miércoles, diciembre 29, 2010

La Mujer de 30 Habla

Preferiría que habláramos con un café en la mano, pero son las 2 menos veinte de la tarde y me siento tan cansada. La luz se filtra por la persiana que vuelve el día en noche y desde el pequeño salón se oye música de esa que yo oigo, pero siempre me dicen ¿Y eso qué es?

Me pregunto entonces, ¿Tan rápido se fueron los 80´s, los 90´s? ¿Por qué existen las canciones que nadie oyó a tiempo? ¿Por qué vienen a casa personas que jamás las oyeron?

Me dejo llevar por la música hasta que llegue ese momento imprudente de la honestidad brutal en que me atreva a decir realmente como me siento, mientras tanto escribo y voy decidiendo si esta será una carta privada o un post.

A veces cuando la madrugada está tranquila y ya me he cansado de revisar todo lo que debía revisar, leo post pasados míos y de otra gente, leo sus comentarios, veo en líneas eso que pensaban y me dan ganas de llamarlos y de decir cosas como: disculpa por no haberme dado cuenta a tiempo lo lindo que escribías. Disculpa por no haber llamado cuando tal vez lo necesitabas. En fin, disculpa por querer vivir mi vida y olvidarme de la tuya.

Hace poco volví a hablar con un amigo del que sin darme cuenta había revisado alguna charla perdida x msn de varias líneas candentes y cómicas. Qué tipo tan sexy pensé, que pena haberlo perdido. Lo busqué por aquí y por allá, para cuando volví a encontrarlo, ya ninguno de los dos éramos los mismos. No que fuéramos peores o mejores, sólo habíamos cambiado y el nexo se había perdido. Me sentí una divorciada sin sexo de consuelo. Me sentí algo sola, pero eso suele pasar y se olvida. Soy buena para olvidarme de mí.

Me abruma no el envejecer, sino el perder a las personas que quiero en ese interín.

Intento asirlas,

a veces es tan difícil.

Si un beso hiciera posible retomar una relación yo lo daría, me dije. Más la vida no es así de simple, el mundo rueda y la gente rueda también, cuando te encuentras en la próxima vuelta de camino, debes tener mucha suerte para que las cosas sean igual que antes. ¿O es que tal vez yo vivo añorando ese recuerdo perfecto que me hace imposible abrazar el presente de una manera real?

Me agrada tener amigos, soy amiga de mis ex. Me encanta cuando la gente pasa a ser ex, alguien que te vio desnuda por dentro y por fuera es inútil que pueda rechazarte, me digo. Así que a veces salgo con mis ex. Y a veces también me entristezco cuando veo que su vida la construyeron de mejor forma sin mí, que hicieron algo que yo no puedo hacer, cerrar los ojos y ser constante con algo/alguien.

Lo siento, pero cuando sientes que una relación está en el borde del conformismo, yo zafo. Y zafo bien. Por eso de las relaciones me gustan las primeras citas, las primeras veces, las primeras frases y luego…Bueno luego, no sé si soy yo o es él o es el amor que no viene con garantía de fábrica, pero todo se echa a perder y a la mierda. Yo zafo.

No te mentiré, a esta edad me comienzan a dar ternura las campañas publicitarias de familias felices, con hijos bonitos y casa bonita, luego reacciono, eso no existe- me digo. Entonces sigo viviendo, tratando, intentando.

Me gusta la vida de soltera, no le soy infiel a nadie, más que a mí misma. Porque un día sueño con uno y hablo con otro y tomo café con alguien más. A la cama es probable que me vaya con alguien y sin embargo ese alguien no es para tomarlo en serio y voy viviendo así, cada día a la vez.

¿Cómo haces para conocer tanta gente? Me dicen

No sé, yo no salgo. Y en realidad no los conozco ni ellos a mí. Sólo somos amigos de paso, nadie se confiesa nada realmente importante, solo hablamos y ya. Es rico tomar café, ir al cine y oir música en vivo en algún bar aguardientoso. Es rico hacer el amor. Es rico escribirte. Oír música, comprar zapatos.

No puedo abstraerme a esta vida si no hay algo que realmente me llame la atención para hacer las cosas diferentes. Si no existe alguien que me mueva a cambiar mi vida, si en realidad yo no lo deseo.

¿Qué por qué las relaciones duran tan poco? No sé, yo no tengo las respuestas. Hago el amor si me da la gana y busco no tener remordimientos si es que esa relación no funciona luego.

Las relaciones no son para buscar matrimonios, son para buscar algo que te falta aquí dentro. Para encontrarte a ti misma- repito a mis amigas obsesionadas por una relación que les mejore la vida, algo estable que les permita dejar de buscar.

Yo no tengo las respuestas, pero creo, que es bueno si primero te disfrutas a ti misma, te abandonas a esos pequeños placeres de engreírte, te masturbas y encuentras cual es el punto que te gustaría que tocaran durante una relación. Si ves películas y lloras, si puedes irte de viaje. Si haces esas cosas que parecen huecas para la gente que vive la vida de a dos, pero son fundamentales para la gente como yo, que no podría vivir de otra manera que no sea así: Viviendo por vivir. Viviendo simplemente.

lunes, diciembre 20, 2010

"La Niña Eugenia"

Era en ese crudo espesor de las madrugadas sin sueños en que la niña Eugenia se acercaba a la ventana esperando respuestas. Yo la veía de lejos acercarse a los cristales con la bata rosada entreabierta mostrando aquellas tetas que ocultaba durante el día a los hombres lascivos que visitaban su casa fingiendo condolencias.
La niña se enojaba mucho luego de esos abrazos pegajosos, de besos toscos que le estropeaban el maquillaje. Su ropa de amargo luto se ajaba con cada apretón de aquellos tíos, abuelos, primos que venían para ayudarla. Ella se había quedado sola decían, ¡pobre niña soltera en esa enorme casa de la Av. Balta!

Las pálidas manos de la niña que jamás había hecho otra cosa que escribir poemas de amor y novelitas cortas, se gastaban ahora tratando de hacer adornos de flores de papel para las coronas de caridad con las que se ganaba la vida. ¡Qué triste oficio para alguien tan bonita! Comentaban de nuevo los vecinos y entonces la niña Eugenia sacaba de sus mejillas un rubor que yo no le conocía ni en la cama cuando me pedía que le gritara aquellas cosas feas que no se les dice a las señoritas decentes.

Pero ella siempre me pedía y yo le gritaba así fuerte, porque en ese momento la niña Eugenia ya no parecía la niña petulante que me mandaba a hacer los recados, a que le llevara la ropa a la lavandería, o a que cortara el césped del jardín de enfrente. La niña de cera a la que yo miraba quieta, contemplando como atardecía desde los jardines colgantes de aquella casa- mausoleo solía derretirse durante el amor, consumida por una llama que desconocían todos los caballeros que la visitaban.
La noche en que la ví por primera vez junto a la ventana, aun los patrones vivían en casa. Yo fumaba esa noche entre ráfagas de canciones viejas que venían de los jardines vecinos. La noche era clara, de estrellas tímidas que podía contar con una sola mano, cuando la vi con la camisola transparente y el cuerpo pálido como la misma luna, apoyada en la ventana dibujando con su aliento nuevas constelaciones en la oscuridad.
Yo me dí cuenta que había crecido, pues ya no era la niña que me arrojaba los libros de punta en la frente, sólo para saber si yo también sangraba como ellos. Claro, niña, a mí también me duele le decía, pero ella se alejaba con esa risita de mierda que le terminé quitando a la primera oportunidad que tuvimos de hacerlo en el cuarto trasero. Esa fue la primera de muchas otras en las que fue ella quien me terminó llamando a hacerle compañía.
No soy ningún canalla, pero a la niña provocaba golpearle la boca cuando comenzaba con sus estupideces y sus risas burlonas. Provocaba estrangularla, callarla, besarla, amarla. La niña jodía para bien y para mal, cuando hablaba y cuando guardaba silencio, si me ordenaba o si gemía, si pedía auxilio o me pedía más. La niña, la niña…



Cuando los viejos murieron en ese accidente la niña dejó de llamarme a su cuarto. Creo que pensó que era hora de sentar cabeza y acostarse con alguno de esos niños rubiecitos igual que ella que visitaban la casa para fumarse porritos al lado de la piscina.

A lo mejor y hubiera sido bueno que se case, pensaba yo jalándomela rabiosamente en el fragor de su recuerdo sudado con la camisola rosa y su cara de virgen de estampita. Que se case y que se vaya para siempre, para que yo también me vaya de esta casa, a la misma mierda me vaya!
Pero no se fue, ni me fui yo. Ella seguía sin casarse con nadie y yo adorándola de lejos, esperando una sóla señal de su dedo para acercarme mansito a besarle las manos picoteadas de agujas y sangre. Luego ella ya hacía el resto, ¿quien no habría escuchado sus gemidos, sus gritos, esas órdenes y esas súplicas que nos dábamos en el cuarto trasero? ¿ Quién no habría fingido que no sabía lo que le pasaba desde que se fueron los viejos, o desde mucho antes? Si lo sabré yo!
Pero de lo que pasaba dentro de su cabeza medio loca nadie sabía. Yo podía dominarla mientras cogíamos, pero era en esa palidez pétrea junto a la ventana en que yo me daba cuenta que poco o nada la conocía. Que ella era majestuosa sin necesidad de tener nada, que tocar palpitante su interior durante el sexo era apenas un espejismo idiota, que duraba segundos. Ella estaba tan lejos y yo aquí muriéndome bien cerca.



La madrugada se cortaba de sombras y de sonidos raros y ella seguía ahí inmóvil en la ventana, a medio vestir como esperando algo que no llegaba. A veces yo tiraba el cigarro y me daban ganas de saltar todas las cercas, de ir, de sacudirla por los hombros para despertar a la niña sonámbula de la bata rosa… pero era inútil, yo sabía que no era mí a quien esperaba, probablemente porque ella, la niña, ya no esperaba nada.

miércoles, diciembre 08, 2010

No debería escribir cuando estoy bebida, o cansada, o con sueño, o sin ánimo. Pero me estoy probando, como me pruebo la mayoría de veces a lo alrgo de la vida, en el amor, en el trabajo, en la persistencia.

Me pregunto si Rafa esperará esa carta mía, somos tan buenos para esto que me lastimaría mucho el escribirle una mala carta. ¿pero qué es una mala carta? Hablarle como le hablo a mis amigos, haciendo bulla, haciendo broma, sin nada consistente para decir? Hablarle, simplemente.

Eres la persona más honesta que conozco suele decir. Lo suelen decir varios y yo me pregunto, si yo que me miento tanto suelo ser honesta, entonces ¿qué es lo que da la demás gente?
Yo sólo  les doy mi rabia, mi depresión, mi adrenalina, mis ganas de ser amada. Yo les doy, a esos hombres un poco de mi alma, pero sólo Rafa mi amigo Rafa podría ver cuán real soy yo, porque él logra verme o eso creo, él me ve como yo quiero verme, como yo me veo. Hay tantos hombres haciéndote sentir necia, otros tantos, haciéndote sentir más de lo que eres, de loq ue puedes ser, otros tantos idealizándote, que es agradable, que alguien pueda verte en su justa medida.

Estoy cansada, se me cierran los ojos. Estaba ensayando, pero hoy mi mente y mi corazón están secos, mis dedos rendidos, mi cuerpo cansado. Quisiera escribir eso que me hace despertar, pero tal vez debería dormir hasta que sea necesario volver a soñar.

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...