Ya recordé de que iba esto, lo del blog.
Recordé porque lo necesitaba cuando quería forzarme a llorar o a sentir, o a conectarme con mis yo desparramados en cada esquina de una mala conciencia.
Vuelvo aqui con la vergüenza de un yonqui arrepentido. A los viejos hábitos de amar, odiar y olvidar.
De pronto el cielo se cae a pedacitos, las nubes cubren la ciudad como algodón sucio y me recuerda los días tormentas. recuerdas eso? Lluvia en pleno verano, así se llamaba ese post. Cuantas lluvias habré visto yo a mitad del verano, mojándolo todo, sin dolor.
Hoy no llueve, ya no sabe llover en este rostro despintado. Nadie puede poner lagrimas ni sollozos, el guión esta hecho para una protagonista que madura sin escándalos lacrimógenos. Por que así es la madurez, no? Ya no se llora por nada, ni por nadie. Solo se queda con una ese dolor sordo que significa: Ya sabias que pasaría. Te consuelas con un abrazo de sabanas y almohadas. Te sigues abrazando fuerte en la ducha, en la cocina. Pasas los dedos entre el cabello, suavizas la amargura y te dices, vamos ya pasa...Cuantas veces hemos estado antes en este lugar conocido.
"Deja que pasemos sin miedo..."
De todas las canciones elegibles, esa era la que había escogido para el día que tuviera que partir. Había pensado tanto en ese momento, que no daba ni miedo. La vida y la muerte eran ahora dos caras de una galleta que se desayunaba a diario. No temo la muerte de los otros me solía decir, sino de quienes amo y bien sabes tu que la familia siempre se va primero.
Que duda cabe! Pensaba yo, cayendo en cuan ridiculo era vivir triste en la espera de lo inevitable.
Después de todo querida, en la muerte como en el desamor, no importa cuanto te prepares, con cuanta anticipación lo hagas, siempre cala duro, al fondo de la piel, donde el alma vive oculta entre los intersticios, tiritando dudas y suenhos. Ahí golpea y no cesa de doler hasta que olvidas.
Se logra olvidar, verdad? Les pregunto a todos, se logra olvidar siempre, verdad?
Les suplico a todos, se logra olvidar en algún momento, no?
El escenario esta vacío, todos se han ido, no hay quien pueda responder a mi sollozo.
Nada queda, excepto esperar a que pase, recordar esas viejas frases de: Quiero que me mientas, pero miénteme bien para que no duela. Recordando como se tiene que abrigar una sola cuando cae la noche y sobreviene el frío. Cuando llueve en verano y se oscurecen para siempre los días soleados.
Recordando como sobrevivir a los que se van antes de tiempo.
Me lees triste, lo se. Pero no es tan así, hoy me alegró que me llamaran Laura, que se acordaran de ella, la que no sale vestida nunca. La que vive desnuda y ama con pasión desbocada. Me ha gustado eso, que no dijeran mi nombre sino mi alter ego, para recordarme quien es la persona detrás de las persianas bajas. La que mira y se sonroja buscando una historia sordida tras otra, una persona sordida tras otra.
Nada queda, nada. He plantado en terreno eriazo flores muy caras y ahora lloro por ellas, tonta de mi, esperando que no mueran.
De Paranoia, Soledad, Amor y otras cosas que perfuman a la mujer hasta hacerla apetecible, abominable y unica....por suerte.
sábado, febrero 04, 2017
sábado, diciembre 10, 2016
Insomnio.
Que se hace la madrugada en que te ibas a casar y te ataca un insomnio que no te permite conjugar ningun pensamiento? Yo no lo se, pero cada vez que he tenido dudas sobre algo lo he cogido...ooops, no malas palabras en este blog, verdad? Lo he tomado, siempre tomado el riesgo.
Me hago llamar Laura y desde hace 10 anos tengo este blog de inicio cinico y desordenado, que luego fue variando a hacerse cursi y deprimente- pienso yo. Fue cerrado tantas veces que ya ni recuerdo cual era el timeline original. Lo que si recuerdo son estas noches de insomnio en casa, la necesidad de tamborilear mis dedos en el teclado, la necesidad de ordenarlo todo mediante palabras y darle un poco de calma a lo que de hoy en adelante llamaremos pasión - y a la que otros entrañables llamaran LOCURA.
Como decía, hoy era el día de mi boda...Y si hubiéramos seguido en contacto tal vez también habrían recibido una virtual invitación, pero eso no ocurrirá. Me ha tomado 6 meses asumir que no pasara y que todos tenian razón: Es mejor así. Como se hace para cerrar una herida, solo con esa frase insípida: "Es mejor así?"
Lo que ha ocurrido en mi vida en cambio es otro de esos viajes cierra-círculos que me gustan tanto. Gente nueva, sabores nuevos, una persona renovada que devuelve el pasaporte para que se lo timbren en senal de conformidad...Senorita, pase, esta curada de ese mal de amores, puede volver a su país original y retomar el rumbo como mejor le venga en gana, aquí a nadie le importara lo suficiente.
En lugar de un psicologo, nos hemos entregado -la tal Laura y yo- a incontables días de reuniones con amigos, de traguitos de todos los colores, de música en vivo, de cigarrillos sabor a mora...Laura y yo hemos dejado el cafe porque nos mantenia demasiado activadas, pero aun asi, heme aquí con el insomnio de siempre, volandome de un tajo toda la buena ortografía para escribir tal como se me viene a la mente todo.
Soy medico, lo sabia no? Llevo una vida dividida entre mi racionalidad, mi sensibilidad y mis malditas pasiones ( quedamos en que así le diríamos ) Esa continua división que tenia como objetivo moderarme, ordenarme y ser perfectamente rentable en cada aspecto por separado, se ha venido abajo con los anos. Ya no puedo separar mi perfil profesional, de la loca melomana, ni de la fanática de las fotografías, menos de las cosas que dibujo y desdibujo, le he puesto empenho a ser medico, una maestría, diplomados aquí y en el extranjero, mas estudios, mas libros. Tápate esa cabeza, tápate esas ideas, tápate el cuerpo...Bahhh, uno es quien es y según la persona que me toque conocer, empiezo a mostrarme primero por el lado que mas le acomode...Luego viene el zafarrancho, la complejidad. La nerd a la que le gusta bailar hasta destrozar los zapatos...Pero como, no que eras una intelectual de remate? La cinica que solo quiere relaciones cortas y luego abraza, besa, se apasiona ...pero como! No eras tu la de las relaciones sin complicaciones? La golosa de la comida que se esfuerza cada anho por alguna bikini mas corto. Todas las contradicciones entre la consumista y la socialista. La sensibilidad, la brusquedad, las ganas de quedarse y las ganas de salir corriendo. No es una confesión, ya no es un secreto para nadie.
Esta noche Laura se casara con ella misma...La que escribe, con la que cura/o mata, la que publica fotos de lenguas y dientes. La que no quiere hablar y habla. Vamos a fusionarnos todas y que se vayan a la mierda los buenos modales.
Que se hace la madrugada en que te ibas a casar y te ataca un insomnio que no te permite conjugar ningun pensamiento? Yo no lo se, pero cada vez que he tenido dudas sobre algo lo he cogido...ooops, no malas palabras en este blog, verdad? Lo he tomado, siempre tomado el riesgo.
Me hago llamar Laura y desde hace 10 anos tengo este blog de inicio cinico y desordenado, que luego fue variando a hacerse cursi y deprimente- pienso yo. Fue cerrado tantas veces que ya ni recuerdo cual era el timeline original. Lo que si recuerdo son estas noches de insomnio en casa, la necesidad de tamborilear mis dedos en el teclado, la necesidad de ordenarlo todo mediante palabras y darle un poco de calma a lo que de hoy en adelante llamaremos pasión - y a la que otros entrañables llamaran LOCURA.
Como decía, hoy era el día de mi boda...Y si hubiéramos seguido en contacto tal vez también habrían recibido una virtual invitación, pero eso no ocurrirá. Me ha tomado 6 meses asumir que no pasara y que todos tenian razón: Es mejor así. Como se hace para cerrar una herida, solo con esa frase insípida: "Es mejor así?"
Lo que ha ocurrido en mi vida en cambio es otro de esos viajes cierra-círculos que me gustan tanto. Gente nueva, sabores nuevos, una persona renovada que devuelve el pasaporte para que se lo timbren en senal de conformidad...Senorita, pase, esta curada de ese mal de amores, puede volver a su país original y retomar el rumbo como mejor le venga en gana, aquí a nadie le importara lo suficiente.
En lugar de un psicologo, nos hemos entregado -la tal Laura y yo- a incontables días de reuniones con amigos, de traguitos de todos los colores, de música en vivo, de cigarrillos sabor a mora...Laura y yo hemos dejado el cafe porque nos mantenia demasiado activadas, pero aun asi, heme aquí con el insomnio de siempre, volandome de un tajo toda la buena ortografía para escribir tal como se me viene a la mente todo.
Soy medico, lo sabia no? Llevo una vida dividida entre mi racionalidad, mi sensibilidad y mis malditas pasiones ( quedamos en que así le diríamos ) Esa continua división que tenia como objetivo moderarme, ordenarme y ser perfectamente rentable en cada aspecto por separado, se ha venido abajo con los anos. Ya no puedo separar mi perfil profesional, de la loca melomana, ni de la fanática de las fotografías, menos de las cosas que dibujo y desdibujo, le he puesto empenho a ser medico, una maestría, diplomados aquí y en el extranjero, mas estudios, mas libros. Tápate esa cabeza, tápate esas ideas, tápate el cuerpo...Bahhh, uno es quien es y según la persona que me toque conocer, empiezo a mostrarme primero por el lado que mas le acomode...Luego viene el zafarrancho, la complejidad. La nerd a la que le gusta bailar hasta destrozar los zapatos...Pero como, no que eras una intelectual de remate? La cinica que solo quiere relaciones cortas y luego abraza, besa, se apasiona ...pero como! No eras tu la de las relaciones sin complicaciones? La golosa de la comida que se esfuerza cada anho por alguna bikini mas corto. Todas las contradicciones entre la consumista y la socialista. La sensibilidad, la brusquedad, las ganas de quedarse y las ganas de salir corriendo. No es una confesión, ya no es un secreto para nadie.
Esta noche Laura se casara con ella misma...La que escribe, con la que cura/o mata, la que publica fotos de lenguas y dientes. La que no quiere hablar y habla. Vamos a fusionarnos todas y que se vayan a la mierda los buenos modales.
martes, septiembre 09, 2014
Frontera
Uno pertenece a donde es querido.
A veces ese territorio es una persona,
a veces varias
La patria no es siempre un suelo,
es lo que se siente bajo el cielo
inmenso cielo
sangrante cielo
La frontera entre lo ajeno y lo propio
no es ningun cuerpo definido,
no termina ni comienza
no hay un Donde?
doloroso Donde
la patria pertenece
a donde marca el corazon
Volver
Quiero volver a
usar lentes y volver a escribir.
Lo pensé ayer
mientras me probaba unos anteojos en el espejo. Cuanto de mi había desaparecido
en el camino. Un camino que seguía dando vuelta en espirales algunas veces
turbulentas y otras cansinas.
Volver a sentir
sin preocuparme en el tiempo que dure ese sentimiento, o que ese sentimiento pueda
quitarles tiempo a otras personas. No pensar a cada minuto de mi vida que hay
un reloj con horas marcadas para mí de lo que debo hacer o a donde debo ir.
Porque en esa continua rebeldía a mi propio tiempo, en ese esfuerzo por no
hacer lo que me está impuesto, ha habido un desgaste entre lo que crecía libre
y lo que crece ahora a la sombra, con miedo de mostrarse.
He tenido ganas
de escribir no para mí como lo hago usualmente, sino para el resto. Para
mantener esa comunicación fluida que antes me hacía sentir “sentida” y era más
real que aquello que tocaba. Porque es cierto, en la vida que elegí hubo también
una dicotomía entre lo abstracto de mi mundo interno y todo rastro material que
tocaba. A veces pienso que esa vida y esos cuerpos que pueden tocar mis dedos
es la mentira, que lo único real es aquello intangible, que vive en mí y a
partir de mi va hacia otras personas y regresa en formas no planeadas. Mis deseos,
mis ambiciones, mis mundos fantásticos. Nada que no sea yo me pertenece, todo
lo externo plantea una duda que es difícil de responder.
Abrace mi carrera
buscando respuestas físicas a problemas que no Vivian en la física. Pensé que
entendiendo la estructura de cada célula, o el relacionar de cada partícula, podía
tener indicios de cómo es que la vida se acaba, o el por qué se acaba. Por que
existimos? Quizá me debí embarcar en mis días adolescentes en un viaje filosófico
más que microbiológico, pero aquí estoy intentándolo. Obteniendo respuestas que
generan a su vez mas preguntas.
Como dije, nada
de lo material que he tocado y he obtenido han sido una solución de valor a las
preguntas que he tenido. Nada me ha
devuelto la calma de inventar una historia, trazarla, terminarla. Las vidas
humanas son más complejas, el amor y el dolor humano es más complejo de lo que
me habrían podido ensenar mil microscopios, mil muestras de tejido.
Nada de lo que he
tocado ha permanecido conmigo. Excepto las palabras, los gestos, las acciones
de la gente.
Cuántas vidas he
despedido, cuantas gentes he dejado marchar para evitarles más dolor, cuantos
ojos he cerrado!
Nada de eso
importa, es materia y sin embargo…Cuantas veces he pronunciado discursos y
frases que otros han acogido con agradecimiento o rabia. A cuanta gente he
debido consolar sin conocerlos, apartando de mi todo sentimiento en contra. A
cuanta gente he debido abrazar.
No siempre amo a
la gente y le deseo el bien. Después de ver todas las cosas que veo, mi
concepto del ser humano en general es de un ser ruin que no puede apartar su
propia ruindad de sí. Un estado que desconoce, que se niega a diario pero que
finalmente lo sobrepasa, tal vez con buenas intenciones, tal vez sin el propósito
de hacer daño como objetivo inicial, pero que lo termina haciendo.
No podemos
superar lo finito de nuestra materia, ni lo infinito de nuestra ruindad. El amor
en ese camino es un efecto colateral, que debería equilibrarlo todo, pero no lo
consigue. Es tan pobre nuestra capacidad de amar sin hacer daño.
El amor físico sigue
siendo el más valorado, el permanecer juntos físicamente. Tu cuerpo y mi
cuerpo, cuanto amas del mío, cuanto das del tuyo. El tiempo va pasando y el
deseo por otros cuerpos, por otras sensaciones que otorguen más intensidad hace
perder el sentimiento inicial. De que nos sirve la materia entonces? Ese cuerpo
que adorábamos y desaparecerá para siempre?
Somos átomos desordenados,
lo sé. Me clasifican y recomponen los sentimientos puestos en ellos.
No soy materia,
soy más que eso.
Lo inexistente.
La voz que no
termina.
Quizá por eso es
que vuelvo a escribir, para volver a ver todo con ojos que vayan más allá.
Para no perder la esperanza.
jueves, abril 17, 2014
Gajos de Jueves Santo
Es jueves santo,
y me ha despertado como un machetazo
el dolor el dolor
en la sien
Que me ataca
siempre,
Habrá un día sin
dolor para mi?
Un día que
despierte y no tenga que contarte que he sufrido?
En todas mis
cartas y postales,
muestro lengua y dientes presurosa,
Que tan feliz
crees que soy?
Hacia donde crees
que voy?
No hay una semana
por mas sagrada que parezca
Que no tema a
este dolor amanecer conmigo.
No hay noche por
mas serena que parezca
Que no presienta
que volverá conmigo,
Este dolor, que
se ha vuelto mi única certeza,
Es el que me hace
volver a pensar demasiado,
A escribir
demasiado,
Pues siento que
mi mundo se esta acabando.
Desesperada busco
darte un testimonio de lo que soy,
De lo que
entiendo que soy,
De mi búsqueda por
lo que quiero ser.
No se si esto sea
suficiente,
A veces calma el
dolor. Otras no se.
Es jueves santo,
afuera los días se ponen frios,
En otra parte del
mundo ya es primavera,
Me imagino a mis
amigos caminando entre flores de cerezo,
Aquí pronto solo habrá
ramas secas que pisar,
Naturaleza muerta.
No hay duda, que
la muerte es relativa.
El día que
desaparezca triste de este cielo gris,
Quizá despierte
sonriendo en otro cielo mas calido.
sábado, abril 12, 2014
Lunes de Abril
Hay un ambiente cerrado donde solo mi felicidad cabe,
Sentada a la mesa sola, contemplando textos que no logro entender,
Bebo el café recién colado, el jugo de frutas varias y mastico sin darme cuenta
El pan untado con mantequilla.
Voy haciendo estos pequeños actos de satisfacción cotidiana como si fueran nada,
La luz de la lámpara se derrama en torno mío,
La mesa de cristal ovalado, mi tasa y el computador abierto,
Ahora somos uno solo.
Hay aroma de café, hay aroma de vainilla artificial en toda la habitación
Cálida ahora, impermeable al frio,
Tu frio.
Yo en pijama aun, leo, escribo, respondo, mastico,
Soy un ente solo, que arranca mordiscos a futuros recuerdos,
Sin darme apenas cuenta y te leo esos trozos,
Los describo,
Los digiero para ti.
Mi universo es este, del tamaño de un abrazo,
hasta donde alcancen mis piernas,
Mis dedos en el teclado, mi aliento o mis brazos.
Universo pequeño, eterno, mágico, de mañana de lunes,
En donde me parapeto de sueños que nadie entiende,
Ni tú.
Mientras afuera la mañana brumosa,
Araña mi ventana sin lograr entrar con su frio de cuchillazo,
Me espera ansiosa a que salga y la enfrente,
Con todas sus banderas ondeando humedad invernal,
Ahí está la vida retándome a que salga,
A que me distraiga de ti,
Y mientras yo,
Mastico tu último poema sin entenderlo del todo,
Junto a café recién colado,
Flores nuevas y canciones viejas.
....Para Nacho, mi fiel sonhador ;)
miércoles, febrero 12, 2014
Va llegando el momento de hablar a solas otra vez. La ciudad es complice, un par de cigarros encendidos, la casa a oscuras, la musica en los oidos, la ciudad con luces aun encendidas en una madrugada que no llega, cada edificio es un cirio gigante en el umbral de mi propia muerte. Una agonia intensa en donde ninguna lagrima cae, por exceso de pudor.
El cielo es azul ahora, ninguna noche fue mas hermosa que esta, la noche de las partidas, de las despedidas sin palabras, de las enormes cartas. Nubes blancas, alargadas fumarolas para una noche que no parece tal, solo un pedazo de oceano en donde navegan los aviones que parten hacia ningun lado.
Sombras envuelven,
esta lenta melancolia,
imposibilidad de llorar,
de irse,
de quedarse bien.
Hoy es la noche para que hablemos a solas, pero ya no hay mas frases dulces que compartir,
tu juventud ha muerto, tu ilusion tambien.
La mia en cambio, aunque parece incolume, esta muriendo al verte partir.
Es una noche en blanco. No hay nada que decir, papeles sin palabras escritas, cigarrillos sin encender, ropa tirada. La noche es blanca, polvo de estrellas, rastros de sal.
Va llegando el momento, pero no se ya para que
jueves, octubre 24, 2013
Una carta
Después de mucho
tiempo cariño, he podido terminar de leer un libro entero. Quizá lo dudes, pero
los anteriores me ha costado mucho trabajo llevarlos a término, como si no
fueran emocionantes, como si no me importaran realmente, como si fuera un
trabajo que debía de hacer. Pensé, como seguramente lo piensas tu en este
momento, que se trataba de una etapa, que después de todo, a todos nos pasa.
Como cuando después de un intenso romance y una dramática ruptura, te quedas a
solas un tiempo sin ganas de probar nada de nadie. Inapetente de toda emoción intensa
que pueda detener el proceso de auto reconstrucción.
Mi etapa se ha
extendido quizá demasiado. O eso me ha parecido.
Este último
tiempo sin vernos leía novelas cortas, alguno que otro poema, las editoriales
de las revistas que me interesaban, pero más nada, me seguía sintiendo igual, indefensa, inútil para
terminar un texto, sencillamente incapacitada para escribir por lo menos una
carta.
Poner puntos y
comas, pensar como seguiría un pensamiento de otro, si lograría concatenarlos
todos como piezas necesarias de un todo. ¿Es ese peso que tienen las palabras,
sabes? Ese peso del que te hablaba, como si cada palabra tuviera su propia
textura al salir de la boca y esas texturas llenaran desiertos, levantaran
muros, construyeran ciudades. ¿Qué ideas esconden entonces las palabras? ¿Alguna
palabra muestra realmente una idea?
Por fin alguien
lo entiende, por fin un personaje vive inmerso en el peso de las palabras y sus
significados y puedo identificarme con él, con esa búsqueda de significados.
Del verdadero significado de estar vivo.
He terminado y
como siempre me embarga esa sensibilidad oleosa, esa especie de fragilidad infantil
de sentirte descubierto por otro y de querer ser descubierto por otro. En
momentos como este, yo solía salir y dar un largo paseo hasta que volviera a
sintonizar conmigo misma. Como si una enorme fiebre me embargara y necesitara
urgentemente de una brisa que me devuelva a mi estado original. Nunca supe si
ese estado era bueno o malo, lo único que sabía es que la “fiebre” debía acabar,
no podías estar en ese estado ansioso de búsqueda de respuestas
permanentemente, sin perder la razón. Después de leer un libro que me gustara
yo me solía sentir poseída por la historia contada, por sus voces, por los
paisajes y aromas descritos, por esos pensamientos íntimos en cada uno de los
personajes. Cada personaje saliendo de la misma persona, delineado y construido
a su antojo. Como si el escritor hubiera querido matar a todos sus demonios contándonos
una historia.
Ese largo paseo debía
ser en silencio, pero a veces la ciudad aturdía y también las personas. Las
interrupciones de las personas, sus llamadas, sus preguntas que parecían vanas
todas, ante lo que yo estaba viviendo en ese momento. Su ruido incesante
alrededor.
Hace poco fui al
teatro sola, nunca lo había hecho. Me senté en la primera fila y me sentí igual
de poseída que al terminar un buen libro, había tanta energía en ellos, demasiadas
sensaciones, demasiada información para mi sensibilidad, desacostumbrada a
estar desarmada o tras la coraza del que debe dar la cara ante la adversidad. Ese
continuo disfraz que cargo en el trabajo, mi epidermis contra el mundo.
Salí embriagada
de sensaciones diversas, tuve que caminar varias cuadras en la aún fría noche limeña,
hasta decidirme a coger un taxi, pues las botas me mataban.
Sé que lo que te
acabo de contar parece carente de todo interés, pero todo tiene una razón y no
es el comunicador el que da las respuestas. Cada quien tiene una pregunta
intima para responderse…quizá el resto de la vida.
Yo te cuento que
he terminado un libro, que he ido al teatro, que camino sola, que uso botas incómodas.
Nada de eso es importante, al final de la noche cuando tu y yo nos quedamos
solos, ausentes de comprensión en un mundo lleno de extraños, separados por
tiempos y distancias y excusas miles, es al final de la noche en ese silencio
intimo en que podemos tener el valor de gritarnos a la cara esas preguntas que
ninguno de nosotros quiere formularse durante el día por temor a no hallar jamás
una respuesta satisfactoria, o por el miedo a iniciar una búsqueda que no
terminara nunca.
Saberlo me
reconforta, pues tu duda también es mi duda.
miércoles, mayo 15, 2013
Mujer de besos breves
Mujer de pechos breves
Que desapareces con el día,
Labios que se parten
Con el agua de mar
¿A dónde ves mujer que no puedan buscarte?
¿A dónde vas que yo no te pueda hallar?
Mujer que ocultas entre los muslos universos,
Destellos de una oscuridad que es próxima
Como la verdad que temes mostrar,
Te encoges,
Te desplazas,
Te niegas a ti misma,
Placeres que otros días te hicieron despertar.
Mujer de besos breves y mejillas rosas,
Tus pasos huidizos van por el salón,
Envuelta en sábanas prestadas,
Vas limpiando unas caricias ásperas,
Carentes ya de todo amor
Mujer de pechos breves,
Largo el camino hacia el perdón.
Que desapareces con el día,
Labios que se parten
Con el agua de mar
¿A dónde ves mujer que no puedan buscarte?
¿A dónde vas que yo no te pueda hallar?
Mujer que ocultas entre los muslos universos,
Destellos de una oscuridad que es próxima
Como la verdad que temes mostrar,
Te encoges,
Te desplazas,
Te niegas a ti misma,
Placeres que otros días te hicieron despertar.
Mujer de besos breves y mejillas rosas,
Tus pasos huidizos van por el salón,
Envuelta en sábanas prestadas,
Vas limpiando unas caricias ásperas,
Carentes ya de todo amor
Mujer de pechos breves,
Largo el camino hacia el perdón.
sábado, marzo 30, 2013
Sabado de gloria
Hoy volveré a
escribir, pues he dormido todo el día. Miento, tal vez haya dormido toda mi
vida. Un sueño tras otro he repetido, camino a su casa y de vuelta a la mía…
Pero que tonta me he vuelto, apenas vuelvo y
ya deseo hablar de él.
De él que habrá dejado
en mí una huella imborrable al despuntar esa mañana, nuestra última mañana
juntos- ahora sé que lo fue.
Nunca llegue a
despedirme como debía, quizá porque temía volver. Temía que como siempre me
flaqueara el orgullo y en una noche cualquiera, le llamara, le escribiera, me
acercara y suplicara con tintes de voz cínica que solo quiere sexo: Amor, quiero pasar una noche contigo.
Y puede ser que él
dijera que sí, que aceptara el reto, que respondiera a mi enredo de quiero pero no quiero, con una
respuesta corta al estilo: Ven, que te
espero. A su estilo, ven rápido que
me duermo, a mi estilo: Ven rápido o
me muero…
Porque entonces -y
este entonces no es tan lejano- cada frase suya era traducida por mi según mis
caprichos más urgentes y tejida así con hilos de amor y deseo; cada silencio,
cada pausa entre frases era para mí un retazo de poesía inconclusa que yo sabía
llenar con mi ansiedad por él.
Yo urdí con su
cuerpo, con su cara, con su casa, un universo entero de cosas imaginarias en
las que yo me arrulle hasta sentirme de nuevo chiquita, dócil, entregada y de
esa forma sentirme cómoda.
Eso era él para mí,
lo confortable del amor imposible, fácil de torcer, de amoldar a mi realidad
virtual en donde todo podía ser perfecto,
precisamente porque jamás ocurriría…Y si ocurría alguna vez, ser feliz
por lo corto que seria.
Es tan corto el amor, al fin y al cabo…
Y ahora estoy aquí
como si nada hubiera pasado, con los huesos intactos y la piel tersa sobre mis pómulos
canela, con esta nueva realidad mojando mi boca, metiéndose en el fondo de mi
paladar, haciendo brotar palabras nuevas, como nuevas sensaciones nacidas después
de él solo para demostrarme que la vida sigue y el amor se transforma de
persona a persona.
Nuevas
sensaciones que debo volver a clasificar, a renombrar, a mezclar y comparar con
otras y meterlas así en cajitas de colores, en el enorme estante que guarda los
amores que no han sido, ni serán, pero que buenos eran mientras los inventábamos…
Yo lo quise, debo
aceptarlo. No sé de qué forma se puede querer lo que no se puede asir con las
dos manos, ni con el pensamiento, ni siquiera con la carne. Pero yo lo quise.
Ay la carne! Mi vehículo hacia él, mi cuerpo
el camino para que ingrese en mí y me posea toda. Cada vez más, con los ojos
cerrados, entrando de memoria, en la que sabía, era su casa. Ese camino
placentero y doloroso, de cogernos, de descubrirlo humano, de descubrirme
humana robando para nosotros un pedazo de eternidad. Era tan poco el tiempo que
estuvimos juntos, mas fue el tiempo de desearnos que el de tocarnos. Fue tan
corto todo, que da miedo saber que haya sido real toda esa entrega.
Ha terminado ese
viaje, puedo hablar de eso sin que me acongoje volver a hallarlo, ni me
despierte el deseo de buscarlo, de llamarle, de escribirle o seducirle. Ha
terminado y mi corazón como tierra nueva ha vuelto a ser arada para un nuevo
amor, un nuevo hombre, otra ilusión que albergue con otros sabores y
sensaciones lo poco que yo viví con él.
No sé si él me
amaba, eso es casi imposible, tratar de pensarlo, es un esfuerzo inútil. No era
para mí ni yo para él y así fue desde un inicio, no sé si saberlo encendió
mucho más el deseo. Debo reconocer que no he deseado a nadie con la fuerza
testaruda y animal con la que yo desee tenerlo solo para mi. Libré una lucha
larga conmigo misma para aceptar ese deseo y finalmente, ese deseo como tantos
otros, acabó.
Si, acabado está,
como mis dibujos a lápiz sobre su casa o mis fotos de desnudez a media luz. Como esas escasas veces en que a mitad del
amor, febril y despiadada le confesé al oído: Yo te quiero, te quiero…
lunes, febrero 04, 2013
Oficio conocido: Ser Medico
Ayer mientras
caminaba, me perdí en una librería- Si, es verdad que yo siempre me pierdo y más
aun en las librerías- pero ayer andaba mas perdida que nunca, sin saber qué
libro coger o que exactamente comprar- si después de todo, yo casi nunca compro
nada de lo que realmente deseo. Terminee así en un estante de libros de gerencia
y liderazgo en donde los simples títulos ya lo decían todo y en los que aun acercándome
a leerlos yo no entendía nada.
Me pregunté
entonces porque todas esas reglas de éxito y liderazgo nos salían tan mal a los que trabajamos día a día en los
hospitales. ¿Es otro tipo de lógica la que nos maneja? Después de todo, se puede explicar cómo
despedir adecuadamente a un subalterno, pero no existen libros que te expliquen
como despedir adecuadamente a alguien que ha muerto, o como enfrentar a la
familia que espera tu informe en ese tipo de noticias.
Salir, bajarse la mascarilla y decir: “Hicimos todo lo que se pudo” es algo que solo ocurre en las telenovelas y por supuesto, jamás esa frase sería suficiente.
A diferencia de otros
empleos en que se miden valores y cifras, sin tener conciencia real de las
consecuencias o los afectados directos de lo que hacemos o decidimos, en este trabajo
día a día debes poner la cara ante esas decisiones que una vez tomadas marcarán
la vida de otra gente. Gente que te da la cara, te estrecha la mano, de la cual
por unos minutos te hace formar parte de su vida o del declinar de esta. Gente
real con problemas reales.
“ Has visto mucha
gente morir?”- Es la pregunta que suelen hacerme. “Algunos”- Respondo, sin
ganas. Cuando en verdad debería responder: “Cientos, he visto morir a cientos”,
pero en cambio sonrío y trato de no pensar en eso.
La siguiente
pregunta suele ser “Que se siente?” a lo que respondo cínicamente: “Casi nada”-
Aunque eso tampoco sea cierto. Porque en ese momento, la verdad la muerte no
significa mucho.
Los muertos pasan
a segundo plano cuando a quien debes enfrentar es a los que quedan vivos.
Lo que más importa es como informarles, así, das la noticia lo mejor que puedes, la gente
solloza, los consuelas , te agradecen o te maldicen y sigues tu vida. Vas a
almorzar, conversas con alguien, te ríes de un chiste. Hablas por teléfono, que al fin y al cabo dar
ese tipo de noticias es parte del trabajo ¿Y tú estudiaste para eso o no?
Pero no es
cierto.
Aunque la muerte
parezca un evento olvidado cuando llegas a casa y abrazas a los tuyos y bromeas
de algo cotidiano para omitir realmente como fue tu dia, toda esa pugna de
sentimientos bloqueados aflorará tarde o temprano.
Porque hay
momentos en que nadie te ve, en que solo estás tú y tú conciencia y no puedes
evitar recordar a alguien que se ha ido y por el que no pudiste hacer nada. Recuerdas
cada detalle, el rostro de los familiares, la última frase. Todo como en una película
hecha solo para tus ojos.
Surgen entonces
una variedad de sentimientos ¿Frustración? ¿Tristeza? ¿Enojo? ¿El ego herido
del hombre que no puede ser Dios y tampoco puede ser verdaderamente humano?
Porque ¿Qué clase
de cyborg puede dar ese tipo de noticias a diario sin sentirse afectado? Sin
derramar jamás una lagrima. Decidir lo que otros médicos no quieren decidir, lo
que la propia familia se niega a decidir, lo que una misma no quisiera decidir.
¿Prolongar unos días más la agonía de alguien o evitar más esfuerzos y dejarlo
partir? ¿Cómo saber si no surgirá un milagro inoportuno que te hará ver como el
farsante que desprecia la vida en lugar de protegerla?
He visto muchas
cosas que los religiosos podrían llamar milagros. Todo lo que la ciencia no
puede explicar aun de una manera categórica, la gente termina por denominarles
milagros. Hechos inoportunos como decía, interfiriendo con la lógica de la
ciencia que avisa muy cauta: “Ojo que se nos muere si no hacemos nada” y claro,
aun sin que nosotros hagamos nada el paciente milagrosamente vive.
Pero hablaba de lo inoportuno y ¿no es acaso más inoportuna la propia muerte? No he conocido a alguien que estuviera listo para marcharse. Incluso aquellos cadáveres en vida a los que nadie visita abandonados en los hospitales, se mueren en días soleados, opulentos, de brisa perfecta. Certificas una muerte, mientras vas viendo por los ventanales como cae el sol mansamente sobre el perfil de la ciudad.
“Que injusto es tener
que llorar en un día así”- te quedas pensando.
No, la muerte jamás
es oportuna, ni siquiera cuando es provocada ni cuando somos el vehículo hacia
ella, como usualmente pasa. Cada decisión, cada movimiento nuestro definirá más
tarde el que podamos dar a la familia del paciente una buena o una mala
noticia.
Yo usualmente,
soy la mensajera de las malas.
“Abandonad toda
esperanza”- es el eco que anticipa mi llegada.
Mi discurso es simple
y corto, finaliza con un: “Haremos todo lo que esté en nuestras manos”. Y aunque
no hay verdad más pura que esa, se que jamás será suficiente. De nuestras manos
se escaparan vidas, sin que podamos hacer nada para remediarlo.
Veo mis manos
ahora, que inútiles parecen cuando no tocan a alguien.
“Ninguna mujer
que haya elegido esta profesión ha de ser muy normal” – dice en tono de burla,
el médico más viejo del lugar. Y me pongo a pensar a que se refiere con
normalidad y si ese concepto no se basa más que en una estadística de
popularidad. Luego, agrega “O al menos nadie se salva de esto y vuelve a ser
como antes de entrar a un hospital”. Esta última frase le sale casi como en un
susurro para sí mismo.
“Nadie puede
seguir siendo normal después de ver morir a tanta gente” dice alguien y yo
pienso en los militares, en los guerrilleros, en esa gente para la cual el
sentido de la vida ya no será jamás el mismo, pero en cambio la muerte pasa
casi desapercibida.
“Es que morirse es un juego de niños cuando en vivir esta lo difícil” diría uno de mis personajes.Me pierdo en la librería como un niño que busca inútilmente respuestas, me pierdo entre estantes repletos de libros, con pasos cansados y solos. Por un momento desearía meterme en uno y que la vida sea solo un cuento con final feliz, en donde la única frase que yo tenga que decir fuera: ”Colorín…Colorado…”
sábado, febrero 02, 2013
Mujer del espejo
Al terminar de
leer sobre ella me pregunto cuantas veces antes he escrito sobre mujeres, las
he descrito a veces perfectas, la mayoría frágiles o al borde de la locura. Que
insanidad hablar tanto de mujeres, si al cabo soy una de ellas. Me veo a mi
misma como un fotógrafo de animales en extinción, tratando de acaparar hasta el
último detalle.
Mis primeros
dibujos también eran de formas femeninas, mucho más fáciles. La curva y el círculo
son acaso más fáciles para cualquier niño. La curva, si. Lo curvado de una
sonrisa, lo curvado del perfil de una cadera, una mejilla, una cabeza erguida.
Mi relación con
las mujeres ha sido como de aquel artista que se observa a si mismo frente al
espejo y se queda admirado que sea el mismo su propia obra. “Hecho a su imagen
y semejanza” dice alguien por ahí.
Me he visto
innumerables veces y me he odiado y amado. He hecho fotos de mí, desde el
cabello hasta la posición más bizarra. Han hecho fotos de mí, desde la curva de
mis cabellos, hasta la posición mas extraña en que me quedo dormida. Que lujo
el ser fotografiada, acaso sea una forma de exploración, de adoración. Ser
deseada a través del lente de una cámara. Transponerse a la imagen propia y
verse a través de otros ojos, que te pueden hacer ver más o menos bella.
Resignarse a la mirada del otro, buscando la propia mirada.
Una vez leí que
una manera de aceptarse era hacer ese ejercicio diario de mirarse en el espejo más
de 5 minutos, mirarse, estudiarse, aceptarse, reconocerse. Intento hacerlo a
veces, pero mi mirada no busca mis ojos, solo recorre las imperfecciones. No
hay la mirada serena de quien se acepta y se conoce, sino la mirada huidiza, de
vergüenza, de pudor ante sí misma.
Debo admitir que
yo no resisto ver mi rostro cansado en el espejo. Por eso las múltiples fotos
de mi cuerpo, fotos en todos los ángulos y con todos los colores. Que vanidad
la mía! Mi sentido estético me impide sentirme bonita, pero la continua educación
me ha hecho aceptarme y saber que lo que tengo es suficiente, que puedo ser la
mejor versión de mi misma. Que mi competidor más cercano e implacable, solo será
el espejo.
Competidor! Vaya
palabra. Alrededor de estos años, cada vez que he conocido a un hombre siempre
se ha interesado en saber si experimentaría el sexo con otra mujer, el morbo no
termina ahí por supuesto, las preguntas surgen a borbotones. Es entonces cuando
me pongo triste. Yo en una cama con otra mujer solo para satisfacer la
curiosidad de alguien más. Yo, compitiendo con otra mujer, como si yo no fuera
suficiente. Yo teniendo que mirarme ante un espejo en el cual no me reconozco.
He terminado de
leer sobre ella y me pregunto qué tanto sabe describir un hombre a una mujer. Todos
los libros e historias sobre mujeres fueron escritos por hombres; su visión idealizada
y perfecta, pero cuanto de real hay en eso? Mirar a una mujer a través de los
ojos de un hombre, eso es todo.
¿Y quién me mirara
a mí? ¿Quien describirá el momento en que me consumo frente a un espejo o bajo
el lente de una cámara? ¿Quién amara suficiente como para mantener ese deseo a
pesar de lo que vea?
#Hoy con musica de Patty Smith
martes, enero 29, 2013
Antes del trabajo
Estoy procastinando antes de ir a trabajar a esa Clinica en donde los pacientes no tienen ninguna dolencia que no sea "Tengo demasiado dinero y no se en que gastarlo", realmente cada minuto de esta tarde me he preguntado si de verdad quiero ir a trabajar hoy, si no estaria mejor saliendo o simplemente durmiendo. Pero mi turno es hoy y nadie quiere cambiarlo, me pregunto entonces, en que puto momento me volvi esclava de los horarios? Ah, si! Cuando volvi aqui!
Y por que volvi aqui? -Ah si! La Casa de los lapices...
Porque a todo el mundo le decia que necesitaba cambiar de hospital, de gente, de trabajo, pero lo que mas me hacia falta era venir y entrar en esa casa.
Ahora que ya no tengo sexo, ni charlas, ni hay ninguna Casa de los Lapices a la que me inviten volver, solo me queda el trabajo y la agenda de mil actividades diarias que cambio por un buen rato en cama mirando TV con el pijama mojado (Lima que calor de infierno tienes!)
Y si, Nacho, el blog sigue vivo, porque siempre habra algo o alguien de que hablar, o a quien hablar. Y siempre habra alguien enviando alguna cartita al correo, preguntando: Lau aun sigues viva?
Por supuesto, yo no me llamo Lau. Pero si, sigo viva :)
Y por que volvi aqui? -Ah si! La Casa de los lapices...
Porque a todo el mundo le decia que necesitaba cambiar de hospital, de gente, de trabajo, pero lo que mas me hacia falta era venir y entrar en esa casa.
Ahora que ya no tengo sexo, ni charlas, ni hay ninguna Casa de los Lapices a la que me inviten volver, solo me queda el trabajo y la agenda de mil actividades diarias que cambio por un buen rato en cama mirando TV con el pijama mojado (Lima que calor de infierno tienes!)
Y si, Nacho, el blog sigue vivo, porque siempre habra algo o alguien de que hablar, o a quien hablar. Y siempre habra alguien enviando alguna cartita al correo, preguntando: Lau aun sigues viva?
Por supuesto, yo no me llamo Lau. Pero si, sigo viva :)
viernes, enero 25, 2013
Hay algo curioso
en eso de escribir, últimamente me da miedo. Porque cuando escribo ( escribía)
yo abría puertas a mundos en los que ahora no quiero entrar, tal vez porque ya
no quepo. Me siento como una especie de Peter Pan viejo y patético que ya no
entra en los mundos que hace tiempo le habían pertenecido, los creados por el y
en lso que había creído.
Siempre dije que
escribir me liberaba, pero ahora, puedo decir que mientras escribo siento miedo
de soltarme y ser la persona que era. La que buscaba. Y la verdad no se bien
que buscaba o a quien buscaba. Ahora vivo en esa agradable comodidad de quien
acepta las cosas como son y es feliz con casi todo. Un buen trabajo, unos
buenos amigos (llegas a tener amigos realmente?) Una casa confortable y un guardarropa
divertido. Se me va la vida en eso. Me regalan libros que no termino de leer y
que cuando inicio, me siento de alguna forma avergonzada por haber dejado de soñar
y creer y escribir…No es cierto lo que dicen, que el leer es suficiente. Cada
vez que alguien lee, quiere escribir y cada vez que se escribe se quiere leer
mas, a mas gente, a gente que diga cosas que levanten la piel de su sitio. No
sencillos cuentos, sino esas frases que te levantan de la silla y te hacen
coger el teléfono buscando a una operadora inexistente, para preguntarle: Donde
es que vive el o ella? Donde puedo ir a buscarla?
Por ejemplo
ahora, se acaba de activar mi mecanismo de escape: Volar a las redes sociales,
pasarme horas viendo fotos de gente que no conozco realmente, intentando
adivinar por sus expresiones, sus inclinaciones y gustos. Gente a la que dedico
minutos y olvido rápidamente. Luego la música, luego la tele, siempre hay algo
que me haga olvidar que es lo que quiero y que es lo que siento, es como
cubrirse de mucha ropa delgada para taparse del frio. Nunca nada es suficiente
y necesitas mas y mas, hasta quedarte dormida.
No ocurre eso
cuando pongo la cabeza en la almohada, volteo mi cara a la izquierda, encojo
mis brazos y mis piernas y pienso inmediatamente en el. Un personaje, alguien
que me he inventado, un perfecto desconocido y sin embargo, que cercanos son
sus cabellos y la temperatura de su piel, que natural es decir antes de dormir:
hasta mañana carinno. Como si el al otro aldo de la ciudad pudiera sentir ese
saludo.
El, que suenna con chicas jóvenes de blancos muslos y humor desenfadado
o con mujeres adultas de opiniones inteligentes y charlas fluidas. Yo pienso en
el y me crea un dolor profundo, no ser su suenno como el ha podido ser el mio.
Me causa desazon pensar en su casa llena de lápices, en ese extranno nexo que
me une a el como si fuera un “ello” un alterego, alguien a quien detestaría porque
muestra partes de mi que yo deseo ocultarle a todos, que expresa esa parte del
ser humano que yo usualmente rechazaría. Nunca podre explicarle mis teorías de
porque me gustaba, porque quise quererlo. Estas son cosas que suceden en mi
cabeza. Yo estoy decidida a olvidarme de ese capítulo, pero llega la noche y no
puedo evitar despedirme de el con un: “Hasta mañana cariño” como si el y yo hubiéramos
pasado días y días juntos, noches y noches juntos. Sera porque su casa y ese
orden de las cosas tienen el extraño olor de lo cotidiano? Sera porque después
de tanto tiempo alguien me puso trabas y me puso el hecho de quererlo aun mas difícil?
Me da risa y
tristeza pensar que he rechazado a varios jóvenes de mi edad ( aun somos jóvenes
nosotros?) por completar una cita con el. Una cita que se aplazaba tanto que ya
no era cita, era un explotar de ansiedades, de rumores, de susurros…Como si nos
hubiéramos estado buscando, deseando, evitando…Puede el deseo permanecer tanto
tiempo? Un deseo que trasciende lo físico y te pone asi, completamente frágil y
necia? Es obvio, que ahora te das cuenta el por que no escribo ni volveré a
escribir, todas mis cartas, el ultimo de mis cuentos tendrán algo de el, de esa
casa de lápices, de esa sensación de lo inasible, de ansiedad extrema, de melancolía
no compartida. Me apena pensar que poco me deje conocer, cuantas personas fui
para que no me descubriera. Deje de escribir por el, porque el era mi mejor
libro, verlo era un escrito completo y perfecto. A veces pienso que no podre escribir de otra
cosa, sino hasta que mate ese recuerdo o ese recuerdo acabe conmigo.
lunes, octubre 22, 2012
Cantar de Juan el Caminante- La espada al aire. 2006
http://fajperu.blogspot.com/2006/10/cantar-de-juan-el-caminante-la-espada.html
La lluvia ha comenzado a caer sobre la isla, con gotas de plomo fundido volviendo el mar negro y espantoso alrededor. Parece que la tempestad no acabara nunca, pero a lo lejos se ve la figura de la princesa saliendo entre los vientos que agitan todas las banderas, que azotan todas las ventanas que despegan del piso todas las alfombras.
La isla está ahora bajo el gran huracán y los soldados salen volando hasta golpear los muros de la ciudad en caos. Los curas rezan y los brujos inventan pócimas contra el maleficio que parece haber llegado a la ciudad, pero antes que las oraciones lleguen al cielo, sus calderos son vaciados, sus muñecos de vudú destruidos, las sotanas de los curas desgarradas, el viento se lleva todo. Vuelan curas desnudos por los aires, dando gritos de terror con los crucifijos en la mano. Nadie sabe que pasa, hasta que aparece ella.
La menor de las princesas en el umbral del castillo, con los cabellos volando en medio del descalabro de una ciudad que parece presenciar su día final. Todo se agita alrededor, la tierra parece temblar, solo ella y Juan, El Caminante se quedan quietos en medio de la tormenta. Ambos se miran desde la profundidad de los sueños, como viejos conocidos que se han reencontrado y entonces se siente la calma.
Una inmensa calma entre ambos, como si nada alrededor estuviera destruyéndose, como si la isla no estuviera a puertas de un combate, como si el castillo no estuviera siendo ya levantado por los aires por la fuerza de los vientos, como si la gran ola gris no estuviera sobre ellos a punto de engullirlos.
Ambos se ven y una gran calma suena en sus oídos. Es el silencio de los que ya se conocen, un silencio cómplice de miles de años antes y miles de años después aguardando en una soledad de orillas diferentes del mundo. Ella se acerca con los velos de su largo vestido volando y desgarrándose en cámara lenta y no puede decir nada.
Juan, El Caminante está inmóvil pero al sentir su cercanía, levanta su mano intentando tocarle la mejilla izquierda. Su espada se desprende de su vaina y sale volando arrastrada por el viento huracanado.
Antes de siquiera tocarse ambos se regalan con ese silencio que lo dice todo. Es entonces que un relámpago ilumina el cielo de un rosa eléctrico y por primera vez en dos siglos pueden verse el rostro claramente sin ninguna celosía ni ningún yelmo que los separe.
Es entonces que la espada que ha volado da una vuelta en el cielo y se dirige velozmente de vuelta a la mano de su amo. La mano de Juan, El Caminante que ahora toca el débil corazón de una princesa que se siente hallada y que ignora cuan cerca está de su propia muerte.
Por: Laura Hammer La Ingenua Ingeniosa http://laurasmog.blogspot.com/
La lluvia ha comenzado a caer sobre la isla, con gotas de plomo fundido volviendo el mar negro y espantoso alrededor. Parece que la tempestad no acabara nunca, pero a lo lejos se ve la figura de la princesa saliendo entre los vientos que agitan todas las banderas, que azotan todas las ventanas que despegan del piso todas las alfombras.
La isla está ahora bajo el gran huracán y los soldados salen volando hasta golpear los muros de la ciudad en caos. Los curas rezan y los brujos inventan pócimas contra el maleficio que parece haber llegado a la ciudad, pero antes que las oraciones lleguen al cielo, sus calderos son vaciados, sus muñecos de vudú destruidos, las sotanas de los curas desgarradas, el viento se lleva todo. Vuelan curas desnudos por los aires, dando gritos de terror con los crucifijos en la mano. Nadie sabe que pasa, hasta que aparece ella.
La menor de las princesas en el umbral del castillo, con los cabellos volando en medio del descalabro de una ciudad que parece presenciar su día final. Todo se agita alrededor, la tierra parece temblar, solo ella y Juan, El Caminante se quedan quietos en medio de la tormenta. Ambos se miran desde la profundidad de los sueños, como viejos conocidos que se han reencontrado y entonces se siente la calma.
Una inmensa calma entre ambos, como si nada alrededor estuviera destruyéndose, como si la isla no estuviera a puertas de un combate, como si el castillo no estuviera siendo ya levantado por los aires por la fuerza de los vientos, como si la gran ola gris no estuviera sobre ellos a punto de engullirlos.
Ambos se ven y una gran calma suena en sus oídos. Es el silencio de los que ya se conocen, un silencio cómplice de miles de años antes y miles de años después aguardando en una soledad de orillas diferentes del mundo. Ella se acerca con los velos de su largo vestido volando y desgarrándose en cámara lenta y no puede decir nada.
Juan, El Caminante está inmóvil pero al sentir su cercanía, levanta su mano intentando tocarle la mejilla izquierda. Su espada se desprende de su vaina y sale volando arrastrada por el viento huracanado.
Antes de siquiera tocarse ambos se regalan con ese silencio que lo dice todo. Es entonces que un relámpago ilumina el cielo de un rosa eléctrico y por primera vez en dos siglos pueden verse el rostro claramente sin ninguna celosía ni ningún yelmo que los separe.
Es entonces que la espada que ha volado da una vuelta en el cielo y se dirige velozmente de vuelta a la mano de su amo. La mano de Juan, El Caminante que ahora toca el débil corazón de una princesa que se siente hallada y que ignora cuan cerca está de su propia muerte.
Por: Laura Hammer La Ingenua Ingeniosa http://laurasmog.blogspot.com/
sábado, octubre 13, 2012
He vuelto a la
casa de los lápices, es a mitad de la madrugada que me despierto de puntillas
para comprobar si no estoy soñando, no, el duerme a mi lado tranquilo,
ignorando mi ansiedad de trasnochada. Cuanto ha pasado de esto? No lo sé.
Parecen años y años, cuando recuerdo esa madrugada, me culpo por haberme
escapado de puntillas al salón a leer a solas. Por no haberlo abrazado mas o
besado mas o simplemente despertado. Pero no, no es mi estilo hacer saber cuánto
lo necesito, así que me aguanto y leo hasta que los ojos se vuelven duros y el
frio me deja helados los muslos, la nariz y los hombros.
En la casa de los
lápices reina el silencio absoluto cuando vuelvo a su lado tiritando, para
acurrucarme en mi orilla de la cama y es entonces que noto su leve movimiento,
su calor perfumado envolviéndome, su
mano buscando mi contorno y su letargo sobre mi piel antes de volver a quedarse
dormido. A veces, cuando quiero lastimarme recuerdo esos episodios cortísimos
en donde no nos unía el deseo, sino alguna extraña ternura, que era aun más dulce
que cualquiera de sus besos previos.
Eres muy joven
para ya no creer en el amor, me dijo al conocerme. Y era cierto, yo era muy
joven para haber perdido toda esperanza, pero tal vez lo era más para sentir
tantísimo deseo, hacia él, hacia todo lo que representaba. Había huido de el
tantas veces, con tantas estrategias, burlándome de sus intentos de
acercamiento, de sus teorías sobre mi o sobre nosotros, que cuando por fin
sucedió no pude más que arrepentirme de todo aquel inútil tiempo perdido, en
otras personas, en otras parejas, en otros intentos de relaciones.
Sabia el cuanto
lo deseaba? Supongo que ahora ya lo sabe, pero lo seguiré callando ante él y
ante todos, para no bajar la guardia. He borrado de su casa mis dibujos a
carbón y me he ido antes de la hora pactada. No he dejado más mensajes, más
rastros, mas señales que me muero por verlo. Ya no importa.
Hay algo que perdura más que el amor, la lealtad, el cariño, algo que yo aprecio más, que incluso es más puro y más digno y es el deseo. Pocas personas pueden transmitirlo, demostrarlo, atizarlo...
Hay algo que perdura más que el amor, la lealtad, el cariño, algo que yo aprecio más, que incluso es más puro y más digno y es el deseo. Pocas personas pueden transmitirlo, demostrarlo, atizarlo...
Tu deseo es
inmortal, me dice.
Y el problema...mi problema, es que solo él ha sabido y sabrá como encenderlo todas las veces que vengan.
Y el problema...mi problema, es que solo él ha sabido y sabrá como encenderlo todas las veces que vengan.
viernes, septiembre 21, 2012
El Hombre Finito 3: Laura, el Vasco y los 3 huevos
Apenas enterados
de la noticia, mis padres por insistencia de la familia me enviaron por ayuda psiquiátrica.
De todas maneras, no todos los días se le avisa que Se va a morir uno,
dijeron, Allá seguro que te ayudan y te
dan una forma de enfrentarlo de forma lógica.
¡Claro! ¿Como si
fuera cosa de pedir instrucciones no?: “¿Doctor que hago si me revienta la
bomba en la cabeza? Ah pues protéjase bien los huevos que ahora tenemos vivos a
muchos descerebrados, pero lo del trasplante de huevos sigue saliéndonos muy
caro”.
Fue al salir de
esa clínica que curaba desmoralizaciones varias que conocí al Vasco. El iba por
una terapia que le ayudara a bajar de peso y esperaba su turno en el jardín exterior comiéndose
una hamburguesa doble que había sacado de su gordo maletín, en el momento que yo
me senté a su lado.
-¿Pero qué cara
es esa?- me dijo- Parece que te hubieran dicho que te ibas a morir.
-Como que es
cierto, porque la verdad es que me estoy muriendo. Hasta me han dado la fecha,
que es entre hoy y el día de mi velorio- le solté yo bien habituado a lograr
lastima con pequeñas dosis de humor negro. El Vasco me echo una larga mirada,
mientras daba un sorbo a una lata de coca-cola que sacó del mismo maletín del
que sacara la hamburguesa.
-Pues tienes muy
buena pinta para ser un casi muerto- dijo al fin- Lo que es yo, mira, a mí
nadie me ha dicho que día exacto me voy a morir, pero cada vez que alguien me
ve comer así- y se agarró la panza con cariño- dice que no me debe quedar poco.
Y la verdad tampoco mentirían, llevo a cuestas una diabetes galopante, el
colesterol ultra malo tapando todas mis cañerías cerebrales y para más inri mi cardiólogo
me acaba de decir que he desarrollado un soplo que no me lo cura ni Dios sino
bajo por lo menos 30 kilos de peso…Así que como la ves ¿Ahora quien esta mas
muerto, chico?
Le sonreí sin
ganas con vergüenza por mi actitud estúpida de suicida sin vocación; eran
tiempos en que yo andaba deprimido y furioso contra el mundo. Odiaba a mi
familia, a mis amigos, a mis ex novias que me habían negado algún polvete por dárselas
de importantes. A todo aquel que me había negado algo en este mundo, incluyendo
doctores, banqueros y burócratas. No quería causar lástima a nadie y a la vez
me jodía que no les condoliera saber que alguien tan joven y con gran futuro- ¿No
es eso lo que te dicen en la escuela? “Sois dueños de un gran futuro…” laquetepario…-
tenia ahora los días contados.
Me jodía todo, lo
admito, hasta el día en que conocí al Vasco.
Él media 1, 75 m
y pesaba 140 kg. con la textura y el color del pan recién amasado, de ojos
verdes y mansos, poseedor de un aroma de bebe gigante y de un apetito pantagruélico.
Él me haría entender entre otras cosas, que a diferencia suya que llevaba el
amargo sino de su destino puesto encima bajo la forma de generosos filetes de
pura gordura, yo tenía la ventaja de que nadie tenía que darse por enterado si
estaba o no muriéndome si es que yo les resultaba
simpático por fuera y tenía siempre una sonrisa para regalarles; de esa forma tan simple ellos jamás se enterarían
de mi miedo y rencor y yo mismo quizá lo terminaría olvidando.
-O en otras palabras compañero, me dijo “Acá la procesión
se lleva por dentro “y haciendo una pausa agrego tocándose los mofletes “el problema es que en mi caso, yo ya no tenía
más espacio” y se rió con esa carcajada suya que hacia vibrar la banca, la
coca-cola y todas las cosas alrededor
suyo, incluso a un alma tan resentida como era la mía en ese momento.
Desde aquella visita al psicólogo han pasado 8 larguísimos años
y mi vida se ha vuelto desde que conocí a Laura una especie de carnaval
prolongado, donde no olvido jamás ser el
hombre simpático y alegre que me propuse ser. No debo preocuparme si ella me
ama o no me ama, si se quedará el tiempo suficiente conmigo o si tendremos un
par de hijos bonitos o ninguno en absoluto. Ella no tiene un plan fijo de que nos
pasará luego, no me comenta que hará mañana, o si espera un mañana. Tiene tan poca
curiosidad por mi trabajo o mis sueños, que he terminado por creer que es ella
quien me quiere a mí como el último espectador de su vida y no al revés. A
veces he pensado que es ella la que lleva la fijación por desaparecer y no yo, y que por eso me confiesa desesperadamente
cosas que jamás le he preguntado, para luego cerrarse en un silencio acorazado que
ni durante las horas del amor o con las caricias más dulces logro romper.
Después de casi
un año juntos, conozco palmo a palmo cada centímetro de su anatomía, desde su
cuello sin lunares hasta la punta de sus
pies tatuados con flores pequeñísimas a las que pone nombres diferentes,
diciendo que son en honor a hermanas que ha imaginado tener en otras vidas.
Conozco sus cabellos que son casi una masa viva que me envuelve cuando hacemos
el amor, la mancha café con leche junto a su ombligo que ella tapa avergonzada
pues dice que por ahí la ha lamido una vez el diablo. Y sus mil olores, uno diferente
para cada área de su cuerpo.
Pero de su vida
nada. En un año, apenas si se un par de cosas de su vida intima; todas las
historias que me cuenta son sobre un pasado difuso, sin fechas fijas en donde ha
amado a hombres de extrañas cualidades que no se si en verdad existen, y en donde no podría definir si ella, los ha
amado siendo solo una niña, como adolescente o ya como una mujer adulta.
He llegado a
contarle una docena de amantes diferentes entre nombres extranjeros y apodos,
tantos que algunas veces he considerado
que su pasado en el amor podría extenderse a un regimiento entero de hombres a
los que ha atraído con sus maneras raras de bailar y de aceptar el primer
contacto sexual, dócil y suave como si fuera una resignada víctima, cuando en
realidad es ella la única cazadora.
Tengo pesadillas
con Laura entregándose a hombres dueños de los atributos más raros haciendo
cola por ella, bajo el escenario donde
mi mujer se distrae bailando tatuada de flores amarillas de la cabeza a los
pies.
Yo estoy en esa
multitud de hombres que esperan desnudos por ella, hombres blancos casi
transparentes con enormes orejas de rosados espóndilos; hombres de un moreno
aceituno que llevan cada ojo con iris de un color diferente; enanos taciturnos de vergas monstruosas o larguísimos gigantes de bocas mustias que en
lugar de cabello llevan plumas donde anidan las aves canoras. Yo estoy relegado,
desnudo y pálido tapándome con torpes
manos los tres huevos que me he puesto para poder conquistarla, con miedo
mortal a que alguien descubra la farsa, que me diga que eso que llevo allá
abajo no es un testículo mas sino “solo
un tumorcito” una huevada sin
importancia. Entonces es que lo siento,
siento a mi aneurisma que ha bajado en feroz galope desde mi cabeza hasta el escroto y que
pulsa ahora iracundo como una bomba de
tiempo a punto de matarme.
La colección de
tullidos que esperan por ella murmuran enardecidos y el clamor se vuelve generalizado
cuando Laura voltea hacia mí y abre los ojos, que no son de virgen ni son
misericordiosos y violenta -como es ella cuando descubre que deseo causarle
lastima en busca de un mimo- me toma el pobre tumor en su palma derecha que
luce ahora enorme y lleva marcadas cientos de líneas en un arcoíris eléctrico con
el destino de todos los hombres que se ha cogido y plaf! de un tajo que me lo arranca
para siempre.
El dolor es
infinito, me revuelco en el suelo ante la burla de todos esos fenómenos, la
cola de hombres que esperan que Laura les regale una noche de baile se
arremolina sobre mi dejándome asfixiado, casi muerto de vergüenza. Grito que
son unos idiotas, que voy a morir, que quiero morir, que ya verán cómo me muero,
les amenazo desde mi dolor mojado en la viscosidad de mi propio miedo, pero en
mi agonía solo siento la voz suave de Laura diciéndome que me calle, que sigo vivo.
Terriblemente vivo…Sus ojos antes llameantes, ahora tienen solo una lástima
infinita hacia mí, un hombre ordinario.
Veo desde el
suelo sus talones alejarse, tatuados con las florecitas amarillas de las que he
aprendido el nombre para un día recitárselos a mitad del sexo y que sepa que si
la escucho, que la escucho toda, que la escucho siempre. Pero se va y el dolor
se queda, enorme, terebrante, insoportable dentro de mí.
Despierto así de
mi pesadilla, sudando frio con ese enorme peso en la cabeza, con esa angustia
de asfixia y de dolorosa palpitación dentro de mi cerebro y detrás de mis ojos.
La jaqueca me deja inmóvil en la cama, sintiendo con más intensidad que nunca el mapa de fragancias que Laura ha dejado
en mi cama antes de irse por la madrugada. Es en ese momento que me vuelve aquel
miedo inconfesable que me ataca desde que empezaron los episodios de dolor a
hacerse más frecuentes.
Se hace presente
no el miedo a sentir, sino a querer desaparecer, a tomar ya el valor de acabar
con ese dolor con mis manos y para siempre. Es miedo y odio a la vez por mi
destino triste sobre el que no me atrevo a tener poder. Solo el olor de ella
sobre las sabanas lo detiene, me da la pobre ilusión de que quizá valga la pena
vivir un día más, solo hasta averiguar por que ella sigue conmigo a pesar de
saberme ordinario como cualquiera, por que se ha tatuado flores en los pies,
por que busca siempre hombres de atributos raros, que la dejaran o a los que
dejara si se enamoran.
A veces siento
que el Vasco tuvo razón en todas sus predicciones desde la mañana en que nos
conocimos al salir de la clínica.
-Tú
dices que temes morir, pero todavía no temes lo suficiente, ya verás cómo se siente
el miedo el día que te enamores, me dijo. Y ese hijueputa no se equivocaba.
jueves, septiembre 13, 2012
El Hombre Finito 2: Laura
Me agrada la
amistad que surge entre la gente ebria, ese ánimo achispado de la gente que
lleva alcohol en las venas, esa repentina amabilidad que les surge en los
rostros, esas ganas de abrazarte y sonreírte como si fuera acaso, el festejo del último día del año. Usualmente
la gente no brinda esa confianza, no me invita un cigarrillo, ni comparte una
historia sino está entre copas. La gente desde que era niño siempre me ha visto
de forma huraña y con mirada desconfiada, con una actitud hostil que me ha
hecho sentirme incómodo con mi propio aspecto e inseguro de cada gesto que llevo
a cabo. Pero con el alcohol la gente se vuelve distinta, la gente se relaja, se
abre al mundo y es feliz; es en ese
momento que yo soy feliz con ellos.
Desde que me
diagnosticaron de mi bomba cerebral, comencé a frecuentar cada vez más los
bares y mucho más aquellos que contaban con salones de baile. Descubrí que la
gente dada a bailar es más permeable a compartir experiencias con otras
personas que aquellas que se sientan a beber y hablar de si mismos y yo no
quería hablar de mi mismo, ni de mis penas. No tenia tiempo de quejarme de mi
vida, ni de estar triste, yo quería vivir todo lo que pudiera.
De aquellos
sitios para bailar, descubrí que los mejores eran las discotecas para
extranjeros. Los extranjeros tienen el doble de felicidad que el resto porque
tienen esa felicidad de turista, del que solo está de paso y cualquier
experiencia, incluso siendo ésta mala, la atesorarán para siempre. La gente que
rodea a los turistas también está el doble de feliz haciendo cosas locas de las
cuales mas nadie tendrá registro. Para todos en aquellos bares es nuestro
último día en la ciudad y por lo tanto, nuestro último recuerdo perfecto.
Mi horario es el
de después de medianoche, cuando las bandas ya están tocando las canciones más
movidas y los tipos se han quitado las chaquetas y se saludan entre sí tragos
en mano, las mujeres ya han tomado varias copas luciendo mejillas coloradas y
tops descubiertos y la gente va entrando en grupos hasta llenar los locales de
una mezcla de diversos perfumes y cigarrillos.
Desde lo del
aneurisma, suelo apreciar con mucha mayor intensidad los olores, y hay una hora en que la gente aún permanece
prolija con la fragancia y el shampoo del día emanando de ellos y sus bocas exhalan solo risas diáfanas de
menta. Hay una hora perfecta en donde todo es solo alegría y las mandíbulas están
laxas con sonrisas de gestos coquetos. Yo disfruto esa hora, esa es mi hora de
observación del universo. Porque para mí el universo no está compuesto de
estrellas ni de cometas, ni de árboles gigantes, para mí el universo son todas
esas personas vibrando allá afuera, que desconocen que su tiempo está por
acabarse quizá esta misma noche y que son poseedoras de una eternidad
inconmensurable y perfecta, ya sea porque están enamoradas, porque crearán una
familia, porque serán padres o abuelos y perduraran así físicamente a través de
otros.
Lo sé, parezco un
loco observando a la gente, pero cerveza en mano voy agitándome yo también,
camino entre ellos, haciendo grupos, bailando, riendo, besando y no me resulta
difícil ligar y amar. Pasar varias noches con mujeres diferentes, de colores y
lenguajes diferentes que siempre terminan preguntando entre risas lo mismo
¿eres italiano Manolo? ¿Estás de viaje?
¿Cuánto tiempo te quedas en la ciudad? Y en la cama revuelta yo rio con la
resaca a cuestas de cervezas invitadas, sin saber cómo contestar que para mí
este viaje solo dura una noche, por eso es eterno, como mi amor por ellas. Y
esa frase les encanta. Vibran con esa frase, sin entenderla del todo, por eso
seguimos tirando y amando y riendo. Bendito sea el alcohol y la fiesta!
Esa ha sido mi
vida hasta ahora, cualquier día de la semana, según me provoque. Hay semanas
que no voy, no me importa, me encierro a leer un libro a hacer planes locos con
el Comandante, pero usualmente al llegar la medianoche mi cuerpo extraña el
calor y la empatía de otros cuerpos agitándose conmigo, vibrando conmigo como
si la vida fuera eterna por una noche.
En una de esas
noche eternas en un bar para turistas conocí
a Laura, que no era ni blanca ni negra, ni alta, ni baja. Probablemente solo
alguien de la ciudad, otra chica buscando su amor de turista. Una cara
indiferente enmarcada por una cabellera larga y negra. Unos ojos, bueno, los ojos…Laura llevaba los
ojos cerrados el día que la conocí y los labios carnosos cantaban a trozos una
canción en ingles.
Ella también se
agitaba como yo en la multitud con un baile salvaje que no llevaba pareja
conocida. Subida sobre el escenario ya desocupado por la banda, contorneaba su
cuerpo moreno metido en un top diminuto y unos jeans desteñidos, bajo las luces azules y verdes como si fuera
la estrella de un show unipersonal.
Me quedé
mirándola como me quedo mirando todo lo que me resulta extraño y bello en esta
ciudad, vi como se movía sensual y salvaje, abstraída de todos y me acerqué
hipnotizado empujando entre la gente hasta poder subir y moverme con ella. No
me apartó, pero tampoco quiso mirarme; bailamos cerca casi tocándonos,
respirando yo su aliento de chicle de canela y ella el de mis cigarrillos sin
filtro; bailamos pegados cuerpo a cuerpo, transpirando y jadeando, pero ella
con los ojos cerrados dueña de esa orgullosa soledad que solo conocería meses más
tarde, no me dio ni media sonrisa cuando al fin le dije “hola”.
Su hostilidad me
recordó entonces la misma de los vecinos de mi infancia que no me invitaban a
jugar a la pelota, las de las crías fru fru que jamás me prestaban los
cuadernos. Ese engreimiento al que había estado yo expuesto toda la vida, como
si me lo mereciera o mi rostro estuviera marcado para ser rechazado. Me jodió
su indiferencia de reina de la fiesta y
no sé porqué, ni cómo, pero comencé a tocarla; todo el cuerpo, su rostro, sus cabellos
esponjosos, su ropa ajustada, la piel de su vientre expuesto, sus pechos grandes
y sus caderas perfumadas, como si fuera mía. Y ella se dejó hacer, dócil y
humana. A mi ritmo, moviéndose sin decir una palabra.
Fue la primera
vez que Laura abrió los ojos para mí y me sonrió. Entonces nos vimos. O eso
pensé yo. Porque con Laura nunca se sabe.
Desde aquella vez
ha pasado ya más de un año. Hacemos el amor cada vez que podemos o que ella
quiere, que es casi lo mismo. Parece que fuera a ella a quien la muerte le
pisara los talones, por eso nos entendemos, aunque ella no sepa que me estoy
muriendo. La vez que se lo intente decir me miró con gesto raro.
-¿Por qué todos
los hombres inventan historias para dar lastima?- me dijo. Intente decirle que
no era para darle lastima, pero me interrumpió con una historia de un ex suyo
que tenía un soplo al corazón y se había infartado en su cama, de otro que tuvo
un derrame cerebral por exceso de Viagra de otro y otro y otro, en la siguiente
hora me había contado las historias más extrañas de los tipos más bizarros con
los que había estado. En ese momento creo que agradecí internamente que al
menos lo mío fuera tener un aneurisma, porque a esta chica solo la hubiera
podido conquistar teniendo tres huevos. Ya no hable' mas del tema.
Al quedarse callada
le observé el hecho que todos sus novios hayan sido extranjeros.
-¡Ay Marchessi! –
Exclamó haciendo un puchero que solo hacia cuando se admitía ser honesta- ¿Tú
crees que un hombre que no sea alguien que esta solo de paso por esta ciudad
podría llegar a amarme?
Quise refutarle
algo, pero era inútil, yo Manolo Marchessi también estaba de paso y ella lo sabía
bien como yo aunque no quisiera admitirlo: uno de estos días me marcharía, por
eso valía la pena amarla, todo lo que pudiera, intensamente, cada noche, hasta
que se acabara.
lunes, septiembre 10, 2012
Charlas de Cafe: Daltonismo y otras confusiones
Hoy hablare de mi
y cesaré de escribirte historias ¿Después de todo que es un blog sino una bitácora
publica?
Como te contaba
durante el café de esta tarde, he llegado a la conclusión de que para las
relaciones padezco una suerte de daltonismo que me impide diferenciar con
seguridad unos sentimientos de otros. No sé cuando cruzar o no la línea, o debo preguntar muchas veces si estoy tomando
el camino correcto. Varias veces ante el semáforo del amor – concuerdas conmigo
que suena huachafo este término- he cruzado demasiado a prisa y me han
atropellado o simplemente he vacilado tanto que nunca he llegado a conocer que
hay en la otra acera.
No todas las
mujeres son como yo- al menos eso espero, lo mío se ha adquirido a fuerza de
intentar una y otra vez cruzar la misma calle o varias calles distintas. Es más,
en este pueblo lleno de océanos y costas de idiomas diferentes, he caminado
tantos caminos buscando el por qué de las cosas, que he debido cruzar pistas,
veredas y puentes como buena testaruda, soñadora, idealista, como prefieras
llamarme, y claro, en varias ocasiones me he caído, me han
atropellado o simplemente he pasado de largo sin ver quien estaba a mi lado
para ayudarme a cruzar.
Hubo un tiempo
que como las jóvenes de mi edad, podía saber cuándo una relación iba en serio o
no. Pero ¡vamos! ¿Cuántas relaciones reúne la gente de mi edad antes de casarse
o hacer un hijo? ¿Cuántas relaciones o parejas llevan escondidas en el armario?
¿Bajo la cama? ¿Cuántas de mis amigas han ajustado las piernas meses enteros
hasta hallar el amor perfecto que les quite la culpa de entregarse a un hombre
sin el amor suficiente? Y cuando han comprobado que no, no era el príncipe encantado
han cerrado los ojos y han seguido tirando en la fe de que la función hace al órgano…Estúpidas…!Se
han enamorado del amor y ahora se inventan personas que no existen dentro de
cuerpos a los que no aman!
En el camino me he vuelto una cínica dices, y yo te respondo que quizá sea yo la ultima romántica.
Me entrego en la intimidad creyendo absolutamente que un día el
complemento perfecto para mí se me entregara por entero como yo a él; pero mientras tanto, nada de rezos y esperas inútiles.
Necesito acción…Hay que cruzar caminos, subir y bajar puentes, vencer las luces
del semáforo, aunque no sepamos con seguridad que color llevan. Así que yo soy
otra suerte de estúpida, la que piensa que su cuerpo y su sexo son
independientes de las pulsiones de su corazón o de su cabeza hiperactiva. Que podrá
actuar con la claridad de un hombre terminado el sexo, aun teniendo millones de
receptores químicos modificando su ciclo mensual, demostrándole que no, que las
mujeres vivimos ciertas vainas con un poco mas de presión social y química que
nuestros compañeros XY.
Como en la política,
en el amor existe la gente romántica teórica y existe la gente práctica llena
de acciones suicidas. Supongo que yo soy de la última especie. No de los que
esperan, sino de los que hacen camino al andar. No solo de los que creen sino de
los que se tiran del techo esperando que le salgan alas en la caída. En el amor
debo ser tan ingenuo como los que defienden las causas perdidas.
¿No es la búsqueda
del amor una causa perdida?
Debo aceptar sin
embargo, que no puedo diferenciar con certeza los sentimientos. Me termino
enamorando platónicamente de los amigos que admiro. Y ese es un sentimiento
perfecto e intangible, que de llegar a consumarse solo me sume en la desazón de
comprobar la realidad de que no será correspondido ni en la misma medida ni en
igual intensidad.
Una vez dije: Estoy
enamorada de mi porque ¿quién podría amarme mejor que yo? Pasa lo mismo
con los sentimientos sobre personas idealizadas, incluso queriéndote de la
forma en que ellos honestamente te quieren, nunca ese cariño es suficiente. Han
tenido que pasar meses para aceptarlo de forma consciente.
Si, estaba
equivocada, mis sentimientos han sido los sublimados de niña idiota que espera
en la perfección de lo intangible algo de la eternidad que no puede conseguir
en el día a día.
¿Acaso no
perduras más en el recuerdo de la persona que amas? ¿Acaso no es eso lo que
buscamos todos? Un testigo de nuestra humanidad, de la peor y de la mejor versión
de nosotros. Alguien que acepte lo que somos y que a través de su recuerdo, no desaparezcamos
del todo al momento en que nos toque desparecer…
En esa quimera
rara que es el amor y que mi corazón daltónico no puede reconocer a tiempo, es
un buen bastón el aferrarse a cosas más materiales como el sexo o la amistad a
secas.
Puedo saber cuándo
empieza y cuando termina el sexo, pues su consumación quita la ansiedad de
preguntarse si gustas o no, si te quieren o no. Se borran los puntos ciegos o
las predicciones a futuro.
Pero como toda solución
de emergencia, esta suele ser un problema en sí mismo. No hay peor veneno que
la propia medicina. ¿Acaso en el sexo no interviene el deseo? ¿Y no es el deseo
una pulsión inherente, instintiva que no responde a órdenes lógicas? ¿Acaso no
termina el deseo confundiéndose con sentimientos más nobles y altruistas como
el amor?
Yo solía
confundirme demasiadas veces. Ahora en lugar de mezclar pócimas, de amistad,
deseo, sexo, sentimientos…trato de no mezclar nada, pues mi fórmula siempre será
incorrecta.
Me declaro
incapaz de iniciar nada y con ceguera
electiva para las relaciones.
Me resulta
agradable tener amigos, o hallar por el contrario alguien que terminado el sexo
conmigo, espere casi con el mismo ardor que yo a que se repita. Me gustan los
hombres que pueden desearme, no con un deseo ficticio por un personaje, sino
desearme con ojos y manos, física y primitivamente. Puedo saber que es cada una de esas
sensaciones: Amistad o Sexo y si se dan en personas distintas disfrutarlas plenamente…pero
¿mezclarlas en una sola?
¿Confundir todo
de nuevo? ¿Y morir atropellada por una confusión de colores y sensaciones que
no puedo manejar? No, ya no. Me aterra saber que soy analfabeta en ese tipo de
lecturas… Seguiré caminando cada vía sin mapa de respaldo, cruzando los semáforos
sin saber qué color marquen. Un día tal vez cruce a tiempo hasta la otra
calzada ¿Quién sabe? La verdad no es algo que pueda esperar con fe.
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