miércoles, octubre 26, 2011

"La Pequeña"

Ella se acodó en el alfeizar de la ventana a esperar su regreso. Los cabellos sueltos y desordenados, la camisa amplia que se transparentaba contra sus pechos con la fresca brisa de la tarde, su boca mojada de sabor a mango y aquella mirada dubitativa que siempre hacia pensar que no estaba en ninguna parte que no fuera en torno a sus recuerdos.


Dos pisos más abajo la ciudad aun no había despertado del letargo de la tarde. Contra los balcones de madera aun se zarandeaban las banderas con los tres colores de la independencia. Las casas de paredes de cal, formaban una hilera continua que bordeaba un camino de tierra roja apisotonada por cientos de huellas descalzas rumbo a los campos de café. ¿Qué huella sería la de él? - se preguntó con un mohín de nostalgia. Su rostro de líneas suaves se acunó entre las manos que antes habían tocado sus viejas manos. Esas rudas y tostadas manos que acariciaban su pelo al terminar la tarde.

Así lo recordaba ella tremendamente viejo y cansado, su rostro se perdía ahora entre miles de rostros parecidos en su memoria. Rostros quemados por el calor del campo o surcados por arrugas prematuras. En cambio podía recordar perfectamente la textura de sus manos o el olor a tabaco en su camisa gastada. Las miles de líneas coloridas en sus palmas terrosas cuando las abría enormes sobre el regazo de ella.

“Por aquí ha caminado un gusano”, solía empezar haciéndola seguir con su dedo pequeño la larga línea que dividía en dos su palma callosa, “ pero al llegar aquí se ha convertido en bella mariposa…” Su índice señalaba entonces sus pechos incipientes y su yema tocaba sutilmente la ropa infantil que se le había tornado de pronto demasiado pequeña para tapar su cuerpo en desarrollo. Ella entonces sonrojaba su rostro de azucena y sonreía tímidamente dejando que el fumara el resto del tabaco con falsa indiferencia.

Podía sentir el calor en sus muslos, cuando se encaramaba en ellos, pidiéndole otro cuento sobre aparecidos. Y en la mecedora de mimbre él se intentaba incorporar para alejarla de su cuerpo, brevemente…inútilmente. Ella ponía entonces la espalda derecha y en un gesto que rayaba en lo engreído se acomodaba el cabello en una larga cola, que perfumaba brevemente el rostro cansino de él, con aroma de lavanda y manzanilla.

Cuénteme otro cuento, parcero- insistía ella mirándolo de reojo, con ensayada mueca infantil. Y el comenzaba a mecer su cuerpo de doncella, inventado uno que otro cuento de final extravagante, sin animarse a echarla fuera del calor de su regazo. Muy cercana su voz a su oído, su barba sin afeitar rozando por momentos su mejilla suave. Una voz grave brotaba desde el entonces, poblando el ambiente tropical de demonios, de brujas y duendes y esa voz de altibajos o susurros, aun ahora parecía al evocarla, acunarla en las noches de insomnio.

Su voz y su olor parecían ser los únicos recuerdos, sus manos firmes aferradas en los brazos de la mecedora. La derecha con el tabaco siempre encendido, la izquierda con las venas palpitando oscuras mientras ella acomodaba su cuerpo al suyo al morir la tarde. Su rostro se volvía continuamente buscando tropezarse con el suyo, su boca cercana a su aliento acre, murmuraba sin parar preguntas como ¿De que están hechas las alas de las mariposas? o ¿Alguna vez te has enamorado? El resoplaba cansado y entre las matas de plátano corría de pronto una gallina ruidosa rompiendo ese silencio intimo que acercaba sus rostros en la espera de una respuesta.

Apoyada en aquella ventana, ella seguía ahora esperando respuestas. ¿Qué había sido de él después de esa última tarde juntos? ¿Podría volver a verla a la cara un día o ambos ya estarían demasiado viejos y curtidos para contarse cuentos? Su rostro se fue pintando de los colores de la tarde que incendiaba ahora los portales de las casas y en sus ojos se pusieron a media asta todas las banderas. Recordó aquella noche sin luna en que su cuerpo tibio busco el suyo a tientas, la falta de sorpresa en sus ojos al mirarla, como si desde hace mucho la estuviera esperando. El calor de su vientre y lo áspero de sus manos callosas rasgando por primera vez su inocencia. Su cuerpo con olor a madera antigua y tabaco. En el silencio roto por cientos de grillos, su voz susurrante diciendo: Pequeña, pequeña…


La noche cayó demasiado rápido llenando de astros aquel atardecer sangrante. Ella, con el rostro húmedo de recuerdos de inocencia, evocó su olor, la textura de su piel, sus historias larguísimas sin final feliz, su cuerpo tibio tumbado sobre el suyo, lo recordó todo con la precision de los enamorados, excepto su nombre o la nitidez de su rostro.

viernes, octubre 21, 2011

En el boulevard

Le veo mirarme y me pregunto si será buena idea escribir de nuevo. La cerveza se entibia en el alto vaso que funciona de prisma para filtrar los colores de la tarde y mis dedos cogen un poco de la espuma llevándosela a la boca en el mohín caprichoso que adivino el recordara luego.


Son tan pocas las ocasiones en que me atrevo a ser yo de nuevo que tener un testigo a veces no conviene. ¿Qué haces?- pregunta curioso, mientras yo garabateo cosas en mi mente, la mirada fija en el final de la calle. ¿Hacer?- sonrío, cautelosa. Siento que me ha pillado volando bajo, que ha leído lo que aun no escribo, que pronto hará mas preguntas que no sabré como contestarle.

¿A qué te dedicas?- Agrega, mientras retira el plato vacio. No es inusual que me tutee, si al cabo siempre paso por aquí y pido lo mismo, si me siento y bebo lentamente viendo de vez en cuando el reloj, como si esperara a alguien acaso para no pensar en nada, acaso para no llamar la atención de nadie.

Pienso tantas respuestas, pero he perdido la costumbre de mentir y le digo que escribo. Luego me arrepiento, puesto que siempre preguntan ¿de que escribo, por que escribo o a quien escribo? El me huele la mentira y me dice, Yo también lo hago, con cierto aire petulante que no le había detectado antes, con la barbilla altiva, su mandil impecable, el cabello recortado, el arete brillando en la oreja izquierda.

¿Así?- le digo incrédula y mis ojos se levantan por encima de las gafas. No sé porque me pongo a la defensiva, como si el chico me acabara de golpear a traición con esa frase. Se burla de mí, estoy segura. Apuro el vaso de cerveza en mi garganta cuando él se lanza a contarme su historia, creyendo que de verdad me importa o quizá intuyendo que cada vez que llego a su mesa a mi me sobra el tiempo para oír esas historias.

Una historia que robaré, estoy segura. Su vida ya no será la misma, pienso, ni su nombre, ni su cara. Cada palabra que surge de su boca cobra importancia para mi ahora, me ha atrapado, porque él me habla y yo escribo sobre él, lo ubico en otro plano, lo hago actuar para mi, cobra la vida que no tiene abandonado en ese destino feo de servir platos a los turistas despistados.

Te invito una copa más tarde, como a las diez al salir del trabajo- me dice.

No sabe en lo que se mete, pienso, pero llego a dudar si no seré yo la que ha sido atrapada porque comienza a preguntar cosas pequeñas que yo respondo con frases honestas que no puedo evitar ¿El escribirá sobre mí ahora? ¿Seré yo su personaje raro? El sol cae tibio sobre el blanco tapasol, entibia mi piel y hace visibles las huellas que dejan mis dedos en el vaso vacio. Hay tantos como él, reflexiono mientras me niego a su propuesta. No necesito un solitario mas acompañando mi paso- me repito herida.

Lo prefiero así, inventado, limpiando mi labial del borde de los vasos, escribiendo sin gracia poemas que no enviará. No tengo el valor para una charla completa sobre su vida o la mía, le confieso sonriendo tristemente. Por lo menos esta noche no.

¿Algún otro día?- Me miente guiñando un ojo coquetamente. Si, cualquier otro día- le miento yo.

lunes, octubre 17, 2011

La Ingenua Ingeniosa: Fantasías y Besos de Moza

La Ingenua Ingeniosa: Fantasías y Besos de Moza

Dias Planos

Hay días que no son mejores que otros, simplemente son días que dejo pasar, mientras veo el cielo azul Serrano carente de lluvias muy alto casi inalcanzable. Hay días como esos en que no hay nada mas que hacer excepto pensar y hacerse una que otra pregunta acerca del pasado, pasan entonces frente a mi los rostros, los recuerdos, las risas, los amigos. Lo único que no falta es la música que me acerca a esos recuerdos. Música que corre en mis venas como vectores de lo que fue y ya no será. Camino entonces y si la melancolía no se opone sonrío y quedan latentes las preguntas, el continuo escudriñar de la vida, la ansiedad de saber que ocurrirá luego o como ocurrirá. Camino y es la satisfacción de saber que ningún camino se acaba lo que me empuja a seguir caminando y sonriendo, pues siempre hay algo porque sonreír.


Tengo amigos raros-eso me dicen- y me pregunto entonces ¿Qué es normalidad? Si la naturaleza me pone en caminos raros ¿Por qué debería esperar hallar siempre gente normal? Mi mejor amiga fumaba como si el mundo se fuera a acabar mañana y me contaba sobre su padre drogadicto, sobre su infancia de abusos varios. Ella hablaba conmigo y su vida era color en el paisaje funesto de las personas normales, ella abría su corazón madurado de vida y experiencias varias y mis oídos se abrían grandes como alas de pájaros gigantes y yo volaba con ella a ese pasado en donde no hubo nadie en quien confiar suficiente. Los cigarrillos se acababan en nuestro cenicero y si llorábamos no había nadie más para juzgarnos, tampoco si terminábamos riendo, pues decía ella: Ya pasó, estoy viva y la vida continua.

¬¬¬Hay días que han sido peores que otros, pero no busco a mis amigos para contarle de esos días, a veces no tienes amigos cerca para charlar. A lo mejor y no entiendan o no sepan escuchar. Entonces escribo y hay algunos que leen y otros que contestan. Amigos con los que quisiera compartir cigarrillos, música o caminatas largas, esos son los que abrazo en mis cartas largas y en mis recuerdos. Un día esos amigos estarán cerca y yo contare algún recuerdo entre sonrisas o lágrimas y sabré decir con propiedad: Ya pasó estoy viva y hay que seguir respirando. La música no se detendrá entonces, ni los cielos azules serán más altos que en mis recuerdos. El lugar será preciso y el momento perfecto, como ahora en que te escribo y puedo sentir que el largo y aburrido día poco a poco mejora.

jueves, octubre 13, 2011

De Cafe y Canela

Y entonces fuimos dos. Dos mujeres de piel oscura tomando café con canela en un lugar hecho para blancos. Probablemente las únicas dos que condimentarían una bebida perfecta con polvos de canela para recordar algún pasado mejor.


Yo era joven pero con canas en las sienes y ella doblaba la edad de la menopausia con el cabello perfectamente tenido, con alguna hebra plateada cayendo en un rostro de ojos almendrados y perfectos. Ella era alta, yo pequeña y hablábamos de los hombres como de un animal salvaje al que jamás se le domestica completamente para que duerma a tu lado. Viejas cazadoras jamás nos habíamos acostumbrado sin estar a la sombra de la soledad.

Nuestro humor era acido y la gente alrededor reía con esas ocurrencias que sonaban a falsa inocencia, con ese humor negro. Negro como nuestra piel y nuestros cabellos, atados los de ella, sueltos y aborotados los mios. La gente reia y luego se iba murmurando.

La gente siempre murmura decía ella, sin un apice de malestar en su voz moviendo con un palito metalico el café aun caliente, que acercaba a sus labios de pliegues rugosos y de sonrisa perfecta.

La gente murmura porque no sabe, le decía yo, a que sabe la vida con buen humor, con risas chispeantes, con frases a quemarropa, a que sabe la vida de una mujer a la que no le importan sus murmuraciones. A que sabe el café con una pizca de canela.

martes, octubre 11, 2011

Comer...y Amar

Han visto esa película Comer Rezar y amar? Bueno al terminar la especialidad yo me dedique a ponerla en práctica…Comer (hasta el hartazgo)…Rezar…bueno, como no sea para que me baje la guata, es algo que usualmente no me apetece…Amar…cri, cri, cri…


Vale amar-se o amar (aunque el susodicho no está cerca?) Vale eso?

Hacer un viaje alrededor del mundo para conseguir lo que no se tiene adentro no vale la pena, pero vaya que he viajado y cada vez me he apartado mas de las ideas aburridas y cotidianas sobre trabajo, hipotecas o jubilación. He olvidado viajando que hay gente con la que no comparto ideas, gente con la que jamás me llevare bien, compañeros de trabajo con el nivel de compresión de lectura de una rana u hombres a los que no quisiera verles la cara de “lo hice bien verdad?” luego de haber mantenido un affaire.

Un día hace algunos años desperté queriendo dejarlo todo atrás, pensando que la vida era insuficiente de la forma en la que la llevaba, entonces hice todos los descalabros que me vinieron en gana, sin testigos o con mucha gente viendo como maduraba mi vida lentamente en el ardor de los otros. Luego volví al camino, pero Dios sabe que el camino es aburridísimo, que hay personas que no hemos nacido para despertar temprano, para seguir reglas, para sonreír siempre o para seguir órdenes, incluso sean estas necesarias de seguir. Y la pase mal, no era el hecho de ser médico o no, era el hecho de estar viviendo la vida dentro de un traje de pino, como si ya estuviera muerta. Entonces desperté y decidí vivir como vivían mis congéneres, trabajar arduamente y descansar cuando hiciera falta siempre precedida de una juerga de por medio. Así nunca pensaba, la vida de parranda pudo haber sido lo mío, el problema es que luego de la resaca de todo lo vivido yo siempre despertaba.

Un día volví a despertar y me di cuenta que otra vez no tenía amigos, que no quería estar obligada a tener amigos solo por circunstancias laborales, por caprichos geográficos o porque no había absolutamente nadie más cerca. Pocos de mis amigos resultaron serlo realmente y ese día asqueada quise romper con todo de nuevo; pero pareció demasiado tarde, ya era uno de ellos otro médico más forjado en serie para pensar como querían que pensara, con sus costumbres e ideas retorcidas. Durante 4 años había dejado de pensar como yo, o de hacer cosas que realmente quería.

Pero había sido la especialidad el único problema? La temporalidad, la geografía, las relaciones, el cambio climático y los cambios hormonales, todo juega en contra cuando sientes que la vida se te está escapando de las manos. Pero vamos, un día desperté y decidí alejarme de todo a como diera lugar. Mi primera opción había sido siempre el salir del país, pero luego pensé que tal vez debería hacer la del avestruz y meterme tierra adentro. Volví a la tierra del Olvido (porque en Perú siempre hay una) con el fin de olvidar el amor (o la promesa de este) luego seguí por ahí y a medida que me alejaba me di cuenta que mientras mas lejos mejor. Pero debía volver a los brazos familiares y volví.

Ahora ya no vivo en la casa que compre y que no habita ni un gato, la cual sigo pagando religiosamente hasta que sobrevenga la crisis. Tampoco con mis padres, pero si muy cerca de ellos. Sigo viviendo sola y por primera vez en siete años he dejado de preguntarme si el tiempo puede volver atrás (porque de cierta manera he querido que eso pase al ) No tengo esperanzas en el futuro ( El 2012 se acaba el mundo y Facebook se acaba en noviembre) pero al menos no me quedare en cama a que la muerte me sorprenda, por lo tanto…Camino. Si camino bastante porque de lo contrario dormiría y luego de un millón de exámenes he resuelto que mi sueño que se puede extender hasta 18 horas diarias si es que nadie me interrumpe, no responde a ninguna causa patológica más que el querer vivir soñando.

Comer, dormir y amar podría ser mejor…O caminar y leer…o escribir y dibujar ( hace meses que no dibujo nada) o bailar y bailar y bailar…En fin, todas son buenas excusas para hacer lo que realmente nos gusta hasta que llegue el momento de partir y que no nos ataje la muerte con deudas pendientes.

lunes, octubre 10, 2011

Podria ser peor

Podria ser peor...podria ser como hace algunos meses que no se me ocurria nada que escribir...O como esa manana que al despertar supe que queria alejarme de todo y de todos...Digo, podria ser peor, porque entonces ni siquiera intentaria acercamiento alguno, simplemente me iria y cerraria todo. Dejaria todo cerrado para que nadie entre, como mi casa, el corazon o mi cama (que diferencia hay entre estos espacios?)

Me refiero a que podria ser peor, porque vamos, siempre puede serlo...Siempre siempre hay una peor noticia para la que no estabas preparado

jueves, octubre 06, 2011

El unico objetivo de este blog era que no perdieramos contacto...y Miranos ahora!

...Ensayando acercamientos a unas pocas micras de distancia...

24 horas de mundo real

La pregunta para el ensayo en francés se refería a ¿Qué acontecimiento había cambiado mi vida. En la practica oral había ensayado la típica ...