Hola
Te acuerdas de mí? Soy la que dibujaba caritas en la servilleta mientras esperaba llegar su café. La que te dijo que te quería entre dientes, en ese sueño que jamás compartimos. Yo fui la del vestido azul, la que se quitó todo y bajo los anteojos empañados te dijo que prefería soñar a seguir viviendo.
Ahora, mientras te digo esto bailo un poco, de aquí para allá moviendo los dedos en pos de rasgar la realidad que nos separa a millas de distancia. Me muevo y parezco feliz, creo que lo soy y la única razón es una nueva canción, que cosas mas pequeñas pueden moverme a ser feliz de nuevo y a querer escribirte y perderme en el océano de teclas blancas y negras, mi piano personal desde donde te canto que quisiera verte esta noche, para una charla de Viernes de Café, para un viaje al pasado.
Te hablo, quisiera hablarte de muchas cosas, pero me mueve la incontinencia de ideas, mis recuerdos de viajes a tientas por el mundo de los sueños, de mis fantasías de niña boba. Sabes? Quisiera tanto hablarte! Extraño oir música y bailar con el alcohol dejando raíces quemantes en las nervaduras de mi espalda que se descontractura mientras me besas el oído. Extraños placeres, no me juzgues por querer perderme nuevamente en tu pupila que crece como un lirio oscuro en el mar color té de tu iris.
No me juzgues, no me juzgues...a veces hablo como ebria, pero entiende que cuando pasa eso, es que estoy oyendo música, abriendo y cerrando los ojos mientras escribo, poseída por eso que yo llamo Satisfacción. Sé que estoy loca y aunque sufra por no hacerlo notar ...por ocultar estas sensaciones que brotan de mi incontenibles mientras discurro por la vida...Siempre salen a flote y quedo al descubierto, como la mujer que ha perdido la razón y se arroja a la vida, desnuda, amenazando con su sexualidad lo que no puede controlar con su palabra.
No me tengas miedo, vamos, es sólo un discurso vacuo de fin de semana. Estás leyendo mi diario, si no te digo la verdad aquí, tampoco mientras caminemos. Tenía un cuento entre manos, pero siempre los dejo, tal vez necesito de alguien que me inspire a hacer cosas que no me den lucro y que me diga que soñar es más bacán cuando lo terminas escribiendo, así sea sólo para ese placer personal, pequeño, genial...esa satisfacción de haber parido una historia que antes de escribirla tu, nadie la conocía.
Te quisiera mostrar mi canción de hoy...Me ha puesto de tan buen humor, que hoy quisiera dar muchos besos, bailar pegada, bebiendo un poco...Yo que sé...esto no es una invitación, pero debería serlo...Esto no es un blog educativo tampoco, sólo es algo que muestra como soy Yo, la que te escribe, la que te sueña, la que recuerda y añora un paseo por la ciudad de los sueños rotos.
De Paranoia, Soledad, Amor y otras cosas que perfuman a la mujer hasta hacerla apetecible, abominable y unica....por suerte.
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sábado, septiembre 04, 2010
jueves, julio 15, 2010
Charlas de Café: Los Juguetes
Hace mucho que no hablamos. Tal vez porque dejé le café por un tiempo y me acostumbré a los tés frutados. No sé si te gustan, así como no sé si te gustan las películas de ficción o si prefieres el suspenso.
Yo voy poco al cine y cuando voy ya no lloro, porque antes iba sola y me hundía en la butaca a disfrutar hasta la última letra, a enterarme el nombre del soundtrack o ver si hay alguien con nombre raro metido en el equipo de producción. Me pregunto cuando saldrá esa película en la que me agradecen la colaboración. ¿Me la agradecerán? Cuando me preguntaron mi nombre para ver como sería escrito, no sabía si decir el real o el de Laura Hammer, pero el gringo alto aquél a lo mejor se hubiera reido de mi atrevimiento. El Martillo se me quedón en la cartera mientras decía con voz temblorosa mi nombre y un sólo apellido.
No me apena el no llorar en el cine, pero en las últimas semanas lo único que hice fue leer las reseñas sobre Toy Story 3 y sobre las muchas personas alrededor del mundo a las que les había robado alguna lágrima. Yo estaba consternada porque fui a ver a la película a propósito de saber cuál era esa parte donde mi ex había llorado, pero que bah! Yo la mas sensible de todas las mujeres, no derramé una sóla lágrima.
Fue hasta semanas después que al preguntar aquí y allá resultó que la parte dramática del asunto, para el espectador promedio era aquella en la que el niño adulto se despide de sus juguetes, en su último juego en el jardín, pues al parecer ese acontecimeinto tocaba una fibra sensible de la vida de cualquier adulto actual.
Yo no lloré y ahora sé porqué. Tal vez porque yo nunca tuve una despedida real de mis juguetes preferidos y jamás dije adiós a la infancia aunque tal vez si a la inocencia. Un día me fui de casa a estudiar y pensé que siempre podría volver pero no fue cierto, apenas si algunos meses para las vacaciones, o unos fines de semana en que prefería ir a la playa que buscar entre las bolsas mohosas algunresto de las muñecas que tardé en vestir.
Yo me había ido sintiéndome niña y nunca fui conociente de que ya no lo era hasta hoy en que escribo y comprendo que ningun juguete de la niñez aguarda físicamente mi retorno. Yo no me despedí, porque pensé que no me había ido. Regrese como vuelven los fantasmas, sin la conciencia de que ya están muertos para todos. Así que mientras yo me seguí viendo niña, todos los demás ahora veían una joven mujer a la regresaba.
No iré al cine este fin de semana, me quedaré en casa mimándome un poco y disfrutando de las pequeñas licencias que da el volverse adulta, mientras en mi cama sueño, con que no me he ido, con que jamás crezco, con que en mi habitación esperan todos los juguetes que perdí, los pequeños secretos. Mi mundo fantástico al que solo vuelvo mientras duermo.
Nos tomamos otro?
Yo voy poco al cine y cuando voy ya no lloro, porque antes iba sola y me hundía en la butaca a disfrutar hasta la última letra, a enterarme el nombre del soundtrack o ver si hay alguien con nombre raro metido en el equipo de producción. Me pregunto cuando saldrá esa película en la que me agradecen la colaboración. ¿Me la agradecerán? Cuando me preguntaron mi nombre para ver como sería escrito, no sabía si decir el real o el de Laura Hammer, pero el gringo alto aquél a lo mejor se hubiera reido de mi atrevimiento. El Martillo se me quedón en la cartera mientras decía con voz temblorosa mi nombre y un sólo apellido.
No me apena el no llorar en el cine, pero en las últimas semanas lo único que hice fue leer las reseñas sobre Toy Story 3 y sobre las muchas personas alrededor del mundo a las que les había robado alguna lágrima. Yo estaba consternada porque fui a ver a la película a propósito de saber cuál era esa parte donde mi ex había llorado, pero que bah! Yo la mas sensible de todas las mujeres, no derramé una sóla lágrima.
Fue hasta semanas después que al preguntar aquí y allá resultó que la parte dramática del asunto, para el espectador promedio era aquella en la que el niño adulto se despide de sus juguetes, en su último juego en el jardín, pues al parecer ese acontecimeinto tocaba una fibra sensible de la vida de cualquier adulto actual.
Yo no lloré y ahora sé porqué. Tal vez porque yo nunca tuve una despedida real de mis juguetes preferidos y jamás dije adiós a la infancia aunque tal vez si a la inocencia. Un día me fui de casa a estudiar y pensé que siempre podría volver pero no fue cierto, apenas si algunos meses para las vacaciones, o unos fines de semana en que prefería ir a la playa que buscar entre las bolsas mohosas algunresto de las muñecas que tardé en vestir.
Yo me había ido sintiéndome niña y nunca fui conociente de que ya no lo era hasta hoy en que escribo y comprendo que ningun juguete de la niñez aguarda físicamente mi retorno. Yo no me despedí, porque pensé que no me había ido. Regrese como vuelven los fantasmas, sin la conciencia de que ya están muertos para todos. Así que mientras yo me seguí viendo niña, todos los demás ahora veían una joven mujer a la regresaba.
No iré al cine este fin de semana, me quedaré en casa mimándome un poco y disfrutando de las pequeñas licencias que da el volverse adulta, mientras en mi cama sueño, con que no me he ido, con que jamás crezco, con que en mi habitación esperan todos los juguetes que perdí, los pequeños secretos. Mi mundo fantástico al que solo vuelvo mientras duermo.
Nos tomamos otro?
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