Mostrando las entradas con la etiqueta Domingo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Domingo. Mostrar todas las entradas

domingo, agosto 28, 2022

Caminar de nuevo

 Blog terapia

Domingo

28 de agosto de 2022



Caminar de nuevo


Poco a poco comienzo a caminar de nuevo, aun me agito, eso me lo hace notar mi sobrina que se ha quedado el fin de semana en casa y me distrae de mis pensamientos grises. Caminamos por los parques cercanos y me hace dar cuenta que me agito al hablar y que a pesar de que la marcha no ha sido a gran velocidad al llegar a casa aun presenta disnea. Pensé que solo yo lo notaba, es decir, me doy la vuelta muy rápido en la cama o me agacho muy rápido y me palpitan las sienes o me agito demasiado, pero trato de olvidarlo, pero el hecho que mi debilidad comience a ser evidente para el resto me da cierta pena. El miércoles me haré nuevas pruebas, esta vez con la hematologa, me queda un mes para recuperar algo de mi performance antes del viaje. Al menos ahora me preocupo por el viaje y no por el trabajo, algo ha cambiado en mi animo. Mi inquietud ha dejado de ser el presente inmediato y ha pasado a ser el futuro prometedor, así sea de unas pocas semanas. Tengo un itinerario vago de lo que haré en Octubre, aun me da miedo confiar en las personas, a pesar que Marc es una persona que luce coherente y equilibrada, luego de mi ultima experiencia de viaje con L. Mi terapista me ha aconsejado no rendirme a ser tan confiada y no poner en riesgo mi integridad. 

Es raro decir mi terapista, ahora siento como si tuviera un guardaespaldas, alguien a quien acudir cuando no se si los juicios que hago sobre mi son demasiado duros o demasiado laxos. He acudido a ella por que no sabía a quien mas acudir, en un momento de mi vida en que sentía que tenía ya todas las de perder. Ni siquiera mi cuerpo ni mi salud me pertenecían. Estos días, me ha hecho bien quedarme en cama, caminar poco, no esforzarme en grandes tareas, lo máximo que he hecho es comprar algunas flores y llenar el jardín de macetas nuevas. Quizá me convierta en la señora de las plantas. Espero que si dejo de trabajar pueda por fin tener una mascota, aunque se que eso solo es un sueño. Con mi tipo de trabajo, un perro se moriría de depresión solo en casa. Siempre pensé que me convendría tener una pareja petlover para así tener una mascota partime…Mis amigos entonces se reían,  o sea que no quieres una pareja por el sexo sino por compartir un perro, por compartir los gastos y el tiempo que demanda tener un perro. Pues si, por que mas ? Y es que en un momento como este en que era tan fácil obtener sexo para una mujer a través de las aplicaciones o las redes sociales, lo realmente difícil me parecía tener una pareja que quisiera compartir un proyecto en común como tener un perro o una planta. Lo de hijos ni siquiera estaba en el menú. 

Hay horas del día en que no pienso en el sexo con tristeza, es decir que no lo evado. Incluso lo añoro, meto mi mano bajo mis anchos pantalones de pijama e intento jugar, pero no me dura mucho. debe ser la depresión. Antes de me tocaba varias, muchas veces al día, la ansiedad, la adrenalina, el cortisol, el estrés del trabajo, la excusa que sea, pero yo debía tocarme al menos dos veces al día para sentirme relajada. Luego cuando el chico del café me hizo un comentario de que seguro a mi no me gustaba el sexo tanto como a el, tuve que pararlo en seco para aclararle que mi libido era la de una adolescente de catorce años, que si no teníamos relaciones, no era por mis horarios de trabajo, sino básicamente porque el no ponía mas empeño en verme. No sé si eso será lo que ha herido su orgullo tanto, o quizá las otras cosas de las que hablamos, pero lo cierto es que nunca pudimos retomar alguna conversación que no fuera a la defensiva. Quien sabe, a veces la falta de sexo o el exceso de el lo arruina todo.

Ahora dedico al menos una hora del día a escribir, me está costando, concentrarme, estar en silencio, hilar mas de dos ideas, confesarme. Hacer una especie de diario, para que no se me olvide que estuve así, en el pozo, o qué hay un pozo antes del verdadero pozo. A veces no se ni para que escribo, creo que es para no ver tanta TV, para no revisar tanta pantalla de celular, para no esperar un mensaje de whassap que no llegara, para en fin, evadirme de la realidad que no llama a mi puerta. Así que me oculto detrás de esta pantalla luminosa, a ver que me dice mi yo más básico, el más tímido, o el mas descarnado. A veces me asalta la curiosidad de quien aparecerá esta noche, la que extraña los besos, la que reniega de la vida, la que se queja de todo. La que promete que hará mejor las cosas. No sé quien. Por el momento me siento débil y eso me protege, se que aun no puedo salir a la calle ni enfrentarme a nadie, conocerme con nadie, darle la mano a nadie. Se que por el momento no puedo hacer nada que me saque de este punto inmóvil en que llego a casa, leo y escribo. De que me serviría acostarme con alguien? O que alguien me diga que me encuentra linda o quien sabe que mas cosas? Yo amé a un hombre que me dejó en una isla sin nombre, en una calle vacía, frente a una puerta sin dueño. Puse mis maletas en la vereda y el auto había partido a toda velocidad, nunca mas volví a saber de él, lo ultimo que recuerdo es un grito una maldición, un cállate la boca. Ahora que lo pienso, la que vivió eso fue otra persona, alguien que ha muerto, se ha muerto hace mucho en alguna parte. Su fantasma deambula por otros rumbos queriendo dejar flores en esa tumba sin nombre, para poder perdonarse el haber amado tanto, pero por mas que vaga el mar la lleva a otra orilla  a seguir penando. Ahora yo soy otra, pero no se quien soy. Casi soy transparente, casi soy el aire, o el agua, o la tierra, los brillos del sol cuando amanece, la pelusa de la ropa, la nada. Soy nada. Y así es mejor que me recuerden.


domingo, agosto 21, 2022

Domingo de Bicicleta

 Hoy he vuelto a andar en bicicleta, lo hice después de tomar la siesta obligada posterior a mi turno de anoche. Extrañaba pedalear, aunque los dias lluviosos y grises no me animaran a moverme. La semana pasada habia procurado caminar, pero lo hacia lentamente, como si mi cuerpo fuera un pesado objeto que apenas pudiera remolcarse por las calles desde mi trabajo a mi casa. Paraba en el café a comprar te o algún pastel que no me pudiera dar alergia. La única razón de ir a ese cafe con mi termo lleno de mate era que por un momento sentia que volvia a citarme allí como la primera vez con el chico de este mes. Mi cita mas reciente, el intento mas cercano de volver al ruedo con una persona, no por lo físico sino por las largas conversaciones, por el aroma de su ropa, por la textura de sus manos, por la profundidad en sus pensamientos. Quizá algo en mi buscaba enamorarse, o como siempre, solo volvía a romantizar incluso las características mas sencillas de los hombres que me atraen intelectualmente. Los dos meses de negociaciones han terminado, hemos tenido mas conversaciones que encuentros físicos, por eso debe haber dolido un poco mas. Hay mas apego cuanto mas conoces de la otra persona, o crees conocer. Por eso estas semanas me dediqué a caminar y a volver a ese café Starbucks a leer, usando esta vez un Kindle, como si con eso me hubiera ganado un bono a la modernidad de corazón.  

Leer no es algo nuevo para mi, pero jamás lo habia hecho con tanta necesidad de evadirme. Caminaba de retorno a casa solo porque sabía que pronto podría sentarme y volver a leer, me agradaba esa vieja sensación de mis años de adolescente. Un deseo puro que te motiva durante el dia. Quizá tambien durante mi adolescencia me había refugiado en los libros para huir de los temas reales que empezaban a cambiar en mi cuerpo y en mi vida. Dentro de los libros hallaba las voces, los ejemplos y las frases que necesitaba para dar forma a los sentimientos que bullían brutalmente en mi interior. Todo ese yo salvaje que no hubiera sabido como domar sino me metía de cabeza en los libros. Durante la semana que pasó comparé al protagonista solitario y alto de las manos suaves a mi chico del café. Los siguientes dias, cambiando de libros hacia ensayos sobre música o maratones de fondo, mis pensamientos fueron también disgregándose. ¿Donde estaba yo en todas esas líneas? ¿Por que quería seguir leyendo, ensayos y deducciones si en verdad era el momento en que me sentía mas perdida?Quizá solo deseaba volver a encontrar mi propia voz. Ahora a medias, forzándomea escribir, la voy hallando. Se que no podría hilar una historia ni un pequeño cuento, pero hilvanar ideas me hace bien. Como montar bicicleta y pedalear duro aunque me duelan las piernas y me falte el aire y piense cada maldito metro, si es que no hay algo malo fisicamente en mi que se está gestando y me está ahora debilitando tanto. 

Nunca fui fanática de los deportes, pero empezar a moldear mi cuerpo y a ganar resistencia me había llenado de valor los últimos dos años. Sentía que ahora podía pasar pruebas físicas que antes no podia, que mis nalgas o mis piernas mostraban músculos sanos y fuertes que antes estaban solo ocultos por grasa inútil. Seguía comiendo como desaforada y mis horarios de sueño eran horribles, pero mis tres dias a la semana de entrenamiento se habían vuelto infaltables. Acababa de crear un hábito extenuante, que sacaba un poco de felicidad de rincones que no sabiía que aun guardaban un poco de dicha. Todo eso, hasta que volví a tener sexo. A veces pienso que mi rutina de estos siete meses estaba encaminada a ser exitosa, estaba logrado el ansiado equilibrio mente cuerpo, estudiando idiomas ( otra vez estudiando un idioma) leyendo, haciendo deporte, saliendo a caminar a la playa. Paseando en bicicleta. Había comenzado a programar una vez por semana alguna salida con un amigo que no fuera muy cercano y con quien pudiera descubrir un restaurante nuevo o algún lugar de copas, a veces no pasaba de un simple local de sopas, pero al menos era como salir de mi mundo médico. No salía mucho a lugares de citas, mi guardarropa sexy seguía intacto, pero poco a poco  sentia que iba  saliendo del deshielo. Un día volvi a coger valor para tener citas con desconocidos. Tuve tres, una salió mal, otra fue divertida y la ultima fue con el chico del café. Mi corazón aun se niega a aceptar que no resultara, me tomé mucho tiempo hablando con el, mucho tiempo tratando de controlar mis miedos, mis inseguridades. Ahora se que lo debo dejar ir, igual que el agua que pasa entre los dedos al meter las manos al rio. Después de una semana de pensarlo, caminar, de que me bajara un poco este estado disfórico y comenzara a preocuparme mas en mi estado físico que en las otras personas, pienso que  este año apenas podré manejarme yo y mis sentimientos. Apenas podré conmigo por el momento para estar pensando en él o en las formas de acercarnos. Aun a pesar de eso, cuando paso por la esquina de ese café me provoca quedarme, pedir algo, lo que sea, conectar el kindle leer dos o tres horas, pensar que pasaría si llega, si nos volviéramos a ver, si pudiera hablar con el de las cosas que leo, de las cosas que pienso. Si haríamos el amor. Si pudiera hablar con alguien de las cosas que surgen en mi cabeza y a las que aun no se bien como dar forma. Me quedo en ese café y es una isla a mi ansiedad reciente. Me protege de volver a casa sin planes ni citas. A veces lloro ahí, mientras escribo a mi hermana que me siento perdida, que no sé si me ayude la terapia, que no se si algo me ayude ya en esta vida.

 Hoy pasé por allí en mi bicicleta, pero no paré, tenia el corazón cansado, mi pulso agitado, no queria quedarme quieta en esa isla de café y melancolia, apertrecharme allí a pensar por milésima vez como fue que nos vimos en la primera cita y de que hablamos y como era su rostro y su voz mientras me hablaba y llegábamos a ese pacto tácito de acostarnos esa noche porque lo habíamos deseado desde la primera vez que solo cruzamos palabra. Pasé por allí y pensé que hoy no era un domingo para estar triste, era un domingo para volver a ser yo, a estar en movimiento, moverme en esa vieja bicicleta asi se me dañara el coxis y pedalear esperando que las luces se enciendan a mi paso y que haya algo nuevo en la siguiente vereda. Bueno o malo, pero nuevo. Volveré a leer, volveré a estudiar, quizá hasta vuelva a escribir, no sé si mis fuerzas me permitan volver a entrenar o a dedicarme a nadar, pero lo intentaré. No sirve de nada detenerme en la isla desierta de una cita que no resulta. A beber café y romantizar alguien que ya me debe haber olvidado. Ya no mas, es momento de seguir pedaleando aunque aun me falte el aire.


domingo, noviembre 07, 2021

Los que callan

 Me pregunto porque sigo queriendo escribir. Por qué hay unos días que prefiero apagarlo todo, dejar las redes sociales, dejar el drama de mi vida, incluso dejar de tocarme y volver a escribir. ¿Será que aun después de cuatro décadas no me he acostumbrado a estar sola? ¿Que la adolescente con amigos imaginarios aun sigue haciendo lazos con las cosas, con las palabras de otros desconocidos? ¿Que sigo esperando escribir y que me escriban?


Con la llegada del WhatsApp y las mil redes de comunicación todo pensamiento fue fácil volatilizarlo, hacerlo corto, llenarlo de iconos fáciles, vestirlo de gracia. Menos palabras y menos sentimientos. Hay días en que veo en línea a gente que aun amo de formas no definidas, gente a la que quisiera hablarle, lanzar un salvavidas o un anzuelo para poder volver a acercarnos. Pero no lo hago, el cursor titila y me rindo en la duda ¿Estarán esta tarde de Domingo tan angustiados en el porvenir o atormentados con recuerdos del pasado como yo? ¿Habrán salido a dar una vuelta con el perro, a un paseo en bicicleta o a tomar un café con los amigos y se les habrá ocurrido que en medio de todo ese ruido que hace olvidar los problemas aun sigue existiendo dentro de nosotros una habitación silenciosa esperando a que se queden en calma y den rienda suelta a sus propios pensamientos?


Nadie nos deja callar. Somos una verborrea de temas fútiles y comunes. Ya lo decían en una película antigua, el éxito en las relaciones no es por el primer flechazo físico, sino en cuantos temas en común reúnen los susodichos. Yo, por lo general no quiero coincidir con nadie, me siento, como muchos de mi generación, especial en exceso. Esos que han crecido con un toque rebelde y nunca dejaron ese toque misterioso al iniciar sus relaciones con los otros. Reniego de los temas en común. Nada de convencionalismos, nada de respetar mucho la regla. Yo debería hablar a esta edad de hijos y de escuelas pero ese mundo no es el mío. Muchos de mis amigos siguen siendo solteros o viajeros o ambos. Como si casi a propósito no hubiesen querido encajar en lo que la sociedad esperaba de nosotros. Quizá también porque en el fondo no pudimos.


Cuantas historias de rechazo y drama de telenovela he oído en las historias de amor de mis congéneres. Y es que en cada historia de éxito profesional, superación y demás boludez siempre esta la impronta del amor allí clavada. Gente que eligió su profesión en lugar de la pareja de turno. Gente que emigró por amor y aquellos que no pudieron emigrar precisamente por lazos sentimentales. Aquellos a los que dejamos y los que nos dejaron. Siempre la historia de esa persona que nos dejó casi al borde de la invalidez emocional, deprimidos en cama, apenas levantándonos porque teníamos que cumplir con el deber. Siempre el deber.


Quizá ahora ya todos mis amigos sean solo médicos, los de las profesiones libres y las cíen ciencias sociales se fueron decantando en amigos similares. En intereses similares y en el fondo de mi copa quedaron solo los que comulgaban con mis neuras, compartiendo algunos temas en común, esperando ser escuchados. Pero de eso no hablamos cuando compartimos el café o unas copas, en donde por lo general reímos y hacemos gala de la felicidad de estar juntos. Hacemos ruido y hablamos de todo y nada, porque hay tanta televisión, series y libros de los cuales hablar, tanta música, lugares, comidas de las cuales comentar. Tanta vida en común y sin embargo… Esa habitación silenciosa donde habitan nuestros secretos y nuestros pesares siguen sin mostrársele a nadie

¿Para eso son las parejas? ¿Para vomitarles nuestros secretos íntimos y nuestros miedos ?¿ O es una idealización que tenemos las personas solitarias? Si al fin y al cabo nadie se conoce realmente y las parejas mejor formadas apenas se confiesan que han dejado de amarse.


Escribo un blog desde hace algunos años. Es un diario catártico de mi soledad y mis neuras. A veces quisiera compartirlo con los que amo y a veces quemarlo. Pienso cuanta gente ha pasado por mi vereda, cuanta gente me importó realmente o a quienes les llegué a generar un sentimiento de empatía. Estoy envejeciendo. Falta un mes para mi cumpleaños, me preocupo por mí cabello mis uñas y mi peso. Por si debo depilarme aquí o ponerme pestañas por allá: Todo tan frívolo y pasajero como planear un viaje que solo durará cuatro días porque cinco es un exceso en un mundo veloz como este. Todo para olvidar que cargo un año mas y sigo esperando que exista una persona por la que pueda dejar de escribir en un blog y contarle en directo mis pesares, o que al menos exista esa persona por quien seguir escribiendo en búsqueda de real cercanía.

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....