martes, enero 20, 2009

Yo me siento a ver los aviones pasar.
En el paisaje oscuro de mi ventana nocturna solo las luces brillantes de aviones que vuelven a casa iluminan fugazmente algun pensamiento que me mantenga insomne.

No añoro, pero de vez en cuando alguna imagen del pasado surca también fugazmente mi cabeza, la ilumina como una frágil luz que no se bien de donde viene. Imagenes de momentos precisos cortos, que usualmente no me detendría a coleccionar. La evocación de un perfume, de una calle, de un brillo de sol en los árboles, de una frase cualquiera. el rostro de alguna persona, los labios, las manos de gente que pobló mi vida por instantes que ya no son ni serán.

Me siento a ver los aviones desde casa, en esa casa que ya conoces tanto. Pero no estoy triste, sabes que no lo estoy, solo escribo en negrita cosas que deberían ser olvidadas y entonces te pienso. Fugazmente también, como un nudo en la garganta que no logra desatarse en lágrimas, como una ansiedad pasada, no resuelta, no terminada del todo.


No pienso que vaya a ser posible desandar el camino que ya hemos caminado. No pienso en un futuro ni en un presente, solo pienso en ti como un recuerdo fugaz que se deshace si pretendo tocarlo.

Veo los aviones pasar y recuerdo todos mis retornos, también todas tus idas y que fuimos mas amigos mientras mas lejos estuvimos, como si ese fuera nuestro estado ideal,
Extrañarnos para no odiarnos tanto,
para no hacernos tanto daño,
para dejar ese masoquismo de hacerlo
y devolverlo,
mas fuerte, siempre mas fuerte.

No estoy triste, tu lo sabes. Hemos bajado al zócalo oscuro de un oceánoq ue aun no conocemos y hemos vuelto a flote, no a esa superficie de felicidad artificial que conocen todos como felicidad perfecta, sino a ese estado difuso de estar sumergido y a la deriva, casi sin estirar los brazos, casi sin hacer el esfuerzo de sobrevivir, solo así u n coral perdido mas, un pedazo de placton microscópico que a nadie importa, un cardumen de colores no descritos.

Me muevo entre el agua y el cielo, ahí ubico mis pensamientos, a ti a mi, al amor, al odio y a los sueños.
Me siento frente a la ventana y veo los aviones pasar y pienso una y otra vez que no es estar triste el evocarte, solo es uno de mis ejercicios tontos para conectarme a esa parte mía, que escribe, que piensa, que siente el mundo de una dolorosa belleza casi imposible de soportar por mas que momentos pequeños,
fracciones de segundo,
en que la luminosidad de un recuerdo,
me hace sentir la noche mas inmensa y extraña.

6 comentarios:

PELO-PON-ESO dijo...

"Extrañarnos para no odiarnos tanto"..que buena.. me gusto esa frase.
¿como estás? aquí pasando a saludar, vengo de vez en cuando...
se te podrá conocer en persona alguna vez?

un beso

Edem dijo...

Curioso... tus palabras hacen efecto en mil personas distintas, al mismo tiempo. Parece que te dirijas al que lo lee, independientemente de que asi sea o no. Con ellas, permites soñar... hay...solo soñar con algo mejor. O con un recuerdo de un pasado no pasado, o un futuro indefinido.

Porque te crees que a veces busco tu consejo?... por esto. :-)

Sigue asi, Laura... y, aunque sepa que no era el texto para mi, gracias por el, gracias por los pensamientos.

Un saludo de Edem.

Anónimo dijo...

Ya llovió desde que escribí, en abundancia.
Estuve perdido por años y continúo, todavía.
Seguí tu historia en silencio, frecuentemente.
Entonces te invadieron los bárbaros, de golpe.
No supe dónde encontrarte, amargamente.
Ilusionado te hallé de nuevo, y quería
Abrazarte y animarte, en mi distancia.

(Joder qué ripio. Te juro que ni esnifo pegamento ni he cambiado de marca de tabaco. Como no lo captes sólo me queda quemarme a lo bonzo virtualmente... Si no me apedrean antes por la calle. Besos desde el otro lado del charco.)

Laura Martillo dijo...

Me invadieron los bárbaros pero tonta no quedé,

Eres tu, verdad?

Eres tu?!

Anónimo dijo...

Que sí, chata, que soy yo... Si el yo que imaginas coincide con el yo que te escribe. Yo, resurgido de entre mis cenizas de cigarrillo para comprobar que sigo siendo el mismo cuervo quemao de siempre. Lo del ave fénix sólo era para los griegos odiseicos, por lo que se ve. Escríbeme, ¿vale? Yo no tengo tu email, sólo puedo hablarte por aquí. ¡Un beso enorme cargado de nicotina!

R.

Laura Martillo dijo...

Es que como voy a escribirte si tu correo se lo comio la red??

(no tengo tildes para dar enfasis a mis frases, lo siento)

Se supone que al menos sabras que este blog tiene e- mail por si quieres escribirme, retazo de bobo!
laura_lanecia@yahoo.com


(te gusta mi nick, eh?)


No se si enviarte un abrazo o un golpe por lo de todos estos meses y que encima ni recuerdes mi correo!!!

Joder que tu eres unico, hombre!

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....