viernes, enero 02, 2009

Balances

Estaba pensando en mi balance de año, hoy justo cuando tenía el resto del día para pensar en miles de cosas.
Pensé que el año pasado había ido a una reunión donde no conocía nadie, solo para no tener que pasarla sola. Que terminé en mi cama y acostándome en la madrugada con la persona a la que siempre me negué a querer realmente, porque temía que me doliera mucho enamorarme de alguien que no tenía nada para darme. Una persona que tenía su mundo ya formado de trabajo, hijas y obligaciones y en donde yo aparecía apenas como un artefacto, un satélite que llenaba sus horas libres. Cómo intentar quererlo? Cómo no pensar que era solo sexo lo que nos unía?

El resto del año fue una buena mierda, comencé a vivir con él en plan roomates. No sé como sobreviví a esa situación de no saber que éramos. Era su inquilina? Era su ex? Era su mujer? Lo quería yo? Él me quería a mi? Acaso no éramos solo dos personas queriendo cubrir su soledad con pequeños gestos de cortesía, aumentando en ese intento la sensación de orfandad que ya nos quejaba antes de conocernos?

Seguí en ese chiste hasta que él se fue y no viceversa. Por qué no me fui yo? Tanto miedo me daba estar sola? Tanto miedo el recuerdo de la soledad, la depresión las pastillas? Mi necesidad de afecto? El trabajo me absorbía casi 20 horas al día, hasta los domingos en el hospital y luego sin nadie con que compartir el único día medio libre que tenía, porque bueno la prioridad eran sus hijas no yo…así que nada, yo a encerrarme y a rumiar mil odios en mi cama. Sin atreverme a conocer a nadie, porque volver a intentarlo sería una nueva caída un nuevo dolor, una nueva pérdida.

Cuando él finalmente se fue, yo me quedé sola, ahora tenía más tiempo para mí, el trabajo ya era más laxo de horarios, pero no tenia con quien compartir mis horas libres. Para cuando conocí al gurú yo no quería nada, sentía mi alma convaleciente. Me sentía física y mentalmente agotada, tal vez por esa carencia en querer realmente algo con alguien, mi término de “serenidad”. Es cierto estaba serena, porque no andaba en la búsqueda usual de alguien que tapara mi soledad…sabía que eso podía ser peor.

Pero bueno, que carajo de energías hay en el universo que el gurú y yo coincidimos en un mismo momento y todo pareció más simple, más fácil, más normal en mi vida. Parecía ser ese tipo de persona que todos queremos al lado, sin muchas complicaciones, dispuesto a ver el día pasar. El chaperón perfecto. El día que me besó sentí que había metido la pata hasta el fondo. Yo que acostumbro pensar que el sexo siempre lo termina arruinando todo, supe en ese beso, que eso no terminaría ahí y que mi reciente gurú acababa de pasar al lado oscuro de la fuerza: La intimidad conmigo.

Fue una etapa buena, era imposible no sonreír cuando estábamos juntos. Qué había en el aire en ese momento hachís? Mucha gente por ese tiempo me comenzó a decir que se me veía muy bien. Claro, era obvio que todo lo asumía de una manera simple, la vida con el gurú era un paseo en el campo. Yo tampoco hacía mucho lío, para qué? No sabía en que terminaría todo eso ¿para qué echarlo a perder?

Pero claro cuando él comenzó a decir cosas como que yo lo buscaba para semental, la serenidad se fue en un soplo. No entendía como podía resumir lo que vivíamos solo en una relación de macho hembra. Claro, la duda comenzó a carcomer el seso y haciendo sumas y restas, terminé por darme cuenta que a lo mejor era verdad. Que a lo mejor lo único que él quería darme era eso: Sexo. Es malo querer algo más? Quería yo algo más? No lo sé. Ciertamente quería que me consideraran más que alguien que se conforma con un lecho y pan todo el día.

De hecho quería hacer más cosas que pasarla solos en casa. Yo que soy de esas personas que le gusta caminar y conocer sitios nuevos, acababa de perder a mi compañero de caminata, a mi “chaperón” en aras del sexo. Obviamente volvería a sentirme un artefacto sexual en quien no se invierte mucho porque siempre va a estar ahí. El día que quise proponer algo diferente a lo usual, me enviaron por la tangente y terminé pasando navidad en una confusión de sentimientos dolorosos ¿Era yo un plan B tan fácilmente desechable?

Para cuando terminamos toda la claridad de nuestros días más serenos se nubló ante la evidencia de que literalmente le llegaba lo que pasara con nosotros. Que el único concepto que se había forjado de mí era el de una mañuca que escribía calata. O sea a la mierda con todo. Mi gurú no me había conocido nadita. De nada sirvió intentar mostrarme, el lente estaba empañado.

¿Dónde habían quedado el par de patas que salieron un día a caminar en medio de un domingo soleado?
Volví a mi hipótesis inicial que el sexo siempre lo arruina todo. ¿Fue error en el mensajero o en la recepción del mensaje?


Terminé el año en otra reunión en donde si conocía a todos, un plan B sacado de un sombrero mágico al empezar diciembre. Es tonto que hasta casi una hora antes de terminar el 2008 seguía pensando en que el gurú y yo la pasaríamos juntos. Es el poder de la negación pues, un poder más fuerte que cualquier cosa.

Llegué con más ansiedad que ganas de divertirme, con más miedo que alegría, vestida de luto, no porque quisiera sino porque el negro adelgaza y resultó que medio mundo me abrazó extrañados de que asistiera por fin a esas reuniones de gente feliz.

El primer día del año me pareció el más largo del mundo, para la tarde ya recuperadas las horas de sueño, pensé en el gurú y en esas charlas de café que teníamos al inicio, lo añoré sin proponérmelo. Añoré esa serenidad que sentía con él cuando solo hablábamos sentados, sin ni siquiera tocarnos. Era irónico que mi único plan B con él haya sido el sexo y sin embargo haya sido precisamente eso lo único que él pensaba que me interesaba. Que sosa debo haber parecido, que conformista.

Bueno, se supone que el balance del año se hace para no cometer los mismos errores al próximo, pero… ¿Realmente se puede dejar de meter la pata? ¿Dejar de ilusionarse, de creer, de esperar cosas? ¿De hacer estratagemas para que la vida se nos ablande? Ya sé que es inútil protegerse, intentar ponerse una coraza, eso solo hace dilatar el tiempo antes del golpe ¿No sería mejor arrojarse a querer como se nos da la gana, sin hacerse tantas preguntas, sin pensar en planes A, B y Z para todo? Simplemente seguir intentándolo todo?

Bueno, eso no me funcionó el 2008, este año habrá que comenzar a hacer lo contrario de lo que me nace hacer. Empezando por el sexo y demás actos accesorios para demostrar cariño.

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