martes, junio 13, 2006

Poniendo el Pecho


Lo peor que me pasó llegada la pubertad no fue la menstruación, fue tener que usar sostén. Eso acabó con la libertad de mi cuerpo, fue el primer símbolo de que yo era una mujercita que debía ocultar su crecimiento.
Las demás niñas hablaban de que usaban "formador" y yo no entendía la palabra, que la relacionaba con algún aparato de ortodoncia. Creía que a mi jamás me pasaría eso; pero un día mis pechos empezaron a crecer y dos botones asomaron tímidos bajo la blusa escolar, sin que yo pudiera hacer nada al respecto. Quise usar camisetas, frotarlos para que los pezones no estuvieran puntiagudos, pero nada daba resultado; del tamaño de dos chapas de coca cola, mis pechos empujaban por ver la luz. Yo me mantuve terca en no usar nada debajo de la blusa, pero los muy canallas seguían creciendo. Lo peor de todo: Dolían.

Si, recuerdo ese roce doloroso contra la camiseta escolar y mojarme con agua fría en las noches, para que dejaran de doler por el roce contra la ropa. Finalmente tenia que usar esa tortura que se llamaba "sostén formador" y que mis demás amigas lucían con el orgullo de adultas; y es que ya me era molesto correr y que dos masas se movieran ajenas al resto de mi osamenta.

Mi madre me compró el sujetador blanquísimo con tirantes de sesgo, que pretendía amoldarme las mamas en su sitio para el resto de mi crecimiento y que yo no sabía ni como ponérmelo sola. Batallé un par de minutos, pensando si acaso el hecho de no haber jugado PLAYGO de mas chica fuera la causa de que no pudiera armarme con ese lío. Finalmente lo tenía puesto y me sentía mas incómoda que con corsé ortopédico, los tirantes ardían, el broche dolía y toda mi piel se resistía a usar esa especie de arnés para caballos al que yo no le veía gran utilidad.
Juro que intenté un par de semanas, pero no podía. Al menor descuido me ocultaba a rascarme la espalda en el baño como si fuera un perro sarnoso. No entendía porque mis amigas no se quejaban y llevaban esa tortura con la dignidad de alguna virgen que camina rumbo al sacrificio.

Era tanto el tormento de andar con el bendito sujetador que un día me lo quité y lo tiré al fondo del ropero. Me juré no volver a usarlo más, así tuviera que vendarme los pechos para seguir jugando. Las vendas eran mejor que ese sostén horrible. Odiaba esa forma puntiaguda que tenía, como si fuera un molde para dejarme las tetas en forma de cono, que ahora se coronaban con un par de pezones en punta de flecha, que atacaban a todo aquel que se acercara a abrazarme. Me imaginaba llegar a los 15 años con los pechos dignos de algún video de Madonna, puntudos y amenazantes.

Por suerte encontré algo mejor que las vendas, oculto en el cajón de mis hermanas que ya estaban estudiando fuera. Era un "strapple", uno de esos sostenes sin tirantes que se usan para ir a las fiestas, suave y sin costuras; tenía además , unos diseños dorados en la parte superior que lo hacían ver como una especie de bikini. El único problema es que me quedaba grande y que mis pechos ahora, no tenían nada que los sujete y caían con su rostro deprimido apuntando ya no al sol, sino al sur. Pero no me importaba; aun desconocía que uno de los peores traumas para una mujer es sentir sus pechos caídos en la edad adulta.
Así que me dispuse a usar el strapple en vez del formador. Ahora mis amigas durante las piyamadas me envidiaban por usar un brassier de señoritas, que jamás les comprarían sus madres, acostumbradas al típico formador blanco de tela con rosita en el medio diseñado para niñitas buenas.

Pasado el tiempo, yo no veía muchos cambios apreciables y aprendí a usar unos sostenes algo mas suaves que ya no me herían tanto los hombros con sus ridículos tirantes. Digamos, que mi piel se hizo mas resistente al roce, el problema era en verano con la insolación en la espalda y tener que usar ese arnés que te define como mujer. A mi la menstruación me venia irregular a esa edad y no me preocupaba mucho como algo que marcara mi femineidad, pero lo de los pechos !me estaba volviendo loca!

Lo peor vino luego, cuando al promediar los 15 años en las clases de gimnasia al muy original profesor de deporte, se le ocurrió ponernos a trotar frente a la clase de hombres. Ellos trotaban y raneaban, nosotras igual; el problema es que sus miradas se veían diferentes y todos se acomodaban con un tic raro los pantalones holgados de deporte. Por algún motivo todos tenían risitas y algunas de las chicas entre ruborizadas y contentas, también.

Luego entendí el motivo. A todas las chicas los pechos nos rebotaban como globos sueltos bajo la camiseta de deporte, pero a quien mas le rebotaban era a mi. ¡Maldición! Era la primera vez que notaba que mis amigas tenían los pechos como esbozos de limoncitos bajo un adecuado sostén de deporte y los míos bajo mis sostenes sueltos para evitar el roce de los tirantes, ya iban del tamaño de mandarinas con movimiento independiente!
Claro, que no faltó alguna que ayudara a los chicos a burlarse, imitando mis saltos astronautas y a mis pechos desafiando a la gravedad. Yo sudaba sangre, por la rabia y la vergüenza, pero pronto cobraría venganza.

Los chicos también tenían lo suyo; bajo su buzo suelto, ciertas prominencias antes móviles saludaban ahora, dignamente la salida del sol. Los chicos carraspeaban y se acomodaban el buzo, pero cuando tocaba el momento de hacer "planchas" y apoyarse en el piso sobre la fuerza de los brazos, para evitar el roce al piso, cierta parte media de su cuerpo se oponía y sobresalía amenazante desde su pelvis.

Todas las chicas se reían y comparaban a cual de los chicos le rozaba primero al piso, fijándose en "cual carpa estaba mas levantada", aunque ellos intentaran ocultarlo.
Terminada la clase de gimnasia, ya todas teníamos una idea mas clara de las proporciones de cada quien y que eso del tamaño del zapato no es siempre cierto...

Con el pasar del tiempo yo descubrí que la talla de zapato si podía equipararse a la anatomía de la mujer, en este caso, al pecho ideal. Así, mis amigas que tenían pies pequeños y eran algo bajitas, calzaban alrededor de 34 o 36 y esa era también su talla de brassiere. Yo calzaba 36 y en algunos zapatos hasta 38, así que hasta esa talla llegué en el crecimiento de mis pechos.
Debo decir que mi familia se caracterizaba por ser media zapatona y yo me alegré de quedarme en esa talla 38 que no era ni fú ni fá.
Una de mis hermanas ostentaba un maravilloso 40 rumbo al 42, que intentaba ocultar bajo todos los abrigos y overoles posibles. Un día, recuerdo que me dijo: " yo te admiro…realmente no se como puedes caminar mostrando tus pechos en polos pegados sin temor a lo que te diga la gente, yo he tenido que usar siempre holgada, para evitar esas vergüenzas"
Yo me quedé pensando. Aunque no lo pareciera, claro que me importaba evitar esas vergüenzas. Cada vez que caminaba tenia que cuidarme de lo que pudieran decir los zanganos que estuvieran parados esperando el autobús. O en los bailes tener que cuidarme de no sacarme la casaca tan temprano o no saltar mucho con las canciones que quería. Peor en los conciertos! siempre con alguien al lado para que no hubiera ninguna manito queriendo comprobar si eran de verdad o de plástico…o peor ¡que fueran tetas de esponja!

Tenía varias amigas que usaban esos sostenes con relleno de esponja. Se les veia muy atractivas. Como yo odiaba las costuras en la prenda íntima, una vez opté por comprarme uno que parecía ser mas cómodo que los míos. Ya venía con la forma del seno y todo, listo para colocárselo y que no se noten bultos bajo la ropa ( los sostenes de encaje son una joda para usar con blusas delgadas). Eran perfectos! el color, la textura, la uniformidad y la forma…lo único que salía sobrando eran… ¡mis pechos! Joder! Esos sostenes los diseñaban para chicas con pechos diminutos y los míos salían sobrando por todo lado. Por suerte, la glándula mamaria, se amolda y apachurra a lo que sea, incluso a ese nuevo arnés que era esponjoso por dentro y bastante firme por fuera.
Mi novio se burlaba diciendo, que ese sostén parecía el escudo de Xena la Princesa Guerrera. Que estaba bien para mirar de lejos, pues se me veía súper sensual en camiseta…pero cuando se acercaba, parecía que tocaba el pecho de un maniquí. Y claro! Si solo le faltaba hacer toc, toc, en las susodichas bubbies amoldadas por el infame sostén sin costuras!

Un día me enteré que a mi los sostenes me quedaban anchos porque tenía que vigilar el tamaño de la copa. ¿Que carajo era eso? Lo único que entendí fue que la letra A, B o C que seguía a la numeración de la pieza en cuestión se refería al ancho de la espalda y que yo compraba los con B de bestia, que me quedaban anchos y eran para una tía con senos de tamaño de naranjas y espalda de albañil! Que debía usar copa C para senos grandes y espalda delgada y que me debía ajustar mucho para que los pechos quedaran altivos y no me pasara la menopausia enrollando las tetas bajo las blusas.

Me pasé años buscando un brasiere ideal, sin costuras que hieran, sin tirantes que se rompieran cuando bailaba, sin broches difíciles... A veces hallaba el ideal pero se deformaba pronto con el uso o ese modelo pasaba de moda y lo sacaban del mercado. Al final me sentía con los senos horribles y quería ponerme una manta encima. Recuerdo que incluso llegué a querer diseñarme uno, modelo todo terreno: Cómodo, sin costuras, que sostenga el peso de los pechos sin herirme los hombros, que sea de color ( odiaba esos blancos, negros o cremas dignos de tía casada), bonito y sin adornos extras…en fin, que ni pidiéndole al hada mágica, existía el dichoso elemento a la vez confortable y de seducción. Debía comprar uno para cada situación y quedarme con las ganas de querer quemarlo luego.

Finalmente hallé los satinados sin costuras y de breteles anchos que me salvaron de una vejez deshonrosa de pechos mirando al suelo.

A lo largo de mi vida, mis pechos me trajeron mas de una desazón y casi me provocan una joroba, en el intento de caminar agachada y que no se notaran, para no sentir los ojos de la gente mientras caminaba de la pubertad a la edad adulta. Luego me di cuenta, que tal vez fuera lo mas femenino que tenía como mujer y que ya no debía avergonzarme si asomaban bajo la ropa. Que ya no debía ocultar algo que era mío, igual que mi nariz, mis ojos o mi cabello. Sin embargo, aun sigo admirando y envidiando a aquellas que nacieron con pechos pequeños y que ahora lucen pechos perfectos, gracias a su cirujano. Jamás usan sostén y no se preocupan porque se vean caídos, pues la verdad, esas siliconas jamás caen, sea cual sea la posición en que se pongan las mujeres, un día de estos los harán de un material que sobreviva a la bomba atómica y ahí si me imagino los melones de Pamela Anderson, rodando a solas por un planeta despoblado.

El sostén acabó con la libertad de mostrar mi cuerpo libremente, me hizo volver algo tímida y huraña en mis primeros años, aunque en los últimos tiempos la exhibición de estos ha sido mi mejor forma de burlarme de los complejos con los que lidié toda la adolescencia. Ahora entiendo a las chicas que se los quitan en los conciertos para mostrarlos sin culpas e incluso con orgullo, ojala yo pueda hacer lo mismo antes de llegar a los 30 sin que la gente me abuchee por considerar los pechos plásticos y de apriencia perfecta, mejores que las mamas péndulas y naturales, amoldadas a arnés y paciencia.

22 comentarios:

Edem dijo...

Es lo que me gusta de ti, Laura. Nos das, (por lo menos a mi), una vision de las mujeres que los hombres no podemos ni sospechar. Esa era una de las preguntas que siempre quise saber sobre las mujeres. Que como podian ponerse esos instrumentos de tortura. Yo me pongo una camisa ceñida y no me gusta... no me imagino llevar el sosten todo el dia.
Como decias en otro post, debe ser cosas de ser mujer. Pero en serio, ese mundo insospechado es algo que nosotros deberiamos saber.
Creeme que ahora miraré distinto a las mujeres (no lo entiendas mal, no es lascivia ni nada parecido, solo con "otro punto de vista").
Por cierto, una pregunta que me tiene algo escamado... porque una mujer en ropa interior trata de taparselo si sale a la vista, y una en bikini en la playa hasta parece orgullosa de mostrar sus... "atributos y formas"?.
Una vez mas, gracias por tu blog y tu mundo, por mostrarnos esas cosas tan intimas.
Un saludo de Edem.

Maik Pimienta dijo...

Es que no entiendo lo de los sostenes. Para mí el único uso correcto es cuando se quita y deja seguir su curso a la naturaleza y a la gravedad. Ý no andes chepada que por lo que se ve es para estar orgullosa. Un bheso guapa.

Edem dijo...

Es una de las cosas que, los hombres, o no sabemos, o no queremos saber. Son cosas que nos preguntamos pero que nunca preguntamos. Al igual que, que se siente al llevar faldas,los tacones, el depilarse, porque van juntas las mujeres al baño, o que se siente al ser mujer.
Son cosas que en el fondo queremos saber pero que no nos atrevemos, verdad?.
Yo si, pero como ya tengo fama de loco y poeta, pues...
La verdad, leo algunos blogs, pero este me gusta porque es sincero, y me enseña partes de las mujeres que atisbaba, pero que realmente no conocia. Claro, a quien le vamos a preguntar?. A la vecina?. A la madre?. Que va.
Y asi nos va, creo...
Sigue asi, Laura.
Un saludo de Edem.

Unknown dijo...

señorita Hammer, interesante comentario cuando vuelva a apreciar unas mamas, pensare en otras cosas distinta a su textura y firmeza.

Por cierto por estos lares las cosas son algo distintas en estos momentos, según los comentarios, se compran mas prótesis en Venezuela que en Francia, aunque sin temor a equivocarme en Brasil compran muchas mas.

junio dijo...

Osea que desde niña eras ingenua con ganas de ser ingeniosa. Lástima que no hayas logrado diseñar el molde ideal. Por lo demás la naturaleza es sabia y lo que tiene que ser bello termina siéndolo. Es cuestión de no desesperarse.

Unknown dijo...

Eres genial Laura!
Me he divertido mucho leyendo este post. Realmente muy bueno.
Me sentí identificada en cada palabra, frase y situación descrita.
Para mí también fue una tortura china pero recuerdo a mis primas que lo veían como la maravilla del mundo y me decían "que ya estaba siendo una señorita". ¡Qué señorita ni ocho cuartos! Ya no podía corretear por el jardín y por la casa porque el "formador" me fastidiaba terriblemente.

Y como dice Edem, gracias por este blog tan genial Laura.
I Love U!!!!!!

Laura Martillo dijo...

Bueno, querido Edem, eso depende...yo he llegado a pensar que si tu ropa interior es bonita, hasta da gusto mostrarla.

Recuerdo que antes si el viento me levantaba la falda quería esconderme detrás de una piedra. Un día me di cuenta que si tenías una ropa interior de la cual sentirte orgullosa no había que poner caritas ruborizadas. Incluso los hombres agradecen el gesto y mas de una vez alguien ha lanzado un piropo suave y lleno de coquetería. Recuerdo incluso un aplauso...jaja...es que los hombres cuando se les da por ser caballeros, son adorables.

---->Maik (con h):
Esa expresión tuya me ha hecho sonreir, pues si, a veces tanto adorno y tanta hojarasca en el pastel solo sirven para apreciar lo apetitoso del contenido luego. Pero no nos quites la ilusión pues! Tanto trabajar en dominar el arnés y ahora usarlas sueltas...ya no vale!
Tienes razón, ahora hasta me siento orgullosa.

--->Mr. Metacid:

Tengo claro que en Brasil el consumo de cirujanos y siliconas es tremendamente mayor...pero es que mire! con esas caderas que tienen las garotas, Dios tuvo que dejarlas algo planitas de arriba para que no volvieran locos a los hombres...claro...la samba bien bailada equiparó todo y los dejó locos igual... Uhmmm...como que me meteré en uno de esos salones de baile, a ver si me va mejor.

--->Junio:
Si supieras que de niña ya estaba por ser diseñadora! Cosía como loca y siempre diseñé mi ropa...claro al inicio me vestía misma "lauricienta" y es que la gente no entiende lo visionaria que pueden ser las niñas Ingenuas e ingeniosas!




---->Diva:

Verdad que eran una tortura? Lo peor recuerdo que cuando una trataba de correr con la pieza en cuestión, el formador se subía y acababa arriba por el cuello y a las finales todos notaban el collar blanco asomando por encima de la ropa y las chichis afuera!

nah, mujer, gracias a ti por ser tan efusiva...a ver si un día mandas esas delicias que preparas.

Ce pequeño dijo...

Sí, sí me divertí mi Laura.

Pude ver ese zangoloteo y ese crecimiento y florecimiento de esos pechos.

No fue necesario imaginarlos.

Ubérrimos.

Es increíble cómo tus palabras pueden sentirse, es como si tuvieras también un "formador" de imágenes y éstas se fueran ajustando a las palabras que fluyen de ti, de tus dedos, de tu maravillosa imaginación que combinas deliciosamente con el recuerdo.

Me hiciste recordar con la descripción que haces del tamaño de los senos, una historia de un hombre que relacionaba todo con esa parte, adorable parte femenina.

Ví desfilar limones, mandarinas, melones.

Y merece atención especial lo de la clase de gimnasia... es cuando términos como arrecho quedan tan bien, se comprende que existan en la lengua peruana que cada vez me atrae tanto.

En verdad que me tenías con una sonrisa que iba creciendo casi igual que -con respeto-, lo hacían tus pechos en el relato.

Una gran sonrisa.

Te mando un beso con esa sonrisa dibujada.

XIGGIX dijo...

sobresaliente el texto, me has hecho reir pq de niño, mi mejor compañia de travesuras, era una niña igual de hiperactiva q yo; entre acantilados, muros y arboles, fui testigo de sus "pesares" conforme iban creciendo, y se pusieron mas interesantes para otro tipo de "travesuras", jejeje

George dijo...

Está muy bueno esta site. Todo lo que uno aprende en estos blog. Y si tu lo dices entonces debe ser cierto, debió haber sido una tortura, el usar formador y luego todo un periplo por encontrar el brasier perfecto.

Saludos.

Deicidio dijo...

Jajajaja cague de risa. A mí también a los 15 me abultaba el buzo un camote que saludaba y se movía, algo difícil de controlar. Son situaciones muy incómodas, mi vieja me compró un suspensor pero igual, no podía evitar lo evidente.
Saludos!

Laura Martillo dijo...

---Ay mi Ce! yo solo escribo, tu pintas belleza...asi que no te me vengas con tanta sencillez ahora! que un dia de estos dejo de hablar de mis recuerdos y retomo los cuentos, que es lo que me hace una micra mas feliz, porque ejercito mi Yo dormido. Lástima que esa alegría de finalizar un relato de personajes ficticios sea un placer egoñista que comparto con pocos, como tu, por ejemplo.
Un abrazo de los colores de tu bandera!

----Freak: ya bájeme las letras.

---- Iggix: si querido amigo, ya me imagino en la clase de "tetaciones" que habras estado implicado, mientras crecias.

Que bueno q a pesar de lo extenso te haya parecido divertido.



----George:
Claro, el seudonimo me ayuda a ser honesta y no ocultar nada. Cuando quiero inventar escribo en tercera persona.



----Chinasky:
Si pues, a esta edad esas cosas ya dan risa y uno se libera contandolas...Cuando nos escribes sobre tu suspensor? Tengo curiosidad.


---peregrino:

asi que fantasía erótica, no? Que se cuiden las verduleras entonces, porque me imagino que correrás por un par de frutas maduras que te devuelvan a la pubertad perdida.
Un beso



----

Jersson Dongo dijo...

Laura,
siempre, siempre me haces recordar a alguna amiga con algun problema, comentario asi de interesante, o con esas cosas que me hacia conocer un poquito mas a las chicas...

y claro, recuerdo haber escuchado del "dolor y los problemas"

Un Saludo.

diego dijo...

No sé si soy yo quien se agobia pero siempre me parece que hay un transfondo angustiante.

novivo dijo...

Me gustó el post. Cuando empezamos a crecer nuestro cuerpo experimenta cambios, que a menudo son molestos y cambian nuestra forma de vida, pero luego aprendemos a superarlos y a vivir con ellos.

saludos...

Laura Martillo dijo...

--->Jersson:
Si, son recuerdos de chicas, que parecen demasiado cotidianos para ser escritos. Pero, ya ves! Lo que hace el ocio...


--->Diego:
Si, de hecho, siempre hay un transfondo angustiante en mis historias; pero ya conoces mi forma de asumirlo todo: Burlándome.


--->Sr. Bruñulf:
Digan lo que digan, a mi ese texto suyo me ha parecido apreciable...digno de seguir leyendo...digno de pedir repetición. Gracias por enviarlo.


--->Novivo:
Si, todo es un proceso...lo mas evidente son los cambios corporales, pero los cambios en la personalidad son aun mas profundos.

Star fan dijo...

Los post largos se me hacen dificiles, pero con este llegué hasta el final, felicitaciones muy entretenido,

XIGGIX dijo...

oeee!! q, llego la censura?

Laura Martillo dijo...

Cual censura?? Solo se borró la imagen...demasiado radiactiva.

Alfredo dijo...

los hombres la tenemos facil

no nos depilamos nada, no tenemos pechereques, aunque algunos necesitan formadores jajajaa, y no tenemos menstruacion

y vestirnos... eso es lo mas facil

lo que encontremos

RONNY dijo...

Esta Excelente tu punto de vista . A ti y a todos los que visitaron y comentaron ets Blog los invito a comentar mis espacios en www.milenceria.blogspot.com ahi tengo muuucha informacion sobre EL SOSTEN espero sus comentarios

TINTA DEL CORAZON dijo...

wau 28 comentarios de tus pechos!! ademas de levantar carpas levantan el rating de tus lectores,ja
jamas lei tanto sobre los pechos que significan y conllevan para una mujer
siempre crei que tus pechos eran el monumento mundial de la lactancia,,ni un palabra de amamantar un bebe en el post,,

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