miércoles, junio 17, 2009

Me siento a ver los aviones pasar

No voy hablar del amor ni de los eventos cataclísmicos que por el suceden. Por mi salud mental ya no debería hablar de nada y solo quedarme aquí a ver los aviones pasar,

al pie de mi ventana como esperando pintarse algún cuadro inédito de la historia humana,

de mi propia historia.



Me voy rompiendo como si de papel mojado se tratara, de a poquitos, sin que los demás hagan mucho esfuerzo. Rompìéndome y dando paso a una forma decolada de dolor e ira. La personificación de la frustración en un solo rostro.

Una Olivia Sánchez mejorada.



Mi vida corre a ciclos, huyendo de las relaciones asfixiantes, de todo aquello que me prometa confort a cambio de ser eternamente la chica frágil que solicita ayuda.



Llego a la casa del terror, con odio a mi misma por seguir viviendo allí y no poder iniciar una relación normal nunca.

Cómo explicaría a alguien que aun vivo en la casa de mi ex, que llega allí los fines de semana, que llama casi a diario, que siento por él alguna suerte de respeto y culpa.



A mujeres como yo, los hombres como él sulen poner un grillete de culpa alrededor del cuello, para que así cada relación nueva sea solo un estropajo del que hay que deshacerse pronto.



Mi primera relación en la vida era casi perfecta, tuvo que terminar para que me diera cuenta que estaba con el tipo mas obsesivo del mundo. Que definitivamente no era feliz, que salí huyendo no para enamorarme de un alguien, sino simplemente para saber que era enamorarse. Igual que ahora.



No importa cuantos mamotretos vengan luego, será la culpa la que me invada si sacudo mi felicidad delante de mis viudos. Si puede acaso asomar la sonrisa del nuevo intento en mi cara.



Debo cuidarme, porque mis viudos sienten dolor y me culpan por haber dejado de amarlos. Suelen decir que lo ams doloroso para un hombre es saber que su mujer ama a otro.



Y qué?

Acaso es mas fácil cuando terminas una relación sabiendo que no te quisieron nunca?

Que el tipo con el que soñabas de día y de noche, con el que esperabas hablar a diario, no siente ni la centésima parte de lo que tu estabas dispuesta a sentir, que no siente nada de lo que tu sientes de una forma intensa y dolorosa, como si cada separación fuera la extirpación de un órgano vital?



Duele menos de alguna forma? Una ruptura acaso no duele? No duele como si cada día tuvieras que hacer el ejercicio mental de tomar aire y respirar hondo para que el mundo no se te caiga encima? Para que las cosas te cuadren y puedas controlar al menos una de las áreas de tu vida que no se está yendo por un tubo?



Cómo querías que esto sucediera sin dolor? Hay alguna forma de decir No te amo con anestesia?



Si no doliera me terminaría convirtiendo en uno de los estropajos de turno, alegando que por el temor al dolor esperan no enamorarse nunca. Si no fuera a doler jamás intentariamos nada y cada relación sería el papel mojado donde escribimos promesas que no cumpliremos.



Por qué debo sentir culpa por todas las relaciones pasadas? Alguien en el mundo siente culpa por mí?

Me asfixia el recuerdo de mis viudos. Esa sensación de que yo DEBÍA amarlos, como si fuera una obligación amar eternamente.



Me siento aquí a ver los aviones pasar, recordando los desastres vividos en las últimas horas, lo emocionalemente agotador de un trabajo que no te compensa; lo asfixiante de una relación que terminó como tal hace un año; la melancolía por otra relación que fue vivida con tantas esperanzas que hasta me da vergüenza admitir que me enamoré solita de una ilusión. Pensando que jamás tendré una relación normal mientras siga viviendo aquí a la sombra de un muerto. Que incluso si alguien normal se apareciera no podría explicar tanto descalabro en mi vida.
Tanto ruido y tan pocas nueces.


Me siento y quisiera desesperadamente fumar, moverme, hacer algo que me quite las ideas de la cabeza, golpearme contra un muro y borrar de mi memoria todas aquellas cosas que me impiden volver a creer en un futuro que no sea patético y lleno de reproches acerca de lo que no pudo ser.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

es hermoso todo lo que dices, con esa intensidad tan tuya. vuelvo a leerte y me dan ganas de quedarme enganchado para siempre.

saludos

El hombre sin nombre dijo...

oye, pucha, me gustó lo que dices...

Anónimo dijo...

Hay veces me dan ganas de mandar todo a la mierda y termino mandando CASI todo hacia allá. Entonces me pregunto si es pura cobardía de no querer quedarme completamente en el aire o si es que dentro de todo lo que constituye mi vida, por mas que me apesta, hay algo que quiero conservar, que no quiero cerrar la puerta de manera definitiva porque, en verdad, hay algo, pequeño quizás, que me gusta de entre todo lo malo que quiero votar. Después pienso que ese algo, esa casi insignificancia como lo veo a veces, tiene la capacidad de convertirse en lo más valioso que tengo. En algo que a otros quizás les parezca de a 50 o 10 centimos, pero que vale la pena. Vale todas las penas que provoca. Alguien me verá así.
Me quedé sin nick, creo que se fue a la mierda, ja. J.V.

PELO-PON-ESO dijo...

hola!

nacho dijo...

Pero hay que prestar atención a los aviones!

Anónimo dijo...

Sí, Laura. Por lo que dices. Por como lo dices. Si algún día arranco con un blog quiero que sea como este. Sincero, directo. Haces que parezca fácil. Es la misma vida fluyendo por tu pluma directo desde el corazón, sin pasar por el cerebro. Tu futuro nunca será patético, tal vez el de las personas que se desprenden de tu camino.
Un beso,

Juan Carlos Huaraj Acuña dijo...

En verdad te digo que lamento el deceso de EDEM. Lo poco de leí de él era cuando te contestaba siempre amable (al menos los que se posteaba públicamente en tu blog) y dándote ánimo. Es realmente curioso, pero esto es realmente una comunidad de los no conocidos. Y hoy en día ya no es extraño dar (y recibir) instantes de lamento ante la desaparición de alguien ante quien nunca tuviste la oportunidad de estrechar manos. Este es un mundo nuevo, triste, rápido, violento, pero nuevo... y nuestro. Hasta pronto HAMMER. JC

ArT dijo...

bonito cuento Lorena.

La Cita

  Su voz es del color del sol, se ha acercado  con paso seguro  sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...