martes, octubre 01, 2024

Madrugada

Y ante el sol de la mañana se deshacen en niebla  los sueños tejidos con la desesperación de enamorados, en mitad de la noche, con esa ansiedad que hace tejer mil palabras, frases que riman, promesas que desarman al corazón mas duro.
Con el primer sol de la mañana se derriten como alas de Ícaro las alas de ilusión que con tanta paciencia tejí de la noche a la madrugada, hechas con retazos de canciones, con la palabra mas honesta y descarnada, esos hilos con que he tejido de a pocos cada argumento que apoye mi confesión mas sincera. 
Desnudar el alma que en la noche era fácil, se ha vuelto una tarea imposible con la luz del primer sol de la mañana. No hay fuerza que apoye mis ideas, ahora se levantan altos muros y sombras de miedo e inseguridad a cada paso, es mejor borrar todo, evitar todo contacto, evitar hacer el ridículo, aquel mismo ridículo que horas antes en medio de la madrugada parecía la misión mas digna y heroica para salvar un corazón que se desangra.
Ahora con la luz del día nada de eso tiene el valor que tenía anoche en medio de las sábanas en llamas, las palabras y los actos prometidos a futuro han perdido su significado. Palidecen de miedo las mas osadas promesas, ¿Quién ha oído la voz que ha clamado por una oportunidad anoche? ¿Quién ha secado los ojos? ¿Quién ha calmado el sollozo y la esperanza que surge en medio de todo este desespero? Solo la noche y su silencioso paso puede dar el valor suficiente, para arrastrarse hasta el auricular y llenarlo en palabras de amor, en preguntas que no deben hacerse dos ni tres veces, en juramentos que no deben ser escuchados mas fuertes que solo un susurro. 
Viene el día. Ha venido el día y se lo ha llevado todo. Ante ese sol esplendoroso se han evaporado mis mas grandes ansias de decir la verdad mas pura, la que no debe oírse, la que me haría un día esclava de palabras y mas palabras. Guardo silencio. Es el sol alto el que ahora se burla de mi osadía por confesarlo todo, por entregarme toda.
Ya llegará otra noche, en que quiera hablar de amor, en que quiera poner sobre la mesa todo, sin guardarme nada y ser libre, por fin libre. 
Ya vendrá para mí otra madrugada.

Madrugada

Y ante el sol de la mañana se deshacen en niebla  los sueños tejidos con la desesperación de enamorados, en mitad de la noche, con esa ansie...