martes, julio 04, 2006

Fuera del Círculo

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Para mi fue siempre difícil trabajar en grupo, formar una sociedad, hacer un círculo. Hasta ahora huyo de eso, me asusta un poco, no me gusta formar argollas ni puedo trabajar con otras personas. Por eso me digo a mi misma antisocial, aunque mi familia opine lo contrario. Y es que prefiero trabajar a solas sin nadie que interrumpa mi pensamiento ni me haga ser partícipe de sus normas o códigos de grupo.

Mi padre decía que él tuvo la culpa, que debimos crecer en un barrio con gente “normal”, con otros niños para jugar, haciendo grupos de amigos y saliendo a la calle a hacer cosas de adolescentes. Mis hermanos lo lograron a medias, al fin y al cabo eran tres. Yo era la menor en casi 10 años y mi carácter esquivo pudo mas.

Recuerdo el temor en la clase de gimnasia. El pánico a esos juegos grupales de voley, fútbol y demás, que luego se extendería a los demás deportes. Hasta hace algunos años pensé que era a causa del físico, de que el hecho que me faltara oxígeno a la menor actividad física me hubiera vuelto una anti deportista y por ello asociara el deporte con esa sensación angustiosa de falta de aire y dolor bajo las costillas; pero ahora pienso que jamás me pude integrar del todo en un grupo, captar como ellos un código de conducta y obedecer una disciplina para vivir en armonía. Tal vez el pertenecer a un grupo de deporte me hubiera ayudado, pero jamás me interesó demasiado el hacerlo. No veía la necesidad de integrarme si iba a ser la última de la fila.

Siempre huí a las competencias que requirieran esfuerzo físico y sentía pavor de solo imaginar estar dando brincos, pararme de cabeza, saltar sobre un caballete o golpear una pelota. De niña por supuesto, si me interesó un poco. Recuerdo que me ponía a jugar voley con el chico que hacía la limpieza y como solo teníamos su pelota de cuero, entrenábamos con una pelota de fútbol, a escondidas de la gente en el jardín trasero de la casa. Mis manos entonces, se endurecieron y mis brazos se volvieron firmes.
Un día mi padre se admiró de que “mis manos ya no fueran unos mocos, sino que ahora su hija menor sabía dar la mano como gente y mirando a los ojos”

A toda mi familia le agradaba el deporte y en los días de playa se ponían a jugar voley, fútbol o lo que hubiera, a la orilla del mar. Recuerdo mi enojo a que me obligaran a participar, si yo prefería estar leyendo o soñando con historias que escribía mentalmente. De vez en cuando le hallaba algún placer a compartir juegos grupales pero siempre lo dejaba. Tenía otras prioridades en mente como para andar siguiendo al resto.

Lo mas curioso fue que en secundaria me nombraron delegada de deportes. Yo que no sabia ni como agarrar una pelota estaba de “delegada” porque me habían elegido por unanimidad. Hasta el profesor de educación física se opuso, pero igual me nombraron. No los defraudé porque al primer premio en dinero que recibieron por ganar un campeonato, cogí el dinero y lo repartí entre todos los jugadores, ignorante de que ese dinero era donación para comprar el inmobiliario del colegio.
El Director puso el grito en el cielo. Aun me la siguen cobrando.

Los maestros decían que yo era la líder por naturaleza, les comentaban a mis padres que tenía poder para dirigir, convocar y convencer a los demás de lo que me propusiera. Que debían impulsarme por el camino de la política o el derecho. Mi padre me miraba incrédulo. Luego comentaba mirando mi cara ovalada: “tienes el mentón de los débiles, a los que hacen llorar y les doblegan la determinación a punte de dolor, la gente nota eso”
Me agarraba la quijada, se reía y luego se iba, mientras yo me quedaba pensando en la verdad detrás de sus palabras. Como todo lo que decía mi padre había una verdad detrás de cada broma.

Es cierto, a mi no me interesaba la política ni defender las causas sociales como modo de vida. Para mi el ser líder era la forma mas cómoda de ser parte de un grupo sin sentirse excluida.

No toleraba obedecer las normas de gente que sabía poco o nada, era fácil dirigir un grupo en donde todos quieren abandonar la responsabilidad de sus actos a alguien mas. Siempre fue fácil el hacerlo, pero no me agradaba. No tenía vocación de pastor de corderos.

Llegada a la universidad, los círculos se formaron de nuevo. Grupos de deportes, de política, de poesía, de estudio. Yo no pertenecía a ninguno. Me llamaban para ser delantera para el equipo de fútbol de mujeres y yo me horrorizaba ante la sola idea de
jugar delante de extraños tras una pelota, para que al correr se me moviera toda la delantera, Eso no, ¡jamás!

Con los círculos de estudio pasó algo similar. No entendía cual era la ventaja de estudiar en grupo los temas que no podías terminar a solas. Una vez fui a una de esa amanecidas en casa de alguien. Llevamos café, comida y órganos en recipientes de formol, para prepararnos antes del terrible examen de anatomía. Al final nos las pasamos hablando y riendo el resto de la noche. Dejando los libros de lado, para dedicarnos al raje indiscriminado, a cantar a capella y atragantarnos de pollo frito hasta la madrugada.

El cerebro y los pulmones que llevamos terminaron el refrigerador de la mamá del anfitrión, que se desmayó al día siguiente al saber que eran humanos. Y el resto de los asistentes a esa noche de café y estudio nos quedamos dormidos, sintiendo entre sueños como las manos de todos estaban aun ansiosas de seguir repasando la anatomía femenina pero en vivo, al menor descuido de la vigilia.

Me aparté de todos los grupos literarios, porque la mayoría estaban conformados por mujeres escribiendo al amor en todas su formas, rimas y sonetos; o por gente que por tres libros leídos te miraba en menos, usando un lenguaje que pretendía excluir al resto de mortales que solo escribíamos por instinto.

Nunca pude formar círculos, sentía que no encajaba en ninguna parte. Había el grupo de los demasiado tranquilos y el polo de los demasiado rudos. Andaba siempre guardando mis distancias de ambos. Aunque tuve grupos de amigos temporales con los que pasé buena parte de mis días felices y que se deshacían apenas alguno de ellos cambiaba de novia o tenia algún interés por alguna de las chicas del grupo.
Todos mis amigos fueron siempre personas solas como yo, cuyo máximo anhelo era ser invisibles a los ojos del resto del rebaño.

La vida siguió pasando y vi como los lideres estudiantiles se quedaban en las aulas años y años, enmoheciéndose en luchas internas y discursos vacíos, en pro de mejoras universitarias que nadie comprendía.
Los que ganaron las medallas de deporte de mi facultad, retornaron a sus propios grupos deportivos previos y ahora andan en algún lugar del extranjero; algunos incluso ya formaron pequeñas clínicas en sociedad.
Aquellos que se pasaron los 7 años de facultad en grupos de estudio nocturnos, ya se casaron. Otros, incluso se divorciaron y la mayoría de los que gustaban de repasar las clases de anatomía sin protección de látex previa, ya tienen pequeños hijos corriendo y preguntando “¿por que papá sigue guardando bolsas de vísceras en el congelador?”
Huelga decir que aun siguen llevando el curso de anatomía de primer año.

Los que se dijeron poetas andan olvidados ,como estuve yo , en algún pueblito del Perú, haciendo manuscritos de poesía para publicar el día que salgan del exilio. Su pequeño círculo también anda disperso, buscando gente que comprenda lo que ellos hablan con palabras ininteligibles.

Para mi siempre fue difícil pertenecer a un grupo. No pude integrarme del todo a nada, caminé y camino sola, lo cual me deja tranquila para hacer lo que me agrada sin explicarle a nadie el porque de mis acciones, amores y depresiones; pero a veces extraño a esa gente que no hallaba su lugar en el mundo como yo.
A los que estudiaban medicina pero habían nacido para escultores, a los que detestaban las clases de gimnasia en secundaria, a los que hablaban de tener una banda de rock y dejar su casa y el colegio, a esa gente sin nombre que ahora camina a solas como yo, inventándose un espacio propio en cada grieta del camino, buscando el silencio a espaldas de la multitud. Gente que sueña despierta que en alguna esquina del universo haya un círculo que no excluya al que es diferente.

"Orquídeas, Círculos y Cuadrado" -Debora Eder

20 comentarios:

Ursula dijo...

Me identifico...yo también siempre he sido de hacer mis cosas sola, en el colegio hacia gimnasia porque no me gustaba pertenecer a ningun equipo de voley, basquet, etc...En la universidad sufría con los trabajos grupales, siempre he funcionado mejor sola, debe ser cuestión de carácter...
Besos

junio dijo...

Desde el pueblo en que vives, si caminas 623 kilómetros hacia el norte, encontrarás un aviso luminoso con un mensaje dirigido a tí. A partir de allí camina 25 cuadras hacia el oeste, dobla en la esquina y a media cuadra, sube a un edificio hasta el cuarto piso. Allí se está formando lo que buscas.

Laura Martillo dijo...

Que feo texto, no Junio?

Me jode que al volver a publicar se pierdan todos los cambios y salgan pensamientos vomitados y tristes...Puag!

Cómprame una calabaza para meterme dentro como en ese cuento de las hadas que habitan en calabazas y al partirlas brotan pidiendo agua o leche a su benefactor
...Yo creo que saldría pidiendo un vinito tinto...a ver si así me mejora el semblante.

Anónimo dijo...

Me alineo contigo y con Ursula :-D Creo que saldría un grupo interesante ;-D

George dijo...

Sociedad, siempre nos exigen ciertas formas de conducta, como la idea (¿errada?) de ser líderes de nuestro grupo (en el colegio, en la UNI, en cualquier lugar).

La soledad, es mejor, pero... hay límites para todo no??

Laura Martillo dijo...

Debería reiterar ¿QUE ME JODEN LAS ARGOLLAS y jugar al té de tías?

Dejemme en mi esquina del ring que no quiero compartir mi burbuja.

Carlox dijo...

¡qué renegona (y reiterativa) estás hoy laura!. dando martillazos como siempre...

yo también soy de los "sin afiliación" y me he ganado varios líos por eso. igual, la libertad tiene su precio.

un beso.

Edmundo Dantés dijo...

A veces estás completamente solo sin importar que tanta gente tienes a tu alrededor. Y generalmente ocurre por decisión propia. Te entiendo bien. Saludos!

Fuego Negro dijo...

la vida te va goteando compañeros pero uno a veces necesita complices que sepan trducir silencios

es dificil...pero hay que abrir la persiana


salud y mas que suerte

nacho dijo...

Los únicos que están dentro de nuestro (este "nuestro" significa "de cada uno") círculo son los que están irremediablemente fuera, aquellos a los que no podemos encontrar un lugar apropiado en nuestro mundo, que no combinan con las cortinas. Esto vale también para el amor.

Alfredo dijo...

ahhh ahora ya tienes tu circulo aqui mismo

con nosotros

que bueno no?

yosipuedo dijo...

Hola Laura, Zenia desde:

http://imaginados.blogia.com

Existen cofradías de todo tipo: los que toman se unen en las tardes; los amantes de la poesía crean su propia galaxia; los atléticos buscan a los que lo son.
El hombre vive en rebaños, como los demás animales no inteligentes.
Creo que alguna vez todos nos hemos sentido fuera de algún grupo.
En estos casos yo siempre defiendo mi sello de autonomía, mi identidad. Si un grupo no me agrada, entro y salgo de él como quien puede entrar a una tienda sin comprar.

Maik Pimienta dijo...

Individualista, en la soledad del escritor ¿No es así como hay que vivir si se quiere uno dedicar a la escritura? Opino.

PD: Te veo poco positiva Laura, con lo que tú vales -y ahora algún anormal dirá que por qué no hago críticas constructivas-. Bhesos.

Reivajss dijo...

extrañas a las personas solas como tu, porlomenos sabes como eras y como te gusta estar, yo dependo mucho del momento, llego a a ser argollero, el el grupo mas importante, como depronto puedo no estar para nadie, viendo a todo el mundo como si leyera un libro, asi de lejano.
Saludos

luis sanchez dijo...

me encanta esa actitud. te gusta hacer las cosas a tu manera. punto.
estar en un grupo te impide hacerlo, asi es. nada de eso dice que seas antisocial. ta bien.

lo de la repartida de dinero entre los jugadores me parecio excelente. como me gustaria que siempre fuera como en la epoca de los "errores de colegio", esos que pasan sin dar muchas explicaciones... :)

me gusta harto como escribes (yo disfruto mas leyendo que escribiendo). te lo deben haber comentado mil veces. igual te lo digo, no tengo problemas con ser el mil uno.

muy por otro lado confieso que lo de la delantera me hizo darle clic a tu ego en collage... de nuevo.
[todo es broma]

novivo dijo...

Los seres humanos necesitan estar solos, encontrarse consigo mismos en algún momento.
También nuestra propia naturaleza nos obliga a formar grupos, así no lo queramos. Los blogs son prueba de ello. Creamos nuestro espacio pero a la vez estamos metidos dentro de otro, formando un gran grupo.
La amistad también nos obliga a formar grupos, a compartir experiencias. Claro que siempre necesitamos nuestro momento de soledad.

x1 dijo...

Yo trabajo mejor solo. No era de hacer grupos en la U, o los hacía al mínimo. Prefiero organizarme solo y no me vengan con excusas tontas cuando algo no se hace, se necesitan resultados!

Unknown dijo...

Idem. Yo de lo qeu sufre es de un ego autosuficiente. Soy capaz de romper circulos y decir "yo lo hago", con tal de sentirme más segura. Siempre preferí deportes como el tenis, que me hacian dueña de mi raqueta, el juego y la pelota. Los deportes en equipo me subestimaban y yo igual con ellos.
En los grupos de estudio, yo exponia y enseñaba (felizmente no estudie medicina ni anatomia), pero siempre logre que la gente se acomodara asi.

Ayer entre en crisis en un trabajo en grupo, por exageracion de autosuficiencia. Mi mejor amigo tuvo que abrazarme y convencerme dee que todo estaba bien. Cedí.

A veces hay que volver al círculo.

luis sanchez dijo...

[nada fue broma] :$

XIGGIX dijo...

como pase por cinco colegios, y muchos barrios, siempre tuve un circulo de amigos, por supuesto los mas trasgresores, pero aun asi, siempre mantenia una marcada individualidad. sin embargo, con experiencias de trabajo profesional el trabajo en grupo se hace algo adrenalistico cuando tienes proyectos importantes q ejecutar

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