...Y
de todas las madrugadas que pasamos juntos hablando de mil cosas necias, conociéndonos,
intercambiando ya sea una memoria o un chiste, de todas esas, nunca como
hoy lo sentí tan lejos y tan diferente a lo que yo represento. A quien soy …a
mis deseos de ser o haber querido.
Es
cierto, quizá todo lo vivido sea un espejismo, una ilusión que se ha
desbaratado en mi cabeza, una torpeza de apreciaciones, una confusión de
palabras, de símbolos, de emociones; sin embargo...Cuántas ganas me han dado de
preguntarle ¿Cómo le va? Aunque sepa de
antemano la respuesta…como si se tratara de hablar del clima o algo parecido
....Como
he querido preguntarle y hacerle reír aunque sea un poco, aunque sea para
probar si aun somos los mismos, si es que yo puedo sonreír delante suyo a pesar
de todo lo sentido... Pero todo eso, las preguntas elaboradas y las elaboradas
respuestas han pasado a ser de un dia al siguiente, solo ejercicios torpes,
escaramuzas inútiles de lo que ya no será. Nunca más.
¡Qué
pereza! Si...que pereza reiniciar todo preguntando
¿Cómo
estas? ¿Cómo te va?
Debe
ser la misma pereza de la que el solía hablar, esa sensación que ha hecho que
yo también me vaya de su vida, pronto y sin retorno. Esa pereza que se traduce
en todos sus actos, en conservar una amistad o en conservarme a mí su lado. ¿Después
de todo quien era yo? Un espectro hablándole a través de un espejo. Nadie.
¡Qué
fatalidad! Saberse objeto de la pereza de los otros. ¿Quién podría quedarse a
contemplar cómo lo van dejando solo? En pequeños actos simbólicos, sin
discursos, dejando solo simplemente. A empollar sentimientos a solas mientras
los otros siguen tomando valor para elaborar un buen discurso de despedida. Una
honrosa despedida, un "no gracias, hoy no estamos interesados"
o un "vuelva mañana con mas suerte"
¡Pereza!
tremenda pereza retomar el hilo de las
conversaciones. Intentar volver a poner las cosas en su lugar y que se vean
como antes…Antes que se rompan, si. Retomar la confianza, no sentir vergüenza
de haberlo mostrado todo y tener que volver a ocultarlo, como si fuera malo. Un
pecado, una ofensa el haberse sentido por un breve momento de una breve vida, jodidamente enamorado...
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