De todas las cosas que podrías haberme regalado, lo que mas me hubiera gustado sería un libro. Cualquiera. El que tu elijas. Solo para saber qué libro hubieras elegido para mi. No las usuales flores, ni los chocolates, ni siquiera la cena o la joya elegante que podrías adivinar que yo envidio en los escaparates. Me hubiera gustado saber que pensabas yo que pensaba, o que querías yo que pensara mientras pensaba en ti. Porque compartimos tanto que en realidad en ese tiempo juntos con toda esa distancia de por medio a veces pienso que debo darte la razón y no compartimos realmente nada y terminamos por no conocernos en absoluto.
Sabíamos sin embargo de nuestros gustos en películas, en series policiales. Que yo odiaba el terror, que no podría ver una película satánica si una era contigo al lado y que odiaba sobre todo las canciones viejas y cursis, esas manidas de la radio, a pesar que intuyera que estaban entre las muchas playlists que me mostraste en el camino de conocernos. Podíamos compartir eso, el gusto por la musica, mas no por las bandas sonoras, ni mi aprecio por el drama, la opera, o algunas canciones que no fueran en lengua inglesa, tu preferida. pero había en el mundo tantos idiomas por explorar! Y a mi se me hacía que solo habías cogido el más simple, el que había llegado mas temprano a tus oídos adolescentes. Pero que podía saber yo, si hasta los 16 apenas super diferenciar la música que se bailaba de aquella que se sentía? Te escuchaba, te escuchaba mucho. Pero he pensado que a pesar de haber hablado tanto jamás me escuchaste a mi y que mi pasión por leer a lo mejor no la tomaste en serio. Mi tendencia a la introspección a hacer juicios apresurados, a leer a la gente a la primera mirada como quien lee a los personajes de un libro. Son gajes del oficio, te decia. Estoy acostumbrada a entrevistar a mucha gente, a enterarme de sus mas sucios secretos, a ir tras ellos, es mi deber hacerlo. Pero creo que no lo entendías, me acusabas de sabelotodo y quizás lo era. Desde niña lo fui, por eso era mejor saber guardar silencio y dejar que el otro hablara y se extendiera, mostrando sus debilidades. Después de todo, todos en algun momento solo intentan confesarse de alguna manera.
Te haz confesado alguna vez? No hablo de algo religioso o específicamente judicial. Hablo de quedarse a solas en la habitación y enfrentarse a tus demonios, como les dice la gente. A ese punto ciego que no queremos ver de nosotros mismos. Quizá por eso leo, me gusta como la gente admite de si misma cosas que se ha ocultado mientras ordenadamente va estructurando su vida, su trabajo o su familia. Hay amantes y asesinos ocultos detrás de todas las máscaras, solo esperando el momento adecuado. La detonación de ese algo que les haga estallar los nervios y les haga perder todo rastro de nobleza. Unos la pierden antes, eso me parece. Eres tu uno de ellos? Dejarás a alguien pidiendo ayuda en el camino ? A una mujer esperando largas horas en una cita? Cumplirás todas las promesas a tus hijos? Son cosas que nadie sabe. Somos buenos personajes, hasta que alguien nos descubre fingiendo. Por eso prefiero los libros. Hubiera preferido saber que título me hubieras regalado en nuestra primera cita en lugar de llevarte el libro que puse en la mesa con la promesa de leerlo y que jamás lo devolvieras. Eso tambien es un poco de faltar al valor. No tanto como matar a alguien, pero si como matar una promesa, quiza un poco de esperanza.
 
 
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