miércoles, julio 19, 2006

Mi vida como un Gato

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No se cuando empezó mi afición por los gatos. Pero se que así como hay personas que tienen un amigo imaginario, yo tengo una mascota imaginaria y resulta ser un gato.
Es algo que suena a locura, pero en mi casa jamás tuvimos mascota propia y tal vez allí nazca mi historia de amigos felinos y novios maulladores.
De niña había dos perras en casa a las que mi abuela cuidaba más que a sus nietos. Incluso mandaba a pedir comida china o pollo frito para que las muy engreídas coman. Algo que me despertaba tremendos celos. Cuando mi abuela murió, también desaparecieron las perras, como parte del mismo hechizo. Entonces a nadie más se le ocurrió tener mascotas en casa.

Mi padre decía que los animales sufrían mucho dentro de una casa, que los perros necesitan correr y que el no sería parte de esa maldad de tener a un perro encerrado solo para entretener a los mocosos. Por esa época a mi no me agradaba la idea de que una mascota viniera a malograr mi paraíso de hija casi única.

Cuando mi hermana comenzó con su manía de protectora de animales empezaron a pasar por casa perros y gatos de diversas razas y tamaños; loros, palomas torcazas, ardillas, hámster, conejos albinos y alguna que otra tortuga por casa. Ella era una de esas hippies que salvaban animales o que recibían mascotas de regalo y que los abandonaba en la casona paterna para que “alguien más” se hiciera cargo. Cada uno de esos animalitos tuvo su historia particular. De la pareja de loros uno se escapó y el otro se murió de pura tristeza. De la pareja de palomas torcazas, tuvieron la precaución de amarrar de la patita en el patio trasero, con tan mala suerte que una de ella casi sufre de demencia al ver como un feroz gato devoraba la cabeza de su compañera. Los hámster padecieron igual, algunos morían en su carrera a la libertad y otros a manos de los gatos del vecindario. Tal vez el único animal que sobrevivió a todas las historias tristes de la casa zoológico fue nuestra tortuga “la Flecha” que andaba siempre hambrienta buscando tomates y dedos para morder.
Al ver cuanto sufría deambulando su andar melancólico por el patio de cemento, mis padres decidieron llevarla a la casa huerta a que la alimente el cuidante de allí. Todo iba bien, al parecer se adaptó al clima costero, a pasear sobre el pasto alimentándose de los frutos que caían de los árboles y a beber agua de la canaleta de la huerta o pelear con las gallinas del cuidante por un poco de comida elaborada, hasta que un día que nadie recuerda La Flecha desapareció. Probablemente se escapó entre los montones de hoja seca de la buganvilla espinosa de la pared trasera. Tal vez solo fugó a toda velocidad de esa selva artificial que era la casa huerta.

Llegada a la universidad, la soledad y la falta de novio me hacían tejer historias fantasiosas. Fue el día que nacieron Los Ñau, una historia de gatos que hablaban y se encargaban de proteger a los humanos que aun me da cierta vergüenza terminar de escribir. Cada vez que veía un gato en mi camino sentía que era la señal de que todo estaría bien y había un felino animado para protegerme. En mi historia los gatos comunes eran los descendientes cuadrúpedos y sin voz de los antiguos Ñau, encargados de proteger a los seres humanos.
Pasado el tiempo conseguí novio, pero mis imaginarios amigos seguían poblando mis momentos de soledad o alegría. Un día sin darme cuenta solté uno de mis consabidos “miau” después de ver una película romántica. Mi novio quiso saber el origen de mis maullidos como expresión de felicidad y le tuve que contar entre rubores la causa de que hubiera practicado tanto el maullido que ahora confundía a cualquier gato que se enorgulleciera de tenor en algún techo vecino.
Contrario a lo que yo pensaba, mi novio ni se inmutó y mas bien me siguió la historia y así fuimos cómplices en crear los otros personajes de la historia de gatos que yo apenas estaba tejiendo y vestirlos imaginariamente de sus capas al estilo Jedi y construyéndoles las personalidades para la futura historia, que sería parte de un cuento para niños.


Cuando terminé la historia de amor con mi novio, escribí un largo cuento sobre El gato Maguil y su novia la gatita Marianne, que calmó mucha de la depresión post ruptura. El cuento largo quedó ahí, se supone que era también un cuento para niños, pero el final era algo triste y quedó en el cajón del olvido, junto a las caricaturas de gatos con trajes de superhéroe o con capas de mago que yo hacía en mis ratos de ocio de la universidad.

Terminé con mi novio y la manía de maullar me continuó, pero ahora trataba de cuidarme más para que la gente no se asustara. Solo maullaba cerca de amigos muy cercanos a quienes no les diera miedo mi manía felina. O junto a los que luego fueron mis novios, incluido el Innombrable, con el que tenia largas discusiones telefónicas acerca de la mascota que tendríamos en casa, ya que el deseaba el perro labrador negro y yo quería un gatito siamés de ojos azules y patitas oscuras.

A veces he llegado a elegir a mis amigos segun sun capacidad o no de soportar a un gato. Algunos de verdad los odian y no ha faltado el que me diga que los gatos son mascotas dañinas que "utilizan" a los humanos como juguete y no viceversa. Esa vez yo me rei, es cierto la personalidad gatuna es así, juegan contigo, te acompañan, haces que te encariñes y a la menor muestra de aburrimiento ellos son los que te dejan y no lo contrario. Me encantan los gatos, sus grandes ojos claros, su boca pequeña, su narizita rosada, su agilidad y la ternura de su ronroneo cuando duermen en tus piernas, como si no fueran capaces de usar esas mismas garritas filudas para herirte mas tarde.


Jamás tuve un gato real, todos los que tuve fueron imaginarios. A veces pienso que jamás podré tener un gato como mascota, porque no podé dedicarle el tiempo suficiente, pero ya he pasado mi amor por los gatos a las personas que conozco, incluido mi sobrino de 9 años, que cada que puede lleva un gatito chusco a casa para alimentar y desparasitar por unos meses, que luego desaparece por arte de magia igual que nuestra tortuga.

En vacaciones fui a la casa huerta. Todo estaba diferente, el guayabo había desaparecido y las flores silvestres lo llenaban todo como un jardín salvaje. La palmera había crecido y la canaleta central estaba semidestruida. Cuando me acerqué a la buganvilla de la pared trasera un ruido de hojas secas me hizo asustar al pensar que podía ser una rata. Grande fue mi sorpresa cuando vi a La Flecha aparecer con su caparazón enorme debajo de las flores moradas. En 10 años había crecido casi el triple de cuando la vimos por primera vez, ahora parecía un reptil prehistórico, aunque sus ojos conservaban la tristeza de no haber podido compartir la vida con un compañero. Una mirada acusadora que me llenó de culpa.

A veces pienso que con mis gatos imaginarios ocurrirá lo mismo. Que aparecerán un día en el patio maullando y diciéndome que todo está bien. Que estuvieron en el vecindario cada vez que regresaba a casa abatida y con ganas de llorar. Que estuvieron en las vitrinas haciendome hola con la garrita izquierda cuando pasaba de la mano de un nuevo amor, o que me hacian guiños en la noche cuando no podia dormir pensando que sería de mi.
Mientras tanto, solo puedo escribir cuentos relacionados con gatos como el último sobre el pequeño Plutarco, para mostrárselos a mis amigos más cercanos, esperando que esta vez nadie se burle. Que ésta vez alguien maulle conmigo y me haga sentir que no estoy sola en esto de saltar de techo en techo en busca de una canastita tibia y una bola de estambre. Porque todos tenemos nuestras manías y la mía ha sido vivir como un gato.

Miau.

18 comentarios:

Ethaw dijo...

Antetodo, perdona por mi atraso a tu blog. No hay justificación posible ante tal hecho. Así que intentaré dejar más constancia de mi en tu diario, sea como un gato en la noche o colibrí que quieto vuela en tu memoria.
Abrazos.

XIGGIX dijo...

miau...

Natalio Costurero dijo...

...hola....

veo todo diferente por aca???
de que me perdi???

: (

junio dijo...

Los mejores gatos que recuerdo estaban encerrados en un costal y a punto de ahogarse en la playa.

Unknown dijo...

Junio, ese comentario me parece de lo mas insensible posible.

Bueno a mi me gustan muchisimo los gatos, son muy inteligentes, no tanto como los perros, pero entienden muchas cosas.

Edem dijo...

Junio... te has pasado. Nadie merece morir ahogado. Aparte de que tu sensibilidad parece ser nula con los animales.

Yo tambien dejaré algun comentario por aqui de vez en cuando, Hija Del Sol.

Miauuuuu!
Un saludo de Edem

Fuego Negro dijo...

los pies de espuma deslizandose por los techos,el misterio y el silencio de unos ojos que cuando miran,queman


salud y mas que suerte
al nabo que hizo el comentario ,le deseo esa suerte

NAUFRAGATOR dijo...

UNo de los cuentos de plutarco merece ser publicado,aunque cambie el nombre del profesor,es un cuento bellisimo.

Alfredo dijo...

mi cunada tiene un gato y solo le puedo hacer carino un ratito antes de que empieze a querer morderme o meterme zarpasos con sus unas

me gustan mas los perros porque vienen donde ti cuando los llamas siempre, y te reciben con una fiesta, y son mas expresivos

sorry

p.d. igual nunca se me ocurriria meter a un gato a una bolsa para que se ahoga, que demonios le pasa a ese pata?

Reivajss dijo...

los perros son muy lindos, y quisas prefiera un perro porqeu es mas facil de domesticar, pero los gatos tienen ese no se que que que se yo que los hace tan gatos :D

XIGGIX dijo...

seguro q este serial killer de gatos es el q me dio con una piedra en la testa, una vez q de niño vi aquella escena y trate de impedirla con mis puños enanos...bueno, cada quien con sus demonios
ahora me voy ronroneando a la azotea en busca de mi gata
miau

Toñito Avalos dijo...

arrrrrrrrrrrr!
hola,laurita!
grashas por comentar en mi blog y me alegro q te haya gustado la caricatura esa de alan,jejeje,y claro,hacerte una caricatura seria gracioso,pero lo haria en photoshop nomas,ya q no tendrè mucho tiempo para dibujar y pintar,snif,snif.
A mi tambien me gustan los gatitos,pero mas cuando son chiqitititititos,y los perros y los loritos de esos q se llaman piwichos.Tu post es bastante tierno,amiga;me dejò sorprendido el q mencionaras q hayas escrito un cuento infantil sobre gatitos.Me encantarìa ilustrarlo al estilo infantil cuando se pueda, ya q los gatitos son muy tiernos y dan muchas posibilidades de inspiraciòn.Por ejm el q un gatito te diga hola en la vitrina cuando paseas de la mano con un novio ,es muy encantador!Genial!

saludos,laurita!Grashas por compartir tus sueños e irradiar ternura.Miauuuuuuu!!ronronronnnnnn

Maik Pimienta dijo...

Así que tienes tendencias gatunas...si ya te lo veía yo, independiente, arisca y mimosa a la vez...el papel de catwoman no tiene nada que ver con la realidad. Miau!!

Bhesos.

schatz67 dijo...

Saludos de Kata

Laura Martillo dijo...

Hi, recien llego a casa y me conecto a la pc...no pensé que mi post sobre gatos tuviera tantos lectores, ahora que casi he dejado de comentar y leer blogs ajenos y he vuelto a mi vida ermitaña de monólogos varios ( Eso responde a tu pregunta Clavito? )

Lo de los gatos encierra mas de una historia, tal vez sean los animales que mas me agradan. acepto que los perros sonb compañeros fieles y amigos para salir a cualquier parte...pero con los gatos yo tengo ese apego especial que me hace escribir y tenberlos de co protagonistas en varias de mis historias.

Recuerdo que antes cuando andaba media sensiblera oí una historia de un vecino asesino dse gatos en el barrio de mi ex que me avinagró todo el día.
Posteriormente cuando me rondaba la depre, escuché la historia de como mataban a los gatos en La Tierra del Olvido, que me hizo odiar ese lugar mas que siempre y que me mandó a la habitación a llorar por un buen rato( Esos salvajes metian a los gatitos bebes en un costal y luego se sentaban las abuelas sobre ellos hasta asfixiarlos .

Hoy es una tarde nublada, aparte de cosas que aun no logro asimilar he leido otras que me han dejado de un mal ánimo similar a cuando me contaban esas historias.

Cada vez que hay alguien odiando un pequeño gato inocente algo se marchita en mi, no se, a lo mejor solo estoy triste.

Unknown dijo...

Los gatos son mundos enteros, son tanto un símbolo de independencia, soberbia, así como de sensualidad. yo una vez lo puse en mi post sobre nica: yo no tengo una gata, ella me tiene a mí y a toda mi familia.

Anónimo dijo...

Pues los gatos son la mejor compañía que pude tener, su ronroneo adormece al más estresado... bueno, para los sentimentalistas sólo es una compañía, pero para mí es una conbinación de todo, es juguetón, es cariñoso, es dormilón, es uno de los animales más habiles del planeta, pero lo que más me encanta de ellos es su curiosidad... hay una cosa que les digo, el gato, casi siempre se parece al dueño... si el dueño es cariñoso el gato también lo es... comprobado señores!!

Anónimo dijo...

Junio:

Como decimos en Mexico, eres un pendejo.

Marko, Mèxico

La Cita

  Su voz es del color del sol, se ha acercado  con paso seguro  sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...