sábado, abril 26, 2008

Día Cinco

El final de mi sábado la paso oyendo música, en mi cuarto a solas...Hace mucho que no me dedico a mi, siempre hay cosas importantes que hacer o adonde ir. Suelo deprimirme en casa debido a la crianza que nos dio mi padre.
Mis padres eran maestros y tenian las tardes libres, después de almorzar saliamos al menos 2 horas a dar vueltas en el auto a donde sea, a cualquier barrio, en cualquier pista, hacia cualquier lado, generalmente el recorrido era el mismo y terminabamos o en una pasteleria o comprando fruta en el mercado. Era una felicidad sencilla en la que no habia que compartir mucha palabra, mi padre manejaba y mi madre y nosotros estabamos atras pensando en nuestras cosas o comentando algo que hubira pasado durante el día.
Habia tardes que no saliamos a ninguna parte, eso era sinónimo de no tener plata para la gasolina, de que mis padres estaban molestos, de que el dia estaba lluvioso...No salir era sinónimo de que algo andaba mal. Y ahora sin darme cuenta veinte años después el quedarme encerrada en casa solo puede significarme un dolorcillo que no puedo explicar. Ese dolorcillo de no ver las casas ni los árboles pasar frente a mi, rápidos a través del bólido viejo que era nuestro nave de escape a ninguna parte.

El sábado terminó hablando con un par de desconocidos a través de uina ventana de internet. He descubierto con pesar que ya no me entretienen las charlas cibernéticas, no hay mucho asombro en la gente que llego a conocer...Hoy por ejemplo, cuarenta tipos de saludos para flirtear se abrian en mi pantalla...unos mas huachafos que otros, palabras como baby, reina, dulce e incluso regalito de Dios se iluminaban en mi computador, bloqueandolos uno a uno, sin el insulto usual que caracterizaba mi mal genio de las charlas antiguas. No es que los tolere, simplemente prefiero obviar cuando me dicen linda o pretender fingir una dulzura que suena a mariconada.

Lo que descubrí hoy fue que no se puede entablar una conversación con alguien que se menosprecia a si mismo. Uno de los tipos que tenia mejor ortografia que los otros hablaba tan mal de si mismo que estuve a punto de vomitar. No entendia el porque me aclaraba una y otra vez que no era guapo, pero si un buen amante...sonaba tan patético. Su ventana se abría una y otra vez y decia cosas como...Debes tener plata, quien como tu...Patético realmente.

Mi sábado termina, espero que las continuas quejas sobre mi misma no hagan lo mismo que con ese tipo en mis relaciones sociales...Es trsite que la gente te deje, solo porque tu te dejaste de querer primero.

2 comentarios:

George dijo...

jajaja... yo suelo saludar "hey, querida, que novelas..." ... creo que igual me odian por hacer eso... jajaja

Juan Carlos Huaraj Acuña dijo...

Tienes razón, es patético charlar con alguien que no se quiere a sí mismo, pero ¿tan rápido los diferencias? Tal vez hacerse el huevón es más fácil que hacerse el galante, en fin. Solo hay un modo de saberlo (o confirmarlo, que da lo mismo)a probar naranjas que no es estación de plátanos.

Un abrazo muy cordial y efectuoso, aunque usted no lo crea. por cierto, escribes cada vez más y más bonito, ¿preludios de buenos nuevos tiempos? Me soplé el Cinco y el Six... Siempre leo de lo nuevo a lo viejo. Bye, un amigo

Juan Carlos

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