Estalla tu sonrisa en una ofrenda de paz…Escucho los fragmentos de canciones que nos solían unir y pareciera imposible que en algun momento nos alejaríamos nuevamente a los extremos del mundo donde habitábamos. ¿Quien iba a decir que sería la música esa amalgama que nos terminaría por unir mes tras mes aunque no tuviéramos mucho de que hablar del mundo que nos rodeaba? Había algo en las canciones, algo en el hecho de reposar mirando al techo esperando que nueva canción se le ocurriría enviar y cual en respuesta yo. Demasiado infantil para dos personas que pintaban canas y hablaban del mundo con el cinismo de los que creen que ya lo han vivido todo. Esa actitud adolescente de ser solitarios por decision propia. Mentiras todas mentiras. Nunca me sentí mas acompañada que cuando hablábamos de nada, pero todo eso se deshizo tambien, como cualquier historia ordinaria. Una nube de algodón transformándose en otra y luego en nada. Solo cielo limpio donde ya no cabía un recuerdo más. Y ahora estoy aquí buscando en otras personas los restos de mi que pude haber reconocido mientras me mirabas.
Parece fácil hallar otra persona que haga la guerra o me de silencios largos si sucumbo a la neurosis. Volver a las canciones en donde pensé que se hablaba de mi, o de lo que sentías por mi, pero bien decías que esas canciones no eran para nadie. Que jamás dedicaste una canción pensando en alguien especial y a mi me suscitaba la duda, porque en esas letras yo senti que te miraba, mas profundamente d ello que hubieras dicho en mil discursos. Y sentía que te conocía y recordaba entonces esa niñez solitaria en que me inventé un amigo y tenia tus manos y tu rostro, hoy ajado por el tiempo. Pero no, no eras tu. O así tuve que admitirlo una vez que se acabó todo lo que nos unía y hubo que replegarse en el olvido y la soberbia para soportar que algo hermoso se había acabado y no había soundtrack ni melodía que pudiera acompañar ese dolor lento y triste que se fue apoderando de mis movimientos y mis palabras.
A veces cuando miro la linea del horizonte y veo el mar o algun atardecer lento que se desangra en colores familiares, siento que podrías estar del otro lado del mundo viendo lo mismo que yo. O recuerdo ese hombro tuyo lado a lado, silencioso sin atreverse a decir nada hasta que el sol caiga, en la primera cita que nos permitimos darnos. Que comienzo mas cursi, el de dos personas mirando el sol meterse en el océano.¿ Acaso no habian pasado ya, mil atardeceres antes, con otras personas y no habrían mas por venir a nosotros, quizás a solas, quizá como ahora eternamente solos ?
No importa la gente que se siente alrededor si no hay realmente con quien hablar. No importan las canciones si no pueden entenderlas y las muchas cosas en comun que puedo tener con otra gente haciendo match como en una tienda de productos que necesitas en tu vida. No importa nada de eso, porque ya no está ni mi sonrisa ni mi ingenua forma de creer que mi mejor amigo ha vuelto a mi para mostrarme sus heridas y sus canciones. Ese amigo invisible al que yo llamé en mis momentos mas solitarios pensando que en algun lugar del mundo si existía, no importaba si fuera hombre o mujer sino que entendiera. Entendiera esta sensibilidad extraña de los niños que crecen solos y se van apañando con trozos de cuentos, de arte y de musica para soportar el miedo y la extrañeza frente al mundo. Pero no somos niños. No mas. Ahora somos adultos que hieren y repiten las heridas no sanadas. Adultos que se quedan atrás caminando por alfombras de flores secas hasta que llega la noche.
 
 
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