viernes, junio 23, 2017

Humo en los ojos

Me escapo de casa, de los mil libros por leer, de las obligaciones. Salgo apurada en busca del sol y lo hallo a pesar de que ya es invierno. Voy a mi lugar favorito, con la peor ropa que tengo. Todo mi atuendo debe costar su Starbucks pero me siento más animada que todas las veces que voy arreglada. Me acuesto en el pasto de a pocos, casi pidiendo permiso,  quiero sentir el sol en la cara y dedicarme a ser feliz. Prolongo la mirada al mar y Lima parece la mejor ciudad del mundo.

He cerrado los periódicos, las aplicaciones, todo lo que me lleve a lo que está ocurriendo allí al centro de ese laberinto. Me escapo de la ciudad con una cajetilla de cigarros en la mano, caminando, corriendo, solo para darme valor. No la abriré hoy, cada vez que me pongo uno en la boca y exhalo el humo con un poco de mi,  siento que se hará realidad un sueño y por ahora todos esos sueños solo me llevan al pasado donde ya no quiero volver. A  ese pasado conmigo ilusionada con un espejo roto en la mano.

Debilidad. Conoces esa palabra? Ese afán de arruinar las cosas por miedo. Ya no quiero sentirla, me acuesto con los audífonos en los oídos, como todos estos meses que he dejado de oír a las aves, a la gente y al tráfico. Mi mundo es la música ahora y no te lo pude contar, porque no habrías querido saberlo. Me metiste en una caja como un gato mojado para protegerme y olvidarme, pero nunca me viste escapar.

Me he enamorado de alguien que lleva tu nombre y pone música que robo mientras me da el insomnio de la madrugada. Me pregunto si lee también o si le gusta viajar. Lo observo de lejos, he ahí  la perfección del enamoramiento, mientras no lo toque, no desaparecerá y mientras tanto, yo sigo armando atuendos, que venderé en la primavera.

Un avión de juguete sobrevuela mi pecho y el cielo se ve allá arriba tan alto que olvido que tengo que volver. Hay hierba fresca, un mar azul allá abajo, una dulce canción sobre los viernes en mis oídos. Todos se enamoran los viernes. Yo también ? Enciendo un cigarrillo solo para sentir que te he besado.  Ya ni siquiera recuerdo por qué y entonces los recuerdos se vuelven húmedos...salados, van cayendo sobre mí como angeles decapitados. Del pasado no hay nada que salvar.

Hoy suena:  Bedroom-Nothing Lasts


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