viernes, noviembre 20, 2009

In Color

Se va coloreando la tarde de esos matices diversos, a veces quisiera contarle como me siento en días como éstos, pero ni yo lo entiendo. Si lo entendiera no haría filosofía de mis caminatas por el hospital ni de mis escasos momentos sola sin reir, sin hablar ni dar explicaciones.

La tarde cae. Hoy vi fotos de mis viejos, de un lugar que será para siempre mi casa y adonde nunca hay tiempo para regresar definitivamente. Mi casa es un andén ahora en donde me detengo para tomar trenes sin destino fijo.

Quisiera contarle, decirle muchas de estas cosas, pero me agradan mas los silencios y evitarle así, mi larga perorata, mis dudas, mis complejos y que no se de cuenta entonces de lo complicada que puedo ser, de lo aburrida y sensible.

Me agrada recorrer el camino en silencio porque voy viendo como la ciudad serpentea a nuestro paso mientras nos vamos perdiendo por calles sin nombre conocido.

Entonces me dejo llevar por su silencio, pues es más cómodo sentir su mano en mi mano que decir algo necio que no suene a error gramatical o a cursilería sin remedio.

De la tarde que se colorea a mi paso puedo extraer las fragancias mas bizarras cuajando un recuerdo que se quedará para siempre. Perfumes que solo yo detecto, pequeños secretos.

Hoy mi pupila se dilata ante la luz que se marcha y algo en mi ser se va llenando poco a poco de ese día que muere lentamente sobre la copa de las palmeras, que se derrama lento en el perfil de una ciudad ruidosa que jamás nos escucha.

Escribo en silencio, aunque prefiera hacerlo mentalmente a su lado. Cuando ante su silencio mi boca se queda quieta, saboreando lenta la palabra que no digo, esa que se diluye entre extrañas canciones y pensamientos diversos.

Es entonces cuando espero con dicha infantil que en esta ciudad caótica donde nadie espera a nadie y los días malos te atropellan sin remordimiento, que al cambiar el color del semáforo él extraiga de mí con un beso largo las cosas que no nos decimos a menudo, esas cosas tontas de cuando sólo y para nosotros la ciudad se detiene.

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Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....