lunes, septiembre 07, 2009

Demonios de domingo

Hoy al despertar no me di cuenta que había llovido. Lo hice camino a la tienda cuando vi las calles mojadas, la pista mas negra de lo usual, la gente caminando encogida. Yo no tenía frío, ya no. Me pareció una mañana hermosa de cielo claro que había escampado después del aguacero de madrugada. Me pareció que era una gran mañana, tal vez un gran día.
Me agradaría que leyeras esto, aunque se que de hecho prefieres mis cartas. ¿Te parecen más sinceras tal vez? ¿Menos melodramáticas? Yo no podría ser más real que cuando escribo en este pedazo de espacio. Incluso esas historias, esos cuentos que los mezclo con ficción o con nombres raros, guardan mas de mi que las cartas en que trato de parecerte normal y completamente equilibrada.
Me agradan los domingos que no voy a trabajar, hacer el desayuno, llevarlo a la cama en una fuente de madera, saborear cada uno de mis antojos mientras veo televisión y el medio día llega perezoso. Son en mañanas como esta en que no necesito a nadie, ni a quien servir, ni a quien agradar, ni con quien pelear. Son estas mañanas las que me hacen querer permanecer soltera el resto de mi vida. Qué desperdicio dirías…si, lo pienso yo también. Tengo un espíritu oculto de dama complaciente con el que trato mal que bien de luchar.
Lloro esta mañana como llevaba tiempo sin hacer, es una lluvia fina sin sollozo, que en unas horas hará ver mi rostro escampado de cualquier ansiedad pasajera. Un rostro saludable y casi feliz. Lagrimeo a propósito sin detener los riachuelos de lágrimas que me quitan el carbón de los ojos. Me aseguro de llamar a mi madre antes que la tristeza me aceche, así no se preocupará si luego oyera mi voz extraña y mi nariz tupida por el teléfono al llamarme por sorpresa. No podría hacer eso. Lo primero antes de deprimirse es no hacer daño, daño a nadie, menos a mi madre.
Ella no entendería que lagrimear una vez al mes me parece un acto saludable y de retorno a la cordura. La última vez que lo hice fue en un cine, al inicio de una película, completamente sola como lo hago a menudo. Mostraban el anuncio del Delfín, esa película para seguidores de gurú que jamás iré a ver. Había una frase que me golpeó de pronto como de otro mundo. ¿Alguna vez has deseado algo con todas tus fuerzas?
Sí, lo he deseado. Cuán lejos estaba del camino por lograrlo en ese momento. Cuánto me había alejado de lo que de verdad quería. Me sentí en esa butaca del cine, una cobarde, una parte del 99% de personas que abandonan sus sueños por miedo. Una víctima de mis temores. Una de esas personas de las que yo me burlo a menudo interiormente, mirándolas con desprecio por encima del hombro. Pobres losers… Sentí de pronto mi carrera como una ruta fácil en donde no había riesgos ( irónico verdad?)
Era fácil ser médico, esforzarse, estudiar, seguir un camino cuando ya está trazado. Lo difícil era hacer algo totalmente nuevo, hacerse el camino uno misma. ¿Podría hacerlo yo algún día? En medicina sabía siempre que peldaño estaba encima de mí, residencia, maestría, doctorado, algo de investigación, lo que sea que te levantara por encima de tus compañeros narcisistas.
Yo elegí precisamente la rama de la medicina en la que jamás tendría tiempo para nada. O me dedico al 100% o los pacientes se mueren, así de simple. No hay tiempo para romanticismos. Mi imaginación parece cercenada de tajo mientras paso 12 horas del día en el hospital y las 12 horas del día restantes, pensando cómo hacer para resolver los problemas que han surgido durante el día. E incluso haciéndolo soy mediocre, como la mayoría, diré. Aparento hacer muchas cosas y ser buen médico (quizá lo soy) pero nada de eso me da una emoción particular. La gente vivirá sin ayuda de nosotros si es que tiene que vivir. Yo solo soy un instrumento. No me emociona serlo, el crédito siempre es de otro…
La medicina no me logra hacer feliz, esforzarme en pos de algo que no deseo.
Me aferro a los tiempos. En un mes estaré en otro hospital en 3 meses de vacaciones, en 4 en otro país (espero) En 6, en 12…en 36…y mi vida se va acabando mientras quedan asentadas en mi cabeza las historias que no escribiré. Que no podré contar en público. Que jamás nacerán. Se van quedando en mis dedos los sueños que trasladaré tal vez a una hija, a alguien más que tenga el valor de hacer las cosas diferentes. De no trabajar para vivir, de no vivir para trabajar.
He dejado de llorar, mira qué fácil es. No era un gran drama, solo necesitaba admitirlo. Que no me gusta mi vida. Que no me agrada la idea de ser médico nada más y que eso deba llenarme. He perdido a Claudio, ¿no debería haberme enseñado eso algo? Cada vez que miro hacia atrás veo ese punto de no retorno. ¿No debí abandonar todo e irme con él a intentarlo aunque sea? ¿Que me daba mi carrera en ese pueblo de mierda llamado Tierra del Olvido? Un sueldo fijo, un curriculum…cosas que no me interesan. Me he quedado por miedo a seguir intentándolo, con él, con cualquiera. Es fácil quedarme aquí, depender de una carrera que algunos juzgan admirable. Fácil darlo todo por perdido.
Es fácil nunca irme. Quejarme. Quedarme...y sentir que mi mente como una paloma hecha de barro, es moldeada, cortada, pervertida con ideas que no me pertenecen, mientras voy olvidando mis sueños, las cosas que me hacen feliz. Soy lodo en este momento, las formas se han perdido.
Basta un pequeño espacio de tiempo para volver a verme al espejo y darme cuenta que no soy lo que la gente ve en mí. No soy ni médico, ni mujer, ni buena gente. Me veo al espejo y veo lo que no me atrevo a ser, me siento mal entonces, una farsante. Alguien que se traiciona a sí misma, una cobarde. Pienso en las cosas que escribí hace tiempo, en lo que ya no haré más.
Lo sé, hoy me estoy auto flagelando y detestas que lo haga. Que me golpee a mi misma más duro que el resto. No soy perfecta dices, ya lo debería aceptar. Lo sé, pero me jode ser menos de lo que puedo ser. Me jode, volver a llorar por cosas que no puedo resolver.
Dime ¿cuando tendré el valor de desaparecer? ¿Cuándo de irme y dejar este disfraz de niña correcta? ¿cuándo podré demostrarme que puedo correr mas lejos de lo que dictan mis pies?
Deberías leer el blog mas seguido, sabrías que mi vida cotidiana, la que te cuento siempre, del hospital al gimnasio, del bar de los sábados al cine de los miércoles. De mi cama destendida a la cama de alguien mas, solo es la parafernalia inútil de alguien que se busca a si misma y no se atreve a irse a ir mas allá de lo que le dijeron que era seguro. De esa caja de cristal perfecta en donde destroza sus alas tratando de escapar.
He ahí el problema mi querido amigo, mi gran problema de siempre.
Un abrazo.
Suena: Smells like teen spirit /Nirvana.

4 comentarios:

Angel Castillo Fernández dijo...

Los disfraces nos ayudan a seguir viviendo. Aquello que ocultamos tras los disfraces resultarìa demasiado complicado para hacerlo cotidiano, incluso para nostros mismos.

Saludos de otro niño bueno.

best_nice dijo...

... hola martillo ... llegaste a poner la tercera parte del comegente? ...

JJ dijo...

Disculpe me gustaria poder conversar aunque sea via mail, con usted,en la pagina www.HeraModerna.com, o en jonathancar_tuc@hotmail.com. Gracias.Muy lindos sus escritos, pero hay uno que me deja pensando, es por el que le escribo.Gracias.

Jol dijo...

Acá aún suelen poner frasesitas candidatas a ser célebres. Yo también quiero.

Una vez alguien deseaba ser una persona que jamás hubiera conocido si no fuera ella misma. Pensó durante unos días cómo cambiar las cosas que él conocía de los demás, de ambos sexos. Llevaba una vida de mierda encerando los pisos de un edificio polvoriento. Pero eso no le importaba como si a sus conocidos que juzgaban, por eso él era solitario y aún no tenía oportunidad de formar una familia. Jamás se había puesto a pensar en tener problemas con su personalidad o con el alcance de sus metas. Hacer muchas cosas diferentes a la vez, con trabajos al paso, sin horarios fijos además de el de personal de limpieza, pensó, lo llevaron a cuestionarse quién realmente ahora era.

Con esa vida miserable, por qué no narrar que un día se aventó del piso donde diariamente trabajaba. Hazlo tú. No quiero que se supere y siga la vida como cualquier otro. Me encantaría que resolviera su problema y llegara a ser alguien quien jamás ha conocido. Pero ya no me lo imagino.

Sigue interviniendo a los que te necesitan. Acá un lugar para hacer remitentes y crear de la decadencia y demás cosas.

Saludos, martillera.

La Cita

  Su voz es del color del sol, se ha acercado  con paso seguro  sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...