Mostrando las entradas con la etiqueta solteria. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta solteria. Mostrar todas las entradas

miércoles, mayo 23, 2012

Post #2 : A caminar


He querido hacerme de una plantilla como si de un vestido se tratase, pero la verdad no tengo una puta idea de cómo volver a hacer eso que antes me parecía tan fácil; rápidamente caigo en el desanimo, para diseñar, para buscar, para quedarme mucho tiempo en una sola página. En este momento debería estar ya caminando con un par de zapatillas cómodas, pero…me he puesto como misión volver a escribir, aunque al hacerlo saque algunas cosas tristes de mi que usualmente ya no quiero ver.
La luz de la tarde entra tibia por la ventana, tengo dos horas para que esta luz inunde mi habitación y me haga sentir que el día amaneció claro, que el día es tibio, que solo aquí dentro hace frío y que vale la pena salir a caminar. Pero hoy me quedaré en casa, a leer, a escuchar música y ¿por qué no? A escribir-me.

Soy de los que blogueaban hace 6 años o mas y ya no queda nadie que escriba en blogs cosas necias como yo;  tal vez se han casado y han hecho con sus vidas, como yo, relojes que funcionen, llenos de hijos, parejas y casas limpias con jardines bien cuidados. Yo no tengo hijos, no me hice de una mascota, porque no quería volver a llorar por nadie si es que se iba y de hecho tampoco vivo en el departamento que compré.

Vivo planeando viajes, porque mientras viajo me olvido de quien soy, de la forma que hay que conservar para decir las cosas- soy médico y sé que siempre hay una forma correcta y eficaz para decir las cosas- para comportarse ante los demás, o del tiempo en que una debe comer o ir a dormir. Me gusta viajar porque días antes de los viajes siento tanto miedo, que a veces he pensado en cancelar planes y meterme a mi cama a dormir otros 6 meses como modo de vacacionar. Sin embargo, desde que el avión levanta vuelo, yo me vuelvo otra persona, más segura y mas dueña de mi. Ya desde arriba las ciudades se ven pequeñas y los miedos inútiles; entonces conozco otras personas igual de seguras y dispuestas a contarme sus historias- porque nadie se abre de forma más perfecta que delante de un desconocido y yo, bueno, yo he aprendido a escuchar. De los viajes regreso con las maletas llenas de experiencias y de gente que conocí en el camino, gente anónima que no está en facebook ni en ninguna parte del circulo social. Gente vital, que cruza su camino con el mío de forma circunstancial y sin miedo a dejarse querer.

¿Por qué viajo sola? No es una decisión mía, mi tiempo no coincide con el de los demás y a veces me canso de esperar las excusas del resto para acompañarme. A veces es mejor, pero no siempre. He dicho infinidad de veces que una mujer, como cualquier otro ser humano, necesita de un compañero para compartir la vida que no le cuenta a nadie, un testigo de sus errores y sueños; sería ideal contar con un solo compañero que acompañe desde el inicio hasta el final del viaje, un verdadero amigo, no un amante, sino algo que dure más…pero no todas las personas tenemos esa suerte. Yo, lo comprendo a medias, no es fácil saber que amas a quien no te ama, pero hay que seguir caminando, el mundo no se detiene por una sola persona...ni por varias.  Yo tampoco puedo detenerme a contemplar las imperfecciones del mundo, solo debo seguir caminando al terminar de escribir…o mientras lo hago.

sábado, julio 24, 2010

Sexópata de media mañana

Oh! Es sábado, que sábado! Un sólo paciente crítico y la mañana que se bate tranquila junto a la persiana de mi habitación. Tengo tantas ganas de hablar que me recuesto en la cama a contarte cosas, mientras el desayuno se enfría colorido y perfecto sobre la bandeja.
Estar aquí me recuerda a un hotel 5 estrellas, con el personal tratándote amable y la vida sucediéndose tranquila. Hasta los que se mueren se van ahogados en litros de Channel Nº 5, así de irónica es la vida en las clínicas. Me echo a hablar contigo, mientras algo de H. Belafonte se deja oir extrañamente sensual alrededor de mi cama.
Alguien me dijo que yo siempre tendía a hablar de sexo y entonces me pregunto yo
¿de qué hablan los hombres?
¿En qué piensa el ser humano mientras se dirige a hacer cosas importantes? Yo soy mujer y pienso en sexo, estoy en un país en donde hablarlo abiertamente sería suicidio social, aunque ya llegada a la treintena, de vez en cuando me puedo dar esos lujos. Obviamente no se llega ni virgen ni intacta de experiencias a esta edad, así que nádie espera muchos remilgos en una mujer de 3 décadas; pero ser soltera al término de la carrera, casi con independencia económica y un cuerpo que aún no luce celulítico, sólo puede recrear en los hombres una arrobadora sensación de…Sospecha.


Hoy no hablaré de mi soltería, tengo tanto por hablar que sería tonto desgastar estos minutos libres en explicarte el porqué de mi condición actual. Suena Ella Fitzgerald y aunque no te agrade su música, a mí me pone con el humor suficiente como para desear un vino y un queso de hierbas a mitad de la mañana y claro de hablar honestamente, como siempre que me atrevo a escribir.

Luego de descubrir tantos portales de internet perdí el hábito de escribir, hasta de leer. Caminaba a tumbos por los links más variados y del facebook, pasé rápidamente a flickr o a picassa buscando más gente con quien comprobar que no tenía en común nada. Blogger había sido interesante, pero Dios me salve de twitter y la manía del dedito, desmembrando palabras perfectas para enviarlas en mensajes cortos. Usemos el dedito para otras cosas, caray!

Soy tan chapada a la antigua que conocí un par de parejas por internet y el chat de inicios de siglo me salvó de no morir en el marasmo de la charla sobre el clima y “qué bonita sonrisa”. Días perfectos de ir con mi martillo destrozando el ego de cualquier chatero de turno, peleando, jugando, seduciendo a cualquiera, como mi forma de selección del heno de la  paja o usuarios fieles de ésta…En fin, que había tantas cosas por hacer.

Ahora no me atrae mucho la camarita web como por entonces, en la explosión del sexo fácil vía imagen de internet. Había más curiosidad en mis inicios y ganas de mostrarme ególatra y cínica con una imagen en pixeles que diera a conocer mas que el color de mi piel. Me gustaba estrenar mi ropa interior con algún idiota desocupado, antes que con la pareja elegida. Nada como una tira de fanáticos en busca de sexo como para levantar el ego tan venido a menos después de una ruptura.

Ahora el chat me resulta aburrido y soso y me siento una vieja, quisquillosa cada vez que alguien me pide cámara a las dos líneas de charla amigable. Podría hacerlo, que al fin y al cabo a veces yo también escribo calata, pero ¿para qué? ¿Para qué me señalen tócate aquí, allá, elévate un seno, métete el dedo que me quiero correr? Lamentablemente para mí, aun espero ilusa que un hombre vea más que eso cuando hablamos de sexo. No se las pongo fácil- ¿con Google y photoshop ya no les es suficientemente fácil?ni ellos a mí,
a veces he terminado absurdamente exhausta en la búsqueda del Santo grial de la charla lúcida vía internet.

¿Por qué seguir mostrándose tan vacuos? No sé yo. Yo nunca sabo nada, porque soy mujer recuerdas? Y las mujeres asienten, se quitan la ropa y callan porque no se habla con la boca llena...


Me acuesto sobre tu brazo ahora y con la copa de mi vino imaginario, cosecha 3029, te paso a contar que muero de saudade por Brazil así como por las noches de jazz gratis y el bailar chorinho los domingos en aquel pub del mercado.
¿Nunca te conté de mi paso por Brazil, verdad? Nunca te conté de nada, es verdad, pero suena Gene Kelly y debo detener mi relato, para imaginar que cae la lluvia y estoy otra vez con el vestido blanco corriendo por un Sao Paulo húmedo de nostalgia y deseo.
Las piernas salpicadas de arena y piedrecillas, el paraguas que no cubre suficiente.

Me detengo en mi carrera y como en una escena de película a blanco negro te veo fijo a la pantalla (recuerda que estamos separados por un ordenador) y con sonrisa deliciosa bajo la lluvia inclemnete me despido otra vez.
Pues, acabo de reflexionar que no me gusta que me besen ni me aten cuando estoy corriendo libre por la vida.
Es que me gusta estar libre ¿entiendes?

Dices que tengo millones de anécdotas, tal vez un día te las cuente todas, como ese día que a punto de hacer el amor con un jovencito de Granada, casi se le para el corazón. ¿no te he contado aún esa verdad? Es que no quería dejar la mala impresión de puterío en la hoja impecable de mi diario personal, pero vamos tal como va la cosa, ya debes saber que he tenido casi tanto sexo como vos. Se me salió un vos, porque es vino argentino, viste?

En fin, que prosigo con la historia. El chiquillo dueño de un corazón desfalleciente, tuvo su angina en mi propia cama la noche de conocernos y ahí estaba yo con la ropa a la mitad y las tetas en su cara pensando como saco a este chico de mi casa si se muere, entenderás que esa ansiedad por no saber que hacer para revivir a alguien en el portal de la muerte, es la que me llevó a elegir esta especialidad de mierda que un día me paga mal y otros también.

El chico se estaba muriendo, su corazón soplando desaforado por la sobredosis de coca que seguro se había mandado- ya sabes, es tan barata en este país- y yo a punto de morir de la angustia  los ojos como platos en la mitad de la noche. No se murió por supuesto y tampoco creo que lo llegáramos a hacer, pero me quedaron las profundas ganas de alguna vez consumarlo con alguien de la península que hablara rico y besara mejor...

Oh! No son de mi preferencia, juzgo más exótico a alguien asiático besando mis carnes, pero es que vosotros abrís la boca…y vaya que me cuesta poco mantenerme en la silla con la ropa puesta. Obviamente eso forma parte del selecto grupo de fantasías triple X, carpeta zonas geográficas, archivo Cachonda y oronda,  que ocupan mi mente al caer la noche, por eso no te lo pasaré a relatar y porque es de mañana y a través del uniforme blanco se me nota que estoy de mejor humor ahora que el clima de mis zonas bajas, marca un tentador 39.5º que no está como para sumergirse en tanta humedad ni penetrar mucho en detalles, pero si para dar una breve caminata en el terreno escabroso del escrito erótico sin sonrojarse demasiado....
Oh! Voy dos páginas, que desatino el hablar de sexo a media mañana. ¿Sabes que suena un mambo? Pérez Prado en mi computador, haz de imaginar que soy muy vieja y aburrida, pero vamos, ¿A qué no haz tenido fantasías conmigo alguna vez…¿A qué no?

sábado, julio 11, 2009

Rumbo a los treinta

Los años no pasan en vano- me dice Ceres-Recuerdas cuándo aún éramos vírgenes?

Me echo a reir. Parece casi un siglo. Ceres es mi mejor amiga del colegio, lesbiana, fanática del metal y de los libros filosóficos. También una mujer de treinta que como yo, ve la gente formar familias a su paso.

Estoy a puertas de las 3 décadas y siento que someto los mismos errores de cuando era quinceañera. Que aun me quedo los fines de semana en casa, sino ya para leer, ahora para hacer algo de gimnasia o ver alguna película sin compañía ruidosa.

Hay días que igual que a mis quince, sigo buscando soledad y nadie que interrumpa mis pensamientos.

Ceres, se ríe y me dice que tal vez vuelva a Perú, que de Italia ya está cansada. Yo en cambio le cuento que de Lima ya estoy aburrida, que quisiera fugarme a alguna parte. Que ahora tengo un trabajo, gano dinero, no tengo hijos, marido ni mascota. Ni siquiera una familia que viva conmigo y sin embargo, sigo sintiendo que esta no es la vida que yo quería para mí.

Ya no me agrada viajar sola. No me interesa regresar al Jorge Chávez y que no haya nadie esperando por mí. O dormir sola sin nadie que me abrace cuando me doy la vuelta ante una pesadilla.

Muchos de mis amigos tienen hijos y hablan de ellos, como si el mundo se acabara en sus vidas. Como si la vida de sus engendritos, fuera una extensión de sus propios sueños. Yo aun no consigo los míos. Por qué debo escuchar las aventuras de pequeñas personas de las que apenas puedo vislumbrar el origen de su ADN?

A los casi 30 años, me sigue dando miedo entrar a lugares llenos de gente. O hablar de música con chicas menores que yo. A veces temo meter la pata y mencionar a algún tío que no sea de esta generación. Hendrix?? Quién es ese?

Temo aun levantar la voz si una vendedora me trata con desdén. O cambiarme la ropa de cirugía y quedarme en cueros ante mujeres que ni conozco. Revisar tallas de ropa interior a los ojos de otra gente ( si son hombres peor ) o dar la iniciativa para ir a bailar.

Me causa desazón pero lo hago, sin embargo. Porque se supone que soy adulta y no me debería dar pena hacerle la charla a algún tipo que no conozco. O hablar de poses sexuales con mi mejor amigo, como si no notara que se le está levantando de solo mencionar lo que hace en la intimidad son su novia.

No me debería dar pena pues. Por eso almuerzo sola, asi me coqueteen los mozos o hago cotizaciones de vacaciones que tomaré sola, porque mis amigas siempre andan con los números en rojo. No me da pena, decir que de nuevo ando sola. Que no hay ninguna pareja formal cerca, pero si varias inivitaciones para salir y alguna que otra mas caprichosamente descarada.

No me da pena que antes de este Diciembre, habré rechazado a mis casi 30, tres propuestas de matrimonio y una de sexo grupal.

No me da pena, pues. Porque se supone que soy adulta y tengo una profesión y pago mis cuentas y vivo sola y tengo gente a mi cargo que me saludan como Dra. y jamás por mi nombre. Y se supone que todo eso, cuando lo pensaba a los quince, debía llenarme. Porque se supone que se supone que ese es el camino correcto y natural de las chicas inteligentes, que no se embarazan a media carrera.

Es esto suficiente, sin embargo?

Es suficiente contar los días para llegar a los 30 y sentir que no planté un árbol y jamás escribí el libro que quería? Que no pasaré la noche con el hombre que quiero. Que no me daré vacaciones junto a un montón de amigos. Que mi casa no es propia.

Es suficiente si tengo esa vida plástica de los demás treintones y finjo que esto es éxito. Que esto es adecuado?

Lo debe ser para alguien que no sueña. Que se trazó como meta sólo esto.

Para mí, aun no es suficiente.

No es suficiente nada, por eso me quejo y jodo y jodo. Y vivo soñando un futuro que no llega. Un día después de mis 30. Un día en que despierte y me sienta completa.

miércoles, julio 08, 2009

Julio 8. Desconectada

Dado que me hallo sin internet, me daré la única oportunidad desde hace mucho de escribir en Word. Odio hacerlo, tú sabes, corrector de palabras, opción de sinónimos, contador de letras. Es como escribir con trampa. Sin darte cuenta terminas borrando todo lo que inicial y alocadamente escribiste.

No sé, son cosas mías. Antes Enrique me leía, ahora bueno, ahora es como dice el título del blog, Ya No hay Mas Ruido y por tanto escribo ahora, para algún día recordar que escribía, que pensaba que deseaba cosas a los 30 que tampoco- es probable que no- las consiga a los 40 ó 50.

Suena Miles Davis, no porque lo haya puesto, es por la película. Finding Forrester después de todo es una película inspiradora, en ciertas escenas.
La tarde es nublada, pero cálida. Hace mucho que no disfrutaba de un invierno en que no tuviera que usar o abrigo o casa o gorrita y guantes. Hace mucho que no sentía que podía caminar pacíficamente sin cubrirme de todo.

Hoy pensé que tal vez me quedaría sola. Tú sabes, faltan 5 meses para que cumpla 30 y cada vez hallo más defectos a la gente, cada vez pongo más barreras. En 10 años de práctica como buscadora de amor, sigo cometiendo los mismos errores y esta vez no me refiero a sexo en la tercera cita, sino al hecho de ilusionarme y desilusionarme casi en la misma semana. En inventar rupturas trágicas y tomar decisiones tajantes, que solo me logran un poco más de daño.
No sé, a lo mejor no sé como retirarme poco a poco. Como desaparecer de la escena del crimen sin salir corriendo. Como fingir que no me importa. Para mí los finales son trágicos, definitivos. Para siempre. Porque no me va eso de ser equilibrada, soy apasionada en todo, incluso en decir adiós.
Aunque es una linda manera de decirlo, tal vez solo sea que poseo esa habilidad de la gente como yo de ser histriónica, bipolar y la mayoría de veces ansiosa. Una ansiedad que me carcome y con la que sólo se terminar de un modo, diciendo Adiós.
Estaba pensando que tal vez era adecuado estar sola, porque a menudo pienso que no hay gente adecuada para mí. A menudo siento que valgo demasiado. Que nadie me comprenderá totalmente. Que si tengo algo en común en lo intelectual, quizás esa persona no comparta mi gusto por bailar y pasarla bien. Que si comparte un poco de mi visión cítrica de las cosas, de las ganas de joder por joder, tal vez no me entienda cuando hablo de las cosas médicas que a continuo me rodean. Que si tiene algo en común al hablar de ternuras y al jugar a ser infantil y casi rayando en el engreimiento mas vano, tal vez no me comprenda cuando busco ser profunda hablando de películas o música no muy comercial.

No soy un bicho raro, hay mucha gente como yo. Solo que soy tan tonta que creo que alguien tiene todos los ángulos que necesitan mis aristas. Soy tan ilusa que creo que tendremos más en común que solo un tema. Soy tan ingenua que pienso que cuando una relación empieza debe ser para siempre. Por eso a la primera que no funciona, huyo o hecho, pero no lo sigo intentando, porque como ahora, no puedo imaginarme pasando el resto de la vida con alguien que me hace sentir vana e idiota.
Debería dar la oportunidad de crecer juntos, de amoldarnos, de amoldarme a otra persona, de ceder un poco. Pero a esta edad solo conozco dinosaurios como yo, muy grandes para espacios muy pequeños, destruyendo todo a su paso sin darse cuenta. Gente idiota como yo, que apenas se siente invadido desea volver a su espacio solitario, a su libertad única e irrepetible. Que apenas se siente atrapado huye.
A esta edad me doy cuenta, que tal vez es demasiado temprano para todo. Que apenas soy un infante desesperada porque las cosas lleguen ya y ahora, sin un ápice de paciencia.

Fin.

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....