De Paranoia, Soledad, Amor y otras cosas que perfuman a la mujer hasta hacerla apetecible, abominable y unica....por suerte.
martes, marzo 13, 2007
Mi querido Lugarteniente, ayer me enteré que ya no estabas, fue de pura casualidad, por una de esas cartas que le envío siempre y que ya no tienen respuesta. Me enteré que ya no estabas y se me anudó en el alma todo un arsenal de penas que no te había contado, de desilusiones mas solucionadas y de amores que ya no se si lo fueron. Se me pasó por la mente que me había quedado sin decirte tantas cosas, por el simple orgullo de no escribir yo primero. De solo enviar líneas que dijeran estoy bien, sigo viva, aquí todo como siempre. Ahora tal vez sea demasiado tarde para enviar líneas que sé, no leerás. Líneas que arrojo al viento tal como se arroja una pena, para ver si como en el pasado las tomas antes, las devoras, las asimilas por mí y me consuelas con eso. Líneas, malditas líneas que no sé si han de llegarte o será otra carta huérfana que no llegará jamás a destino.
Hace unas semanas pretendía escribirte, bajo la excusa que no solo somos amigos en las malas sino también en las buenas. Bajo la excusa de contarte, que han sido todos estos meses mas de dichas que de penas. Que todo iba bien, que de pronto el agua dejó de azotar mi barco y navegué horas de horas sin una lágrima asomando a mi cara. Iba a contarte acerca de mis más recientes amores, de mis kilos en menos, de mi cara que es otra. Iba a contarte, yo que sé, de que dejé la cafeína y me hice adicta a infusiones, que teñí mi cabello de negro y corté los últimos mechones entre rojos y púrpuras que asomaban de mi nuca. Que abandoné para siempre las gafas, que corté un poco mas mi vestido, que dejé de cortarme las uñas, que en fin! Decidí enterrar lo vivido.
Y mira Rafa, mi Lugarteniente, que no vas a creer lo que ocurrió, pero un día me vi al espejo y ya no sabía quien era. Porque no era la del ayer luminoso, que un día fui. Ni aquella oscura criatura que nació de la ciénaga de las mil culpas y que algún día creí ser. No. Ya no era ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario…Un híbrido entre lo que era y lo que creí ser, un híbrido de lo bueno y parte de lo malo. Puta madre, Rafa, me di cuenta que yo era una persona nueva y que ya no me conocía.
No te miento, en vez de horrorizarme ante lo que veía, la sensación fue genial. Verme al espejo toda buena, con el vestido floreado y el cabello suelto, mi mirada sin lágrimas, la boca sin muecas. Fue bacán verme así, hecha una mujercita, pero aun con la cara de niña, muerto el descaro de creerme mujer fatal, muerto el descaro de creerme mala, muerto todo egoísmo sobre mi persona, si finalmente había dejado volar las brujas que habitaron aquí por tanto tiempo.
Y te cuento Rafa, que todo fue fácil. Fue como romper la piel de un fauno con las propias uñas, rasgando tejidos y tendones y viendo sangrar a tajo abierto todo recuerdo pasado, para sentir por fin, a la criatura nueva que ahora palpitaba frente al espejo, libre de toda culpa, libre al fin de todo daño. !Rafa! !No sabes lo que fue Rafa! !Me estaba pariendo a mi misma, mientras el mundo me daba la espalda!
Me parí yo misma, ahí delante de ese espejo que se marchitaba ante mi más reciente belleza.
Y ojo que tu sabes que no soy bella, ojo que tu sabes que de bonita solo tengo el nombre, pero ahí estaba yo, sintiendo cada órgano dentro mío, nacer perfecto, mis córneas intactas, mi cabello nuevo. Ahí estaba yo Rafa! Nueva, perfecta... pero sin inocencia…Si pues, Rafa, porque la inocencia que ahora me queda es esa parte mía ilusa que sueña en que voy a ser feliz al final de la historia, pero de inocencia ya no tengo mucho. Tu sabes, todo lo he visto.
Y no es que te haya superado amigo mío. No creo haber superado a mi Lugarteniente en ver las patrañas de esta vida perra. Pero lo mío he visto, querido. Y vaya que me ha dolido! Porque tu dirás que duele ser hombre y aparentar ser macho homo sapiens, pero yo te digo que duele ser mas mujer y fingir que eres mucha hembra pero nada de sapiens. Joder, Rafa! Eso ha sido lo peor, tener que fingir que era una tarada como tantas que abundan, siguiéndole la cuerda al hombre de turno y cayendo en el corralito de yo soy menos que tu, claro, si yo soy mujer y no sabo nada.
Pero eso es asunto pasado Rafa, así era yo y me dolió bastante, peor cuando jugué a ser matrona, a la que nada le duele y nada le afecta, tu ya sabes como fue aquello, mucha juerga, mucho salvajismo pero al final nada.
Hasta eso me aburrió Rafa, porque no hay misterios, apenas comienzas a buscarlos prontito se acaban y te aburres de nuevo y yo me aburrí. Me aburrí desde el minuto mismo que volví de la Argentina y me di cuenta, que yo no servía para aventurera ni para mochilera, que yo extrañaba mi casa y quería mi colchón cálido y mi ropa limpia, que el bosque estaba bien bonito, pero no para vivir allí todos los días, que no me iba a casar con nadie que tuviera piojos en las axilas por muy parecido a Eduardo Glez que fuera, no señor, yo descubrí mis límites y me regresé prontito y sin pena, nada de mirar atrás nada de compadecer a Mariano, que suficiente daño me había hecho en esta vida, me regresé en bus y hasta ahora me duelen las posaderas…
Pero sabes, Rafa? La verdad regresé hecha mierda, no sé como sobreviví a ese octubre sin milagros, no sé como no me morí de miedo, no sé como volví intacta (hasta lo que yo recuerdo) y pensé que la había regado, que me había jodido esta vez y para siempre, que ahora si me olvidaba de mi carrera, del libro, de mi familia y de mis amigos, que había pisado fondo, o al menos lo había visto demasiado cerca. Porque cuando me zafé de Mariano, ya ni sabía quien era, jamás estuve peor y nadie sabía, nadie podía saber que había pasado.
Estaba allí yo solita, yo y mi maldita conciencia, que es el lastre que nos pone Dios para vivir en culpa. Estaba hecha mierda y tú por ningún lado y olvídate que le iba a contar a alguien la verdad de los hechos, olvídate que a los mojigatos de mis confesores les iba a contar la verdad palmo por palmo. No. Yo solo podía contártela a ti, Rafa y ni sombra de que aparecieras, carajo! No te volviste a aparecer nunca y ahí fue cuando volví a Lima. Mierda ciudad de Lima, que hasta ahora no sé si la odio o la amo.
No creas que lo de Argentina me dejó traumatizada, volví, claro que volví, pero lo hice para mi cumpleaños y con Hotel 5 estrellas de por medio, a conocer ahora las cosas como las debí conocer siempre, sin bultos que cargar y encontrándome a mi misma.
Y mira que me encontré Rafa…mas de lo que imaginas, regresé hecha de luz, de amor al prójimo, creyendo que todo iría bien…Y casi lo fue, o sea, si no fuera tan quejosa y con mi maldita visión fatalista de las cosas te diría que estos últimos meses han sido los mas provechosos y tranquilos de mi vida, pero…Tu sabes como somos nosotros, compañero y bueno, ayer después de mas de tres meses de haberme parido a mi misma, me volvió a dar la garrotera, me tomó el miedo por sorpresa, me tiré a la cama a llorar para desaguar los ojos después de 4 meses sin hacerlo y la verdad Rafa, no tenia una puta idea de por qué estaba llorando, pero quería hacerlo.
Creo que bendije a mis estrógenos de haberme puesto lábil y predispuesta al drama, pero a medida que lloraba con el mismo esfuerzo y pujo que si no lo hubiera hecho nunca (como dicen ustedes, con mas esfuerzo que cagar sin haber comido) me di cuenta que te extrañaba, que carajo! extrañaba contarte mis vainas aunque sea para sentirme mejor por un par de horas.
Que tenía la agenda llena de teléfonos de personas a quienes llamar y no me apetecía ninguna, no porque fueran malos, o porque no fueran suficientemente amigos, sino todo lo contrario, porque eran demasiado buenos. Y caray! cuando una quiere llorar no necesita personas buenas que le estén diciendo palabras al oído, yo quería llorar a moco tendido y si me preguntaban no iba a saber que decir, porque, en realidad mi llanto no tenía motivo y era como un ejercicio para lubricar los ojos, enrojecer la cara y hacer chorrear la ñata. No pues, Rafa, en ese momento nadie me hubiera comprendido, excepto tu, que sabes el por qué de darnos esas vainas, el por qué de explotar ese derecho a sentirnos por unas horas aunque sea, completamente infelices, desdichados e incomprendidos.
Solo tú, podías saber, por ejemplo, que no necesitaba que me dijeran nada, para mejorar mi estado. Solo había que dejar derramar el vaso hasta que se inunde el piso y así me verían al día siguiente, fresquita y lozana como lo estoy ahora, a mitad de toda jornada, sintiendo que ayer no pasó nada y que esos bajones bien calculados en medio de la regla, nos agarran a cualquier mujer con los ovarios bien puestos. Si, señor, con los ovarios bien puestos...
Ya ves que este e- mail no tenía nada de particular, que no era el motivo mandarte a la mierda por no escribirme o desear que te folle un pez por no estar cuando mas necesitaba. Solo quería escribirte carajo, ¿tan malo es eso? Escribirte con la lejana esperanza que un día buscaras por el maldito google, laura martillo y encontraras una carta toda para ti, ahora que me he desaparecido. Con la maldita esperanza de que llegaras a escribirme de nuevo, ahora que eres tu el mas completo desaparecido. Qué pasó contigo, Rafa? Me lo contarás algun día al menos?
Pues nada, Lugarteniente, que acá sigue lloviendo pero cada vez mas bajito y que el frío no llega a ser tanto como lo fue en un inicio, que si me ves por la calle ya ni me reconoces, que sigo soltera pero sin esperar hombre y que la vida me está tratando bien, aunque no sé si luego me la cobre.
Pero ando bien, compañero y eso ya es bastante, solo desearía una vez tan solo, saber si es que de Valencia a aquí hay tantas horas, que no te da la gana de venir a verme. Que ya acaba el invierno, Rafa, que ya es momento de tomarnos el cafecito que quieras, o la infusión que se me antoje, con un cigarrillo de por medio. Pero que ya es momento de hablar de nuevo, aunque sienta que he superado todos los males, pero que ya es momento amigo, de vernos las caras aunque sea para mandarnos al infierno.
Besos, Hombre y que el destino nos ampare en ésta o en la otra.
domingo, diciembre 31, 2006
El mejor balance al terminar el año, es que llegamos a terminarlo.
Al despertar mañana, la playa será la misma y el paisaje sin muchos cambios,
solo algunos granos de arena habrán volado lejos al despuntar el alba.
Su brillo a la lejanía, dejará de lastimar los ojos del viajero que busca oasis imaginarios.
Muchos granos de arena volarán hoy por toda la playa, algunos volverán al mar, otros al desierto.
Al amanecer, la playa inventada tendrá el mismo paisaje para todos los ojos;
solo la arena que se va sabe cuál es su rumbo o que cambió en el horizonte.
Un abrazo, al final de un Diciembre lleno de magia y del año que llegó a su fin.
El cambio no lo advierten los que se quedan. El cambio sólo es visible para quien se va.
sábado, diciembre 30, 2006
Los Fines y Los Medios
Comencé a pensar que en realidad el oficio de blogger era como el de una arañita que teje hilos invisibles de contribución para otros, hasta que en un momento determinado no puede ser identificable que hilo es de quien, si todos caminan sobre la misma red.
La individualidad de cada blogger sufre un desgaste para bien o para mal, con un modelamiento de su escritura a medida que pasa el tiempo y tiene contacto con más gente que escribe/bloggea.
Una hipótesis es que mientras menos contacto tengas con otros, la idea original prevalecerá y por tanto la autenticidad de cada persona prevalecerá…pero claro, el no comunicarse con los otros podría sonar a soberbia; el ignorar a muchos para seguir escribiendo podría parecer enfermizo, si finalmente se está escribiendo en una página pública, vamos, algo así como escribir en la calle y la gente que sale a la calle quiere ser vista ¿no? Nadie obliga a nadie.
Después de observar durante un año la blogósfera, llego a la conclusión que escribir lo que a uno se le venga en gana sería solo uno de los criterios de todo lo que significaría ser un blogger, también estaría el repentino interés en la vida ajena, que claro, está puesta al público por quien la escribe.
Un interés benévolo o no en la historia, como de quien sigue una telenovela capítulo a capítulo y se pone de parte o en contra de su protagonista. Así la persona que lee puede familiarizarse excesivamente con cada personaje que el blogger mencione, como parte del entorno de su historia. Y claro, el que escribe puede terminar en un afán exhibicionista, de querer mostrar mas detalles que hagan entendible la situación descrita, cualquiera que ésta fuera.
Lo que me queda claro es que lo que se muestra en un blog son solo los picos visibles de enormes iceberg, de los que el público “blogo leyente” está en completo desconocimiento. Un blog no llega a ser como una telenovela en que la trama, está planeada de antemano de principio a fin y por tanto cada capítulo trata de explicar el siguiente y al final de la novela, no queda ningún capítulo oscuro y todos los personajes son conocidos de forma absoluta, porque ese es el sentido de la telenovela.
En cambio, la mayoría de blogs vienen plagados de estados de ánimo, en donde el lector desconoce la secuencia o el hilo que guía a la madeja, ni las causas reales que los originan, lo cual JAMÁS le permitirá dar una apreciación adecuada, pecando por sobreestimación en la mayoría de los comentarios, buenos o malos que deja a quien escribe.
La actitud de la persona autodenominada blogger, va más allá de simplemente escribir porque siente que nació para eso. Para el blogger, escribir no es el fin último, lo será en cambio, hacer relaciones, buscar contacto humano, vislumbrar las vidas de otros a través de un medio tan promiscuo como éste, a través de la lectura de sus textos, a veces asimilada y otras simplemente tragada, en pro de un comentario rápido.
Y es que no es blogger cualquiera que escriba en público para una página de Internet, al parecer se requieren algunas condiciones específicas(*):
- CRITERIOS MENORES:
El blogger será aquél que dedique tres o mas horas de su diaria existencia leyendo las bitácoras de otros, comentándolas, trabando alguna conexión con sus protagonistas.
Tendrá interés en seguir diariamente lo que sucede con por lo menos tres de ellos, familiarizándose con cada personaje que mencione el que escribe, persona, mascota, etc
(es conocido que la mayoría de blogs tienen la tónica de telenovela, así que después de algunas lecturas, se puede saber exactamente quien es hijo de quien y si la abuelita tuvo novio nuevo)
El interés se extenderá no sólo a lo escrito, sino a la propia persona y a su entorno, para lo cual se creará una comunicación mas allá del blog (Aquí viene el uso y abuso de la mensajería instantánea, correos electrónicos, números celulares y demás artificios para estar “en contacto”)
- CRITERIOS MAYORES
Formará círculos y comunidades dedicadas a bloggear (grupos de personas que puedan comentar sobre temas comunes, aunque nunca se hayan visto la cara)
Habrá asistido por lo menos una vez a reuniones no cibernéticas para conocer a otros bloggers (es decir, a las personas de quienes leen diariamente sus anécdotas, chistes y demás información que linde en lo entretenido)
Tener con el tiempo varios blogs, de los cuales por lo menos uno será un blog grupal
En los artículos que se escriben sobre los bloggers, todos coinciden en afirmar que quien escribe en un blog lo hace para beneficio de su ego, para ser aceptado, para figurar un poco. Un afán meramente narcicista después de todo.
Es entonces que la comunidad que bloggea se levanta para negar el "insulto" y se genera la polémica.
Personalmente creo que aquellos considerados bloggers no lo hacen tanto por figurar, como por relacionarse con otros. El blog sería el medio para cultivar relaciones difícilmente posibles, sin el auxilio de un texto como carta de presentación.
Cualquiera puede tener un blog, es tan fácil como tener una cuenta de correo electrónico. Si en un tiempo, el chat y la mensajería instantánea revolucionaron el uso de internet, ahora es el turnod e los blogs. Espacios utilizados por cualquier persona sepa o no sepa escribir, sea frívolo o no en lo que escribe, lo importante sería mezclarse con los otros, llegar a conocerse, entablar relaciones en un mundo de continua soledad. Una especie de Hi5 con mensajes largos, o de una sala de Chat con moderador incluído. Obviamente, con el mismo riesgo de descalabro de cualquier comunicación cibernética.
Si la premisa es que la condición máxima para autodenominarse blogger es relacionarse y tener contacto con otros, el fin último de un blogger no será ya el escribir un post, sino el dejar una respuesta, un comentario.
Para el blogger escribir deja entonces de ser un fin en sí mismo y se transforma sólamente en un medio.
Últimamente escribo cada vez que me da la gana, incluso cuando parece que no escribo.
Mientras juegas a que eres niña, mujer,
Me cuentas en viejas cartas, que te hizo feliz
Y lo que planeas hacer pronto.
Me cuentas tu vida, tus viajes, me lo cuentas todo,
Pero yo callo, para no decirte
Que mientras hablas,
Yo solo logro ver esa boca
masticando ramitas de chocolate,
a la que imagino dulce y amarga,
imposible de acercar a la mía.
Luego agitas alitas de colores, mueves tu cabeza a los lados,
Cantas y saltas mientras me hablas,
Y mi silencio choca contra tu felicidad mas reciente,
Porque yo sólo puedo imaginarte dormida,
Hecha de sueños de durazno y mazapán,
Guardando en tu pecho suave, el secreto
De las cartas que aún no terminas.
Pones ramitas de chocolate en tus labios dulces,
Y las masticas lentamente
Mientras escribes cartas larguísimas
Que no llega a recibir nadie.
Y te describes de todas las formas posibles,
Pero yo sólo puedo imaginarte así,
Entre amarga y dulce,
Como el sabor que jamás se va de los labios,
Un sabor a ramitas de chocolate crujiente,
Que se derriten con el primer beso de verano.
Cartas al anochecer
Últimamente son las 11 :30 de la noche, la hora a la que necesito hablar. Por estos día hablo con mi hermana, pero cuando ella ya no esté, ya no sabré con quien hablar.
El blog es una buena salida cuando no tienes sueño y tienes muchas ideas en la mente que no hallas como desanudar, pero la verdad éstos días ando pensando más en mi vida que en ideas para escribir.
No podría poner en el blog que necesito comprar esto o aquello en tal tienda, ni que debo hacer esto o lo otro, tal día. El blog no me sirve para eso, pero puede ayudar a que me relaje.
Hace una semana que intento dar forma a un cuento cortísimo y no puedo. Debe ser que mi cerebro está en mantenimiento técnico, pero no termino de escribir el cuento que era el regalo de navidad para Carlos, mi primer amigo por aquí. El Náufrago lleno de cuentos entre las ropas.
La amistad...que extraña palabra, en la que se escudan tantos.
Estaba pensando que si bien la amistad es un bien preciado, puedo decir que no la conozco realmente. Al menos no la amistad como yo la veo; no esa en la que sales un rato a compartir alguna comida y a chismear de la gente en común. Tampoco la amistad de yo te ayudo si tu me ayudas o esa de "que bien nos vemos juntos". Mucho menos la amistad de quien no te conoce y te hace amiga del alma sólo por la idea sesgada de la lectura de 3 o 4 páginas escritas en una página cibernética.
Ahora que lo pienso, hay pocos amigos a los que recurriría en caso de realmente necesitarlos y lo peor, no están. Son amigos que viven demasiado lejos como para hacer una llamada telefónica o acompañarme a caminar en silencio, cuando me sienta triste.
La primera persona que me envió un e- mail, fue un blogger que con el tiempo se tornaría en mi mejor amigo. Probablemente el único que me conoce personalmente y que me ha visto en mi ambiente natural, con mi nombre real y haciendo cosas simples. Es decir, valoro su amistad, porque creo que llego a apreciarme no como Laura la que escribe, sino como la chica que vive, siente y frecuenta lugares comunes.
Antonino Paraggi, es mi gran ganancia en este año de amistades truncadas. Aunque él me haya ganado la frase en su saludo de cumpleaños.
Ha sido un buen año, no puedo quejarme. Dicen que de los errores se aprende y que el enemigo es sólo la mano de Dios guiándote. Si lo tomo así, creo que en este año conocí a varias de las personas con las que no querría toparme el resto de mi vida, esas que ya sé como evitar, o aquellas de las que sé no debo esperar nada.
Obviamente la experiencia valió la pena, hubo gente que leyó hasta la última línea de lo que yo escribí y que siempre estuvo dejando frases para que no me rindiera y siguiera escribiendo por placer. Recibí ofertas de algunas páginas, revistas e incluso halagos inesperados. No gocé mucho de la presencia de los nada apreciables comentaristas anónimos y aquellos que se filtraron, se cansaron muy pronto de teclear con un dedo. En el balance final, hubo más aceptación que rechazo y mucho más halagos que insultos.
Pero bien dicen que es mejor no creerse los halagos, menos cuando son dados sin una pizca de objetividad. Tampoco aceptar los presentes, si son dados esperando algo a cambio. Y claro, en un medio como este los presentes eran siempre material escrito, que podía variar desde poemas, cuentos, hasta intentona de novela corta.
Después de casi 500 post he conocido a las más diversas personas - o debería decir , personalidades- que abundan por el mundo. No entiendo, ni llego a comprender porque tanta atención en alguien tan minúsculo como yo. Aunque luego reflexiono, que la gente solo desea expresar afecto, soñar con algo, formarse un ideal de alguien, aun siendo inútil todo acercamiento real al personaje de su agrado.
Pero así como hay gente que desea expresar carino sin ningún motivo aparente, hay otros que desean expresar su rabia. Rabia ante cualquier cosa que pueda representar su aflicción, frustración, mala leche. Así, pasas a ser por un momento quien personifique toda su joda contra el mundo, dedicándote las más variadas líneas de reproche, hasta que aparezca alguien más que ocupe tu puesto y comience la historia nuevamente.
Definitivamente, en ambos extremos es solo gente que necesita un poco de atención.
Estaba pensando, que para ésta noche de año nuevo, ya he rechazado todas las invitaciones para salir de fiesta, porque quiero pasarla durmiendo- o mejor dicho, soñando- en lugar de hacer lo de todos los años.
Pensaba que durante bastante tiempo, mi preocupación principal, había sido sobre quién me acompañaría en la salida de esa noche, o qué vestido me pondría, o a qué lugar iríamos. Y ahora, en lo único que pensaba, era en cuál pijama sería el más cómodo y qué almohada la más blanda para soñar con mi futuro.
Desde que volví solo he tenido sueños bonitos y hasta resulta una afición querer pasarla entre sábanas. Ayer soñé que tenía un vestido blanco y pomposo de hombros descubiertos y paseaba por un prado repleto de flores. Las imágenes eran confusas, pero solo puedo recordar la sensación de felicidad que sentía y que me duró hasta que desperté.
hablando de sueños, recordé a Nacho. Por un minuto creí entender un poquito de lo que a veces no entiendo sobre la filosofía de soñar/dormir/ estar entre siestas.
Ahora, procuro cansarme para tener sueños bonitos.
Hace poco recordé a Ana y su gata Chirimoya, en el primer comentario que dejó en el blog y qué me puso una sonrisa de oreja de oreja; y a Maik Pimienta, el joven ceuta con los mejores enlaces de toda la red.
No sé por qué se me vino a la mente que jamás llegué a enlazar a Nam, el médico que escribe desde Osaka, mientras se quesea con textos médicos; ni a Eulalia , la mujer que escribe desde Quinta del 44 con una soltura y manejo de texto que ya quisieran muchos.
Pensé que es una pena no tener noticias de Ray Kawabata o de las pequeñas historias que hacía K. en Mi tiempo libro.
Me dí cuenta entonces, de mucha gente con la que había dejado de frecuentar y ya había desaparecido; gente a la que sin darme cuenta me había sentido unida, por esa admiración a sus letras y a su forma de expresar ideas propias de una forma clara y directa.
Pensé que habría gente a la que extrañaría. Que habían escritos en la red realmente inspiradores y de una belleza extraña y genuina.
Que así como hay gente que es feliz siendo blogger y entamblando relaciones amicales, hay otra que solo es feliz escribiendo y lo puedes notar desde la primera línea. Notar eso es una sensación feliz, una sensación de libertad, al leer un pensamiento libre.
Estaba pensando que haría las siguientes madrugadas, si solo dormiría o me dedicaría a leer un libro. Ahora sé que no podría dejar de escribir, aunque esas líneas sean, solo cartas para los amigos, mientras ellos aún estén durmiendo.
viernes, diciembre 29, 2006
El Café con Aroma de mujer
Los viernes de café eran como un termostáto de lo que la gente pensaba o sobre lo que le interesaba hablar.
Siempre me gustó el café, pero no el del Starbucks tan de moda últimamente, no por la pose de tomar un café y que me vean hacerlo en un lugar "nice". No por el pequeño placer de elegirse un cafecito de nombre raro y contarlo luego a los amigos, como la anécdota de quien piensa a solas sentada ante una pequeña taza de café humeante y garabatea ideas en un cuaderno para poetas. A mí me gustaba ese café pasadito que hacían en casa en una cafetera vieja. Ese café que mis viejos tomaban como si fuera refresco y que se quedaba siempre sobre la mesa para que lo tomara quien quisiera, frío y a cualquier hora del día.
Me agradaba el olor que inundaba la cocina entonces, ese olor penetrante que te hacía sentir profundamente inspirada y luego ya de mayor, un olor que como mujer te hacía sentir profundamente sexy. He tomado café en lugares caros y baratos, en sitios de mozos elegantes que te llenan la taza antes que digas nada y en casonas trsites en donde solo es café lo que pueden invitarte. Más no he vuelto a tomar el café casero que sale de las tiendas pequeñitas, ese olor a grano de café molido que inunda las calles viejas haciéndolas más románticas que nunca.
Hace poco recibí un correo sobre el grano de café y lo comparaban con la vida misma. De como ante la misma condición adeversa del agua hirviendo, los demás alimentos se hacen duros o blandos según su estructura intrínseca. Solo el café podía cambiar a una condición adversa como el agua en plena ebullición y cambiarla de simple agua a delicioso café. Era el café quien cambiaba al agua y no viceversa.
La moraleja era que solo algunas personas pueden cambiar el problema y volverlo a su favor, la mayoría prefiere que el problema los cambie a ellos. Les cambie la estructura, volviéndolos duros de corazón o blandos de voluntad.
Hoy pensé en el grano de café, e irremediablemente en Colombia y esa historia que no comencé a escribir, pero que no me deja dormir tranquila.
Ya habrá tiempo para cambiar el mundo, tal vez desde ahora mismo. Mientras tanto es viernes y el olor de café inunda ya, la ciudad de mujeres sin nombre.
jueves, diciembre 28, 2006
Diciembre, 28
Pensé que no terminaría el blog, sin antes contar una pequeña historia de viaje, que tomaría varios capítulos. Hoy ya es 28 y no hay tiempo para poner sobre la hoja en blanco los símbolos que narran ese viaje y las aventuras que aun cargo entre los dedos.
Cuando volví pensé mucho en la niña Lorena y su historia de infantiles infortunios. Pensé en como una niña tan contenta y de visión tan ingenua había cambiado hasta que finalemente creció y se olvidó de sí misma.
La historia mas que contar solo eso, trataba de explicar, a mi principalmente, los hechos que en su momento son casi intrascendentes y que terminan formando la personalidad de alguien para sus años poteriores.
Así, le cambiarán el gusto de figurar y aparecer en público, al darse cuenta que mas que beneficios, el ser conocida solo le traerá desgracias y malos ratos. Al terminar la secundaria y entrar a la universidad es obvio que ella no volverá a figurar públicamente y todo lo contrario, buscará desaparecer entre el gris de las paredes, para no volver a los problemas de siempre con la gente que busca ver siempre la manchita en la ventana cerrada, en lugar de dedicarse a contemplar todo el paisaje.
La historia de la niña Lorena era en buena cuenta mi historia y la de todas las personas de mi infancia y posterior adolescencia, pero rememorar cada hecho del pasado traería a mi corazón un diciembre entre triste y melancólico, de historias sin terminar y viejas rencillas contra molinos de viento, así que preferí olvidar la historia y dejar que Diciembre se llenará solo del olor a brisa de verano y de la fragancia de las frutas frescas. Supongo que habrá un momento para la historia de Lorena, la colegiala; mientras tanto yo seguiré escribiendo sin mirar mucho a ese pasado que no tiene solución.
Ya es 28 de Diciembre y tenía tantas cosas por escribir, que ahora solo pienso en que haré con ellas luego. Si volverán al viejo diario, si permanecerán en el olvido, si desaparecerán para siempre.
A mi me gusta escribir pero no me agrada ser blogger. Cuando escribes para material impreso, nadie pone sus comentarios diciendo lo que opina. La gente lee, observa, lo saborea, lo ignora, pero nadie viene a querer modificar lo que escribiste ni a sugerirte el final de una historia, ni el cambio de nombre a un personaje, ni una impresión personal que no contribuye en nada. A lo mucho deja un comentario objetivo al correo, para mejorar la estructura del texto o las faltas ortográficas. Eso ayuda mucho a quien escribe, no busca figuración alguna.
Es como cuando ves un cuadro surrealista. No vas y le pides explicaciones al pintor de que quiere decir tal o cual figura, por qué le puso determinados colores, porqué no le cambió tal o cual imagen. Uno observa el cuadro, lo interpreta a su modo y se calla. Sería poco ético sugerir cambios a algo que pertenece absolutamente a su autor; a lo mucho puedes decir que no entiendes un carajo de lo que significó la pintura y no volver a la galería nunca más.
A mi me gusta escribir y cuando escribo en tono de artículo de revista, recibir los comentarios y leerlos. Las veces que soy mas intimista, prefiero anular la opción u obviar los comentarios que dejan, pero a la gente se le queda la costumbre de escribirte al correo cuales fueron sus impresiones y la relación que tien tu post con su propia vida, aunque a una no le interese saberlo.
Un diario intimista, suele confundirse con una revistilla, tanto para el lector como para quien escribe, ese es un riesgo grande cuando se hace un blog. Te quedas sin intimidad, pues la gente empieza a opinar a partir de hechos tan pequeños, que ya es inútil explicar nada. Obviamente, si se atreven a opinar acerca de lo que no saben, como si fuera su propia vida, ya toda explicación es inútil. Bien dicen que la ignorancia es atrevida.
Creo que fue Borges el que dijo que Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído, me pregunto ¿a quien leerán los señores anónimos?
Hay gente que se la pasa leyendo blogs, otros que se pasan la vida escribiéndolos ¿quién puede sugerir tenre mas vida al otro? ¿El que hace bilis con escritos ajenos o quien se dedica a vivir para poder escribirlo luego?
Es 28 de Diciembre y el tiempo se acorta irremediablemente, me faltan algunas cartas y cumplidos antes que comience el nuevo año, luego, ya veremos que ocurre.
EL Lugarteniente
Rafa es uno de los pocos amigos que logran entenderme, escucharme y escribirme, sin que me sienta asfixiada. No sé si nos parecemos un poco, al principio quería pensar que sí. Cualquiera hubiera querido parecerse a Rafa, pero eso es imposible. Si fuéramos iguales nos aburriríamos en menos de dos minutos. Creo que solo tenemos afortunadas coincidencias y por eso nos soportamos bien.
Son afortunadas las coincidencias de escribir con pasión y aburrirse rapidamente con lo que antes nos gustaba. Yo le llamaba inconstancia, Rafa dice que no es eso, es solo que cuando nos gusta algo lo exploramos hasta el mínimo mecanismo y cuando ya no hay misterios, lo dejamos en el acto. Que son gajes de pensar mucho... Que la depresión que a veces nos abruma es el precio por tener algo de materia gris para no pasar la vida como simples animales.
Yo me río, pensando que sus frases son consideradas soberbias, propias de español que se cree dueño del mundo. Lo peor es que a él no le importa ni le incomoda, "Me encanta levantar murmuraciones en los puritanos"- suele decir. Sus cartas suelen ser de un humor tan corrosivo, como inteligente.
A mi me encanta Rafa, nos conocemos hace tiempo y no nos hemos aburrido nunca. Comencé a escribirle a él toda mi historia, cuando estuve deprimida y el hacerlo pudo hacerme respirar de nuevo. Cuando terminé de hacerlo, él no opinó ni me puso curitas, nada. Me envió una carta igual de larga, que me daba fuerzas para seguir adelante, sin hacerme sentir víctima, sino vencedora.
Cuando ya estuve mejor, seguí con las costumbre de escribirle, aunque con menos frecuencia. Rafa siempre tenía la palabra exacta para mejorarme el ánimo, incluso una buena grosería. pero yo ya no me sentía bien escribiéndole de cosas mas generales como mi casa, lo que sentí en tal o cual caminata o lo que me inspiró a escribir de nuevo, esas ya parecerían cartas de enamorados y no de compañeros de batalla ( la batalla diaria ppor no deprimirse muy rápido).
Empecé el blog como una manera de escribir lo que sentía sin que sonara a carta que espera respuesta. Rafa me podría leer siempre que él quisera, pero yo podría escribir de cosas más íntimas y menos trascendentales de los temas que usualmente compartíamos.
Creo que la comunicación con Rafa, fue en buena cuenta un ensayo de blog. Lástima que el término blog entrañaba muchos aspectos que yo aun desconocía y de los cuales no terminé de adaptarme.
Espero que al reaparecer Rafa, podamos reestablecer la comunicación epistolar que nos unió tanto, de todos modos la manía de compartir lo que se escribe no es exclusiva de ser o no ser blogger y escribir cartas para los amigos, suele ser siempre una experiencia gratificante.
Pequeños Secretos
Los días son bastante claros, pero aun no hace el calor suficiente como para salir a caminar de la mañana a la noche con la misma ropa. Yo camino, a veces no me ven, p0orque camino mientras estoy en el teclado, camino por calles que ya sé de memoria, cerca de pastelerías con olores exquisitos y de escaparates con ropa para pequeñas princesas. Yo camino, aun cuando me quede sentada. Es entonces que lo urbano sabe a poesía y la marcha se hace canción, porque yo escribo mientras camino y voy caminando cuando solo escribo.
Me gustan los olores a fruta fresca y a flores adormecidas por el caer de la tarde. Me gusta armar sueños con las cosas que no están a mi alcance, con los seres que ya se han marchado. Tejer de ilusiones los hechos simples y grises, poner luces a lo que permanece oscuro. Me gusta caminar sin hablar, para poder soñar a gusto.
Antes viajaba y por la ventanilla veía el cambio de paisajes de plateados arenales a costas azules, de verdes brillantes a cielos magentas. Yo veía el cambio de paisajes y solo podía pensar en el día que te los mostraría todos, mientras, no podía hacer más que observarlos y guardar cada detalle en palabras que trataban de ser exactas. En palabras que luego se las llevaba el viento.
Mis sueños color mantequilla y mi visión de las cosas simples, son hechos en los que dejé de pensar hace tiempo. Las caminatas mientras permanezco ante el frío teclado y los sueños que tejo mientras voy en movimiento, son placeres guardados en mi diario personal, placeres que voy desenterrando de entre hojas amarillas y flores secas. Placeres pequeños.
Pequeños secretos.
miércoles, diciembre 27, 2006
Me acerqué a tu cuerpo dormido,
De hada recién parida,
De luz que nace al mundo,
Mi mundo.
Me acerqué tanto a tu cuello,
Que podía oír el murmullo de tu sangre fresca
Bajo los pétalos de tu piel desnuda.
Me acosté pequeño e indefenso
A la sombra de tu pelo,
Al fuego de tu piel,
Esperando a que despertarás
A ese mundo que te veía nacer.
Y te vi, cuando tus ojos se abrían
Al cielo del que habías caído,
Suplicantes, confusos,
Como los de un ángel que pide respuestas,
Desde mi refugio tibio
Vi tus ojos abrirse bellos,
Tan cerca mío,
Pero con una mirada tan larga,
Que supe de una vez y para siempre,
Que tu, hada de azúcar,
Precisamente por tenerme tan cerca,
No me mirarías nunca.
Los muchos Yo
Digo nos hallamos, no pensando en alguien en especial (o quizás si) Cuando hablo de hallarnos, hablo de esas dos mitades de uno misma que normalmente andan separadas por el mundo, caminando en aceras diferentes y haciendo cosas diametralmente opuestas, aunque en el fondo sean ambas la misma persona.
A veces pienso que todos nosotros, somos el fruto de muchos Yo enraizados en tierras que jamás nos pertenecen, pero de las que nos hacemos una suerte de patriotas. Varios yo, luchando unos contra otros, bajo cielos distintos, que a veces parecen ser uno solo, alumbrando a todos esos Yo desperdigados y huérfanos.
Cuando yo escribo, hallo varios yo que no sabía que tenía. A veces llego a pensar que soy promiscua por escribir en un tono y luego en otro; que le soy infiel a algun yo que en ese momento es el predominante y que a la primera pestañeada es invadido, incluso ultrajado, por el nuevo yo, que desee hablar en ese preciso momento.
A veces siento que mi yo es hombre. Ese yo me agrada, escribe los poemas, que a mi me gustaría me sean escritos y habla con dolor y dulzura de la mujer idealizada que jamás llega, porque siempre se está yendo. Ese yo, que yo juzgo masculino, a veces se vuelve bueno, doliente, melancólico...otras, simplemente es un asesino. Alguien que quisiera matar, para hallar debajo de la carne, el alma prístina de aquella virgen que no puede ser suya.
A veces siento que quiero a ese Yo, aunque sea el mas triste de todos. El que siempre anda sin solución. Supongo que amo a ese yo, por ser el hombre en el harem de mujeres tristes que abundan mi mente. Supongo que amo a ese yo, porque cuando posee mis dedos, habla claro y no le importa decir que ama hasta el delirio, queriendo llegar hasta la muerte por el amor correspondiso, pues simplemente este Yo: Ama.
Los otros yo, son mujeres, varias...muchísimas. Adoptan actitudes extremistas al no poder hallar su equilibrio. Una es demasiado carnal, la otra demasiado espiritual, una de ellas demasiado cerebral...creo que esa no está casi nunca, pues predomina la frívola que se larga de compras para no pensar en nada ni en nadie.
No sé cual me agrada más. Lo que sé es que no puedo controlar a la deslenguada y carnal, que es la primera. A veces ella me da miedo, me doy miedo, pues se que soy Yo explorando los linderos de mi voluntad y mis pasiones. Ese Yo se ha presentado mas veces este año, que lo que apareció en toda mi vida. Ese YO, indómito, aventurero, carnal e incontrolable, me da miedo, pues una vez que se lanza a volar, no le importa si cae, se lastima, muere, o hace daño a otros. Ese yo, no mide consecuencias ni peligros, pero cuando als cosas se ponen feas, se larga y me quedo con el otro Yo, miedoso, tímido, paranoíco, pendiente de las consecuencias de sus actos y del mínimo detalle que causó tanto desmadre; ese YO que no quiere mover un dedo, pues teme dañar a alguien mas que si mismo.
Finalmente, para arreglar la situaciónproblemática aparece el Yo cerebral, mucho mas calculador, carente de toda piedad al resto, un Yo que piensa solo en como solucionar el asunto, de la forma mas rápida e incruenta`posible, sin buscar causas ni culpables, ni hechos aislados, abocándose en la solución solamente e ignorando cualquier llamado de auxilio espiritual. Por supuesto, solucionado el problema, e i gnorados todos los implicados en el asunto, aparecerá el último Yo, que es el culpabilizador, el que juzga, atormenta, hace daño, no deja vivir en paz, pues solo recuerda una y otra vez las circunstancias que llevaron al hecho desastrozo del apasionamiento ilimitado y busca culpar a cualquier otro yo que se parezca en el camino.
Ese Yo, parece salido de la Santa Inquisición y castiga mas que cualuier testigo cercano a los hechos, aun en tiempos de paz y tranquilidad.
Lo que parece un expediente de psiquiatría, NO es tan severo como suena, ni tan gracioso como se lee, pero es algo real y que me sucede varias veces al día, desde que pude identificar las causas de mis cambios anímicos, relacionados con la predominancia de uno u otro Yo. Desde ese entonces me volví conciente de que las personas actuamos de una u otra forma, según la personalidad esté desfragmentada o trabaje en unidad. Supongo que los varios Yo, ya existían desde mucho antes, fruto de un crecimiento solitario y de continua introspección, pero vivíamos todo en armonía y sin pleitos, dado que había predominancia de un Yo que equilibraba al resto.
Este último Yo que era el predominante, fue el que recuperé hace algunas semanas. Un Yo que se escabullía de mi situación actual, pues no tenía valor para mirarse al espejo. Un Yo que ahora parecía fingido y abandonado, pues era el mas inocente, ingenuo, sonriente y bueno de todos. Era el Yo infantil, del que cree en el amor, en als buenas personas, en la esperanza y que espera lo mejor del futuro. Ese yo que perdemos en el camino, pues no nos sirve de nada tener a un Yo "tonto" como copiloto de nuestras acciones mas arriesgadas, si solo servirá de freno y será castigado y convertido en hazmereir de todos si aplica su lógica de Hacer el Bien sin mirar a quien.
El recuperar ese Yo ha costado, trabajo, sudor y lágrimas. Aceptarse fue lo más difícil, luego que te aceptas cmo eres y en lo que te convertiste con el tiempo, el resto del camino es una pendiente para caminar de ligero. Una pendiente en que te puedes recuperar y disfrutar aun de als pequeñas cositas, como si fueran vistas por primera vez, dado que ese Yo, no espera mucho y siempre recibe a manos llenas. Un Yo, que evidentemente cree en todos para poder creer en si mismo y viceversa.
Con ese Yo nos hallamos hace algunas semanas.
Pudo haber sido cualquier lugar el del hallazgo, pero Buenos Aires parecía ser un buen sitio. Neutro y sin fantasmas. Sin testigos, sin nadie cerca. Era como volver a nacer, eso sentí los días que me fui. Volver a nacer, con la misma piel de hacía siglos, pero con la experiencia a cuesta de als cosas pasadas, mucho mas tolerante con situaciones que antes me sacaban de sitio y mucho mas serena con respecto a todo y a todos.
Cuando nos hallamos, Mi Yo y yo, era una tarde media nublada de Diciembre, y aun el clima era bastante húmedo, pero el calor del verano permitía caminar con ropa ligera y sandalias bajas.
Estábamos en una banca del Parque San Martín y las luces caían sobre la ciudad tornando als calles de color rosado, mientras los árboles se confundían en tenues esmeraldas, como los mudos testigos de algun extraño pasado.
Yo me senté y contemplé el reloj inglés a lo lejos, rodeada por los edificios de múltiples ventanas y techos de corte europeo. La pista negra humedecida ante el rocío de la tarde y el horizonte naranja con las grúas abandonadas de Puerto Madero, vigilando la ciudad desde lo lejos.
Era mi primer día allí y yo sentí que tenía toda la vida por delante, no para remendar errores y vivir del pasado, sino para vivir con un futuro real y tangible entre las manos. Un futuro que podía comenzar a pintar desde ya o desde el momento que me diera la gana. Tenía entre mis manos la carta blanca de aquellos que ya terminaron su penitencia y están listos para reintegrarse a la vida, a la gente, al futuro, esta vez como dueños de él y no como simples inquilinos asustados por el riesgo de ser arrojados a la primera falta.
Era Diciembre, era verano, era Buenos Aires, era el mundo girando a mi ritmo, era la vida con una centésima oportunidad para caminar descalza, sonriente, sin culpas, niña, mujer, todo junto. Era YO con toda la nada en los bolsillossintiendo que por primera vez en largos meses, esa nada, era suficiente para caminar de ligero y sin prisas por el mundo. Mi mundo, el que finalmente me pertenecía.
martes, diciembre 26, 2006
La Buena de La película
Yo me quedaba idiota, a veces no decía nada, otras me burlaba de él con mis amigos. Es que tenía actitudes extrañas que rayaban en lo ridículo, como no querer comer nada que fuera hecho en la cafetería del hospital así se estuviera muriendo de hambre, o declinar cualquier invitación navideña a chocolatadas o repartición de biscochos, si es que eran gratis. A veces le molestaba mi efusividad o que me alegrara demasiado por tonterías…Mi ex era un buen tipo, pero tenía tantas actitudes raras, que la gente se preguntaba como podía soportarlo…
Una vez saliendo del cine, luego de darles monedas a unos niños que vendían dulces, yo me quedé hablando con ellos y haciéndoles bromas muy a mi estilo. Él me jaló del brazo y puso su cara de molesto por hacer eso. Yo me enojé por supuesto y dejé de hablarle todo el camino a casa. Él luego me explicó que no podía quedarme hablando con esos niños que vendían dulces afuera del cine, porque sus madres les pegarían si se quedaban sin vender, o podían venir y hacerme el lío a mi, asi que no anduviera con actitudes de payasita, para sentirme feliz, si a las finales les hacía un daño a ellos.
Era una forma bonita de decirme: No seas tan egoísta, con esas actitudes de hacerte La buena de la película, si no beneficio a nadie.
El día 24 de Diciembre, mi familia y yo salimos en el auto a regalar algunas cosas por navidad. Eran algunos juguetes, zapatos y ropa para niños. El problema es que no había muchos niños necesitados por las calles, así que fuimos a uno de los pueblos jóvenes que abundan por aquí, pensando que sería cosa fácil.
Ya en uno de los cerros, divisamos a un niño pequeñito que jugaba con su perro. Llamamos a su madre y al preguntarle si tenía otros hijos y decir que sí, procedimos a entregarle parte de los regalos que habíamos llevado. Desde las otras casas, que quedaban en zonas mas altos, comenzaron a salir niños, madres, perros, gente corriendo…En definitiva tendríamos para unos 6 niños mas , peor no para todos.
La peor parte era que los niñitos mas pequeños solo pedían juguetes y ya solo quedaba ropa y zapatos.
Pero mi hermana insistía en medirles los zapatos a cada uno de los niños tratando de hacer justicia con los juguetes, cuando todo se estaba volviendo un desmadre de críos llorando y mamás diciendo que no importaba, que ya le crecerían los pies a sus niños.
Por fin, mi padre se animó a encender el auto y salir de allí…Todos felices por haber hecho la buena obra navideña, mientras yo me hundía cada vez mas en el asiento trasero, pensando que se alegraban por haber contentando a menos de 10 niños, mientras de todos los cerros, bajaban como cincuenta, gritando por un juguete.
Creo que mas que sentirme alegre, yo me sentía peor. No era la gran cosa irse a casa con esa sensación. Mas parecía un alarde de “Que buenos somos nosotros por dar una limosna a un par de niños pobres”. Una especie de penitencia por la buena navidad que pasaríamos luego.
Mi hermana me llamó injusta por pensar así, si lo habíamos hecho con la mejor de las intenciones. Yo solo creo que la intención no es suficiente para hacer bien las cosas.
Mi familia dice que razono mal, que le veo el lado malo a todas las cosas, no entienden porque tengo que echar a perder los buenos momentos familiares.
Mi ex era medio extraño. Mi familia suele decir lo mismo de mí. Tal vez segúnb ellos yo sea ahora, La Mala de la Película.
Al Día Siguiente
Dos días después de la Noche Buena, las pesadillas fruto de la maratón de comida continúan, además de darse cuenta de que “Todos los regalos malos de este año me los dieron a mí…"
Realmente los padres y amigos, aciertan muy pocas veces en estas fechas. Parece que la mezcla de prisa y poco dinero, trajeran a casa siempre los regalos menos deseados.
Las cosas que uno menos desea, nos son obsequiadas en las envolturas mas vistosas, para lograrnos una sonrisa plástica, de “qué lindo…gracias” aunque no sepamos bien ¿para qué demonios puede servir eso?
Siempre pensé que yo era buena recibiendo y dando regalos, pues generalmente doy tantas indirectas antes de las fechas cruciales, como cumpleaños, aniversarios y navidad, que juzgo que solo alguien muy ciego, sordo y terco (como mis padres) podrían equivocarse a la hora de comprarme algo. Incluso hago listas de regalos por precios y lugares donde se pueden comprar, pero nada…Todo mi trabajo estratégico, cae en saco roto con mis padres.
Pero no solamente ocurre con mi familia.Creo que lo testarudos al momento de regalar, ya es un mal extendido a todas las esferas...
Para mi cumpleaños, recuerdo que lo único que pedí fue un perfume y unas flores… (un ramito de flores, vale solo un peso!) El problema es que los hombres jamás aceptan sugerencias de poco valor económico, pues lo toman como que “ya no será sorpresa” o "Date cuenta que yo sólo regalo cosas espectaculares".
Yo me pongo a pensar que se echaría a perder la sorpresa, si yo dijera el nombre del perfume o eligiera el tipo de flor, pero si solo menciono el género del obsequio deseado...¿Cuál es el problema?
¿¿Acaso no es espectacular regalar lo que la mujer desea aunque solo valga dos pesos??
Ese día por primera ( y supongo que única vez en la vida) me llevaron a comprar ropa como si fuera una escena de Mujer Bonita…lo cual debo decir, por experiencia propia, no es tan divertido…Es decir, cualquiera podría pensar( incluso yo misma) que pedir lo que se te antoje, mientras las vendedoras se vuelven locas por atenderte será una experiencia de ensueño…pero, no equivocarse, cuando te llevan a esas tiendas en que un calzón vale lo mismo que unos pantalones en cualquier almacén normal, la actitud de “winner”, cambia por una de “Dumber” pensando en “¿por qué demonios no fuimos a Falabella, donde podría comprarme 3 prendas por el mismo precio de esta polerita rala de diseñador con nombre andrógino, que ni siquiera podré usar?
Es que hay cosas que no van con una, los delirios de grandeza tienen su límite dependiendo de cada mujer y ese día yo conocí el mío. Las cosas pueden narrarse y verse como en las películas, pero la sensación no es la misma, delante y detrás de la pantalla.
Para ésta navidad, yo estaba podrida pensando en las razones filosóficas que habrían llevado a mis padres a regalarme un reloj…si era la única cosa en la que había insistido no necesitar. Luego miraba la ropa nueva y me daba cuenta que con tanto engorde navideño, necesitaría una dieta rigurosa de agua y verduras feas, para poder estrenarlos sin parecer un tamal.
Mi hermana me comentaba que a ella le habían regalado ropa dos tallas menor ...Por un momento llegamos a pensar que habían confundido los regalos para ella con los míos, pues lo que yo pedí se lo regalaron a mi hermana y viceversa.
Entonces reflexionamos, en que tal vez fuera una estrategia de mis padres, para obligarnos a comer menos y hacer mas ejercicio…aunque luego de mirarnos, nos dimos cuenta que Naaaaaah, mis viejos se habían vuelto a equivocar por su terquedad en comprar cosas que nadie pidió, en las tallas que teníamos hace 5 años.
................
Al día siguiente de navidad, cuando todo lo bebido parece demasiado. Cuando todo lo comido parece un abuso pantagruélico y cuando cada regalo, parece ser el obsequio no solo equivocado sino comprado con segunda e irónica intención, la única satisfacción que queda es haber podido estar en familia y regalar aquello que pensábamos haría feliz a los otros, aunque eso haya sido solo otra ilusión de navidad.
viernes, diciembre 22, 2006
Feliz Navidad
Año a año, hemos ido cambiando los animalitos de barro, por otros de cerámica o madera, según el sitio visitado. De casitas y muñecos de nieve, de arbolitos y esferas brillantes, de balsas de tótora, de miniaturas de madera; lo único que no ha cambiado son los actores principales de la gran puesta en escena. María y José siguen siendo los que heredamos de las abuelas, aunque ya sus ropas estés desgastadas e igual de raídas que en el misterio original.
De hecho mi familia no es muy católica, pero en Navidad, algun espíritu extraño nos invade a todos y tratamos de dar el máximo realismo a todo lo que signifique nacimiento del Niño Jesús. Recuerdo que los nacimientos hechos por las abuelas eran enormes y ocupaban toda la pared, de tantas graditas y escalones que se se les hacían; luego no sé que pasó, pero el nacimiento se redujo a unos pocos animales despintados y algunos pastores decapitados. Todo el perímetro era llenado entonces por los juguetes de mis hermanos y míos, en la vieja creencia de que el Niño Jesús viene a jugar con los juguetes que le dejan los niños buenos.
Jamás creímos mucho en Santa Claus, yo siempre supe que mis regalos nos los compraban mis padres, por eso Diciembre era el mes en que mi familia me parecía la mas linda de todas. No podía creer que mis padres fueran tan buenos como para dar tantos regalos sin motivo específico, algún milagro tenía que haber de por medio para convertirlos en albaceas de tanto regalo infantil. Mi mamá decía que era el Niño el que enviaba esas cositas…pero yo sabía que el Niño Jesús con sus pequeñas manitas de cerámica, no podría llevar a la peloncita, o a mi rasca playa nuevo hasta el fondo del ropero, donde los ocultaban desde inicios de Diciembre.
Papa Noel me era indiferente, así como la nieve en la decoración navideña. Para mí, el buen Chucho había nacido en el desierto, lleno de calor y palmeras al lado de algún pozo de piedra, en donde años mas tarde pasaría Ben Hur.
Por eso no me cuajaba la idea de que en los nacimientos de mis amigas hubieran pinos altos adornados de nieve y trineos por doquier, cuando todo el mundo sabía que en Jerusalén andaban calatos y cubiertos solo por sábanas de colores. Tampoco me cuajaba la idea de que la Virgen María estuviera bien sentadita esperando a que nazca el niño…Así no nacían los niños.
Se suponía que quien debía estar acostada era ella hasta el 24 por la noche abrumada por los dolores del parto, para recién poner al niño Jesús sobre el pesebre a la media noche.
Mi árbol distaba mucho de ser un árbol de copa perfecto y adornos espectaculares. Cada año, mi papá nos llevaba a buscar algún pino que creciera sin dueño ( En el campo todos los árboles tienen dueño y cortar uno sin autorización asegura un lío que puede durar generaciones) y que tuviera un color verde tan lozano, que diera gusto tener en casa todo Diciembre.
Lo que mas recuerdo de la navidad de aquellos años de infancia, es ese olor a madera y ramas de pino agónico hasta que llegaba Reyes. Por eso, que cuando ya comenzó a sobrar el dinero de nuevo, producto de menos regalos infantiles y mas decoración navideña, lo único que no cambiamos fue la tradición de cortar arbolitos pequeños, que parecían pinos y ponerlos junto al nacimiento, adornados con esferas y campanitas brillantes.
Al casarse mis hermanas, yo quedé como heredera de la decoración y arreglos para el nacimiento. La escenografía de cartón y papel de colores, el cielo chisporroteado de estrellas brillantes con la silueta de los reyes en el horizonte, las colinas con musgo, las fuentes de agua para patos y cisnes. Fui recolectando de nuevo animalitos de cerámica y juguetes olvidados. Esta vez se unían a la fanfarria de tacitas de té del tiempo de la bisabuela, los soldaditos y aviones de los tiempos de mi hermano y los recientes robots y carros a control remoto de mis sobrinos. La familia había cambiado y también nuestro nacimiento.
El año pasado mi hermana volvió, fue la Navidad mas grande y llena de gente y regalos que hemos pasado nunca. Los arreglos brillaban por toda la casa y la ilusión de los niños se hacía sentir en cada rincón. Esa ilusión por Papa Noel, ese gusto por el panetón, que mis sobrinos chilenos desconocían. Esa cocina llena de gente riendo y preparando ensaladas y postres. Para mi, Navidad siempre fue eso. Estar en familia, compartir, hacer cosas juntos todo el mes de Diciembre hasta culminar comiendo la cena navideña preparada por todos; por un día en la vida CREER simplemente que todo estaba bien en el mundo y que solo abunda amor y paz en los corazones de la gente que amamos.
Iba a escribir este post contando sobre la lata que me dieron los ociosos de mis sobrinos este año para armar el pesebre, sobre la nostalgia por no tener a mi hermana en casa, por la bronca que me da que este año mi pesebre no sea perfecto pues se me quemaron las lucesitas…pero ahora que lo pienso, escribí este post, pensando en lo que me hacía feliz el mes de Diciembre y poder contagiar un poquito de ese espíritu a la gente que de vez en cuando pasa por mi casa.
Todo mi cariño para todos ustedes y una Feliz Navidad.
Adiós a Cienfuegos
Era una pregunta tan tonta, que jamás me hubiera atrevido a hacerle; pero ahora que leo esas descripciones, las analogías, la belleza de los paisajes observados, las metáforas en relación a las montañas de Kyoto y la lluvia de primavera; solo puedo preguntarme que será de Cienfuegos y las pinturas que jamás llegué a ver.
Hace unos días, figuraba un comentario anónimo en el blog diciendo que Yo aun me parecía a la palabra NUNCA. De inmediato pensé en Cienfuegos, en que era una señal de que aun estaba vivo, de que aun me leía incluso si no comentaba, pues no podían ser de otro esas palabras…Lamentablemente, me equivoqué y fue cuando me di cuenta que tal vez era cierto y Cienfuegos había terminando desapareciendo como una brisa de mi playa vacía.
A veces pienso que una de las razones mas fuertes de tener el blog aun abierto es él, mas que yo. Es el hecho de pensar que este es el único contacto que aun nos queda.
A veces pienso, que escribo para él, para no perder ese toque mágico de mis primeros textos y mi primera felicidad, sabiendo que alguien por fin entendía las palabras enredadas con las que quería terminar de explicarme y que ese alguien era él.
No iba a escribir sobre Cienfuegos hoy, después de todo me prometí no volver a hacerlo, pero dado que he caído en la cuenta que desapareció real y totalmente de mi vida, me permitiré el lujo de escribir un poco sobre él, aunque no sea mas que para explicarme a mi misma, el hecho que haya desaparecido y terminar por aceptarlo.
Es curioso, que de una u otra forma haya estado presente en mí, aun cuando me iba. En Santiago, la calle donde comí mi última parrilla se llamaba Cienfuegos. En Buenos Aires, la librería donde compré las postales con caricaturas de Cortázar y Gardel se llamaba igual. Veía el nombrecito y sonreía para mis adentros, preguntándome si él sabría cuando eligió ese sobrenombre, que iba a estar en todos los sitios que yo visitaría luego. Pensando en la razón para colocarse ese nick en los comentarios, pensando simplemente en ¿Dónde estaría ahora Cienfuegos?
Es casi Navidad y el clima de verano y desenfado me hace recordar la primera vez que hablamos, peleamos, reímos y yo cometí el error de ilusionarme con el primer ser invisible que me dijo Te Amo. Debe ser por estas fechas y por algo de tonta nostalgia, que lo recordé hoy, oliendo estas líneas a una despedida, mucho mas larga que la que él me diera. Me pregunto si me seguirá viendo bella y flotando sobre columpios alados o si después de un año de leer todo lo que nadie sabía acerca de mí, se terminó dando cuenta que más que el hada que él pintó, no sería ahora solo un dragón escamoso que arroja fuego por la boca, en su intento de decir Te quiero.
Me pregunto, cuál fue la razón para alejarse. Razones intrínsecas o porqué se hartó de verme rodeada de tanta fanfarria, en un espacio inicialmente tan intimista. Si le llegó a resultar molesto el sitio, mucho antes de que yo me diera cuenta de lo mismo, si un día vio que ya no era la chica que inicialmente empezó a escribir para exorcizar sus demonios y ahora era alguien diferente, mutando por rostros y trajes diferentes.
Tal vez fuera que su ausencia solo se debía a causas físicas como la muerte repentina. Eso pensé aquella madrugada en que me desperté pensando en él, como si me hubiera hablado desde los sueños y sentí el enorme vacío de no haber tenido tiempo para despedirme y haberlo perdido para siempre. Esa madrugada lloré desconsolada por él, por mí y por todo lo que estaba perdiendo. Quise creer que era una despedida de ultratumba, un fantasma que rozaba con su fría manga mi rostro hasta hacerlo sangrar de lágrimas transparentes. Pero no, probablemente solo era un desequilibrio de serotonina, que me hacía ver las cosas mas tristes y funestas de lo que realmente eran.
Ahora, es nuevamente Diciembre y lo pienso, sin esperanzas ni sueños. Pienso a Cienfuegos y trato de despedirme sin recuerdos, de la única persona que me dijo que estaría SIEMPRE, con la seguridad de aquellos personajes que saben que cualquier futuro ya es incierto.
El ratón de los Dientes
La anestesia, me hacía sentir con el labio gigante y me visualicé de pronto como una mujer con la máscara del pato Donald caminando hasta la casa. ¿Cómo era posible que justo antes de navidad, me enterara que requería una cirugía de conducto para mi hermoso diente perlado?
( la impresión de tener un diente blanco perlado debe ser algún efecto secundario a la anestesia que me hace imaginar tonteras)
Mientras reposaba en la silla de la odontóloga, mas que pensar en la aguja que me penetraría hasta los sesos y el taladro de aire cuyo sonido había atormentado toda mi niñez; yo sacaba cálculos cuál Arpagón perucho, sobre como redistribuir el dinero que me quedaba para comprar los regalos navideños.
“Gracias doctora, por dejar a mi padre sin regalo”, quería decirle, cuando me dijo el precio de el minúsculo procedimiento; pero ya era tarde. Era eso o pasar fiestas navideñas con dolor dentario y sin poder comer nada de las exquisitas cositas que preparan en casa para estas fechas (claro, que no comer me terminaría beneficiando…pero vamos, si no comes hasta reventar en noche buena, te queda una triste sensación de vacío…pero bien acompañada de ruidos intestinales) La dentista lo sabía muy bien, así que planteada la cosa por el lado del bolsillo versus Navidad dietética, me incliné hacia la primera con el resentimiento de los niños chicos.
“Se ha roto el equilibrio normal del diente”, por eso te duele, me trató de explicar ella, pero yo ya no oía nada. Creo que mi padre había influido en la idea de que hacerse una endodoncia es lo peor que te puede pasar en la vida. Trataba de hacer la analogía con perder un apéndice o una vesícula y no entendía porqué mi padre ponía tanto sentimiento al hablar de “que te maten el nervio”.
Ya de regreso a casa solo podía sentirme acongojada por perder un nervio que ni sabía que existía. Cuando lo mostró extirpado de raíz ante mí, casi se me sale una lágrima; debe ser que me sensibilizan estas fiestas, pero tenía una clara sensación de pérdida, similar a perder un hijo.
Ahora el asunto, es como solucionar lo de la falta de dinero. He de poner manos a la obra y hacer trabajos manuales en casa hasta atiborrar la casa de tantos adornos navideños, que la gente olvide que a la tía se le redujo la billetera por conservar una linda sonrisa. Ojalá y el ratón de los dientes, acepte adelantos y me de crédito por mi maltrecho nervio dentario.
jueves, diciembre 21, 2006
Y tu voz que me ronda, que pone fresca mi piel,
Que susurra deseos
Que trato tontamente de contener.
Y tu voz que canta, aunque no diga nada.
Te acercas a mi entre la gente,
Me tocas con tu aliento de vainilla,
Despiertas en mi,
Amores que creí olvidados,
Me llamas entonces a resucitar,
A ponerme en pie,
E ir detrás de ti.
Veo en medio de la gente
Tu mirada que lo aclara todo,
Que hace cristalina la lluvia que era gris,
Verde la hierba que moría,
Que me hace sentir,
Sin fantasmas en la voz.
Corro hacia ti, me detengo cuando estoy cerca
Pero tu no me ves,
Sigues caminando insensible
Ante mi cuerpo que tirita,
Mis manos que se humedecen,
Mi lengua que se seca.
Tu te muestras insensible y yo muero,
De a poquitos y en silencio,
Como un ser invisible,
Al que te niegas a mirar
En ese, tu juego absurdo.
Desaparezco y soy engullido,
Por esa multitud de gente
Que sigue en movimiento,
Mientras yo me quedo quieto,
Inmóvil, hechizado…
Esperando otro susurro tuyo
Que gire sobre mi cuerpo,
y me haga despertar
y salir de mi corteza de cemento,
para ver como la noche se aclara,
la lluvia es cristalina,
la hierba se vuelve verde,
cuando tu pasas cerca mío,
Noche, música, letras
“… un día cualquiera no sabes que hora es…te acuestas a mi lado sin saber porqué…”
Desde que volví no ceso de hablar de la felicidad y la gente me pregunta si es amor. Si mi felicidad se debe a alguien más, si me enamoré de nuevo. Yo me quedo pensando un buen rato y me doy cuenta que no y eso es lo fascinante, esta vez no se debe a nadie más.
Desde que volví dejé de ser Laura o quien haya sido este tiempo, puse un broche mental a lo que ocurrió durante dos años en mi vida, di vuelta a la página de la autocompasión, de la culpa innecesaria, de los dolores que no cesan, de esa depresión que por días come las entrañas. De la inseguridad en mi misma y en todo lo que me rodea…Por un momento sentí que toda esa historia era tan vieja, que hasta a mi me aburría contármela y creérmela…Llega un momento que te jode aun el tener miedo. El tener bronca. El tener dudas.
Llega un momento en que jode tanto todo, que tomas un avión y te das cuenta que acabas de botar la cáscara dura e inservible y partes sola y frágil sin saber que pasará luego. Llegas a otra ciudad a otra gente y sonríes como si fuera la primera vez, bebes, comes, sientes…como hace dos años no sentías. Cantas, juegas, ríes, como si no hubiera pasado nada…Estrenas la vida, como al vieja persona que eras, ingenua, inocente, con grandes ojos abiertos…
Se que no puedo olvidar todo lo que me ha pasado, son como piedras puestas en el camino que antes no existía. Son como los tramos del puente que debía recorrer de una u otra forma. Para estar aquí, ahora tenía que pasar por todo lo que pasé, cosas que a veces prefiero olvidar, pero que me han ayudado a ser un tanto mas fuerte, un tanto mas tolerante ante la sensación de pérdida…un poco más…¿quién sabe?
“…Aunque tu estés lejos de aquí, sigues creciendo en mi jardín…”
No imagino otra sensación que ésta, a olas, con mi música, escribiendo a pausas, locamente a veces. Siento como si acabara el colegio y pudiera tener toda esa fe en el futuro, que experimentamos cuando niños. Siento como si acabara de transitar la parte mas difícil, cuando en realidad esto ha sido solo el comienzo. Ni el dolor, ni la tristeza, terminan hoy.
Es bueno saberlo, pero también es bueno tener 5 segundos para respirar antes de volver a sumergirse, antes de agitar las piernas, los brazos y avanzar bajo el agua, simulando que esa lucha por sobre vivencia, es una danza de solo músculos y voluntad. Simulando que podremos llegar a salvo a la próxima parada, para esos 5 segundos de aire, que nos hacen tanta falta cuando todo se pone oscuro.
Yo hago eso, lucho con todas mis fuerzas para no ahogarme en esta pequeña lágrima azul, derramada por algún Dios extraño.
“…Pasa y al pasar, muestra a todas la verdad y por no parar pide al tiempo la inmortalidad…”
Queda poco tiempo para todo. Probablemente se podrirá la uva antes de caer a tierra. Morirá mientras su rostro borgoña alumbra desde la profundidad de esta parra.
Me iré de aquí como la uva que muere, antes de llegar a dar un buen vino. Como esa uva que se dulcifica al terminar el verano, hasta arrugarse sobre si misma y volverse otra.
Termina diciembre, mi felicidad es estacional y de cambios lunares, sigue el ritmo de las mareas saladas y de las dulces cosechas.
Mi felicidad es casi completa, ha avanzado por cuartos menguantes y canciones sin nombre, hasta llegar a tu casa la madrugada que aun dormías.
Antes de irme, trataré de dejar de mí lo que mas pueda. Todo lo que pueda, solo entonces podré seguir mi búsqueda de amor y esperanza, pero esta vez allá afuera.
miércoles, diciembre 20, 2006
Mi regalo: No era spam
La tarjeta sería esencialmente la misma para todos, a excepción de la canción que enviaría. Debo confesar que creí sería un trabajo fácil, pero elegir una canción pirata para enviar es una labor rompe-cocos.
¿Cómo elegir una canción que la otra persona ya no tenga en su colección? ¿Cómo elegir una canción que se amolde al estilo del receptor, para que no la dejé enmoheciéndose en su reproductor mp3?
Menudo trabajito…Más fácil me hubiera resultado regalar un poema, o alguna frase bonita. Pero recordé que la mayoría de gente que conozco es muy buena en eso de escribir y expresar lo que siente a través de palabras. Sería como regalar un par de sandalias a un vendedor de zapatos…
No solo eso. A la mayoría de gente que conozco, le entra la depresión y el amor a los desvalidos solo en estas fechas, que es cuando comienzan a odiar al mundo por su burda campaña comercial en pro de comprar regalos como locos en las calles y en los grandes almacenes. Es diciembre el mes en que la gente anda mas deprimida y amargada que de costumbre, reflexionando por cada abrazo o tarjeta recibida, como si tales cosas fueran un insulto.
Yo me confieso fanática del buen espíritu navideño y todo lo que lo acompañe. Escojo Diciembre como el mes de los deseos sinceros y dar abrazos por doquier. Así que enviar una tarjeta llena de mi espíritu positivo, podía sonar a bofetada en gente que pretende conservar su espíritu de bajones navideño hasta el 31 de Diciembre…
Fue entonces que ideé ese mensaje poco grato, acompañado de canciones que son mis favoritas por una que otra razón estrictamente personal. Quería compartir algo…El problema es que cuando comienzas a compartir, pretendes que sea a todos por igual…Incluso a gente de la que ni te acordabas que habías sido amiga…
Todo un beneficio para el corazón poder regalar sin esperar nada a cambio…
Mucha de la gente a la que he enviado Mi regalo, como se titula ese e- mail, tuvo la gracia de contestarme, enviando incluso canciones para la ocasión. Un gesto que confirma, que la gente solo anda dormida y necesita un abrazo que los despierte de vez en cuando…
También hubo gente que me mandó al diablo, como el caso de una mujer que al leer el e- mail, pensó en su mal español que ese texto y canción eran algo así como una declaración de amor y no una simple tarjeta navideña para su esposo…Por supuesto sus “amables deseos” de que me muera de la forma mas dolorosa posible, se extendieron también a mi familia y mi país…
Poder enviar mis buenos deseos para estas fechas, ha sido una buena experiencia. Lo único que lamento es no tener el correo de algunas de las personas que me comentan al blog y de las cuales mantengo el mejor de los recuerdos. Espero, que la semana que queda, pueda hacer por ustedes algo de lo mucho que han hecho por mi estos últimos meses: Sentirme acogida.
martes, diciembre 19, 2006
Nocturno
La pantalla observa. Y el animal oscuro que son mis manos se oculta de su luz corriendo de nuevo, una letra a la vez, varias letras…una frase. La pantalla blanca se va tiñendo entonces de una nueva y extraña partitura, en donde alguien más leerá música…en donde alguien más solo distinguirá ruido.
Una partitura que millones de almas ignorarán. Una canción sin dueño, solo para el que lee atento y en silencio, a la espera de mi palabra pasando a galope delante de sus ojos y susurrando extraños secretos.
lunes, diciembre 18, 2006
En Viaje
Ya sobre el taxi, voy viendo como las luces de Lima se reflejan y derraman sobre mis anteojos y las lunas del auto, como ágiles hilos de colores. Adentro yo, con incertidumbre y manos húmedas. Afuera la noche, veloz, oscura, ilimitada.
Sobre la autopista y a toda velocidad, las cúpulas de la catedral iluminadas, podrían ser las de cualquier ciudad bonita. Las luces salen desde el centro del asfalto y parecen observar a Lima desde abajo, resaltando su rostro colonial . En el carril vecino, los autos van veloces, los buses llenos de gente, los camiones descapotados cargan obreros con mantas roídas bajo un viento frío que aun no es de verano. Desde su propia posición, cada quien observa las luces del puente de rayos lilas sobre el Rímac.
Yo voy callada, pensando en el viaje, en todos los viajes cortos y largos de estos últimos años. Las imágenes pasan ante mis ojos, veloces como los autos, agitando recuerdos y sensaciones pasadas. Nuevamente en mi pecho, se mueve el corazón como un ligero péndulo que me hace sentir o niña frágil o mujer segura.
Un leve movimiento nada más, que puede agitar mi mundo hasta hacerlo saltar en pedazos.
"¿Dónde crees que estamos?" Pregunta el taxista. Yo encojo los hombros y murmuro algo. "¿No tienes ni idea en dónde estamos, no?"- y se ríe con una carcajada de dientes podridos. "Es que hemos tomado un atajo", agrega entonces.
Para cuando llego al aeropuerto casi una hora mas tarde, yo respiro aliviada. Durante unos minutos he pensado que el taxista había cambiado de rumbo, me asaltaría, me raptaría, acabaría conmigo…Me impediría hacer ese viaje… A veces creo que veo muchas noticias.
"¿Aló? Comunícame con tu mamá"- le pido a mi sobrino cuando por fin contesta el teléfono. La bocina queda descolgada y durante largos minutos, la voz calmada de la mujer por el altoparlante se confunde con los ruidos metálicos al otro lado de la línea. Seguro no hay nadie en casa.
Recuerdo todas las veces que temía llamar a casa cuando me desaparecía con él de la faz del planeta. La humedad de mi mano sobre el teléfono, la voz vacilante, el mensaje corto de “Estoy bien, no se preocupen”, todos los recuerdos se agolpan en mi garganta.
"Aló, ya viene"- contesta una voz ronca que me saca de los recuerdos. Es la voz de mi padre, que deja la bocina tirada de nuevo evitando saludarme. Esta vez mi corazón estalla en pedazos, ansiedad, incertidumbre, sensaciones que aun permanecen.
Tal vez no debí llamar para avisar que estoy bien, pienso, cuando mi hermana coge el teléfono y me dice que está ocupada en el computador.
"Solo llamaba para avisar que llegué bien", le digo. "Diviértete mucho", vuelve a desear. "Aún no sé si viajaré", sonrío. "¿Qué dices?", reclama ella. "Tengo mucho sueño y el vuelo sale hasta la una", alcanzo a decir, antes que se acabe la llamada.
Entonces me siento con las maletas y empiezo a esperar para hacer el boarding check. Pienso que es triste estar sola en un aeropuerto, al llegar allí la mayoría de gente está esperando a alguien, entra o sale acompañada y con enormes maletas. Solo los turistas y alguno que otro despistado, esperan adormitados en las sillas plásticas a que sea hora del próximo vuelo con las valijas en el piso y botellas de agua mineral.
Yo sigo callada y pensando en todo. La verdad, aun no sé si viajaré.
Una hora mas tarde hago el chequeo y dejo las maletas. “Pase por migraciones a las 12”, me sugiere el muchacho de la aerolínea. Pienso que aun falta mucho para la medianoche y me conecto a Internet buscando perder el tiempo. Encuentro a mi hermana conectada y hablamos un rato más.
“¿Por qué mi papá no quiso hablar conmigo?”- Pregunto.
La verdad, desde que hablé por teléfono tengo un sentimiento de culpa que no puedo explicar. “Ya sabes como es”, me dice ella. “Si lo sé”, pero yo no estoy haciendo nada malo, pienso.
Trato de convencerme de que ya soy adulta. No es justo que me sienta así, es tiempo de asumir mis decisiones sin culpa.
Ya en migraciones, el hombre se admira que yo haga mi pase tan temprano, si vuelo en el segundo turno. “¿Médico, tan chiquita?”.
Le sonrío mientras pienso que tendré que desabrocharme el mi complicado cinturón , antes pasar por el detector de metales.
Entonces recuerdo esa vez que pasé con la chaqueta de botones metálicos y disparó la alarma. Quítese la chaqueta, me pidió la mujer, aquella vez. No puedo. Quítesela, me volvió a decir. De verdad no puedo, dije yo cada vez mas ruborizada y agregué:. No tengo ningún polo debajo… Entonces la mujer sonrió y dejó de insistir.
Esa vez logré pasar. Me pregunto que hubiera ocurrido si yo llevaba una navaja en medio del sostén.
Ahora ya en la sala de embarque casi con 4 horas de anticipación, con la almohada alrededor del cuello y los pies en alto, aprovechaba para leer mi novísimo libro, haciendo tiempo antes de tomarme un buen café. Cerca de mí, los aviones siguen desembarcando gente de todas las nacionalidades, con bolsas coloridas y caras curiosas.
No sé en que momento el sueño me vence después de ese largo día. Solo sé que me despierta una voz que dice, “Esta sala está reservada para pasajeros de Aerolíneas Mexicanas ¿cuál es su destino señorita?”
- Buenos Aires, le digo adormitada, preguntándome cuanto tiempo ha pasado.
Recién entonces me doy cuenta que el viaje es un hecho y que mi verdadero destino no es la ciudad en sí, sino lo que ocurrirá en los días que vienen.
domingo, diciembre 17, 2006
sábado, diciembre 16, 2006
Manual de Autoayuda
Mi corazón está quieto. Va acomodando sereno, frase a frase cada uno de sus sentimientos. Mi corazón bombea, paz, tranquilidad, pequeñas cosas que para mi son el fruto de largas batallas.
Ahora me quiero.
Probablemente quererse para una persona, sea verse bella ante un espejo; comprender sus capacidades, aceptar sus limitaciones. Aceptarse, simplemente.
Quererse probablemente sea, elegir entre el bien y el mal lo mejor para uno mismo. Algo que sea único, que no pueda ser compartido con nadie. Mimarnos al saber que lo poseemos.
Pero, para mi quererse solo es esto.
Poder estar en equilibrio. Un pie detrás de otro, permanecer quieta en el aire, conteniendo la respiración y disfrutar del momento de estar sobre una cuerda floja, aun a sabiendas de que puedo caer en cualquier momento, desplomarme en el vacío.
Volver a herirme.
Pero seguir en pie a mitad del camino, con el viento en los oídos susurrando que puedo caer o volar… pero elegir mi destino.
Antes el equilibrio era estar sobre la misma cuerda floja, pero con miedo siempre. No importaba si yo estaba quieta o no, o si la cuerda estaba tensada o no.
No importaba si había una malla de contención lista para atraparme, o una persona cerca para evitar mi caída.
Aun estando en equilibrio, mi estado usual era sentir miedo, impotencia, rabia por enfrentar ese miedo a solas.
Ese equilibrio sin embargo, era falso; pues estaba lleno de miedos, de pavor a caer y morir. Un equilibrio en que evitaba cualquier movimiento espontáneo, por miedo a precipitarme en el vacío.
Era un “equilibrio” en donde vivir significaba, dedicar cada segundo de mi existencia a evitarme sufrimientos o dolores que no podría soportar.
Dolores que me matarían.
Pero el dolor...No puedes evitarlo nunca. Y es que el dolor aun a pequeñas dosis, te hace fuerte.
Ahora sé que el dolor es necesario, como un impulso para seguir caminando. Para ponernos en movimiento, para sacarnos de la quietud de los muertos y poder ayudar a otros, igual de solos y asustados que nosotros.
Si igual de solos, pues no hay soledad mas triste y tangible, que aquella que nos acompaña cuando nos sentimos en peligro.
Es fácil caminar por una cuerda a pocos centímetros del piso, es mucho más difícil a medida que ésta se va elevando y tomamos conciencia de la profundidad del vacío. Es mucho más difícil caminar, cuando se es conciente de adonde se puede volver a caer. La existencia de un abismo que antes desconocíamos.
Es fácil hacerse daño al inicio, atentar contra si mismo, bajo la forma que uno elija. Lo difícil es cuando se entiende a donde realmente nos lleva ese daño. Como nos destruye, cuanto nos aleja del terreno que antes pisábamos seguros y felices.
Caminar en la cuerda floja, es algo que hacemos todo el tiempo. A algunos claro, sentimos que nos las agitan mas frecuentemente que a los otros y vivimos constantemente atormentados.
Unos en cambio, aprenden a hacer piruetas en el aire, a pasar rápido, a hallarle placer al hecho de vivir en riesgo. Esa gente hace que la vida parezca un juego de risas, pero son insensibles al dolor ajeno. Simplemente no pueden sentirlo como suyo, pues el miedo al dolor, les es ajeno.
Hay otros que pasan con los ojos cerrados, sin darse cuenta por donde caminan ni a donde realmente desean ir, pero cuando a mitad de trayecto abren los ojos, el miedo los hace tropezar con sus propios pies y tienen mas riesgo de caer que aquellos que iban con los ojos abiertos y caminando con precaución.
El propio yo, incapaz de soportar el temor, se convierte entonces, en un obstáculo para finalizar el camino que minutos antes, recorrían complacidos.
Cada quien tiene su propia medida de equilibrio y es imposible estandarizarlo. Cada quien sabe que longitud esperar de la cuerda por donde camina y cuan alto la colocará esta vez. El equilibrio es un reto a cada minuto que no podemos definir.
Yo por ejemplo, llamo equilibrio a este momento por el que estoy pasando.
Cuando reconoces todo aquello que te puede hacer daño y te vuelves conciente de que existen factores que aunque se te acerquen de forma benigna, pueden conducirte irremediablemente hacia el abismo, si les das una oportunidad y de que en la vida hay mas personas dispuestas a empujarte hacia abajo que a tenderte una mano, pero eso no es excusa para vivir con odio.
Pero sobre todo, hallar el equilibrio es comenzar por darse cuenta que aun conociendo todo lo que te hace daño o puede llegar a hacértelo, ese conocimiento es diminuto comparado al desconocimiento que aun posees del mundo y de sus instrumentos para hacerte perder el control sobre ti mismo y tirarte de nuevo para abajo.
¿Quererse?
Probablemente quererse sea, caminar sobre esa cuerda floja que es la vida diaria, sin llorar, ni sentir que necesitas de alguien mas, para poder pasar al otro lado.
Quererse sea aprender a caminar sin desesperarse, o temor a sentir miedo. Darse la oportunidad de sentir un poco de dolor, sin que este nos paralice del todo.
Caminar seguros y sin bajar la cabeza, pues al caer de esa cuerda, sabemos, que aunada a la probabilidad de caer y morir solamente, ahora se agregará la posibilidad de desplegar un par de alas para echar a volar.
Quererse entonces será, amigo mío, ese punto ciego dentro de la lógica humana, en donde la gente deja de pensar solo en lo que es estadísticamente probable y comienza a evaluar lo que antes era teóricamente imposible.
Quererse será, empezar a tener esperanza.
viernes, diciembre 15, 2006
La Primaria
Lorena, solo sabe que no quiere ir al colegio de monjas de sus hermanas, su madre y sus tías. Lorena odia a las monjas, a los largos rezos, a tener que arrodillarse sobre las maderas mientras el cura habla. Lorena quiere ir a un colegio de hombres.
La mayor parte de niños irán al colegio privado de moda, que es mixto y parece ser solo una continuación de la primaria, en donde niños y niñas juegan en el mismo patio. Los niños menos privilegiados irán a colegios estatales, divididos según el sexo: Unos a colegios de varones, otras a colegio de señoritas. Lorena a pedido ir al colegio de varones, donde estudió su hermano, porque han abierto un turno para señoritas.
Nadie sabe porque Lorena no quiere ir ni al colegio de monjas, ni al privado. Pero Lortena si lo sabe. Durante su niñez ha escuchado todos los castigos que ponen las monjas, los retiros de dos días para arrepentirse de pecados inexistentes y la severidad de las profesoras, que hacen arrodillar a las niñas frente a la puerta del colegio, si no cumplen sus deberes. A Lorena le horroriza la idea de tener una mujer amargada encima dándole castigos inmerecidos.
Cuando Vany le pregunta a Lorena, porque no irá al colegio privado como el resto de sus amigos, Lorena hace una mueca, diciendo que ese mundo no es para ella. Que se volverá una “creída”. La única verdad es que Lorena teme ir a ese colegio, donde solo habrá niñas coloradas y con plata, iguales a la gorda Dora. Ella no sabe de donde Vany y la gorda Dora tienen todos esos juguetes raros, esas casas de muñecas rosadas, esos vestidos y zapatos de charol. Lorena sospecha que allá afuera hay un mundo que ella desconoce, en donde toda la gente puede tener cosas que ella no sabe que existen.
Para Abril, Lorena ingresa al colegio de varones en el turno para señoritas. Cada vez que los chicos salen de clases, ellas entran. Es la primera vez que Lorena siente vergüenza si la mira un muchacho, que suda copiosamente, si alguien le dirige la mirada. Los chicos son altos y se pasan el balón de fútbol, a la salida de clases, de vez en cuando le cae a alguna chica y entonces se oyen risas y burlas. A Lorena le gusta ese ambiente, cuando tenga 15 ella también hablará con los chicos mayores antes de entrar al colegio y le regalarán tarjetitas con faltas ortográficas como a las demás niñas, mientras masca un clicle de fresa que endulce su boca antes del primer beso.
Lorena siente que el futuro es muy blando y ella solo es una oruga pequeñita en un bosque inmenso, de colores cálidos. Pronto se hará mariposa y volará con el resto. Se hará bonita, tendrá muchos amigos y la vida para ella será un paseo blando y dulce de abril a diciembre, el único tiempo donde ella se siente viva para el mundo.
De Abril a Diciembre, es el periodo para usar el uniforme gris, la blusa blanca y los zapatos negros lustrados, como el resto de millones de escolares en su país.
Lorena se acuesta en Abril, soñando que dejará de ser solo una niña, pues crecerá y se hará grande…muy grande.
La Cita
Su voz es del color del sol, se ha acercado con paso seguro sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...
-
Si mis amigos (pocos) no tienen amigos. Eso significa algo? Somos una sociedad, un grupo? Ninguno se conoce entre sí, el factor irónicamente...
-
L o peor que me pasó llegada la pubertad no fue la menstruación, fue tener que usar sostén. Eso acabó con la libertad de mi cuerpo, f...
-
“A esas personas que hoy creen tenerlo todo, yo les digo, que con esa soberbia no van a llegar a ninguna parte” La voz de mi profesor de li...