jueves, mayo 31, 2012

Post # 5 : El espejo


Me aproximo al espejo viendo lo redondo de mi iris fijo y negro, mientras en pequeños círculos dejo el rastro de pomadas perfumadas, de esencias varias. Me pregunto entonces la última vez que alguien me vio así ¿Sin maquillaje? – preguntas. No, completamente desarmada, me contesto.

No es fácil siempre estar alerta, hay momentos como estos en que solo me dejo ser. Y no soy más feliz o más desgraciada haciendo abluciones frente a mi espejo. Solo me quedo mirando el reflejo, como podrías mirarme tú, con la curiosidad de un visitante perdido hacia una mujer que no conoce.

La noche se sucede entonces a pequeños sorbos entre dudas y  meditaciones. Muy al fondo del espejo hay alguien que no espera respuestas, solo las preguntas correctas hacia problemas usuales. No sobre la solución al capitalismo, a la hambruna en África o a hallar vacunas contra el SIDA; ese alguien vive esperando la respuesta para problemas íntimamente aplazados, llenos  de una vanidad absoluta.

La piel se deja seducir entonces por caricias pasadas. Dedos agiles sin huella de ningún pasado mejor buscan los pliegues extintos, entre tu boca y mi boca, tu iris y el mío. El rostro oscuro puesto de pie frente al opalescente.  Apenas escasos centímetros  de separación frente a un  durísimo espejo que nunca ofrece alguna respuesta de consuelo.

Surge entonces  una eternidad de tiempo y espacio al otro lado de la imagen que dubitativa me pregunta siempre con frases incorrectas.
 Si,  un vacio inmenso entre mi mirada y la suya.

Quizá la mejor respuesta me sea dada en soledad, pienso; pero ante ese espejo implacable que espera con un mohín de aburrimiento mi próximo movimiento, no queda más que aguardar sin decaer en ánimo ni deseo que alguien, llegado el momento, sea lo suficientemente cercano para cerrarme  los ojos.

Post # 4 : La Pereza

...Y de todas las madrugadas que pasamos juntos hablando de mil cosas necias, conociéndonos, intercambiando ya sea una  memoria o un chiste, de todas esas, nunca como hoy lo sentí tan lejos y tan diferente a lo que yo represento. A quien soy …a mis deseos de ser o haber querido.

Es cierto, quizá todo lo vivido sea un espejismo, una ilusión que se ha desbaratado en mi cabeza, una torpeza de apreciaciones, una confusión de palabras, de símbolos, de emociones; sin embargo...Cuántas ganas me han dado de preguntarle  ¿Cómo le va? Aunque sepa de antemano la respuesta…como si se tratara de hablar del clima o algo parecido

....Como he querido preguntarle y hacerle reír aunque sea un poco, aunque sea para probar si aun somos los mismos, si es que yo puedo sonreír delante suyo a pesar de todo lo sentido... Pero todo eso, las preguntas elaboradas y las elaboradas respuestas han pasado a ser de un dia al siguiente, solo ejercicios torpes, escaramuzas inútiles de lo que ya no será. Nunca más.

¡Qué pereza! Si...que pereza reiniciar todo preguntando
¿Cómo estas? ¿Cómo te va? 
Debe ser la misma pereza de la que el solía hablar, esa sensación que ha hecho que yo también me vaya de su vida, pronto y sin retorno. Esa pereza que se traduce en todos sus actos, en conservar una amistad o en conservarme a mí su lado. ¿Después de todo quien era yo? Un espectro hablándole a través de un espejo. Nadie.

¡Qué fatalidad! Saberse objeto de la pereza de los otros. ¿Quién podría quedarse a contemplar cómo lo van dejando solo? En pequeños actos simbólicos, sin discursos, dejando solo simplemente. A empollar sentimientos a solas mientras los otros siguen tomando valor para elaborar un buen discurso de despedida. Una honrosa despedida,   un "no gracias, hoy no estamos interesados" o un "vuelva mañana  con mas suerte"

¡Pereza!  tremenda pereza retomar el hilo de las conversaciones. Intentar volver a poner las cosas en su lugar y que se vean como antes…Antes que se rompan, si. Retomar la confianza, no sentir vergüenza de haberlo mostrado todo y tener que volver a ocultarlo, como si fuera malo. Un pecado, una ofensa el haberse sentido por un breve momento de una breve vida,  jodidamente enamorado...

lunes, mayo 28, 2012

Post # 3 : Insomnio

Me tardaria mucho si escribiera lo que estoy pensando, sin embargo llevo pensandolo todo el dia, quiza todo el fin de semana; como esos pensamientos que rebotan contra las sienes, alguna gente tiene la suerte y les rebota justo en los ojos, entonces lloran, si...hay gente que llora un poco, entonces se calma y sigue caminando. Yo no lloro, solo quisiera dormir y dejar de pensar.

miércoles, mayo 23, 2012

Post #2 : A caminar


He querido hacerme de una plantilla como si de un vestido se tratase, pero la verdad no tengo una puta idea de cómo volver a hacer eso que antes me parecía tan fácil; rápidamente caigo en el desanimo, para diseñar, para buscar, para quedarme mucho tiempo en una sola página. En este momento debería estar ya caminando con un par de zapatillas cómodas, pero…me he puesto como misión volver a escribir, aunque al hacerlo saque algunas cosas tristes de mi que usualmente ya no quiero ver.
La luz de la tarde entra tibia por la ventana, tengo dos horas para que esta luz inunde mi habitación y me haga sentir que el día amaneció claro, que el día es tibio, que solo aquí dentro hace frío y que vale la pena salir a caminar. Pero hoy me quedaré en casa, a leer, a escuchar música y ¿por qué no? A escribir-me.

Soy de los que blogueaban hace 6 años o mas y ya no queda nadie que escriba en blogs cosas necias como yo;  tal vez se han casado y han hecho con sus vidas, como yo, relojes que funcionen, llenos de hijos, parejas y casas limpias con jardines bien cuidados. Yo no tengo hijos, no me hice de una mascota, porque no quería volver a llorar por nadie si es que se iba y de hecho tampoco vivo en el departamento que compré.

Vivo planeando viajes, porque mientras viajo me olvido de quien soy, de la forma que hay que conservar para decir las cosas- soy médico y sé que siempre hay una forma correcta y eficaz para decir las cosas- para comportarse ante los demás, o del tiempo en que una debe comer o ir a dormir. Me gusta viajar porque días antes de los viajes siento tanto miedo, que a veces he pensado en cancelar planes y meterme a mi cama a dormir otros 6 meses como modo de vacacionar. Sin embargo, desde que el avión levanta vuelo, yo me vuelvo otra persona, más segura y mas dueña de mi. Ya desde arriba las ciudades se ven pequeñas y los miedos inútiles; entonces conozco otras personas igual de seguras y dispuestas a contarme sus historias- porque nadie se abre de forma más perfecta que delante de un desconocido y yo, bueno, yo he aprendido a escuchar. De los viajes regreso con las maletas llenas de experiencias y de gente que conocí en el camino, gente anónima que no está en facebook ni en ninguna parte del circulo social. Gente vital, que cruza su camino con el mío de forma circunstancial y sin miedo a dejarse querer.

¿Por qué viajo sola? No es una decisión mía, mi tiempo no coincide con el de los demás y a veces me canso de esperar las excusas del resto para acompañarme. A veces es mejor, pero no siempre. He dicho infinidad de veces que una mujer, como cualquier otro ser humano, necesita de un compañero para compartir la vida que no le cuenta a nadie, un testigo de sus errores y sueños; sería ideal contar con un solo compañero que acompañe desde el inicio hasta el final del viaje, un verdadero amigo, no un amante, sino algo que dure más…pero no todas las personas tenemos esa suerte. Yo, lo comprendo a medias, no es fácil saber que amas a quien no te ama, pero hay que seguir caminando, el mundo no se detiene por una sola persona...ni por varias.  Yo tampoco puedo detenerme a contemplar las imperfecciones del mundo, solo debo seguir caminando al terminar de escribir…o mientras lo hago.

Post # 1


Hola, no me llamo Laura y he perdido la cuenta de cuantos años tengo.
Hace unas semanas estuve dispuesta a cerrar mi blog definitivamente porque supe que había perdido la habilidad de escribir realmente lo que siento y que quizá eso no me hacía falta, después de todo a quien le importa lo que una sola persona en el mundo piense.

La forma más eficaz era escribir relatos, pero prefiero guardarlos para mi sola. Entonces ¿Qué más da? Quizá lo mejor es olvidarme de lo que pienso y ajustarme a 24 horas de trabajo y a que los días libres que tengo sean para viajar, comer, caminar, VIVIR…hacer de todo pero no procesar que es lo que está ocurriendo por dentro.

A veces leo cosas mías de hace mil años y me pregunto,  cómo es posible que haya perdido el corazón? O como es posible vivir, vivir aparentemente bien, sin pensar en nada, sin querer sentir en profundidad nada. Me da la punzada que la madurez significa volverse cínico para tirar hacia adelante y no permitir que la vida se nos desmorone con la imagen de sueños pasados.

Yo me tomare unos días para volver a escribir, ya no solo leer libros y quizá, es una lejana posibilidad, en ese ínterin como alguna vez ocurrió en mi vida, recupere la cordura. No la de los demás si no la mía. La cordura que es la divina insanidad de una sola persona y hace que esta funcione, no al ritmo de los demás, sino al suyo propio. Que funcione por dentro, para sí mismo. Como un loco de la calle ¿Quién sabe?

jueves, febrero 09, 2012

La Verdad

Entonces supo exactamente lo que pasaba, la verdad llego a sus oídos como un trueno, como el crack del romper de las nueces, como una piedra que ha sido arrojada en el fondo de un pozo. Lo supo, nadie tenía que decírselo, que maquillarle la verdad con palabras bonitas, con gestos estudiados de delicada compasión, de solidaridad forzada. El ruido de esa verdad era monstruoso y se iba abriendo paso por los corredores blancos de los cuatro pisos de aquel predio, por el porche de piedra caliza, por las veredas que conducían a la fuente de mármol italiano siempre seca, por sus altos jardines rodeados de espinosas buganvillas, avanzaba ese ruido terebrante en su vida, quebrando uno a uno los vidrios de las ventanas, de todas las ventanas…


Alguien se acercó a ponerle una mano al hombro, a susurrarle al oído algo tan tierno como innecesario sobre la eternidad y el destino. Las ventanas seguían cerradas y afuera el mundo había perdido todos los colores vivos de la mañana, los sonidos especiales que era agradable identificar de uno en uno al despertar, como le habían enseñado en la infancia: Primero los desagradables y luego los lejanos e imperceptibles. El trafico, los pasos de la gente, el viento entre los árboles, las alas de un colibrí, el picotear de las palomas contra el patio de piedra. Nada de eso era importante ahora, el estruendo de la verdad se abría paso entre si y el mundo como una hoz que rompe los tallos de la planta madura, una hoz que deja los campos desnudos y claros, para ver por primera vez el horizonte.

La verdad era real ahora, cerró los ojos necesitaba cerrar los ojos y los oídos, pero ya no era posible. Poco a poco fueron retornando la conciencia de su cuerpo, del dolor y la fatiga depositada en cada tendón, cada musculo y cada hueso. Los sonidos volvieron de nuevo uno a otro, sin importarle demasiado el orden que iban tomando en el caracol de su oído. Si era primero el picoteo rabioso de las palomas en el patio central, o si era el tráfico de los trenes a lo lejos; si los colibríes se rompían las alas contra los cristales de su habitación de ventanas herméticas, o los pasos de goma de la gente deslizándose por el corredor vacio. Ese estruendo de verdad en todas las cosas que tocaba, se había vuelto real. Un trueno ensordecedor le había despertado, como el seco crack al romper las nueces del desayuno, o el eco inmenso de una piedra arrojada al fondo oscuro de un pozo.

No tenían que decírselo, esa mañana la verdad fue clara: Se estaba volviendo loco.

jueves, enero 05, 2012

LLUVIA

Es que ha de ser como la lluvia, digo yo, que la extrañamos todo el año, pero como nos impide llevar la vida cotidiana luego. Ha de ser como la lluvia, digo, porque no puedo pensar en otro fenómeno atmosférico que me guste tanto y que me deje tan reflexiva luego. Pero yo no sé, porque no se pueden comparar los sentimientos con los fenómenos atmosféricos, como no se pueden comparar las personas con las precipitaciones pluviales, como no se puede calmar la sed con el agua que se derrama sobre el cuerpo.


Yo digo que ha de ser, porque supongo; pues paso la vida suponiendo y haciendo hipótesis sobre las tendencias que mueven la vida de las personas. Esas tendencias o pulsiones vitales- que yo llamo- y que los vuelven interesantes, seres sumamente atractivos a mi gusto y a mi pensamiento, al momento que deciden cambiar de carril o no hacerlo, al tomar un camino y luego otro, a pensar inocentes, que avanzan, mientras no hacen más que moverse en círculos.

Las personas se mueven como gotas de lluvia y resbalan ante mis ojos confluyendo en ríos, en vertientes, en enormes tormentas o simplemente para mi tristeza, desapareciendo. Yo no limpio mi parabrisas de esas gotas claras o algunas veces turbias, no, no lo hago ¿para qué voy a hacerlo? ¿Para qué privarme de la visión hacia delante así sea borrosa, de esos caminos torcidos que trazan esas pequeñas gotitas intentando mojarme, entrar en mí y quedarse?

Mientras, aquí adentro, en esta nave sin conductor ni destino, en esta nave que es mi cabeza tan loca se vaporizan ideas, sentimientos, pulsiones mías también. Porque yo también quisiera ser agua salada, agua que cae del cielo para refrescar a otros, agua sin rumbo rodando por la vida, llena de gotitas que fueron claras y se van mezclando de los tristes sabores de la ciudad, de los grises colores…De los inútiles sabores.

Ha de ser el amor como la lluvia entonces, que moja y atormenta en las espaldas, o que impide la clara visión, que da una sensación de fugaz refrescamiento y luego solo nos ahoga; primero en dudas, que inician como quizás y se vuelven nunca, y de un para siempre se vuelven jamás.

Ha de ser el amor, digo, porque yo no lo conozco. Yo busco gotitas que se mezclen con una lagrima y hagan parecer que mi tristeza es una alegría, o que mi alegría era solo una nostalgia. Porque yo no sé adónde va la lluvia y si es que realmente llega al océano o a alguna parte, si es que realmente reblandece el corazón de las personas, como el amor dicen que lo hace.

Yo no sé muchas cosas, ya ves, yo camino sin paraguas para que al mojarme y llegar empapada a casa, tenga la excusa de que quien tomó la decisión de mojarse fui solo yo y no la lluvia. Igual que en el amor te digo, y tú te ríes bajito de mis pretensiones ridículas.

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....