domingo, julio 02, 2006

Aprendiendo a Volar

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Yo aprendí a montar bicicleta cuando ya era grande. Era una vergüenza no saber andar en bicicleta a los 9 años, mientras los otros niños ya eran libres sobre ruedas y se apartaban de casa a la velocidad de un rayo.
Yo aprendí tarde, tal vez porque temía caer, porque temía a la vergüenza y al dolor. Practicaba en casa dentro del garaje, apoyándome en ese pequeño espacio entre la pared y el auto, rayando la pintura, dejando mis manitos de huellas sucias en la pared recién pintada, apoyándome en muros estrechos para no caer al piso, para no sentir dolor.
Y todos se burlaban de lo miedosa que era, de que no salía a la calle a aprender como todos a golpe y a sangre; pero yo no hacía caso, pues yo tenía miedo no al dolor, sino a la vergüenza de que me vieran caer, de que aprendiera “de grande”, lo que los otros niños ya sabían hacer bien desde pequeños.
Mis hermanos tenían su bicicleta vieja con ese asiento al estilo de los 70´s grande y fuera de moda pero a mi no me importaba, quería aprender lo que otros ya sabían y ponía todo el esfuerzo en impulsarme por el zaguán de la casa, por el patio trasero, por el garaje…por todo lugar donde hubiera apoyo y no tuviera los ojos de los vecinos o de los demás niños, viéndome equilibrar sobre mi inexperiencia de 9 años.
Mi padre me repetía que era imposible aprender a montar bicicleta sin caerme, pero yo no me atrevía a salir de casa. Mi bunker de pruebas al vacío siempre fue esa casa y salir de mi burbuja a la realidad siempre dolía. Pero pasaban los días y yo no podía avanzar un metro sin caerme a los lados, no había espacio para impulsarme y pedalear suficiente sin caer a los costados. Y yo no entendía el por qué. Por qué no podía aprender a manejar y siempre caía.

Un día de invierno, el cielo se volvió gris y la atmósfera líquida. La ciudad era una pecera gris sin gente pasando por la calle y en el silencio la lluvia golpeaba el asfalto con sus canción de soledad y recuerdos de infancia. Yo tomé la bicicleta y aprovechando que nadie podía verme, me decidí a salir y probar suerte en la calle.
Saqué la bicicleta antigua y olvidé todas mis vergüenzas…estaba decidida a probar el dolor.

Sin embargo, no caí, solo me impulsé y pedaleé todo lo que pude sin caer. Me alejé de casa con la tarde lluviosa sobre mí y pensé que el mundo era mágico, que pasear en bicicleta era como tener alas y que nunca mas tendría que volver a mi burbuja si tenía la fuerza de mis piernas para seguir adelante.

Había aprendido a manejar esa vieja bicicleta sin caerme al piso y sin sufrir. Después de tantos meses intentándolo y apoyándome en las paredes de casa.
Probablemente lo único que me había hecho falta era la determinación de abrir la puerta y salir sin importarme la vergüenza ni el dolor. Probablemente, aun bajo la lluvia había mil ojos detrás de cada ventana esperando ver mi caída y mi dolor, pero yo no lo pensé. Simplemente me dejó de importar.

No reflexioné en nada y me abandoné a ese placer de pedalear a velocidad, pensando que si me tenia que caer, sería lejos de casa, lejos de las miradas de la gente, solo tenia que seguir pedaleando, avanzando, con el viento silbando en mis oídos y la lluvia sobre el rostro. De hecho algún día caería, pero yo solo quería seguir así impulsándome sobre dos ruedas como si mi cuerpo fuera alado y nadie mas pudiera verme.
Yo aprendí a manejar bicicleta sin una sola herida, sin un solo raspón en la piel. Tal vez fue la peor forma de aprender, porque no aprendí a poner las manos para protegerme si me lanzaba a velocidad tras de algo y tenía que caer. No aprendí a tolerar el dolor, la humillación, la desazón de las heridas sociales que surgen cuando quieres de verdad algo.

El resto de la vida me la he pasado deseando que vuelva a ocurrir ese milagro de salir de casa solo con el deseo suficiente, impulsarme contra el frío y la lluvia y que todo me salga bien, sin heridas, ni cicatrices que borrar. Ahora se que es imposible. Día a día la vida te cobra las enseñanzas que no supiste aprender a tiempo.

Sin embargo algo que si aprendí fue que para volver realidad los sueños, cada quien debe abandonar su burbuja perfecta, su hogar de paredes acolchonadas y gente que evita hacerte doler, porque en esa burbuja pequeña jamás hay suficiente pista para impulsarse fuera y aprender a volar. Porque duela o no duela el hacerlo, siempre es mejor retarse a si mismo para conseguir lo que se desea.



****Para Albatros y los días que me sujetó la mano.

23 comentarios:

Edem dijo...

Fuerza de voluntad, como dice mi padre. El me enseñó a mi a andar en bici. Y en contra de los deseos de mi madre, que queria que siguiera con las 4 ruedas de apoyo. Es curioso, mi madre protegiendome hasta casi axfisiarme, y mi padre enseñandome la vida. De la misma forma, me enseñó a nadar, a salir con llave de casa...
Quizá el defecto sea mio, ya que nunca he considerado que tenga fuerza de voluntad. Tu si la tienes Laura. Como para terminar la carrera, vivir sola, y todas esas cosas de la vida. Parece que no, pero tienes una gran fuerza interior.
Un saludo, Hija del Sol. Yo me tengo que ir a dormir.
Edem

x1 dijo...

Luara, sorry x no venir varios días, todo un ingrato!

De las bicis, bueno Yo tuve experiencias similares a la tuya. Me apoyaba en la pred y apenas sentía que me despegaba pedaleando ya me daba un pánico alucinante... hasta que un día pude avanzar 20 metros sin caerme. Hasta el día de hoy, montar bici es una de mis actividades favoritas, a pesar del brutal tráfico limeño.

Y tienes razón. Respecto a montar bici es como mucho en la vida, debemos aprender poco a poco y dejar de tener miedo. Volar y esperar, nada más.

Laura Martillo dijo...

EL PARRAFO PERDIDO...


"por eso ahora, cuando alguien me dice para ayudarle a montar bicicleta , yo no dudo en hacerlo, pero le advierto siempre que solo lo acompañaré en el camino hasta que los golpes no le generen dolor y puedan ser asimilados como la satisfacccion de haber manejado juntos"


....OK ESE PÁRRAFO FUE EL QUE BORRÉ AL FINAL DEL POST...

ya sabes que es para ti, amigo Albatros, el que seca mis lágrimas cada vez que la vida me abate.

Ce pequeño dijo...

Hay quienes aprenden, como tú Laura, a montar en bicicleta a una edad que parecería tarde, otros lo hacen con más anticipación, pero algunos ni siquiera está interesados en aprender.

Ese es el caso de mi pequeño hijo, y no veo que le dé pena ni nada parecido.

Hace años, cuando tenía 6 ó 7 de edad, los "reyes" le regalaron una bici, ni la tocó.

Luego ya no fue un regalo de la monarquía e igual, Sian sólo la hizo a un lado.

Ahora acaba de cumplir trece, ese número que podría sonar fatídico y él tan campante.

Muchas veces las cosas no son lo que parecen, aunque yo personalmente disfruté de pedalear durante un buen tiempo y el recuerdo que tú azuzaste me hizo sonreír.

A lo mejor mi hijo se anima algún día a montar una bici, a todos nos llega o quizá no.

Un beso con un globo colocado en los rayos.

nacho dijo...

Aunque muchas veces aprendemos a volar para estar en lo alto de otra burbuja, porque en las burbujas se está bien si se domina la situación. Ser competitivo es muchas veces el intento de demostrar, de obtener reconocimiento (laureles, Laura). El mundo exterior puede ser una gran burbuja también. No es difícil confundir libertad con poder. Está muy bien aprender a volar si a la vez se aprende a pinchar burbujas.

Alfredo dijo...

que mostro es montar en bici, me hiciste acordar de mi viejo

schatz67 dijo...

Este post hubiese hecho la delicia de algunos psicologos del comportamiento que sostienen la crucial importancia de nuestro aprendizaje infantil(a traves del juego) de muchas de las actitudes y modos de vivir que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida.

Opiniones clínicas aparte,créeme que lo he entendido en el real sentido de lo que querías expresar.La vida no va a ser tan amable en tocarte la puerta del cuarto para invitarte a conocerla. Si no te animas a recorrerla,poco o nada es lo que aprenderás y disfrutarás de ella.

Un abrazo

Schatz

Liz dijo...

Yo también aprendi de grande pero lo que hasta ahora no aprendo es a nadar y eso sí que es una verguenza mayor.

XIGGIX dijo...

digno espiritu de los sanadores!!
en mi caso no fue la bici, fue el mar, mi padre me traumo pq nos aventaba a mis hermanos y a mi desde un espigon de mas de tres metros de altura hasta el mar y saliamos como podiamos pq no sabiamos nadar bien, yo tendria 6 años;luego nos llevaba en bote y nos lanzaba al mar y se quitaba remando y nostros tras el desesperados tragando agua. otra mas, nos llevaba a una playa en huecho q se llama hornillos, es bravisima, y nos metia con el detras de la reventazon, yo chillaba despues de los revolcones...pero asi paso el tiempo y aun con cierto temor inconciente al mar, a los trece años, comence a surfear y se convirtio en el deporte en el q mejor me pude expresar emocionalmente y sentir ese extasis de la plena felicidad, cuando uno comparte con respeto ese espacio q pertence a otros seres, y con los cuales interactuas

Toñito Avalos dijo...

arrrrrrrrrrrrrr!
qè emotivo post,estimada laurita,justo te leia hace poco y esperaba un buen momento para escribirte,pero te me adelantaste,arrrrrrrrrr!
Me has hecho recordar mi infancia,pero aquella vez ya montaba bici de esas con rueditas a los costados,jeje y luego fui aprendiendo,pero sí,me caia muchas veces.Y grashas por hacerme recordar,laurita;se nota que escribes genial y tus posts son enriquecedores ,siempre hay algo por aprender!
y el origen de mi "arrrrrrrrrrrrrrr"?es una frase peculiar mía con un tono infantil q surgiò siendo adolescente y demuestra alegrìa,chanza,saludo,ánimos,en fin.A los niños les encanta y desde entonces quedó como mi frase personal.Saludos,arrrrrrrrrrrrrrr!

Antoinette dijo...

a mi me pasó lo mismo, pero con patines. la verdad es que aún no sé patinar sin sentir el vértigo de la caída inminente.

saludos!

Caracol dijo...

Muy bueno, Laura.
Pero no creo que sea un milagro regalado, te lo ganás y lo harás cada vez que desees algo de verdad.
Solo hace falta determinación para hacerlo, aunque te hieras en el camino.
La verdad es que no recuerdo como aprendí / me enseñaron a andar en bici/caballo/nadar. Si recuerdo cuando aprendí a manejar.
Me impresionó -y mucho- el padre de Iggix.

Hasta luego,

Filos en Mundo de Sofía dijo...

Y yo que aún no se andar en bicicleta, tal vez sera mas vergonzoso teniendo 23 años aprender.

Pero bueno hay cosas que nunca vienen tarde si no cuando deben llegar.

SALUDOS.

Elva*

Gonzalo dijo...

Yo aprendí reventando mi bicicleta contra los carros de los vecinos.

Me gusta mucho tu blog, y recién empiezo a leerte.

Deicidio dijo...

Las cletas, yome alucinaba de chibolo con mi BMX... en navidad todos en el barrio recibíamos nustras montañeras con 50 cambios... una de las últimas veces que monté cleta fué cuando me saqué la mier#$ en la bajadota de la huacachina con la bici de mi pata "el chupeteado"

Laura Martillo dijo...

Hola, gracias por pasar y dejar sus anécdotas.
Oye Nacho, siempre dándome el contragolpe, eh? si, probablemente la libertad sea solo la sensación de poder que no logra afectar a nadie, ser dueñ@ del timón y de la fuerza para llevar a cabo lo que deseas.

Yo, claro se nadar, pero nada profesional. Raro, no? Al lado del mar y nado lento y a la defensiva; mis ex que ni conocían la playa nadaban como peces, es lo que hacen las acedemias de verano y vivir en burbujitas de clases privadas.

Iggix, me encantan tus anécdotas, ojala y sigamos hablando otro día.

Oiga Toñito ese Arrrrrrrrrrrrr me hace recordar a una expresión de rabia mas que de juego, pero si tu lo dices...será pues!


Bueno a los que recién pasan, no se que viento los hizo caer en mi página, ya iré a visitarlos luego...para seguir comunicándonos.

see u

luis sanchez dijo...

yo tambien aprendi tarde, como a los 12 años y solo me cai una vez :)
al igual que tu, me fui lejos para que nadie me viera :$
la caida fue suave y apenas me cai dije: esto no vuelve a pasar! y me trepe de nuevo a mi bmx.
no volvi a caerme nunca mas... hasta que tuve EL tremendo accidente.

no solo es (casi) imposible aprender sin caerte. a veces, incluso despues de haber aprendido te puedes sacar la #$%@&*.

me encanta el concepto debajo de tu historia. me has hecho pensar bastante. advierto que volvere muy seguido.

klimt dijo...

siempre me gustan las historias que dejan algo. Una moraleja, un aprendizaje.
La vida es un eterno aprender colega.

Lindo tatuaje!

Santiago Stucchi-Portocarrero dijo...

"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar"

(Antonio Machado, Cantares)

Reivajss dijo...

te salio hermoso!

nacho dijo...

No es mi intención golpear ni contragolpear. Te pido disculpas.

José Antonio Tovar dijo...

...no es facil vencer los temores y los miedos que nos trae la vida, y siempre quedaran huellas en nuestro cuerpo o nuestra alma de nuestro enfrentamiento con la realidad. Te leo siempre...saludos.

Qymera dijo...

Mi infancia fue dolorosa y también demoré en aprender a correr bicicleta. Mis amigos siempre trataron de que perdiera el miedo, pero nunca lo hice. Hasta que un día salí a correr con la bicileta que tenía ruedas a los costados para que uno no se cayera y pensando que servían corrí y corrí en vueltas frente a mi casa. En la noche, cuando terminó el día y me llamaron a comer, al bajarme de la bicicleta me di cuenta de que las ruedas se habían subido y que había estado corriendo en sólo dos ruedas. No le hice caso a mi mmadre de que guardara la bici y seguí corriendo hasta entrada la noche. Cuando se cree que no se puede volar, se lo desea con ansias y por un accidente se lo hace, ya no queremos dejar de hacerlo. Saludos.

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