sábado, agosto 27, 2022

Otro día de no Hacer nada

 En realidad mi no hacer nada significa no tener un despertador, ni ir a trabajar. No meterme a la ducha, no cambiarme el pijama. No planear citas, ni salidas al gimnasio ni alguna excusa para salir de casa. No hacer nada, significa dejar del día pasar. Sin ponerme metas a cada hora. Así que me despierto como si llevara años sin dormir, me preparo el desayuno y veo una comedia francesa que a pesar de que es buena me la dejo en la mitad para quedarme de pie mirando por la ventana como es que se pinta la ciudad en una mañana gris cualquiera. Me gusta vigilar el crecimiento de mis plantas, esta vez no quiero dejarlas secar, me preocupa que la buganvilla vuelva a florecer, o que no se humedezca demasiado la tierra alrededor de las sansivieras. Luego tomo una tijera y corto de un tajo toda la maleza que se ha acumulado en el pequeño jardín, por un momento pensé que crecerían flores allí donde se veían tallos verdes silvestres crecer, pero no era solo material de desecho, nada digno de belleza. No todo lo que cobra vida es digno de permanecer. Lo arranco todo sin piedad ni tristeza, voy podando las plantas secas, los cipreses desvalidos, los geranios que no florecen. El invierno ha sido duro, ya vendrá una nueva primavera y con ella la esperanza de nuevas flores para mi jardín diminuto, en el piso diez de una torre grisácea que se eleva cerca al mar.

Me siento mas serena desde que decidí cambiar un poco el rumbo de mi vida, al menos ya se lo que tengo que hacer, al menos ya se que es lo que me estaba molestando, a donde no quiero ir, por donde no quiero continuar. Necesito tiempo, no dinero. El dinero se hace en cualquier momento, el tiempo es algo que no hay de donde estirar ni a quien pedir prestado. Pienso en mi viaje de Octubre, el suizo me dice, he visto publicidad de viajes a Paris hoy en el tren y he pensado en ti. Le respondo de inmediato y por primera vez después de tantos meses en que doy respuestas vagas a sus interrogantes. Entonces Vámonos a Paris juntos. ¿Ya está decidido ? Réplica el, con emoticones de alegría. Si, quiero caminar mucho, comer vegetales, hablar de todo un poco y hacer el amor.  Yo no pongo emoticones, yo no estoy feliz, solo estoy decidida. No sé porqué me ha llevado tanto tiempo darme cuenta que puedo proveerme de momentos felices solo con desearlo. Hay personas que estarán para mi si es que lo necesito, a veces me cuesta pedir ayuda, o pedir compañía o aceptar compañía. Siento que me pondré en una posición de vulnerabilidad. Que es mejor no mostrar todas las cartas. Pero por suerte con el hay mas racionalidad que sentimientos, hay mas sentido del humor que malos ratos y hay mas ciencia que frases clichés. Podría decir que mi amigo políglota y yo  nos admiramos mutuamente, pero seria mas correcto afirmar, que me siento cómoda hablando con alguien que es mas  inteligente que yo  para evitar llegar a situaciones de conflicto por tonterías como los sentimientos.

La tarde ha transcurrido tranquila, me enfoco en mi pronunciación de francés, en mis lecturas, en esperar a mi sobrina llegar a casa. La veo como una niña a pesar de sus 20 años, quizá solo es porque yo no quiero verme como una mujer tan mayor a su lado, salimos a caminar y en el espejo parezco una adolescente rapera, con pantalones anchos, los cabellos sin peinar, el gorro verde de lana y la casaca negra calada hasta los ojos. Es sábado día de citas, pero no me importa, ya no me importa salir así o no ir a comprar cosas. Tengo un closet lleno de ropa hermosa, carteras, zapatos de tacón, cinturones que combinan, joyas de colores, sombreros y pañuelos. Tengo un closet de muñeca, que rara vez uso. Quería un hombre para lucir de su brazo la mujer que me sentía qué era, sentirme apreciada, sensual y atractiva, vistiendo esos trajes que me daban el poder que los comerciales decían que daban. Hace semanas que ni siquiera lo pienso. Con el chico del café apenas si salimos un poco, su modo de vestir era casual y deportivo. Pensé, si alguna vez salimos no podré aventurarme a vestir  un estilo mas atrevido con el, porque su línea de vestir es tan homie, que probablemente yo a su lado solo luciría como una frívola exagerada.  Con mi suizo poliglot, en cambio, ni siquiera me daba conflicto que ponerme, mientras mas frugal me vistiera mejor,  suficiente unas zapatillas, unos jeans, sabía que el ni se fijaría que llevaba puesto, porque cuando yo hablaba con el tampoco recordaba que llevaba puesto encima, así de mucho me importaban sus palabras, todo lo que decía, todo lo que pensaba lo vestía para mi de toda la importancia del mundo. Así que podía venir en pantuflas a buscarme, metido en un saco de yute y  el seguiría siendo el hombre mas inteligente con quien poder pasar la noche entera hablando.

Es sábado y me apena que sea sábado y que no esté en una cita humedeciendo mis labios en una sonrisa a alguien nuevo, aunque también me tranquiliza. Me quita la ansiedad no tener que ser la caza de alguien, no tener que hacer hipótesis de si me llamara mañana, si me llamara el lunes, si le guste lo suficiente, si me gusta lo suficiente. Si viajaría conmigo a la playa, si viajaría conmigo en mi cumpleaños, si viajaría conmigo en las vacaciones, en fin, si no le molestaría salir de su zona de confort un rato para viajar conmigo un rato porque la vida es cortita y se acaba en dos minutos y yo quiero vivirla ahora, ahora que mi piel es tibia y mi sangre rumorea caliente bajo mi cuello, y me palpita el corazón pidiendo emociones y me acelera el pulso pensar que puedo enamorarme de nuevo. Ay! De nuevo. 

viernes, agosto 26, 2022

Tercer Viernes sin Sexo

 Blog terapia

26 de agosto de 2022



Tercer Viernes sin sex



He caído en la cuenta que son ya tres semanas desde que abandonamos la idea de vernos. Ahora lo llevo mejor, casi ni me he dado cuenta que era viernes. Que debia bañarme, que debia arreglar la cama. En realidad he estado ocupada en sobrevivir. El martes me atacaron de nuevo las jaquecas, atribuibles a la vacunación y mi estado hiperinmune. Hice turno como si tuviera un alíen en mi cabeza, sentia que los ojos se me iban a salir de las cuencas de tanta presión que sentia en el cerebro. Habia tomado los analgésicos, pero aun asi no podia mas. Entre los médicos no existe compasión, nadie te dice, oh estas con dolor de cabeza vete a descansar, entre nosotros, solo hay excusa par irte si tienes una bala alojada en el pulmón o francamente estas con un órgano afuera: Resfríos, diarreas incontenibles, fiebres, dolores por menstruacion, migrañas, lumbalgias o infecciones urinarias caen el rango de niñerías y engreimientos. Si eres una mujer, caes en el estigma de ser demasiado sensible para ser intensivista. Asi somos. A veces hemos tenido doctoras que han ido al turno con hemorragias digestivas solo por la vergüenza de no decir que estaban sintiéndose mal. De no querer dar lástima o que se burlen mas de nosotras. Pase todo el martes asi y al llegar casa el asunto no mejoraba, para la madrugada queria tirarme por la ventana, seguí medicándome y aun tenia turno, para el miércoles no soporté mas y a medio dia abandoné el turno para venir a dormir a casa. Pensé que podría solucionarlo sola, ponerme una inyección, dormir, asistir a mi turno de noche y al del jueves de dia, no dejar a nadie colgado. Me preocupaba mas cumplir mis turnos que causarme un daño renal o un daño gástrico por todos los analgésicos que estaba consumiendo. 

Para el miércoles en la noche ya no podia hablar, cuando llame para excusarme porque no podia asistir al turno, escuchaba una voz que no sentia como mia, las palabras no salían o salían a la mitad. Soné tan penosa, que mi colega al otro lado de la linea me insistió en que por favor fuera a la emergencia de la clinica. La verdad ya no me podía mover. Pensé, si llego a despertar llamaré  un taxi e ire a la clinica, pero por el momento concentraré  mi máximo esfuerzo en no caerme de la cama. Quería ir al baño pero ya no podía mover las piernas. No sabía  si era obra de la medicación o que realmente mi cerebro se estaba apagando, no sentía pena por mi. a diferencia de otros episodios migrañosos en que me habia dado por sentir lástima  por mi y llorar de frustración por no poder parar el dolor, ahora me sentía tan atontada, que lo único que esperaba es no atorarme con mi propia lengua.

 Pase la noche y el jueves desperte sin sentir mi cara. Fui a mi turno, no se por que fui. Quizá solo porque no sabía  que mas hacer. Dije, ire a mi turno y si me vuelve a doler alli, sabrán que hacer…Jueves 8 am ya no me dolía nada pero me sentia ausente y con los pensamientos lentos. La mañana pasó tranquila, no me quejé con nadie, ni le comente nada a mi jefe, hablamos de los pacientes, pasamos ronda y trate de no mostrarme ausente mientras el resto hablaba de los casos del dia. Por la tarde, cuando todo se calmo fui a la emergencia y les dije háganme una tomografia, he tomado en 48 horas demasiada medicación con riesgo de isquemia cerebral.  Estoy bradipsiquica y me siento asustada. No necesité decir mas. Me hicieron la tomografía en 5 minutos. Salió normal, pero igual me tenían que meter al resonador. La sospecha de un aneurisma roto era alta, el dolor no había sido el típico y ya era el tercer día con episodios que iban y volvían.  ¿por que haz venido a tu turno? Me preguntó  el medico de emergencias. No sabia que decir, ultimamente hacia las cosas por inercia. En la camilla solo pensaba en que por fin podría saber si tenia o no el dichoso aneurisma, uno de mis amigos bajó a verme de sala de operaciones, le acababa de escribir solo porque tenia hambre ¿Por que no llamaste a nadie ? Me dijo.  ¿A quien iba a llamar ? Una nace y muere sola. ¿Quien iba a venir? Pensaba. Como íbamos a abrir la puerta de tu casa si pasaba algo mas grave. Fue la primera vez que pense que pudo haber pasado algo mas grave. Esa migraña pudo haber sido la ultima, quien sabe. Sentados en la camilla comenzamos a hablar e hizo la labor de coaching que nadie había querido hacer, o quizá solo dijo lo que yo quería oír. Eso de que hubo un momento donde se me veia feliz y luego ya no. Hubo un momento en que estaba viajando y sonriendo, feliz, enamorada, no lo sé. Y ahora solo estaba triste, cansada, pensando en trabajo, en turnos, en el hospital, en salarios y en pacientes. Me estaba matando y nadie me estaba obligando a eso, yo sola habia elegido como matarme. Si no era el aneurisma me iba a crear un câncer, pero mi sistema inmune ya no daba para mas. Mi cuerpo se estaba defendiendo a diario de una fatiga que le venia de dias y dias sin resolver. No habia con quien compartir esta pena, de pronto mi nave se habia quebrado en dos y estaba naufragando por todos lados. Piénsalo me dijo. Mañana te vengo a recoger y te llevo a tu casa, pero ya no te juegues así con tu vida.

 Me quedé en la camilla 3 horas mas, pensando en mi vida, en las cosas que quería hacer, en el dinero que tenía ahorrado en el banco, las cosas que había acumulado y que no tendría tiempo para gastar si me moría pronto. Vi mi celular, solo algunos amigos me habían preguntado como estaba, la mayoría ni se preocupó. El chico del café vio mi foto en la camilla y ni por empatía básica  preguntó si estaba bien. Creo que ahí me di cuenta que su  enojo podía mas que un gesto de amabilidad con la persona con la que hasta hace unas semanas habia compartido anécdotas y cama, era mucho más engreído que yo, así que bien se podia ir a la mierda. La verdad, todos aquellos a los que en un momento les habia tendido la mano en los oscuros momentos del covid y ahora que yo estaba mal ni siquiera preguntaban por como me sentía, todo ese mundo de gente egoísta, todos ellos, incluido mi puto trabajo se podían ir bien a la mierda. Me estaba ahogando y era el momento de comenzar a nadar hacia arriba por mi vida, sin importar nada ni nadie mas.

lunes, agosto 22, 2022

Lunes de Panacotas

 Poco a poco me voy sintiendo mejor. Aunque eso es solo un decir, esta madrugada he despertado a las 2 am totalmente lucida a leer hasta las 5 am. Primero intente meditar, oír musica, revisar redes, cuando nada funcionaba me rendi a Murakami  hasta que los pájaros cantaban cerca a la ventana. Es Lunes, mis lunes son sagrados porque afortunadamente los dejo como dias libres y me evito lidiar con el tráfico y el estrés de toda la ciudad angustiada por correr al trabajo a la escuela o hacia alguna parte. Yo los lunes me levanto tarde, me hago un desayuno relajado, veo alguna serie o alguna película ligera y salgo entrenar alrededor del mediodía. Hoy sin embargo me sentía demasiado cansada por el insomnio reciente para poder hacer cualquier cosa. Pedi que me congelaran la semana completa y decidí dejar de sentirme culpable por no hacer ejercicio, escuchar a mi cuerpo y descansar un poco. 

Las ronchas y los pruritos tampoco han vuelto, he disminuido las dosis de los antialérgicos y cortado del tajo todos los corticoides ayer si asi por fin mi estado inmune vuelve a su habitual somnolencia. Hoy me he pasado la mañana preparando mi presentación oral en francés sobre las ventajas de los medios sobre la televisión, tenía mucho que decir, pero aun pienso mucho en español o a veces me saltan palabras en portugués que no s´é porque siguen ahí anidadas en el fondo de mi lengua. Después de eso me he dado una larga ducha caliente, me he tomado el tiempo de peinarme y secarme el cabello, de esperar a mi mejor amigo y salir a tomar un lonche, en fin, de volver a mis rutinas mas o menos establecidas. Sin embargo, ya no me muero por usar ropa bonita, me he vestido de abuela con el abrigo claro, la falda de lanilla y las botas oscuras. Incluso he llevado una cartera de detalles bordados con perlas rosas para que combine con el cinturón de pedrería. Todo muy clásico. Nada de piel a la vista. Quiza algo en mi se quiere proteger, ya no solo del frio, sino de las miradas y del mundo. Al volver he visto los mensajes, el tipo que dijo que no me volveria a hablar me ha vuelto a saludar a través de una red social diferente luciendo un peinado diferente. Se ve mas guapo y sin embargo tambien mas tonto, ha perdido ante mi el brillo de la sorpresa. Es un tonto mas con el que ni siquiera pudimos mantener una charla compleja para poder tener una cita física. El tipo es un fiasco y al parecer aun no lo acepta una pena por el, porque afortunadamente ya estoy yendo a terapia y puedo librarme de monedas falsas como el rapidamente. Tambien volvió a interactuar el tipo que me mandó una canción y luego me mando a volar diciendo que era una Drama Queen, que volátiles son los sentimientos de los hombres! Unos dias sin hacerle caso y ahora inventa excusas para hablar un poco. Esas pequeñas escaramuzas de tipos a los que ya tenia olvidados me elevan un poco el animo mientras saboreo mi panacota en la cafeteria de ancianos casi atestada de gente. me siento cómoda, con ropa a mi gusto sin tratar de impresionar a nadie. Justo en mi edad, no se porque se me repite en la cabeza la frase “muchachito tonto” ahora la entiendo, llegada cierta edad, todos los que son menores parecen algo tontos y con falta de encanto, como una repetición de molde aburrido, de maneras inseguras, de retóricas y juegos hostiles, es más cómodo estar alli, disfrazada de abuela, saboreando panacotas y hablando de restaurantes y viajes con mi mejor amigo, que ya hace tiempo me dejo de ver atractiva, que ya hace tiempo me ha dejado de ver como mujer, de pronto solo hay ese cariño fraterno que haces que te acomodes en el respaldo de la silla y te digas, es justo aqui donde quiero estar y no mirando a la pantalla de un celular para responder mensajitos desesperados.

Sin embargo, aun hay algo de mi esperando que el chico del café recapacite y tome el camino de vuelta como los otros, invente alguna excusa para hablarme y revierta el camino que ha tomado. A medida que hablo de el, me doy cuenta que lo que ha tenido es engreimiento, miedo, un montón de sentimientos que aun no puede manejar, quizá el mejor favor que me ha hecho es alejarse para no complicarme la vida queriendo pedirme lo que el no puede darme. Pienso en eso y me siento mas tranquila, los días pasan y yo debo retomar el control de mi vida y mis emociones. Han sido dos semanas de no querer despedirme de la idea del sexo, pero creo que ahora de nuevo estoy segura, puedo estar si eso. Puedo estar tranquila sin estar pendiente de pedir, de que me den, de esperar que me busquen. Tengo tantas cosas pendientes por hacer y a veces cuando solo pienso en tener intimidad mi cerebro se nubla y no vuelve a pensar bien, solo va tomando decisiones estupidas afectadas por emociones y pasiones del momento. Me vuelvo un animal ciego que no sabe que rumbo tomar. Ahora estoy tranquila, tapada, mi piel esta curando, mi cuerpo tambien, quien sabe cuanto le falte a mi cabeza y a mi corazón. Pero ya todo estaba claudicando aqui, ya era tiempo de tomar este descanso y decir basta no ?

domingo, agosto 21, 2022

Domingo de Bicicleta

 Hoy he vuelto a andar en bicicleta, lo hice después de tomar la siesta obligada posterior a mi turno de anoche. Extrañaba pedalear, aunque los dias lluviosos y grises no me animaran a moverme. La semana pasada habia procurado caminar, pero lo hacia lentamente, como si mi cuerpo fuera un pesado objeto que apenas pudiera remolcarse por las calles desde mi trabajo a mi casa. Paraba en el café a comprar te o algún pastel que no me pudiera dar alergia. La única razón de ir a ese cafe con mi termo lleno de mate era que por un momento sentia que volvia a citarme allí como la primera vez con el chico de este mes. Mi cita mas reciente, el intento mas cercano de volver al ruedo con una persona, no por lo físico sino por las largas conversaciones, por el aroma de su ropa, por la textura de sus manos, por la profundidad en sus pensamientos. Quizá algo en mi buscaba enamorarse, o como siempre, solo volvía a romantizar incluso las características mas sencillas de los hombres que me atraen intelectualmente. Los dos meses de negociaciones han terminado, hemos tenido mas conversaciones que encuentros físicos, por eso debe haber dolido un poco mas. Hay mas apego cuanto mas conoces de la otra persona, o crees conocer. Por eso estas semanas me dediqué a caminar y a volver a ese café Starbucks a leer, usando esta vez un Kindle, como si con eso me hubiera ganado un bono a la modernidad de corazón.  

Leer no es algo nuevo para mi, pero jamás lo habia hecho con tanta necesidad de evadirme. Caminaba de retorno a casa solo porque sabía que pronto podría sentarme y volver a leer, me agradaba esa vieja sensación de mis años de adolescente. Un deseo puro que te motiva durante el dia. Quizá tambien durante mi adolescencia me había refugiado en los libros para huir de los temas reales que empezaban a cambiar en mi cuerpo y en mi vida. Dentro de los libros hallaba las voces, los ejemplos y las frases que necesitaba para dar forma a los sentimientos que bullían brutalmente en mi interior. Todo ese yo salvaje que no hubiera sabido como domar sino me metía de cabeza en los libros. Durante la semana que pasó comparé al protagonista solitario y alto de las manos suaves a mi chico del café. Los siguientes dias, cambiando de libros hacia ensayos sobre música o maratones de fondo, mis pensamientos fueron también disgregándose. ¿Donde estaba yo en todas esas líneas? ¿Por que quería seguir leyendo, ensayos y deducciones si en verdad era el momento en que me sentía mas perdida?Quizá solo deseaba volver a encontrar mi propia voz. Ahora a medias, forzándomea escribir, la voy hallando. Se que no podría hilar una historia ni un pequeño cuento, pero hilvanar ideas me hace bien. Como montar bicicleta y pedalear duro aunque me duelan las piernas y me falte el aire y piense cada maldito metro, si es que no hay algo malo fisicamente en mi que se está gestando y me está ahora debilitando tanto. 

Nunca fui fanática de los deportes, pero empezar a moldear mi cuerpo y a ganar resistencia me había llenado de valor los últimos dos años. Sentía que ahora podía pasar pruebas físicas que antes no podia, que mis nalgas o mis piernas mostraban músculos sanos y fuertes que antes estaban solo ocultos por grasa inútil. Seguía comiendo como desaforada y mis horarios de sueño eran horribles, pero mis tres dias a la semana de entrenamiento se habían vuelto infaltables. Acababa de crear un hábito extenuante, que sacaba un poco de felicidad de rincones que no sabiía que aun guardaban un poco de dicha. Todo eso, hasta que volví a tener sexo. A veces pienso que mi rutina de estos siete meses estaba encaminada a ser exitosa, estaba logrado el ansiado equilibrio mente cuerpo, estudiando idiomas ( otra vez estudiando un idioma) leyendo, haciendo deporte, saliendo a caminar a la playa. Paseando en bicicleta. Había comenzado a programar una vez por semana alguna salida con un amigo que no fuera muy cercano y con quien pudiera descubrir un restaurante nuevo o algún lugar de copas, a veces no pasaba de un simple local de sopas, pero al menos era como salir de mi mundo médico. No salía mucho a lugares de citas, mi guardarropa sexy seguía intacto, pero poco a poco  sentia que iba  saliendo del deshielo. Un día volvi a coger valor para tener citas con desconocidos. Tuve tres, una salió mal, otra fue divertida y la ultima fue con el chico del café. Mi corazón aun se niega a aceptar que no resultara, me tomé mucho tiempo hablando con el, mucho tiempo tratando de controlar mis miedos, mis inseguridades. Ahora se que lo debo dejar ir, igual que el agua que pasa entre los dedos al meter las manos al rio. Después de una semana de pensarlo, caminar, de que me bajara un poco este estado disfórico y comenzara a preocuparme mas en mi estado físico que en las otras personas, pienso que  este año apenas podré manejarme yo y mis sentimientos. Apenas podré conmigo por el momento para estar pensando en él o en las formas de acercarnos. Aun a pesar de eso, cuando paso por la esquina de ese café me provoca quedarme, pedir algo, lo que sea, conectar el kindle leer dos o tres horas, pensar que pasaría si llega, si nos volviéramos a ver, si pudiera hablar con el de las cosas que leo, de las cosas que pienso. Si haríamos el amor. Si pudiera hablar con alguien de las cosas que surgen en mi cabeza y a las que aun no se bien como dar forma. Me quedo en ese café y es una isla a mi ansiedad reciente. Me protege de volver a casa sin planes ni citas. A veces lloro ahí, mientras escribo a mi hermana que me siento perdida, que no sé si me ayude la terapia, que no se si algo me ayude ya en esta vida.

 Hoy pasé por allí en mi bicicleta, pero no paré, tenia el corazón cansado, mi pulso agitado, no queria quedarme quieta en esa isla de café y melancolia, apertrecharme allí a pensar por milésima vez como fue que nos vimos en la primera cita y de que hablamos y como era su rostro y su voz mientras me hablaba y llegábamos a ese pacto tácito de acostarnos esa noche porque lo habíamos deseado desde la primera vez que solo cruzamos palabra. Pasé por allí y pensé que hoy no era un domingo para estar triste, era un domingo para volver a ser yo, a estar en movimiento, moverme en esa vieja bicicleta asi se me dañara el coxis y pedalear esperando que las luces se enciendan a mi paso y que haya algo nuevo en la siguiente vereda. Bueno o malo, pero nuevo. Volveré a leer, volveré a estudiar, quizá hasta vuelva a escribir, no sé si mis fuerzas me permitan volver a entrenar o a dedicarme a nadar, pero lo intentaré. No sirve de nada detenerme en la isla desierta de una cita que no resulta. A beber café y romantizar alguien que ya me debe haber olvidado. Ya no mas, es momento de seguir pedaleando aunque aun me falte el aire.


Sábado de Turno

 Sabado 

Me he quedado todo el viernes a gusto sin salir de casa, no siento que me esté ocultando, solo siento que no tengo fuerza suficiente para interactuar con nadie. He decidido que si vale la pena lo de mi interacción con el último chico, entonces tendrá que pasar la prueba del tiempo, quizá si podemos hablarnos aun a pesar de semanas y meses sin vernos y vuelve a existir química exista una pequeña oportunidad de salir a flote. Quizá necesitemos mucha terapia individual de por medio, quizá en ese ínterin el encuentre a alguien que verdaderamente lo llene o lo haga feliz, pero no tengo tiempo ni cabeza para debilitarme con esos pequeños obstáculos. Ya no depende de el salvarme, depende enteramente de mi. ¿ Salvar qué? Eso aun no lo sé. He vuelto a trabajar, estoy de turno, con mi ropa celeste descartable y sin sueño a pesar que esta es la hora en que prefiero cabecear un poco. Culpo a los corticoides y a la medicación antialérgica de esta semana de tenerme entre insomne y ansiosa, entre disforica y completamente perdida. Es como si todos mis sistemas de alerta estuvieran al acecho de algo que aparecerá de pronto, me quedo quieta en el umbral de la cueva, observando ante mi un bosque silencioso, en donde ni una sola hoja se mueve con el viento. Mis ojos se cansan de mirar, se quedan duros de cansancio, parece que se fueran a cerrar pero permanecen atentos, a algo, algo de mi que espera aflorar. Al menos eso es un avance, pienso. Antes esperaba que las cosas vinieran de afuera, que alguien milagrosamente viniera a completar algo que yo no sabia que me faltaba, pero ahora mis ojos esperan ver por fin cual es esa parte de mi que permanece sumergida y que a la menor distracción saldrá corriendo como un fantasma del bosque a mostrarme un rastro por donde seguir el sendero de retorno hacia si.

Hablo enredado, pero debo tenerme paciencia, no es fácil volverme a hablar. Hablar sin esperar que nadie lea. Las semanas previas o años previos, cuando conocía a algún hombre que me conmoviera queria mostrarle algo de mi que hubiera escrito, algo antiguo por supuesto, algo que mostrara un poco de mi carácter, de mi sensibilidad o de mi capacidad de instrospección. Estaba ahí mi ego queriendo salir, queriendo brutalmente ser amado, adorado, calificado. Exponerme ante el nuevo objeto de mi deseo. Igual que con las fotos, igual que con los vestidos, igual que con todo. De niña habia dejado de intervenir y de mostrarme, habia metido la cabeza bajo el agua, mi ser social lo habia ahogado con todas mis fuerzas bajo el agua, para que no diera problema, pero cuando surgieron las redes sociales y el anonimato, pude nuevamente volver a mostrar esa parte narcisista que buscaba algún tipo de reconocimiento ajeno, algún tipo de vinculo con alguien que pudiera entenderme o acogerme. Era presa fácil de todo tipo de seres posesivos e insanos y estaba en continua huida y miedo, pero no dejaba de provocar. Mi actividad favorita se volvió venir a  las redes a ver en el espejo del agua, quien mas se ahogaba por intentar capturar mi verdadera imagen.

Mientras escribo me olvido un poco de revisar las redes sociales, de revisar si “el” vio mis estados. Otra vez hay un “el” que pena por mi, admitirlo. Siempre hay un el, quitándome el aliento. ¿Cuánto tiempo durará esta vez? Han pasado casi siete meses para que volviera a interesarme verdaderamente por alguien y lo he arruinado todo yo sola, pero basta. No puedo pensar en eso por el momento. No estaba lista. Asi que es mejor dejarlo asi por ahora, sin culpar a nadie, si en algún momento aun hay química ya volveremos a cruzar palabra. Mi yo depresivo casi me grita que eso no sucederá, que el ha tomado una decisión, que somos tan orgullosos, que no habrá nada que cruce nuestros caminos a pesar de vivir en la misma ciudad y no tener ningun lazo que nos lo impida. Es solo miedo, autoprotección, ganas de estar bien. Madurez es abandonar algo que no funciona, sin aferrarse.. Eso me ha dicho el y tengo que hacerle caso, porque me siento tan perdida, que apenas podría confesarle que he usado todas mis mañas para no apegarme, que he usado todos mis trucos de conducta agresiva y hostil para no confesar que me estaba gustando mas de la cuenta, que sabría que no podia ni estaba lista para darle algo mas de lo que fuera solo fisicamente aséptico. Tratar de parecer casual y madura a esta edad donde tienes la psique hecha mierda es caminar con tacones por el hielo, una auténtica puta broma. Pero no estaba para confesarle a alguien con tantas barreras y con un ego mas trabajado que el mio, que yo podia enamorarme primero. Primero el orgullo, primero mi dignidad, primero salvar el pellejo, luego ya veríamos. Y aqui estoy, escribiendo para no pensar. Volviendo a escribir para volver a pensar, pero pensar en mi, en mi mente, en esa cabecita que necesito curar de una vez por todas antes de admitir que preciso ser amada, pero no por otros sino por mi misma y que aun no se cómo. 


viernes, agosto 19, 2022

Viernes Reptilianos




He decidido volver a escribir, con todas las consecuencias que esto acarrea. No se si será algo personal un cuento o una confesión, me estoy rindiendo debilmente, porque ya no tengo mas opciones que tomar excepto de la que tanto he venido huyendo. Volver a escribir es como mirarse a un espejo largamente después que te sabes fea, esa percepción fea de ti que nadie adivina pero que esta ahí y que no puedes sostener con la mirada mas de dos minutos. A veces me pasa, por eso ayuda la cámara, detrás del lente de la cámara puedo hacer algún gesto, alguna morisqueta, algún juego que oculte quien soy. Me disfrazo o eso creo yo y pasa mi ansiedad por sentirme expuesta. En cambio cuando escribo las primeras líneas son crueles, quiza sea asi los primeros dias, pido paciencia. Me pido paciencia. 

He empezado a cerrar círculos, no ha sido una resolución consciente ni madura, como podrían esperar de alguien de mi edad, fue solo el agotamiento mental, un insomnio prolongado, varios dias de llorar sin causa y el descontrol de mi vida y de mi salud. Al menos quería cerrar uno de los ciclos abiertos, asi que empece por el niño bonito, empece por W. Nunca termine de contar esa historia de amor, pero termino como un drama que muy a mi estilo no supe digerir sino hasta muy tarde y a muchas millas de distancia, cuando nos dudaba mas que decir. Lo peor para una mujer en esas circunstancias es toparse con el silencio de la otra persona a todo reclamo, a cualquier insulto o llamado. Quizá perdi la cabeza, de hecho la perdi. Cuando pienso en esos días pienso en la frase en como me describí en el instante en que descubrí que el habia vuelto con la ex. Senti un golpe de puño en el oído. Que me sacaban de mi centro, que era derribada por una fuerza que no sabia ni de donde habia venido, inesperado y certero, como los grandes knockout. Ellos juntos y yo habia perdido la apuesta, incluso apostándolo todo. Pasaron mas de dos años de eso, el covid y luego casi de inmediato la historia con L. Nunca esperé enamorarme de L. No era mi tipo de persona, por mas que luego romantizara el asunto, en el cielo donde brillaba W. No habia hombre que le pudiera hacer sombra, asi de enamorada estaba. Las conversaciones con L. Eran esporádicas y anodinas, coqueteos que no llevarían a nada. Hasta que ocurrió la ruptura con W. No importa cuanto viajara después, me sentia abandonada y frustrada. L llegó en un par de alas plateadas para salvarme de ese vacío, quizá ahí verdaderamente empezo nuestra química. Yo abandonada, viéndolo por primera vez. Como hombre. No como el tipo de Lima, sino como el hombre que acaba de llegar a Costa Rica por mi. 

Bien, hace unos días escribí a W. Porque finalmente esa historia se marchito en todos sus colores bellos y tristes a la sombra de la siguiente que me tocaria vivir con L. No habia nada que reclamar, ni que recordar. Todo está olvidado le dije, te deseo toda la felicidad y mucha paz. Eso se lo dije de corazón, en realidad, habia pasado varios meses imaginando su felicidad , no conmigo, quiza en otro mundo en otra vida. No se si se lo merecia, pienso que todos nos merecemos ser felices, soñar, tener esas sonrisas y ese amor que romantizamos desde pequeños. Y el era un soñador como yo, por eso nos habíamos entendido tan bien. No mentia cuando le deseaba felicidad. Ojalá ya fuera feliz, en este mismo momento, no queria saber los detalles, pero desde el fondo de mi alma queria que al menos uno de nosotros estuviera pleno en este mundo que siempre da la espalda a los soñadores.

He cerrado ese ciclo, no me senti ni feliz, ni triste, un poco vacía, quiza aliviada. Me di cuenta lo difícil que seria poder hacer eso con L. Tendría que pasar una vida para que yo pudiera dejar de sentir ese dolor al pensar en L, si podia desearle felicidad, amor, hijos, como a cualquiera, pero nunca mas podría estar en una misma habitación con el, ni respirar su mismo aire, ni siquiera resistiria verlo en linea a la vez que yo. Quizá aun tengo estrés pós traumático de aquel último fin de semana, quizá necesite mucha terapia para poder decir “lo siento”. O “te perdono”. No, ni siquiera me lo imagino. Cuando pienso en eso solo quiero salir corriendo, tengo pánico de todos esos recuerdos. La sensación de abandono en esa calle en PR con el auto partiendo a toda prisa aun me tiene temblando. Nadie se aleja  lo suficiente de sus traumas infantiles, resurgen y te atacan en el momento mas vulnerable de tu adultez. Ahora debo aprender a manejar todo eso. Antes que me destruya por completo, o a la gente a mi alrededor, no deseo dejar de ser funcional, a veces despierto sin estar segura quien seré hoy. Es extraño, es como andar por un pais desconocido, apenas me estoy adaptando a este nuevo modo de ser.



Estoy escuchando my playlist basada en el disco Reptile de Eric Clapton. Por eso el titulo. Solo eso

viernes, agosto 12, 2022

Terapia

 Hoy le dije a la terapeuta que habia perdido mi creatividad. Que me habia perdido. Lo que no dije es que sentia mi cabeza seca como una charca en pleno verano, aunque me acercara mil veces, me agobiaba la misma frustración de saber que ya no habia nada para mi, ninguna imagen vibrante, ninguna historia que quisiera salir del pozo y hablarme. Era mas creativa en los periodos de dolor, le comenté.

- Entonces quizá no eres tan creativa como piensas -y luego empezó  una disertación sobre el arte y su presencia ya sea en nuestros momentos oscuros o los luminosos. Intenté  no hacer un mohín de desencanto, ponerme a la defensiva o replicar. Habia ido allí, porque era mi ultima esperanza, no quería discutir con nadie más  sobre nada. Me sentia perdida, abrumada por todas las cosas que no había podido resolver sola, todas esas historias inconclusas arrumadas en un rincón de la habitación como ropa usada y sin doblar. Habían pasado muchos años desde que pensé que necesitaba ayuda, lo habia dejado pasar, por miedo, desidia, falta de tiempo o de dinero. Pero a medida que pasaban los años me compraba en cambio, cada vez cosas mas inútiles y caras que apilaba a mi alrededor y no me llenaban lo suficiente. Intentaba comprar tiempo, con viajes, con personas, con emociones nuevas, nada resultaba. Había un espacio vacío acá adentro que podía servir de escenario para alguna escena de asesinato en Breaking Bad, un desierto lleno de briznas sin nada atractivo cerca, solo soledad y muerte. En ese espacio vacío iba a parar el tiempo que compraba, las cosas que obtenía; pasado el filtro de la experiencia inicial, del fogonazo de dopamina, volvia a despertar allí sin entusiasmo en ese mismo desierto, demasiado luminoso, para siquiera protegerse los ojos o el cuerpo de su hiriente y cegadora luz.  Una horrible agorafobia me inundaba, nada a que aferrarse, nadie a quien abrazarse. Ningún lugar seguro donde ocultarse.


He tenido que repasar ante ella pequeños hechos de mi vida sentimental que no queria volver a narrar, porque no queria volver a llorar por eso, ni a victimizarme por eso. Quería que pasaran y se olvidaran, pero tuve que ponerlos de nuevo sobre la mesa y admitir que me expuse voluntariamente al dolor, como un acto insano que se repite una y otra vez quien sabe desde cuando. No importa la persona, ni el objetivo. A traves de mis parejas he tratado de desnudarme lo mas que he podido el alma, para sentirme plenamente honesta, de esa forma no sentir culpa luego, ver en sus rostros pasado el tiempo alguna desazón que me dijera “no eras como yo imagine”. Pero a veces somos ciegos a nosotros mismos, pensamos que mostramos todo, pero solo mostramos las partes mas emotivas, las que creemos mejores o peores esperando crear una performance armoniosa con la persona en cuestión, de cierta forma les mentimos y nos mentimos al momento de elegir que mostrar. Hay un punto ciego que no vemos. Es cuando se descubre que la grieta comienza y el hermoso paisaje empieza a craquelarse. 

Estoy en el desierto ahora, ni una brizna se mueve, el ambiente es pesado y lento, los colores amarillos y sepias, el aroma de polvo y olvido. Estoy ahí sabiendo que no hay ningun camino transitable cerca, que no me puedo abrazar ni siquiera a una piedra, que no hay una manera de acelerar mi desaparición de esa pesadilla, excepto esperar y esperar hasta que el agotamiento acabe con el organismo de alocadas células cegadas en su proceso de producción de O2-Co2. No me es posible ni siquiera auto eliminarme, solo queda esperar y esperar.


Me doy cuenta que estoy a millas de distancia de lo que creí estar, que no puedo acercarme a nadie aun. Que estaba dañada antes, con miles de barreras, de brechas, de obstáculos, de miedos. Esperando como un reto que alguien salte todo eso para luego verlo a la cara y amablemente rechazarlo porque no estaba lista. Porque no se, no se absolutamente que es lo que quiero. Estoy en ese desierto, creativo, humano, afectivo. A veces es acogedor, porque alli no tengo que mostrar un papel de gente que no soy, tengo tantos disfraces en el closet que hay cierto alivio en no tener que ponerse ninguno para agradarle a nadie, para tratar de tener comunicación afectiva con nadie.


No soy creativa no, soy alguien que siente. Eso debi decirle, que en estos últimos tiempos las veces que deje de escribir y de comunicarme es porque no sentía nada, excepto fatiga, fatiga por el esfuerzo de atender a otros , de estar en el trabajo, o de estar de vacaciones,o de estar de rumba, o de ser la hija preocupada, o de ser la prometida de alguien. Siempre estaba fatigada por algo y si no era eso, estaba intentando darme placer, con alguna película, con alguna compra, comiendo hasta el hartazgo, bebiendo hasta el embotamiento. No, no sentia, solo estaba cansada, pasaba de un estado de cansancio a otro, continuamente agotada como un zombi. Por eso no escribía, no habia nada que escribir. ¡¿Qué  imagen nueva se iba a formar en mi cabeza? A veces ya ni soñaba. Fue entonces que deje de tomar la medicación que prevenía las migrañas, quería volver a soñar de nuevo, así fueran pesadillas, porque en esos sueños me sentia real, humana, la vida cobraba los colores reales que la gente no me da en la vida real, que no se admiten en la vida real. 

¿Soy idílica ? Si, me lo dijo alguien esta semana. Como una critica a mi comportamiento engreído de no soportar la realidad mas insignificante y ordinaria de las relaciones. Un pedo bajo la cama, un desliz de palabras soeces. Pero si aun no somos amantes! le digo. ¿Si el y yo aun no somos nada porque me quiere dar la vida de un par de casados? ¡Es que tu buscas la utopia, dice mi amigo ! ¡Los hombres no somos asi! Entonces no quiero un hombre quiero algo mas que eso, respondo. 

jueves, mayo 19, 2022

La nueva normalidad

 Yo no sé cuantos amigos de los que desconocía los rostros, han muerto después de esta pandemia. Recuerdo sus frases, sus agradecimientos, sus comentarios. A veces la vida es eso, coincidir con la gente que siente como tu, que te sostienen y te abandonan. Mantenerse caminando y recordar de pronto como en un sueño mezquino, que hace algunos pasos alguien ya no está en tu vida. Cuantas cuadras atrás te dejó de oír ? A cuantos pueblos de distancia dejaste de preguntarle que era importante para el o ella? La vida pasa y miramos para adentro como si el centro del mundo fuera esa cicatriz umbilical que nos recuerda cuán huérfanos quedamos todos al salir del vientre materno.


He dejado de tomar antidepresivos, ya no tiene caso alejarse mas de mi lado melancólico. La epidemia ha terminado, tanta gente a desaparecido, he cerrado los ojos de tantos, no tiene caso seguir bloqueando esos sentimientos de perdida. A diario llegan otros casos mas complejos, las secuelas de la gente que sobrevivió, nadie sabe eso. La gente se embota en las series de Netflix, en las maestrías a distancia, en los cursos de idiomas y bailes, la gente llena su tiempo para no sentir mas que lo necesario. Yo también lo hago, pero se ha abierto una grieta en mi muralla, una grieta que no deseo cerrar, porque a medida que se abre me acerca a mi persona real lejos del personaje feliz que se cambia los mil trajes ante el lente de una cámara sin publico real. 


Me alegra reencontrarme con la gente que abre su sensibilidad para mi y me extiende su mano suave como una nube, me mantiene la mirada por mas de dos segundos, no se aparta si lloro, si comento un libro que me conmueve, o comparto una película que no entiendo. Me alegra que haya gente que no es perfecta y no toma la bandera de ser diferente para hacer daño. Me alegra que aunque estemos rotos aceptemos eso sin el histrionismo de ser heroes de causas perdidas.


Hoy he caminado y sentido. Suelo hablar con mucha gente, dar consuelo o guerra a muchos mas, subo a taxis en donde la gente me cuenta sus anécdotas, contesto llamadas de personas que me cuentan sus problemas, me siento en reuniones en donde me comparten asuntos de los que me da igual o no saber, pero de esta vida tan corta lo que mas aprecio son las caminatas en silencio en donde me permito ser yo sin intentar ser amable. El camino a casa a veces es largo, voy extrañando a la gente que me permitió compartir algo real de sus vidas. Es tan difícil eso, la mayoría de personas es practica y solo busca lo utilitario de las relaciones, sin dar nada a cambio. Yo no quiero ser eso, probablemente no hay nada útil en caminar o en escribir o en sentir demasiado, solo es el lujo de permitirme ser humano. Es tan corta la vida! ¿Acaso no lo hemos aprendido a golpes de dolor estos dos años? Tan pocas y raras las experiencias para sentirse verdaderamente humano, una pastilla no puede quitarme eso. Encajar y ser funcional después de una crisis cómo esta podría estar sobrevalorado.

domingo, marzo 27, 2022

Tobillos morenos

Me examino los tobillos, se han tostado luego de la larga caminata. Era lo único de piel visible y siento que el sol se ha quedado allí dándome el moreno perfecto en una franja oscura y caliente que delata mis dos horas de caminata bajo el sol del verano. 

Me detengo en esa franja ahora sensible de mi piel, recuerdo una noche hace ya mucho tiempo en que cubierta con un traje de neopreno de los pies a la cabeza, la única parte sensible también fueron mis tobillos, presa de los zancudos de aquel extraño y pantanoso lugar. Sé que en algún momento olvidaré la precisión geográfica de aquel pantano, como los hechos que me llevaron allí a mitad de de la noche. Sé que mi memoria irá acomodando los recuerdos, como cajas pesadas llenas con objetos que fueron importantes en su momento pero a los cuales nadie mas reclamará. Los estantes vacíos de mi cerebro se van llenando con esas cajas frágiles de inicio, de recuerdos que en el primer momento uno misma quisiera una y otra vez volver a acariciar y sentir vida palpitante y fresca en ellos. Quizá si me tardo un poco mas, pienso, quizá si deje pasar el tiempo suficiente, la próxima vez que abra esas cajas, saldrá intacto el olor a lodo que levantaban mis pies, la noche esmaltada de negro macizo que dejaba ver millones de estrellas de las que quería aprender todos los nombres. Quizá la distancia haga que vuelvan a mi las sensaciones vividas, el tacto  áspero de las hojas en mi rostro, el sonido del neopreno al rozar mis muslos, las ramas nudosas que debía apartar con mis manos, lo torpe de mis pasos tratando de seguir el camino de arena, el dolor punzante de las cientos de picadas de zancudos de aquella noche en esos pobres tobillos.


La caminata de hoy ha sido larga, como una especie de castigo a los descalabros alimenticios del dia previo. Amo caminar, me pregunto ¿cómo alguien me criticaría por eso,? Que sería acusada solo por salir a caminar diario siendo yo mujer en este pais de acosadores Parece una broma, pero he sido juzgada y he tenido que sustentar mi postura, como si caminar por la calle libre fuera un derecho que me quieren quitar al volverme pareja de alguien. Cada vez que he amado ha habido cierto dolor en eso, cierta coacción de libertades, cierta crítica agazapada, juzgamientos y culpas. Parece que los hombres que he elegido amar siempre intentaran hacerme daño de una forma u otra o al menos hicieran que siempre este a la defensiva. ¿En qué momento me herirán con una o dos palabras? Es ineludible en mis parejas hacerlo, al fin y al cabo siempre ocurre.


Ato y desato la bolsa de almendras tostadas que llevo junto a mí para olvidar el hambre del mediodía. Podría comer esas semillas todo el dia, como modo de calmar mi angustia y la velocidad de mis pensamientos. Así que ato bien la bolsa para no volver a pecar sacando una semilla más, pero incumplo la promesa de no seguir comiendo y desato el nudo, prometiendo que esta vez si será la ultima. Que llegaré a casa con el hambre suficiente como para sentarme a la mesa y almorzar como el resto de la gente. Sin embargo, parece que nunca hago nada como el resto de la gente y eso que anteriormente era un halago para mi yo único y egocéntrico ahora resulta casi como una frase de rechazo que me hace permanecer siempre afuera del círculo en donde suceden todas las cosas corrientes de este mundo.


¿Qué es la normalidad, al fin y al cabo, mas que un deseo de algo que no se puede tener ni mantener por mucho tiempo? Camino y el sol me da en la cara y en los tobillos descubiertos, bajo la apretada malla de gimnasia que me cubre el cuerpo entero. No siento ese sol, como no siento ese calor de verano, mi transpiración es fría y de otro mundo. Llego a casa sin ganas de meterme a la ducha, solo con ganas de ocultarme bajo una manta tibia que me provea de sueños tranquilos y sin recuerdos. Mi mente viaja distraída de aquí para alla como un pez que no pudiera salir ni sobrevivir fuera de su estrecha pecera. Cargo sueños y recuerdos, pero poco a poco se van difuminando como sombras en la pared cristalina que deforma el mundo de afuera a su antojo. Soy un pez pequeño ahora, un pez hecho de recuerdos que se oculta entre el musgo de una pecera olvidada y prehistórica, un pez que alguien ha olvidado allí para que sueñe que la vida es real y son reales todas sus memorias, pero ya no estoy tan segura.

Me toco los tobillos, hay una franja oscura allí,  una franja morena que me indica que el resto de mi piel está intacta, que fue adecuadamente protegida por el traje, mis pies siguen pálidos, mis piernas siguen con el color habitual. Nadie podrá decir que el sol me ha herido, que he salido a caminar y mi piel ha sido tocada. Por fuera y a simple vista sigo intacta, este dolor de quemadura solar también pasará como aquellas picaduras de zancudo que me mantuvieron toda la noche despierta mientras me entregaba a hacer el amor bajo suaves sábanas blancas. ¿De dónde vendrá ese recuerdo? De otro mundo seguramente, un mundo  externo deformado por mi sensibilidad y nostalgia. Sigo viajando contra corriente, aunque mi trazo siempre sea en círculos.

domingo, febrero 13, 2022

Lima, el amor y otras frutas podridas

 Junio decía que mi habilidad para estar en relaciones amorosas en donde buscaba curar al hombre tenia algo que ver con el hecho que yo fuera médico . “ Siempre buscas sanar al tipo que este a tu lado”  Junio, se miraba a si mismo como alguien roto en ese tiempo. Supongo que como muchos de los  que conocí luego, el ya andaba en esa edad a mitad de camino entre la depresión y la ausencia.


Lima era una ciudad sucia y gris que Junio me mostraba solo en las noches en que podíamos coincidir para algún encuentro casual. Yo había venido voluntariamente a Lima buscando el brillo de las grandes ciudades y la cercanía a un aeropuerto, los primeros meses habían sido bellos meses de verano, viviendo en Miraflores y corriendo junto al mar que en esos meses adoptaba un fantasioso color a esmeralda, pero a medida que la vida se iba cristalizando en lo que vendría a ser los años siguientes, iba descubriendo poco a poco a esa Lima sucia y de cara magullada de la que Junio escribía permanentemente con cierta sátira y encanto oscuro.


Eran los tiempos de juventud en que yo me sentía atraída solo por los tipos que escribían, no importaba si bonito, pero que escribían y que me llevaban a otro plano con eso. Porqué no decirlo, también, tipos que me hacían creer que amaban lo que yo escribía.  Yo había pasado de ser alguien detrás de las letras a un personaje a veces dulce y otras veces fiero a quien ellos deseaban proteger, o de alguna manera tener aunque sea por un rato. Yo era Laura, el personaje y estaba buscando apasionadamente ser leída y comprendida. Junio lo sabia y tenia esa ventaja por encima de mis otros lectores y futuros amantes.


Yo por mi parte les mostraba mi alegría de juguete roto, mis colores vivos de a quien no le importa nada decir lo que piensa, una sensualidad agazapada de mis días de adolescente queriendo parecer salvaje a destiempo. Ya tenia 25 años, debía ser madura entonces pero mostraba toda una faz de cinismo que solo yo me creía. Para los hombres mayores con quienes yo quería estar era apenas una niña sin experiencia de vida. ¿ Qué sabe de la vida alguien que se la ha pasado detrás de un guardapolvo blanco y unos lentes toda el tiempo estudiando ? Toda la adolescencia leyendo aventuras de grandes héroes que conquistaban continentes salvajes o que abandonaban cómodas vidas en busca de  historias de amor que jamás eran mías. 


Acababa de llegar a Lima la ciudad gris y se veía tanto que me habían roto el corazón hace poco y que buscaba en esas aventuras sentimentales con los otros la  promesa de un amor seguro que me devolviera a la idea de una raíz y de una casa, donde quiera que fuera.


La ciudad era horrible, lo recuerdo.  A medida que te acercabas a su centro sentías el desorden, el ruido y el caos. En el dia jamás salía el sol, estabas perdido y preguntando la hora todo el tiempo como en una sala de espera al infierno.  Lima tenia nombre de fruta pero  olía mal,   A veces a incienso mezclado con humedad, podredumbre y olvido.  Toda la estética feliz que me había imaginado propia de una gran ciudad llena de luces se perdía en los ropajes grises que vestía la gente que se movía rumbo al trabajo. Presentía que su ropa hablaba en un lenguaje que no podían transmitir sus caras, esa absoluta indiferencia por algún grado de belleza o esmero en conseguirla. ¡Qué snob me había vuelto después de los viajes de ese año sabático! Lima no era Buenos Aires ni Nueva York, Lima solo era Lima, húmeda y sin sol con su arquitectura colonial y su olor asfixiante a desván sin abrir, inmóvil con cara de digna amargura tratando de subsistir en medio de bocinazos y gritos de loco calado. Lima no tenia nada para mi, excepto un aeropuerto gigante esperando a que me fuera.


La verdad es que también sentía miedo, miedo de volverme como todos, de desaparecer entre la masa de gente que reía o maldecía mientras comía de pie. Indiferente a la fealdad de Lima. De vestir como obrero, no importaba la marca cara que fuera, vestir como obrero  y trabajar para alguien, dependiendo de los horarios de alguien y que ese alguien eligiera por mi las temporadas de mi vida. Como cuando podía o no irme de vacaciones, cuando tenia tiempo para tener una pareja o cuando podía comprarme lo que yo quisiera y si ese gasto era útil o no para la vida que debía llevar un obrero. La vida adulta había empezado para mi  en Lima y no antes. Porque era aquí en donde yo empezaba a pagar las cuentas de la luz y el agua, de saber cuanto valor tenia todo y el valor de esas cosas ordinarias, incluida la comida que me llevaba a la boca, acaso era el valor de mi propia vida y mi propio tiempo en este mundo.


El invierno llegó a mi en Junio como muchos inviernos mas de allí en adelante, para darme la noticia que esa vida de mierda seria para siempre mi vida. Trabajar todo el dia, no ver el sol jamás, pasármela en pasillos de hospital y por la noche  morir de soledad en mi cama y luego de esa  cama de húmedas sabanas apestosas, moverme a la clínica  privada, a ensayar mi amabilidad fingida para evitar enfrentamientos con la gente que sufriría mas que yo, como si solo eso fuera la vida. Marcar horarios, tener jefes odiosos y compañeros pasajeros. ¿Seguía pensando en curar a la gente? No sé si apenas lo lograba, mi sonrisa se había ido apagando y en su lugar había aparecido una nueva, una sonrisa de gente adulta que se reía de los chistes inútiles y de la vida diaria como si hubiera perdido la conciencia que el tiempo se me escapaba entre los dedos. Esa era la vida adulta, no había mas que eso. Intentar curar de sus miedos a mi pareja de turno, sin embargo, era algo que me ennoblecía y me quitaba el  peso de obrero asalariado de los hombros. Nadie me pagaría nada por eso, quería salvar al otro en un acto de genuina dedicación. Aunque fuera solo un hombre entre un millón, yo me dedicaría a curarlo el resto de la vida. Así de ingenua era.


Si, Junio pueda ser que no se hubiera equivocado al juzgarme en torno a mis relaciones, porque yo siempre andaba queriendo reparar las heridas de los otros, limpiando lágrimas de rostros ajenos como si fueran las mías, intentando acercarme a su dolor como si fuera el mío. Mi defecto era esa excesiva empatía por el malestar de los otros. Quería preguntar  a mi pareja ¿Qué sientes ? ¿ Qué piensas ? Como si eso fuera una anamnesis del caso clínico que yo tenía que resolver. Pero lo extraño es que pocos  de esos hombres preguntaban sinceramente por mi.  Por como yo me sentía en todo esto de llevar un trabajo sin dormir y una relación amorosa, asumían que era difícil lo que hacía , asumían que tenia que ser fuerte para ser médico,  valiente para trabajar en el área que trabajaba,  que podría aceptar bien una ruptura si se daba. No parecía ser de las mujeres que sueñen con criar un hijo. Yo era funcional. Se me veía muy profesional y lógica como para sobrellevar esos tropiezos del mal de amor. Porque eso es lo que hacia yo, componer cosas, componerme. No había tiempo para estar llorando, había que componerse sobre la marcha y seguir trabajando, seguir cumpliendo horarios, plazos límites de trabajo, había que mantener el rostro sereno para darle noticias malas a los demás y que no se descompongan ellos delante tuyo. Los hombres rompían la relación y se iban a por una cerveza, yo rompía y debía volver a mi unidad a reanimar gente  muerta o a dar las malas noticias a familias que habían perdido a alguien. Yo siempre debía seguir siendo la fuerte. Ese parecía ser el papel que habían decidido para mí.


Pero Lima no iba a ser ninguna cárcel de barrotes mohosos en mi vida, había un mar inmenso y un aeropuerto, me iría cada vez que quisiera, porque no me ataba el dinero ni la lealtad a nadie. ¿Un matrimonio?  ¿Una casa? ¡ Que bienes tan pobres me ofrecían en comparación a mis sueños!  Que indigno ofrecerme una hipoteca juntos y estrías en la panza por engendrar a críos que apenas vería. Yo había sacrificado mis sueños por seguir una carrera formal que salvaría vidas ¿por que debía también sacrificar mi vida por una relación que lo fuera? 


Tenia empatía con esos hombres rotos pero no la suficiente como para abandonar mi vida. Había visto dar puñetazos en la pared a Junio cuando le dije que amaba a otro y  también había aguantado sin llorar rompiéndome por dentro el dia que me dijeron que no se podían enamorar de mi. Amé y amé con gran pasión a las personas que pasaron por mi vida, pensando en cada uno de esos momentos si alguna de esas personas  a las que amaba tendría el valor de sacarme de esta vida. Tendría el valor que yo no había tenido de soltar las amarras y acercarme un poco a esa orilla que solo podía vislumbrar a veces en la niebla. Dejarlo todo y empezar de cero en otra parte, en donde valiera la pena arriesgarse por ser feliz. ¿Acaso no lo mereces cuando decides amar a alguien?

Los hombres de mi vida me decían: Te admiro, eres valiente, haces un trabajo excelente, pero me dejaban allí, en la orilla en donde todo era negro, oscuro y mohoso. Una pandemia. Gente muriendo, incertidumbre, pasillos de hospital, miedo. ¡Sálvalos, sálvalos a todos! Decían, pero quédate allí, ya no hay espacio para ti entre nosotros.


miércoles, febrero 02, 2022

Lunes de doble amor


Miraflores era una cuna de sueños vacíos esa noche de Lunes, en un invierno que era húmedo y pegajoso como todos los días desde que me mudara a esta ciudad. No tendriamos ninguna cita esa  noche,  Tengo reunión con los jefes, me habia dicho W. Y yo había entendido. Sin embargo caminaba arreglada por alli enfundada en un abrigo oscuro y unas botas de tacón alto, buscando el lugar de moda para terminar cenando sola. Los Lunes que era mi dia libre solía sentir la ciudad mas grande y solitaria, fue cuando mire el móvil y vi el mensaje de Da. Habían pensando semanas desde nuestra cita frustrada, si no fuera por eso jamás  hubiera coincidido con W. Estas libre para un café? Le habia  puesto yo al terminar de cenar,  sabiendo que esta vez tampoco nos veríamos. El milagro fue que la celeridad de enviarme su ubicación. Estaba a pocas cuadras de allí. “Será un placer tomar un café contigo”


Da tiene los cabellos y la barba negra, ojos de muñeca repletos de grandes pestañas y una voz acogedora de un español casi perfecto que camufla bien su francés nativo y una vida de viajero por Mexico. Lo veo y pienso que me sigue gustando a pesar de ser todo lo opuesto a W. Pero esa noche me siento segura con el, se que mi cuerpo ya ama la figura clara y los cabellos rubios de W. No hay nadie mas guapo que W en todo Tinder y aplicaciones varias. Estoy protegida de los encantos del buen Da, de sus historias graciosas, de las canciones que me muestra desde su computador abierto. Yo soy toda una doctora con ropa seria y una cartera carísima que acomodo en la silla contigua. El me cuenta de sus tiempos de okupa, de las canciones de protesta y de los países que ha conocido. Yo lo veo desde mi posición privilegiada con cierta ternura, represento todo lo convencional de lo que huye siempre. El abrigo se abre y cruzo la pierna confiada, bajo el vestido corto con las plantys oscuras. Se que a Da no le gusto, no cumplo los requisitos de ser joven, fresca y de mente abierta para las relaciones , el frío en Lima se va intensificando con la noche y el aroma tenue de Da flota en el aire recordándome la única vez que hicimos el amor hace semanas. El tipo del café nos echa de su terraza, porque según dice es demasiado tarde. Las miradas se han vuelto largas y el cabello ha sido desatado de su lugar habitual. Es mejor que me vaya, hueles demasiado bien Da. Te haz vuelto un francesito convencional de chaqueta seria y bufanda aunque no lo quieras aceptar. 


Me voy, le digo. El me detiene con suavidad, sigue siendo mas alto que yo a pesar de los tacones.

-Antes vamos por el cafe que haz venido a buscar. 


Yo lo sigo con cierta duda, de frio los pies entumecidos en las botas puntudas, pero no digo nada . No quería el cafe, quería alguien que aplaque esta soledad de Lunes, pienso. Así que echamos a caminar y la conversación fluye entre sus historias y las mías, el me supera ampliamente en su narración de lugares y personas. Siento que yo he vivido tan poco y que hay tan pocos cafes en Lima que parece que la gente te obligara a cenar sin hambre o a ir a un  hotel antes que a tener conversaciones interesantes.


Terminamos en una banca de la calle Diagonal congelándonos en esa humedad de Lunes, viendo como la gente hace cola por un poco de comida rapida. Nosotros no queremos comer, deseamos seguir hablando y hablamos como si no fuera Lunes y mas de las 11 de la noche. Como si su departamento no estuviera cerca y no fuéramos dos heterosexuales libres amantes del buen sexo. ¿Qué nos detiene? No serán la falta de ganas del uno por el otro. Al esperar el  café  de pie  en la cola, nos hemos dado un beso tierno y largo y he pensado si debería explicarle a W. Mañana que significa ese beso y  quien es Da y porque vale doble mi lealtad al resistirme a besarlo mas, porque  vale  mas el sacrificio de no permanecer mas tiempo pegada a su cuerpo cálido. 


Da tiene cara de intelectual con espejuelos que se empañan con el café  y el cuerpo tatuado de una planta espinosa que va desde la mano hasta el pie contrario, es geek, toca el saxofon, ha viajado desde chico y cree fervorosamente en el poliamor  Yo diría que he fantaseado con alguien como el desde que era niña. Y ahora esta alli tan fácil y al alcance de mi mano que disfruto resistirme a coquetearle con el descaro que quisiera.



La banca es fría, la noche es triste, su cabeza se apoya en mi hombro como lo haría un niño con sueño. Ha sido un Lunes de locos, me dice.  Ven aquí, le suelto yo y dejo que se acueste con naturalidad en mi regazo. Ahora somos dos adultos en una esquina  acurrucucados como niños enamorados. Hay una intimidad que surge entre nosotros y no llega a ser sexual ni romántica, me acerco a repetirle las palabras que no entiende  mientras reímos y alejo mis cabellos para que no le cubran los ojos. Adoro eso que haces, dice. ¿El que ? Eso de cuando te acercas y susurras la palabra correcta, porque  tus pechos ahogan mi cara y el perfume de tu cabello se queda conmigo. No es intencional, me disculpo entre risas. Lo se, pero es hermoso. Y su  barba negrísima  brilla con las luces mortecinas de la medianoche. Sus ojos de muñeca se cierran y esperan que me acerque de nuevo. Lo hago, mis senos palpitan muy cerca de sus mejillas. Comienza a llover bajito y suave como llueve en las madrugadas en Lima y yo acaricio su cabeza pensando que podría hacer eso siempre que el me lo pidiera. 


Entonces pienso que a eso debe referirse el  cuando habla que no puede ser monógamo porque el amor es imposible que sea solo para una persona. Porque esa noche yo tambien entiendo que es querer profundamente y a la vez a dos personas que son tan distintas una de otra. Esa noche quisiera decirle que acepto su propuesta del poliamor de la otra noche, que podría compartirlo con niñitas descocadas si me ofrece conversaciones como las de hoy. Quisiera decirle que ya me estoy enamorando del lejano W. Pero que no abandonaría por nada del mundo esas charlas bajo la lluvia con el o su calor en mi regazo. ¿Que nos detiene para hacer el amor esa noche? Demasiados motivos y ninguno. La lealtad, quizá. No imagino hacerle eso a W. Ni a nadie por muchos Da sensuales que existan en el mundo. Y es tan delicioso, frenar el deseo. Besarse y dejarlo ahi.  Esa noche creo en el poliamor, sin embargo no es hasta la siguiente vez que veo a W. Que me doy cuenta que es un disparate querer decirle lo de Da ¿Como amar a alguien que te da tan poco de si? Que te deja ir hasta que le vuelvas a resultar interesante por una u otra cosa del momento. ¿Soy una experiencia de viaje, una anécdota de salon, alguien que debe reinventarse para merecer siempre la atención del otro? ¿Acaso no soy única incluso en mis ratos malos y tristes?  W. Esta abriendo el corazón conmigo y puedo sentirlo, quien soy yo para preferir a mi vecino Da solo por la comodidad de una pasión geograficamente mas cercana?


Con W. Conoceré los siguientes meses la pasión, la entrega, la risa. Es una relación exclusiva en donde no hay necesidad de mostrarse extraordinarios todo el tiempo. Amo a W. En su regularidad y en sus defectos. No necesito ser interesante siempre, solo necesito ser yo y W. siempre pregunta algo mas de mi. “No me canso de saber de ti”, suele decirme y eso es tan hermoso! He dejado de ser un parque de diversiones para alguien, ahora soy la tierra extensa abriéndose delante de el. 

Los siguientes meses son hermosos. Existieron tantas dudas del presente y el futuro pero jamás dude que el amor de W. Fuera cierto. Lo dimos todo y eso está bien para mi.


Nadie que no te necesite te merece realmente. 


miércoles, enero 26, 2022

El miedo de volver a hablar de el

 Le tengo tanto miedo a la pagina en blanco como al espejo en las mañanas, pero a los dos les hago frente con algún desparpajo. Hay que seguir con el teatro de la vida, me digo. Y entonces me empiezo a ver y a tomar fotos y a ver de nuevo. Es cierto, soy insegura, pero a veces no lo parece y con eso a mi favor voy sacando lo mejor de mi. Que si a alguien le gustan mis piernas o mi sonrisa? Mis pechos o mi frescura ? Que tierna suena tu voz o que honesta tu mirada. Son mensajes que suelo recibir y agradezco desde dentro. Que tan poco me conocen que dicen quererme para si, solo para si. 

Y por ratos agradezco también eso, la lealtad del fan, del seguidor desbocado, del que espera un emoji o un hola de respuesta. Me parece tierno, porque los que me tienen a su lado no esperan mucho o no hacen preguntas que no sepa responder. Caen en los viejos tópicos de si escribo todavía o cual es mi color favorito. A los que me tienen cerca les tengo sin cuidado, porque ya sabes lo que dicen, por cada mujer guapa hay un hombre cansado de tirar con ella.


He dicho tirar? Que palabra mas ruin. Se la enseñe a W. Cuando hablar de follar entre nosotros sonaba demasiado lejano y extranjero. Echo de menos a W. Cuando quiero hablar largamente con alguien, o que alguien se ría de mis ocurrencias y payasadas. “ Voce esta brincando todo o tempo“, se oye su voz entre risas y me parece la cosa mas dulce del mundo que alguien pueda soportar 5 horas de aburrido viaje en auto conmigo sin perder la paciencia, haciéndome dormir en su regazo en los largos tramos donde nos quedamos parados en la carretera. Se esperaría de nosotros algo mas sexual y desbocado, pero no había ganas de ser asi a pesar de todas nuestras fantasías de hacer el amor en miradores solitarios. El conduce y yo voy con los pies puestos al frente filmando el camino y a veces su cara, que va triste y pensativa. He tenido que alejarme mucho de W. Para descubrir que era una persona triste a pesar de su belleza. Cualquiera diría que el mundo podia rendirse a sus pies, su porte, su mirada, la decisión al caminar, pero en las fotografías están los ojos con esa expresión algo triste que no supe leer a tiempo.


Dirán que he empezado a glorificar a W. Pero quizá es solo que me contuve de escribir de el ocupada como estaba en olvidarlo.Un trabajo feroz y consistente que necesitaba todo mi aplomo, Brasil me recordaba a el. Y a veces me convencía que era mi amor por Brasil y sus particularidades culturales lo que me hacia amarlo. He comparado lo que sentíamos con lo que sentí por otros, un ejercicio vano que hacemos las mujeres cuando se acaba una relación. Cualquier terapeuta lo rechazaría, pero yo mentalmente voy haciendo cuadros comparativos de cuanto cuota de amor había en cada vez juntos. 


Y entonces como hace algún tiempo me preguntas que es para ti el amor. Y eso, mi querido amigo, es un concepto que va variando con el tiempo. No dejo de ser adicta al shot de dopamina de las primeras citas, flirteos y miradas que van sucediendo entre dos personas que apenas se conocen. pero con el tiempo tiene casi tanto efecto el desarrollo de lo cotidiano, las labores ordinarias en casa, los silencios aburridos en medio de un dia sin aventuras de viajes. Las colas en el supermercado, los roces de manos, la misma pesadez de los atascos de caminos y los viajes largos. Una comienza por extrañar y amar esas partes intersticiales de un todo mucho mas grande que nosotros mismos. Que seria del amor sin eso? Sin insomnios por ronquidos o peleas por una esquina de la colcha en la madrugada?


Me llamas romántica por siquiera mencionarlo, pero te recuerdo que es la edad. La edad que traiciona y te hace extrañar al compañero, al cómplice, al que te pelea y se reconcilia, al que se calla y bromea, al que para no pelear mas te hace el amor incluso con rabia. Eso éramos nosotros, un par de desesperadas personas, como nos calificaría su ex, en la búsqueda de algo único. Por eso no nos dejábamos, había un bienestar allí en donde decidíamos estar juntos. Habían esas risa y ese sentirse apreciado, escuchado y por un momento con el total interés sobre ti de otra persona en el mundo.


Puede que este idealizando la parte linda de esa relación, pero cuando compare con las veces que no tuve eso, sentí que quizá habíamos perdido demasiado por ser tan débiles. Nada garantiza el amor en el brazo de los otros. Vamos envejeciendo y al gente se vuelve insegura y protectora de su vulnerabilidad, el narcisismo es un valor en boga y nadie puede hacernos valer por encima de sus propios intereses. Esperar el amor que no se quiere dar a fluir libremente es la espera más estéril y dolorosa del mundo. 


Algunos me decían, “Pero no puedes comparar a los hombres con W. Ese tipo era tu flaca! Nadie se interesa tanto, ni llama tanto, ni espera tanto. Los hombres somos más prácticos en eso”. Y que tal si yo amaba su lado femenino y apasionado? ¿Si yo quería que el fuera mi flaca en el dia y mi hombre en la cama? ¿Que hay de malo en sentir que una sola persona te puede dar los dos lados del mundo en un solo cuerpo y dejar de pensar que para amar necesitas varias personas a la vez para construirte un amante Frankenstein con muchas piezas de cuerpos fríos pero ningún corazón ?

Le tengo miedo al espejo de quien soy, pero quizá ya no.

lunes, enero 24, 2022

Volver a Sentir

 Después de todo no es tan difícil volver a sentir. Me refiero a, que una vez gastada la cuota de cinismo necesaria para la sobrevivencia de cualquier mortal  dentro de un mundo que en su movimiento se obstina en volvernos presos de lazos y relaciones con personas sumamente distintas a nosotros mismos, convivir con aquellos seres tan  despreciables y carentes de sustancia y de afecto en muchos sentidos, podría suceder que lo que sigue como segundo paso dentro de ese camino de aprendizaje sea retirarse la coraza impenetrable, el disfraz del personaje trabajado con tanto esfuerzo a traves de los dias y volver a sentir verdaderamente.


 Hablo no de cualquier cosa sino de una coraza hecha con la paciencia y la obsesión del mejor artesano a traves de años y años de recolectar los frutos de episodios dolorosos y de coleccionar esas imágenes de exposición de la propia fragilidad mas descarnada…Hablo entonces, de quitarse esa coraza como si fuera, acaso un abrigo demasiado pesado llegado el verano. Como si eso significara quitarse una protección innecesaria que ahora solo resultaria en un bulto inútil una vez hallado el camino cierto. Parece cosa practica a la cual uno debería ponerse a la obra apenas se diera cuenta, sin oponer ninguna resistencia puesto que la conclusión obvia sería que aquella coraza no le sirve ya para nada, pero lamentablemente el proceso no es tan fácil como lo podrias imaginar. La coraza después de todo, estuvo hecha con maniaco tesón durante los dias mas frios del invierno pasado y de todos los inviernos antes que ese. No solo esta hecha de fuertes trozos de la madera mas dura del bosque, sino también de pequeños filamentos ligados a las partes mas sensibles y mas ocultas de nuestra propia vulnerabilidad. Raíces débiles que aun no saben si sobrevivirán al ser arrancadas. Debajo de esa coraza acaso esté apenas floreciendo un delicado jardín donde habitan los sueños mas caros y que moriria al primer soplo de duda de quien lo contemple con ojos de miedo.

¿Acaso no sea quitarse esa coraza el ejercicio más difícil y al que esta alguien mas reacio a hacer en esta vida ? Porque… Y después de todo,  ¿que es más difícil que exponerse voluntariamente a un dolor nuevo? A tener que enfrentarse a un dolor que es  un viejo conocido pero de diferente rostro cada vez,  un enemigo tenaz que se ríe desde la oscuridad  y en contra quien ya se ha perdido muchas veces antes. ¿ Quién seria tan valiente como para retirarse esa coraza de un tajo, sin dejar los bordes anfractuosos y sangrantes de algo que será por algún tiempo irrecuperable: La propia seguridad. La autoestima. Soportar el tiempo de quedarse en carne viva, mostrarse. Exponerse al otro solo por un pequeño momento de felicidad antes del mas terebrante dolor, la posibilidad del rechazo. Que tontería el hacerlo. Exponerse al otro solo para gozar de un pequeño momento de luz al descubrirse frágil y vuelto a nacer.


Mayo, 2021

domingo, noviembre 07, 2021

Los que callan

 Me pregunto porque sigo queriendo escribir. Por qué hay unos días que prefiero apagarlo todo, dejar las redes sociales, dejar el drama de mi vida, incluso dejar de tocarme y volver a escribir. ¿Será que aun después de cuatro décadas no me he acostumbrado a estar sola? ¿Que la adolescente con amigos imaginarios aun sigue haciendo lazos con las cosas, con las palabras de otros desconocidos? ¿Que sigo esperando escribir y que me escriban?


Con la llegada del WhatsApp y las mil redes de comunicación todo pensamiento fue fácil volatilizarlo, hacerlo corto, llenarlo de iconos fáciles, vestirlo de gracia. Menos palabras y menos sentimientos. Hay días en que veo en línea a gente que aun amo de formas no definidas, gente a la que quisiera hablarle, lanzar un salvavidas o un anzuelo para poder volver a acercarnos. Pero no lo hago, el cursor titila y me rindo en la duda ¿Estarán esta tarde de Domingo tan angustiados en el porvenir o atormentados con recuerdos del pasado como yo? ¿Habrán salido a dar una vuelta con el perro, a un paseo en bicicleta o a tomar un café con los amigos y se les habrá ocurrido que en medio de todo ese ruido que hace olvidar los problemas aun sigue existiendo dentro de nosotros una habitación silenciosa esperando a que se queden en calma y den rienda suelta a sus propios pensamientos?


Nadie nos deja callar. Somos una verborrea de temas fútiles y comunes. Ya lo decían en una película antigua, el éxito en las relaciones no es por el primer flechazo físico, sino en cuantos temas en común reúnen los susodichos. Yo, por lo general no quiero coincidir con nadie, me siento, como muchos de mi generación, especial en exceso. Esos que han crecido con un toque rebelde y nunca dejaron ese toque misterioso al iniciar sus relaciones con los otros. Reniego de los temas en común. Nada de convencionalismos, nada de respetar mucho la regla. Yo debería hablar a esta edad de hijos y de escuelas pero ese mundo no es el mío. Muchos de mis amigos siguen siendo solteros o viajeros o ambos. Como si casi a propósito no hubiesen querido encajar en lo que la sociedad esperaba de nosotros. Quizá también porque en el fondo no pudimos.


Cuantas historias de rechazo y drama de telenovela he oído en las historias de amor de mis congéneres. Y es que en cada historia de éxito profesional, superación y demás boludez siempre esta la impronta del amor allí clavada. Gente que eligió su profesión en lugar de la pareja de turno. Gente que emigró por amor y aquellos que no pudieron emigrar precisamente por lazos sentimentales. Aquellos a los que dejamos y los que nos dejaron. Siempre la historia de esa persona que nos dejó casi al borde de la invalidez emocional, deprimidos en cama, apenas levantándonos porque teníamos que cumplir con el deber. Siempre el deber.


Quizá ahora ya todos mis amigos sean solo médicos, los de las profesiones libres y las cíen ciencias sociales se fueron decantando en amigos similares. En intereses similares y en el fondo de mi copa quedaron solo los que comulgaban con mis neuras, compartiendo algunos temas en común, esperando ser escuchados. Pero de eso no hablamos cuando compartimos el café o unas copas, en donde por lo general reímos y hacemos gala de la felicidad de estar juntos. Hacemos ruido y hablamos de todo y nada, porque hay tanta televisión, series y libros de los cuales hablar, tanta música, lugares, comidas de las cuales comentar. Tanta vida en común y sin embargo… Esa habitación silenciosa donde habitan nuestros secretos y nuestros pesares siguen sin mostrársele a nadie

¿Para eso son las parejas? ¿Para vomitarles nuestros secretos íntimos y nuestros miedos ?¿ O es una idealización que tenemos las personas solitarias? Si al fin y al cabo nadie se conoce realmente y las parejas mejor formadas apenas se confiesan que han dejado de amarse.


Escribo un blog desde hace algunos años. Es un diario catártico de mi soledad y mis neuras. A veces quisiera compartirlo con los que amo y a veces quemarlo. Pienso cuanta gente ha pasado por mi vereda, cuanta gente me importó realmente o a quienes les llegué a generar un sentimiento de empatía. Estoy envejeciendo. Falta un mes para mi cumpleaños, me preocupo por mí cabello mis uñas y mi peso. Por si debo depilarme aquí o ponerme pestañas por allá: Todo tan frívolo y pasajero como planear un viaje que solo durará cuatro días porque cinco es un exceso en un mundo veloz como este. Todo para olvidar que cargo un año mas y sigo esperando que exista una persona por la que pueda dejar de escribir en un blog y contarle en directo mis pesares, o que al menos exista esa persona por quien seguir escribiendo en búsqueda de real cercanía.

Otoño en Lima

Es lo primero que escribo luego de una larga temporada. No era mi intención hacerlo, pero el café y este cielo nublado son malos consejeros....