lunes, marzo 30, 2009

Aquarela

Al abrir los ojos me parecíó ver el cielo azul esfumándose hasta besar la tierra, ese cambio de colores en el mundo me hizo recordar una acuarela, una de esas en las que me esforzaba porque mi padre viera que había mejorado mi técnica y ya no se notaban rayas en el papel blanco.

En esos tiempos chupaba el pincel para que no chorrearan los restos de color en el cuadro y porque comerme la pintura me daba ánimos de creerme artista, como mi viejo, como alguien más quien sea.

En esos tiempos mis padres me habían dicho que yo podía ser cualquier cosa que yo deseara y por supuesto les había creído. Sabía que mi voz no era para soprano ni mi cuerpo para bailarina, que mi cabeza no resistiría la voltereta de un astronauta en el espacio, pero podía creer en cosas mas normales como dibujar o escribir cosas.

Odiaba la poesía, he odiado siempre la rima, el verso, la métrica, ese ejercicio de hacer que todo sea un equilibrio de palabritas cantarinas tratando de decir algo, pero aún si hablaban de amor. Por qué la gente siempre escribía de amor? No lo entendía. Me agradaban más esas historias largas de esos poemas argentinos, me gustaba más imaginarme el escenario o el sentir de quien escribía.

Para hoy había despertado con los ojos llenos de telas de araña, apenas reconociendo si hoy era lunes o martes o un domingo cualquiera. Mis sueños, como rara vez habían sido en dibujos animados y todos los personajes eran de lápiz y crayola, tal vez por eso al ver el cielo, recordé cuando era chica y a mis viejos y a todos esos sueños de expresar cosas que solo poquitas personas pudieran entender. Porque ¿A quién le interesa que todo el mundo entienda? Si del mundo solo conoceremos aquellas personas que de verdad nos interesan.


Rafa


Los días han pasado y no se cuando escribirte, quisiera decirte muchas cosas, pero no sé por donde empezar. Tal vez el haberte áñorado tanto y luego tenerte de nuevo, me haya hecho sentir esa tranquilidad de que no te perderé nunca y por tanto que puedo darme el tiempo.

Ese tiempo para responderte, para pensar mis palabras, para esperar las tuyas. Lamento no poder escribirte...como antes, como en esos días. Pero tal vez se deba a que no estoy triste, a que no tengo un amor por el que llorar ni un destino que decidir.

Tal vez Rafa, es que ya haya decidido todo muy bien hace tiempo y ahora solo esté viviendo las consecuencias. Tal vez que me falte este tiempo de inmersión a la nada, para volver dentro de poco con mas fuerza. A qué?

Pues a amar compañero, que ya me estoy haciendo vieja y sé que no hay mas Claudios en este mundo para que me amen sinceramente, pero tal vez se han acabado también todas las Lauras para que inventen amores en donde no florece ni siquiera cariño.


Big Day

En 48 horas es el gran día. He tenido miedo durante 2 años a este momento, pero ya no. Lo he esperado tanto y le he huído tanto que tal vez ya no importe si sucede o no.

"He vivido mi muerte tantas veces que el no morirme sería una decepción"

La gente me sigue esperando y preguntando y acosando, tal vez el día que cruce esa puerta ellos también estén cansados de esperarme, de esperar joderme y se den la vuelta y no molesten más.

Tal vez el Big Day no suceda nunca y viva constantemente en el limbo de esperar las cosas que no llegan, tal vez.



La Isla

Me apena el decirlo, casi, pero pensar en él se ha vuelto casi en una isla de tranquilidad en mis tormentos diarios de vida cotidiana.
Odio la vida cotidiana, la rutina, las personas que no son especiales, el trabajo que no va a ninguna parte, las historias sin enredos. La vida sin efecto.

Por un momento he pensado que mi vida se mueve en espirales que no van a nada. Un tonto mareo antes de entrar en un desagüe, una nada. Este último año solo he conocido personas sin magia, yo misma me he sentido, nada. Una piedra sin esperanzas al fondo de un río muy llorado.

Sólo él me devuelve la fe en esas cosas sobrenaturales. En esos momentos imprevistos en que un hombre conoce una mujer y siente que la ha visto mil veces antes. En que una mujer ve un hombre y siente que podría seguirlo viendo el resto de su vida.

En que los cometas si existen y también las coincidencias y también el destino.

Quiero creer que esa vez en la playa, no fue en vano. Que aquel encuentro fue por algo, que el hecho que podamos entendernos tan bien es más que solo dos personas en hemisferios distintos tratando de hablar de Neruda o porque existe un Dios.

Trato de creer que él es una señal de que la vida para mí no será siempre la rutina de ver la misma gente que me decepciona y a quien decepciono. Que hay alguien más esperando a que la vida despierte y que el día se azul, como ese mañana, como esos breves minutos en que nos reconocimos semejantes.


Los 3 Mosqueteros


Mis mejores amigos se van del país. Es más en un mes ya no sabré de ellos mas que en cartas. España parece tragarse a la gente que mas quiero y yo me quedo a la otra orilla del mundo haciendo ascos a la gente supuestamente mas civilizada.

Qué puedo hacer en otro país ganando un poco mas que en el mío pero atiborrada de antidepresivos añorando el propio?

Ellos se van y todo el tiempo extrañan, todo el tiempo recuerdan, todo el tiempo escriben.
Yo me quedo y todo el tiempo blasfemo, todo el tiempo odio, todo el tiempo extraño.

Mis 3 amigos buscan un futuro grande, algo que los recompense por todo el esfuerzo brindado, yo busco que no se vayan, que ya no se vaya nadie.
Mi familia se va haciendo pequeña, mis amigos escazos, mi patria árida y sin esperanza.
tal vez en poco yo también me marche
y extrañe
y añore
y cuando esté lejos todo me parecerá mejor.

Tal vez yo también me vaya, pero dudo que alguien se quede esperando aquí a que regrese pronto.
Dudo que alguien de los que conozco aún se quede en esta Tierra del Olvido.

jueves, marzo 26, 2009

En la ciudad en donde vivo la gente camina a prisa. Me pisan y los piso, caminamos casi a tientas pero apurados en pos de no se qué.

Hoy estaba pensando que en esta ciudad pocas veces se puede caminar lento o despreocupado. A uno le enseñan que hay que estar a la defensiva, cuidándose, esquivando, si es posible golpeando primero.

Mi ciudad, que en realidad no es mía, es un escenario circunstancial de mi vida bordeando los 30, parece sacada de algún libro de ficciones. Debería aprovecharla lo sé, pero la verdad no me interesa.

Me niego a pertenecer, a echar raíces a comprar algo propio a hacer migas con los vecinos, a embarazarme o a enamorarme. He huído toda mi vida de ciudades como ésta, he huído de la gente, porque es mi naturaleza querer quedarme inmóvil en algún sitio, pero es mas violento mi impulso, de vencer esa naturaleza débil que me hace dependiente, una planta triste, una tierra árida de esperanza en el mañana. Que me vuelve como todos.

Detesto la idea de que mañana tenga que pedir un crédito, un préstamo, que me haga propietaria de una casa que no quiero, porque no puedo pagar una mejor. O que me enamore, que me acostumbre a algún idiota con el que se que me aburriré pronto porque en verdad yo no tengo nada en común con nadie que no me aprecie, que no me quiera, que no me reconozca.......

Ohhh...ha salido el peine pues, eso es lo que a las mujeres nos interesa, a los seres humanos en realidad, ese reconocimiento absurdo, ese orgullo en la boca de otras personas al nombrarte, esa forma de hacerte suya porque en sus gestos hay alguna admiración a lo que haces. Cómo podría ser de otra manera? Cómo puede iniciar una especie de afecto cuando no hay alguna admiración de por medio?

No lo sé. No quiero saberlo.

A esta hora de la noche no entendería realmente nada. Me niego entender me niego a todo.

Quisiera abandonarme a una alfombra de césped y no despertar nunca. Poner mi oído en la tierra y oir el susurro de los muertos, de los que estuvieron antes de mí, diciendo sus nostalgias, sus historias melancólicas, de que algún día esperaron, de que algún día desearon cosas mas grandes que ellos mismos. Que antes de morir en ese segundo previo al abandono total, acaso si recordaron esos primeros años de infancia en donde crees que podrás ser astronauta, bailarina o cantante.

Esos sueños de alguna grandeza que te sorprenden els egundo antes de la muerte, como el reclamo final de una vida fútil en donde se rindieron a a hacer el mínimo esfuerzo, a ir con la cabeza baja, a nos esperar nada porque en la creencia de una vida después de la muerte, pensaron que habría otra oportunidad para hacer mejor las cosas.

No hay segundas oportunidades.
No hay hubieras.
No existe un próximo cambio.

Hoy es hoy y los millones de células que han muerto este día y son incapaces de regeneararse son una muestra de ese sedimento humano que no sirve para nada. Son el ensayo a pequeña escala de las próximas muertes, de nuestro próximos finales. No hay ninguna certeza que no sea lo limitada de nuestra existencia terrenal.

Somos tan inútiles.
Tan frágiles.
Apenas pequeñas vidas deshaciéndose a cada rato,
apenas si somos unas cuantas décadas de intento para hacer bien las cosas,
estamos muriendo sin darnos cuenta a cada instante
y aun así dedicamos la vida a intentar saber que hay después de la muerte.

No hay nada.

Que pena que sea yo la que te despierte de tus sueños de inmortalidad y te sumerja en el desamparo de saberte limitado, pequeño, frágil, una nada en el camino.

Que pena que sea yo pues,
una pena.

domingo, marzo 22, 2009

Cuadrado

La última vez que escribí fue una carta.
A veces pienso que entonces cuando logro contar mi vida cotidiana a alguien que quiere escuchar, entonces escribo mejor, me suelto, ya no es un trabajo, ni un intento de perfección, es solo fluir, ya sabes dejar fluir.

La gente que me conoce suele decir que es mejor cuando no escribo mis berrinches de siempre, es cierto, pero creo que ni siquiera las personas que han vivido a mi lado me conocen realmente, ni saben mucho menos de lo que siento, de lo que quiero y menos de lo que espero cuando escribo.

Antes de dormir me di cuenta que poca era la gente que me quería así como soy, no como quieren que sea, no como soy en sus sueños, en su creación de mí como la pieza faltante de su rompecabezas de tragedias diarias; no como la heroína que pretenden que sea, ni como la niña, mucho menos como la mujer que vive intensamente el sexo. Tal vez eso sea lo menos cercano a mi realidad. Me entristece las personas que puedan ver un cuadrado cuando lo que hay es un cubo, me entristece ser un retrato plano a quien no se busca conocer suficiente.

Me entristece.


Me entristece haberlo escuchado y saber que sus palabras de admiración ya no eran para mí ni esa mirada larga de cuando un hombre habla enamorado.
Me entristece que no me vean así y haberme conformado. Como desearía hablar de las cosas que sé, de esas que he aprendido, no callarme nada, es un trabajo absurdo hacerse la tonta, mostrar solo un cuadrado cuando una es un cubo, mostrarse plana para que no se devanen los sesos pensando que soy mas de lo que muestro.

Sin embargo, no estoy triste.

Estos días han sido de profunda serenidad, de una gran alegría, siento una canción que vive en mí y me hace tararear cositas todo el día, siento mucho, muchísimo. El día es mas vital que antes, los colores, los olores y la comida, mas sabrosa que antes. Siento la vida palpitar dentro mío como solo creí poder hacerlo cuando volviera a enamorarme y sin embargo, no lo estoy.

Qué pena admitirlo, pero mi corazón está quieto sin que nadie haya logrado levantar su mortaja. Está silente en en el sótano de mi ser esperando que lo despierten de su letargo. Los disfraces del amor han sido sólo eso, disfraces, pasajeros. No los culpo, ni me culpo. Cada quien elige sus compañeros de viaje para cada momento de la vida, pero mi camino es aún largo y no me he rendido en la búsqueda.

De qué o de quién?

No busco el amor, pero si un sentido. Podría creer que este es el estado de equilibrio ideal, pero justo en este punto puedo reconocer que apenas estoy en la orilla de la montaña, que no he caminado nada, que todo lo vivido ha sido solo un entrenamiento para lo que viene luego.

La alegría.

Debo agradecer a los fármacos? A mi amigo psiquiaqtra? a la clarividencia de la madurez? O simplemente debo entender que un pequeño empujón químico puede solucionar varias cosas que tenía metidas en la cabeza, toda esa ansiedad por hallar algo o alguien que me devuelva el sentido a las cosas y a los sueños.

Ya no pienso en escribir.

Esa idea se ha esfumado de mí, desde que comencé a leer de nuevo. No merezco escribir mas que diarios y no merezco imprimirlos siquiera. En un mundo poblado por literatura fruto de innumerables posts con figuritas, que sería yo? Nadie, apenas la impopular protagonista de una vida cotidiana. Yo no busco novio y nadie me busca a mí. Qué de interesante podría relatar yo? Qué de entretenido?

En mi última no-date, apenas si pude mencionar que había hecho. Él hablaba del diseñador de modas que conoció, de la fundación, de un holandés hippie, de la mejor trucha de su vida y yo no tenía nada, nada para contar. No había conocido a nadie, ni había hablado en inglés toda la noche y lo mas exquisito que había comido era pan con leche y vainilla remojados.
Debería contarle que ya no me hace daño la lactosa? Que salgo temprano y cocino tarde? Que adoro llegar a casa y darme un clavado a mi reciente cama de 2 plazas? Que la disfruto mas cuando no la utilizo para tener sexo?


Yo no tengo nada que contar.

Se murieron 2 pacientes y hay una abuelita que me suplica le diga a sus hijos que la saquen al parque al menos una vez al mes. Tengo caminatas interminables por el hospital mirando las copas de las palmeras cuando cae la tarde y tengo el recuerdo de un gato amarillo que se puso en celo cuando comencé a imitarlo.

No hay muchas cosas en mi vida que contar y a pesar de ello mi vida interna está mas rica que nunca. Todo lo insignificante me produce tremendas sensaciones, toda la comida me parece deliciosa, toda la gente parece buena.

Yo no soy heroína porque nunca he luchado suficiente, me dejo ser igual que a mis sueños. Pienso con trsiteza que nunca sembraré un árbol, ni escribiré un libro ni tendré un hijo. Pienso que llevo fotos mentales de todos los árboles que he visto, de todos los libros que he leído, de todos los hombres que he acunado como niños.

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...