Mostrando las entradas con la etiqueta Charlas de cafe. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Charlas de cafe. Mostrar todas las entradas

miércoles, mayo 10, 2017

La Trama sin desenlace.

Las comedias francesas tienen ese don, sabes? De hacerte pensar que pueda pasar lo que sea sin premeditación, sin que se siga por esa linea de argumento, historias alternas que no tienen por qué seguir un hilo preciso. Después de todo a veces nos cruzamos con historias que van paralelas a la nuestra y de las cuales nunca sabemos el fin.

En Medicina se intenta atrapar todos los hilos flojos en una historia y hacer que cuadren en un solo diagnóstico. Ningún síntoma ha sucedido al azar y por lo tanto ninguna información debiera descartarse, muchas veces eso no nos funciona. Es difícil hacer cuadrar todo, disparamos a diagnósticos raros, rimbombantes, diagnósticos que podrían ser El diagnóstico. Es mas fácil para un médico pensar en cebras cuando oye un galopar que pensar en un caballo. Nos atrapa más lo difícil, la rareza del diagnóstico rebuscado. Me pregunto si esa tendencia nos sigue también en el resto de nuestras vidas. Preferir mirar lo rebuscado a lo obvio, ser un poco paranoicos en todo, en las enfermedades propias, en las parejas, en las relaciones que se tejen alrededor nuestro. Poner en la vida ajena ojo de médico-investigador-cineasta-obsesivo en los detalles.

En la vida real, sin embargo, no todos los hilos sueltos tienen el destino de encajar en un mismo telar, ni nosotros la habilidad de tejerlo y hacer que combinen todos. A menudo, las personas como los síntomas raros de los pacientes, salen sobrando. Son flecos que se quedan sueltos alrededor de la historia principal y van a volar por el mundo buscando su propio camino. Son personajes que parecen sobrar de la historia y forman parte de ese paisaje desenfocado que ya no queremos ver.

Ahora por ejemplo, tomo un cafe con la ropa suelta y sin arreglarme. Me pregunto que historia tiene para contarme la pareja que calla en la mesa de al lado mirando la pantalla del celular. Qué ocurre en este momento con la gente que pasó cerca a mi vida y apenas la rozó un instante, sin llegar a formar parte de la historia principal. Habrán cambiado el peso o la sonrisa? Podría yo ahora vislumbrar siquiera qué peso real les otorgué para variar ciertas conductas y hechos que ocurrieron luego?

La vida me parece más una comedia de las francesas que un drama. Nadie se pregunta por los actores secundarios. De cuántas tramas habré sido yo solo el paisaje borroso? Para ser protagonista habría que escribir la propia historia, contarla en primera persona, amasarla  y soltarla ante ti hasta que entiendas, pero para eso hacen falta muchos cafes y otras tardes como esta.

spotify:track:2ZbFPXkcaYPq3tu1mLJkjk

miércoles, noviembre 16, 2011

El Color de la Pasión

No recordaba la última vez que me sentí contenta hasta que comencé a coser ese disfraz. Hace mucho que no creaba, ni me quitaba el sueño nada. Incluso escribir había perdido su encanto, los pocos cuentos que había escrito en estos meses habían sido a pedido de un par de amigos que aun a pesar de la distancia seguían leyéndome y de cierta forma extrañándome. Pero mi escritura no era más que pan con queso, algo que sacia el hambre del pasante momentáneamente, nada espectacular. En estos últimos años, todo me había llevado a concluir que no habría nada más que dar. No soñaba, no pensaba, no creaba historias y si lo hacía eran mediocres, para lectores y escritores aficionados que soltaban bombardas si un cuento les gustaba. Lo mío era pan con queso (a veces ponía diferentes tipos de queso) pero jamás seria el sándwich favorito, el especial que sacia, encanta y hace que vuelvas a pedir maravillado, aquel sabor unico.


Definitivamente escribir había perdido su encanto y no volvería por esa senda nunca más. Pero crear, volver a crear algo me llenaba de emoción, incluso un simple disfraz que a nadie importaría. Era difícil creer que me sintiera feliz de solo entrar a la tienda de telas y comenzar a elegir las telas, las cintas, los encajes o los botones…Era niña de nuevo, la olvidada diseñadora de muñecas de la que había escrito un día…
Recordé entonces lo serena que me ponía de chica hacer bocetos o dibujar siluetas y combinar colores, antes que llegara a mi vida laboral y los rostros de aspecto manga acapararan mi atención y me hicieran dibujar solo caras despeinadas en cualquier hoja que se posara en mis manos. Aquellos rostros tristes, de los que la gente se burlaba siempre.
Si no hubieran sido esos rostros que dibujaba descuidadamente durante la visita médica o la cháchara inútil de los médicos de la unidad, tal vez habría perecido como ellos y perdido asi la poca humanidad que me quedaba, mi mundo interno en donde aun habitaban restos de fantasia e ingenuidad. 

Siempre hablo de mis últimos años de especialidad como una experiencia mala y embrutecedora para mi mundo interno. Amén de las cosas que ya he contado, jamás había tomado en cuenta lo traumático que podía ser que alguien te prohibiera el color en el atuendo. Una prohibición estúpida y que por su estupidez enervaba mas ¿Qué de subversivo podía tener usar un scrub de color en el trabajo? ¿Qué mente retrograda podía prohibir el uso de color? Volvia a vivir en Pleaseantville (dime que viste esa pelicula para no sentirme tan sola...)

No había tomado en cuenta la importancia del color en la ropa diaria hasta que leí sobre Gauguin y ese texto maravilloso, que también a él le cambiaria la vida, “el color como expresión de la sensibilidad, las creencias y las fantasías humanas”. No era algo castrante no poder usar colores? Se debía usar el color según las urgencias íntimas…claro, ahora lo entendía. Entendía que la viva expresión de mi timidez e inseguridad era lo clásico y predecible en el color o la combinación de mis atuendos. ¿No había yo virado a lo monocromático o al seguro blanco y negro cuando volví a ver a CF? No deseaba que me volviera a ver inadecuadamente vestida. Durante años había intentado complacer a todos de esa forma, no mas de 3 colores en el atuendo. Mejor si la composición de colores era en tono decreciente.

La vida interna de las personas se refleja en su apariencia externa, en la elección de los ropajes que cubran ese pobre cuerpo. El color y el diseño que llevan encima es lo que inconscientemente quieren que vean de ellas. La mayoría esperamos que no vean nada. Permanecer ocultas. Pero el diseño está en todo, dirige la vida del ser humano, aunque este no esté plenamente consciente de esto. ¿No lo había dicho ya el finado Steve Jobs? ¿No había sido ese el secreto de su éxito?

Tal vez era el momento de atreverse, pero eso no se limitaba solo a volver a usar color. Era atreverse con la ropa, a crear ese tipo de ropa tal como se anima uno a reinventarse el ego destruido por una sociedad pacata y gris.

Desde lo ocurrido aquella mañana con la Niña Lorena, mi visión del mundo había cambiado para mal. Los ojos hacia adentro, buscar no figurar, no llamar mucho la atención, aunque eso algunas veces fuera imposible. Mi instinto era resaltar y mi continua culpa hacerlo. Mi penitencia obviamente, seria ocultarme, desaparecer en el mar de rostros, buscar un seudónimo, que jamás se supiera que yo podía hacer algo que no fuera lo que todo el mundo hacia. Diluirme en la masa. Volverme gris o de un color neutro que se reflejaría en adelante en todos mis atuendos.


Es interesante como en una sola noche pueden concatenarse Gauguin, Steve Jobs y mi afición por el manga. Como de pronto siento que no había ningún pecado en esa casi obsesión que tenia de mas chica de dibujar cuerpos de mujeres desnudas, de siempre buscar la belleza incluso en donde era difícil encontrarla. El cuerpo humano siempre será para mi objeto de contemplación ¿será por eso que siempre me agrado mas el curso de anatomía a pesar de lo pesado que era? ¿Por aquellos dibujos del cuerpo en movimiento? Un cuerpo que yo ahora quería vestir y crear para él, atuendos para lucirlo o cubrirlo según la ocasión.

Entiendo por un momento la relación entre el color y el sexo. Ese tema recurrente en mí. ¿No es el sexo la pulsión de la creación? Recuerdo aquella tarde en la facultad en que el doctor-erótico interrumpió su clase de dermatología, al verme llegar para clavarme los ojos y hablar del color. “Yo tengo un auto rojo- empezó -no lo tendría si no quisiera ser visto…pasa lo mismo con las mujeres, siempre quieren ser vistas por eso se exponen, ellas se exponen siempre…” luego siguió hablando del cáncer de piel, sin que nadie entendiera nada. Yo ese día había llegado tarde y con una blusa roja y me comencé a escurrir en la banca tratando de desaparecer. Siempre desaparecer.

Cada vez admiro más la pintura de Gauguin y me entiendo más yo misma. A ratos me diluyo, me desenfoco y me desespera no poder unir todos los puntos del diseño que es mi vida, yo sola.

Debería seguir mi instinto, lo sé, pero vivir tan cómodamente y de forma tan ordinaria me ha hecho perder los puntos de reparo y me ha atrofiado esa pulsión vital: La pasión. Reinventarse cada día, para no caer en el tedio y la rutina, es una labor tan arriesgada que con frecuencia prefiero postergarla y vivir como un zombi, sin interés de ninguna especie por el futuro y así evitarme esa ansiedad de no saber qué camino tomar.

Aunque…Parece que el camino correcto hacia la satisfacción personal fuera volviendo a hacer aquello que nos hace felices, no? Aquello que nos hace sentir plenos, que nos hace latir el pecho mientras lo hacemos. Que nos quita la respiración, que nos remueve el sueño. Estoy tan cerca de saber qué es lo que necesito, pero tengo miedo a admitirlo.

A admitir que Vivir con pasión…tal vez sea la única respuesta.

Y ahora dime si lo sabes... Con que rayos se come eso??
.
.
.

http://yanohaymasruido.blogspot.com/2006/08/la-diseadora-para-muecas.html
 
 
http://yanohaymasruido.blogspot.com/2006/12/la-nia-lorena.html

La Cita

  Su voz es del color del sol, se ha acercado  con paso seguro  sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...