domingo, noviembre 30, 2008

Y afuera quien se ríe?

Esa frase se me vino a la cabeza mientras caminaba hoy. A veces las frases te atropellan cualquier otro pensamiento que haya en la cabeza ese momento y dado que mi cabeza ya estaba harta de pensar, parece que la frase cobró importancia sin proponérselo.

Afuera quien se ríe? Afuera, dónde afuera? Ahora mismo estoy deambulando por las calles con la tarjeta cargada dispuetsa a hacer compras inútiles para sentirme bien. Afuera, es la calle entonces? O es el afuera de mí?

Fuera de mí hay muchas personas pasando hoy, es domingo y caminan despreocupadas con el cabello recién lavado o uno que otro atuendo que trata de homenajear a un verano que no termina por llegar a Lima. Fuera de mí, está la vida de mis amigos, de mis padres, de mis ex (es una nueva categoría esa...se puede considerar amigo a un ex?) fuera de mí, porque en realidad no me importa mucho, es decir, la suelo ver tras una persiana, tras un filtro que decide cuando quiero o no enterarme que pasa con sus vidas, que tribulaciones les han ocurrido esta semana. Fuera de mí, signigfica, simplemente, fuera de mis pensamientos importantes.

Cuáles?
Tengo realmente pensamientos importantes? A menudo no.
Pienso mucho mientars camino, o cuando como sola, o cuando me dirijo de un lugar a otro, sin saber bienq ue busco. Pienso cosas, recuerdo cosas, hago relaciones de palabras viciosamente y de frases de libros o canciones, pienso en mí. Nada mas que en mí. El laberinto de pensamientos de un ser egocéntrico no es por y para los demás es simplemente uno y su relación con el resto. Las cosas solo cobran importancia si se relacionan con uno. Lo demás es obsoleto.

Quién se ríe?
No sé porque se me ocurrió esa frase, tal vez era el inicio de una historieta y no me di cuenta. Pero cuando me preguntaba quiénes? Pensaba en todos esos quienes que acechan mi soledad. Esa gente de la que olvido fechas de cumpleaños, números de teléfono, o que necesitan de mí. La gente se acerca sólo cuando necesita de tí. Yo tambien lo hago no los juzgo, pero cuando la gente se me acerca pidiendo consejos, o contarme algo íntimo que no tiene que ver conmigo, prefiero obviarlos. Obviar cosas, borrarlos de mí, sentarlos afuera. Ellos hablan, yo pienso mis cosas. Yo recuerdo sueños o hago relaciones inverosímiles de figuras de la calle con caras de ficción, con personajes. Yo prefiero vivir en mi mundo. La gente me habla, en realidad nunca estoy ahí.

En el trabajo, si. Cosa extraña. Oigo millones de historias a diario, 2 0 3 frases te bastan para saber que tipo de persona tienes enfrente, imaginarte su familia, sus vicios, sus miedos. La gente va donde el médico como si este fuera un confesor. Obviamente siente que solo les confiesa síntomas y enfermedad, no saben que en cada gesto, en realidad lo están confesando todo. están abriéndose como flores para un buen observador. Por eso la gente cree que sé tantas cosas, yo no sé solo me las dejan ver. Como a un adivino le vas enseñando tu destino y él solo traduce lo que tu esperas oir, yo voy descifrando que viene luego. Cómo cuando se que tipo de gustos tiene determinada persona, cual fue su película favorita, que color lo hace sentir bien, que tipo de mujer le agrada. Son cosas que la gente deja ver, yo solo las recojo y armo tramas, aprovecho la ocasión, juego con eso. En mi estado mas inocente, solo cuento historias. En mi lado mas peligroso, podría manipular realidades...Uuuhhh...qué miedo dan las mujeres cuando hablan así, parecen unas malditas paranoícas todas, pero vamos, yo no he descubierto al pólvora, son solo las habilidades de un buen observador.


Y afuera quién se ríe?

Tal vez cuando me atropelló esa frase, sabía inconcientemente que afuera alguien se burla de la persona de aquí adentro, de la persona que no sale a flote. Tal vez sea ese miedo a saber que siempre hay un Quien y hay un Afuera para echar a perder todo, la serenidad, la calma, esa tendencia a la nostalgia que nace conmigo. Siempre hay una risa, una burla, un ente que no entiende porque existe la gente como uno. Gente perdida en los intersticios de sus propios pensamientos, que maquina sin darse cuenta finales desgarrados a historias simples. Gente como uno, sin mucho que contar, excepto cosas muy suyas, cosas como las heridas a su ego, cosas que a nadie ataén mas que a uno. Cosas que se deben callar para dar paso a charlas mas interesantes, que hacen sonar a uno mas normal, mas equilibrado, mientras aquí adentro la vida sigue transcurriendo sin tiempo en pequeñas espirales de recuerdos y esperanzas.

martes, noviembre 25, 2008

Tengo 8 minutos.
8 minutos para escribir una respuesta, una carta o el final de un cuento q ya lleva 8 semanas ahi metido en las ranuras de mi mente.

En cosas como escribir o hacer dibujitos, nucna me pongo plazos, tiempos, límites de horas...pero ahora...no sé, a lo mejor temo extenderme, decir alguna tontera, ponerme algo sensible.

Hay días como estos, esos días de los profundos cambios de ánimo, de las añoranzas o de la risa sin causa. Aun me molesta estar a mitad de una carcajada y ser sorprendida por un pensamiento triste, una evocación al pasado, una foto mental de lo que nunca sucedió.

Es increíble que el pasado se componga mas de imágenes de lo que una quiso creer que de lo que realmente sucedió. Extraño es mirar atrá y no distinguir el límite entre la realidad y la ficción. A veces despierto con la certeza de que me han amado desesperadamente, otras veces me doy cuenta que solo fui yo. Que las demás personas solo tuvieron para darme el reflejo opaco de lo mucho que yo di. Es malo eso? entregarse tanto a una ilusión, que no permitas al otro dar nada más que reflejos opacos?

2 minutos.

Tengo 2 minutos, para enviar un cable a ninguna parte y esperar una respuesta que dudo si llegara. Ya no tengo certeza de nada excepto de la fuerza de los sueños, que hacen que pase por la vida viendo las calles doradas, el cielo color vainilla, las manos de mi madre con olor a hierbabuena y sentir que mi csa, esa vieja casa es el subamarino que me oculta de cualquier tempestad.

Salgo a flote y me hundo de nuevo...son estos días tan raros, previos a desangrarme y morirme de nuevo. Son estos días tan raros.

Me excedí un minuto. Creo que no dije nada.

lunes, noviembre 17, 2008

La Nariz

Sentada en el banco de a clase, me detengo a mirar mis pies absorta en la pedrería de mis nuevas sandalias hindúes.
- Bonitos pies-me dice alguien.
Sin levantar la cabeza le digo que No, que los odio, que de buena gana me los cortaría, ella- pues es una ella y no un él, la dueña de ese comentario, sonríe divertida y añade
- Yo si me cortaría la nariz.
Volteo a mirar a la joven que se ha sentado junto a mí y veo su perfil perfecto dibujado sobre el atardecer que ahora cubre los amplios ventanales del edificio antiguo que nos rodea.
- Tu nariz es bonita- digo yo-no entiendo porque podrías odiarla.
- No odio a mi nariz, odio a su función y a todo lo que conlleva- agrega en un tono melancólico. Yo sufro de hiperosmia- agrega con cautela, mirando a todos lados como si se tratara de una maldición antigua.
- ¿Hiper qué? Repito yo.
-Hiperosmia, la facultad de percibir los olores con más eficiencia que los demás seres humanos. Pero...¡eso es grandioso! reparo yo.
- ¡No! te equivocas, tener hiperosmia es peor que tener unos pies feos, me dice.

Entonces, yo escondo los pies enfundados en pedreria, por debajo del banco de madera y me detengo a escucharla. Los siguientes minutos la joven me contará sobre sus tribulaciones por ser dueña de una nariz tan especial, sobre lo terrible que es ir por el mundo sabiendo a ciencia cierta a que huele cada cosa, prediciendo que persona viene, que es lo que trae metido en el bolso o si se bañó o no. A mi me parece una historia divertida, pero ella me la cuenta entre triste y enfadada. Parece que tener ese “Don” la molestara sobre manera.
-Podrías dedicarte a sommelier, le digo yo para animarla. Ella me dice que no le interesa, que el olor a los vinos, quesos y vinagres solo le puede provocar cefaleas insoportables que la sumen en curas de sueño si recibe la medicación adecuada o en absurdos ataques convulsivos, si no tiene una pastilla a mano.

La joven se mueve en el asiento y yo pierdo de foco, su mirada, su cabello rojizo, su porte diminuto, su boca que hace pucheros al terminar cada frase como si fuera solo una niña pequeña. Toda mi atención está ahora, en esa nariz perfecta, que nace por debajo de sus cejas y se levanta al cielo respingada y alerta, como un pálido grumete en lo alto de un barco.

-¿Algo de ventajoso debe tener haber nacido así, no?- le digo, cuando me termina de contar que es la única de su familia con esa habilidad que le ha causado pleitos épicos por opinar acerca del olor a la comida de su madre, del perfume de sus cuñadas o de los calcetines de sus hermanos.

-Sí de hecho tiene ventajas, puedo percibir olores que nadie más percibe, me dice serenando su cara-Puedo percibir la mezcla de la hierba cortada aderezada por el aroma de la brisa marina. El perfume de las frutas maduras en el mercado, del melón calameño mezclándose con el durazno. Del maracuyá y la lúcuma serrana, de las uvas recién traídas en canastos de mimbre desde Ica. De las sandías maduras, cuando comienza el verano. De los anticuchos tostándose sobre los braseros al llegar la noche; de los hombres con colonias que se desvanecen con el primer sudor de vergüenza al saludar a una mujer; de las mujeres seguras con champús frutados en el pelo caminando por plena avenida, antes que los floripondios regalen a la tarde su último aliento.

Termina de hablar y noto que ha cerrado los ojos. Por un momento yo también. He imaginado a la ciudad nueva con todas esas fragancias que yo olvido de percibir siempre. Con toda esa gente de la que ella describe sensaciones solo por el olor que desprenden. No puedo evitar decirle que ahora su hiperosmia me parece algo mágico.

-Es mágico mientras no te subas a ascensores llenos- sonríe- mientras no vayas a tiendas que están en rebaja... Es mágico mientras no entres a perfumerías caras o a la sección de detergentes; o cuando no cruzas Lima de cono a cono sobre una combi repleta a mitad de febrero con todas las ventanas cerrada. Es mágico mientras no tengas ganas de sexo.

¿¿Sexo?? Repito pasmada. No puedo creer que también eso sea una desventaja.

Y entonces me cuenta que durante años no pudo tener novios porque siempre les hallaba un olor especial o en el cuello o en las axilas que la sumiera en el total desencanto. Que podía creer estar enamorada hasta que el día menos pensado el tipo acudía a la cita con un olor a ajo que emanaba de sus dedos, fruto de trabajar en cocina. O de acetona y bencina, si es que el tipo trabajaba en algún laboratorio.
Lo peor de todo era cuando ya estaba por dar el si y ese día sentía en las manos del hombre elegido un fuerte olor a mariscos, similar a toda la costa del Callao concentrada debajo de sus uñas, fruto de quien sabe que maniobra de dígito presión, que a ella le causaba más arcadas que deseo. Pero finalmente un día conoció a alguien con características similares a ella.

Ambos se cuidaban de no usar perfumes fuertes, del detergente a usar para lavar la ropa, de que no hubiera ni ajos ni cebolla jamás en su cocina y de que ni una gota de vino osara romper el equilibrio de aromas de su nido de amor. Él no sólo la comprendía a la perfección, sino que gracias a ese poderoso olfato tenía una perfecta guía geográfica de sus puntos mas erógenos y sabía exactamente el momento en cual cojerla o no cojerla, guiado solo por ese olorcillo tan sutil que humedecía sus ropas cuando ella ovulaba.

Todo parecía felicidad, excepto por el pequeño detalle que Miguel- así se llamaba- no solo era un amante detallista y complaciente, sino el peor de los celosos. Dueño de un olfato aun más fino que el de ella, podía deducir por el olor de su ropa sus periodos de estro, sus cambios hormonales, su atracción más mínima por cualquier hombre que pasara a su lado, solo ayudado por ese olor que cubría sus poros, cuando ella veía a algún hombre atractivo.
Fue en ese periodo que la relación se hizo insoportable, no podía salir a la calle de brazo de Miguel, sin que éste intuyera minutos antes, aún que ella, que su cuerpo ya estaba secretando cientos de hormonas por el simple roce de olores con alguien del sexo opuesto. Por ese olorcillo que cubría sus poros como un sudor invisible, fiel indicativo de que el eje de ella estaba dirigiéndose a otro hombre.

Esos paseos por la calle desencadenaban en Miguel escenas dignas de un Otelo, que gritaba y golpeaba, y ella un odio creciente a ese hombre que días antes amaba con todo su ser.

-Lo llegué a odiar tanto que solo podía imaginar su muerte cada noche- me dijo mientras sus labios se tensaban en un gesto de rabia y dolor. No sólo tenía mejor olfato yo, sino que ahora lo utilizaba en mi contra ¿entiendes? Mi olor me delataba siempre-dijo, mientras se volvía a mirarme con una expresión que me hizo recordar al mas inocente Norman Bates.

-¿Se separaron?- pregunté con cautela, mientras pensaba que esta mujer diminuta, por sus gestos y sus reacciones, podía corresponder perfectamente a la imagen de una asesina en serie.

-No; él murió hace un mes- me dijo. Mis vellos se erizaron de inmediato, pude sentir que ella acababa de oler mi miedo, cuando volvió a mirarme.

-No te asustes, no lo maté yo... fue el tumor-agregó con bajando los ojos.

Al parecer Miguel poseía un tumor en medio de su cabeza que le ocasionaba esa sensibilidad al olor cada vez más aguda y que finalmente le había provocado esos celos que rayaban en la locura.

Su don, motivo de orgullo, lo llevó finalmente a la muerte- me dice, sin poder ocultar ese beneplácito que le da el saberse única. Era obvio que un hombre como él no podía tener un don así, de manera natural, no? No hubiera podido resistir el peso de vivir con esa virtud...

¿Y tú, no tienes miedo, que sea también un tumor lo que te causa esa “virtud”, la hiperosmia de la que hablas?- digo después de un largo silencio que solo los autos a lo lejos rompían.

-No, tonta! es que lo mío si es un Don auténtico- dijo ella, mientras olfateaba los restos de la tarde que moría sobre nosotras.

domingo, noviembre 16, 2008

Sobre el horóscopo chino y tonteras similares

Estaba pensando en los bueyes, en las cabras, en los caballos, en toda esa fauna detrás de los horóscopos chinos, en todo ese simbolismo mágico de descripciones que podemos interpretar a nuestro antojo.

Yo, entre mucho de los defectos de los que podría acusárseme un día conocí ese mundo de erróneas interpretaciones al que llaman zodiaco, fue de casualidad y al igual que los sueños o las historias de ovnis, me atrajo en el acto con esa circunstancia morbosa de deleitarme con cosas que mi lógica no sabe explicar.
Es una característica que me guardo de andar mostrando, porque ¿para qué mostrar nuestras manías en la primera cita? Pero es cierto, desde que leí esa descripción de la cabrita (el animal por el cual dicen que me rijo) me encantó en el acto que no solo era el más femenino y maternas de los seres, sino que terca y de cabeza dura podía sacar de su sitio a más de uno.

¡De quién se podría decir eso más que de mí! ¿Es que acaso yo no me solía calificar así delante de mis nuevos amigos?¿ No solían decirme ellos mismos “Tierna y terca a la vez”?
El resto de descripciones me encandilan como si fuera una niña, que si la mayoría de seres con los que me topo quieren darme su protección, que mis bríos hacen que no termine nunca nada, que debería dedicarme a las artes, porque en cuestiones prácticas salgo perdiendo…En fin, estaban describiendo los chinos esos, a la bohemia indecisa perfecta a quien el amor debía corresponder siempre, pero que siempre elegía entre los animales- ups! -hombres equivocados…

Detesto a la genet que habla de fantasías y de zodiacos, pero internamente me agrada leer no el futuro sino lo que se escribe sobre el pasado de la Cabra, que en buenas cuentas, no sería sino caer en una estupidez similar. Futuro o pasado ¿qué importa? Una mujer que se identifique con un animal lleno de cuernos y patas duras, ya debe estar mal de la cabeza, seguro es una mujer que anda berreando por algún lugar su desventura. Seguro es una mujer medio loca…

Bueno ¿qué puedo hacer? Así como hay gente que se acerca a ti y sin querer te enseña sobre vinos, sobre libros, sobre algo de historia. Está la gente que sin proponérselo te introduce a ese camino del esoterismo y de los simbolismos al mejor antojo de postor. Y yo claro, buen animalito dócil, caí en el hechizo olvidando mi testarudez de siempre, de que el mundo se mueve según la lógica y al diablo con el resto.

¿A qué venía todo esto? Ah, si, por supuesto. A que sin querer esa manía me haya hecho preguntarme entre sueños a qué clase de animal ladino corresponden mis nuevos amigos ¿Una inteligente liebre?¿Un sexual caballo? ¿Un manso buey?
Pero adiós conjeturas, mis amigos actuales nada que ver con animales chinos, porque aquí en Lima de M.. las leyes se trastocan y mis amigos andan más marcados por símbolos más peruvianos como las del huidizo cuy, el cachondo pollino o el torpe marrano. Es decir, en este mundo mío- el hospitalario, me refiero, tan falto de misticismo y de creencias inútiles, si yo tuviera que encajar en un animal, probablemente ya no sería la inquieta cabrita de la que hablan con tanto cariño los chinos, sino algo mas correntón, algo que genere desconcierto, en resumen algo más parecido a una simple chiva loca.

viernes, noviembre 14, 2008

Espejismos de retorno a casa

Lima tiene un clima raro. A veces en medio de la vorágine de movilizarme de un lugar a otro, la termino confundiendo con otra ciudad. Cualquier otra, a veces totalmente surrealista con su neblina eterna y su cielo color panzeburro; es entonces que comienzo a ver con extrañeza las ventanas de los pisos superiores, las cornisas gastadas, los balcones en herrumbre albergando fantasmas de otra gente.

Pasa que miro y de pronto la ciudad es simplemente otra. A veces, una ciudad inexistente, que sirve de escenario a mis pequeños dramas personales, un escenario gris por supuesto, con la única finalidad de que brillen un poco las historias que me ocurren. Lima, una ciudad que debería tener aroma de fruta pero que usualmente no huele más que a la descomposición de todas sus glorias muertas.

Hoy por ejemplo al volver a media tarde con ese sol que no es ni fu ni fa, con ese airecito que ya dejó de ser frío, con esas nubes que se despedazan con timidez en las puntas de los edificios, en esas calles medio vacías con gente que camina adormitada después del almuerzo, pensé no que estaba en Lima, sino en la ciudad de mi infancia, mi pequeña ciudad.

No recordé ningún hecho en particular, ninguna anécdota que pudiera ser contada, simplemente se me vino fuerte, como una bofetada ese clima que inundaba las tardes de una primavera que empezaba, allá en los días en que Setiembre era un mes de flores y el verano siempre comenzaba en Diciembre. Esos tiempos en que nadie hablaba de calentamiento global y que se sabía de siempre que el año 2000 sería el fin del mundo. De mi mundo.

Eran los tiempos en que las estaciones estaban bien marcadas, así como las fechas de aniversario o las fiestas de cumpleaños. Todo tenía un lugar en el horario de mi vida, todo tenía un tiempo. Los campos comenzaban a quemarse en marzo para el inicio de la siembra y ese ambiente de humo cargado y tierra removida, generaba entonces aquel dolor intenso en la boca del estómago, esa angustia por volver a clases, ese tormento de ser separada de la familia de nuevo. Por volver al colegio, ese circo romano en miniatura donde siempre se lucha a solas.

A veces pienso que toda mi vida ha sido marcada por eventos de separación que tolero muy poco. Eventos de separación que tardaré en digerir años, meses o toda la vida. No creo pues, que sea solo azar, el hecho de nacer jalada por las patas dos semanas después de la fecha esperada. No creo que sea azar que toda la vida he deseado volver al lugar seguro y tibio donde la oscuridad me albergaba como una semilla que jamás quiso ser fruto.


Vuelvo atrás en mis pensamientos y me hallo de nuevo en mi ciudad de calles pequeñas, que para ese momento consistía en mi universo extenso de peligros en cada esquina. Vuelvo a la puerta de mi casa, a esa reja detrás de la cual veía pasar a los niños rumbo al colegio, haciendo muecas para sacarme la lengua al mirarme.
Horas de horas, tratando de digerir la idea de no ser aceptada, pensando en que debe haber algo en mí que al resto no le agrade ¿mi físico? ¿mi miedo? ¿es que acaso podían oler ellos mi miedo de salir de casa entonces?

¿Puede una niña de 5 años sentir eso? ¿Sentir que no es aceptada?¿Que mas allá de las puertas de casa hay un extenso mundo en donde la gente no le profesará más que insultos y burlas? Un mundo al que deberá adaptarse como si no importara.

¿Puede ser tan sensible un niño? ¿o ya era vieja entonces? Como ahora, como hoy que siento que he pasado por las pieles de muchas mujeres, sin darme cuenta y que he vivido muchas vidas bajo un mismo cuerpo que conserva la misma expresión ingenua de entonces, pero que por dentro alberga historias que da miedo incluso contarse a si misma.

Lima, a veces se llena de un clima raro, una brisa que no es más que el aliento marino de muchas eras antes de nosotros, de muchos peces prehistóricos, de mucha tierra que antes fue océano y hoy solo es desierto ante los ojos. Un desierto que promete espejismos, ficciones, esperanzas de hallar un algo que no existe y que sin embargo impulsa a seguir adelante, ingenuamente adelante.

jueves, noviembre 13, 2008

El Blog


Hoy vi mi nombre por ahí agregado a una frase que decía relatos y literatura.

¡Qué mentira mas grande!- pensé yo- ¡Qué publicidad mas engañosa!

De 100 cosas que escriba, apenas si serán 2 algo de relatos y cuentos, cero literatura.


Hace tiempo, cuando empecé a escribir me generaba la misma molestia ver un cuento mío publicado cibernéticamentre y que al lado figurara la etiqueta: Blog Personal. Me sentía tan estúpida, tan poquita cosa, escribiendo aquellas tonteras.


Etiquetas, pues. Sólo publicidad engañosa.


A estas alturas de mi vida probablemente mi etiqueta sería que escribo Relatos Personales, eso sería lo mas cercano a lo que hago, cuando estoy sola y lleno esta página en blanco. Cuando quiero ejercitar los dedos, desaguar la mente, ahorrarme el psicoanálisis, dejar las pastillas, purgar culpas, olvidar la migraña. Eso pues, nada más.



Hoy vi mi nombre ligado a un recuerdo, mi imagen diluyéndose en colores y música de la que ya no guardo registro. Hoy vi mi nombre ahogado en esa mancha húmeda que deja la luz al marcharse de la tierra.

Vi mi nombre, pero no supe quien era.

miércoles, noviembre 12, 2008

La Chica Migraña escribe


Estoy en un estado posmigrañoso, en el que mi mente y mi cuerpo se hallan agotados y a la intemperie.

Danger! No cruzar la línea.

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No sé a qué se deba mi migraña de esta mañana, si todos estos días han sido de una felicidad perfecta, si he estado alegre, divertida, hablando hasta por los codos. Si he gozado de una felicidad que ya parece irracional y sospechosa en mi habitual modo de vivir la vida. La felicidad que he experimentados estos días, no tiene culpable, comenzó el domingo y aun desconozco la causa. Simplemente el domingo desperté y todo estaba anormalmente positivo, todo parecía ser causa para sonreír y festejar. Es extraño. Ésta felicidad me toma por sorpresa porque llega a ser tan perfecta que en otro día que estuviera mas acuciosa y sin los efectos de los sedantes, tal vez tomaría por Felicidad Sospechosa.


Decía que me desperté con migraña, pero la verdad, es que fue ella quien me despertó hoy. La sentí como un dolor súbito e intenso, muy parecido al de un pico que te va desgarrando los sesos. Pico, vaya palabra, esta semana se me ha aparecido ya 3 veces en mi vocabulario. La primera, cuando un drogadicto- el Loco del pico debería llamarse- nos amenazó a todos mientras viajábamos en la combi. Yo me sobresalté igual que todos al ver su cara asesina junto al cristal de la ventana, me sobresalté más porque hubiera sido irónico que Laura Martillo muriera a causa de un pico. Más irónico aún, porque Laura Martillo la del ex novio chileno muera literalmente clavada por un pico (pene en jerga chilena) mientras va a reunirse con otro.

El hecho es que como decía, amanecí con ese dolor punzante, intenso e inhabilitante esta mañana y no pude sino sentir rabia. Rabia, porque hace meses o años que no despertaba por una migraña, porque de inmediato pensé en qué tipo de sueños había tenido, peor aún porque no los recordaba y, ¡mucho peor aún! porque desde que salía con el gurú me había vuelto esa manía de recordar mis sueños.
Llevaba años curándome de esa manía de averiguar en mis sueños la razón de las cosas, del futuro, de mi pasado. Años sin contarle a nadie, que soñé esto o aquello, esa ansiedad de saber que algo malo ha pasado con otro alguien, a quien he soñado y por el que no he podido hacer nada, había vuelto a mí.

Llega a mi cabeza esa frase de: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, como la de los superhéroes, pero a mí solo se me ocurre, que aparte de usar un traje chistoso ajustado al cuerpo, tener super poderes no conlleva tanta diversión como parece, si siempre tienes que estarte ocultando o no puedes usar tus supuestos poderes para fregarle la vida a alguien.


Bueno, ya me desvié del tema, hablaba de mi migraña de esta mañana, de que no me cedía con las pastillas que tomé, porque ¡no son las mías! Es decir son unas cápsulas verde-cilantro que tomo cuando no hay en las farmacias mis cápsulas usuales bicolores, cuando desaparecen del mercado por un mes y luego las revenden al doble de precio. Por eso hoy tomé las cápsulas verdes y claro, obvio! No hicieron nada, excepto causarme una gastritis, que quería hacerme vomitar hasta el apellido.


En el estado en el que me encuentro mi cuerpo se siente agotado y sin embargo mi mente permanece lúcida y alerta. Al inicio, con pensamientos que surgen y desaparecen de mí, tan rápidamente sucedidos por otros, que ya no parece una continuidad de millones de ideas, sino varias en simultáneo, moviéndose juntas.
Y ahí estoy yo, en medio tratando de dominarlas todas, como perros salvajes en medio de la nieve; solo veo asomar la cabeza de una idea y ya va otra mordiéndome los talones, ya está otra saltando a mi cuello, ya va otra pequeña huyendo de mí, sin entender la pobre yo, de donde vino esa idea ladilla.
Ahí estoy yo pues, tirada en la cama, tratando de dominar mis pensamientos, sin mayor éxito que el de un peruano que juega a dominar perros de trineo (se me vino esa analogíoa poco divertida a mi cabeza, será que también soñé con nieve)

Luego viene el sueño, ese maldito sueño, gracias a todos los químicos que me meto para contrarrestar el dolor, es un sueño falso, un sueño al que mi mente se revela como un animal indómito.
Un sueño que sabe que es ocasionado y no real, mi cuerpo está activo aun, y sin embargo los químicos ya comienzan a bloquear receptores, a enlentecer neuronas a relajar tendones, hay un momento que los químicos vencen, es decir, vencen la primera batalla contra el cuerpo, pero la mente sigue viva. La mente está más viva que nunca y sigue haciendo proyectos, estrategias, sigue buscando soluciones a la vida.

En ese momento de la migraña, podría hallar la solución a la crisis mundial, la vacuna para el SIDA, el origen de Dios, pero como las ideas se suceden tan rápido, no puedo llegar a atrapar ninguna.

El siguiente paso es la Felicidad. Es cuando termina todo, cuando el dolor se va luego de varias horas y mi mente se tranquiliza de su remolino de ideas y fluye lentamente como un manantial, en donde el cuerpo se mueve como un barco lento y pesado entre la gente, encallándose en los mas absurdos detalles como ver las flores o aspirar el aire fresco.

Es el momento en que mi cuerpo se torna lento, mis movimientos torpes, caigo en una somnolencia estúpida, de la que despierto, solo para sentir que la vida es bella, inmensamente bella, aunque no me pueda mover un centímetro para disfrutarla.

El cuarto estado, en el que me encuentro ahora, es el de los ojos pesados. Todo mi cuerpo se siente bobo, pero aun puede funcionar, pero los ojos…ay los ojos! Están estrellados, irritados, con los párpados a medio cerrar, sin embargo la mente, tremenda zamarra, la mente está suelta por ahí pensando historias, imaginando cosas, queriendo aprender, queriendo comunicarse.


Es en esos momentos que hablo, hablo mucho, quisiera contarlo todo!

Hoy he hablado con mis pacientes toda la tarde, pero al final se han ido de alta y yo me he quedado sola, sola y profundamente cansada pero con un montón de cosas que decir, con esa sensación de hiperrealismo en todo lo que veo, toco, huelo o siento. En ese estado en el que podría escribir una biblia entera y sin embargo, los ojos se me cierran, se van cerrando de a pocos y me siento como un minino cansado, que solo quiere volver a sui almohadón mullido volver a la cama y olvidarse de todo.

Fin.




domingo, noviembre 09, 2008

Domingo en una servilleta















La clave sería entonces buena música. Algo fuerte con qué despertar y sentirse viva.
Para mí hoy será Soda Stereo en concierto.
Ya no más música en inglés. No jazz. No Calamaro (aunque con Fitipaldis, no estaba tan mal).No Winehouse.
Hoy solo Soda, como en los inicios.
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Es domigo, envío mi sonda espacial, mi mensaje en una botella al inicio de un domingo cualquiera. No cualquiera, bastante soleada.
La temperatura: Ideal.
Iluminación: Adecuada.
Personaje: Chica Drama, én el momento preciso de Reinventarse.
Estado anímico: El de siempre, pero con más esperanza.
¿En qué?
No lo sé. Por eso la tengo, pues.
Que me queda sino creer en lo que no veo, en lo que no toco?
Es un asunto de fé.
O de locura...¿Cuál es la diferencia?
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Es domingo, el clima me recuerda a mi llegada a Bs.As.
Había un día claro y una brisa fresca similar. Había árboles por todas partes.
Gente hablando raro.
Había medias lunas y café humeante.
Había la esperanza de que él no llegara con 2 horas de retraso.
Había miedo de que ya no hubiera amor.
Bs. As, una ciudad impresionante. Donde no era nadie, nada.
Un grano de arena al viento, un personaje no identificado.
La vida, como en la canción, era color esperanza.
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Es domingo, igual que la primera mañana en Cartagena,
con estado pre migraña como aquella vez.
Pero sin tanto calor, con la misma sensación de hambre.
De un hambre eterna, pertinaz.
Caminar con hambre al super mercado, comprar lo menos caro,
una rosca grande con manjar, paltas ( no recuerdo como las llaman)
una sandía (tampoco recuerdo el nombre, pero tenía nombre de chica)
regresar con jugo, al apartamento y pensar que no es tan tarde.
Que las vacaciones apenas comienzan.
Tirarme a la cama y quedarme dormida con todo ese sol encima mío.
Despertar y ver el mar por la ventana.
El edificio se llama Macondo. Revelador, pienso y salgo a la calle dispuesta a sentir.
..........

Es domingo, en la Tierra del Olvido, mis viejos preparan un desayuno suculento.
Tamales, aceitunas, jugo de melón, o de naranja? Café pasado. Pan con manteca,
una charla divertida para empezar el verano.
Si, el verano. Porque en casa siempre es verano y la arena siempre se filtra.
Porque mi casa no tiene puerta a la calle, es la continuación de un boulevard
por donde pasa mucha gente, arrastrando los pies, antes de ir a la playa.
La chica de Ancón solía llamarme alguien, al ver mis fotos en la puerta de mi casa.
No, esa no es mi casa.
Yo seré siempre de la tierra del Olvido.

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Es domingo en Santiago, el día inicia iluminado, como todas las veces de esas vacaciones eternas.
La luz se va filtrando por las ventanas, pero la pieza sigue húmeda y fría.
Mi hermana, tan linda ella, se acerca con el desayuno en una fuente a la cama.
Mejor desayunamos aquí me dice, mientras oculta sus pies bajo la sábana.
Los niños amanecen despeinados y en mi pieza de muñecas y calcetines de colores,
entran a darme el buenos días con un abrazo puro, que es el mejor que recibo en mi vida.
Quisiera quedarme aquí para siempre, pienso.
Pero nada es para siempre, así que devoro la tostada con mermelada de frutilla
mientras escucho lo que soñaron mis sobrinos.
El niño siempre sueña...y siempre dibuja...y siempre llora cuando alguien se va.
Tal vez sea como yo, pienso y lo beso en esa cabecita de 3 remolinos.
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Es domingo. En Asturias es tarde ya. Pero las ventanas siguen cerradas.
Alguien sueña.
Sueña con este lado del mundo.
Alguien debe soñar con él. Yo ya estoy demasiado despierta, para volver a soñar.
Los euros se acaban en el bolsillo y las salsas en el congelador se quedan a la mitad.
Su habitación se llama piso y él no será jamás un turista.
Hay gente como él que viaja para figurar como Inmigrante, mientras los sueños se cocinan
en una marmita demasiado chica.
Domingo que atardece, que para él se va.
Un domingo que apenas comienza para mí.
...............

Amanece en NY. empieza el invierno, hora de sacar la ropa gris y los abrigos mas oscuros.
Él se despierta con la cara rosada y el mentón pequeño y redondo.
Es noviembre del 2005 y es buena hora para llamarla.
Preparar los huevos tocinos que tanto mal le harán dos años mas tarde.
Volver a la cama y retozar con la idea de que en 3 semanas más la verá por su cumpleaños.
Ella-piensa- debe estar despertando con su carita de sonrisa eterna en la Tierra del olvido,
esa sonrisa que a él le gusta tanto.
Entonces coge el celular y me llama.
-Hola amor ¿cómo dormiste?-me dice entre sueños, después de marcar todos los números de la tarjeta a larga distancia.
-Volví a soñar contigo- le respondo- mientras el pecho se me entibia de saber que alguien a Km. de mí, también tiene sueños conmigo.

..............

La clave de hoy es buena música. Y creer un poco.
En el sentimiento que hace al mundo uno solo
que hace estar en diferentes esquinas de la misma servilleta.
Que hace de un recuerdo la extensión de los sueños.
Volveré a amar alguna vez? Me pregunto.

La respuesta es un sí, sin dudas...un sí en en el que quiero creer.
Me volverán a amar así como ellos sin límites?

Supongo que debo confiar en que si haces el bien, ese te será devuelto.
O confiar simplemente en la entrega de las personas,
en su don de querer creer.

sábado, noviembre 08, 2008

Boca Rota

Llevo la boca rota, no, no es un intento de poesía,
simplemente, que se me rompió la boca
y por la mañana amaneció sangrando, cuando pensé que ya se había curado.
Cuando pensé que ya no se me notaba.

Mi boca, pobre boca, lleva una semana sangrando. Lleva una semana que todos ven mi boca con esa herida en medio justo de su corazón, que me preguntan y se burlan sobre quien me muerde tan fuerte. Sobre quien me hace daño ahora.

Mi boca, pobre boca. Me enseña que hay heridas que para curar necesitan seguir sangrando, hasta pasar por muchas capas de resistencia y de pronto un día despiertas y voilá! ya no sangra más.

Mi corazón es como mi boca, se hace resistente, pero no forma un callo suficientemente duro nunca. Mi esperanza es así, como mi boca. Un fruto suave, que jamás logra marchitarse del todo, volverse duro, siempre hay algo aunque pequeño que la terminará lastimando.

Yo...hoy no estoy triste, es solo éste estado de ser y no ser.

Será que hoy leí ese discurso de GGM y lo envidé por levantarse temprano desde los 17 hasta el resto de la vida solo para escribir historias que harían felices a otros.

Es solo que a veces me entra la duda, sobre si habré tomado las decisiones correctas.

Tal vez haya una misión y un fin en todo, como argumenta el Gurú. Tal vez tenga que terminar este ciclo y logre hacer mas bien que mal en la medicina. Logre hacer sonreir gente, aunque eso- qué pena admitirlo- ya no me haga sonreir.

Una verdadera pena.
......

Mi boca, mi pobre boca, hoy me vi al espejo y recordé cuando alguien me despertaba en la mañana y aun con la peor cara de trasnochada, me llamaba bella. Yo lo oía entre sueños y no le creía, aunque esa frase siempre lograba hacerme sonreir.

¿Qué tendrán las personas? Que dentro de toda su maldad te hacen tanto bien.
¿Qué tendrá la gente, no? Que cuando menos debería quedarse en este mundo, tu terminas luchando porque sobrevivan.

¿Quién soy yo? Yo, para decidir quien se queda y quien se va. Mis decisiones se basan en números, estadísticas, hipótesis, sondeos. Se basan en esa regla de que el que mas sabe siempre debe decidir por el resto. De creer que se tiene la razón, porque alguien debe asumir el mando.

Pensaba en eso. En Comme tout le monde, la película que vi hoy.

En eso y en que los films franceses por mas malos que sean, siempre me dejan pensando.

Que extraño hablar en otro idioma y reconocer frases que pensé estaban olvidadas.
En que la palabra marrocain, siempre sonará perfecta.
En mi manía por deglutir y degustar las palabras, por encontrarles ese sonido y esa cadencia dentro de si mismas.

Las palabras son mis bailarinas y yo soy la coreógrafa, cada vez que escribo un post. Cada vez que enlazo unas con otras para formar una idea. Por eso suena bien lo que diga, aunque a veces no tenga sentido.
Yo sueno bien, ja...casi siempre.


Hoy, creo, escribiré toda la noche, tengo demasiado en mi cabeza y no tengo amigos con quien hablar.

Desperté de mi larga siesta, extrañando con ansiedad el sabor de la Postobón manzana, de su color rosado en el vaso transparente. De su sabor suave y dulzón en la boca. Extrañé estar en otro país, extrañé irme.
Y deseé irme entonces, como lo deseo ahora, a otra parte, a otro lado, a algún lado en donde las cosas si funcionen, o al menos haya un periodo de adapatación en el que si parerezca que funcionan. Extrañé y deseé zafarme de todo esto. De mi misma.

Cada viaje, cada relación es lo mismo. Solo deseo creer y olvidarme de lo que yo pienso, estar allá afuera viendo curiosa la vida del resto y así, olvidarme un poco de mí, de mis dudas, de mis expectativas, de mis temores, odios, de todo lo que sangra.

........

Ay! mi pobre boca.

Intenté sonreir esta mañana y sangro más. Me mojó los dos labios, chorreó un hilillo hasta los azulejos del baño, pero ya no dolió.

Porque así pasa siempre con estos procesos de olvido.
Siempre sangro un poco, pero en algún momento las heridas dejan de doler.

Acepto ese beso asexuado, con la mayor humildad.

Acepto la ayuda de alguien. Hoy acepto la ayuda de quien sea que me ayude a dejar de pensar.
No escribo cosas en tercera persona, porque al parecer mi drama personal tiene mas sintonía.

No, tampoco es por eso. Solo que quiero sacar los cangrejos de mi ropero, los muertos de mi placar, quiero limpiarlo todo hace tiempo, pero no dejo de empezar...por eso jamas termino creo.

Estoy en estado pos migraña, asi que no me juzgue nadie. Estoy en ese estado de no sentir nada y sentir todo a la vez, de querer llorar y sin embargo sentirme de pl{astico, incapaz de expresar nada lo suficientemente claro. Como en una dimensi{on desconocida, triste, gris, pat{etica.

(acabo de darme cuenta que no tengo tildes y que no puedo ir a officce porq la porqueria no funciona en mi lap)

Decia que...que decia? Ah si, que estoy escribiendo para no morirme, que me caigo de sueño, que quisiera llorar pero no me sale nada, que me ahoga una sensacion de inutilidad, de vacuidad tremenda, que parece ser un estado depresivo del que jamas me curo, que soy yo, cayendo otra vez por espirales internos hasta el centro mismo de la nada, que quiero algo y no se que es, que mejore esto, esta maldita sensacion conocida, de vida inminente (ojo , no muerte inminente como en el dolor dle infarto) sino de vida...si, hablo de la vida. La vida que me asusta, que hiere, que oprime mi corazon contra la pared, mi mejilla contra el asfalto, que me patea duro, pero la muy puta vida, nunca acaba conmigo, siempre quiere mas.

.....

Estoy escribiendo asi, porque me da miedo quedarme dormida, porque me da miedo soñar, porque, si, porque me da miedo romper a llorar. Estoy escribiendo aqui, porque es una forma de pedir ayuda sin hacerlo. Es una forma de soltar las amarras y entregarme a ese mar oscuro, amplio, inmutable de la depresion. Me suelto a ella y viajo por ella, hasta que en un momento cuando ya estoy al centro de ese oceano color acero, cuando no hay ninguna costa cerca, ninguna voz conocida que quiera oir, cuando estoy completamente sola, en el centro de todas mis mierdas, en ese preciso momento, emprendo el camino de retorno y vuelvo a la vida, casi contenta, casi feliz.

Es un ejercicio, doloroso, fatigante, cronico como un mal o un vicio, es mi unica forma de curarme, dolor con mas dolor, hasta sentirme la ultima migaja de un universo enorme de sabores mezclados. Hasta sentir que desaparezco. Esa es mi forma.


.........


Cuando inicie esta relacion, pense que mis domingos ya no serian a solas. Me equivoque otra vez. Hace tiempo empece a vivir con alguien, para sentirme acompañada, protegida al menos, que idea mas ridicula, jamas me senti mas sola, mas abandonada, mas rechazada, ams a la intemperie.

Y ahora, otra relacion, similar...una mierda de relacion. Sigo pasando los fines de semana sola, sigo sin poder hablar. Sigo sintiendome sola. Esta cosa, ya debe ser cuestion mia. Porque tan mal no puede estar el mundo. Debe haber gente feliz en la calle, debe haber relaciones que si funcionan, debe haber personas que si se sienten completas con otra persona al lado. Debe haber algo que funcione mas de un par de semanas. Debe existir algun roto para mi corazon descosido.

Mierda, deberia haber pues.


......


Me permitire hablar de Claudio, el innombrable de este blog, ese que ya fue. me permitire hablar de el, porque el otro dia senti claramente en el pecho que en algun lugar del mundo el habia muerto. Asi que ya difunto, puedo permitirme hablar de el y de sus mil cualidades porque no sirve recordar a la gente solo por sus actos malos.

Recordare por ejemplo, que el si me quiso siempre. Que podia sentir esa entrega que no he vuelto a sentir, que podia sentir incluso en la calle su mano que no me dejaba, en la cama su pecho seguro, en la tina su abrazo protector. No recuerdo un momento de esa relacion que no me sintiera segura y dispuesta a entregarlo todo.

La gente piensa que fue el dinero, que fue el fuckin dinero ese adorno que lo hacia especial y capaz de todo. Yo se que no. Fue ese proyeccion de una vida juntos, lo que me dio confianza. Fue saber que el queria cosas a largo tiempo y no solo el " a ver que pasa". Esa es la seguridad que no da nadie que ame poco.

No funcion{o claro. ¿Qu{e funciona en esta vida? pero el corto (largo?) periodo de nuestra vida juntos fue unico, porque fue pleno y de entrega total. Esa es la diferencia con todo lo que vino luego.

Ya nadie se entrega, ya nadie cree, ya nadie espera nada. Y claro, una se pone techos, limites, tiempos, plazos y entonces en la puerta del horno, el pan siempre se nos quema.

...............


No puedo seguir, tengo la paranoia, de que leere un horrendo y cursi comentario acerca de esto. Entre el señor anonimo y el señor no me callo nunca, este blog se ha vuelto una buena mierda.

viernes, noviembre 07, 2008

Quisiera ser dueña de mis palabras, de las frases, del tiempo. Controlar por un momento algo, algo d eloq ue me pasa y sin embargo no. La vida discurre como agua clara entre peñascos enormes, se golpea o se acaricia con ellos, no importa. La vida sigue y en su correr sin rumbo abre y separa territorios, une otros, costas de distancias eternas.

La vida continua.

Y en cada tumbo, se va haciendo blanca, chispeante. Agua clara simplemente. Moja mi piel, los pequeños detalles, el entorno brillante que se opaca si me siento triste, si bajo la cabeza, si me rindo.

Maldita vida, pienso. Bendita vida, medito. A veces quisiera dormir para siempre, otras tener mas tiempo para hacer realidad los sueños, las metas, el encuentro de mi misma. A veces quisiera poder comprender...pero mi cabeza es tan complicada y mi corazón tan pequeño, los detalles del universo no caben en ella, no se acomodan a mi forma y yo no acepto acomodarme a ellos.

La vida continua y yo me quedo en al orilla, contemplando su corriente eterna, me zambullo en ella antes que barra conmigo, como un pequeño sedimento más, inútil, corteza de tierra lejana. Un granito insignificante de un universo en olvido.

domingo, noviembre 02, 2008

Coloquios del Mundo Externo

"Yo dejaría que me hicieras daño. Porque yo sé que te aburrirrías de mí, pero
aun así, estaría dispuesto a que me hagas sufrir"

En una semana llena de estrógenos, bajas cantidades de serotonina, incienso en las calles, fe y ganas de milagros rebalsando de todos los ojos, un cardiólogo sería la persona indicada para arreglarme el corazón con una frase como esa.

Yo me dejo llevar por las frases y con 3 copas de vino encima y muchas ganas de creer que alguien se podría arriesgar por mi, esa frase corona mi semana. Me levanta el ánimo. Esa frase me hizo sentir que no era una persona inadecuada. Logró que soñara.

M, el dueño de esa frase ha pasado conmigo las últimas semanas, compartiendo mis pequeñas desgracias. El trabajo te vuelve compañera de viaje y yo puedo decir que he pasado 14 días de viaje a mi mundo interno junto a M. Me he atrevido a contarle que-Dios que vergüenza!-que estaba dispuesta a dejar la carrera por escribir. Que he comido sola todo el último año, porque estar en el hospital me hizo retornar a mis días de colegio y sentir de nuevo el rechazo de la gente normalilla y feliz. Que no soy fashion como él se burla siempre, solo me gusta la estética en los colores y las formas, que es algo que ya viene de familia, no tiene nada que ver con la moda.

A M. le he contado varias cosas, varios odios y cuentas pendientes que tengo aun con el mundo y claro, él me ha contado a su vez un poco de sus odios, de sus enemigos ocultos, de sus torpezas en el periodo de crecimiento y me he sentido tan cerca de él, que no he podido sino, sentir una pena amarga por no conocerlo antes, tal vez un año antes.

Me despercudo de esa idea, tan pronto como me acaba la resaca y vuelve la coherencia a mis ideas. Entonces pongo en claro las cosas y me doy cuenta que él- mi él, ahora- está allá afuera haciendo el mundo sonreir a su paso. Recolocando el universo y mis penas en su lugar, con esa manía de gurú que tiene. Ese día lo pienso mucho y vuelvo a sus brazos. Quiero intentarlo, intentar en lo que sea que termine esta historia, quiero esa paz que él me da, incluso si viene con un plus de cáncer al pulmón.

.......



Apenas vuelvo a él, le confieso esa frase preciosa de M, esa frase que me ha retornado a la confianza en mi misma, entonces él, que en este momento no es ni gurú, ni positivo, ni pretende la paz del mundo, lanza un cuchillo de frase: "El hombre promete y promete y promete hasta que..."

- Amorcito, cualquier frase es una buena arma para un hombre, dice con una risita, mientras apaga su cigarrillo.

En ese momento yo me siento mas ingenua que nunca, pienso en M y su intentona de besarme a mitad de un tropezón con 3 copas de vino encima. Pienso en M y me pregunto si él será como todos los hombres, si tal vez detrás de su torpeza, de esa infancia de nerd igual que la mía, de ese carácter que lo lleva a enemistarse con medio mundo -igual que yo toda la vida-haya otro predador igual que todos los que he conocido, buscando ensalivarme la boca antes de romperme el corazón...entre otros tejidos menos nobles.

.....

Cuando llegamos a viernes, apenas si me he enterado de la fecha, me debo haber quedado en algun punto entre lunes y martes viendo toda esa gente retrocediendo con velas y cánticos en un fervor casi poseso.

Yo me he ocultado en la biblioteca, me ha dado miedo ver tanta gente caminar rezando. El olor a inicenso había entrado horas antes a todos los rincones de mi mundillo diario y la música de iglesia sonaba tan fuerte que hacía saltar los clavos de las paredes de mi ateo corazón.

Recordé entonces mi niñez mas lejana, los ataudes pasando por mi puerta rumbo al cementerio y el espectáculo diario de la muerte en mi ventana, una mezcla rara de dolor y regocijo, con toda esa gente caminando veloz, llevando a hombros a un muerto que no tiene prisa por llegar al cementerio. ¡Tan curiosos los entierros, en mi Tierra del Olvido! Nada que ver con los féretros brillantes, con las flores, con la limosina de ley que veo ahora en los entierros.

Esa forma de despedir a la gente que se muere se me queda en la memoria grabada. Debo tener apenas 5 años y me oculto en el balcón de casa a ver pasar a los muertos, rumbo al campo santo. Gente doliente, gente de oscuro y con velos, es mejor ignorarlos dice mi madre, pero en casa la curiosidad de ver pasar la muerte se apodera de ancianos y niños.
Veo a mi abuela oculta tras las cortinas del segundo piso, husmeando sobre de quien se trata ahora. Se apaga la música en la casa, se cierran todas las ventanas, hay que tenerle respeto al señor muerto que pasa horizontal, sobre los hombros de una docena de familiares, tan a prisa que ni siquiera se lee el nombre en la cruz de madera, cayéndose las flores frescas que llevan los nietos del difunto en la mano, sin que nadie las recoja. Se pisotean flores y se reza en voz baja, yo me quedo viendo desde mi escondite las lágrimas de los niños empujados por el paso a galope de la gente grande rumbo al cementerio. En la calle se ha quedado ese olor a inicenso, a flores marchitas, a muerte. A lo lejos se oye esa canción de todas las tardes de mi infancia: La marcha al Infierno y mi recuerdo se opaca.


Veo a mi abuela abrir las cortinas de nuevo, el silencio en la casa se marcha, se enciende el ruido embrutecedor del televisor de nuevo. La muerte acaba de pasar y no nos ha llevado, suspiro aliviada.

Años mas tarde mis abuelos harán aquel viaje triste en horizontal, sobre los hombros de mucha gente. Yo seré la niña que derrame lágrimas empujada por la multitud, sin lograr recoger las flores que caen. El cortejo pasará de nuevo por nuestra calle y se detendrá en un último adiós a la que fue su casa. Yo levanto la mirada y me veo pequeña y asustada en la esquina del balcón polvoriento, sin entender del todo, porque morirse resulta una fiesta tan ruidosa para todos.


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El sábado me levanto después del medio día, quisiera hacer muchas cosas pero me siento muy cansada. Llamo a mis padres, se han comprado una camioneta nueva. Me enteré el día anterior- cuando estaba de guardia- pero apenas si pude alegrarme.



"Usted es la única que nos dio esperanzas de que viviría, gracias"

Esa frase me desazona por completo. En un trabajo como el mío, no puedo permitirme dar esperanzas a la gente que llega a la Unidad, porque eso siempre trae problemas. Debo decirles a todos, asi lleguen caminando, me dice el jefe, que se van a morir. Así la familia ya está preparada y no sufre luego, si algo pasa.

A veces se me olvida esa parte de mi trabajo. A veces hago empatía con la gente y sin querer doy esperanzas. Pero a veces como el viernes, no sirve de nada. La gente siempre se muere, caprichosamente se muere. Me enferman. Una hace de todo, los equipos están ahí, tenemos de todo y simplemente los muy tontos deciden dejarse morir. Carajo! Hay gente que llega a hablar conmigo, que no entra tan grave, pero igual se dejan morir. Es algo mas que Dios, simplemente se dejan ir y una no puede hacer nada. Tan inútil.

Para qué mierda nos hacen estudiar tanto, si al final la muerte hace lo que se le viene en gana?


Al salir tengo que explicar a los familiares, me preparo para lo peor, para el reclamo, para el golpe, oigo los gritos desesperados cuando se enteran de la mala nolticia, de hecho querrán golpearme. Pero nada, hasta me agradecen, están furiosos con todos, pero educadamente me agradecen y entonces me siento una mierda. Porque preferiría que no fueran tan condenadamente amables, que no hubiera ninguna empatía con ellos, así no me dolería que se me haya muerto otro paciente.

Sí, a mi, no al Hospital, no a Dios, no al destino, sino a mí, al maldito instrumento que hace el trabajo sucio de llenar el certificado de defunción.

Salgo a tomar un poco de aire al final del turno, para olvidarme de todo. Suena el celular y es mi hermana avisándome las buenas nuevas, su voz es tan alegre que hace que sonría siempre, hablamos de todo y me olvido por un rato de que soy la Dra. Fulana y paso a ser solo la hermanita menor de una familia cómica, que bueno es serlo.

Estoy fatigada, se acaba el turno y cometo el error de volver a la unidad por el resto de mis cosas y ahí está la familia de mi paciente, para ellos no ha terminado nada, apenas si la noche comienza, a mitad de mi risa, debo apagar el celular porque me doy cuenta que ellos me miran, dolientes aun, acaban de volverse huérfanos de un ser querido y yo sigo aquí. Respirando, robando el aire que antes le pertenecía.

Mierda! quedarse viva a veces apesta mas que morirse.


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Es domingo y no dejo de pensar en los ojos del Gurú mientras me toca, parece que brillaran como dos soles negros y redondos en el centro de su cara. Es lo único que veo antes de abandonarme. Sus iris inundados del café que hemos bebido, como dos pozos oscuros en donde es imposible leer que nos depara el futuro.

"Mow can you mend a broken heart"

suena ahora en mis oídos.

Es una lástima que al Gurú no le agrade la buena música, ni leer lo que yo leo, ni ir a los sitios que a mi me gustan. Una lástima, que no tengamos una pizca en común, a veces me pregunto de qué diablos hablamos? De qué nos reímos? De qué se ríe él conmigo?

El día que volvimos, me vestí como pordiosera, pues ya no quería dar buenas impresiones. Ni maquillaje me puse. Alisté mi cara de mala, por si debía decirle todas sus verdades antes de romper-porque de hecho él rompería conmigo después de escribir esa carta- y llegué tarde para no tener que esperarlo como las últimas veces.

Y ahí estaba el Gurú, en medio de la gente con esa sonrisita tan suya. Como de que no pasara nada, de que el mundo es bueno, que es bacán estar vivos. Y yo quería odiarlo, por ser tan imbécil de no darse cuenta que lo nuestro no tenía futuro, de que una sola palabra suya movería mi mundo al lugar correcto, pero que bah! jamás la diría.
Pero ahí estaba él mirándome y la vereda se llenó de bultos sin rostro. La gente había desaparecido mientras llegaba a su encuentro y en mi cara usualmente seria, una maldita sonrisa asomó involuntaria, como el levantarse de un telón antes de la gran película.

Mierda! El Gurú había desplegado todas las energías del universo sobre mí de nuevo y yo volvía a sonreír, a creer. No en él, sino en el fuckin sentimiento, en ese dichoso sentimiento de creer que todo, absolutamente todo estará bien, si una se entrega de corazón.


.......

Antes de acabar mi domingo hablo con mi primer ex, en una llamada a larga distancia que me costó dos almuerzos. Nos contamos todo y hablo nerviosa como si tuviera cafeína en vez de sangre. Le cuento sobre M, le confienso que por un momento he sentido...ya sabes, he sentido que se parecían tanto- M y mi ex-que he caído en un estado de ternura involuntaria, en una mezcla de querer protegerlo y detestarlo a la vez.

Mi primer ex-El Lado Oscuro de mi Fuerza-se muere de risa porque conoce a M y está de acuerdo conmigo, ya que cuando conoció a M, también sintió que eran similares (M anda peleado con medio hospital y siempre está demasiado seguro de lo que sabe, un atorrante completo) me dice que aproveche el pico de mis estrógenos, porque me lo meresco.

La verdad él, mi DarK S¡de se muere de risa, pues sabe de mi disyuntivas sentimentales, sabe que mi fuerza ha fluctuado cuando he tratado mas a M, igual que pasó cuando él y yo nos conocimos. Sabe de que hay alta probabilidad de que la historia se repita, porque a mi siempre me han gustado los nerds malhumorados, los malos de la historia, esos imbéciles a los que odia todo el mundo, pero que yo sé, merecen tenerse cerca.

Sin ambargo el Dark Side se equivoca, a diferencia de lo que fue él, M, se autodefine como una placa inestable- en términos cardiológicos esa definición es risible- por tanto, ni él sabe lo que quiere. Me di cuenta, cuando caminábamos por el hospital y puso los ojos a media asta al ver a su ex novia (Gracias J.L Guerra por prestarme esa frase) se puso mas torpe que de costumbre y si no se enreda con los pies, es porque estaba apoyado a una columna.

Entonces me di cuenta, M. quiere y cree en esa frase que puse al inicio de este post, cree locamente en que hay que amar hasta que duela -como yo- pero ese dolor suyo ya es de otra. Aunque me ofreciera sus 2 ventrículos para exclusividad de mis tontos caprichos, ese corazón suyo, ya está infartado, dañado, ya ha dejado de funcionar cabalmente, hay alguien que le ha causado ya ese dolor intenso que pretende ofrecerme.

Mi querido M. sufre por una niña aun mas inestable que él mismo. Un embrión de bruja, ella.

Entonces me surge de nuevo en el pecho, ese sentimiento de enorme ternura y de ganas de patearlo a la vez. Porque veo en él a mi Dark Side en sus inicios, cuando aun era bueno, éramos buenos. Y experimentamos todo ese amor de estudiantes, toda esa aventura linda de besarnos con el guardapolvo puesto, enredándose los estetoscopios.

Veo en él, ese amor limpio hacia la primera chica que le gustó en serio, como el que me profesaba mi ahora Dark Side.

Claro, en esta nueva versión de la historia, esa chica del guardapolvo blanco ya no soy yo.

Suena esa canción <<<<...Por cada hombre hay una como tu>>>> en mis oídos y yo le cambio el estribillo para mis adentros "como yo" como las mil tontas que pueblan el mundo sin saber realmente lo que quieren, excepto que alguien sufra por ellas y que un hombre se deje hacer daño por amor.

Flashes


Él es una de esas raras personas que siempre queremos tener de amigos. Con buen gusto para todo, dispuesto siempre a experimentar algo nuevo.

Me permito hablar de él porque se que ya no me lee, que incluso abandonó su blog hace un par de años igual que yo. Me permito hablar porque es domingo y hallé un Cd sin nombre que probabblemente me lo haya grabado él. Quién sino él podría ponerme todo ese jazz encantador, esos boleros lentos, esas versiones de Cold Play y Marroon 5 ejecutadas por B.V.S.C?
La gente se cuida de enviarme música, porque al ser yo tan tirada a lo down, podría ser que una mala canción desencadene todo un proceso de odio al mundo, de escritura lacrimógena, de ganas de morir. Yo en mi egocentrismo usual, pienso que es por eso que no me envían, aunque lo más probable es porque nadie se acuerde de hacerlo. Dado que yo como él, en estos meses llevamos el autoexilio y lo trabajólico como norte y bandera.

Yo suelo enviar música, si. Luego me arrepiento claro, porque yo escucho cosas muy lentas, música muy vieja, algunas demasiado acústicas, otras demasiado poéticas. Yo escucho música que los demás consideran triste, que no se amolda a mis personas favoritas de la piel para afuera. Por eso a veces- casi siempre- me frustro y digo: Nunca más. Nunca más enviaré música a nadie, que se queden con la radio, con la música pegajosa, del estribillo bobo. Que se queden pues, con la música bailable de las grandes masas, acá me quedaré yo mimando con lujo mis oídos y mi mente con esa música que solo pueden ser entendida de la piel para adentro, que fluye, se amolda a los vertederos de pasión y melancolía de este corazón frágil, de este cerebro quemado.

Me gusta el piano. En una canción el piano suele ser primordial para que me capture siempre. Debe ser algo relacionado con las teclas, porque cuando escribo y oigo un piano como ahora, comienzo a escribir, rápido, volando, sin tildes, sin buena ortografía - o sea como siempre- bailando sobre el teclado, soñando, amando al mundo. A esa gente anónima que compone para mí, para que al otro lado del mundo, a mil años luz de diferencia yo me pueda deleitar con esos pequeños placeres cotidianos.

Debe haber sido él, pues, quien me envió ese CD. Él que tiene ese buen gusto para elegir música, libros y personas...y ahí entro yo. Como es posible que yo pueda estar en su círculo de amigos? Yo que a la primera no hablo, que me vuelvo parca, que doy apariencia de petulante, aunque la verdad es sólo que me muero de miedo de decir una huevada. Hacer ruido, cuando lso demás están silencio.

Hubo un tiempo- ese en el que trataba desesperadamente de enamorarme como emdio de cura- que yo intenté con él algo mas que amistad. Obviamente nos fue mal. El mundo no da muchas opciones a un par de solitarios, engreídos, que se hacen un mundito de naipes alrededor suyo para que nadie entre. No hablaré en plural. Tal vez yo sea así. Él tiene millones de amigos, gente que debe ser tan interesante como él, él se acopla a otros, o los acopla a sí mismo, no sé. Aun no sé cual es el truco, debe ser esa magia de cuando al gente se reune para disfrutar aceitunas, vinos y quesos. Yo a lo máximo que he llegado es a compartir un desayuno con pan viejo con alguien.

Antisocial por decisión propia, me voy quedando sola y me niego a compartir música y libros con quien no sepa apreciarlos, porque como en el amor, me da miedo amar si no saben reconocerlo.

Lo sé es muy fácil decirlo- Oh ! que belleza música flamenca! no digo que ese tipo es un genio para elegir la música que regala?- pero la verdad no puedo. De vez en cuando se me da el bichito de compartir mas que una charla frívola sobre el clima o el trabajo. De vez en cuando me encuentro con alguien y le cuento mas de lo que debería saber de mí. Le comparto alguna cosa que tenía en la repisa mas alta y polvorienta de mi memoria. A veces incluso un cuento. Y me sorprendo gratamente cuando no echen lo mio por el fregadero, sino que se atrevan a degustarlo hasta por uan segunda vez.

Él, tiro mi cariño por la tubería un día. Y pensé que debía odiarlo, no perdonarlo jamás, por la humillación de dejarme bailando sola, de negarse a recibir mis besos. Sin embargo, ya pasado el tiempo comprendo. Hay gente como él- como yo quisiera decir- que no se pueden atar con nadie, que buscan algo más, inexistente, que lleve al equilibrio perfecto, a la belleza irreal de sentirse vivos día a día. Casi nunca funciona, uno- una- lo intenta muchas veces, pero no ocurre. Y entonces nos volvemos solitarios, sibaritas de la melancolía y la soledad mas necia. Eternos y dolientes a los pequeños dramas de la vida diaria. Solitarios sin remedio.

Él es una de esas raras personas que todos queremos llevar de amigos. En quienes se cultiva una amistad y admiración indestructibles, esas raras personas con las que una quiere experimentar de todo. Ese es él, quien me regaló música que me hará escribir el resto de domingo.

Siempre que vuelvo a escucharlo me invade esa sensación de momentos perfectos, no puedo sino cerrar los ojos e imaginarme en una calle de brisa tibia y calzada empedrada. Su música entonces se me confunde con todas esas risas y esas miradas distraídas de la gente que camina sin ver. Yo soy invisible entonces, mi cuerpo flota en su música y deja rastros de si en als paredes de aquella ciudad perdida en mi memoria. Soy invisible, como ahora, en medio de la cama de sábanas color mantequilla y las almohadas de colores.

Hay tanta gente como él, imagino a gente genial componiendo música que solo oiré yo, de la que solo yo sabré el significado, el extraño poema que reunen dos o tres frases sueltas. Esa música que lo une todo como un hilo conductor de tiempo, espacio y persona. La armonía perfecta.

Yo...debería estar dormida...pero no sé a lo mejor es que recordé eso del valsecito de Tacuarembó y entonces la máquina inerte de mis sueños mas caros de pronto click! comenzó a funcionar de nuevo.

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...