir. Al despertar no tengo miedo, siento que alguien cuida de mí. Alguien espera por mi.
Que extraño...no sentir dolor, ni miedo, ni ansiedad...7 horas...a lo mejor solo fueron 7 minutos.

5. No, no te leo. Ni me leo. Porque nosotros los de entonces ya no somos los mismos.

Y me preguntas que espero al leerme y yo no sé que responder. Cuando me leo, espero causar la sensación que hacía que Enrique se levante de la cama para leer algo mío y escribirme. Espero hallar una señal de que he crecido y ya no son las mismas cosas que me movían antes, las que me levantan hoy. Espero, de que la gente que sabe quien soy, que soy o de que podría estar hecha, aun reconozca el ritmo de mi voz, como una canción que aunque es vieja reconforta saber que permanece.
Busco saber, que en un lugar apartado de un tiempo sin relojes alguien como yo ha estado en el lomo de un animal que no puede controlar y ha sentido miedo, por lo que se viene, por lo que no podrá evitar que suceda a su alrededor y aun así, no se ha caído, pues alguien le ha susurrado al oído que puede soportar mas miedo y mas dolor del que cree merecer.

Estoy feliz por eso, por no haber caído hoy. Por poder sentir el aroma de las flores y el aire tibio en el rostro antes que el mundo se me caiga a pedazos.

sábado, octubre 17, 2009

3 semanas

Me agrada ir sola al cine, sentarme en una butaca aparte, elegir yo la película. Generalmente elijo bien. Generalmente.
Y me agrada el olor al café aunque tomarlo me destroce el estómago, los capuccinos especialmente.



Tomarlos sola es algo a lo que aun no me acostumbro.


Pero es peor tomarlos con mala compañía, con esa gente que habla todo el tiempo, o con la que no dice nada. A decir verdad, son pocas las personas con las que se puede compartir un café y que este no pierda el sabor.


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Hoy me paré junto a la ventana, en el estacionamiento las ambulancias iban y venían. La emergencia paraecía un escaparate de gente en espera. La mayoría no eran emergencias. Solo fracturas, anginas, hematomas cerebrales. En medicina con elt iempo aprendes a diferenciar que es una verdadera emergencia, que dolencia en realidad si necesita que corras, que no pidas ningún examen solo que actues.


De la medicina me agrada saber cosas que antes no sabía. Entender las cosas que
los médicos no explican cuando eres paciente.

Desde la ventana la máquina de café se erige perfecta pintada de color azul y verde. La veo y pienso en café, en Colombia, en un lugar perdido entre cafetales y cielos azules. La publicidad lo consigue.

Consigue que yo sueñe con café y un lugar perfecto al mismo tiempo.


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He vuelto al gimnasio. Luego de 3 semanas y un millón de excusas. Me agrada estar ahí, no pensar en nada, abstraerme en dar el mayor esfuerzo, sudor, dolor, resistencia. No pienso en nada, a pesar de todos esos cuerpos perfectos no pienso en sexo. Eso me hace bien.
Hace 3 semanas había recaído. Cuando no hago nada recaigo, pienso en eso, como eso, sueño con eso, como el drogadicto piensa y se irrita queriendo su droga. Como el bebedor inventa artimañas para obetener su bebida; así me vuelvo.


Sexo, sexo, solo eso. Se vuelve una necesidad como comer o dormir, no puedo pensar en otra osa. Es tan triste.

A a veces quisiera encerrarme en casa. Destruir el celular, el internet la tv. Golpearme la cabeza como un adicto. Y así no buscar sexo por el medio que sea, incluso llamando al ex, para decirle que necesito eso, solo eso. Y soportar una negativa, una excusa. Lo de siempre.

Olvido en esos momentos que me prometí no volver a hacerlo, ahorrarme el mal rato. Elucubrar una posibilidad que no existe.

Debí destruir su número, pero igual como los alcohólicos que ocultan botellas en el closet, yo aun guardo números telefónicos de reserva, para esos momentos de intensa necesidad de compañía.

Volví al gimnasio, ahora es más fácil. Soportarlo, vivir así. Necesito tener todo el tiempo ocupado, es una de las razones de haber elegido esta carrera. NO quiero pensar, en mí, en mis necesidades.

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Cancelo mi salida de hoy y elijo una película. Helen Hunt, perfecto. Su rostro en la pàntalla se ve mas viejo con cada película, pero cada papel que elige es mejor, mas intenso. Se ve ideal en ese papel. Disfruto la música, los diálogos, la fotografía. Me encanta estar ahí, sentada con ese sabor a café diluyéndose aun en mi boca. No compro pop corn. Hoy no. Prefiero disfrutar sin hacer ruido ese tipo de películas de cuando dos personas se encuentran.

Me conmueve el nacimiento del amor. El hecho de que algo funcione.


He sido rechazada mas veces de lo que he sido aceptada, me agrada recordar
en el cine las veces que las cosas si funcionaron.

La mirada, el roce de manos, la palabra perfecta. Mi corazón salta del pecho, hasta duele. Han sido menos los momentos felices, pero aquellos que fueron, fueron realmente perfectos. Que duda cabe.

Ahora comprendo que aun conservo el miedo al rechazo. Rezagos de la adolescencia que tardarán una vida en curar.

Hacia el final de la película, la escena es perfecta y el sollozo de Helen Hunt su voz entrecortada, hacen que se me cuajen las lágrimas en el portal de la mirada.

Es agradable llorar en la oscuridad del cine, mas no lo hago. Después de todo acabo de ver una comedia.


........................

Al salir veo varias mujeres con sandalias. Pedicure con este frío? Que envidia, pienso. Mientras me decido en si comprar un nuevo perfume o ahorrar. Brasil está cerca, tal vez yo también debería hacerme un pedicure...o aprender portugués.

Antes de abordar las escaleras veo una mujer que me parece sexy, volteo a mirar.
Es un espejo. Veo la imagen rápido, si me fijo mucho puede que veo todos los
defectos.
Me conformo solo con ver como se me ha alborotado el pelo, como estoy adelgazando.Si yo fuera hombre me gustaría. Me gusto ahora, me gusta quererme un poco más ahora que hace 5 años.

Claudio estaría feliz. Cuanto llevamos sin vernos! Yo era una mata de pelo cuando nos conocimos. Supongo que por fuera no he cambiado mucho. Mientras, aquí adentro han pasado estaciones completas.

Sé sin embargo que en sus ojos, volvería a reconocerme. Lo creo. Solo él me ha visto así como soy: Completamente feliz. Nunca lo he sido con nadie más. Por eso no creo que nadie me conozca realmente. Me llevará uan vida darle las gracias por haberme descubierto a mi misma.

No me hubiera atrevido sola.

...........................


No debí elegir esa música hoy, no me permite escribir, pero hace tiempo que no salgo a comprar CDs, tampoco libros. La última canción me lo recuerda. Pienso en él y que ya no deberíamos hablar, es mejor vivir en un mundo sin señales ni destinos, ni coincidencias. Sin embargo, el solo enterarme de que ha podido morir hace 3 semanas, me eriza la piel cuando lo oigo por el hilo telefónico. La posibilidad de no volver a verlo, me saca de cuadro, me vuelve una persona común, sin sueños, ni esperanzas, un ente solitario.


Lo que deba suceder sucederá, es mejor no continuar algo solo por miedo a
que no ocurra.


Hoy iba a escribir que pensé ayer en el taxi camino a casa, cuando iba callada sin tratar de hablar de nada. Viendo la lluvia caer sin decidirse a mojar del todo. Iba a escribir eso, pero tal vez ya no debería escribir sobre personajes basados en mí. Debería escribir sobre la gente.

Gente real con historias reales, eso rompería el círculo y podría refrescar las cosas que tengo agazapadas en medio de la cabeza.

El día que deje de escribir de mí o sobre mí, o camuflarme en medio de la vida de otra gente, habré madurado.

Mientras tanto, aquí vamos. Subiendo escalones y cayendo cada vez que se pueda.

martes, octubre 13, 2009

Mujer corriente

Los ojos se me cierran en el día pos guardia, no sé que busco, pero sigo buscando. Internet es una herramienta que a veces sirve de juego de vicio, de compañía. No se que ando buscando pero lo busco.
Tal vez ese es el problema, yo busco, pero en realidad quiero que me encuentren. Que me busquen a mí.

Hoy he dicho tantas mentiras que me asusto. He mentido dobre mí, sin querer. Dando una pose y una rebeldía que no es la mía y de inmediato me he arrepentido. He terminado de hablar de escupir contra lo que me rodea y me he dado cuanta que miento. Que miento a menudo.

Al siguiente minuto he querido cambiar la mentira, explicarme, desdecirme, mostrar lo que en realidad soy. Ya no funciona.
Tal vez confío tampoco en mi misma que me emperra mostrarme tal cual en la primera charla. Que me asusta mostrarme tal cual y no agradar y no ser suficiente.
He dicho hoy tantas cosas que no necesitaba decir, pero es mentira. Nadie miente también como yo, es creíble lo que digo. Porque en mi campaña publicitaria soy rebelde y quiero hacer otras cosas, pero no.

Desearía mas tiempo para explicarme eso es todo, pero no necesitaría mas tiempo si me mostrara tal cual. A esa conclusión he llegado. Quién podrá aceptarme así de sencilla?

Ni yo misma. Tiendo a complicarme,a buscarme a filosofarme.
Hoy he sabido perfectamente que estaba mal en mí.
Luego me fui a dormir, dormí bastante y soñaba que la mitad de mi cuerpo estaba hecho de frutilla por eso no podía caminar. Que sueño mas tonto.

A la noche he salido, vestida formal y he bebido. La carne, el vino, solo faltaba el tango y una ropa interior adecuada, entonces hubiera llamado a alguien y hubiera dicho: Házmelo, llevo 5 meses sin sexo. Sólo hazlo.

Estaba a mitad de la última copa cuando pensé eso. Que mi ropa interior no era la adecuada, que estaba muy formal, que era martes, que no tenía a quien llamar.
Si mañana contara esto, pensarían que es una mentira y sin embargo es cierto. Que ironía.

Jamás he sido tan cierta como en lo que parecen falacias.

Hoy voy a dormir, pero primero quiero soñar un poco. Y al soñar espero no preguntarme ya tantas cosas, solo ver el camino claro y sencillo así como debería ser yo, sin misterios, sin recovecos, una mujer corriente que va contra la corriente.
Hoy he leído tantas cosas profundas que me enferma pensar en lo banal que soy...
No, la verdad me da risa. Se que cuando quiero complicarme la vida lo hago hasta el fondo y hoy no tengo ganas, ni de estar mal ni de deprimirme ni de buscarle 5 patas al gato...solo me da risa.

Hoy me di cuenta porque a la gente le gusta el twitter, el facebook y todas esas mierdas en donde escribes 2 líneas y te contesta un montón de gente al toque, o no tanto, pero te contesta. De nada sirve pensar demasiado, la gente no quiere pensar, hasta yo me aburro revisando las letras de otra gente, voy corrigiendo, cambiando una palabra por otra, jodiendo la naturalidad de su pensamiento, la brutalidad de su ser espontáneo aflorando en palbras absurdas a la tierra.

En fin, hoy solo quería hablar con Rafa, Rafa no está y es una joda estar de guardia leyendo cosas serias, o blogs largos o cualesquiera cosas que me den sueño. En momentos como este extraño blogs como el de Alfredo, me agradaba el tipo, siempre tan fresco. Debe haber envejecido comoa todos los bloggers que leía y ahora escriben pavadas aburridas como yo misma.

Una joda, si, pero que mas da?

sábado, octubre 10, 2009

4. De Hormigas y de Mantis

- A mí no me molestaría quedarme, es un lugar hermoso después de todo.

Vilma que sujetaba el espejo con la mano izquierda enfocó a la cara de Olivia al terminar de decir esto. El sol caía débilmente sobre los cabellos de Vilma rojos como un chorro de sangre sobre la mano casi transparente de Olivia. Era una hermosa primavera para contemplar Cuenca de lejos, pensó. Sobre el césped las dos mujeres dieron una larga mirada a la ciudad cortada por el mar llena de techos de de calamina y alguna que otra iglesia.

- Siempre sentiré que no pertenesco allí, refutó Olivia con esa voz bajita como de quien agoniza que ponía cada vez que las palabras se le iban estancando en la garganta.

- Si no perteneces allí, entonces a ninguna parte flaca.

Olivia paró un momento de hacer la trenza a su amiga. Su cabello perfumado le causaba la misma alergia que todas las cosas artificiales que pasaran por su nariz.
En los últimos años se había vuelto alérgica a la plata, al látex, a la ropa de encaje, a las frutas con ácido, a los pescados rosados, a las fresas y al chocolate. De vez en cuando a algun perfume y muy frecuentemente a las frases educativas de su amiga.

Odiaba hablar con esa gente que creía tener la razón siempre sobre todo. ¿Qué sabía Vilma de pertenecer o no pertenecer a algún lugar? ¿De caminar por la calle y sentir que la gente a pesar de conocerte ya no te saluda? O de ir al mercado y tener que hacer las compras rápido para que no te interroguen ¿Olivia ya te casaste? De tener que hacer las cosas ocultas para que la gente no hable, no se entere de que es lo que la hace feliz realmente, esos pequeños vicios. Grandes culpas para tapar.

Ella no pertenecía allí por una razón simple. No le interesaba peretenecer a un lugar como ese. Pequeño, dañino, asfixiante.

- Tal vez haciéndote de una familia como dice tu madre, verías que este lugar es el mejor del mundo para críar hijos. No imagino ver a mis hijos creciendo en un lugar lleno de gente como Bogotá. Pobre tu hermana lo que debió sufrir allí criando a Leandro.

Olivia volvió a desatar la trenza francesa que se perdía entre sus dedos nudosos. Bogotá hubiera sido un buen lugar para escapar pensó, si solo hubiera tenido el valor de hacerlo cuando debía. Hace 5 años Cuenca aún reunía alguna esperanza para ella, el amor de Daniel era una de las razones para haberse quedado, pero en realidad había sido su miedo. El miedo a Inés Sánchez, a su madre, a lo que le hubiera dicho si se iba. Ya tenía 2 hijas lejos, otra afuera, dando caña, no lo iba a permitir. ¿A dónde se iban las mujeres Sánchez? ¿Qué es lo que buscaban afuera que Cuenca no pod{ia darles?

El olor a naranjos venía fuerte desde las huertas vecinas. A diferencia del olor frutado del cabello de Vilma, este olor era natural y salvaje, se introducía por las fosas nasales, se impregnaba en la piel, era ese olor a pueblo que no podía despegar de sus ropas. Daniel se lo había comentado.

-Me gustas con ese olor a tierra, a hierba... a selva. Tu eres Cuenca, toda tu, le había dicho mientras metía la mano bajo su vestido y la follaba contra la puerta de la oficina en su primera semana de trabajo.

-Has sabido algo de ella?
-De quién?
-Pues de tu hermana tontita, ¿De quién estamos hablando?

- Pensé que de mí, murmuró Olivia, dando un tirón al mechón izquierdo que se le deslizó por la mano enorme. Vilma dio un gritito de dolor.

Liliana siempre había sido la estrella de la familia, alguien de quien comentar, su esposo, su casa, su hijo. Ya no lucía como ellas, como nadie de Cuenca. Ni vestidos ni cabello natural, eso es ser provincia, le había dicho riendo.

-No sé, hace tiempo que no sabemos nada de ella.
-Nunca has pensado en irte a su casa? Con ese marido millonario que se consiguió, fácil que te consigue un trabajo.

Olivia pensó en su cuñado sin proponérselo. Que ganas de tirárselo, caray. No era guapo ni agradable, pero ese aire de petulancia lo volvían tan apetecible. Un snob para dominar en la cama, sonrió con malicia.

-...A lo mejor y te hace actriz, después de todo fea no eres,


Vilma volvió a enfocar con el espejo a Olivia que tenía sus grandes ojos marrones puestos en la llanura. Allá abajo la ciudad parecía pequeña e inofensiva, un hormiguero, compararía Olivia, un hormiguero bien organizado pero demasiado pequeño para alguien que no se sentía una hormiga dispuesta a trabajar para vivir y vivir para trabajar.

"Después de todo"- ¿Qué frase era esa? A Olivia se le borró la sonrisa al pensar que Leonardo no era de los tipos a los que les gusta las mujeres con olor a tierra. Un dolor extraño le acababa de dar directo en el pecho.

Vilma volvió a enfocarse el rostro, sus mejillas estaban coloradas aun con ese sol débil. A diferencia de la palidez triste que rodeaba a todas las Sánchez, Vilma Nogales tenía ese color vivaz de las fresas recién cortadas. Sus cachetes, sus cabellos, ese día incluso su ropa. Se miró a si misma satisfecha. Que hermosa era. Con Olivia en ese espejo, su belleza parecía brotar fresca y naturalmente.

Olivia también parecía notarlo. Ajustó la trenza a su nuca hebra por hebra antes de ahacer el lazo final.

-Ser fea no sería el problema, Vilma, en un mundo como el de Leonardo y mi hermana, el problema es ser diferente, ahí es donde no encajo.
Hace frío ¿Nos vamos?

Vilma asintió con la cabeza. Al incorporarse Olivia,su altura de pino y sus largas piernas pálidas bajo el vestido de flores verdes que ondeaba lentamente, dominaron el paisaje. Vilma pareció tan pequeña y compacta a su lado entonces.

-Te refieres a tu afán por los hombres?- fue una pregunta que se le quedó goteando en los labios.

Olivia ya estaba muy lejos caminando con las manos juntas a ese hoyo sobrepoblado que era Cuenca. Sus pasos largos y decisivos parecían los de alguien que se iba a devorar lo que encontrara a su paso.

A lo mejor su amiga tenía mas de Mantis Religiosa que de hormiga, pensó Vilma cuando corrió a su alcance con la trenza peliroja golpeandole la espalda en la bajada a Cuenca.

miércoles, octubre 07, 2009

Felipe y el fantasma

Felipe abrió la tapa del piano y corrió sus dedos delgados encima de cada una de las teclas hasta que el sonido agudo de la última lo hizo estremecerse de espanto. Llevaba años sin volver a esa casa y al entrar el olor a moho y humedad casi lo habían mareado. En el otrora amplio salón, la luz opaca de otra tarde otoñal dejó ver las miles de pertículas de polvo moviéndose lentas bajo el haz de luz. Se sintió un fantasma entonces y esa imagen de si mismo ya muerto y sin ninguna esperanza le causó el mismo desazón que ahora lo llevaba a cerrar rapidamente el piano alejándose hacia la puerta.

Las ventanas casi cubiertas por enredaderas de flores lilas dejaban ver del otro lado de la propiedad la nueva autopista en construcción erigiéndose como un límite entre la ciudad y su olvido. Hubiera sido grandioso remodelar la casa, el salón y la escalera casi destruida. Podía imaginar a su madre allí festejando sus primeros pasos de baile o a su hermana tocando el piano. La larga mesa llena de invitados perfumados y mujeres ataviadas de colores vivaces. Remodelar aquella casa significaría para él volver a esos recuerdos que aun no se digerían en la cabeza.
Levantar y pintar las paredes de un viejo mausoleo en donde el único fantasma condenado a vivir allí, sería él.

Dio un largo suspiro y se dispuso a firmar el papel que cedía toda la propiedad a un complejo hotelero. Llevaban meses insistiéndole, pero su trabajo y otros sentimientos le habían impedido volver a esa parte de la ciudad donde yacían sus antepasados. No había porqué dudarlo, las ganancias serían estupendas, incluso le daban la opción de poner el apellido familiar a alguno de los salones de juego.

Cogió el lapicero que le ofrecían, pero le tembló el pulso, la habitación estaba llena de una atmósfera densa de recuerdos angustiosos. Solo necesitaba firmar e irse de allí para siempre, sin embargo, el largo viaje, la falta de almuerzo y esa humedad que le penetraba la nariz hasta el centro de los sesos, lo hacían sentirse débil y a punto del desmayo.

Un momento, pidió, creo que necesito sentarme. En el salón vacío rechinaron entonces los pasos de alguien acercandole un viejo taburete. Pasó la mano que se llenó de polvo y se desajustó la corbata. Había pensado que la firma demoraría apenas una hora y que podría estar de regreso a casa para la cena, pero ahora el solo hecho de conducir 6 horas por esa carretera llena de curvas lo llenaba de cansancio.

-Algún problema con el tratado Sr. Martínez? preguntóle la joven abogada encargada de los trámites.

-No, solo es esta casa. Después de todo pasé toda mi infancia correteando por estos salones.

Debió ser una hermosa infancia Sr. Martínez- concedió ella.

-Llámame Felipe, por favor sonrió él vagamente- Todo lo contrario. Te agradaría oir una historia?

Ella miró contrariada el papel del contrato y luego su reloj.

- Es tarde, pronto anochecerá, Sr...perdón, Felipe, es mejor que firme y me lo cuentas en la cena. No me parece adecuado el lugar para quedarnos hablando, agregó, mientras limpiaba una telaraña de su abrigo rojo.

- Todo lo contrario Rosario, mi historia es sobre esta casa y sus fantasmas y no hay mejor lugar para contarla que con sus protagonistas presentes, verdad Mariana?


Dicho esto, Felipe miró al viejo piano y bajo la tapa cerrada, las teclas blancas y negras emitieron ese sonido que hace unos minutos lo habían hecho estremecerse.

Rosario casi se cae del susto.

- ¿Q..quién es Mariana?- tartamudeó la joven abogada con una sonrisa forzada con la que trató de disimular su miedo.

- Mariana, es mi hermana. Bueno, media hermana, nos criamos juntos. Verás, mi padre había traído a vivir a sus dos hijas en 1956, cuando...

domingo, octubre 04, 2009

3. Liliana Sánchez, la actriz.

Al despertar ese viernes, Liliana Sánchez aun con los ojos cerrados buscó a tientas a Leonardo para contarle que nuevamente había soñado con el mar; pero esta vez no como siempre navegando o ahogándose en él, esa noche Liliana había soñado que lo veía desde un departamento nuevo a solo una calle de distancia, un mar brioso azul hasta el horizonte, con ese olor penetrante que ella recordaba de su natal Cuenca, iluminado por los rayos de sol. Un mar precioso y extenso.
Su mano buscó en vano a Leonardo a su lado, bajo las sábanas revueltas apenas su pijama impregnado de olor a cigarrillos quedaba como testigo de que su esposo aun pasaba las noches con ella. Se tapó la cara y quiso llorar un poco, como un ejercicio matinal diario que le ayudaba a soportar el resto del día, pero no pudo. Tal vez ya estaba seca, pensó.


Se puso la bata de felpa y abrió las cortinas con una mano delgada y llena de venas multicolores, así la había descrito él la primera vez, cuando aun estaban enamorados. Una mariposa de venas multicolores. Eran entonces tiempos mejores, Liliana había sido su musa en tres de sus primeras películas, las mas mediocres, cabría decir, pero también las más honestas, agregaba Liliana como queriendo defender aquellos personajes taciturnos que ponía Leo en sus primeros films. Abrió la ventana esperando ilusamente ver el mar azul de sus recientes sueños sin Valium, pero en cambio solo vio a Bogotá extenderse lluviosa y triste como cada Julio desde que se mudaran juntos, llena de edificios grises hasta el horizonte.

No cabía duda que les había ido bien en la vida, un departamento hermoso, un hijo inteligente y un contrato por 10 años para hacer las películas que él quisiera, eran cosas de las que Leo se ufanaba sin parar. Ah sí, también una mujer guapa, solía agregar cuando se acordaba. Pero era obvio que ella no era la envidia en los círculos en donde se movía su exitoso esposo. Liliana era apenas una sombra de lo que pudo ser. Una actriz sin futuro, alguien que no se había esforzado lo suficiente. Era el murmullo que parecía levantarse de las reuniones en donde estuviera.

Hace 10 años en cambio las cosas eran otras, Leonardo no era más que un perdedor de gafas gruesas y cabellos grasos, mientras que ella era la chica delgada del instituto, una joven promesa de cabellos marrones hasta la cintura, moviéndose grácilmente en un mundo de melancólicos actores con vestimenta alocada.

Como todas las hermanas Sánchez Liliana había acogido a Leonardo, un hombre comun y corriente, esperando transformar a ese feo cachorro en un mastín fiel con quien pasar el resto de la vida. Los sueños de Leo la llenaban de ternura, la forma en que la comenzó a filmar para esas películas sin presupuesto, las cosas que escribía sobre ella en esos guiones que aun eran a lápiz y con borrones. Por un momento de su vida, Liliana imaginó que Leo de verdad la amaría por siempre, que con él si valía la pena hacer el intento, porque él nunca la dejaría.

Nadie entendió entonces, su decisión de rechazar a algunos de los chicos guapos del instituto por esa promesa de director que no salía del capullo.
¿A dónde vas Liliana?
Era la pregunta que le hicieron sus amigas.
Con él muy lejos… a cualquier parte, había contestado.
Confiaba ciegamente en que él sería un Almodóvar, alguien que haría cosas diferentes, contando historias diferentes. En esos tiempos, no contaba con el dinero, con los presupuestos, con que la vida no es como la sueñas a los 20. Sino un escenario lleno de trampas en las que caes dócilmente, por miedo a seguir corriendo. Al llegar a Bogotá- lo mas lejos que llegaron, las cosas cambiaron. Salía mas a cuenta hablar de guerrillas, sexo y violencia, cosas que los gringos aprecian más. El terrorismo era un tema que daba dinero, incluso en las películas.


Liliana había dejado de ser la actriz principal de Leonardo hace mucho tiempo, de sus films y de su vida. Cuando revisaba a escondidas su computador, solo veía las fotos de chicas mas jóvenes que ella, con miradas mas vivaces y con menos barriga. En el fondo agradecía que todas tuvieran algo de ella, cabellos marrones, mirada profunda, cejas oscuras, piel transparente. Tal vez muy en el fondo, él aun la quería, se concedió.

Se tomó los cabellos que ahora lucían cortos y teñidos, el rostro ovalado, con ojeras violáceas. ¡Dios, cuanto había cambiado!No había forma de volver atrás
¿O si?
Podía escaparse a España, allí vivía su hermana, empezar todo de nuevo, 34 años no era una edad para echarlo todo por la borda. Podía volver a actuar, acaso para películas independientes. ¿no eran en esos films donde las actrices no eran guapas, sólo buscaban a mujeres reales? ¿Qué rostro más real que el de ella? Era lo que quedaba del día. Y sobre actuar, vamos! Había actuado en un papel que no era el suyo toda la vida. Nadie mas entrenada que ella para fingir cosas que no era.

Su corazón palpitó de pronto como una paloma que agita sus alas dentro del pecho, fuerte incontenible, quitándole el aire de la garganta. Tal vez era su momento, el sueño, podía ser una señal, de que no temía mas ahogarse, que podía ver el mar de lejos, sin inmutarse.
Pensó en Leo, ¿la extrañaría? Tal vez si, a ella a la joven de Cuenca de largos cabellos que apoyaba sus proyectos mas ilusos; pero a Liliana, la esposa, no. Eso lo tenía claro, se había vuelto un estorbo. Apenas era un trasto mas de la utilería que era su vida. La madre de su hijo, nada mas que eso, alguien sin nombre propio. La esposa de, la hija de , la madre de. ¿A quién le importaba Liliana Sánchez?¿a quién le importaba en que se había convertido? Sólo ella podía zafarse de esa mierda de vida en la que estaba envuelta. Solo ella.

Alistó brevemente sus cosas, tenía que hacerlo mientras todavía tuviera fuerzas de huir, la rutina era un opio que la adormitaba cada mañana y la hacía esclava de esa vida fantasmagórica e idiota. Puso la música a alto volumen, algo de los Guns no le vendría mal. Metió en un bolso todo el maquillaje que tenía, una muda de ropa, algo de dinero. Ni siquiera sabía cómo llegaría al aeropuerto sin llamar a nadie para que la lleve. Tal vez él llegaría antes, la obligaría a volver a casa, la convencería, como todas las veces anteriores. Pero esta vez sería diferente, ella se iría sola y no le avisaría a nadie. Ni siquiera dejaría una nota como las veces anteriores. Ya no esperaba que él fuera tras ella.
Después de todo, sin llevar el hijo a cuestas, ella perdía todo valor para él, sollozó limpiándose los mocos con la maga del pijama. Tan poco valor reunía su vida ahora.

Una gorra en la cabeza, una mochila, el pasaporte, era lo único que tenía. Lo único que le hacía falta para huir de una vida que ya no era suya. Debía intentarlo, antes que le volviera el miedo de nuevo, el miedo que la obligaba a quedarse en una película con un final que ya conocía.

Cerró la puerta tras de sí y se prometió que esta vez no cedería a los encantos del pasado.

lunes, septiembre 07, 2009

Demonios de domingo

Hoy al despertar no me di cuenta que había llovido. Lo hice camino a la tienda cuando vi las calles mojadas, la pista mas negra de lo usual, la gente caminando encogida. Yo no tenía frío, ya no. Me pareció una mañana hermosa de cielo claro que había escampado después del aguacero de madrugada. Me pareció que era una gran mañana, tal vez un gran día.
Me agradaría que leyeras esto, aunque se que de hecho prefieres mis cartas. ¿Te parecen más sinceras tal vez? ¿Menos melodramáticas? Yo no podría ser más real que cuando escribo en este pedazo de espacio. Incluso esas historias, esos cuentos que los mezclo con ficción o con nombres raros, guardan mas de mi que las cartas en que trato de parecerte normal y completamente equilibrada.
Me agradan los domingos que no voy a trabajar, hacer el desayuno, llevarlo a la cama en una fuente de madera, saborear cada uno de mis antojos mientras veo televisión y el medio día llega perezoso. Son en mañanas como esta en que no necesito a nadie, ni a quien servir, ni a quien agradar, ni con quien pelear. Son estas mañanas las que me hacen querer permanecer soltera el resto de mi vida. Qué desperdicio dirías…si, lo pienso yo también. Tengo un espíritu oculto de dama complaciente con el que trato mal que bien de luchar.
Lloro esta mañana como llevaba tiempo sin hacer, es una lluvia fina sin sollozo, que en unas horas hará ver mi rostro escampado de cualquier ansiedad pasajera. Un rostro saludable y casi feliz. Lagrimeo a propósito sin detener los riachuelos de lágrimas que me quitan el carbón de los ojos. Me aseguro de llamar a mi madre antes que la tristeza me aceche, así no se preocupará si luego oyera mi voz extraña y mi nariz tupida por el teléfono al llamarme por sorpresa. No podría hacer eso. Lo primero antes de deprimirse es no hacer daño, daño a nadie, menos a mi madre.
Ella no entendería que lagrimear una vez al mes me parece un acto saludable y de retorno a la cordura. La última vez que lo hice fue en un cine, al inicio de una película, completamente sola como lo hago a menudo. Mostraban el anuncio del Delfín, esa película para seguidores de gurú que jamás iré a ver. Había una frase que me golpeó de pronto como de otro mundo. ¿Alguna vez has deseado algo con todas tus fuerzas?
Sí, lo he deseado. Cuán lejos estaba del camino por lograrlo en ese momento. Cuánto me había alejado de lo que de verdad quería. Me sentí en esa butaca del cine, una cobarde, una parte del 99% de personas que abandonan sus sueños por miedo. Una víctima de mis temores. Una de esas personas de las que yo me burlo a menudo interiormente, mirándolas con desprecio por encima del hombro. Pobres losers… Sentí de pronto mi carrera como una ruta fácil en donde no había riesgos ( irónico verdad?)
Era fácil ser médico, esforzarse, estudiar, seguir un camino cuando ya está trazado. Lo difícil era hacer algo totalmente nuevo, hacerse el camino uno misma. ¿Podría hacerlo yo algún día? En medicina sabía siempre que peldaño estaba encima de mí, residencia, maestría, doctorado, algo de investigación, lo que sea que te levantara por encima de tus compañeros narcisistas.
Yo elegí precisamente la rama de la medicina en la que jamás tendría tiempo para nada. O me dedico al 100% o los pacientes se mueren, así de simple. No hay tiempo para romanticismos. Mi imaginación parece cercenada de tajo mientras paso 12 horas del día en el hospital y las 12 horas del día restantes, pensando cómo hacer para resolver los problemas que han surgido durante el día. E incluso haciéndolo soy mediocre, como la mayoría, diré. Aparento hacer muchas cosas y ser buen médico (quizá lo soy) pero nada de eso me da una emoción particular. La gente vivirá sin ayuda de nosotros si es que tiene que vivir. Yo solo soy un instrumento. No me emociona serlo, el crédito siempre es de otro…
La medicina no me logra hacer feliz, esforzarme en pos de algo que no deseo.
Me aferro a los tiempos. En un mes estaré en otro hospital en 3 meses de vacaciones, en 4 en otro país (espero) En 6, en 12…en 36…y mi vida se va acabando mientras quedan asentadas en mi cabeza las historias que no escribiré. Que no podré contar en público. Que jamás nacerán. Se van quedando en mis dedos los sueños que trasladaré tal vez a una hija, a alguien más que tenga el valor de hacer las cosas diferentes. De no trabajar para vivir, de no vivir para trabajar.
He dejado de llorar, mira qué fácil es. No era un gran drama, solo necesitaba admitirlo. Que no me gusta mi vida. Que no me agrada la idea de ser médico nada más y que eso deba llenarme. He perdido a Claudio, ¿no debería haberme enseñado eso algo? Cada vez que miro hacia atrás veo ese punto de no retorno. ¿No debí abandonar todo e irme con él a intentarlo aunque sea? ¿Que me daba mi carrera en ese pueblo de mierda llamado Tierra del Olvido? Un sueldo fijo, un curriculum…cosas que no me interesan. Me he quedado por miedo a seguir intentándolo, con él, con cualquiera. Es fácil quedarme aquí, depender de una carrera que algunos juzgan admirable. Fácil darlo todo por perdido.
Es fácil nunca irme. Quejarme. Quedarme...y sentir que mi mente como una paloma hecha de barro, es moldeada, cortada, pervertida con ideas que no me pertenecen, mientras voy olvidando mis sueños, las cosas que me hacen feliz. Soy lodo en este momento, las formas se han perdido.
Basta un pequeño espacio de tiempo para volver a verme al espejo y darme cuenta que no soy lo que la gente ve en mí. No soy ni médico, ni mujer, ni buena gente. Me veo al espejo y veo lo que no me atrevo a ser, me siento mal entonces, una farsante. Alguien que se traiciona a sí misma, una cobarde. Pienso en las cosas que escribí hace tiempo, en lo que ya no haré más.
Lo sé, hoy me estoy auto flagelando y detestas que lo haga. Que me golpee a mi misma más duro que el resto. No soy perfecta dices, ya lo debería aceptar. Lo sé, pero me jode ser menos de lo que puedo ser. Me jode, volver a llorar por cosas que no puedo resolver.
Dime ¿cuando tendré el valor de desaparecer? ¿Cuándo de irme y dejar este disfraz de niña correcta? ¿cuándo podré demostrarme que puedo correr mas lejos de lo que dictan mis pies?
Deberías leer el blog mas seguido, sabrías que mi vida cotidiana, la que te cuento siempre, del hospital al gimnasio, del bar de los sábados al cine de los miércoles. De mi cama destendida a la cama de alguien mas, solo es la parafernalia inútil de alguien que se busca a si misma y no se atreve a irse a ir mas allá de lo que le dijeron que era seguro. De esa caja de cristal perfecta en donde destroza sus alas tratando de escapar.
He ahí el problema mi querido amigo, mi gran problema de siempre.
Un abrazo.
Suena: Smells like teen spirit /Nirvana.

jueves, septiembre 03, 2009

¿Y quién habló de amor?

Solo a un fumador principiante como yo, pueden caérsele los cigarros y volver a casa sin nada. Solo a un aprendiz de hard person se le puede ocurrir creer que alguien aceptara la propuesta de “solo sexo” sin poner peros al respecto.
Que si cabe la posibilidad de que yo por ser mujer me confunda…que busque mas de él…Que si podría enamorarme…esa es la excusa para negarse a la relación que propongo. Me subestimas querido, pienso para mi. Hace mucho que comprendí que solo existe una persona que haga el click para algo más profundo que solo una relación carnal y no estoy en el periodo de encontrarla, mucho menos, en el periodo iluso de incluirte en mi lista de posibles enamorados.
Solo a un aprendiz de mujer madura se le puede ocurrir creer que los hombres entienden los mensajes cifrados y llevan un preservativo en el bolsillo cuando es necesario. Solo a mi pues, que necedad, puede ocurrírsele que alguien querrá sexo después del trabajo sin la tontera de llamadas posteriores.
Una vez leí un libro que me olvidé comprar, en el que hablaban de cuando el diablo se entromete. Era una historia sobre una familia que decide regalar todas sus pertenencias viejas, van muchos compradores del pueblo vecino, pero les ponen muchos peros, muchas preguntas, muchas dudas de “si lo vende seguro hay gato encerrado, algo malo de por medio”. Así pasan varios días, hasta que la familia decide poner un precio ridículo al mueble viejo del que se quieren deshacer por falta de espacio. Ese día llega una familia y sin preguntar mucho, pensando que están haciendo el negocio de su vida, pagan el precio ridículo y se lo llevan. Es entonces que el viejo habla de ese modo actuar de las personas, siempre con un diablo entrometido, al que tienes que darles una carnada para hacerles creer que ellos están haciéndola de vivos al resto. El diablo metido pues.

Pienso que yo debería poner a mi persona un precio también, un precio ridículo para hacer más interesante el reto. No ofrecerme pragmáticamente a una relación que busque solo físico y placer inmediato. Algo como al remota posibilidad de que quizás surja amor en el camino ( es una buena técnica mi anterior ex la jugó conmigo y el sexo fue genial durante 8 meses)
Vamos! Quién puede querer una relación de amigos contigo Pequeño saltamontes? Se repetía en mi cabeza oyendo la explicación de mi “futuro solo amigos- nada de agarres”. ¿Quién podría querer una relación de amigos si me vas a hablar de huevadas de medicina que no me sirven para nada o de viajes a nivel nacional en donde no te atreviste a sacar a bailar a nadie? ¿por qué me tratas de impresionar con tus proyectos de estudiar francés y otros idiomas? O De irte a Europa y empezar algo nuevo? Todos son ya cuentos tan viejos, que me los sé de memoria. ¿Qué haz hecho tu que no haya probado yo antes?

Para esas charlas amicales prefiero gente con mas back ground, al Flasher por ejemplo, con ese gusto exquisito para elegir la música en la sobremesa, o para recomendarme un libro. Con ese talento natural para ir a conocer los nuevos huequitos de Lima y obviamente para comer rico, como los dos cerdos que somos, cuando somos. Flasher tiene buen gusto casi en todo, incluso con las mujeres ( será por eso que nunca se admitió una relación a full time conmigo?...uuhhh…confesión de autogol fue esa, ríete si quieres) es mi mejor amigo y podría pasar con él todos los días si no me obligara a verlo comprar compulsivamente libros de arte que valen 10 piratas de los míos.
Tengo amigos para eso. Para tomar el café y hablar del mundo. Muchos amigos. Pero de vez en cuando necesito alguien para el sexo, con la seguridad de que no sentiré ningún remordimiento luego, de “Oh! Tonta de mí ¿porque no sembré la semilla para una relación sentimental?”. Hay gente como el pequeño saltamontes que es bueno besando y haciéndolo, pero vamos! Ni pensarlo para algo más. Me aburro casi tanto como hablar del discovery cannel o del canal infinito ¿Por que negarse a creer que solo los hombres piensan como hombres? Vamos termina de hablar que hoy me siento caliente…
Hoy pienso en eso de los clicks, de la química, de la cossa nostra. Pienso que no debí responder lo que sentía, que debí aguantarme el vómito y mantener la postura de tapada limeña, fingiendo que el sexo no me interesa y que ups! No quería hacerlo, pero ¿como vas a pensar así de mi? Y obviamente el clásico…Yo estaba empezando a sentir algo por ti…y claro…el no me lastimes porque soy mujer y soy frágil…
No pues, no pude. Debí mantener el disfraz para que pensara que era él el que tenía el sartén por el mango y aceptar el abrazo de apapacho para cuando terminó de decirme que la verdad no quería lastimarme…No sé, solo me dio risa y se me salió eso, de ¿Y quién habló de amor? Se me salió la explicación de que no estaba mentalmente dispuesta a embarcarme en ningún evento emocional que incluyera amor en el menú, simplemente porque aun no conocía alguien que cumpliera mis expectativas y mucho menos que yo me sintiera en la capacidad de cumplírselas sin autoevaluarme por completo.
Que temía que la desesperación me hiciera meter la pata con una persona que de verdad me interesara psicológicamente y me acostara con él a la primera cita. Que tenía necesidades orgánicas que quería saciar con él, el pequeño saltamontes, pero que si no quería algo así, olvidara la película que había traído diligentemente a casa, pues ese dvd pirata ya me lo había visto y sin sexo en los intermedios simplemente eso NO PAAASA!
Me pregunto si dije mucha cosa, si debí callar más. A veces siento que mi alter ego sale a la superficie sin que yo pueda ponerle un bozal antes. Que están saliendo a la luz los esqueletos que guardaba en el armario para tiempos mejores, que me olvidé que sigo en Lima y las cosas no han cambiado. Que soy la mujer con los cientos de años de opresión encima que debe ocultar siempre que le gusta el sexo. Sólo eso. El amor es menú de otra carta.
Tengo miedo, lo admito. Tengo miedo que la gente se comience a enterar, que se divulgue de un hospital a otro. Que haya salido mi Narnia lleno de fieras salvajes a poblar mi mundo terrenal, aburrido, cotidiano, ese de mujeres que buscan novio y de hombres que buscan novia. Yo no pretendo tal cosa en una cita. Por ahora no, mi corazón está demasiado atontado con los sucesos de hace 3 años, para embarcarme en la creencia y la fé de confiar en otro símil que busque de la vida las mismas cosas que yo. Que persiga esos mundos vastos, fantásticos de los que la gente no sabe como interpretar si se los muestro en un boceto, en una línea, en una frase que suene a locura mediática de chica desesperada adicta al valium.
Tengo miedo, pero rumbo a los treinta tengo la ventaja de que he vivido lo que nadie, aunque se que como todo buen amante no debo presumir de lo que la gente aun teme en una mujer. Es mejor callar, taparse, no meterse con futuros colegas de trabajo, buscar placer por otros lares y claro, con alguien que pueda pagarlos, pues las citas a ciegas con mi tarjeta de crédito ya no salen a cuenta.

Suena: It ain´t over ´til it´s over, en uan version jazz de J. Lancaster.
Buenas noches.

lunes, agosto 31, 2009

Ideas sueltas

Una vez en uno de los blogs de mis atípicos amigos reales, leí una frase que dinamitó algo de mi sentido del humor de esa época: Solo escribo en este apestoso blog para conocer a Ana Torroja, si alguien lee esto pásenle la voz.
Tal vez tenía más groserías en la frase, pero ese era el sentido. Ese día me acosté y pensé:
¿A quien quiero conocer yo con este blog. ¿A quién deberían pasarle la voz de que existo?
Pensé en Iñarritu aquella vez como hoy pienso en Alarcón, o cualquier otro loco que haga las veces de embrión de artista, de alguien que será grande, que merecerá ser leído o del que hablarán en los diarios, por sus películas o sus cuentos. A esas cebras que confunde a todos en su galopar de caballos, los suelo reconocer en el acto como pasó con el primero.
A esa gente de la que en 10 años solo podré comprar lo que escriben o lo que producen, muero por conocer , por hablar con ellos, por tocarlos yo, antes que la fama y los flashes lo haga, hacerlos tal vez parte, de mi círculo de amigos no imaginarios.
Es curioso, en este momento me imagino en la sombra, junto a mil rostros que esperan un autógrafo, me imagino como parte de esa marea pluricelular que separa la valla antes de la alfombra roja. Me imagino, sin nombre, tal vez una fan. Tal vez como un asesino en serie.
Es domingo y me siento en cama a leer una revista. Qué raro es leer una, en un país donde la mayoría de revistas no se leen sólo se hojean. Ahora me pregunto si esa palabra se escribe así, ojear viene de pasar hojas o de echar un ojo? Que tontas dudas para una tarde de domingo.
Sigo con el celular al lado, esperando el mensaje que no llegará. Hasta me sentiría mejor si me dice: No puedo ir ahora, lo siento. Tal vez me quiere evitar ese mal rato y por eso no responde a una súplica que huele a orden: Ven a mi casa ahora para ver la pela.
No hay ninguna pela, no hay ninguna excusa, solo quiero que venga, porque mis viejos se han ido y no quiero quedarme sola un domingo en la tarde. Tal vez lo de “pela” lo lea como “sexo”. No importa como quiera leerlo, tal vez es cierto, también quiero sexo, mucho sexo, pues aunque tapa mal las goteras cuando no hay amor, al menos hace que uno no se moje tanto en la soledad de la espera de ese alguien.
Ojeo (hojeo?) la revista y es como si encendiera un cigarrillo en mi mente, ese pequeño sonido placentero de antes que se consuma solo el blanco compañero, parece sonar en mis nervaduras cerebrales. Siento que surgen de ellas miles de imágenes, historias y opiniones. Siento que me muero por escribir, que estoy atrapada en ese vahído de querer mas y mas. Casi como cuando él fuma, puedes sentir un vicio placentero apoderándose de todo tu cuerpo, de tu nuca, de los vellos de los brazos, languidecer las pantorrillas, cerrarse los párpados, casi un orgasmo.
Entonces pienso en Alarcón en Gumucio, en cualquiera que haya escrito algo en esta vida, pienso tontamente que quiero conocerlos, que quiero hablar con ellos con un trago de por medio. Son ahora mi Ana Torroja. Las personas a las que deseo impresionar con un apestoso blog.
Me da risa. Jamás pensé que mi blog pudiera apestar, pero ha pasado ya tanto tiempo, ha perdido mi vida el brillo de aquel ayer que pudo ser. Supongo que ahora solo es un blog solitario, para impresionarme sola. O a Rafa. O a cualquiera de mis amigos mas allá del charco.
A cualquiera que sepa de mí solo por las letras y pueda impresionarse pues aquí en físico no hay nada.
Sigue sin enviar el mensaje que espero y me surge la duda: ¿Será que no le agrada mi físico? ¿Será que no le gustó el sexo?
Imposible sonrío luego. Imposible que no le guste el sexo conmigo. Lo demás es variable.
Mis viejos se han ido y me he puesto el pijama antes que anochezca, sentada sobre la cama mientras devoro una revista con cuentos ilustrados. Es una buena idea no ver televisión hoy. Es una buena idea haber enviado ese mensaje. Después de hoy será otro olvido.
Otra vez la frase : It´s enoughh brillará en neón sobre mi pecho y pasaré a borrar otro teléfono de otra persona que no me funciona.
He aprendido a hacer eso, a borrar los teléfonos de la gente a la que no quiero volver a llamar jamás. Con la que no quiero intentar mas nada. Me voy quedando así en mi agenda sin números masculinos, mientras pienso que ya viene Septiembre y con él una esperanza de que el tiempo pase más rápido y pueda empezar Enero volviendo a ver a la única persona que merece ser esperada.
Guardo mis esqueletos sexuales en el clóset, las relaciones fallidas, los amigos para fin de semana, los novios que nunca ofrecieron nada. Voy guardando esa gente de la que no merezco tener recuerdo. De mi vida amorosa solo recuerdo 4 personas, tal vez cinco si cuento al italiano loco que me ofreciera vivir juntos. Todos lo demás fueron extras, hombres decorativos para mi película personal. En ese grupo solía estar Renato, el italiano loco, pero podría rescatarlo por su contribución a mi vida amorosa.
Él me enseñó que no debía temer al sexo ni a tocar a un hombre, a tocarlo entero, a decir que me gustaba, que es lo que quería durante el sexo. Que no debía conformarme con lo que me dieran, debía pedir lo que quisiera en la cama, por mí, porque tenía derecho a que me complazcan. Esa relación obviamente no fue amor, pero las otras acaso lo fueron? Por lo menos las últimas dos, no cuentan ni como intento.
Al menos Renato quería compromiso, en las últimas dos ni eso. Puro drama la tercera, puro sexo triple X la cuarta. Ni para exprimirles algo de sentimiento, algo a favor en mi cuenta.
¿Fue mi primera relación amor realmente? Sólo éramos unos niños buscando casarse. ¿Cuenta la ilusión, la lealtad, llevarnos tan bien que creíamos ser almas gemelas? ¿Cuenta eso como amor? Yo creo que sí, fue mi primer acercamiento al amor. Al menos estábamos comprometidos con el sentimiento, teníamos fe en que si era real…¿Eso cuenta no?
Casi intoxicada con el incienso de vainilla me levanto a apagar la música. Tal vez ya no sea una buena idea escribir, tal vez al escribir aquí solo quiera hablar de mi misma y eso ya no cuente como intento de blog apestoso, ya no cuente como carta de presentación a embriones de artistas y escritores. Solo sea una réplica a mí misma, a la mujer que se niega a morir como médica solamente.

Mi hermano antes de irse me pregunta con un tono como al que de verdad le importara la respuesta: ¿Aun escribes? ¿Aun sigues escribiendo novelas y esas cosas? Yo muevo la cabeza antes de despedirnos.
Ya no escribo nada que no sea para mí.
La ilusión ha muerto- digo, mientras cierro la puerta.
Incluso para escribir, para mi hábito mas subterráneo: It´s Enough.

lunes, agosto 10, 2009

Estoy de guardia. No debería mezclar el trabajo con el placer.
Pero quien dice que es escribir ya un placer?
No es acaso el ejercicio doloroso de darme cuenta que ya no escrino para nadie excepto para mí?
Que ya no hay historias en mi cabeza, ni cuentos, ni relatos, solo pocas líneas de lo que me pasa a diario. Una bitácora de días grises, nada mas que eso.

Quizás, Quizás, Quizás...

Pienso que tal vez me debería dar el recreo de algunas confesiones, dado que he perdido del amor toda esperanza. Para qué guardar disfraces? O buenas apariencias? Una imagen que cuidar? Ya todo da igual.

Confesión number one: Oigo boleros...a escondidas desde los 13...oigo full música vieja que mis viejos piensan que odio, me sé las letras y tengo algunas fantasías con coreografías a blanco y negro. Sueño que si algún día me caso, poner una de esas canciones dolorosamente bellas mientras la gente cena y yo me escapo a bailar sin zapatos en el jardín iluminado por faroles pequeñitos.

Number two: He olvidado el francés, hablarlo, oirlo y pensarlo. Me he resignado a que no conoceré París ni con aguacero ni sin él.
Tal vez deba olvidarme también de comer crepes con helado. De esos gustos que no son para mí.


Número 3: He pensado seriamente en fugarme. Fugarme de aquí, del trabajo, de la casa en donde vivo, de mi propia vida.
Mas lo pienso y mas factible me parece.
No tengo nada mas que esperar aquí que lo tipicamente predecible.
Me asusta lo predecible.
Me asusta ya no tener esperanza.


Número 4: Odio el número 4 ( es cierto, al 4 , al 7, al 11, al 19)
Número 5: He llegado a la conclusión que ningún hombre que haya amado ha reunido nunca lo de los restantes. Que no puedo aspirar a un solo hombre, porque no creo que uno solo pueda satisfacer mi falta de cariño. Que si bien Claudio ha sido el amor de mi vida, reconozco que él ya no me amará como esa vez ni yo a él, como en ese momento. Solo tengo el recuerdo de la perfección y con eso me debería bastar. Porque el amor no se volverá a dar en mi vida y con eso debo vivir para siempre.

viernes, julio 31, 2009

30 Minutos

Eso es todo lo que necesito. Me doy cuenta que son sólo 30 minutos los que pido cada que voy a un café internet. Allí cubro todos mis requerimientos. Reviso mis correos, leo las cartas del Rafa, guardo en el usb algún artículo que me haya interesado, escribo un poco en el blog. Nada más.

Relego para otro tiempo de ocio lo de divagar por youtube buscando videos graciosos, o lo de ver fotografías en flickr. No eso no. Cuando vengo a pasar mis 30 minutos después del almuerzo no es para buscar nada. Solo quiero escribir, escribir a través de mi lectura de los otros. Entonces sobrevuelo líneas y líneas de reflexión de mis amigos mas cercanos, de sus anécdotas más trilladas y de alguno que otro viaje que aun tengo envidia de hacer.

Me sobran a veces los 30 minutos. A veces no. Me siento muy sola y quisiera poder hablar con alguien después del almuerzo y criticar la comida y pedir alguna bebida que no sea gasificada, coloreada ni saborizada. Ya me siento tan artificial a veces, que no es justo que tyambién sea artificial mi comida.

Estos días en medio de la jungla, incomunicada, me han hecho reevaluar varias cosas en mi vida, entre ellas la utilidad del celular. Detesto lso celulares, revisarlo cada cierto tiempo en espera de una llamada que no llega, de algun mensaje que no revisé a su debido tiempo. En la búsqueda simplemente de una señal.

Me gusta esa vida del que no tiene nada, solo una playa en medio del Amazonas en donde pasar sus mañanas y encaramarme en los árboles para tener fotos felices. Me gusta el hechod e que nadie en los bungalows tuviera música y poder cantar bajo la excusa de que me siento alegre y no importar si me oigan. Si tras el frágil madero que separa mi ducha de su baño, alguien escucha mi algarabía de adolescente rebelde.

Amo los días soleados y correr de la lluvia sobre calles olvidadas y ese ambiente feliz de los que vacacionan siempre. La mesa con pescado envuelto en hojas y las bebidas cítricas con nombres que no recuerdo. Comer fruta al atardecer y dormir entre lámparas de kerosene. Amo estar lejos de la luz, del teléfono y de las largas esperas.

Porque cuando estás en medio de la nada, no cuentas los minutos que te faltan para terminar una carta. Ni cuentas el espacio que te separa de casa. Los días se suceden uno tras otro como un milagro maravilloso en donde la noche es estrellada y los recuerdos se diluyen a lo lejos.

La Cita

  Su voz es del color del sol, se ha acercado  con paso seguro  sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...