lunes, mayo 25, 2009

Hola

Comunicándome desde el espacio sideral de mis pènsamientos mas borrosos, escribiré esto, esperando que no se pierda del todo.

Es 25 de Mayo, aniversario de algo, je ne sais pas...y supongo que es el momento adecuado para volver a hablar conmigo misma.

Space Cowboy suena ahora en una exquisita versión jazz y puedo agradecerme el hecho de ganar suficiente como para permitirme no ir a trabajar esta noche, aunque tenga que hacerlo los 7 días siguientes. Yep, es una porquería ser médico en un país sin derechos. Yep, a lo mejor no tengo vocación y por eso me resulta tan cansado ir de lunes a domingo de 7 a 7 y a veces más a trabajar, sin hacerlo realmente. Nuestro trabajo es pensar. Me pagan por eso y claro, también por hacer procedimientos. Me encanta hacer cosas, ver sangre, colocar tubos, satisfacerme al sentir el émbolo empujando mi jeringa cuando he canalizado el vaso correcto. Es tonto, no sé si lo entiendas.

Tal vez yo tampoco.

Deberías comprar este Cd, es realmente bueno. Me hace escribir así a mi ritmo, con altibajos y todo y sobretodo, sobretodas las cosas susurrando mi casi desventura a un completo extraño. Para variar.

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Al dejar la revista en el suelo pensé con envidia lo agradable que era sentirse enamorado de un ser inexistente. El artículo era corto, una historia de vampiros adolescentes y una chica que contaba ser seguidora del protagonista desde hace 5 años. Nada especial. Sin embargo allí estaba yo, tratando de descifrar que tipo de obsesión podía desencadenar el que una adolescente siguiera por mar y tierra a un actor que no encarnaba mas que a un personaje bizarro salido de la mente de alguien probablemente mas raro aún.

Recordé entonces mis años adolescentes, lo agradable de enamorarse de un nombre, de una sensación, de un hombre que no exixtía en este planeta.
La ilusión.
Con frecuencia la ilusión había guiado mis relaciones y las había llevado a su término apenas desaparecía ese hálito de fé.
Si, de fé.
No era fé acaso lo que había depositado alrededor de los años en cada uno de mis intentos de comunicación con las personas que me rodeaban. Una confianza ciega que pronto se derrumbaba, se hacía trizas, desaparecía y solo dejaba algo parecido al dolor, una melancolía por darme cuenta que otra vez no era cierto.
Nada era real.
La ilusión me había guiado por ejemplo al encuentro de varios de mis mounstruos escondidos en los armarios. A la búsqueda de personas inéditas que pudieran comprender un poco mas de las cosas de ese mundo que a mi me costaba tanto descifrar.
No sé si me explico. Pero tal vez era la ilusión y no el amor la meta de todas mis andanzas.
Y como toda ilusión...Esas metas también suelen desaparecer.

Al terminar de leer aquello, pensé en mí, en este momento, en la poca fe que me quedaba, en la poca ilusión. Había conocido algunas personas interesantes, pero nada, ni nadie que me hiciera realmente soñar.
Perseguir ese sueño tal vez era lo que me había conducido hace algunos años a frecuentar salas de chat, sociedades secretas, gente loquita, llena de secretos dentro de sí. Quería desesperadamente hallar a alguien que me quisiera encontrar. Una ilusa que perseguía una ilusión.

Pero incluso los sueños son caros. Ahora por ejemplo no me logran ilusionar ni las películas, ni los actores, ni los libros, ni las canciones. No me logra ilusionar una llamada de larga distancia, ni una cena. Ni la promesa de un sexo halagador. No me ilusiona nada que pueda materializarse aquí y ahora. Precisamente porque se de lo fútil de la materia, de la carne y del cuerpo. Precisamente porque no me ilusiona probar lo que ya he probado.
Aunque suene genial.

La realidad no me llama a ser feliz.
Tengo realidad a diario. Gente real gritando de dolor. Gente real haciendome el amor. Gente real proponiendo cosas tan reales, que solo me hacen sentir la conciencia del tiempo estallando en mis sienes, en mi cuerpo, en cada músculo que llega cansado a casa.

Quisiera volver a creer.

De alguna forma creer en mí. En que puedo hacer mas cosas de las que ya hago. Hacer realmente cosas que muevan a la gente.
Que logren mover un poco este mundo tan aburrido en el que vivo a diario.
No sé si me explico, creo que no.

Ultimamente la honestidad es una mala pócima para escribir.
Pero tal vez hay una parte de mí que ha muerto.

Tal vez como dice Enrique sea el amor el único motor para escribir.

Me atrevo a decir que no es el amor lo que perseguimos las personas, sino el sueño de él. La ilusión, el fantasma, el aroma, lo invisible. Eso que hace sentir que el sexo no sea tal, sino algo divino. Que no transfrome el beso en el contacto asqueroso de dos bocas llenas de gérmenes, sino en algo casi divino y esperado. En esa cosa que hace que el trabajo no sea solo el inútil paso de las horas, sino el camino hacia un día perfecto, el volver a los brazos de alguien que te ama, incluso en el silencio de dos ojos cansados y una lengua que no sabe hablar.

Me atrevo a definirme como la persona mas inconforme de la tierra.

Me atrevo a decir que quisiera creer pero por el momento solo puedo sobrevivir un día tras de otro hasta que me despierte la ilusión, la ilusión de creer en algo mas. En alguien más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo peor es que la ilusión es tan tramposa que incluso sintiendonos desilucionados guardamos en secreto la ilusión que en algún momento aparecerá algo-alguien de quien ilusionarnos. Y eso, con todo el sufrimiento que la espera conlleva. Vista así, la ilusión es diabólica, dura de matar, nacida para ser asesina.
Ilusionada o no, siempre estarás en mi mente.
J.

Edem dijo...

Tus palabras llegan justo a tiempo... mas de lo que crees.
A veces me pregunto, que hacemos los hombres (y mujeres, por supuesto), para que la vida se nos ponga tan cuesta arriba, para que los desafios sean mayores cada vez. Lo se, lo se, alguno dirá que es para probarnos. Pero a veces... a veces desearia que todo fuera mas facil.

Si tu supieras lo que he tenido que hacer para mantener la ilusion de mi madre... lo que tengo que hacer para que no se derrumbe... y no lo consigo. No siempre al menos.

Perdon... ha sido un dia muy largo. Pero, lo basico que quiero decir es, que tenemos ilusion, tenemos confianza, amor en los demás, porque es lo que nos hace vivir, lo que nos hace seguir.

En cuanto a ti... ya me conoces, yo tengo ilusion en ti. En aquella mujer que me ha aguantado tanto, en aquella escritora, en aquella amiga que, posiblemente nunca vea cara a cara, y le pueda dar las gracias por esos momentos. Ves?. Ilusion.

Ojalá yo pudiera darte eso a ti, Laura, ojalá. Ilusión o ganas de coger el toro por los cuernos, como se dice en mi tierra. Lo intento, pero no se si lo consigo. Y soy un poco cabezota, porque se que el premio, se que tu, vales la pena, mereces eso y mas.

Tengo que irme... y tratar de que mi madre recupere mas la ilusion. Pero a ti te tengo en la recamara si necesitas algo, que conste.

Un saludo de Enrique.

La Cita

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