lunes, noviembre 30, 2009

Diciembre

Hoy me siento mal. No sé por qué. Espero saberlo al terminar de escribir esto.

Debe ser que inicia Diciembre y algo de melancolía se cuela en mi casa sin remedio.

Los días entonces pasan a una cuenta regresiva que oprime el pecho, asfixia y envilece.

Diciembre...

Se rompe el cielo en aguaceros que retrasan un verano que no llega, mientras camino por una ciudad que no es mía ni yo soy de ella.

Diciembre...vamos, no es nada, pero ultimamente cada Diciembre en mi vida inicia lacrimógeno, terrenal y sin ninguna esperanza. Así que por qué hacer una excepción este año? Si se me retrasan los ciclos anovulatorios y resulta que estoy en un día 14 que me hace sentir mal sin causa.

Mierda el ser mujer y ser gobernada por mareas hormonales que hacen que una semana sea solo para pensar en sexo y la siguiente solo para deprimirse por cosas sin causa. Preferiría ser hombre y que no me dolieran las cosas mas fútiles. Que no me deprima sentir que viene Diciembre y que no haya ningun regalo por llegar, solo una inacabable deuda de la vida con uno mismo. Esa deuda que en Diciembre sólo se hace mas evidente.


Los aviones siguen partiendo sin retorno y yo no llego a despedirme ni a decir lo correcto.

Tal vez me duele Diciembre porque soy de las pocas personas que esperaba este mes todo el año y con ello la llegada de Navidad y el cumpleaños.

No sé cual con mas ansias.

El cumpleaños, que fecha antes tan esperada y ahora tan fatídica!
Antes era para sentirse la persona mas especial del mundo, el centro del universo de mucha gente y de un tiempo a esta parte, solo para pensar en la gente que ya no está contigo.
Aun peor la gente que de verdad no te quiere suficiente.

¿Qué es suficiente?
Nunca es suficiente para mí.
Sigo esperando esos regalos que deberían de llegar.
Esperando quién sabe qué, que no me haga sentir miserable un día y feliz al siguiente.
Esperando que cesen esos cambios de presión que me oprimen el pecho cuando siento mi pequeño avión caer.

Caer...

Viajo en un avioncito de papel
surca tu mundo, frágil, inocente,
movido por la brisa de una palabra,
derrumbado en la humedad de un sólo beso.

Luego cae...

en espirales grandes,
pequeñas,
simplemente cae.

No sé lo que escribo. Tal vez debería hacer una lista de las cosas que no me agradan depositarla en un ánfora y quemarla.
Hacer listas me hace bien. Escribir también. Pero no hoy.
Hoy no sé lo que siento
y la música no ayuda.
Paso del reggae al rock setentero sin decirdirme en que quedarme
y así voy escribiendo sin ritmo,
sin decirdirme a escribir lo que siento,
tal vez porque ya no siento seguro ningun papel en el que escribo
ni siento secreto ningun sentimiento que me colme el pecho.
He pasado a este estado en donde se todo de todos sin ni siquiera verlos.
Maldita tecnología que separa a las personas, mas de lo usual.

Sigo pensando que la culpa la tiene Diciembre y con ello, todo lo que vendrá luego.
Ser algo lista es un problema...casi siempre sé lo que pasará luego.
No hay sorpresas. Sólo debo estar lista para recibir el golpe. Siempre lista.

Escribo sin ritmo, porque no me agrada la música que oigo.
Ni me agrada despedir a mis amigos.
Ni perder a aquellos que pudieron haberlo sido.
Ni hacer planes con gente a la que no considero como amigos.

Tal vez debería soltarme más. Confiar en la gente.
De qué me serviría?

Mi avioncito de papel es ahora un origami
que se destruye bajo lluvias que no cesan de caer.

No me agrada escribir así, pero supongo que en algún momento encontraré la respuesta a todas mis preguntas. Habrá una línea que luego de ser escrita iluminará la oscuridad en la que me detengo a pensar porqué me siento así. Ingenua. Torpe. De pronto tan inocente como estúpida.


Es Diciembre, vamos es sólo eso. Nada podría ser peor que el anterior Diciembre. Tal vez tengo miedo que eso suceda, otro cumpleños al lado de gente que no me quiere, otra navidad llorando por el cariño de gente que no me quiso.

Mierda, Diciembre. Ni siquiera tienes lágrimas para arrancar pues creo que al llegar a los casi 30 las he perdido todas.

Sigo sin respuestas. Tal vez sea el momento de escribirle a Rafa, para que él entienda por mí, las cosas que yo no puedo resolver.

Tal vez sea el momento de dejar todo y seguir sola lo que queda del camino.

viernes, noviembre 27, 2009

Frases Matapasiones

Dado que no puedo dormir y que mañana es la gran reuna "Last Day" en donde de hecho se harán las encuestas típicas acerca del sexo me voy adelantando, con las peores Frases Matapasiones ...aquellas que simplemente te hacen voltear la cara y desear que venga un comercial sin regreso.

1. Me amas?



2. Esta noche no...ese tacu tacu estuvo bien pesado...


3.Tu ex te lo hacía mejor que yo?



4.Me voy. Préstame pa´l taxi


5. Por qué siempre pones esa música tan fea, ah?


6. Bebé/ Gordita


7. Hay una flaca en mi chamba...


8. Mi ex y yo...(o caulquier frase que inicie con EX)


9. Eres Buena Gente


10. Espera...creo que se me rompió el condón
.
.
.
A veces pienso que los hombres son mas complicados que las mujeres.

miércoles, noviembre 25, 2009

Durante la guardia

Ya, ya que a este paso se me va la vida.

No pretendo hacer poesía de lo que digo, pero de vez en cuando, solo de vez en cuando las ideas deberáin ser plasmadas tal como uno las quiere, pero nada pues. Mi mente sequísima como siempre. Debe ser que las ideas me las consumo en las personas equivocadas, pues ultimamente solo siento que digo cosas que no quiero decir, chistes que no me agradan y frases demasiado fuertes para una chica con aires de Lady.

Ya llego a los 30, la gente no debería traumarse si hablo de sexo o de vez en cuando, cuando el estress me apremia digo alguna lisura que ponga a la gente en saque. La verdad yo tampoco me debería admirar ni causarme trauma al terminar de decirlas, pero supongo que todavía cargo complejos y que como dice Rafa, tendría que luchar contra cientos de años de opresión a la mujer, para no pensar como a veces pienso, acá en el último fukin país tercermundista, en el cual trato de surgir misma voz de la provincia.

Decía que ya llego, porque lamentablemente se acerca Diciembre y me doy cuenta de cuantas de las cosas que deseo en la puerta del horno como pan se me queman. Es decir, antes me quejaba por no tener, luego porque perdía siempre y ultimamente solo puedo quejarme, porque a puertas de tener la mayoría de cosas que realmente quiero, me atrae tanto la idea de mandar todo al demonio que me asusta al pensar: Oh cuan cerca estuve...pero als dejé ir...


.......................


Me pregunto muchas cosas, pero lamentablemente no hay quien pueda responderlas. Él ha llegado y me apena que se vaya sin haber podido casi a vernos, ni hablar de los asuntos usuales, ni sentir que al contarnos esos pequeños dramas personales, haya alguien que finalmente entiende ese porqué de cuando me siento tan sola.


Es raro haberme vuelto amiga de mis ex (algunos, no todos) y sentir esa mezcla de penita y alegría de cuando se que ya los he perdido para siempre como compañeros, pues finalmente aman a otra.

¿Puede alguien quererte así?

La gente no entiende que a veces yo siento tanto amor como odio y puedo ser extremadamente sensible a la felicidad de los otros.

Me hace bien que estés bien- eso quisiera decirle. Me hace bien que alguien te ame, como yo en su momento hubiera querido amarte. Y me hace bien que te alegre que yo esté bien, aunque se me caiga una lágrima cuando te digo que no creo que nadie pueda quererme de la forma que yo quiero.

Ya sabes, esa que comienza por la admiración de la persona, por el cariño, por esas pequeñas cosas que hacen de la pasión un ingrediente que puede ser obviado y dan paso a sentimientos aun mas bizarros.

Me jode a veces no ser La Chica de ayer ni la chica de nadie. Y sentir en cambio que hubo gente que si me quiso y a la que no supe querer suficiente. A veces siento que nada de lo que damos es suficiente.

Luego despierto. Me doy cuenta que a veces doy mucho y que nadie en verdad merece recibirlo.


...................


Decía que llego a los 30...porque en verdad no se cuanto me resta por llegar...me da miedo enterarme que llega otro Diciembre y con él otro cumpleaños y otra navidad y otro año nuevo y nuevas festividades y deseos que a veces no se dan de la forma que nosotros quisiéramos.


Yo ya me he cansado de pedir, porque miro atrás y veo que mis deseos son casi los mismos. No necesito apagar las velas para saber que me haría feliz. Aunque por momentos me agrada desear el que me sorprendan con esas cosas que no sabía podían hacerme bien.

A mí me solían decir que era la mejor para recibir regalos, pues siempre sonreía feliz, jamás con reproche.
Ahora debería contestarle a esa persona, que tal vez siempre estuve rodeada solo de la gente que miro mas allá de lo que quería y me regaló solo aquello que necesitaba.

Es miércoles y estoy de guardia, no debería estar filosofando, pero me hace bien poner mis ideas en limpio y comunicarme de esta forma con mi yo y el otro yo y el otro Yo, para que no me traume, ni insista, ni llame, ni escriba a nadie.


Para que así al terminar el día me sienta mas calmada de saber que aun
me tengo a mi misma, aunque a veces al dormir aun espere que
pueda existir alguna persona que sueñe conmigo.

viernes, noviembre 20, 2009

In Color

Se va coloreando la tarde de esos matices diversos, a veces quisiera contarle como me siento en días como éstos, pero ni yo lo entiendo. Si lo entendiera no haría filosofía de mis caminatas por el hospital ni de mis escasos momentos sola sin reir, sin hablar ni dar explicaciones.

La tarde cae. Hoy vi fotos de mis viejos, de un lugar que será para siempre mi casa y adonde nunca hay tiempo para regresar definitivamente. Mi casa es un andén ahora en donde me detengo para tomar trenes sin destino fijo.

Quisiera contarle, decirle muchas de estas cosas, pero me agradan mas los silencios y evitarle así, mi larga perorata, mis dudas, mis complejos y que no se de cuenta entonces de lo complicada que puedo ser, de lo aburrida y sensible.

Me agrada recorrer el camino en silencio porque voy viendo como la ciudad serpentea a nuestro paso mientras nos vamos perdiendo por calles sin nombre conocido.

Entonces me dejo llevar por su silencio, pues es más cómodo sentir su mano en mi mano que decir algo necio que no suene a error gramatical o a cursilería sin remedio.

De la tarde que se colorea a mi paso puedo extraer las fragancias mas bizarras cuajando un recuerdo que se quedará para siempre. Perfumes que solo yo detecto, pequeños secretos.

Hoy mi pupila se dilata ante la luz que se marcha y algo en mi ser se va llenando poco a poco de ese día que muere lentamente sobre la copa de las palmeras, que se derrama lento en el perfil de una ciudad ruidosa que jamás nos escucha.

Escribo en silencio, aunque prefiera hacerlo mentalmente a su lado. Cuando ante su silencio mi boca se queda quieta, saboreando lenta la palabra que no digo, esa que se diluye entre extrañas canciones y pensamientos diversos.

Es entonces cuando espero con dicha infantil que en esta ciudad caótica donde nadie espera a nadie y los días malos te atropellan sin remordimiento, que al cambiar el color del semáforo él extraiga de mí con un beso largo las cosas que no nos decimos a menudo, esas cosas tontas de cuando sólo y para nosotros la ciudad se detiene.

lunes, noviembre 16, 2009

Ni light ni divertida.

Todo empezó cuando comencé a buscar esas fotos. Debían estar en algún lado de los cientos de correo que pensé nunca más volvería a revisar. No imaginé lo que vendría luego. Montones de cartas de gente que nunca llegué a conocer, de los amigos que perdí o de los enamorados que jamás tuve. Cientos de líneas, unas mas divertidas que otros. Correos de pocas líneas o testamentos completos, palabras de gente que nunca volveré a ver. Gente que en realidad no vi nunca.

Me he parado de pronto en el abismo de mi pasado y me he visto responder con violencia a los halagos mas sutiles, defenderme, huir, hacer daño. Cualquiera hubiera dicho que era solo un cachorro asustado tratando de mantenerse a salvo. Qué pavor el volver a verme y volver a sentir a través de esas cartas un cariño y admiración que ya no siento.

Será que eran los meses de la fragilidad extrema, de caminar por primera vez al filo de la soledad, que tanta gente busco ayudarme. Pequeños mensajes que me levantaban el día, que me permitían llegar al siguiente sin mucha autocompasión. Algunos halagos demasiado azucarados, alguna gente mas sensible que yo, escribiendo sobre mí, como si fuera única, especial, asombrosa. Haciéndome creer esas pequeñas mentiras que a las mujeres nos agradan tanto.

Quién era yo entonces? Quiénes ellos? Algunos se quedaron conmigo para siempre, otros se fueron y la mayoría en realidad nunca volvieron. Tengo esos testimonios de fe en una persona que nunca conocerían, escritos aquí como los pequeños milagros de una sociedad cibernética en donde jamás ves la cara de tu oponente mostrarse. He estado mas cerca del chico que escribía de la otra costa de mi planeta que de aquel que se ha sentado hoy a mesa.

Pero no es sólo eso lo que me ha aterrado hoy. He sentido ese vértigo de ver tu pasado caminar raudo frente a tus ojos, mientras tu sólo intentas cerrarlos. He leído acaso las huellas de cosas que ya había dado por olvidadas. Ese olvido en el que se entierran por igual todas aquellas cosas que no resultaron, esos grandes fracasos de cuando confié demasiado o de esas derrotas peores en que no me entregué suficiente.

Me ha aterrado no poder parar y leer todo punto por punto las cosas que creí ciertas y saber que no lo fueron. Qué asombro el sentirme tan ilusa en un tiempo en que todo parecía posible. Que triste el descubrir que he crecido, que ahora tengo tantas estrategias para que nadie me hiera que acaso he olvidado las cosas básicas como decir lo que siento.

Me he vuelto una mujer vieja, así me siento. Pues ahora callo más y me cubro menos. Intento mostrar con el cuerpo más piel de la que debería y guardar de la boca para adentro aquellas frases que sólo afloran cuando me siento completamente sola.
Divina e irritante soledad. Esa que siento mientras me apoyo a la pared de la ducha pensando, cosas de las que ya no escribo ni le menciono a nadie. Aquellas cosas que he aprendido a silenciar tan bien que parece que no existieran.
Porque la inocencia también se muere y lo iluso e ingenuo de las personas pasan a guardarse en el ropero, como trajes viejos que jamás volverán a estar de moda. Ni ser adecuados para salir a la calle.
No puedo explicarme…qué miedo el no poder hacerlo. Haberme vuelto boba, torpe para expresar lo más mínimo. He olvidado tantas cosas en el camino que no sé si la gente que me quiso en un principio podría reconocerme ahora. Tantas cartas, tanta ternura.

¿Quién era yo para merecerlas?

Lloré el otro día por cosas varias que no vienen al tema. Me sentía tan desdichada.
A veces extraño sentirme admirada- qué necia- hago tantas cosas que para nadie significan nada. Que a veces sólo llego a casa y pienso, cuanta gente no murió hoy gracias a que pude hacer algo bueno, más nadie lo sabe, ni me lo agradecerá, ni dormirá hoy pensando en mí. Ni me hará un poema, ni escribirá una historia y mucho menos me hará un retrato.

Era más fácil escribir y lograr -sin intentarlo demasiado- que la gente me quisiera, que de alguna forma patológica pudieran incluso acompañarme por mucho trecho en el camino. Y sentirme, en ese momento que lo que yo hacía era apreciado, querido, esperado.

Ha pasado el tiempo, voy conociendo gente nueva y ellos a mí. Gente a la que no le importa lo que hago, lo que hice o lo que haré, comentando sólo de esa imagen plana que se muestra en una foto como si eso me importara. Escribiendo de vez en cuando que les gusto como si eso de verdad pudiera llenarme.

A veces como hoy sólo extraño a los amigos que perdí, a los amantes que no fueron, a los amores que no tuve. A esa fauna de gente rara que me rodeaba hace tiempo y que decía esperar cualquier cosa que yo tuviera para darles. Incluso si era mala, pues era real.

Ahora sólo soy médico y siento que nadie espera nada de mí. Que tal vez yo tampoco espere nada de nadie.

domingo, noviembre 15, 2009

Aquellas huevadas

No es una sorpresa que los años fabriquen corazas en nosotros, pieles duras difíciles de sobrepasar. A diario escucho historias similares. Historias de gente que no se da, o de aquellas que se entregan demasiado. Historias truncas, de esas de las que nadie hace comedias románticas.

Estaba pensando en eso hoy. Traté de leer al respecto y me topé con esas mazamorradas que abundan por aquí, cosas dulces pesadas, difíciles de leer. Yo tengo poco tiempo, demasiada ansiedad y soy irritable en general. Me espanta que la gente no diga lo que quiere cuando lo quiere, que me den vueltas con mil historias para hacerme comprender cosas básicas. Me molesta incluso leerme.

El amor como sentimiento es sobrevalorado. Qué de especial tiene escuchar o guardarse un Te quiero? Acaso en realidad es esa frase non plus ultra que coronará todas nuestras expectativas? Un preámbulo al ansiado Te amo. La antesala de todos los miedos que vendrán después: Si realmente me ama, si lo dijo en serio, si que es loq ue realmente quiere, o en que terminaremos luego.

Bah! Demasiadas preguntas, para respuestas demasiado vagas.

No debería ser un te quiero, algo mas simple? No debería significar sólo algo como hoy te extrañé, me hace bien estar contigo, jamás tan cómoda cuando estamos juntos?

¿Por qué ambos sexos sienten esa palabra como la tranca inmensa que te separa de nivel la relación? Que augura un Nuevo compromiso, lleno de mas responsabilidades que de dichas?

Por qué la gente teme tanto a decir algo que resume lo que sienten?

Es iluso pensar que una frase etiquetará todo el cúmulo de sensaciones que se vienen en camino. Por qué avitarla? Por qué anhelarla?

La palabra es sólo palabra y como tal inservible.


*Mala idea escribir sobre sentimientos con tu roomate observando.

domingo, noviembre 08, 2009

Ok, comencemos.

Ya que es este el último rincón de mi pensamiento mas estéril. Donde no hay mensajes instantáneos ni gente echando porras, ni yo fingiendo echarlas a mi vez. Escribiré.

Y me atrevo a escribir, porque me siento cansada pero sin poder dormir. Porque acá sedimentan en una larga cadena de rocas cursis todas las cosas que escribo cuando estoy sola, como hoy.

Y claro, no es que esté mal...solo que siento hambre y sueño...y una ansiedad terrenal que no sé si me agrada por completo...Eso y que no está la música que quiero oir, solo silencio...Siempre he odiado los domingos, mas cuando regreso a casa pos guardia, odio los domingos porque afuera la gente se divierte bajo el sol mientras yo hago pequeñas hazañas que nadie sabrá...Ni entenderá porqué las hago...vaya mierda de carrera a veces, sentirse héroe de una historieta donde el villano siempre se la lleva fácil.

Qué estúpida debo parecer haciendo el intento.

...............


Hoy vi un gato caminando en una cornisa, abajo la gente lloraba por otro joven que se muere, pero para mi eso no es novedad, prefiero no ver. El gato se movía cósmicamente meneando la cola sobre los techos de aspecto romano y mi vista lo seguía como si fuera lo único que realmente importara. Ni todas las interconsultas, ni toda la gente clamando por una respuesta que no suene lógica, fría, cortante, me interesa.
Yo voy tumbando obstáculos de camino a la próxima parada. Y se pierde de vista mi compañero de saltos al vacío. Entonces me quedo sola en medio de una calle de palmeras, pensando que estoy haciendo ahora ¿Qué rayos estoy haciendo?
El sol se filtra entre las copas viejas que rechinan de golpearse una contra otra por el viento.
Debería estar allá afuera. La vida suele ser tan a color en el mundo real.


..............



Hoy solo quisiera comer algo sabroso, dormir en una cama sin arrugas y que me devolvieran todos mis discos piratas. No ir al hospital mañana y escaparme a la playa, a congelarme mientras siento todas las fuerzas de la naturaleza golpeando contra mí.
Simplemente quisiera desenchufarme y estar así con la mente en off, sin buscar respuestas. Ni esperar respuestas. Y que la soledad sea ese lugar ideal en donde nadie tiene derecho a exigirte fe en las personas.




martes, noviembre 03, 2009

1. Muerte en Primavera

Al cerrarse la puerta de la librería, el sonar de las campanillas tintineando inmediatamente le evocaron el aroma a menta y cigarrillo en las manos.

Era Abril y la primavera se había apoderado de Glatzkin de una forma inquietante. Todos los olores, sonidos y luces se lo recordaban como a un fantasma que se resistía a irse de ella. Una sensación que empeoraba a esa hora de la tarde cuando se quedaba sola.

La persona que había entrado solo era otro hombre de cincuenta buscando libros policiales y algún manual de economía. Podía reconocer en el acto que buscaba cada quien. Ese lugar en la librería la había tornado sabia de alguna manera.

Volvió la vista hacia la calle. Definitivamente Abril había empezado aun mas dulce y colorido que de costumbre. Detrás de su lugar podía ver los cientos de libros alineados esperando un dueño que aun no llegaba, mientras ella dibujaba corazones que de inmediato tendía a borrar.

El cielo de Glatzkin había escampado afuera con un maravilloso azul que invitaba a salir de allí, a irse corriendo a nadar al lago San Patrick y perderse por algún sendero. Encontrarlo tal vez, quien sabe. A esa hora el marasmo de la tarde tendía a a atontarla con pensamientos demasiado melancólicos.

El hombre cincuentón, único cliente a esa hora, hizo caer en ese momento una pila de libros de cocina. Contrariado empezó a levantarlos uno a uno. Con una sonrisa ella le indicó que no había problema, los recogería. El hombre le fijó una mirada de ojos negros pequeños sin brillo, le agradeció y se retiró a seguir buscando lo que había venido a buscar.

Teresa se levantó pesadamente de su silla giratoria. La primavera había llegado y con ella su extenuante sensación de esperanza. Casi le resultaba imposible estar allí en esa caja de madera que era la antigua librería y ver la gente paseando con helados en las manos o en mangas de camisa. ¿Dónde estaría él ahora?

Se agachó a recoger los libros con cierto esfuerzo, aun le dolían los músculos. Había sido una larga convalescencia en cama viendo al Otoño pasar mientras ella sorbía la sopa por un tubo. Odiaba los hospitales, estar presa allí contra su voluntad. Pero odiaba mucho mas estar trabajando en plena primavera de forma voluntaria para pagar una vida cómoda pero en soledad.

Antes de poner en su lugar el último libro de cocina con la mujer sonriendo en la portada, vio algo brillando en el piso. Parecía la esfera de un reloj de pulsera. Lo puso en su palma y se quedó contemplándolo, la luna se le había roto.

Se levantó con dificultad buscando al hombre cincuentón, pero ya no estaba,acababa de irse. Las campanillas volvieron a sonar y lo vio salir apurado antes de poder avisarle. Quiso dar dos pasos rápidos, pero de inmediato el dolor en la cadera volvió a punzarle dejándola inmóvil en el acto.

Viejo tonto, pensó, ya volverás. Luego se dirigió con lentitud al escaparate que daba a la calle, mientras guardaba el reloj en el bolsillo de su chaqueta viéndolo irse rápido por la acera llena de luz.

Que radiante estaba el sol allá afuera. Un precioso día lleno de esperanza. Vio al hombre que había olvidado el reloj con su tweet verde alejándose por la vereda rumbo al norte de la ciudad.Casi llegando a la esquina el hombre cincuentón pasó a prisa abriendose paso entre dos chicos de color.

La luz cubría todas las ventanas volviéndolas espejos azules. La acera estaba limpia a esa hora de la tarde. Solo los dos chicos negros dirigiéndose hacia la tienda con ropas holgadas y zapatillas blancas.

Al sobrepasar al hombre cincuentón, este se desplomó rápido como un saco, cayendo al piso sin sentido.

Ella vio entonces todo pasar como en cámara lenta. Un charco de sangre acababa de cubrir la vereda mientras el hombre yacía allí tirado sin nadie que lo acudiera.

De inmediato uno de los chicos negros guardó una enorme arma que limpió bajo su chaqueta. Parecía un cuchillo o una espada, no podía saberlo con exactitud, brillaba demasiado bajo el sol de la tarde.

Se le ocurrió gritar, correr, hacer algo. Estaba demasiado lejos. Por la vereda, tranquilos ambos jóvenes caminaban como si nada pasara. Uno de ellos sonrío frente su ventana sin darse cuenta que tras la pila de libros nuevos ella contemplaba la escena horrorizada.

El hombre que acababa de salir de la librería, permanecía tirado en la vereda sin moverse. Muerto tal vez. Y ella era incapaz de correr.


Teresa se llevó las manos a la boca rezando porque no la hayan visto. El reloj aún permanecía en su chaqueta pesando como una herencia que no quería.

Pegó su cabeza y nariz al vidrio para ver si no era un sueño. En esa mañana perfecta de sol y cielo azul a un hombre lo acababan de matar ante sus ojos sin que ella pudiera hacer nada.La vereda seguía silente y el sol reflejándose en todas las ventanas cerradas.

Tras la ventana bajo un sol radiante ella temblaba. Seguía siendo un maravilloso día- pensó-Incluso para morirse.

domingo, noviembre 01, 2009

Y quién es la fea?

La enfermera entra rapidamente a la Unidad y al vernos a mi y a mi compañero vacila un instante.

-Pueden venir pronto?
Yo me levanto de la silla preguntando si sucede algo malo. Me ve a los ojos y vuelve a dudar
Luego, acercándose a él, agrega

-Mejor usted doctor, venga conmigo.

Minutos después él retorna a la unidad.


-¿qué ha sucedido?- Indago con curiosidad.
-Nada. Hay una paciente hospitalizada dice que es igualita a ti, sólo quería que la viera. - Ok.

Mientras termino de escribir mi reporte me ataca la curiosidad de nuevo.

-¿por qué te llamó a ti y no a mi?
- No sé. Cosas de enfermeras, ya sabes.
-A lo mejor pensaría que era un familiar mío.
-Seguro- dice sin levantar la cabeza

-¿Está grave?
-No
-Uhmmmmmmm....Los monitores suenan enloquecidos.

- ¿Y se parece a mi realmente?
- No, dice categórico. Luego me mira y suaviza la frase- Un poco quizá.

- ¿Entonces porqué no me llamó a mí? ...Seguro es fea la condenada
- Noooooooooo, para nada.Tiene la cara finita y la nariz respingada
-Ajá

...Varios silencios después...


-¿O sea que la fea soy yo?
-No te he dicho que seas fea...
- No?
-Solo te he respondido que no se te parece, dice levantándose.

Lo sigo y a mitad del pasadizo atestado de gente (así es un hospital real, no como en las series de tv) el tránsito se detiene ante la siguiente pregunta mía

- ¿Por qué no nos parecemos?
- Vamos, no sé, dice y me quita las galletas q llevo en el bolsillo.
-O sea que no somos iguales
-No pues
-¿Por qué ella tiene "la cara finita y la nariz respingada"?
-No- y agrega, tragándose mi última galleta- Es qué ella es bien guapa

- ¿Y yo no?

...Silencio angustioso.........

-Pues...A ver... tu no te le pareces.

.............Uhmmmmmmmm..............


-¡Me has dicho que soy fea en mi cara! - le reprocho riendo
-No. No. Solo te he dicho ella si es guapa.

Plop!

Que gusto de joderme, pienso, mientras llegamos al asensor

-Ya no me sigas preguntando porque la voy a cagar más
- Maaaaás? le digo riendo, aun con el ego sangrando.
- Monse!

Ya en el sótano nos encontramos con otro médico del equipo que acompaña a un baleado.
-Qué tal muchachos?
-Nada, me acaba de decir fea y se ha comido mis galletas- le digo fingiendo un puchero

El se ríe en una carcajada que muestra todos sus dientes blancos y alineados, para agregar bajando la voz:

- No lo culpes. ¿Esas galletas tenían suero de la verdad no?

Replop!


......

¡A veces pienso que el universo conspira para que me deprima!

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...