sábado, septiembre 02, 2006

Pláticas intimistas

Free Image Hosting at allyoucanupload.com No ha sido fácil escribir estos días. Tampoco difícil, en verdad solo he preferido no hacerlo. Comenzaba a escribir y hablaba sobre mi, como si de pronto fuera una necesidad el hacerlo, el escribir sobre mi. Como si de pronto volviera al inicio.

Apenas he podido iniciar algunos e- mails y los he terminado dos párrafos después. Ya no las largas cartas de antaño, ya no hablar sobre mí. Necesitaba descansar de mi misma. No saber. Y he permanecido horas frente a un monitor, solo oyendo música, solo leyendo música, solo sintiendo música. Como si nada mas debiera incomodarme o importunarme.

Y las historias se han perdido. Todos los inicios de historia los he guardado, pero no he podido llegar al final. No es fatiga mental, a lo mejor solo es falta de amor. Amor por esos personajes que estos días han dejado de tocar a mi puerta y me han dejado dormir sin sueños. Solo me he quedado yo, rebrotando todas mis inquietudes a través de canciones. La música es la única medicina que no me engaña y que no me cuesta trabajo tomar.

Cada canción me ha recordado lo que era, en el momento en que lo fui. Sin alteraciones, sin el filtro que uno le pone a los recuerdos, haciéndolos mas bonitos, viéndose mas segura. La música ha sido el fluido corriendo en los intersticios de todos mis recuerdos. De todas las imágenes que llevo no en la cabeza, sino bajo la piel. Imposible mentirme, cuando oigo música, los sentimientos brotan sanos, incorruptos, prístinos. Siento que soy yo.

Todo lo que hago es para encontrarme de nuevo. Parece un trabajo fácil, pero no lo es. La parte mas difícil fue reconocer que ya no era yo. Ahora era una mujer que gustaba de pasteles de ciruela y escuchar zamba mientras se bañaba a solas. Ahora había dejado de ser la niña y era una mujer. Una mujer que por supuesto no me gustaba a mi misma, pero contra la que debía dejar de luchar, el resto del camino es difícil de contarlo. Aun sigo en él. Mi página en blanco es la baldosa olvidada en mi largo camino. Hoy la piso sin resbalar, mañana, probablemente solo repose en ella.

Una página en blanco, eso es cada día para mi. La voy escribiendo con lo que llevo dentro, a veces son demasiados recuerdos. Demasiados anhelos, solo soy yo y mis confesiones a mi misma. A veces solo quisiera ocultarme, pero no puedo. Debe ser ese el origen de esos sueños en que camino desnuda por delante de la gente y no tengo el valor para taparme, como si hacerlo fuera algo hipócrita. Como si dejando de mostrarme fuera igual que todos ellos, los que miran con curiosidad, con deseo, muchas veces fingiendo que no miran. En el sueño me lastima mostrarme, pero lo sigo haciendo. No es masoquismo, es mas bien orgullo. Como decir: Yo puedo.

Y vaya que puedo…

Este tiempo solo he ido probándome a mi misma, cuanto puedo resistir, cuanto mas. Buscando el preciado equilibrio, ser honesta conmigo misma. No mentirme, pero debo estar alerta. Los seres humanos siempre nos mentimos y cuando descubro que he caído en engaño rectifico camino, busco de nuevo el punto medio. Pero me es tan difícil. Soy una persona que vive naturalmente en los extremos, incluso dedicar mi vida a buscar el equilibrio es ya una medida extremista.
El verdadero punto medio sería olvidar eso, olvidarme de todo y seguir viviendo, pero no puedo. El camino me hace ver que mi mayor angustia es mentirme. Como si para ganarme el derecho de piso, debiera decir siempre la verdad. Mostrarme.

Y decir que me siento buena o mala, a veces peor. Bella o fea, a veces ni eso. Que me siento mas y menos y a veces nadie. Que debo decirlo, para buscar mi propia aceptación. Quererme, antes de que me quieran. Ese es el camino mas difícil. Cualquiera podría enamorarse de mi, al fin y al cabo soy mujer. No faltará alguien que piense que puede quererme. Ese no es el problema. Necesito Mostar todos los pétalos, aunque sea una labor imposible. Para no sentir que me miento, que estoy ocultando algo. Para poder darlo todo.

Eso es. Darlo todo.

El proceso sigue en marcha, a veces solo quisiera tener 32 años y haber logrado todo lo material y espiritual que espero. Tener el conocimiento y al experiencia suficiente para iniciar la otra etapa. Crecer todo lo que pueda como mujer para poder dedicarme a ser la esposa, madre y ser humano que espero. Ubicarme en 5 años mas y no tener que andar el camino. Ubicarme en el primer día del próximo año y sonreír porque acabó este periodo de aprendizaje interior. Que resistí todo los eventos y estoy de nuevo en pie sobre mis guerras perdidas, lista para hacerle frente a la vida. Dormirme hoy y despertar en el primer día de mi nueva vida.

Pero no se puede disfrutar del viento que sopla en la cima, si no se ha perdido el aire en el ascenso; y a mi ¡aun me falta tanto por subir! Cada día es un nuevo reto a mi misma. Buscar el equilibrio, ser honesta, educarme, ejercitarme. Amarme. Esa es la parte complicada, amarme aun sin estar lista, solo como un boceto de la mujer que quiero. Amarme con todos lo errores que cometo, las líneas fuera de cuadro, los borrones. Amarme y dejar que me amen. Esa es la parte complicada.

Es sábado, un poco más de música y lista para salir a caminar.

2 comentarios:

novivo dijo...

Lau, todas las respuestas están dentro nuestro..., Suerte

Salvatiere dijo...

Que terrible, tengo 31 y lo unico material que poseo; "Late" . Ya no pienso en tanto, y no es que ambicion de haya hecho poca, es que no veo mucha logica en todo.


Saludos............



Agustin

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