jueves, noviembre 09, 2006

El Encuentro

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Capítulo 2

Sebastián no tenía ninguna animadversión en particular contra Carmen. No era personal. En realidad Carmen era una buena mujer, le había entregado sus mejores años, había sabido ser paciente con sus manías, con uno que otro affaire suyo en los primeros años de convivencia.
Ignoraba por qué el amor con Carmen ya no podía seguir siendo el mismo, se culpaba por eso. Lo cual sucedía más a menudo en los últimos meses. Pero en general más que a sí mismo, tendía a culpar a Carmen, por ser siempre tan puntillosa, siempre aparentando no tener defectos. Ojalá él hubiera tenido mas tiempo para conocer otras mujeres, para vivir con otras mujeres antes de ella; pero la vida no le había dejado mas opción que Carmen.
Y vivir sabiéndolo, lo hería. Lo hería el saber que no hubo tiempo para elegir, que su libre albedrío se lo gozó alguien más.

Esa situación empezaba a dolerle y digo, a dolerle literalmente, porque había empezado a experimentar algunos achaques de la vejez, a sufrir pequeños dolores en el cuello, en la espalda, en resumen, a cansarse fácilmente. "Tal vez era la edad", le repetía Carmen, entonces Sebastián le respondía con algún gruñido sordo, “Que solo era el cansancio”.
Pero el cansancio le pesaba ahora mas que antes, le costaba recuperarse de alguna faena y peor si se trataba de un resfriado; en esas ocasiones le podía doler hasta la raíz del pelo y se hacía insensatamente dependiente de la buena de Carmen, que había pasado a tomar un papel de madre con él desde que se mudaron juntos.

Ese día martes, Sebastián se percató del dolor en su rodilla, aquella cojera ya le estaba causando más de un inconveniente al cargar los libros desde el taller de arte a la mesa de redacción. Ese dolor era lancinante y constante, algo que podía ser soportado por lo leve de su intensidad pero no por lo persistente de su naturaleza.
Lo comparó sin querer al cariño por su mujer: No era muy apasionado, nunca lo fue. No era precisamente un amor desenfrenado y sin embargo, ese cariño que siempre le prodigaba ella en cada uno de sus actos, hacía que él se volviera vano en relación a ella, que se volviera sumiso y dependiente... que se rindiera a sus pies.
Como cuando ella decidió mudarse a su casa y el no pudo oponerse.

Se odiaba a si mismo por ceder siempre ante el destino. Ésta vez ya no lo haría. Dejaría de ceder; ese dolor no lo vencería. Se decidió por sacar cita en el hospital, no iba a ser algo fácil y probablemente tuviera que madrugar, pero valía la pena descubrir la razón de su dolor.

Era un mañana fría y húmeda cuando tomó la calle Naranjos en espera del tren. Llegó temprano, pero no tanto. Ya en admisión había una cola larga que daba la vuelta y rodeaba las afueras del Hospital, se acomodó al último, resistiendo las miradas de burla contenida ante el dormilón de turno. Varias de las personas que ocupaban los primeros sitios tenían ojeras y vestían como si hubieran cruzado el Everest; probablemente su único regocijo era ser los primeros en una cola que ya llegaba a los ciento y tantos y observar la cara de sorpresa y desengaño en los recién llegados, como Sebastián.

- ¿Se le pegaron las sábanas?- Fue el saludo de una vieja pequeña que iba delante de él.
Sebastián trato de sonreír sin éxito.
- Descuida, guapo, que con este frío a cualquiera le da por quedarse en casa.

Observó a la mujer diminuta con apariencia de momia, de mirada alegre y exceso de maquillaje en el rostro; preguntándose que tipo de enfermedad la traía a ella a ese lugar aborrecible. La momia pareció leerle la pregunta en la cara.
- Vengo por mis piernas- le dijo- la diabetes me las esta matando.
- …Yo vengo por mi rodilla, me ha empezado a doler- trato de armar él.
- A lo mejor es el acido úrico- se apresuró a decir un tío que estaba mas adelante. La gota a esta edad nos afecta a todos.
¿“Nos”? Dijo, ¿“nos”? ese viejo podía ser fácilmente su padre o su maestro en la primaria y hablaba de “nos” con el desparpajo de creerse un adolescente.

Tal vez sean las varices- apuntó otro. Sebastián estaba realmente molesto. Todos allí parecían jubilados y todos a esa hora de la madrugada tenían muchos deseos de hablar. De hablar de lo que sea pero de hablar. Luego de 20 minutos en la cola que no avanzaba, Sebastián se dio cuenta que el también quería hablar, pero no sabía precisamente de qué, quería desenvolverse y no podía, se sentía algo tonto, así que decidió probar por la política…menuda tarea, la siguiente media hora tuvo que pelear con las opiniones de más viejos que solo repetían tener mas experiencia que él y de inmediato se lanzaban a hablar del gobierno, a recordar presidentes, a rememorar guerrillas. Sebastián era un hombre casi ermitaño e ignoraba aun, que temas como la política y la religión están prohibidos en todo tipo de cola, como una forma tácita de mantener la sanidad mental y la armonía en el grupo.

¡Uds. los jóvenes deberían reaccionar pronto! - Dijo alguien con el puño en alto.

Se rió para si mismo ante esa exclamación. En efecto era el mas joven de la cola, pero hacía tiempo que ya no lo era, o al menos que no se sentía como tal. Hacía tiempo que solo se sentía un viejo sin energías, resignándose a perder ante la batalla del tiempo porque no tenia el dinero ni el tiempo suficiente como para entregarse a procesos de rejuvenecimiento ni por fuera ni por dentro.
Llegó a la ventanilla cuando los turnos se habían acabado y otra vez se sintió perdedor. Había perdido la mañana y el día de trabajo, a lo mejor si se apresuraba podía llegar aun. Pero no lo hizo, no tenia caso apresurarse y perder la compostura por un trabajo que odiaba.
Salió del hospital dispuesto a desayunar en cualquier parte. No quería volver a casa. El día se prestaba para caminar, la ciudad lo empezó a llamar por su nombre y se sintió ajeno, pero de alguna forma vivo. Hacia mucho tiempo que no estaba en la ciudad por la mañana en un día laborable. Vio la gente que pasaba con abrigos, vio mujeres hermosas de caras lánguidas caminar de prisa y arreglarse contra las vitrinas. Vio hombres maduros como él, llevando café en la mano, vestidos de traje, luciendo jóvenes, atractivos, aun con vida. Tal vez no estuvieran casados, pensó. Él tampoco lo estaba en realidad, pero ¿cuál es el beneficio de no haberse casado ante un cura, cuando tienes que pagar las cuentas y hablar sin ganas en la rutina diaria, de vivir en pareja?

Se sentó en una plaza que ignoraba que conocía y vio las palomas gorjeando alrededor. Comenzó a beberse su propio café, pensando que podía costarle 3 veces menos si lo hubiera tomado en casa, cuando ocurrió. Justo en ese momento ocurrió lo que le cambiaria la vida de pronto y para siempre. Él la vio. Y ella se dejó ver.
Fue una fracción de segundo, la muchacha pasó frente a él, con las ropas volando alrededor suyo, como una aparición extraña y bella. Su rostro moreno, sus ojos negros, sus cabellos sueltos. Vio hacia él y por un momento pensó que lo traspasaba su mirada, que era a él a quien miraba, a él y no a otro a quien buscaba esa mirada.

¿Quien sabe que extrañas sustancias, aceleran el corazón o turban la mente? ¿Quien sabe que tiene una mujer para lograr que esa capa de sal protectora, se resquebraje de pronto y haga brotar un ser humano donde antes no lo había? ¿Que tenía esa mañana de especial, para que él, en riesgo de perder su trabajo haya estado allí, en el preciso instante, en que ella lo vio y él pensó que había sido visto? ¿Por que volteó a mirar justo allí? …Eran demasiadas preguntas y ella ya no estaba, en solo un minuto había desaparecido entre la gente como un espíritu y lo había dejado de esa forma, estremecido y con mil preguntas en la cabeza.
Lo había dejado, en ese estado de dulcísima estupidez, que algunos llaman estar enamorado.

martes, noviembre 07, 2006

¿A Dónde Vas?

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Era domingo, el día en que terminé de escribirte y fui a ver esos zapatos. Para cuando quise volver a casa, eran las 10 de la noche, entonces, decidí irme caminando.

Me agrada caminar y aunque mi casa quedaba cerca y lo hacía en la zona más segura de la ciudad, no olvidaba que era domingo, 10 de la noche y que yo solo era una mujer que caminaba sola. Fue en ese momento vi a este tipo que caminaba solitario y con paso rápido como lo hacía yo.

Con la polera gris y las manos en los bolsillos, caminaba calle abajo igual que yo. Probablemente al mismo barrio que yo. Caminamos codo a codo casi por una cuadra, pero cuando estuvimos a punto de cruzar palabra, yo decidí cruzar la avenida e ir por la otra acera. Acababa de tener miedo de aquél extraño.

Me arrepentí cuando estuve a mitad de la pista, pero ya no había vuelta atrás. El resto del trayecto seguimos caminando, en aceras contrarias, probablemente al mismo destino, mirando de vez en cuando si alguien más aparte de nosotros caminaba a esa hora, por aquella avenida iluminada, en donde los pocos taxis pasaban veloces.

Esperé a que hubiera un periodo sin autos que interrumpieran y sin detenerme a pensar, le dirigí la palabra a aquel desconocido, desde la otra orilla de la calle, en un grito que parecía un maullido que rompía la noche queda

“¿A dónde vas?”

Durante las caminatas que a veces hacía por las ciudades a las que iba de visita, había hecho innumerables veces la misma pregunta. Jamás lo había hecho en mi propia ciudad.

Es triste caminar sola, lo es más cuando llega la noche y se quedan en completa comunión el alma y los recuerdos. La segunda parte del viaje inició en Mendoza y yo me había hospedado en una de esas pensiones familiares en que esperas que no te ocurra nada.

Esa tarde la migraña se había apoderado de mi frágil seso y me había obligado a tomar la medicación. Durante la cena estuve a punto de dormirme sobre el plato de carnes, completamente absorta en las luces que se filtraban por los árboles dispersos de La Peatonal.

El clima ligeramente cálido, aumentaba la sensación de unas vacaciones de verano a pleno mes de Septiembre; pero mi mente embotada de analgésicos solo podía percibir un ambiente que me llevaba del sueño al ensueño, cada vez que pestañeaba.

Al levantarme de la mesa estaba tan mareada, que lo único que me restó fue caminar rápido hasta que el aire me despejara todas esas ideas sobre un pasado inconfesable y un futuro incierto. Para cuando quise volver a mi hospedaje, eran casi las 11 de la noche y los autos habían dejado de circular por las calles.

Delante de mí, un chico caminaba lentamente con libros en la mano. Lo alcancé con paso ligero y le dije el ya clásico ¿a dónde vas? Que era mi saludo favorito, cuando deseaba dejar de caminar sola. Al contestarme que iba hasta el final de esa avenida de 10 cuadras, me animé a decirle la frase de la que aun no me arrepiento

¿Puedo caminar contigo?

Claro, me dijo y moderamos el paso hasta caminar a la par; él aumentando la velocidad y yo caminando sin prisa. Fue la charla mas entretenida que he sostenido con alguien menor que yo. El joven apenas tenia 21 años y hablamos y reímos, sobre música y fútbol, hasta que llegando a la cuadra donde estaba mi hospedaje nos despedimos, como viejos conocidos.

Al llegar al Hotel, el palpitar continuo de mis sienes jaquecosas se había disipado y pude disfrutar de un sueño reparador después de aquél largo día de caminata, el primero de un viaje que en cierta forma me cambiaría la vida.


La pregunta de ¿A dónde vas? Hacía ahora eco, en la avenida vacía de mi propia ciudad.
El muchacho desde la otra acera contestó con un “Lejos” que sonaba más a “Ninguna parte que te interese”.

“¿Lejos?”
Volví a preguntar con una sonrisa, al ver que tomábamos la misma vía que volteaba a la izquierda, siempre separados por la pista de dos carriles.
Dudó por algunos minutos más y luego gritó “Hasta mi casa” sin voltear a mirarme.

En ese momento, yo me di cuenta que donde quiera que fuera su casa, no estaba camino de la mía. Y tampoco estaba ya en mis manos poder cambiarlo.

Entonces, seguí caminando mucho más lento, mientras sonreía avergonzada por la osadía. ¿Qué estaría pensando ese tipo de mí? ¿A quién le contaría el hecho, cuando llegara a casa? ¿Se arrepentiría por no contestarme?

Frené las reflexiones que me inculpaban, cuando me di cuenta que yo había pasado innumerables veces por ese dolor que te da el callar. Ese dolor punzante que te ataca varias noches seguidas cuando no te atreves a dar el primer paso, o a contestarle a alguien cuando te hace la pregunta tonta "¿Y tu quién eres?" O un simple y llano “¿a dónde vas?”

Había probado muchas veces de ese dolor y prefería pasar por la pequeña humillación de haber tendido un puente que alguien más prefirió quemar.


Esa noche me acosté tranquila, pensando que siempre sería más fácil hablar con alguien que no tenga reparos en caminar a tu lado, a cualquier destino, en cualquier lugar, cuando dejas por un instante, toda la vergüenza de lado, toda esa incertidumbre sobre la futura respuesta y te atreves a preguntar desde la otra acera de TU propio mundo:

¿A dónde vas?
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Imagen: Av. José de San Martín, Mza.Argentina.

lunes, noviembre 06, 2006

La(s) Mujer(es) que está(n) a Tu Lado

Amo lo que soy cuando estoy a tu lado...

Esa frase suena tan cliché, pero pienso que seria mi frase de amor perfecta. Jamás tan real como eso. He amado a hombres que me han hecho sentir pequeña, que me han hecho sentir tranquila, con la vida en calma... Como una planta estéril… una flor decorativa de la cual limpiar el polvo solamente.

Y yo he dejado que me hagan sentir así, que digan que me quieren, desean, adoran.

Sin, embargo yo seguía siendo esa flor muerta, que solo puede agradecer, con un pétalo deshojado, con una espina menos a quien dice que la admira.

Detesto a esa persona que ves cuando estoy contigo.

A esa persona que soy, plástica y muerta cuando estoy a tu lado. Detesto que no me retes a romper el círculo de tranquilidad perfecta. Que permitas que me quede como un vegetal que debe conformarse con el agua que le das. Con esa luz artificial que me debe conservar siempre para ti. Solo para ti.

¿Cuantas mujeres soy yo? Ni te lo imaginas. Han amado a una sola y con eso se han conformado. Porque parece que eso es suficiente, más nunca lo es.
Una mujer es una flor que brota una y otra vez del mismo tallo. Alguien que se regenera, evoluciona, hace el bien y hace daño.

Te conformas con saber que soy la mujer que te puede acompañar toda la vida. Una mujer a la que no retas en el dolor ni en el fracaso. Una mujer simplemente, fácil, decorativa, amoldable. Una sola.

Quisiera decirle a alguien que amo lo que soy, cuando estoy a su lado.

Pero no.
Pasa con frecuencia, que al amar a alguien solo lo amo a el y me olvido de mi misma. Porque el amor es ese lugar cómodo que dura segundos y desaparece antes que pueda atraparlo.

Amo a esa gente que puede hacerte rebasar los límites de ti misma, que te da una nueva frontera a cada paso, un nuevo horizonte de lo que son las cosas y de lo que deben serlo.

Amo a las mujeres que pueden entregarse, experimentar, causar placer y dolor.
Mujeres que no se temen a sí mismas, que quieren ir mas allá de lo que se espera de ellas. Amo a las mujeres. Seguro que no lo sabías.

Y despertar una mañana al lado de alguien sin pensar que acabo de perderme.

De perder a las mil yo que el mundo no conoce, a la histérica y neurótica que odia al mundo sin razón alguna, a la que escribe poemas solo cuando está depresiva, a la mujer feliz que se desnuda cuando los lugares son abiertos y el cielo es el único techo.
No quiero perder a esas mujeres que no conoces, a esas que solo me atrevo a mostrar cuando escribo. No quiero perderlas por una vida cómoda, en que te sea fiel eternamente y tú accedas a todos mis caprichos.
Dame guerra mírame, aquí estoy.

¿Por que es tan difícil verme si dices que me amas? Entonces ¿qué amas de mí si no puedes mirar dentro mío?
Si aplaudes de saber que puedo escribir historias que los otros interpretan, pero que tu…que tu jamás lees.
¿No seria genial, poder mostrarte por completo a la persona que dice que te ama? Entonces ¿por qué volteas el rostro si confieso mis amores, mis errores, toda esta mierda que soy? ¿Por que prefieres no leer esa parte?

Quisiera que me dejes ser más de lo que soy.

Que me dejes crecer, hasta terminar de conocerme. Y no te equivoques, no amo a los poetas, ni a los que escriben, ni a esa sarta de artistas fracasados como los puedes llamar alegremente. No es por eso que escribo, ni por eso que leo. No.

Yo amo a gente de carne y hueso. Que tiene el valor de vivir lo que yo escribo. Que sale a la calle y vive esa vida heroica de la que yo escribiré mas tarde. Que vive con tanta fuerza, tanta pasión…, sin miedos, sin nada que los ate a este mundo.

Amo lo que soy cuando soy a tu lado....ja!

¿Quién podría hacerme decir eso? El amor es un camino largo y tortuoso, donde nunca te debes conformar con menos.
Con alguien que te dé todo y sea incapaz de hacerte soñar…o aun peor…incapaz de acompañarte a que tus sueños se hagan realidad.

No me conoces, ni puedes hacer que broten de mí todas esas mujeres que aun no conoces, me intentas dar calma, tranquilidad, silencio. Te olvidas que quiero mover el mundo. Que con una sola palabra, yo podría levantar tu mundo y hacerlo volar en pedazos…imagínate, si lo intento.
Imagíname, que todos mis yo te pudieran amar algún día. Eso es a lo que te niegas, cuando estás conmigo. Eso es de lo que intento escapar cuando camino a tu lado.

Empezando el Lunes

Disfruto escribir, este año solo he hecho eso. Escribir casi 500 páginas de mi vida interior, de mis

emociones…mi ego mas intimo visto desde todos los prismas.

Disfruto escribir, pero creo que ninguno de nosotros se imaginaba cuanto.

Tal vez si me pagaran por escribir, ya no seria tan divertido. Tal vez…es solo una suposición.

He descubierto que gozo d pequeños placeres, como escuchar música a solas, mientras escribo.

Como caminar cuadras de cuadras en busca de un dulce que sepa a canela, solo para comer un

bocado y guardarlo luego en el bolsillo.

En esos momentos, pienso que nadie podría entenderme, ni llegar a conocerme, porque yo

apenas lo estoy haciendo.

He descubierto, por ejemplo, que disfruto cortando el tomate en delgadas rodajas, al llegar la

noche y ponerle mucho limón y mucha sal, para comerlo luego, a escondidas. Con el corazón

palpitando por ese placer que no se me permitía hacer de niña.

Escurrir luego, todo el jugo en mi garganta, hasta que mi cara cambie de expresión por lo ácido

que es. Ese es mi pequeño placer, algo oculto, tonto, insobornable.

Disfruto de pequeñas cosas, que me hacen sentir boba de solo contarlas.

Este año he podido superar todo ese karma de decir siempre las cosas correctas para dar la

mejor impresión y de poder confesarme (tamaño error) cosas que podrían llegar a

avergonzarme severamente, si no las estuviera escribiendo desde la otra orilla del mundo.



No sabia quien era, ni que quería, hasta hacer este viaje de pesadilla al interior de mi misma,

para sacar lo peor…lo mejor de mi…simplemente, lo cotidiano.

Siempre rodeada de tantas personas, jamás supe realmente que me gustaba, hasta hoy que

anoto mentalmente los detalles que hacen de mi vida una odisea feliz o infeliz. Esos pequeños

detalles, que me enamoran de mi misma y no dejan que sucumba a la completa locura, que

pareciera ser el diagnostico de vivir en soledad.


*Oíste la música que acompaña a la promoción de nuevas series en Warner? Es buena inicia como hindú termina con gritas flamencos. Es realmente buena.

domingo, noviembre 05, 2006

Cartas de Domingo

Tengo dos correos oficiales, uno para la familia y otro para el trabajo. sin embargo,
jamás los reviso. Siempre están llenos de lotes de correo, o de esos correos en cadena, que me suelen enviar mi familia y amigos. Odio recibir esos correos, abrirlos como archivo adjunto y esperar una presentación de power point que me quitará 5 minutos de mi precioso tiepo creativo, los detesto.

Le he dicho a mi hermana que si tanto le gusta enviérmelos, al menos escoja solo los de
contenido "maleado", entiéndase por esto, aquellos de humor negro que puedan hacerme reir
por un buen rato. Ella ha entendido. Una vez a la semana reviso todos esos archivos adjuntos
y me rio un buen rato. Por momentos me toma la tentación de enviarselos a alguien más, pero
no cedo. En primer lugar porque odiaría enviar correos con mi nombre real y en segundo porque
no deseo aumentar el tráfico de internet con esa clase de misivas.

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Hoy revisé mis correos "oficiales". Están llenos de gente que se consideran mis amigos, o de los compañeros de la universidad o de algunos cursos. Siempre hallo nombres graciosos en los
mensajeros, lo que me obliga a ver de quien se trata. hoy por ejemplo había uno con una frase

"Donde no hay incendios, no hay heridas mal heridas..."

¿qué rayos significa eso?

Parece que la gente se desanima del ingenio con el que se colocaron su primer NICK y ahora lo cambian por cualquier frase estúpida que le revuelva los sesos a la gente normal, que no entiende el lenguaje subliminal de la estupidez humana.

A veces hallo frases larguísimas en otro idioma. Me imagino que es alguno de mis viejos amigos extranjero, pero no. Son algunos de mis compañeros de idiomas que no llegaron ni siquiera a tercer ciclo, colocando una frase en francés que ocupa casi 3 líneas y de cuyo significado no tengo ni idea.
¿Cómo hace para escribir semejantes cosas?

tengo una amiga que coloca frases en portugués que siempre me parecen obscenas, ignoro porqué. A veces pienso que en Brasil se valen de esa h intermedia en todas las palabras para ocultar algun significado genital.

Si, ya sé parezco quemada. Pero tendrían que ver esas frases...

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Yo no escribo frases en el MSN. Antes lo hacía en el Gmail, para cuando tenía que hablar con alguien y que supiera que llevaba rato esperandolo (a).

(Que cínica soy al colocar esa (a) jamás espero hablar con mujeres...)

O en esas raras ocasiones en que peleaba con el Sánchez y no deseaba hablarle, asi que solo nos dejábamos frases ponzoñosas, que al final no eran tales; eran solo una excusa para hablarnos de nuevo y reirnos por ese mal intento de ofensa.

Es divertido hablar con el Sánchez, me pregunto que estará haciendo. Vendría en diciembre para hacer nuestro tour de comida, pero parece que le cambiaron el aserrín a ese laboratorio donde vive/estudia/trabaja y ya no lo veo nunca.

Extraño al sánchez, que raro, será que yo ya no vivo/estudio/ni trabajo en ninguna parte.

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Yo tengo 2 correos oficiales y 3 no oficiales. En los últimos 3 tengo alguna fauna de amigos virtuales con los que ya no hablo mucho. Es raro, pero ejemplarmente nadie me envía correos en cadena a éstos, en donde figuro como Laura La Necia.

parece que saben de mi mal genio y solo me escriben en circunstancias especiales o para comentarme acerca del blog.

Entro periodicamente al Gmail y me deprime ver que en lugar de los correos de A. ahora solo hay correos spam, casi 20 por día, invitándome a probar viagra o a visitar la página de Calamaro (fue una mala idea entrar a comentar/burlarme en el blog de Calamaro) lo bueno es que ahora me llegan avaneces de sus discos o de sus videos...Si al menos fuera guapo el tío...

Envidio a A. acaba de comprars el CD que yo quería, aquí está su música, es el de Pamela Peru Blues.
genial, genial...suave como debe ser la música los domingos.

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Últimamente no me anima entablar una charla de mas de 3 líneas con mis amigos por el MSN.
A veces simplemente quisiera no entrar, pero ya sabes, hay alguna esperanza de que alguien no esté tan aburrido y puedas hablar mas de 3 líneas con algo de gracia.

Odio las charlas lentas, me pongo muy hiperactiva cuando escribo. deseo que me respondan velozmente...bueno eso era antes...Ultimamente hablo con RK y hay lapsos de casi 5 minutos en que no nos hablamos y a pesar de ello la charla sigue siendo entretenida. Me agradan sus caritas o las flechas que pone para señalar que me entendió la idea.

R.K es genial. me deja escribir y leer otros blogs mientras hablamos, me siento muy cómoda, muy fresca, muy serena.
Ojalá nunca se entere que soy una bruja...o ya lo sabe? ¿Y no teme convertirse en sapo? Who knows?----> WTF Knows?

Antes solo hablaba para hacer juegos de palabras, practicar el humor negro, jugar a las ofensitas inteligentes...ja! es cansino todo eso ( ¿ves que cambié mi inefavble "cansador" por el "cansino" que sugiera la RAE?)
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He estado algo mal durante la semana, tuve miedo. Pensé que no saldría de esa. me abruman las migrañas, siento a la muerte tan cerca, que al día siguiente todo me parece bello.

Antes sentía que la migraña sería un impedimento para trabajar como médico. después de la medicación quedo como un trapo que aunque recupera al cabo de dos horas la conciencia, no puede levantar ni un músculo, ni hablar. cautiva de su propio cuerpo adormilado.

Sin embargo, en la carrera, descubres que mas de la mitad del personal médico sufre de migrañas de mayor o menor intensidad. Cada quien te recomienda su propio "cóctel lítico".

Una vez, en una crisis, me tuvieron que inyectar analegésicos por ambas venas y por último colocarme Diazepám intramuscular. Luego mi novio me llevo a casa y yo no sabía donde estaba, que pasaba. No sabía nada. Y él lloraba y me acariciaba el cabello.

Por eso supe que siempre estaría sola.

Nadie querría pasar ese tormento conmigo. Nadie entendería ni sabría que hacer. Solo él.
Antes me deprimía pensando que me quedaría sola como un perro.

Ahora pienso, que no es tan malo. Aun no.

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Hace mucho que no escribo directamente en blogger. Pero cuando escribo en casa, en word, con la laptop y el silencio reinante, siento que escribir fuera una obligación...un trabajo.

Aquí, lo hago por placer, acabo de ir a comer unos tallarines chinos de muerte. Sin cargos de conciencia, ni pensar en calorías. Amo la comida china. es genial.

pero odio la comida china que hacen Chile, esa si que no me gusta. En Santiago, puedes comer la mejor comida rápida del mundo, pero no comas comida china, da asco. ese Arroz Chaufán deprime...odio la comida que deprime, por eso no puedo ir a restaurantes vegetarianos, termino llena, pero me voy triste.
A veces pienso que los vegetarianos son personas tristes, pero a vecs la Zaferson me demuestra que no...solo son pèrsonas chifladas.

A veces me levanto soñando con unas empanadas llenas de queso derretido, o uno de esos completos con hot dog que ellos llaman vienesas y con mucha mayonesa encima. Me admira que no sean obesos los chilenos, con esa comida en solo 2 semanas puedes aumentar 10 kg.

lo que no tienen en Chile, son esas carretillas con zumo de naranja que te lo hacen "al toke"...vaya! ese zumo de naranja me transtorna la vida...pero debo llevar mi propio vaso, me da asco tomar en esos vasos de vidrio opaco. Me da desconfianza el vidrio opaco y beber en la calle.

perop para eso existen los antibióticos...o los antipsicóticos...

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Este mes espero que me operen mis ojitos. odio los lentes, son un símbolo de mi encierro mental, de Mi No al Mundo, de mi vida en sacrificio por el Claudio. Me los compré con él, esa última vez que nos vimos. Eran preciosos, entonces. ahora no me gustan. Ya no los necesito, a él tampoco.

Mis lentes me dan superpoderes, puedo mirar lejísimos con ellos, hallar una estación de metro a cuadras de distancia y leer letreros que nadie mas lee. pero cuando me los quito, no veo nada.

M e he acostumbrtado tanto a ellos, que ni en casa me los quito. Que me veo al espejo y no puedo enfocar bien en donde maquillarme, así que debo acercarme mucho al espejo, a vecs empaño el espejo, de tanto acercarme.

A veces entro a la ducha con lentes, o me emjabono la cara con los lentes puestos, como hoy.
Sin lentes, me siento desnuda, insegura, que no soy yo.
Por eso es momento de operarme. Por eso, y porque ya he rayado las lunas de policarbonato de tanto limpiarles el rimel que se les pega en las lunas.

Mis pestañas empañan las lunas y quedan con manchitas negras. entonces siento que el mundo estuviera con un disfraz de dálmata, lleno d epuntos negros tapando las imágenes cotidianas.
debo operarme, lo sé.

pero no quiero viajar.

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Buenos Aires es un buen lugar, eso dicen. No sé. Prefiero visitar las ciudades como pobre, con mochila y hablando con full gente. de solo imaginar que iré en onda fashion, preocupándome por los zapatos, la ropa, o el lugar, me siento insegura.

Insegura como caminar sin lentes, esa no soy yo. siento como si todos supieran que estoy fingiendo, que es la primera vez que ceno con una servilleta bordada en las piernas o que es la primera vez que bebo vino,
por eso "seguro que me embriago".

No, solo ocurre que el vino me pone con las mejillas muy calientes y pensando en sexo los primeros 10 segundos. Luego me adormezco rapidamente y dejo que hablen de lo que sea, sin responder a nada. Por eso no acepto beber vino. M e siento estúpida...estupidamente feliz, como para que lo vea cualquiera.

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Oye, ya me debo de ir. hay una oferta de zapatos y sabes como amo probarme zapatos y si son de tacón mucho más, de esos que aun no sé como manipular para caminar sin que me duelan. De esos que me aumentan como 10 cm y me hacen sentir bien sexy bien mujercita, pues mejor.

Sabías que peso los zapatos en la mano antes de probármelos? Que peso toda prenda antes de comprarla? Soy medio...casi maniática...pero eso no se lo confieso a nadie, dejo que caigan en la red, pensando que soy una buena chica...una buena chica.



Nos vemos, besos.


Lo olvidé...sabes? Ayer vi ese film, ese con Jim Carrey y Keith Winslet..."Eternal Sunshine... de una mente sin recuerdos" es bueno, me agrada. me agrada cuando carrey deja de hacer muecas y puede actuar como un hombre cualquiera lleno de pesares. Lo debieron nominar al Oscar...en fin. No me agradó el final. Fue casi feliz...tu sabes...no me agrada cuando algo termina perfecto, presiento que en 5 segundos, se quebrará, será irreal, fútil...prefiero los finales abiertos...No sé, a lo mejor solo yo entendí ese final como casi feliz...Bah!
otro beso .




Dimanche

A veces, estoy como hoy, tranquila. Me agrada esta casa, con todo a mi disposición y sin
nadie cerca para decirme que hacer. Es un bonito departamento, el mejor de los que haya
tenido, pero a veces…simplemente me siento como en una jaula dorada.

Paso tanto tiempo aquí, que a veces me olvido como es el mundo allá afuera, el estrés de
movilizarme en buses o de llegar temprano a alguna cita. Todo está tan cerca, que solo
necesito salir a caminar. Yo camino. Camino mucho. Eso me hace bien, escribo mentalmente mientras camino, es algo que practico desde niña. Voy contándole a alguien más lo que veo, lo que me admira, sus relaciones conmigo, lo que voy sintiendo mientras camino. Sin embargo la mayor parte del tiempo la paso aquí, en mi pequeño universo donde tengo todo, para protegerme de todos.

Podría perfectamente poner una cámara que me filme las 24 horasdel día yendo de aquí para allá, con los libros en la mano, con la taza de agua pura que tomo cada media hora, con el cabello atado con lo primero que halle a mano, incluso un lápiz.

Pero seria un video aburrido, la mayor parte del tiempo, estaría solo recostada en el piso,
intentando hacer abdominales o sentada en el sillón, escribiendo las bobadas que pasan por mi cabeza. Sería un video aburrido, de alguien que se interna cada dos semanas aquí, para estar lejos de todos. Que recibe llamadas telefónicas, ayudándola a sobrevivir, que compra
vegetales para el día y cuyo máximo placer es ver un plato bien arreglado antes de almorzarlo a las 3 de la tarde. El exhibicionismo en su máxima expresión. A veces me río de mi misma, pero siento que le tengo que sacar provecho a mi vida extraña. Podría vender el video por Internet, allí siempre hay gente loca fisgoneando la vida de los demás. Seria mas divertido con otro protagonista, pero tu sabes, esto es lo que hay.

Nada más.
Un beso, debo irme a duchar.

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...