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domingo, agosto 05, 2018

Parte 3: Un Día sin sexo (en Lima)

Un dia sin sexo
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Esa mañana desperté con la certeza de que no pasaría un día mas sin tener sexo. Era viernes, mi día libre y tenia 24 horas por delante para lograr que mi deseo ocurriera. Lavada la cara con agua fría, meditaba con cara de autómata frente al espejo el paso a paso de como le diría que quería que pasáramos otra noche juntos. Nuestra química había sido ideal, pero habían pasado algunas semanas de aquello  sin casi hablarnos y el orgullo me lo estaba comenzado a tomar con soda ante el escozor de mis últimas urgencias.
El era francés, comprendería de esas necesidades sin tener que dilatar el tema con falsos coqueteos de tira y jala. El recuerdo de esa noche aun lo tenía bastante fresco en mi memoria, había sido un interesante pre  y un largo y cariñoso post que nos mantuvo todo el fin de semana en cama; era imposible que rechazara una oferta tan tentadora. Mi formula sería lanzárselo directo y abocadejarro apenas comenzara el día, así me evitaba los arrepentimientos y la ansiedad que me producía la duda que me rechazara, o que simplemente me dejara en visto. Para estas cosas una llamada telefónica sonaría demasiado íntima y comprometedora, era mejor un sex- mensaje, limpio, claro y directo, pero primero rompería el hielo con una imagen caricaturezca de una pareja  teniendo sexo para dar los buenos días,  luego lanzaría mi fórmula favorita: 

-Quieres venir a casa a jugar hoy?

La respuesta no se hizo esperar mucho. D. estaba escribiendo… D. Se tardaba escribiendo, mal síntoma siempre.

La bofetada comenzaba con un “ Me encantaría “ y terminaba con un “tengo el fin de semana full”
Nadie tiene el fin de semana enteramente ocupado para sexo ardiente y sin complicaciones, me dije.  Quién se puede negar a eso? Quién se puede negar al sexo gratis? Había sido malo el sex conmigo? No, imposible. Era un No definitivo que dolía como pelota de tenis directo al pecho, pero  al menos era mejor que las respuestas vagas de mis compatriotas: “Vamos viendo…” “Yo te aviso…” “Cualquier cosa te llamo…” En que habían terminado las comunicaciones humanas? Sentía la boca seca y el orgullo herido antes de la hora del desayuno. Vaya combinación para un viernes!
Si bien ya tenia alguna experiencia en relaciones, noviazgos, amigos-con-derechos, citas fugaces, aun me costaba acostumbrarme al hecho de que con la modernidad y el uso de internet el sexo se había convertido en una moneda de cambio tan usual que lo menos que querían los hombres (sexys y no tanto) era repetir pareja si podían seguir probando ad infinitum.

Yo era de la vieja escuela. Esa que te enseña que si el sexo sale bueno debes repetirlo y repetirlo hasta que deje de serlo. Pero los hombres que había conocido este año no habían leído ese Manual  Carreño de las relaciones íntimas y no estaban dispuestos a repetir cita con la misma pareja con el riesgo de enamoramientos, mujeres obsesivas o compromisos ulteriores. Todos los guapos que conocía parecían vivir con la obsesión de que alguien les robaría su semen como sise tratara del fuego sagrado o que las mujeres con las hicieran empatía reclamarían luego algún tipo de beneficio económico o de relación caprichosa que los forzara a algo en el futuro. Era el 2018 y todos vivíamos muy paranoicos con que nos vivieran y nos pincharan el globo dorado del amor sin compromisos.
Que me quedaba sino salir corriendo por toda la playa a que se me bajara la ansiedad y la vergüenza. Acababa de tomar el riesgo de mostrar mis fichas y las habían rechazado gentilmente. Había otra mujer ya? De seguro que si. Alguna mas joven, quizá ? Alguna que si tuviera cariño a los niños? Recordé que habíamos charlado antes de irnos a la cama, una cita interesante sin duda, pero… Tan malo era que a mi edad no demostrara un instinto materno para compatibilizar en una cita con papás solteros? Tan riesgoso el que yo no quisiera ninguna relación amorosa posterior? Se vería esa actitud tan mala en una mujer? Debía fingir que si me interesaba algo serio para poder tener algo gratamente pasajero? Demasiadas variables que me ponían paranoica y el tipo no daba la tela para tanto. Era momento de racionalizar y hacer un análisis completo de fortalezas y debilidades que pusieran en equilibrio que tanto me gustaba su cuerpo sudado cerca al mío o que tantos días podría resistirme a pensar que sus besos si me transmitían algo mas que solo la pasión de una relación casual. 
Eso de los besos ricos siempre era un riesgo. Una debilidad mía. Los besos y la charla inteligente que me retara, las bromas agudas, su barba suave, su olor…Había comenzado a divagar, las ganas de sexo me estaban confundiendo los sentimientos por este tipo. Era mejor correr hasta que doliera.

El día a partir de ese momento comenzó a transcurrir lento y con ganas de alguna droga legal que me adormeciera un poco. Pensé en el Gurú, mi primera vez fumando hierba. Ese recuerdo también debía desplazarlo de mi mente. Mi carne comenzaba a sentir nostalgia por otras carnes y eso podía cocinar un coctel molotov  de sentimientos con consecuencias imprevisibles.
Tendría que esperar hasta la noche para ir por unos vinos, unas cervezas, lo que quisieran beber mis amigas, convencería a alguna de ellas a salir a por unas copas, algún lugar bailable interesante y besaría al primero que me encontrara ligeramente atractiva. Esta vida ya no estaba para ponerse muchos moños, me dolía el rechazo, pero me dolía mas otro viernes sin sexo. Sin un abrazo que me apretara, sin un cuerpo que me hiciera sentir su peso sobre el mío para acabar con todo esta sensación ingrávida de no saber a donde te diriges hasta el lunes, en que te vuelven a poner las marrocas del trabajo cotidiano. Yo tenia 3 días libres y era momento de ponerlos a explotar para no pensar en nada.

Para la tarde ya estaba bañada y depilada enteramente. Solo quedaba una compra de vuelos vía internet y tenia el vino listo para  festejar nuestro próximo destino a Grecia. Que bonita vida que teníamos ahora, mujeres independientes haciendo itinerarios entre Estambul y Atenas, ningún dueño que se resintiera por estos repentinos viajes, nadie echándote en cara el porqué gastas tu propio dinero  mas en placeres cercanos que en ahorrar para el futuro. Si, definitivamente había sido una buena decisión quedarme soltera, pero cuanto costaba tener una cita! Una maldita cita decente.

La edad madura traía el riesgo de volverse selectiva, ya no solo por físico de los hombres, sino por su léxico, por la seguridad al interactuar y por un montón de variables que hacía que los buenos prospectos escasearan. “Pero si son para llevártelos a la cama no para casarte con ellos” !!! -me repetía mi mejor amigo por el hilo telefónico. Pero vamos! Una conversación  mínimamente interesante, era lo único que pedía, una no le puede seguir la cuerda a un idiota así este en los abismos de la arrechura! Que una también  tiene sus limites caray!  Y si me tocaba un loco? Un paranoico? Un violento? Hasta ahora había tenido buen olfato para detectarlos antes de salir con ellos, pero con esa gentuza nunca se sabe.

Viernes 9 pm, la compra de pasajes había resultado una buena mierda, en lugar de festejar mi mejor amiga y yo bebíamos vino, frustradas por la lentitud de aceptar las tarjetas de crédito. Realmente nos iríamos en globo al otro lado del mundo, solo por que eso era lo que tocaba hacer? Desde que me dedicara por completo a invertir mi dinero en asuntos de placer, no había viaje al que me negara. Quería dar la vuelta al mundo, llenar mi pasaporte otra vez, llenarme de experiencias, olvidar que mi corazón ya no confiaba en nadie. Que no se lo volvería a confiar a nadie para que lo apresara con estúpidas normas de vida convencional. Me quedaba poco tiempo por delante, el reloj pesaba sobre mi como una amenaza constante. Nadie mas que yo comprendería mis razones. Lloramos un poco alrededor de ese vino barato y hacia las 10 de la noche comprendí que era mejor ponerse la pijama porque incluso las amigas te fallan un viernes, si el corazón les  explota por otros pendejos.

Yo no necesitaba llorar a nadie, no había amores recientes por quienes llorar, solo citas casuales, amores sin compromiso, nada demasiado grave. Eso era bueno, no? No llorar por nadie en profundidad. Apagué las luces y por la ventana abierta miré por ultima vez la ciudad. Nadie dijo que seria fácil. Me sentía abatida con la pijama puesta sin citas un viernes en la noche. Mil mensajes en las redes: Eres linda, eres sexy, mil tonterías para levantarte el ego, nada concreto, nada real. El mundo real apestaba. 

10:40 de la noche. Un mensaje al móvil. Hola, aceptarías salir conmigo? Era W.

Bastaron unas fotos de intercambio de fotos en pijamas aburridos para convencernos que no era nuestro tipo de plan para un viernes. Tampoco estábamos para conversaciones electrónicas y la noche era joven aun.

- Te veo en una hora- le dije - antes de volver a entrar a la ducha.

Esa noche conocí a W. un perfecto fuego humano. Rubio como el sol, con besos que asesinaban y un estupendo gusto musical de rock y heavy metal…Era el pago del universo a mis plegarias sexuales? La cita transcurriría casi perfecta para un viernes anormalmente lluvioso en Lima pero contra todo mi deseo esa noche yo tampoco tendría sexo.





miércoles, julio 18, 2018

Parte 2: De lo que piensa una mujer en la madrugada

Cuando paso de camino a la cocina en busca de agua, siento que jamás he estado así de sola antes. Que jamás he estado tan bien.
Camino a oscuras  y descalza en la madrugada por el corredor que me lleva a la cocina y las puertas abiertas de las habitaciones que en otro tiempo eran ocupadas por turistas ocasionales que alquilaban mi piso, ahora solo filtran la luz ámbar del exterior en medio de los cachivaches. Todas las habitaciones siguen llenas de cosas. Cosas mías. Zapatos, vestidos, papeles, dibujos y recuerdos. Soy incapaz de tirar alguna cosa que me sobre, soy incapaz de deshacerme del pasado. Esas habitaciones llenas de humedad tienen las puertas abiertas y de sus ventanas con persianas a medio cerrar se puede distinguir la avenida iluminada, los letreros de neón a lo lejos, la lluvia que golpea tímida en insistentemente esta madrugada de Julio.

Mi piso se convierte entonces en el vientre de una nave que flota en medio de la humedad limeña con las escotillas abiertas y yo en la pasajera solitaria, que tropieza con las sillas y las mesas calculando mal el equilibrio de esa realidad alterna. La ciudad afuera estará mojada y fría todo el invierno y mi corazón igual que las galletas dejadas en la mesa también se humedecerá y echará a perder antes que pueda ser usado.
Usado digo y esa sencilla palabra me remite a lo utilitario de nuestras relaciones. Escuchar mucha mierda para poder hablar de una mismo un rato. Dar besos para que te besen, apretar fuerte en los abrazos paras sentirte abrazada y dar mucho de ti, para recibir algo similar. El sexo, una imitación de amor, de compañía, que a mitad de la madrugada comienza a hacer tanta falta y deja convertida mi cama en algo tan triste como un estadio vacío.
Ha de ser que hay noches como esta en que me siento muy sola y me despierta un susurro en la madrugad. Es mi propia voz que me asusta por lo metálico de su timbre. Una grabación del mas allá que me pregunta: Estás segura?

La verdad no. Hace dos días llevo cavilando la idea de infringirme un gran dolor físico para que olvide un rato el de adentro. Y el de adentro no se de donde proviene. Conozco las causas mas inmediatas, los hombres, el amor, el sexo. Pero debe haber causas mas enmarañadas para sentir esta angustia, esta necesidad de algo que no se qué es. El hambre nunca satisfecho de un alguien.

Crees en las almas gemelas?- Me ha preguntado él hace meses. Le he respondido que no, que quizá antes, pero que ahora no creo ya en muchas cosas. Claro- se burla él- ahora eres la chica fuerte que ya no cree en nadie. Se da cuenta como yo, del cinismo en mi respuesta. Es obvio que sigo buscando algo y que sigo queriendo creer. A veces me gustaría pensar que él es la respuesta. Que ese alguien es él, quisiera decírselo: Ya no creo en muchas cosas pero creo en ti. A que no hubiera sido bonito? Pero un momento incomodo para ambos. Yo ya he dejado esas cursilerías. Ahora me enamoro una vez cada semana, a veces obsesivamente, de personas diferentes. Es divertido, es intenso, es una sensación rica pero no suelen haber segundas oportunidades. Mis amistades me dicen que les gustaría ser tan prácticas como yo, yo les respondo que cuando quiero ser práctica solo pienso con la moral de un hombre y dejo de culparme por toda mi apariencia y por todos mis deseos.

No es una venganza, no. Solo que no veo por que deba reprimirme ya en nada. Si he de morir sola, que el camino sea por lo menos divertido. No quiero embarcarme en intentos de relación donde deba condescender tanto sin que mi pareja se de cuenta que ya lo estoy sacrificando todo, a mi misma, por tratar de combinar con el. Para estar cómodos, para poder remar en la misma dirección. Para no ser la conflictiva o la inestable, la que sueña mucho sin asidero real de como hacer realidad esos sueños, la que parece que se va escapar de pronto a hacer lo que le venga en gana.
La mayoría de veces, es cierto, me incomoda volverme tan blanda, tan frágil y pusilánime dentro de una relación. Una niña a la que cuidan, una damita, una señorita. Alguien a quien debe protegerse. Siento que no soy yo y sin embargo, cuanta protección necesito! Cuanto miedo me da tener que necesitar a alguien y que no pueda estar.
Existe una parte de mi que se lamenta cuando está con hombres mucho mas sensibles y frágiles que yo misma. Es cierto, los busco bestias, para no tener que consolarlos luego. Busco personas prácticas y luego me lamento de su pragmatismo para dejarme. Busco personas independientes y me admira su independencia de mi al inicio del amor, al inicio de ese bello desastre obsesivo-compulsivo de las primeras citas y el primer romance que insta a querer estar pegados como lapas sin querer salir de la cama. Ellos me dejan cuando yo empiezo a flotar en azúcar. Cuando siento que no buscan la oportunidad de verme mas seguido, cuando se distancian para que yo me acerque. En cuanto siento su duda me alejo. No me gusta seguir ese juego, verme expuesta, aunque exista la posibilidad de que el hombre de mis mas caros apetitos pueda dejarme antes. No me gusta tener que insistir, ser yo la del primer, segundo y tercer paso. Ya estoy demasiado dolida por todo para que también deba dolerme porque me dejan.

Si, dejarme. Aunque yo sea la que me voy, siempre he experimentado el amor como si me dejaran ir primero. Mi piso se siente enorme ahora, no hay ningún ronquido en la madrugada, ningún olor nuevo entre mis sábanas, ninguna persona para acompañarme hasta el final de este naufragio.

viernes, mayo 12, 2017

Intimidad


Veo la Tv recién puesta en la pared de la habitación y siento que de pronto me he convertido en una más de la panda de solteros irremediables y que por propio gusto, he llegado a conocer en mi vida. Sus habitaciones siempre son iguales, camas grandes comodísimas, con pantallas de TV enormes que abarcan media pared, alguna máquina de ejercicios cerca, mesas de noche con libros o no, los infaltables y modernísimos aparatos electrónicos en la cama, para conectarse a todas las redes sociales existentes y por supuesto, ropa colgada y perfectamente planchada, siempre por alguien mas.

He llegado a conocer a muchos solteros, como yo, que acondicionan la habitación con cortinas para que se oscurezca incluso a medio día y con luces localizadas para iluminar a distintas graduaciones en medio de la noche más oscura. Espejos cerca nunca sobran y bandejas para la comida. Todo lo que sea posible para no tener que salir de casa. He llegado a conocer gente con el frigobar dentro de la habitación, para no tener que caminar descalzo a medianoche. Personajes llenos de manías y rituales, que una pareja viene a romper temporalmente, por suerte.

 Con mi nueva pantalla me siento una más de esa legión de personas que te repite en medio de alguna conversación honesta, que a la gente "como nosotros" es mejor no quererla atar con matrimonios ni mucha convencionalidad.  Yo me he querido atar y por voluntad propia, me han dejado y he dejado y no hablo de las relaciones de pocos meses de conocidos, sino de esas supuestamente serias, con familia y cura incluidos. Las difíciles de romper, con anillos y maldiciones de por medio.

No es que mi intención haya sido volverme una solterona sin remedio. Tampoco que tenga mala suerte ( o si?) Pero en medio de la vida moderna y de poder conseguir por tu propia mano todo...Por qué debes acoplarte a las manías de otra persona que probablemente solo te quiere a medias? Que te tolera con tantas o más dudas que tu? Que sigue frecuentando las paginas sociales en busca de algo o alguien que le provea algo que tu ya dejaste de proveer? Ambos lindos para la foto, pero una relación eterna?? No way!!

Es una competencia injusta, eso de la experiencia versus la novedad. La novedad siempre gana, incluso mala. No se puede ser interesante toda la vida, hay un millón de mujeres diferentes a ti pululando en pos del hombre que tienes al lado. Deberías buscar una espada y cuidarlo como si fuera un tesoro? Después de estas ultimas décadas de acostumbrarnos a tener todo al alcance de la mano, de cambiar artefactos antes de los cinco años, la ropa tirarla antes de que cambie de color y los zapatos cambiarlos apenas pasaron de moda, pues las parejas no se vuelven la excepción. Si no me cuidas, debería cuidarte más yo?

Hay una línea genial de una de esas películas malas que una ve por error. Ambos protagonistas ya deben promediar los cuarenta años y acaban de tener su primer encuentro sexual, están abrazándose agotados en la típica pose cucharita, ; ella suspira y  una espera que dirá el típico Te amo,  pero no, ella solo dice sin entusiasmo: Estoy cansada de ser graciosa.  Y suena tan sincero!  Que el solo responde Yo también. Luego se quedan dormidos.

Muchas veces después de las primeras citas y de por fin haber llegado al tema sexual, una solo quiere confesar que se cansó de intentar parecer graciosa o interesante- No lo nieguen, nadie va con cara de culo a una primera cita- Que el chiste no dura para siempre y que no me van a parecer trascendentales todas las charlas que se le ocurran al susodicho en cuestión.
A veces si, el hechizo se prolonga y las conversaciones se suceden unas a otras llegando a ser buenas tanto en el pre, el post como durante el mismo sexo (Si, si se puede hablar en medio del sexo si el no muere de ablandamiento) pero en la mayoría de veces esa intimidad de conversaciones buenas solo dura lo suficiente como para tener una charla honesta sobre que no quieres ver en la TV hoy y cuando quieres terminar esa relación que no va a ningún lado. Todas las conversaciones intermedias son dignas de olvidar, si no las relaciones no terminarían. Ni se tendrían parejas nuevas, no?

Las charlas de término siempre serán difíciles, incluso para los solteros empedernidos. Para los de las mil relaciones, peor si eres mujer en un país como este y debes cargar cierto estigma por haber roto varios compromisos. Así la relación lleve varias semanas de solo pasarse el pan con mantequilla y no decir una palabra o el sexo se haya vuelto de regular a malo y las conversaciones en común no tengan un ápice de gracia. El último acto de intimidad entre dos personas siempre llega con el rompimiento, como leí por ahí entonces, Herir a alguien se convierte en  un acto de involuntaria intimidad.


miércoles, noviembre 16, 2011

El Color de la Pasión

No recordaba la última vez que me sentí contenta hasta que comencé a coser ese disfraz. Hace mucho que no creaba, ni me quitaba el sueño nada. Incluso escribir había perdido su encanto, los pocos cuentos que había escrito en estos meses habían sido a pedido de un par de amigos que aun a pesar de la distancia seguían leyéndome y de cierta forma extrañándome. Pero mi escritura no era más que pan con queso, algo que sacia el hambre del pasante momentáneamente, nada espectacular. En estos últimos años, todo me había llevado a concluir que no habría nada más que dar. No soñaba, no pensaba, no creaba historias y si lo hacía eran mediocres, para lectores y escritores aficionados que soltaban bombardas si un cuento les gustaba. Lo mío era pan con queso (a veces ponía diferentes tipos de queso) pero jamás seria el sándwich favorito, el especial que sacia, encanta y hace que vuelvas a pedir maravillado, aquel sabor unico.


Definitivamente escribir había perdido su encanto y no volvería por esa senda nunca más. Pero crear, volver a crear algo me llenaba de emoción, incluso un simple disfraz que a nadie importaría. Era difícil creer que me sintiera feliz de solo entrar a la tienda de telas y comenzar a elegir las telas, las cintas, los encajes o los botones…Era niña de nuevo, la olvidada diseñadora de muñecas de la que había escrito un día…
Recordé entonces lo serena que me ponía de chica hacer bocetos o dibujar siluetas y combinar colores, antes que llegara a mi vida laboral y los rostros de aspecto manga acapararan mi atención y me hicieran dibujar solo caras despeinadas en cualquier hoja que se posara en mis manos. Aquellos rostros tristes, de los que la gente se burlaba siempre.
Si no hubieran sido esos rostros que dibujaba descuidadamente durante la visita médica o la cháchara inútil de los médicos de la unidad, tal vez habría perecido como ellos y perdido asi la poca humanidad que me quedaba, mi mundo interno en donde aun habitaban restos de fantasia e ingenuidad. 

Siempre hablo de mis últimos años de especialidad como una experiencia mala y embrutecedora para mi mundo interno. Amén de las cosas que ya he contado, jamás había tomado en cuenta lo traumático que podía ser que alguien te prohibiera el color en el atuendo. Una prohibición estúpida y que por su estupidez enervaba mas ¿Qué de subversivo podía tener usar un scrub de color en el trabajo? ¿Qué mente retrograda podía prohibir el uso de color? Volvia a vivir en Pleaseantville (dime que viste esa pelicula para no sentirme tan sola...)

No había tomado en cuenta la importancia del color en la ropa diaria hasta que leí sobre Gauguin y ese texto maravilloso, que también a él le cambiaria la vida, “el color como expresión de la sensibilidad, las creencias y las fantasías humanas”. No era algo castrante no poder usar colores? Se debía usar el color según las urgencias íntimas…claro, ahora lo entendía. Entendía que la viva expresión de mi timidez e inseguridad era lo clásico y predecible en el color o la combinación de mis atuendos. ¿No había yo virado a lo monocromático o al seguro blanco y negro cuando volví a ver a CF? No deseaba que me volviera a ver inadecuadamente vestida. Durante años había intentado complacer a todos de esa forma, no mas de 3 colores en el atuendo. Mejor si la composición de colores era en tono decreciente.

La vida interna de las personas se refleja en su apariencia externa, en la elección de los ropajes que cubran ese pobre cuerpo. El color y el diseño que llevan encima es lo que inconscientemente quieren que vean de ellas. La mayoría esperamos que no vean nada. Permanecer ocultas. Pero el diseño está en todo, dirige la vida del ser humano, aunque este no esté plenamente consciente de esto. ¿No lo había dicho ya el finado Steve Jobs? ¿No había sido ese el secreto de su éxito?

Tal vez era el momento de atreverse, pero eso no se limitaba solo a volver a usar color. Era atreverse con la ropa, a crear ese tipo de ropa tal como se anima uno a reinventarse el ego destruido por una sociedad pacata y gris.

Desde lo ocurrido aquella mañana con la Niña Lorena, mi visión del mundo había cambiado para mal. Los ojos hacia adentro, buscar no figurar, no llamar mucho la atención, aunque eso algunas veces fuera imposible. Mi instinto era resaltar y mi continua culpa hacerlo. Mi penitencia obviamente, seria ocultarme, desaparecer en el mar de rostros, buscar un seudónimo, que jamás se supiera que yo podía hacer algo que no fuera lo que todo el mundo hacia. Diluirme en la masa. Volverme gris o de un color neutro que se reflejaría en adelante en todos mis atuendos.


Es interesante como en una sola noche pueden concatenarse Gauguin, Steve Jobs y mi afición por el manga. Como de pronto siento que no había ningún pecado en esa casi obsesión que tenia de mas chica de dibujar cuerpos de mujeres desnudas, de siempre buscar la belleza incluso en donde era difícil encontrarla. El cuerpo humano siempre será para mi objeto de contemplación ¿será por eso que siempre me agrado mas el curso de anatomía a pesar de lo pesado que era? ¿Por aquellos dibujos del cuerpo en movimiento? Un cuerpo que yo ahora quería vestir y crear para él, atuendos para lucirlo o cubrirlo según la ocasión.

Entiendo por un momento la relación entre el color y el sexo. Ese tema recurrente en mí. ¿No es el sexo la pulsión de la creación? Recuerdo aquella tarde en la facultad en que el doctor-erótico interrumpió su clase de dermatología, al verme llegar para clavarme los ojos y hablar del color. “Yo tengo un auto rojo- empezó -no lo tendría si no quisiera ser visto…pasa lo mismo con las mujeres, siempre quieren ser vistas por eso se exponen, ellas se exponen siempre…” luego siguió hablando del cáncer de piel, sin que nadie entendiera nada. Yo ese día había llegado tarde y con una blusa roja y me comencé a escurrir en la banca tratando de desaparecer. Siempre desaparecer.

Cada vez admiro más la pintura de Gauguin y me entiendo más yo misma. A ratos me diluyo, me desenfoco y me desespera no poder unir todos los puntos del diseño que es mi vida, yo sola.

Debería seguir mi instinto, lo sé, pero vivir tan cómodamente y de forma tan ordinaria me ha hecho perder los puntos de reparo y me ha atrofiado esa pulsión vital: La pasión. Reinventarse cada día, para no caer en el tedio y la rutina, es una labor tan arriesgada que con frecuencia prefiero postergarla y vivir como un zombi, sin interés de ninguna especie por el futuro y así evitarme esa ansiedad de no saber qué camino tomar.

Aunque…Parece que el camino correcto hacia la satisfacción personal fuera volviendo a hacer aquello que nos hace felices, no? Aquello que nos hace sentir plenos, que nos hace latir el pecho mientras lo hacemos. Que nos quita la respiración, que nos remueve el sueño. Estoy tan cerca de saber qué es lo que necesito, pero tengo miedo a admitirlo.

A admitir que Vivir con pasión…tal vez sea la única respuesta.

Y ahora dime si lo sabes... Con que rayos se come eso??
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http://yanohaymasruido.blogspot.com/2006/08/la-diseadora-para-muecas.html
 
 
http://yanohaymasruido.blogspot.com/2006/12/la-nia-lorena.html

miércoles, diciembre 29, 2010

La Mujer de 30 Habla

Preferiría que habláramos con un café en la mano, pero son las 2 menos veinte de la tarde y me siento tan cansada. La luz se filtra por la persiana que vuelve el día en noche y desde el pequeño salón se oye música de esa que yo oigo, pero siempre me dicen ¿Y eso qué es?

Me pregunto entonces, ¿Tan rápido se fueron los 80´s, los 90´s? ¿Por qué existen las canciones que nadie oyó a tiempo? ¿Por qué vienen a casa personas que jamás las oyeron?

Me dejo llevar por la música hasta que llegue ese momento imprudente de la honestidad brutal en que me atreva a decir realmente como me siento, mientras tanto escribo y voy decidiendo si esta será una carta privada o un post.

A veces cuando la madrugada está tranquila y ya me he cansado de revisar todo lo que debía revisar, leo post pasados míos y de otra gente, leo sus comentarios, veo en líneas eso que pensaban y me dan ganas de llamarlos y de decir cosas como: disculpa por no haberme dado cuenta a tiempo lo lindo que escribías. Disculpa por no haber llamado cuando tal vez lo necesitabas. En fin, disculpa por querer vivir mi vida y olvidarme de la tuya.

Hace poco volví a hablar con un amigo del que sin darme cuenta había revisado alguna charla perdida x msn de varias líneas candentes y cómicas. Qué tipo tan sexy pensé, que pena haberlo perdido. Lo busqué por aquí y por allá, para cuando volví a encontrarlo, ya ninguno de los dos éramos los mismos. No que fuéramos peores o mejores, sólo habíamos cambiado y el nexo se había perdido. Me sentí una divorciada sin sexo de consuelo. Me sentí algo sola, pero eso suele pasar y se olvida. Soy buena para olvidarme de mí.

Me abruma no el envejecer, sino el perder a las personas que quiero en ese interín.

Intento asirlas,

a veces es tan difícil.

Si un beso hiciera posible retomar una relación yo lo daría, me dije. Más la vida no es así de simple, el mundo rueda y la gente rueda también, cuando te encuentras en la próxima vuelta de camino, debes tener mucha suerte para que las cosas sean igual que antes. ¿O es que tal vez yo vivo añorando ese recuerdo perfecto que me hace imposible abrazar el presente de una manera real?

Me agrada tener amigos, soy amiga de mis ex. Me encanta cuando la gente pasa a ser ex, alguien que te vio desnuda por dentro y por fuera es inútil que pueda rechazarte, me digo. Así que a veces salgo con mis ex. Y a veces también me entristezco cuando veo que su vida la construyeron de mejor forma sin mí, que hicieron algo que yo no puedo hacer, cerrar los ojos y ser constante con algo/alguien.

Lo siento, pero cuando sientes que una relación está en el borde del conformismo, yo zafo. Y zafo bien. Por eso de las relaciones me gustan las primeras citas, las primeras veces, las primeras frases y luego…Bueno luego, no sé si soy yo o es él o es el amor que no viene con garantía de fábrica, pero todo se echa a perder y a la mierda. Yo zafo.

No te mentiré, a esta edad me comienzan a dar ternura las campañas publicitarias de familias felices, con hijos bonitos y casa bonita, luego reacciono, eso no existe- me digo. Entonces sigo viviendo, tratando, intentando.

Me gusta la vida de soltera, no le soy infiel a nadie, más que a mí misma. Porque un día sueño con uno y hablo con otro y tomo café con alguien más. A la cama es probable que me vaya con alguien y sin embargo ese alguien no es para tomarlo en serio y voy viviendo así, cada día a la vez.

¿Cómo haces para conocer tanta gente? Me dicen

No sé, yo no salgo. Y en realidad no los conozco ni ellos a mí. Sólo somos amigos de paso, nadie se confiesa nada realmente importante, solo hablamos y ya. Es rico tomar café, ir al cine y oir música en vivo en algún bar aguardientoso. Es rico hacer el amor. Es rico escribirte. Oír música, comprar zapatos.

No puedo abstraerme a esta vida si no hay algo que realmente me llame la atención para hacer las cosas diferentes. Si no existe alguien que me mueva a cambiar mi vida, si en realidad yo no lo deseo.

¿Qué por qué las relaciones duran tan poco? No sé, yo no tengo las respuestas. Hago el amor si me da la gana y busco no tener remordimientos si es que esa relación no funciona luego.

Las relaciones no son para buscar matrimonios, son para buscar algo que te falta aquí dentro. Para encontrarte a ti misma- repito a mis amigas obsesionadas por una relación que les mejore la vida, algo estable que les permita dejar de buscar.

Yo no tengo las respuestas, pero creo, que es bueno si primero te disfrutas a ti misma, te abandonas a esos pequeños placeres de engreírte, te masturbas y encuentras cual es el punto que te gustaría que tocaran durante una relación. Si ves películas y lloras, si puedes irte de viaje. Si haces esas cosas que parecen huecas para la gente que vive la vida de a dos, pero son fundamentales para la gente como yo, que no podría vivir de otra manera que no sea así: Viviendo por vivir. Viviendo simplemente.

sábado, julio 24, 2010

Sexópata de media mañana

Oh! Es sábado, que sábado! Un sólo paciente crítico y la mañana que se bate tranquila junto a la persiana de mi habitación. Tengo tantas ganas de hablar que me recuesto en la cama a contarte cosas, mientras el desayuno se enfría colorido y perfecto sobre la bandeja.
Estar aquí me recuerda a un hotel 5 estrellas, con el personal tratándote amable y la vida sucediéndose tranquila. Hasta los que se mueren se van ahogados en litros de Channel Nº 5, así de irónica es la vida en las clínicas. Me echo a hablar contigo, mientras algo de H. Belafonte se deja oir extrañamente sensual alrededor de mi cama.
Alguien me dijo que yo siempre tendía a hablar de sexo y entonces me pregunto yo
¿de qué hablan los hombres?
¿En qué piensa el ser humano mientras se dirige a hacer cosas importantes? Yo soy mujer y pienso en sexo, estoy en un país en donde hablarlo abiertamente sería suicidio social, aunque ya llegada a la treintena, de vez en cuando me puedo dar esos lujos. Obviamente no se llega ni virgen ni intacta de experiencias a esta edad, así que nádie espera muchos remilgos en una mujer de 3 décadas; pero ser soltera al término de la carrera, casi con independencia económica y un cuerpo que aún no luce celulítico, sólo puede recrear en los hombres una arrobadora sensación de…Sospecha.


Hoy no hablaré de mi soltería, tengo tanto por hablar que sería tonto desgastar estos minutos libres en explicarte el porqué de mi condición actual. Suena Ella Fitzgerald y aunque no te agrade su música, a mí me pone con el humor suficiente como para desear un vino y un queso de hierbas a mitad de la mañana y claro de hablar honestamente, como siempre que me atrevo a escribir.

Luego de descubrir tantos portales de internet perdí el hábito de escribir, hasta de leer. Caminaba a tumbos por los links más variados y del facebook, pasé rápidamente a flickr o a picassa buscando más gente con quien comprobar que no tenía en común nada. Blogger había sido interesante, pero Dios me salve de twitter y la manía del dedito, desmembrando palabras perfectas para enviarlas en mensajes cortos. Usemos el dedito para otras cosas, caray!

Soy tan chapada a la antigua que conocí un par de parejas por internet y el chat de inicios de siglo me salvó de no morir en el marasmo de la charla sobre el clima y “qué bonita sonrisa”. Días perfectos de ir con mi martillo destrozando el ego de cualquier chatero de turno, peleando, jugando, seduciendo a cualquiera, como mi forma de selección del heno de la  paja o usuarios fieles de ésta…En fin, que había tantas cosas por hacer.

Ahora no me atrae mucho la camarita web como por entonces, en la explosión del sexo fácil vía imagen de internet. Había más curiosidad en mis inicios y ganas de mostrarme ególatra y cínica con una imagen en pixeles que diera a conocer mas que el color de mi piel. Me gustaba estrenar mi ropa interior con algún idiota desocupado, antes que con la pareja elegida. Nada como una tira de fanáticos en busca de sexo como para levantar el ego tan venido a menos después de una ruptura.

Ahora el chat me resulta aburrido y soso y me siento una vieja, quisquillosa cada vez que alguien me pide cámara a las dos líneas de charla amigable. Podría hacerlo, que al fin y al cabo a veces yo también escribo calata, pero ¿para qué? ¿Para qué me señalen tócate aquí, allá, elévate un seno, métete el dedo que me quiero correr? Lamentablemente para mí, aun espero ilusa que un hombre vea más que eso cuando hablamos de sexo. No se las pongo fácil- ¿con Google y photoshop ya no les es suficientemente fácil?ni ellos a mí,
a veces he terminado absurdamente exhausta en la búsqueda del Santo grial de la charla lúcida vía internet.

¿Por qué seguir mostrándose tan vacuos? No sé yo. Yo nunca sabo nada, porque soy mujer recuerdas? Y las mujeres asienten, se quitan la ropa y callan porque no se habla con la boca llena...


Me acuesto sobre tu brazo ahora y con la copa de mi vino imaginario, cosecha 3029, te paso a contar que muero de saudade por Brazil así como por las noches de jazz gratis y el bailar chorinho los domingos en aquel pub del mercado.
¿Nunca te conté de mi paso por Brazil, verdad? Nunca te conté de nada, es verdad, pero suena Gene Kelly y debo detener mi relato, para imaginar que cae la lluvia y estoy otra vez con el vestido blanco corriendo por un Sao Paulo húmedo de nostalgia y deseo.
Las piernas salpicadas de arena y piedrecillas, el paraguas que no cubre suficiente.

Me detengo en mi carrera y como en una escena de película a blanco negro te veo fijo a la pantalla (recuerda que estamos separados por un ordenador) y con sonrisa deliciosa bajo la lluvia inclemnete me despido otra vez.
Pues, acabo de reflexionar que no me gusta que me besen ni me aten cuando estoy corriendo libre por la vida.
Es que me gusta estar libre ¿entiendes?

Dices que tengo millones de anécdotas, tal vez un día te las cuente todas, como ese día que a punto de hacer el amor con un jovencito de Granada, casi se le para el corazón. ¿no te he contado aún esa verdad? Es que no quería dejar la mala impresión de puterío en la hoja impecable de mi diario personal, pero vamos tal como va la cosa, ya debes saber que he tenido casi tanto sexo como vos. Se me salió un vos, porque es vino argentino, viste?

En fin, que prosigo con la historia. El chiquillo dueño de un corazón desfalleciente, tuvo su angina en mi propia cama la noche de conocernos y ahí estaba yo con la ropa a la mitad y las tetas en su cara pensando como saco a este chico de mi casa si se muere, entenderás que esa ansiedad por no saber que hacer para revivir a alguien en el portal de la muerte, es la que me llevó a elegir esta especialidad de mierda que un día me paga mal y otros también.

El chico se estaba muriendo, su corazón soplando desaforado por la sobredosis de coca que seguro se había mandado- ya sabes, es tan barata en este país- y yo a punto de morir de la angustia  los ojos como platos en la mitad de la noche. No se murió por supuesto y tampoco creo que lo llegáramos a hacer, pero me quedaron las profundas ganas de alguna vez consumarlo con alguien de la península que hablara rico y besara mejor...

Oh! No son de mi preferencia, juzgo más exótico a alguien asiático besando mis carnes, pero es que vosotros abrís la boca…y vaya que me cuesta poco mantenerme en la silla con la ropa puesta. Obviamente eso forma parte del selecto grupo de fantasías triple X, carpeta zonas geográficas, archivo Cachonda y oronda,  que ocupan mi mente al caer la noche, por eso no te lo pasaré a relatar y porque es de mañana y a través del uniforme blanco se me nota que estoy de mejor humor ahora que el clima de mis zonas bajas, marca un tentador 39.5º que no está como para sumergirse en tanta humedad ni penetrar mucho en detalles, pero si para dar una breve caminata en el terreno escabroso del escrito erótico sin sonrojarse demasiado....
Oh! Voy dos páginas, que desatino el hablar de sexo a media mañana. ¿Sabes que suena un mambo? Pérez Prado en mi computador, haz de imaginar que soy muy vieja y aburrida, pero vamos, ¿A qué no haz tenido fantasías conmigo alguna vez…¿A qué no?

sábado, julio 11, 2009

Rumbo a los treinta

Los años no pasan en vano- me dice Ceres-Recuerdas cuándo aún éramos vírgenes?

Me echo a reir. Parece casi un siglo. Ceres es mi mejor amiga del colegio, lesbiana, fanática del metal y de los libros filosóficos. También una mujer de treinta que como yo, ve la gente formar familias a su paso.

Estoy a puertas de las 3 décadas y siento que someto los mismos errores de cuando era quinceañera. Que aun me quedo los fines de semana en casa, sino ya para leer, ahora para hacer algo de gimnasia o ver alguna película sin compañía ruidosa.

Hay días que igual que a mis quince, sigo buscando soledad y nadie que interrumpa mis pensamientos.

Ceres, se ríe y me dice que tal vez vuelva a Perú, que de Italia ya está cansada. Yo en cambio le cuento que de Lima ya estoy aburrida, que quisiera fugarme a alguna parte. Que ahora tengo un trabajo, gano dinero, no tengo hijos, marido ni mascota. Ni siquiera una familia que viva conmigo y sin embargo, sigo sintiendo que esta no es la vida que yo quería para mí.

Ya no me agrada viajar sola. No me interesa regresar al Jorge Chávez y que no haya nadie esperando por mí. O dormir sola sin nadie que me abrace cuando me doy la vuelta ante una pesadilla.

Muchos de mis amigos tienen hijos y hablan de ellos, como si el mundo se acabara en sus vidas. Como si la vida de sus engendritos, fuera una extensión de sus propios sueños. Yo aun no consigo los míos. Por qué debo escuchar las aventuras de pequeñas personas de las que apenas puedo vislumbrar el origen de su ADN?

A los casi 30 años, me sigue dando miedo entrar a lugares llenos de gente. O hablar de música con chicas menores que yo. A veces temo meter la pata y mencionar a algún tío que no sea de esta generación. Hendrix?? Quién es ese?

Temo aun levantar la voz si una vendedora me trata con desdén. O cambiarme la ropa de cirugía y quedarme en cueros ante mujeres que ni conozco. Revisar tallas de ropa interior a los ojos de otra gente ( si son hombres peor ) o dar la iniciativa para ir a bailar.

Me causa desazón pero lo hago, sin embargo. Porque se supone que soy adulta y no me debería dar pena hacerle la charla a algún tipo que no conozco. O hablar de poses sexuales con mi mejor amigo, como si no notara que se le está levantando de solo mencionar lo que hace en la intimidad son su novia.

No me debería dar pena pues. Por eso almuerzo sola, asi me coqueteen los mozos o hago cotizaciones de vacaciones que tomaré sola, porque mis amigas siempre andan con los números en rojo. No me da pena, decir que de nuevo ando sola. Que no hay ninguna pareja formal cerca, pero si varias inivitaciones para salir y alguna que otra mas caprichosamente descarada.

No me da pena que antes de este Diciembre, habré rechazado a mis casi 30, tres propuestas de matrimonio y una de sexo grupal.

No me da pena, pues. Porque se supone que soy adulta y tengo una profesión y pago mis cuentas y vivo sola y tengo gente a mi cargo que me saludan como Dra. y jamás por mi nombre. Y se supone que todo eso, cuando lo pensaba a los quince, debía llenarme. Porque se supone que se supone que ese es el camino correcto y natural de las chicas inteligentes, que no se embarazan a media carrera.

Es esto suficiente, sin embargo?

Es suficiente contar los días para llegar a los 30 y sentir que no planté un árbol y jamás escribí el libro que quería? Que no pasaré la noche con el hombre que quiero. Que no me daré vacaciones junto a un montón de amigos. Que mi casa no es propia.

Es suficiente si tengo esa vida plástica de los demás treintones y finjo que esto es éxito. Que esto es adecuado?

Lo debe ser para alguien que no sueña. Que se trazó como meta sólo esto.

Para mí, aun no es suficiente.

No es suficiente nada, por eso me quejo y jodo y jodo. Y vivo soñando un futuro que no llega. Un día después de mis 30. Un día en que despierte y me sienta completa.

viernes, enero 02, 2009

Balances

Estaba pensando en mi balance de año, hoy justo cuando tenía el resto del día para pensar en miles de cosas.
Pensé que el año pasado había ido a una reunión donde no conocía nadie, solo para no tener que pasarla sola. Que terminé en mi cama y acostándome en la madrugada con la persona a la que siempre me negué a querer realmente, porque temía que me doliera mucho enamorarme de alguien que no tenía nada para darme. Una persona que tenía su mundo ya formado de trabajo, hijas y obligaciones y en donde yo aparecía apenas como un artefacto, un satélite que llenaba sus horas libres. Cómo intentar quererlo? Cómo no pensar que era solo sexo lo que nos unía?

El resto del año fue una buena mierda, comencé a vivir con él en plan roomates. No sé como sobreviví a esa situación de no saber que éramos. Era su inquilina? Era su ex? Era su mujer? Lo quería yo? Él me quería a mi? Acaso no éramos solo dos personas queriendo cubrir su soledad con pequeños gestos de cortesía, aumentando en ese intento la sensación de orfandad que ya nos quejaba antes de conocernos?

Seguí en ese chiste hasta que él se fue y no viceversa. Por qué no me fui yo? Tanto miedo me daba estar sola? Tanto miedo el recuerdo de la soledad, la depresión las pastillas? Mi necesidad de afecto? El trabajo me absorbía casi 20 horas al día, hasta los domingos en el hospital y luego sin nadie con que compartir el único día medio libre que tenía, porque bueno la prioridad eran sus hijas no yo…así que nada, yo a encerrarme y a rumiar mil odios en mi cama. Sin atreverme a conocer a nadie, porque volver a intentarlo sería una nueva caída un nuevo dolor, una nueva pérdida.

Cuando él finalmente se fue, yo me quedé sola, ahora tenía más tiempo para mí, el trabajo ya era más laxo de horarios, pero no tenia con quien compartir mis horas libres. Para cuando conocí al gurú yo no quería nada, sentía mi alma convaleciente. Me sentía física y mentalmente agotada, tal vez por esa carencia en querer realmente algo con alguien, mi término de “serenidad”. Es cierto estaba serena, porque no andaba en la búsqueda usual de alguien que tapara mi soledad…sabía que eso podía ser peor.

Pero bueno, que carajo de energías hay en el universo que el gurú y yo coincidimos en un mismo momento y todo pareció más simple, más fácil, más normal en mi vida. Parecía ser ese tipo de persona que todos queremos al lado, sin muchas complicaciones, dispuesto a ver el día pasar. El chaperón perfecto. El día que me besó sentí que había metido la pata hasta el fondo. Yo que acostumbro pensar que el sexo siempre lo termina arruinando todo, supe en ese beso, que eso no terminaría ahí y que mi reciente gurú acababa de pasar al lado oscuro de la fuerza: La intimidad conmigo.

Fue una etapa buena, era imposible no sonreír cuando estábamos juntos. Qué había en el aire en ese momento hachís? Mucha gente por ese tiempo me comenzó a decir que se me veía muy bien. Claro, era obvio que todo lo asumía de una manera simple, la vida con el gurú era un paseo en el campo. Yo tampoco hacía mucho lío, para qué? No sabía en que terminaría todo eso ¿para qué echarlo a perder?

Pero claro cuando él comenzó a decir cosas como que yo lo buscaba para semental, la serenidad se fue en un soplo. No entendía como podía resumir lo que vivíamos solo en una relación de macho hembra. Claro, la duda comenzó a carcomer el seso y haciendo sumas y restas, terminé por darme cuenta que a lo mejor era verdad. Que a lo mejor lo único que él quería darme era eso: Sexo. Es malo querer algo más? Quería yo algo más? No lo sé. Ciertamente quería que me consideraran más que alguien que se conforma con un lecho y pan todo el día.

De hecho quería hacer más cosas que pasarla solos en casa. Yo que soy de esas personas que le gusta caminar y conocer sitios nuevos, acababa de perder a mi compañero de caminata, a mi “chaperón” en aras del sexo. Obviamente volvería a sentirme un artefacto sexual en quien no se invierte mucho porque siempre va a estar ahí. El día que quise proponer algo diferente a lo usual, me enviaron por la tangente y terminé pasando navidad en una confusión de sentimientos dolorosos ¿Era yo un plan B tan fácilmente desechable?

Para cuando terminamos toda la claridad de nuestros días más serenos se nubló ante la evidencia de que literalmente le llegaba lo que pasara con nosotros. Que el único concepto que se había forjado de mí era el de una mañuca que escribía calata. O sea a la mierda con todo. Mi gurú no me había conocido nadita. De nada sirvió intentar mostrarme, el lente estaba empañado.

¿Dónde habían quedado el par de patas que salieron un día a caminar en medio de un domingo soleado?
Volví a mi hipótesis inicial que el sexo siempre lo arruina todo. ¿Fue error en el mensajero o en la recepción del mensaje?


Terminé el año en otra reunión en donde si conocía a todos, un plan B sacado de un sombrero mágico al empezar diciembre. Es tonto que hasta casi una hora antes de terminar el 2008 seguía pensando en que el gurú y yo la pasaríamos juntos. Es el poder de la negación pues, un poder más fuerte que cualquier cosa.

Llegué con más ansiedad que ganas de divertirme, con más miedo que alegría, vestida de luto, no porque quisiera sino porque el negro adelgaza y resultó que medio mundo me abrazó extrañados de que asistiera por fin a esas reuniones de gente feliz.

El primer día del año me pareció el más largo del mundo, para la tarde ya recuperadas las horas de sueño, pensé en el gurú y en esas charlas de café que teníamos al inicio, lo añoré sin proponérmelo. Añoré esa serenidad que sentía con él cuando solo hablábamos sentados, sin ni siquiera tocarnos. Era irónico que mi único plan B con él haya sido el sexo y sin embargo haya sido precisamente eso lo único que él pensaba que me interesaba. Que sosa debo haber parecido, que conformista.

Bueno, se supone que el balance del año se hace para no cometer los mismos errores al próximo, pero… ¿Realmente se puede dejar de meter la pata? ¿Dejar de ilusionarse, de creer, de esperar cosas? ¿De hacer estratagemas para que la vida se nos ablande? Ya sé que es inútil protegerse, intentar ponerse una coraza, eso solo hace dilatar el tiempo antes del golpe ¿No sería mejor arrojarse a querer como se nos da la gana, sin hacerse tantas preguntas, sin pensar en planes A, B y Z para todo? Simplemente seguir intentándolo todo?

Bueno, eso no me funcionó el 2008, este año habrá que comenzar a hacer lo contrario de lo que me nace hacer. Empezando por el sexo y demás actos accesorios para demostrar cariño.

La Cita

  Su voz es del color del sol, se ha acercado  con paso seguro  sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...