De Paranoia, Soledad, Amor y otras cosas que perfuman a la mujer hasta hacerla apetecible, abominable y unica....por suerte.
jueves, abril 20, 2006
Invisible
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Yo camino descalza...es mi mala costumbre...y canto a media noche sin darme cuenta...son malos habitos de estar sola. Y me despierto tarde...y no desayuno nada...y escribo como loca...y me giran retazos de dialogos de peliculas en la cabeza...canciones que me hacen la vida facil...camino en un soundtrack de mi melancolia con el discman por las calles...y almuerzo tarde esperando que el mozo mas viejo del restaurant me vuelva a invitar a bailar tango mientras limpian las mesas...y le hago bromas al dueño, quien me agradece que lo haga reir con mis ocurrencias...y la gente me cree feliz...tierna, dulce...lo que sea...y yo sigo escribiendo, pensando en que todos se equivocan, porque a veces solo me siento triste...pero nada para morirse...solo triste.
Yo me paso minutos interminables intentando desenredarme el cabello...viendo fotografias viejas...desempolvando cosas que me hicieron feliz...me quedo en la cama sentada y han pasado horas sin que yo me de cuenta de que he estado pensando en el y en todos los el de mi vida...personas que han pasado sin mirarme...personas que he amado...personas que me han dejado...situaciones en mi cabeza que aun no logro componer...pienso que todo ha sido para algo y que estoy a mitad de camino de descubrirlo...me quedo pensando y anochece en la ventana...y yo me quedo enamorada de todos los el en mi vida...gente que ni supo que yo la amaba locamente, gente que ni penso que yo escribia en torno a ellos.., gente que se fue y ha sido feliz/infeliz con otra gente...gente que me dejo sus migajas para que sea feliz con eso...mirandolos volar de lejos mientras yo me quedo sentada....gente a quien ahora no le reprocho nada...no porque sea buena...sino porque sigo en el camino y un dia yo tambien llegare a un puerto y sere feliz/infeliz...ya no importa, si finalmente una cosa lleva a la otra y es el camino andado lo que le da el valor a las cosas que amamos.
Yo tengo amigos invisibles...amigos que me escriben cosas maravillosas...y envian esa musica que yo seguire descubriendo poco a poco...tengo amigos que me saben tierna...loca...histerica...incluso uno de ellos me sabe normal, a pesar de todo lo que hemos hablado y todo lo que ha leido de mi, a quien un dia entre lagrimas le ofreci una noche juntos y el se nego porque sabia que lo que yo buscaba era amor y me dejo ir...y por eso es el mejor de todos, a quien le deseo toda la felicidad del mundo, aunque sea otro Aries...amigos invisibles, que se ofrecen como padres/amantes/esposos para componerme la vida...que me ofrecen abrazos , besos, una vida juntos que yo no me atrevo a aceptar...porque no me lo merezco...aun no.
Yo tengo amigos visibles aqui en este mundo...que me hacen reir... me llevan a bailar...visitan mi casa...amigos visibles que no me pueden ver...y me creen feliz...porque lo tengo todo para serlo...seria idiota decir que no lo soy...Amigos que me han visto con lentes y con cara de raton...que me han visto bailar como ebria sabiendo que yo no bebo...que me han visto de tantas formas...pero que no me vieron realmente.
Y tengo ya casi 30 dias de preguntas y respuestas páseandose en mi cabeza...de un corazon que no logra entender lo obtuso de los otros...que no logra entender porque siempre llega tarde a todo...y el porque del amor sin amor y viceversa...llevo casi 30 dias en que el mundo se volteo de cabeza y yo volvi a desmaquillarme y a replantearme mi vida otra vez...¿que es lo que busco?...¿que es lo que quiero?...¿es una persona fin y medio al mismo tiempo?...¿aquella persona que nos hace despertar es la misma con la que terminaremos soñando?...hay tanto camino por recorrer aun...
Y yo camino descalza por caminos de espinos...Pero que nadie dude que puedo sonreir...siempre lo hago...aunque me pinte triste...para ti y los que solo pueden leerme.
miércoles, abril 19, 2006
Sonrisas
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Ayer sonreia tanto, que la persona que hablaba conmigo me pregunto ¿ por que lo hacia?. Me quede muda, es cierto, yo tampoco sabía el porque de mi risa que contrastaba con la imagen de lloroncita cortavenas que doy a traves de mis posts diarios.
No habia un motivo específico para sonreir, en todo caso mi vida venia a estar hecha mierda a apenas unos días de la demostración final de que estaría desocupada por un año mas. Me daba perfecta cuenta de que ni un milagro podría ayudarme ésta vez con el examen pendiente. Que si hubiera utilizado el ritmo de estudio de la última semana en los últimos seis meses en vez de estar jugando a hablar francés/ inglés / escribir canciones/ hacer dibujitos a lápiz...probablemente tendría mas probabilidades, pero no. Todo estaba perdido.
Ni siquiera me animaba la idea de un viaje de placer/reencuentro/turismo; en vista que a una feliz desocupada como yo no le darían la ansiada visa para un sueño, ni aunque tenga reservaciones hechas y la ropa comprada, esperando por mi desde hace un año. Lo peor había sido la visita al banco y darme cuenta de los números en rojo y de que mis padres me seguían debiendo $2000, que supongo se habrían cobrado a cambio de educarme estos 26 años de martirio.
Acababa de salir de una migraña maratónica de 24 horas que solo calmó con una inyección alli mismo, donde la espalda pierde su casto nombre y me daba cuenta que el tiempo seguía corriendo en contra. Ya era martes y no tenia una sola esperanza de que las cosas salieran bien esta vez. El viernes estaría viajando de nuevo a la ciudad caos y tendría que quedarme mas días de lo planeado por el absurdo trámite burocrático.
Se había borrado la parte 15 de Cuento sucio y habia tenido que escribirlo nuevamnete y de prisa, publicando algo que no me agradaba, pero que no tenía el valor de borrar.
Me había visto al espejo esa mañana y descubrí que las tortas de chocolate si engordan y que estaba planeando mis vacaciones en torno a una playa con miles de gentes adictas a la liposucción en donde yo enseñaria oronda mi rollo fruto de tantas tardes comiendo doble por la ansiedad de no tener nada que hacer.
¿ por qué carajo sonreía?
Lo peor no podía evitarlo. Comencé a barajar la posibilidad de que me hubieran cambiado la medicación por algunas pepitas felices del género anfeta; pero era imposible pues por casa no había pasado nadie las semanas que estuve fuera.
Parece que cuando todo está hecho mierda, las sonrisas brotan por si solas. Y este era mi caso.
Pero como yo soy de buscarle una razón a todo, incluso a la sinrazón, descubrí que mis sonrisas se debían a dos cosas muy tontas.
1. Habia pasado la tarde oyendo mi música favorita y ésta vez podía contarle a alguien que música era, sin atisbo de vergüenza de lo que pudiera pensar. Generalmente oigo la música que yo denomino " musica para tina"...y es bossa nova, latin jazz, música electrónica y todas esas fusiones que nadie compra en las tiendas. Melodías de afro portugués o a Jorge Drexler entonando " que será , que será " en una atmósfera reggae. A " here comes the sun" en ritmo de sones cubanos o la colección completa de Duncan Dhu para cortarse las venas con estilo.
Al fin le había podido contar eso a alguien de mi edad sin miedo a que pensara que era una de esas tías solitarias y cría gatos que escuchan música antigua.
2. Sonreía porque después de mucho tiempo tenía la satisfacción de resolver un examen y hacerlo bien. De sentir ese vértigo de saber las respuestas correctas y entregar antes que nadie. Desde que salí de la universidad, descubrí que ser médico era una de esas profesiones en donde tus logros jamás son reconocidos en público, mas si tus fracasos, que por mas pequeños que sean son amplificados y te llevan a preguntarte si realmente vale la pena ayudar a gente tan ignorante. Hacía mucho tiempo que no tenía la satisfacción de saber que se y que eso es suficiente para sonreir como una niña.
Hoy es Miércoles, probablemente tampoco haya un puto motivo para sonreir. El celular sigue en espera de que alguien llame para saber si estoy viva, los libros están tirados por todas partes, mi ropa arrugada a punto de ser empacada, la cena servida en la mesa y yo sigo aqui con esa enorme sonrisa de saber que todo está perdido y aun asi no tengo ganas de tirarme para abajo.
martes, abril 18, 2006
Cuento Sucio ( parte 15 )
Pilar no concilió el sueño el resto de la noche. Se levantó tarde y por primera vez no fue a trotar. Llevaba tantos meses fantaseando con Eduardo que ahora que podia hablar con el, su mundo se desconfiguraba como un computador afectado por un virus nuevo. Un virus llamado Eduardo Glez.
La mañana era brumosa con esa humedad que corroe los huesos y hace a la soledad mas palpable que siempre. En la vereda del edificio, Pilar esperaba un taxi; de pronto se sentia cansada y con cientos de años en la espalda, sin oportunidad de nada. El corazón dormia en su envase melancólico usual y el único capaz de devolverla a la vida parecía ser un vecino que probablemente a estas aluras ya habría descubierto que era una tonta mas de esas que lloran por cualquier cosa.
El auto burdeo de Eduardo salió por el portón de madera mecánico en el preciso momento que un taxi se detenia ante Pilar. Eduardo se detuvo y le dijo "sube, yo te llevo" en una petición que sonó a orden. Impecable como siempre Eduardo estaba dentro del auto con el cabello engominado y la barbita candado.
- Gracias- dijo Pilar y se colocó el cinturon de seguridad mientras pensaba que era la segunda vez que iba de copiloto en dos dias.
- Hace demasiado frío hoy- comentó Eduardo dando una ojeada discreta a las piernas desnudas que crecían bajo la falda de Pilar. Ella lo notó y un calorcillo extraño la recorrió entera. Desde hace meses que habia ensayado los mil temas que podria compartir con Eduardo, pero ahora su cabeza estaba vacía y su boca seca.
-Si, algo...Vas al trabajo?- Que tonta! carajo! a dónde mas podría ir a esa hora. Pilar se sentía igual de estúpida que en el colegio, en esos tiempos que ignoraba de todas las ciencias un poco.
Eduardo no contestó y el resto del viaje fue en silencio.
-Tu auto está en el taller?- esta vez era Eduardo tratando de saber.
-No, ayer lo dejé en el trabajo. No tenía ganas de conducir
- No te gusta conducir?
-A veces preferiría que lo hagan por mi- sonrió Pilar
-Entiendo...lo que buscas es un chofer
-No, lo que busco es alguien que lleve el timón - Y volteó para mirarlo a los ojos y asegurarse de que habría entendido.
Eduardo le devolvió la mirada. Ambos estaban dentro del auto estático, respirando ese aire artificial que los ahogaba.
-No es bueno dejar el timón en manos de otro, podrías perderte-reflexionó Eduardo cuando cambiaron nuevamente a luz verde.
-No, si ya estoy perdida-dijo en voz baja Pilar mientras buscaba los cigarrillos en la cartera
Eduardo se quedó callado, el tiempo pasaba lentamente y por un momento se quedó con la mente en blanco olvidando que llevaba a alguien mas en el auto. Esa mujer estaba buscando algo en el mundo pero definitivamente el no era la respuesta.
-Es aquí?
-Sí, gracias por traerme-
Pilar bajó del auto y encendió el cigarrillo que no había podido fumarse desde la tarde anterior. Sintió como se expandían sus pulmones con el humo llegándole por todas partes y se tomó un tiempo afuera antes de terminar de fumarlo. La gente que subía apresurada por las gradas de piedra ignoraba el porqué de su actitud de viciosa feliz. Pilar permanecía estática viendo como el auto de Eduardo se alejaba por la ancha venida y preguntándose a donde iba o si lo volvería a ver.
-Llegas tarde-saludó Guillermo, cuando Eduardo entró a las oficinas del lugar.
El mobiliario moderno daba la apariencia de ser el estudio de alguien importante. Incluso había libros que Guillermo decía " eran infaltables en estas reuniones de clase", esas frases intentaban herir a un Eduardo por demás ignorante de todo lo que no fuera seguir con el pellejo íntegro y ambos hombres lo sabían.
-Almerón envío por fin el video- dijo Eduardo mientras se sentaba en uno de los sillones.
- Y bien?
- El objetivo no es difícil, pero llevará tiempo
-Parece que no estás muy convencido, July...perdón Eduardo- rectificó viendo que no había lugar a bromas cuando Eduardo tría esa cara de muerto en vida.
-Podemos hacerlo, pero no en el tiempo previsto. Corremos el riesgo de hacer las cosas mal
-Debiste pensar en eso, antes de darle vuelta al gringo...- reclamó Guillermo, parándose frente al ventanal enorme y corriendo las persianas. - Ahora hay que aceptar lo que haya.
- Almerón nos envia solo objetivos políticos, demasiado riesgo y poco dinero, asi solo nos vamos endeudando mas con Montes
-No te quejes ahora, Almerón es el único que nos queda dentro de la organización, si el se nos voltea volveremos a los encarguitos chicos
-Esos encarguitos, nos mantenían a flote sin problemas hasta ...
-Hasta que Andrea te metió en la cabeza esas ideas absurdas...
Eduardo se levantó molesto. Andrea era su punto frágil ante el resto y tendría que vivir con el reclamo de Guillermo eternamente sino la lograba encontrar antes que ellos
-Hemos vivido bastante bien, no te quejes- replicó con algo de cinismo Eduardo, jugando con el péndulo cromado que reposaba en el escritorio.
-Si...pero no se me antoja morir tan rápido- dijo Guillermo deteniéndole la mano- Compadre...se que lo de Andrea te afectó mucho, pero no te vas a dejar matar por ella no? Ahora mas que nunca te necesitamos vivo.
Eduardo permaneció callado. Podía sentir el odio de Guillermo cayendo sobre el como un aguacero imparable. Andrea era la culpable de todo lo que había pasado en esos cuatro años entre ellos, de la asociación con Montes, de la división del grupo. Tal vez eran cosas que tenían que ocurrir hace mucho, pero la presencia de Andrea había sido el detonante para todo loq ue vino luego.
Eduardo cogió el sobre de manila con el video y se lo arrojó a las manos.
-Toma, mira por ti mismo- añadió- Ese es nuestro objetivo, demasiada seguridad de por medio.
Guillermo sacó el video y se dispuso a verlo, mientras Eduardo cogía el sobre de manila aun perfumado de Pilar, arrugandolo entre las manos.
-Cálmate Eduardo, imposible conseguir otro objetivo antes del plazo. Tenemos el timón ahora, solo hay que conducir con calma y salimos de ésta ¿ O tienes otro objetivo en mente?- añadió volviéndose hacia el
- Tal vez si...- murmuró con misterio Eduardo mientras se apoyaba en la pared.
Pilar se pasó una luz roja de camino a casa. Conducía como alucinada, eran casi las 8 de la noche, la hora de su habitual charla muda con Eduardo y el trabajo retrasado habia hecho que se quedara mas de lo debido en la fiscalia. Al llegar no quiso ni siquiera bañarse. Esperó en la terraza a que el se apareciera con su cigarrillo habitual y poder verlo aunque sea a traves de las plantas artificiales. Cuando dieron las 10 :30 de la noche y tras repetidas salidas a la terraza sin lograr ver a Eduardo por ningun lado, Pilar cayó en la cuenta de que la frase de su vecino la noche anterior solo habia sido malinterpretada por ella. Que el pedido de canción, era solo otro juego de palabras que los hombres utilizan sin simbolismos de por medio.
Carajo! siempre terminaba interpretando mal todo!- se maldijo Pilar.
Abrió una botella de vino nueva y con algo de dolor por la dignidad herida, se quitó lentamente la ropa y entró en la tina tibia. Necesitaba sacarse a ese hombre de la cabeza, la estaba volviendo loca. En 24 horas había ocurrido lo que en seis meses alli no había pasado, demasiados eventos. Demasiadas palabras de Eduardo dando vueltas por su mente. Hacía mucho tiempo que Pilar no tenía contacto con un hombre de su mismo ambiente o nivel social y no tenía idea de que hacer o decir. Cada palabra dicha la sentía boba e insuficiente, definitivamente era mas facil cuando iba a otro país y le decía directamente a un hombre su necesidad de sexo y este la complacía sin preambulos. Pero ahora era diferente, ya no era solo sexo lo que quería de Eduardo, eran cosas menos físicas y esas cosas tomaban tiempo, un tiempo que para Pilar pasaba demasiado lento.
Maldito cabrón!- se dijo para si, antes de quedarse dormida en la tina perfumada.
El timbre la despertó casi una hora mas tarde y Pilar cayó en la cuenta que se había bebido media botella de vino ella sola y que el agua de la tina ya estaba fría. Con los dedos arrugados por la humedad, Pilar cogió la bata de baño y caminó entre tumbos a la puerta. Se sentía ebria y feliz, ¿ quien podia pensar en ese asexuado de Eduardo Glez si tenia a Joao Gilberto cantando a sus oidos "desafinado" en versión acústica?
Wow, el vino era lo mejor que se habia inventado- pensaba Pilar mientras se acercaba a la puerta cantando con su mal portugués aquella canción que tantas veces antes la habia hecho sentir bien
...Meu comportamento de anti-musical/Eu mesmo mentindo devo argumentar/Que isto é bossa-nova, isto é muito natural/O que você não sabe nem sequer pressente/É que os desafinados também têm um coração...
Estaba ebria, con la bata a medio cerrar y decidida a mandar el amor al carajo, por haberle jodido la vida tantas veces antes. Pero nada, ni aun los vapores del vino la prepararian para aquella visión espectral ante sus ojos.
En su puerta y mas ojeroso y mudo que siempre estaba Eduardo Glez.
La mañana era brumosa con esa humedad que corroe los huesos y hace a la soledad mas palpable que siempre. En la vereda del edificio, Pilar esperaba un taxi; de pronto se sentia cansada y con cientos de años en la espalda, sin oportunidad de nada. El corazón dormia en su envase melancólico usual y el único capaz de devolverla a la vida parecía ser un vecino que probablemente a estas aluras ya habría descubierto que era una tonta mas de esas que lloran por cualquier cosa.
El auto burdeo de Eduardo salió por el portón de madera mecánico en el preciso momento que un taxi se detenia ante Pilar. Eduardo se detuvo y le dijo "sube, yo te llevo" en una petición que sonó a orden. Impecable como siempre Eduardo estaba dentro del auto con el cabello engominado y la barbita candado.
- Gracias- dijo Pilar y se colocó el cinturon de seguridad mientras pensaba que era la segunda vez que iba de copiloto en dos dias.
- Hace demasiado frío hoy- comentó Eduardo dando una ojeada discreta a las piernas desnudas que crecían bajo la falda de Pilar. Ella lo notó y un calorcillo extraño la recorrió entera. Desde hace meses que habia ensayado los mil temas que podria compartir con Eduardo, pero ahora su cabeza estaba vacía y su boca seca.
-Si, algo...Vas al trabajo?- Que tonta! carajo! a dónde mas podría ir a esa hora. Pilar se sentía igual de estúpida que en el colegio, en esos tiempos que ignoraba de todas las ciencias un poco.
Eduardo no contestó y el resto del viaje fue en silencio.
-Tu auto está en el taller?- esta vez era Eduardo tratando de saber.
-No, ayer lo dejé en el trabajo. No tenía ganas de conducir
- No te gusta conducir?
-A veces preferiría que lo hagan por mi- sonrió Pilar
-Entiendo...lo que buscas es un chofer
-No, lo que busco es alguien que lleve el timón - Y volteó para mirarlo a los ojos y asegurarse de que habría entendido.
Eduardo le devolvió la mirada. Ambos estaban dentro del auto estático, respirando ese aire artificial que los ahogaba.
-No es bueno dejar el timón en manos de otro, podrías perderte-reflexionó Eduardo cuando cambiaron nuevamente a luz verde.
-No, si ya estoy perdida-dijo en voz baja Pilar mientras buscaba los cigarrillos en la cartera
Eduardo se quedó callado, el tiempo pasaba lentamente y por un momento se quedó con la mente en blanco olvidando que llevaba a alguien mas en el auto. Esa mujer estaba buscando algo en el mundo pero definitivamente el no era la respuesta.
-Es aquí?
-Sí, gracias por traerme-
Pilar bajó del auto y encendió el cigarrillo que no había podido fumarse desde la tarde anterior. Sintió como se expandían sus pulmones con el humo llegándole por todas partes y se tomó un tiempo afuera antes de terminar de fumarlo. La gente que subía apresurada por las gradas de piedra ignoraba el porqué de su actitud de viciosa feliz. Pilar permanecía estática viendo como el auto de Eduardo se alejaba por la ancha venida y preguntándose a donde iba o si lo volvería a ver.
-Llegas tarde-saludó Guillermo, cuando Eduardo entró a las oficinas del lugar.
El mobiliario moderno daba la apariencia de ser el estudio de alguien importante. Incluso había libros que Guillermo decía " eran infaltables en estas reuniones de clase", esas frases intentaban herir a un Eduardo por demás ignorante de todo lo que no fuera seguir con el pellejo íntegro y ambos hombres lo sabían.
-Almerón envío por fin el video- dijo Eduardo mientras se sentaba en uno de los sillones.
- Y bien?
- El objetivo no es difícil, pero llevará tiempo
-Parece que no estás muy convencido, July...perdón Eduardo- rectificó viendo que no había lugar a bromas cuando Eduardo tría esa cara de muerto en vida.
-Podemos hacerlo, pero no en el tiempo previsto. Corremos el riesgo de hacer las cosas mal
-Debiste pensar en eso, antes de darle vuelta al gringo...- reclamó Guillermo, parándose frente al ventanal enorme y corriendo las persianas. - Ahora hay que aceptar lo que haya.
- Almerón nos envia solo objetivos políticos, demasiado riesgo y poco dinero, asi solo nos vamos endeudando mas con Montes
-No te quejes ahora, Almerón es el único que nos queda dentro de la organización, si el se nos voltea volveremos a los encarguitos chicos
-Esos encarguitos, nos mantenían a flote sin problemas hasta ...
-Hasta que Andrea te metió en la cabeza esas ideas absurdas...
Eduardo se levantó molesto. Andrea era su punto frágil ante el resto y tendría que vivir con el reclamo de Guillermo eternamente sino la lograba encontrar antes que ellos
-Hemos vivido bastante bien, no te quejes- replicó con algo de cinismo Eduardo, jugando con el péndulo cromado que reposaba en el escritorio.
-Si...pero no se me antoja morir tan rápido- dijo Guillermo deteniéndole la mano- Compadre...se que lo de Andrea te afectó mucho, pero no te vas a dejar matar por ella no? Ahora mas que nunca te necesitamos vivo.
Eduardo permaneció callado. Podía sentir el odio de Guillermo cayendo sobre el como un aguacero imparable. Andrea era la culpable de todo lo que había pasado en esos cuatro años entre ellos, de la asociación con Montes, de la división del grupo. Tal vez eran cosas que tenían que ocurrir hace mucho, pero la presencia de Andrea había sido el detonante para todo loq ue vino luego.
Eduardo cogió el sobre de manila con el video y se lo arrojó a las manos.
-Toma, mira por ti mismo- añadió- Ese es nuestro objetivo, demasiada seguridad de por medio.
Guillermo sacó el video y se dispuso a verlo, mientras Eduardo cogía el sobre de manila aun perfumado de Pilar, arrugandolo entre las manos.
-Cálmate Eduardo, imposible conseguir otro objetivo antes del plazo. Tenemos el timón ahora, solo hay que conducir con calma y salimos de ésta ¿ O tienes otro objetivo en mente?- añadió volviéndose hacia el
- Tal vez si...- murmuró con misterio Eduardo mientras se apoyaba en la pared.
Pilar se pasó una luz roja de camino a casa. Conducía como alucinada, eran casi las 8 de la noche, la hora de su habitual charla muda con Eduardo y el trabajo retrasado habia hecho que se quedara mas de lo debido en la fiscalia. Al llegar no quiso ni siquiera bañarse. Esperó en la terraza a que el se apareciera con su cigarrillo habitual y poder verlo aunque sea a traves de las plantas artificiales. Cuando dieron las 10 :30 de la noche y tras repetidas salidas a la terraza sin lograr ver a Eduardo por ningun lado, Pilar cayó en la cuenta de que la frase de su vecino la noche anterior solo habia sido malinterpretada por ella. Que el pedido de canción, era solo otro juego de palabras que los hombres utilizan sin simbolismos de por medio.
Carajo! siempre terminaba interpretando mal todo!- se maldijo Pilar.
Abrió una botella de vino nueva y con algo de dolor por la dignidad herida, se quitó lentamente la ropa y entró en la tina tibia. Necesitaba sacarse a ese hombre de la cabeza, la estaba volviendo loca. En 24 horas había ocurrido lo que en seis meses alli no había pasado, demasiados eventos. Demasiadas palabras de Eduardo dando vueltas por su mente. Hacía mucho tiempo que Pilar no tenía contacto con un hombre de su mismo ambiente o nivel social y no tenía idea de que hacer o decir. Cada palabra dicha la sentía boba e insuficiente, definitivamente era mas facil cuando iba a otro país y le decía directamente a un hombre su necesidad de sexo y este la complacía sin preambulos. Pero ahora era diferente, ya no era solo sexo lo que quería de Eduardo, eran cosas menos físicas y esas cosas tomaban tiempo, un tiempo que para Pilar pasaba demasiado lento.
Maldito cabrón!- se dijo para si, antes de quedarse dormida en la tina perfumada.
El timbre la despertó casi una hora mas tarde y Pilar cayó en la cuenta que se había bebido media botella de vino ella sola y que el agua de la tina ya estaba fría. Con los dedos arrugados por la humedad, Pilar cogió la bata de baño y caminó entre tumbos a la puerta. Se sentía ebria y feliz, ¿ quien podia pensar en ese asexuado de Eduardo Glez si tenia a Joao Gilberto cantando a sus oidos "desafinado" en versión acústica?
Wow, el vino era lo mejor que se habia inventado- pensaba Pilar mientras se acercaba a la puerta cantando con su mal portugués aquella canción que tantas veces antes la habia hecho sentir bien
...Meu comportamento de anti-musical/Eu mesmo mentindo devo argumentar/Que isto é bossa-nova, isto é muito natural/O que você não sabe nem sequer pressente/É que os desafinados também têm um coração...
Estaba ebria, con la bata a medio cerrar y decidida a mandar el amor al carajo, por haberle jodido la vida tantas veces antes. Pero nada, ni aun los vapores del vino la prepararian para aquella visión espectral ante sus ojos.
En su puerta y mas ojeroso y mudo que siempre estaba Eduardo Glez.
lunes, abril 17, 2006
Migajas
Eso que el llamaba casualidad yo lo llamo destino. Lo que el llamaba azar para mi era el camino. Ignorante de todo tipo de simbolismo, el olvidaba que yo vivía de las migajas que caian de su mantel lleno, que yo podía alimentarme de esos pequeños gestos, de ademanes invisibles que yo interpretaba como dedicados a mi y que podía dedicar mi vida a solo eso, a lo que sobraba de su festin de rostros y formas bellas, de personas interesantes o simplemente visibles.
Yo esperaba afuera sin llamar a la puerta, porque eso que el llamaba casualidad, era la carne de la que yo comía, era la piel que yo podía razgar y hacerla mia. Eso que el llamaba azar, para mi era simplemente destino y me quedaba sentada esperando a que el abriera la puerta y me dejara entrar con todos mis locos pensamientos, con todo y mis 23 horas con ganas de morirme y la hora de diaria de felicidad completa.
El ignoraba, como ignora ahora, que yo ya me he cansado de tocar las puertas, de espiar por las ventanas y esperar un momento propicio para ingresar con todos mis canes y ponerme a su orden, con la boca ensalivada de verdades brutales y el alma depilada temporalmente de eso que ya habían probado otros: Mi amarga soledad, esa que asusta como algo contagioso a la gente feliz.
Eso que el llama casualidad, es lo que yo bebo a diario. Casualidad de vernos a distancia, de hablarnos como viejos conocidos, de ver como ha amado a otras antes que yo, fantasmas que mantienen ocupado su corazon ya endurecido, fantasmas tras los cuales va en su festín diario de amores entregados, de amores derrotados a el y por el. Porque son migajas sus sonrisas a otras, su adoración a otras mujeres, su poesia, su cancion extraña que aun murmura a mi oido. De esas migajas yo he vivido.
Yo sigo esperando afuera, no volvere a tocar a la puerta, ni a forzar la cerradura. Porque yo vivo de esas migajas que para el son casualidad y para mi son destino. No pido nada mas, me sentare a su puerta y sere feliz con esas migajas...porque eso que el llama azar, yo lo llamo camino.
sábado, abril 15, 2006
Siento que me voy, que mi cabeza está en otro lado. Han sido días agotadores...siempre lo son! y todo en mi está cansado, cada músculo, cada cuerda tendinosa, cada célula marchita está terriblemente agotada. Mis ojos ya no ven y mis dedos ya no sienten, a veces siento que me voy diluyendo en cada letra escrita, en cada pensamiento impreso. Me voy diluyendo como una tinta invisible de la que todos quieren apropiarse, de la que nadie atreve a llevarse a casa por temos a manchar lo tangible con lo que yo llevo dentro: esa invisibilidad que me vuelve feliz pero la mayoria de veces triste.
Estoy agotada, es otro sábado de agotamiento. ¿Cuánto me falta? ¿ dos semanas? Son otros dos sábados mas con el alma en vilo, otros dos sábados escribiendo para mi misma, para desaguar la mente, aquí y allá...Oh! cuanto extraño un buen libro! No los de medicina, no las cartas de geografía, no los textos de idiomas, no los libros sobre cine. Un buen libro, uno con una historia que pueda perderme en el y hacerme olvidar que sigo aquí sin nada y para nadie.
Que patético llegar a ésta edad en donde todo el mundo te pregunta ¿ qué haces? ¿ de qué vives? ...Pues no hago nada socialmente aceptable y no vivo de nada que otorgue un sueldo fijo...casi, casi mantenida...casi, casi independiente...casi, casi todo, pero en verdad nada de nada.
Vas a ser igual que tus hermanos que no se relacionaron con nadie y ahora mira!- comenta mi madre como si acabara de tirarme la sal de la familia. ¿ pero que puedo hacer? no me apetece concursar por un puesrto de médico en el fin del mundo o afiliarme a algún partido político para ser contratada sin tantas preguntas. No quiero volver a irme de la civilización, volver a bañarme con agua fría, hacer cola por el acceso a internet a partir de las 7 de la noche. Estar meses en abstinencia sexual y cultural porque no hay una sola persona con quien hablar de algo que no sean sus enfermedades. No quiero tener que desparasitarme cada trimestre y beber el agua de los refrescos con recelo. No me interesa volver a ser médico y saber solo de medicina!
El que solo sabe de su trabajo y de mas nada, se gana el trofeo a la estupidez máxima¿ puedo enamorarme de un escritor que viva de su trabajo? ¿ de un pintor que solo sepa hacer dibujos? ¿ de un médico que solo sepa de enfermos? Imposible! No puedo apreciar a una persona que solo sea buena en lo que lucra. Pero que tiene que ver el amor aqui? por Dios! esa palabra me está volviendo loca! la leo tan a menudo que ya la escribo sin darme cuenta!
¿No son mejores las relaciones de confianza? ¿alguien con quien hablar durante la cena? ¿ alguien con sexo garantizado y que guste de reir sin reservas? Amor...pamplinas...yo creía en el amor, pero ya lo tuve, lo deje ir y ahora me conformo con cualquier cosa que me ayude a ver el mundo de otra forma y me deje respirar.
¿Debería inventar algo como que las uvas estaban verdes? No, yo salté como idiota tras uvas maduras, verdes y pasas, cuando las tuve entre mis manos el rebote del gran salto me hizo aplastarlas, ahora vivo en la inanición, pero no importa...ya me canse de las uvas...que alguien me pase un buen vino...porque lo silvestre y conseguido por propio esfuerzo lo dejo para los soñadores!
Divagues
Es fácil destruirlo todo, negarse, patear el tablero. Irse. Es tan fácil, siempre lo ha sido.
Lo difícil es construir a partir de la nada. Lo peor es reconstruir a partir de deshechos.
Volver a armarlo todo desde el inicio, con paciencia de ajedrecista y esperar que resulte. Lo peor es alinear las fichas y esperar que esta vez no se caigan. Que esta vez sea diferente, haber adivinado el detalle que hace frágil a la torre y reforzarlo para que no se desplome.
Fácil es darse por vencido, pensar que no hay oportunidad. Lo difícil es vivir con esperanza, creyendo que aun puede darse lo inesperado. Lo realmente difícil es cerrar los ojos a lo obvio y dar el primer paso, esperando surjan alas a mitad de la caída.
El amor es cruel con nosotros, lo verdaderamente difícil es olvidar ese detalle y caer confiado en sus brazos.
zzz
Ayer soñe con mariposas de alas deshechas, soñe que abria un libro y hallaba alas de mariposas rotas y secas alli como silentes habitantes de una historia a medias. Cada pagina tenía una mariposa nueva, como un petalo de nervaduras negras que dolia en el alma al ser tocado por mis dedos. He soñado con mariposas muertas, dispuestas en las páginas de mis libros como un extraño herbolario. Y al despertar he sentido ese claro vacio entre la realidad y el sueño.
Parece que las mariposas murieran en mis manos, que no pudiera salvar ninguna. Estoy guardando belleza en hojas de libros que no dicen nada. Estoy acabando con ellas.
¿que debo hacer para no seguir matando mariposas? ¿ para no seguir encerrándolas en las letras de otra gente? Debo dejarlas volar de mi vida? Abandonar toda esperanza?
Extraña soledad que me acompañas ¿ a dónde voy esta vez? ¿ puedes decírmelo mientras esté aun despierta?
La huerta
Ir a la huerta es siempre abrir las puertas de un universo dormido con los sueños de mi niñez. Tomar el auto e ir entre campos verdes recién cultivados, a ese terreno que fue casa de los bisabuelos y que ahora solo esta lleno de árboles frutales y pozos de tierra llenos de hojas y frutos secos. Ese jardín de olvido que nosotros llamamos la huerta.
Cuando era pequeña me gustaba ir alli. Mis primeros recuerdos son el ver la enorme extensión ocultando entre sus muros los platanales movidos por el viento y las flores de terciopelo. Recuerdo a mi abuelo, dueño y señor de esos dominios en donde mi padre y mis hermanos solo éramos visitantes. Caminar entre los girasoles de la entrada y cargar con las cabezas de plátanos verdes a casa para esperar a que maduraran alli en los meses de invierno, colgadas del techo en el cuarto trasero. Ese olor dulzón de plátanos maduros y humedad alquitranada envolvía entonces la casa entera.
-¿Por qué traemos los plátanos verdes a casa papabuelo?- preguntaba yo curiosa
-Para que la gente del campo no se los coma- respondía el
Yo a mis escazos 5 años, odiaba los plátanos de seda, hubiera preferido que se los lleven todos. Que la gente del campo arrasara con ellos para no tener que comerlos siempre como sustituto a cualquier fruta fresca.
Un día el platanal se secó. Mi abuelo ya no tenía la vitalidad de antes y mis padres se encargaban de plantar nuevos árboles. La huerta se llenó entonces de huayabos, de maracuyá y manzanos. Pero sobre todo se llenó de geranios, esas flores que crecen en cualquier tierra y de cualquier mano. Pronto la huerta pasó a convertirse en un jardín lleno de árboles de pacae y algunas parras jóvenes.
Mi padre estaba emocionado, construyó una canaleta de piedra para regar cada árbol y mis hermanos aun adolescentes contribuyeron en la construcción de bancos de concreto en forma de mediaslunas para cuando fuéramos de día de campo. Incluso construyeron una mesa y bancas con troncos para poder ir a descansar alli, los días en que el mar y la insolación a mitad de Marzo ya nos aburria.
Aun recuerdo, esas tardes en que íbamos con palos de ganchos metálicos a sacar pacaes de los árboles. Todos contribuían, los empleados subían como monos en la copa de los árboles y lanzaban los pacaes maduros. El suelo quedaba cubierto de ellos y yo por ser la menor me encargaba de amontonarlos en el centro hasta que todos se pudieran sentar alrededor y comer hasta el hartazgo. Mi hermano con su fuerza descomunal sacudia luego el huayabo y hacia caer de el los pequeños frutos amarillos y perfumados que ya nadie quería probar.
Cada pasaeo a la huerta siempre era feliz.
El tiempo pasaba y la maleza se fue apoderando del lugar. Los rojos geranios cambiaron por un jardín de flores amarrillas y el maracuyá hizo secar los huayabos envolviéndolos dentro suyo. La gente entraba por los muros de la huerta que creían abandonada y se llevaban en sacos la fruta, pisaban las flores y hachaban los bancos que nosostros mismos habiamos hecho.
-Por qué la gente es tan mala, papá?
-La gente de aquí es maldita-respondía mi padre con rabia
Aunque con poca frecuencia, mis padres seguían visitando la huerta cada vez que podían. Mis hermanos se habian ido y los árboles de pacaes se comenzaron a secar con su partida. En los muros se plantaron buganvilas moradas, para evitar que la gente del pueblo entrara a seguir destruyendo y a la entrada de la huerta, mi madre sembró amapolas de todos los colores. Era lindo entrar y abrirse paso entre las flores en busca de agua fresca para lavarse las manos.
Un día quemaron las amapolas y la huerta se volvió a secar.
-Por qué han quemado las amapolas, mamá?
-Lo sugirió la policía hija, cualquier excusa es buena para llevarse a tu padre.
Entonces eran tiempos del Fujimorato y aquéllos hombres políticamente incorrectos eran amordazados y desaparecidos en el silencio de la impunidad. Incluso las flores eran buena excusa.
La huerta ahora tenía una palmera enorme, nadie sabía de donde habian traido las semillas, bajo su sombra se abanicaba mi madre del calor del verano, viendo como la casa de los bisabuelos era destruida por las polillas y la humedad, ya solo quedaban ruinasde ella.
La gente del publo seguía robando la fruta y destruyendo los árboles.
El año que volví a la huerta ya estaba en la universidad y regresé contenta pensando en el recuerdo de las flores, en ese discurrir del agua clara por la canaleta de piedra, en el aire fresco bajo los árboles y en poder comer fruta hasta reventar como lo habiamos hecho siempre. Pero mis hermanos ya se habían casado, la vida ya no era la misma, ni tampoco la huerta.
Ahora vivía allí un cuidante que había venido con sus hijos pequeños, sus perros, sus gallinas y sus patos. Ya no había flores para recoger ni fruta para sacar de los árboles. Todo habia sido depredado. El olor dulzón de la fruta que se pudre en los árboles había sido sustituido por hedor de caca de aves. La infancia se me había acabado muy rápido-pensé al sentarme en la tierra salitrosa.
Este viernes volví a la huerta. Nuestro cuidante ya se había marchado y tenía una hermosa casa azul al otro lado de ese pueblo. La palmera estaba gigante, las flores eran otras. El pacae aun daba frutos, la parra daba mejores uvas. Junto al palo de huayabo muerto, habia un columpio y ollitas de barro.
- Mira son de los niños- me comentó mi hermana.
Mis hermanos ya tenian hijos y ellos eran los herederos de mi lugar de infancia. Mis pequeños sobrinos habian pasado los domingos de verano allí, jugando a los piratas y a tarzan de los monos. Sus juguetes gastados y sus huellas pequeñitas estaban por todos lados. ¿ que había hecho yo en verano? ¿ dónde había estado?
Si, ahora recuerdo. Yo me quedé en la ciudad pasando tardes de lluvia en que escuchaba canciones de amor a la espera de alguien que me iluminara la vida. Yo había estado en otro sitio, mientras ellos crecían aqui igual que flores silvestres.
Me sentía vieja, mientras mi sobrino de 10 años corría tratando de espantar a los pájaros que se comian los higos y las otras frutas. Era viernes santo y yo había vuelto allí con el mundo al revés y sin respuestas a mis preguntas de niña.
- Juegas tía?- era mi sobrino ofreciéndome la cacha para matar pajaritos.
- Yo te enseño...mira apuntemos a la botella- y me trajo un montón de piedritas para jugar con el.
De pronto sonreí divertida, me había pasado la infancia solita, yendo a ésa huerta sin amigos de mi edad y sentándome alli a la sombra de mis hermanos mayores. Ahora a mis 26 años un niño me ofrecía jugar con el, sin que yo se lo hubiera pedido.
Tal vez no todo estaba marchito- pensé- y me dispuse a dar en el blanco a la botella vacía.
jueves, abril 13, 2006
Cuento Sucio ( parte 14 )
Eduardo contemplaba los peces nadando silenciosos en su enorme pecera llena de castillos submarinos artificiales. En la oscuridad de la sala podia ver sus aletas de corores brillando en un universo ajeno a el. A veces el tambien queria ser pez, aunque el precio fuera no poder cerrar los ojos nunca más.
En el salón a oscuras Eduardo esperaba, aunque no sabia excatamente qué.
Desde niño habia tenido esa sensación de esperar algo que jamás llegaba, esa angustia de sentir que alguien tocará la puerta y el no estará listo para irse, que será dejado.
Mierda! el amor por Andrea resucitaba todos aquellos fantasmas que habia ido guardando en cajas de cartón a medida que crecía. Ella había venido a su vida y se habia instalado en su corazón sin pedir permiso, había comido de el, se habia hartado y en un minuto que el no lograba discernir en el tiempo, tambien lo habia vomitado en todos los rincones del mundo. Eduardo no sabía como reconstruirlo o peor aun para qué hacerlo.
Ahora la vida era otra vez como antes de ella..., no! era peor que antes...porque por un breve tiempo supo lo que era ese calor recorriendo el tórax antes que se de un abrazo y ese prurito nervioso en los labios que aun no atinan a dar el primer beso.
Todas las mujeres para el eran solo eso: Mujeres; pero cuando llegó Andrea a su vida, surgió de pronto un sentimiento extraño de años de orfandad en un mundo adverso, habia sentido el grito de una soledad que podia al fin ser callada, le habian dolido mas todas sus heridas al saber que podian ser curadas.
Que Ella podría curarlas. Aunque eso tambien fuera mentira.
Cada uno de esos peces coloridos en el agua eran Andrea escapando de su vida y dejándolo de nuevo perdido y solo en un mundo en donde el se ahogaría de hecho.
Eduardo fumaba a oscuras esperando ese no se qué, que jamás llegaba. Ese no se qué, que jamás se iba del todo.
Mientras, en la calle vacía cerca a la medianoche, caminaba una Pilar sin bragas con la cajetilla de cigarros intacta entre unas manos ya heladas, sin atreverse a encender uno. Caminaba a solas como todas las veces antes, sin extrañar a nadie, ni sentir ser extrañada por nadie. Al llegar al edificio abrió con dificultad la puerta y se quitó los zapatos para subir en silencio, por las escaleras de piedra laja.
En la soledad de la noche Pilar podía sentir el roce de sus pantimedias aun húmedas de si, despertando a todos los inquilinos con sus ecos prohibidos.
Llegó al segundo piso y pasó delante de la puerta de Eduardo que a esa hora seguro dormia. Por un momento echó una larga mirada a esa puerta que tantas veces habia querido tocar. Esa noche mas que cualquier otra.
Abrió la puerta empujando los recibos y demás correspondencia a sus pies al hacerlo. Encendió las luces tenues de la sala y revisó uno a uno todos los pagarés, las cuentas, las promociones. Correspondencia inútil como siempre. Destacaba entre ellos un sobre amarillo con el nombre de Eduardo Glez en la portada. De seguro el conserje había confundido las correspondencias.
Pilar se quedó acariciando el sobre entre las manos como si fuera la propia piel de Eduardo. Se sentó en el sofá y revisó el sobre.
Al parecer era solo una cinta de video, se preguntó por primera vez en que podia trabajar Eduardo para que le enviaran una cinta de video a casa. Tomó una copa de vino y la degustó lentamente, la curiosidad la mataba, quería abrir el sobre sellado pero no podía permitirse ese lujo.
El sueño la invadía, se abrazó al sobre amarillo e intentó soñar con Eduardo. De pronto sintió poco a poco ese cosquilleo en los genitales que le provocaba el vino tinto y la imagen del taxista con el que acababa de tener relaciones relampagueó en su memoria con la angustia del remordimiento, haciéndola temblar. Apuró el último trago de vino cerrando los ojos y se levantó del sofá. Tenía que devolver a Eduardo ese sobre, tenia que verlo antes de dormir.
Delante de la puerta de Eduardo, Pilar estaba parada con el cabello suelto, el traje arrugado y las pantuflas de casa. Era tarde para tocar a su puerta, probablemente el dormía, ¿para qué despertarlo? El valor comenzó a flaquearle y se arrepintió de su primera idea.
Depositó el sobre junto a la puerta y dio un paso para volver a su departamento, dejaría que el lo encuentre por la mañana, era lo correcto.
Al otro lado de la puerta Eduardo esperaba sin respirar con el arma entre las manos. Había visto una sombra detenerse en el brillo que se filtraba por debajo de la puerta. Imposible que fuera Guillermo. Alguien lo estaba buscando y el estaba preparado para hacerle frente, la muerte jamás lo tomaría por sorpresa.
La sombra se alejó sin ruido y entonces Eduardo abrió la puerta bruscamente, dispuesto a todo. Pero lo que vio lo asustó mas que la muerte.
Era Pilar.
Se sorprendió al verla frente a frente.Era la primera vez que lo hacía.
Se le veia cansada, jamás había visto a su vecina la Fiscal tan desaliñada, ni aun cuando regresaba de trotar. Ahora sus ojos estaban de luto y tenia en el rostro esa mueca que tienen las personas abandonadas por la suerte y que la volvía hermosa a pesar del rimel corrido y los labios despintados.
Eduardo guardó el arma en el pantalón por detrás de su espalda y la miró por primera vez a los ojos sin el menor recato de lo que ella pudiera pensar. Por primera vez no sentía esa petulancia usual en su mirada, parecía otra.
Pilar se sintió desnuda, el la acababa de hallar infraganti ante su puerta. Eduardo se veia ahora mas grande que en todas sus cavilaciones y ensueños. Su mirada ojerosa la sostenía en el corredor vacío, sin darle espacio a huida.
Miró aquella tez pálida y se percató de sus comisuras caídas en el mentón prominente. Se veía triste, ella podía reconocer a ese tipo de personas en cualquier lugar: reuniones, cocteles, juicios, bares para solteros, en los espejos de casa...siempre era la misma cara detrás de la máscara de aparente felicidad.
- Vine...porque...un sobre tuyo...suyo, estaba con mi correspondencia- tartamudeó Pilar, mientras Eduardo la miraba con curiosidad de niño grande desde toda su altura.
-Quise traerlo...talvez es urgente- siguió Pilar tratando de hilar ideas que salían por su boca sin mucha coherencia-supongo que es del trabajo..bueno...yo...te lo quise traer..- Terminó Pilar sin saber que había dicho.
Eduardo la siguió mirando, parecía no poder oirla. Era una mirada extraña que envolvía y desnudaba. Pilar sintió un punzón en los pezones mordidos por el taxista durante la tarde, se pregunto si Eduardo podia adivinar lo sucia que era con solo mirarla, si el olor a sexo podía percibirse a esa distancia.
-...Bueno siento haberte despertado- agregó Pilar, que se sentía con los pies clavados en el piso delante de la puerta de Eduardo- ...Buenas noches - y giró en sus talones rumbo a su puerta.
-Hoy no cantaste- dijo de pronto Eduardo
Pilar sintió un sobresalto al oir eso.Tenia una voz suave que contrastaba con su imagen imponente.
-No...hoy- y suspiró hondo evocando lo que había ocurrido durante la tarde- Hoy fue un día difícil- y al terminar de decir esto sintió un hilo en la garganta, quería llorar desde que salió de la oficina de su padre por la tarde, pero no había podido hacerlo. Siempre tenía que ser fuerte, ante todos siempre debía mostrarse fuerte y segura de sí.
Pero al ver a Eduardo enorme como una roca en la entrada, hubiera dado cualquier cosa por llorar en su abrazo y contarle de la maldita soledad que ya la estaba volviendo loca.
El notó su voz quebrarse en esa frase, Pilar se veía indefensa. Por un momento se le cruzó la idea de preguntarle que le pasaba, de tocarle el rostro y saber de que estaba hecha. Si acaso Pilar era igual que el, de esas personas que siempre lloran para adentro y asi se les va salando el alma para conservarla mejor del mundo externo; pero era imposible hacerlo, ambos siempre serían dos completos extraños.
- Mañana?- y ésa petición sonó como la de un niño a los oídos de una Pilar que se esforzaba por no llorar.
-Si, mañana - asintió tratando de volver su mueca de tristeza en una sonrisa que salió torcida y se metió a casa sin decir nada mas.
Por un momento se había sentido tan cerca a Eduardo...por un breve instante sintió que no estaba sola que podía llorar en el pecho de un hombre y que no se acabaría el mundo. Por un momento solo...
Eduardo vio a Pilar desaparecer tras su puerta y se quedó allí esperando ese no se que, que lo angustiaba siempre.
Luego recogió el sobre de manila del suelo y entró a casa.
Era el video, esta vez lo enviaba Almerón, las cosas se estaban poniendo difíciles, los plazos se acortaban. Pronto sería Setiembre y aun no tenían el dinero necesario para completar la operación. Cerró la puerta tras de si y puso la cinta en el reproductor.
No dejaba de pensar en lo que acababa de ocurrir, hacía mucho tiempo que no hablaba con una mujer. Al tomar el sobre entre las manos sintió un aroma a jazmín extraño a ese tipo de encargos.
Era el perfume de Pilar impregnado aun en el sobre.
-...Pilar-murmuró sin proponérselo y sintió ese nudo en la garganta que hace tiempo ya no sentía. Algo muy parecido al miedo por los disparos en la oscuridad...pero aun mejor.
Entonces se sentó y se dispuso a ver la cinta que había esperado todo esa semana.
En el salón a oscuras Eduardo esperaba, aunque no sabia excatamente qué.
Desde niño habia tenido esa sensación de esperar algo que jamás llegaba, esa angustia de sentir que alguien tocará la puerta y el no estará listo para irse, que será dejado.
Mierda! el amor por Andrea resucitaba todos aquellos fantasmas que habia ido guardando en cajas de cartón a medida que crecía. Ella había venido a su vida y se habia instalado en su corazón sin pedir permiso, había comido de el, se habia hartado y en un minuto que el no lograba discernir en el tiempo, tambien lo habia vomitado en todos los rincones del mundo. Eduardo no sabía como reconstruirlo o peor aun para qué hacerlo.
Ahora la vida era otra vez como antes de ella..., no! era peor que antes...porque por un breve tiempo supo lo que era ese calor recorriendo el tórax antes que se de un abrazo y ese prurito nervioso en los labios que aun no atinan a dar el primer beso.
Todas las mujeres para el eran solo eso: Mujeres; pero cuando llegó Andrea a su vida, surgió de pronto un sentimiento extraño de años de orfandad en un mundo adverso, habia sentido el grito de una soledad que podia al fin ser callada, le habian dolido mas todas sus heridas al saber que podian ser curadas.
Que Ella podría curarlas. Aunque eso tambien fuera mentira.
Cada uno de esos peces coloridos en el agua eran Andrea escapando de su vida y dejándolo de nuevo perdido y solo en un mundo en donde el se ahogaría de hecho.
Eduardo fumaba a oscuras esperando ese no se qué, que jamás llegaba. Ese no se qué, que jamás se iba del todo.
Mientras, en la calle vacía cerca a la medianoche, caminaba una Pilar sin bragas con la cajetilla de cigarros intacta entre unas manos ya heladas, sin atreverse a encender uno. Caminaba a solas como todas las veces antes, sin extrañar a nadie, ni sentir ser extrañada por nadie. Al llegar al edificio abrió con dificultad la puerta y se quitó los zapatos para subir en silencio, por las escaleras de piedra laja.
En la soledad de la noche Pilar podía sentir el roce de sus pantimedias aun húmedas de si, despertando a todos los inquilinos con sus ecos prohibidos.
Llegó al segundo piso y pasó delante de la puerta de Eduardo que a esa hora seguro dormia. Por un momento echó una larga mirada a esa puerta que tantas veces habia querido tocar. Esa noche mas que cualquier otra.
Abrió la puerta empujando los recibos y demás correspondencia a sus pies al hacerlo. Encendió las luces tenues de la sala y revisó uno a uno todos los pagarés, las cuentas, las promociones. Correspondencia inútil como siempre. Destacaba entre ellos un sobre amarillo con el nombre de Eduardo Glez en la portada. De seguro el conserje había confundido las correspondencias.
Pilar se quedó acariciando el sobre entre las manos como si fuera la propia piel de Eduardo. Se sentó en el sofá y revisó el sobre.
Al parecer era solo una cinta de video, se preguntó por primera vez en que podia trabajar Eduardo para que le enviaran una cinta de video a casa. Tomó una copa de vino y la degustó lentamente, la curiosidad la mataba, quería abrir el sobre sellado pero no podía permitirse ese lujo.
El sueño la invadía, se abrazó al sobre amarillo e intentó soñar con Eduardo. De pronto sintió poco a poco ese cosquilleo en los genitales que le provocaba el vino tinto y la imagen del taxista con el que acababa de tener relaciones relampagueó en su memoria con la angustia del remordimiento, haciéndola temblar. Apuró el último trago de vino cerrando los ojos y se levantó del sofá. Tenía que devolver a Eduardo ese sobre, tenia que verlo antes de dormir.
Delante de la puerta de Eduardo, Pilar estaba parada con el cabello suelto, el traje arrugado y las pantuflas de casa. Era tarde para tocar a su puerta, probablemente el dormía, ¿para qué despertarlo? El valor comenzó a flaquearle y se arrepintió de su primera idea.
Depositó el sobre junto a la puerta y dio un paso para volver a su departamento, dejaría que el lo encuentre por la mañana, era lo correcto.
Al otro lado de la puerta Eduardo esperaba sin respirar con el arma entre las manos. Había visto una sombra detenerse en el brillo que se filtraba por debajo de la puerta. Imposible que fuera Guillermo. Alguien lo estaba buscando y el estaba preparado para hacerle frente, la muerte jamás lo tomaría por sorpresa.
La sombra se alejó sin ruido y entonces Eduardo abrió la puerta bruscamente, dispuesto a todo. Pero lo que vio lo asustó mas que la muerte.
Era Pilar.
Se sorprendió al verla frente a frente.Era la primera vez que lo hacía.
Se le veia cansada, jamás había visto a su vecina la Fiscal tan desaliñada, ni aun cuando regresaba de trotar. Ahora sus ojos estaban de luto y tenia en el rostro esa mueca que tienen las personas abandonadas por la suerte y que la volvía hermosa a pesar del rimel corrido y los labios despintados.
Eduardo guardó el arma en el pantalón por detrás de su espalda y la miró por primera vez a los ojos sin el menor recato de lo que ella pudiera pensar. Por primera vez no sentía esa petulancia usual en su mirada, parecía otra.
Pilar se sintió desnuda, el la acababa de hallar infraganti ante su puerta. Eduardo se veia ahora mas grande que en todas sus cavilaciones y ensueños. Su mirada ojerosa la sostenía en el corredor vacío, sin darle espacio a huida.
Miró aquella tez pálida y se percató de sus comisuras caídas en el mentón prominente. Se veía triste, ella podía reconocer a ese tipo de personas en cualquier lugar: reuniones, cocteles, juicios, bares para solteros, en los espejos de casa...siempre era la misma cara detrás de la máscara de aparente felicidad.
- Vine...porque...un sobre tuyo...suyo, estaba con mi correspondencia- tartamudeó Pilar, mientras Eduardo la miraba con curiosidad de niño grande desde toda su altura.
-Quise traerlo...talvez es urgente- siguió Pilar tratando de hilar ideas que salían por su boca sin mucha coherencia-supongo que es del trabajo..bueno...yo...te lo quise traer..- Terminó Pilar sin saber que había dicho.
Eduardo la siguió mirando, parecía no poder oirla. Era una mirada extraña que envolvía y desnudaba. Pilar sintió un punzón en los pezones mordidos por el taxista durante la tarde, se pregunto si Eduardo podia adivinar lo sucia que era con solo mirarla, si el olor a sexo podía percibirse a esa distancia.
-...Bueno siento haberte despertado- agregó Pilar, que se sentía con los pies clavados en el piso delante de la puerta de Eduardo- ...Buenas noches - y giró en sus talones rumbo a su puerta.
-Hoy no cantaste- dijo de pronto Eduardo
Pilar sintió un sobresalto al oir eso.Tenia una voz suave que contrastaba con su imagen imponente.
-No...hoy- y suspiró hondo evocando lo que había ocurrido durante la tarde- Hoy fue un día difícil- y al terminar de decir esto sintió un hilo en la garganta, quería llorar desde que salió de la oficina de su padre por la tarde, pero no había podido hacerlo. Siempre tenía que ser fuerte, ante todos siempre debía mostrarse fuerte y segura de sí.
Pero al ver a Eduardo enorme como una roca en la entrada, hubiera dado cualquier cosa por llorar en su abrazo y contarle de la maldita soledad que ya la estaba volviendo loca.
El notó su voz quebrarse en esa frase, Pilar se veía indefensa. Por un momento se le cruzó la idea de preguntarle que le pasaba, de tocarle el rostro y saber de que estaba hecha. Si acaso Pilar era igual que el, de esas personas que siempre lloran para adentro y asi se les va salando el alma para conservarla mejor del mundo externo; pero era imposible hacerlo, ambos siempre serían dos completos extraños.
- Mañana?- y ésa petición sonó como la de un niño a los oídos de una Pilar que se esforzaba por no llorar.
-Si, mañana - asintió tratando de volver su mueca de tristeza en una sonrisa que salió torcida y se metió a casa sin decir nada mas.
Por un momento se había sentido tan cerca a Eduardo...por un breve instante sintió que no estaba sola que podía llorar en el pecho de un hombre y que no se acabaría el mundo. Por un momento solo...
Eduardo vio a Pilar desaparecer tras su puerta y se quedó allí esperando ese no se que, que lo angustiaba siempre.
Luego recogió el sobre de manila del suelo y entró a casa.
Era el video, esta vez lo enviaba Almerón, las cosas se estaban poniendo difíciles, los plazos se acortaban. Pronto sería Setiembre y aun no tenían el dinero necesario para completar la operación. Cerró la puerta tras de si y puso la cinta en el reproductor.
No dejaba de pensar en lo que acababa de ocurrir, hacía mucho tiempo que no hablaba con una mujer. Al tomar el sobre entre las manos sintió un aroma a jazmín extraño a ese tipo de encargos.
Era el perfume de Pilar impregnado aun en el sobre.
-...Pilar-murmuró sin proponérselo y sintió ese nudo en la garganta que hace tiempo ya no sentía. Algo muy parecido al miedo por los disparos en la oscuridad...pero aun mejor.
Entonces se sentó y se dispuso a ver la cinta que había esperado todo esa semana.
miércoles, abril 12, 2006
A la espera
-Que secreto me vas a contar que cierras tanto la puerta?-dice con una sonrisa el médico responsable de evaluarnos físicamente. Me ruborizo un poco... no hay secretos, solo me gusta cerrar bien las puertas- pienso al sentarme frente a el
Me siento en la silla y observo su bata blanca, envidio su posición en la vida, debe ser gratificante ser médico en la civilización con computadores a tu alcance y aire acondicionado durante la consulta médica. El interrogatorio es el de siempre: Enfermedades crónicas? Padres con cancer? Alguna molestia en las últimas semanas? Transfusiones? Bebidas, tabaco?
Todas las respuestas son negativas, el doc se me queda mirando:
- no bebes? ni socialmente?
- Sufro de migrañas, prefiero evitarlo- añado
El anota todo en mi ficha electrónica, se le ve atractivo a pesar de sus gestos algo tímidos. Siempre es difícil interrogar a un colega, tienes que ser mas solemne y menos incisivo, sin perder autoridad.
-Enfermedades venereas?
- Aun no- contesto y el levanta la vista para reirse discretamente. " aun no " murmura " es una buena respuesta"
-Algun factor de riesgo?
- Uhmm...un tatuaje...
- dónde?
- En zona lumbar- respondo rapidamente y sin pensarlo
-No...Donde fue hecho? En algun lugar seguro? Limpio?
-claro-contesto riendome- digamos que no me lo hice en un mercado...
El vuelve a reir con unos dientes pequeños
-hay gente que despierta con tatuajes despues de las fiestas...
Comprendo que es su caso, nadie que se crea inteligente pasa la vida sin hacer ese tipo de locuras.
-Fecha de ultima regla?
-Me tiene que venir en estos dias
-Que fecha?
-Pues no se, tengo ciclos anovulatorios. Pero tengo todos los estigmas del sindrome premenstrual- afirmo sabiendo perfectamente lo que digo. Ya estoy acostumbrada a los retrasos y desapariciones de la regla en los periodos estresantes.
El me mira con dudas, me acerca el almanaque para que recuerde la fecha. Es inutil pienso, mientras voy señalando con mi dedo los dias en el calendario, no tengo la menor idea en que fecha del mes estamos, jamás se en que periódo del mes estoy, si al final o al inicio. Relaciono las fechas con mis viajes y me doy cuenta que ya llevo 40 dias sin reglar.
- No estas embarazada, no?- y levanta la ceja
- No, por supuesto!- pero luego me quedo pensando, imposible fecundar en el dia 35 del ciclo...aunque he visto casos...joder! no imposible, vuelvo a pensar. Mi problema con los ciclos anovulatorios es que a veces no reglo por meses-agrego con mas firmeza, se que es imposible estar embarazada.
-Ya te han visto ese problema?
- Si, probablemente este relacionado con las crisis de hipoglicemia que acompañan mis migrañas- le cuento mientras me acomodo en la camilla, es una teoria mia que aun no ha sido comprobada por los examenes debidos; despues que me descartaron el tumor cerebral no habia vuelto a pisar un hospital como paciente.
-supongo que no completaras los examenes este mes, tampoco, no? - me dice sonriendo
- No, este mes el stress es probable que me deje sin menstruar
Asiente con la cabeza y me revisa los ganglios subamaxilares con la punta de los dedos. Estoy completamente sana, no hay nada que revisar, el tambien lo sabe, por eso no insiste mucho en el examen y lo hace sin ganas, ni siquiera me desviste.
- suerte- me dice cuando salgo de alli.
- " tan guapo y ni siquiera te quita la blusa para hacerte sentir alguito"- comenta otra de las pacientes revisadas cuando salgo, yo me rio al oirla, que curioso yo tambien habia pensado en eso.
Tres semanas después sigo con las palabras del doc, zumbandome en la mente "no estas embarazada, no? ". He esperado la regla durante tres semanas y no llega, es la primera vez que paso esto sola. Generalmente mi novio y yo pasabamos semanas enteras esperando el bendito periodo, cuando nos descuidabamos durante las relaciones. Ahora no habia nadie para llamarme al telefono y preguntarme si estoy bien. Ahora si algo no planeado pasaba lo tendria que asumir sola.
Es imposible!- volvia a pensar. Estadisticamente imposible que algo asi me ocurra, pero la sombra de la duda se metia en mi cabeza y no me dejaba dormir.
Antes cuando ocurrian esos retrasos el y yo saliamos a caminar para que me relaje, leiamos libros, nos quedabamos callados, obviabamos hablar del tema, porque eso me pondria mas nerviosa y haría que los dias R siguieran retrasando su ansiada llegada. Pero cuando al fin llegaban, saliamos a cenar, respirabamos tranquilos, no era necesario decir nada, el mundo volvía a ser el de antes: Buenos chicos sin responsabilidades intermedias, con un gran futuro entre manos como decían todos.
Antes yo no deseaba un pequeño que me deformara la figura, ni se me ocurria ser madre y esposa con mi primer novio, que horror! si apenas estaba estudiando, aun no habia terminado la carrera!...ahora en cambio, estaba sola y la idea de un pequeño niño creciendo en mi vientre, en vez de asustarme, me hacia sentir acompañada. Sentia un pequeño ojito que me investigaba por dentro. Sería mio de nadie mas. Me imaginaba caminando con esa marcha de pato de las embarazadas por los almacenes en busca de ropa rosa. Luego me lavaba la cara para despertar de mis cavilaciones ¡ imposible! me repetia...Imposible que todas las veces que fue con amor y con consentimiento de ambos, no hubiera prendido y esta vez que habia sido un descuido, una de esas anécdotas de cama, que no deben ser contadas, ocurriera...carajo! vaya que este 2006 seria diferente para mi!
Era la primera vez que lo pensaba, siempre habia estado acompañada, esta vez vivia mi retraso completamente sola y sin poderle comunicar mi angustia a nadie, llevaba a un hijo invisible talvez multiplicandose ya en miles de celulas dentro mio y no habia nadie a quien contarselo, a quien recurrir. Esta vez estaba sola, siempre puedo resolver las cosas sola, incluso la maternidad- pensaba temblando con esa palbra en mi mente.
- Estás de acuerdo con el aborto?-ésta vez es la psicóloga indagandome
-No-respondo con firmeza
-Y la eutanasia?-vuelve a preguntar mientras mira mi ficha
-Si, estoy de acuerdo con eso.
-La aplicarías si te lo pidieran?- dice ahora mirandome fijamente para ver si me he dado cuenta sobre la dimensión de lo que acabo de responder.
-Si.
Pienso en el enunciado superior durante el test psicológico :Aquí no hay preguntas correctas o incorrectas, al inicio he desconfiado como siempre, pero después de resolver esos tres test con 200 preguntas cada uno, ya no me quedan ganas para mentir. Me han preguntado tantas veces si deseo morir en las últimas semanas en tantas formas distintas de interrogatorio, algunas mas directas que otras, que ya sobre la pregunta 123 me canso y decido contestar la verdad: Si he pensado en la muerte, pero no lo intentaría.Habrá leído mi test la psicóloga? Pensará que estoy deprimida? o " emocionalmente inestable" como lo llaman ellos?
- Vaya a casa Dra. y suerte- comenta al despedirse.
Esla segunda persona que lo dice. Se notará en mi cara que la necesito? Se nota que necesito una kabala para sobrevivir en este mundo feo? Ahora eso se me viene a la mente mas seguido...tal vez tengo mala suerte- me digo- mientras trato de no comer tanto carbohidrato que acentúe mi estado emocional premenstrual, conozco de sobra la angustia y depresión antes de los días R, trato de relajarme y escribo como alucinada.
He esrito demasiado- pienso, mientras los dias seguian pasando en seca.
Cada dia la angustia se incrementaba, podia sentir mi cuerpo cambiando como cada vez que la regla se retrasaba, esos cuarenta dias horribles en que el periódo no llega y no sabes si es algo " natural" de todos los meses o si finalmente es diferente. Si este retraso es mas que solo eso un simple retraso. Insomnio, irritabilidad, soledad, todo junto. Joder! que terrible ser mujer...ahora sola, que dificil vivir esas angustias solas!
Ese miercoles me acoste y volvi a soñar con ese ojito dentro mio. La languidez me habia tenido arrastrando los pies por la casa como un fantasma durante toda la semana. Imposible!- me repetia- son los retrasos usuales de cuando estoy estresada por el trabajo o el estudio, como esa vez que no reglé dos meses durante la rotación de cirugia porque habia demasiado trabajo, no habia pasado nada- trataba de convencerme a mi misma.
No podia dejar de pensar en ese ojito dentro mio, multiplicandose en miles de ojitos mas. Llegue a soñar con el, llegue a soñar que terribles dolores en el bajo vientre me atacaban, que el sudor mojaba las sábanas limpias y que finalmente alumbraba un enorme ojo sangriento, solo eso. No un cuerpo, no una persona, solo un ojo que yo alumbraba para que vea el mundo, que yo me negaba a ver por mi desánimo.
Cuando desperté de la pesadilla estaba sangrando. Era la regla, despues de 52 dias habia llegado. No habia ningun ojito dentro mio, acababa de perder a un hijo invisible.
Malditos ovarios inmaduros!- maldije mientras iba al baño. Un dolor extraño me invadió de pronto, no era un dolor físico, era mas bien la conciencia de estar nuevamente sola.
El señor de Badajoz
Capitulo I>>>>
Las mujeres nos guiamos siempre por simbolismos. Eso rige las vidas de algunas de nosotras. Por muy racionales que algunas parezcamos, todas siempre nos terminamos guiando por simbolismos. Eso es lo que los hombres ridiculizan llamándolo sexto sentido. Eso es lo que nos acaba y nos levanta.
>>Los hombres en cambio son de ideas mas romas, mas concretas. No se van por las ramas. Dicen la estupidez que se les venga a la cabeza sin demasiados rodeos y eso es lo que las mujeres denominan TTM: Torpeza Típica Masculina. Aunque en realidad no lo sea, también las mujeres caen en la misma idea necia pero no la vacían así, sino que la saben adornar de palabras bonitas, de eufemismos, cada palabra mencionada por los labios de una mujer va perfumada por ese aire místico, de palabras raras utilizadas a tiempo y con la cocción mental adecuada. Así que simplemente los hombres caen, se enredan, se enamoran de su misma idea estúpida pero dulcificada por los labios de una mujer.
A ese tipo de mujer los hombres suelen llamar "Diferente" y el resto de mujeres (menos atípicas, menos simbólicas, menos sexto sentido) llaman "Raras".
>>Es triste ir por el mundo siendo alguien "raro"; en primer lugar porque a nadie realmente le gusta ser diferente, pues ello implicaría muchas responsabilidades con el resto del mundo normal. Ser "diferente" es tener que ser diferente a la hora de comer, a la hora de dormir, a la hora de reír etc. y andar con la duda de si se es realmente "diferente" a la hora de compartir los roles comunes o solo es una imagen sesgada que la otra persona tiene de uno. Ese tipo de personas "Diferentes" puede acabar en la paranoia de creer que todas las personas creen que "es diferente" cuando en realidad no lo es....O si?
>>Es algo cómico como la mayoría de la gente va por el mundo buscando a su tipo de hombre o mujer "diferente" obsesionado con la idea de apropiarse de ese tipo de persona, de poder contemplarla todo el día, desenvolviéndose naturalmente en una atmósfera propia plagada de simbolismos y aromas extraños; extasiados frente a sus maneras raras de afrontar la realidad roma e igual para todo el resto de mortales y conscientes de no poder hacerlo así se lo propusieran concienzudamente.
>>Yo conocí a una de estas personas, su nombre Sebastián Robles, encuadernador de libros, 40 años, un hijo a cuestas, rostro amable, maneras educadas, de convivencia sólida con una mujer no solo bonita para su edad madura sino también inteligente dentro de su campo, buena madre, tez blanca, 1.60 de estatura, cabellos y ojos marrón, en resumen una mujer común, de las que abundan por el mundo. Simple y común.
El día que Sebastián Robles reparo en ello no fue un día común, sin embargo. Era un día martes, brumoso y frío, común para Badajoz, pero no para Sebastián, pues era día 13 y ya desde su infancia él temía de manera oculta e inconsciente ese número trágico. Ignoraba la causa. Tal vez fuera su madre que le había inculcado ese temor a lo desconocido. Tal vez en la escuela, cuando le dijeron que por su apellido le correspondía la banca numero 13 del puericultorio y todos los demás niños lo miraron asustados.
Tal vez se debía a que 13 eran los medios hermanos de su padre, los que le arrojaron de su casa natal en Cádiz despojándolo de su corta herencia. Pero mas que todo eso, Sebastián temía que fuera cierta la verdadera razón por la que odiaba y temía aquel numero 13.
Que el numero 13 era un número primo y los números primos eran naturalmente solos... "solos divisibles entre si mismo y la unidad" esa frase se la conocía de memoria y siempre le había generado melancolía. Que aun en los números el uno pudiera estar mejor acompañado que un número primo. Y el peor de todos, el lo sabia era el 13, el número solo por naturaleza y Sebastián odiaba la soledad, desde siempre la soledad era un sino que intentaba apartar de su camino, con desventaja.
La soledad era la razón por la que se había unido a Carmen. No por sus pecas graciosas en la nariz y los hombros, que a todos sus amigos le gustaba contemplar; no por su diplomacia en contabilidad, que el admiraba y envidiaba; no por saber que seria una buena madre incluso antes de concebir. Sino por esa palabra mala que le atosigaba el sueño desde chico y ahora ya en la edad madura, al umbral de la verdadera vejez le causaba insomnio y llantitos de perro al amanecer cuando se daba cuenta que todo lo conseguido no lograba suplir esa gran oscuridad que significaba estar solo, sentirse solo dentro de si mismo un lugar inhóspito donde ni siquiera Carmen con todo su amor maternal había podido ingresar, ni en los primeros años de unión, cuando ambos aun creían en el amor.
>Era martes y peor aun, era 13. Sebastián se levantó sabiéndolo; cansado antes de tiempo por el insomnio de 3 noches antes. Se sentó pesadamente en la cama y sin querer pisó el suelo frío con el pie izquierdo en la búsqueda infructuosa de su pantufla izquierda. Nada podía ser peor! Sebastián estaba realmente desplomado anímicamente. A su lado Carmen respiraba pesada y confiadamente. Odiaba cuando eso pasaba. Todos sus insomnios tardíos eran peores cuando veía a Carmen reposar sobre la almohada roncando a pierna suelta con uno que otro flato desperdigado debajo de las frazadas. En esos momentos Sebastián la odiaba real y visceralmente, odiaba el momento en que aceptó que ella se mudara a su casa, el momento en que ella se metió a su cocina y le hizo saber tácitamente que ella podía ser mejor cocinera que el. Odiaba que hubiera invadido esa dolorosa soledad auto inflingida y le haya hecho creer sin ningún remordimiento posterior, que la soledad podía ser menos cruel si era compartida. Nada más falso. Solo bastaba ver a Carmen retozar tranquila a su lado y saber que nada podía ser peor que eso. Su ronquido tranquilo era una burla para el insomnio congénito de Sebastián; significaba una burla para toda su vida entregada a obviar y odiar los números 13 que se le aparecieran en el camino.
>Era martes y era 13; y se levantaba otra vez con Carmen a su lado en un día frío que hubiera preferido no existiera. Ese era Sebastián Robles.
Ya frente al espejo se dedicó a espulgar una a una cualquier arruga que hubiera aparecido en su rostro aun joven, a revisar las canas en el bigote y en las patillas. Tal vez debería cortarse el bigote, pensó, así se libraría de esos malditos pelos blancos. Orinó sin prisas, pensando en la muerte de Carmen; era un pensamiento que lo absorbía tardes enteras; al inicio fue solo por casualidad y lloró de solo imaginarlo; con el tiempo, lo hacia con menos nostalgia y mas practicidad, pensaba por ejemplo, que haría con su ropa o que haría con sus cuentas en el banco. Cuanto tiempo debería guardarle luto o si era correcto llevarlo, si en la practica el no era realmente un viudo, al no ser tampoco realmente casados.
Ante la ley el seguía siendo soltero y ella, bueno ella pasaba a ser un óbito; esa palabra le hacia gracia, le sonaba a huevo. Pensaba sin piedad que Carmen al morir volvería a ser un huevo en la eternidad; un huevo que podría volver a ser fecundado y tal vez fuera ello el origen de la reencarnación. Que todos somos huevos, huevitos o huevones según sea el caso y siempre volvemos al inicio.
>En eso estaba nuestro Sebastián Robles, cuando oyó que Carmen despertaba e interrumpía sus pensamientos de casi viudo complacido. Se levantó diminuta y despeinada como era ella, se puso la bata gruesa sobre el pijama floreado y advirtió que Carmen no solo seria algún día un huevo, sino que ya tenía hasta el cuerpo de huevo. Que su cintura había desaparecido y que sus piernas eran delgadas y ásperas. Todo esto ya lo sabía con solo mirarla, porque en 11 años de convivencia ya podía saber a que sabía su piel con solo mirarla; y ese sabor ya no le gustaba. En realidad jamás le había gustado.
Su piel demasiado blanca, su cabello demasiado lacio, su voz demasiado dulce. Su conversación demasiado sosa. Alguien fácilmente dominable que lo había dominado por completo desde el primer momento y casi sin proponérselo. Le había hecho creer que el llevaba el control cuando fue todo lo contrario.
Aun recordaba su primera charla de enamorados cuando el se explayaba en la teoría de las derivadas y las integrales, hablando como un sabio ante sus ojos de avellana; se sentía, el rey, el macho ante la mujer pequeña, frágil y diminuta; no pasó tiempo antes de comprobar que ella con su diploma de contadora, sabia mas de números y de cuentas, facturas y vida diaria que el, con su secundaria mal terminada y su 3er puesto en el concurso de matemáticas del 4to año.
¡Que ridículo habrá parecido! Y ella no se lo dijo. Tal vez porque fuera demasiado dulce, la Carmen. O tal vez porque esas mujeres diminutas de ojos y tez bonitas siempre lo terminan dominando todo, incluso a los Reyes Anti número 13 que existían en Badajoz aquel verano del 83.
(2004)
Las mujeres nos guiamos siempre por simbolismos. Eso rige las vidas de algunas de nosotras. Por muy racionales que algunas parezcamos, todas siempre nos terminamos guiando por simbolismos. Eso es lo que los hombres ridiculizan llamándolo sexto sentido. Eso es lo que nos acaba y nos levanta.
>>Los hombres en cambio son de ideas mas romas, mas concretas. No se van por las ramas. Dicen la estupidez que se les venga a la cabeza sin demasiados rodeos y eso es lo que las mujeres denominan TTM: Torpeza Típica Masculina. Aunque en realidad no lo sea, también las mujeres caen en la misma idea necia pero no la vacían así, sino que la saben adornar de palabras bonitas, de eufemismos, cada palabra mencionada por los labios de una mujer va perfumada por ese aire místico, de palabras raras utilizadas a tiempo y con la cocción mental adecuada. Así que simplemente los hombres caen, se enredan, se enamoran de su misma idea estúpida pero dulcificada por los labios de una mujer.
A ese tipo de mujer los hombres suelen llamar "Diferente" y el resto de mujeres (menos atípicas, menos simbólicas, menos sexto sentido) llaman "Raras".
>>Es triste ir por el mundo siendo alguien "raro"; en primer lugar porque a nadie realmente le gusta ser diferente, pues ello implicaría muchas responsabilidades con el resto del mundo normal. Ser "diferente" es tener que ser diferente a la hora de comer, a la hora de dormir, a la hora de reír etc. y andar con la duda de si se es realmente "diferente" a la hora de compartir los roles comunes o solo es una imagen sesgada que la otra persona tiene de uno. Ese tipo de personas "Diferentes" puede acabar en la paranoia de creer que todas las personas creen que "es diferente" cuando en realidad no lo es....O si?
>>Es algo cómico como la mayoría de la gente va por el mundo buscando a su tipo de hombre o mujer "diferente" obsesionado con la idea de apropiarse de ese tipo de persona, de poder contemplarla todo el día, desenvolviéndose naturalmente en una atmósfera propia plagada de simbolismos y aromas extraños; extasiados frente a sus maneras raras de afrontar la realidad roma e igual para todo el resto de mortales y conscientes de no poder hacerlo así se lo propusieran concienzudamente.
>>Yo conocí a una de estas personas, su nombre Sebastián Robles, encuadernador de libros, 40 años, un hijo a cuestas, rostro amable, maneras educadas, de convivencia sólida con una mujer no solo bonita para su edad madura sino también inteligente dentro de su campo, buena madre, tez blanca, 1.60 de estatura, cabellos y ojos marrón, en resumen una mujer común, de las que abundan por el mundo. Simple y común.
El día que Sebastián Robles reparo en ello no fue un día común, sin embargo. Era un día martes, brumoso y frío, común para Badajoz, pero no para Sebastián, pues era día 13 y ya desde su infancia él temía de manera oculta e inconsciente ese número trágico. Ignoraba la causa. Tal vez fuera su madre que le había inculcado ese temor a lo desconocido. Tal vez en la escuela, cuando le dijeron que por su apellido le correspondía la banca numero 13 del puericultorio y todos los demás niños lo miraron asustados.
Tal vez se debía a que 13 eran los medios hermanos de su padre, los que le arrojaron de su casa natal en Cádiz despojándolo de su corta herencia. Pero mas que todo eso, Sebastián temía que fuera cierta la verdadera razón por la que odiaba y temía aquel numero 13.
Que el numero 13 era un número primo y los números primos eran naturalmente solos... "solos divisibles entre si mismo y la unidad" esa frase se la conocía de memoria y siempre le había generado melancolía. Que aun en los números el uno pudiera estar mejor acompañado que un número primo. Y el peor de todos, el lo sabia era el 13, el número solo por naturaleza y Sebastián odiaba la soledad, desde siempre la soledad era un sino que intentaba apartar de su camino, con desventaja.
La soledad era la razón por la que se había unido a Carmen. No por sus pecas graciosas en la nariz y los hombros, que a todos sus amigos le gustaba contemplar; no por su diplomacia en contabilidad, que el admiraba y envidiaba; no por saber que seria una buena madre incluso antes de concebir. Sino por esa palabra mala que le atosigaba el sueño desde chico y ahora ya en la edad madura, al umbral de la verdadera vejez le causaba insomnio y llantitos de perro al amanecer cuando se daba cuenta que todo lo conseguido no lograba suplir esa gran oscuridad que significaba estar solo, sentirse solo dentro de si mismo un lugar inhóspito donde ni siquiera Carmen con todo su amor maternal había podido ingresar, ni en los primeros años de unión, cuando ambos aun creían en el amor.
>Era martes y peor aun, era 13. Sebastián se levantó sabiéndolo; cansado antes de tiempo por el insomnio de 3 noches antes. Se sentó pesadamente en la cama y sin querer pisó el suelo frío con el pie izquierdo en la búsqueda infructuosa de su pantufla izquierda. Nada podía ser peor! Sebastián estaba realmente desplomado anímicamente. A su lado Carmen respiraba pesada y confiadamente. Odiaba cuando eso pasaba. Todos sus insomnios tardíos eran peores cuando veía a Carmen reposar sobre la almohada roncando a pierna suelta con uno que otro flato desperdigado debajo de las frazadas. En esos momentos Sebastián la odiaba real y visceralmente, odiaba el momento en que aceptó que ella se mudara a su casa, el momento en que ella se metió a su cocina y le hizo saber tácitamente que ella podía ser mejor cocinera que el. Odiaba que hubiera invadido esa dolorosa soledad auto inflingida y le haya hecho creer sin ningún remordimiento posterior, que la soledad podía ser menos cruel si era compartida. Nada más falso. Solo bastaba ver a Carmen retozar tranquila a su lado y saber que nada podía ser peor que eso. Su ronquido tranquilo era una burla para el insomnio congénito de Sebastián; significaba una burla para toda su vida entregada a obviar y odiar los números 13 que se le aparecieran en el camino.
>Era martes y era 13; y se levantaba otra vez con Carmen a su lado en un día frío que hubiera preferido no existiera. Ese era Sebastián Robles.
Ya frente al espejo se dedicó a espulgar una a una cualquier arruga que hubiera aparecido en su rostro aun joven, a revisar las canas en el bigote y en las patillas. Tal vez debería cortarse el bigote, pensó, así se libraría de esos malditos pelos blancos. Orinó sin prisas, pensando en la muerte de Carmen; era un pensamiento que lo absorbía tardes enteras; al inicio fue solo por casualidad y lloró de solo imaginarlo; con el tiempo, lo hacia con menos nostalgia y mas practicidad, pensaba por ejemplo, que haría con su ropa o que haría con sus cuentas en el banco. Cuanto tiempo debería guardarle luto o si era correcto llevarlo, si en la practica el no era realmente un viudo, al no ser tampoco realmente casados.
Ante la ley el seguía siendo soltero y ella, bueno ella pasaba a ser un óbito; esa palabra le hacia gracia, le sonaba a huevo. Pensaba sin piedad que Carmen al morir volvería a ser un huevo en la eternidad; un huevo que podría volver a ser fecundado y tal vez fuera ello el origen de la reencarnación. Que todos somos huevos, huevitos o huevones según sea el caso y siempre volvemos al inicio.
>En eso estaba nuestro Sebastián Robles, cuando oyó que Carmen despertaba e interrumpía sus pensamientos de casi viudo complacido. Se levantó diminuta y despeinada como era ella, se puso la bata gruesa sobre el pijama floreado y advirtió que Carmen no solo seria algún día un huevo, sino que ya tenía hasta el cuerpo de huevo. Que su cintura había desaparecido y que sus piernas eran delgadas y ásperas. Todo esto ya lo sabía con solo mirarla, porque en 11 años de convivencia ya podía saber a que sabía su piel con solo mirarla; y ese sabor ya no le gustaba. En realidad jamás le había gustado.
Su piel demasiado blanca, su cabello demasiado lacio, su voz demasiado dulce. Su conversación demasiado sosa. Alguien fácilmente dominable que lo había dominado por completo desde el primer momento y casi sin proponérselo. Le había hecho creer que el llevaba el control cuando fue todo lo contrario.
Aun recordaba su primera charla de enamorados cuando el se explayaba en la teoría de las derivadas y las integrales, hablando como un sabio ante sus ojos de avellana; se sentía, el rey, el macho ante la mujer pequeña, frágil y diminuta; no pasó tiempo antes de comprobar que ella con su diploma de contadora, sabia mas de números y de cuentas, facturas y vida diaria que el, con su secundaria mal terminada y su 3er puesto en el concurso de matemáticas del 4to año.
¡Que ridículo habrá parecido! Y ella no se lo dijo. Tal vez porque fuera demasiado dulce, la Carmen. O tal vez porque esas mujeres diminutas de ojos y tez bonitas siempre lo terminan dominando todo, incluso a los Reyes Anti número 13 que existían en Badajoz aquel verano del 83.
(2004)
martes, abril 11, 2006
Para volver a verte
Para verte tendre que romper cristales, tocar puertas que estan selladas, caminar hasta tu esquina del mundo.
Para verte tendria que quererte de nuevo con la misma pasion que me inflamo la vez primera,
con la misma candidez que da el mirar sin verte realmente
Para poder volver a verte tendre que saltar muros y caminar en las cornisas de tus ojos aun cerrados a mi,
tendria que recogerme del piso todos los fragmentos en que me he descompuesto,
recogerme en cucharadas y remendarme el alma,
para poder verte cielo, para poder verte!
Y tendria que cruzar un mar que es mas grande que en mis sueños de infancia,
caminar un continente de llanuras salmones y cielos color magenta,
tendria que aprender a creer de nuevo,
que la vida son minutos robados a una felicidad que nos huye siempre.
Para poder volver a verte, tendria que desenmarcar tu voz de mi memoria
y hacerla viva en mi oido para que vuelva a tocar en mis cuerdas mas intimas
las canciones de amor que ya he olvidado.
Para poder volver a verte, tendria que aceptar que debo cruzar campos de espinos,
tendria que recuperar una fe que ya he perdido,
tendria que asirme no a tu recuerdo sino a lo que aun eres dentro mio,
aferrarme a la simiente que plantaste un dia y que deje de regar al irte,
tendria que volver a confiar en que me amaras
o peor aun que no me dolera amarte sola.
Para poder volver a verte, me visto de trajes de estrellas
a ver si ves en mis lineas tu destino ya trazado,
me desnudo de mis disfraces raidos,
de mi valentia en harapos,
de ese cinismo en el que me escudo
cuando hablamos de amor.
Para poder volver a verte cielo!
tendria que cambiar tantas cosas,
voltear al mundo patas arribas
y poseerlo como si qusiera
fecundarlo yo misma
con ideas felices
acerca de ambos.
Para poder volver a verte,
dejare mi antifaz colgado
en tu pared vacia
y me entregare entera
como la primera vez,
esa que aun no sucede.
Para volver a verte
Ay ! cielo!
para yo
volver
a verte...
PD. querias un poema en forma de arbol..creeme que intente hacerlo.
Para verte tendria que quererte de nuevo con la misma pasion que me inflamo la vez primera,
con la misma candidez que da el mirar sin verte realmente
Para poder volver a verte tendre que saltar muros y caminar en las cornisas de tus ojos aun cerrados a mi,
tendria que recogerme del piso todos los fragmentos en que me he descompuesto,
recogerme en cucharadas y remendarme el alma,
para poder verte cielo, para poder verte!
Y tendria que cruzar un mar que es mas grande que en mis sueños de infancia,
caminar un continente de llanuras salmones y cielos color magenta,
tendria que aprender a creer de nuevo,
que la vida son minutos robados a una felicidad que nos huye siempre.
Para poder volver a verte, tendria que desenmarcar tu voz de mi memoria
y hacerla viva en mi oido para que vuelva a tocar en mis cuerdas mas intimas
las canciones de amor que ya he olvidado.
Para poder volver a verte, tendria que aceptar que debo cruzar campos de espinos,
tendria que recuperar una fe que ya he perdido,
tendria que asirme no a tu recuerdo sino a lo que aun eres dentro mio,
aferrarme a la simiente que plantaste un dia y que deje de regar al irte,
tendria que volver a confiar en que me amaras
o peor aun que no me dolera amarte sola.
Para poder volver a verte, me visto de trajes de estrellas
a ver si ves en mis lineas tu destino ya trazado,
me desnudo de mis disfraces raidos,
de mi valentia en harapos,
de ese cinismo en el que me escudo
cuando hablamos de amor.
Para poder volver a verte cielo!
tendria que cambiar tantas cosas,
voltear al mundo patas arribas
y poseerlo como si qusiera
fecundarlo yo misma
con ideas felices
acerca de ambos.
Para poder volver a verte,
dejare mi antifaz colgado
en tu pared vacia
y me entregare entera
como la primera vez,
esa que aun no sucede.
Para volver a verte
Ay ! cielo!
para yo
volver
a verte...
PD. querias un poema en forma de arbol..creeme que intente hacerlo.
lunes, abril 10, 2006
El Orlitano
Una vez conoci a un hombre de Orihuela, que se admiró el que yo supiera que su lugar de nacimiento fuera en España cerca a Valencia. Nos hicimos amigos sin pensarlo mucho, el hombre tenia 55 años y reia siempre en letras rojas que ponia con cierto desparpajo en los mensajes instantaneos.
- Hola Oriolana! - saludaba alegremente
-Hola Orlitano!- saludaba yo, como si fueramos viejos paisanos.
Conoci a ese hombre por casualidad y nos hicimos reir mutuamente, era una relacion extraña de padre huerfano y de niña abandonada, un nexo que unia mis ganas de morirme y sus ganas de demostrarme que valia la pena seguir adelante, mas cuando ambos teniamos muchas heridas en la piel por mostrarnos a cada minuto de conocernos. Las mias eran pequeñas, me sentia como en aquella escena de Tiburon en que el capitan y el biologo marino muestran sus enormes queloides de luchas titanicas con escuálos enormes y el protagonista tiene que ocultar avergonzado su pequeña cicatriz en el abdomen carente de cualquier gloria.
Eres bella, me decia. Bella de rostro y de alma, que nadie lo ponga en duda! Ya llegara tu principe azul y seras feliz mi niña...
Yo sonreia negándolo...eran tiempos en que me sentia un monstruo, en que me sentia sin valor para nada, la herida era reciente y yo me sentia la mujer mas despreciable del mundo por amar sin ser correspondida.
Un dia dejamos de reir y comencé a ser mas honesta. Le conte el porque de mis actitudes y silencios. Un dia llore frente a el y el dejo que llorara sin decirme ninguna palabra de conmiseración, solo llora- me decia- hazlo que cada lagrima que puedas derramar te hace bella. Al terminar de llorar tenia la promesa de mi torta favorita para mi cumpleaños y un cafe frente al mar.
Una torta de chocolate y castañas habia logrado hacerme sonreir sinceramente y desde el fondo del corazon.
El hombre se dedicó a mi, solo como un padre podria hacerlo. Yo me dedique a hacerlo sonreir, pues ese siempre ha sido mi fuerte: la charla rapida, la burla , el sarcasmo. Queria curarlo, el tenia el pecho partido en dos por un infarto reciente, la vida hecha añicos por una familia lejos y un inicio incierto en un pais nuevo para sus tipos de inversiones. Tenia todo en contra pero sonreia siempre.
Habia llegado al Peru huyendo de las penas que lo ataban a su España y le causaba ternura y alegria toda nuestra peruanisima naturaleza de chistes, comida sabrosa y mujeres morenas.
La semana antes de mi cumpleaños y de la prometida torta de chocolate junto al cafe frente al mar, a mi me dio una de mis crisis de histeria. Habia iniciado un monologo con el, que no supo interpretar, un monologo en que confesaba mi ultima vergüenza ante un hombre. Mi primera ante un desconocido. Yo comence a llorar ( en ese tiempo lloraba por todo, me dolia volver a confiar en la gente y ser decepcionada) y el hombre comenzo a pedir perdon a una niña de 25 que era impaciente con las personas. Yo segui llorando mientras el me explicaba que no habia sido intencional su falta de atencion, yo no entendia nada queria arrancarme de todo...el no pudo conmigo ( nadie puede) y se marchó.
Jamas lo volvi a ver, el mejor amigo que he tenido en mi vida se perdio en la muchedumbre y no volvio a insistir. Todas esas tardes hablando de su ciudad y del mar azul en la costa iberica se perdieron en un vago recuerdo. A pesar de todos mis intentos el Oriolano jamas volvio a mi, ni a hablarme de su tierra de mujeres guapas.
Cada vez que vuelvo a Lima, veo el mar azul desde la altura del malecón repleto de turistas y pienso en aquella tarta de chocolate, en aquel cafe, en aquella persona que me seco las lagrimas cuando no habia nadie que se acercara a una persona como yo, que andaba doliente por cosas imposibles de tener.
Por eso jamas he vuelto a pedir un cafe frente al mar. Creo que en el fondo de mi sigo esperando que mi viejo amigo aparezca entre la gente y me salude riendo como siempre:
- Hola Oriolana!
- Hola Orlitano...
- Hola Oriolana! - saludaba alegremente
-Hola Orlitano!- saludaba yo, como si fueramos viejos paisanos.
Conoci a ese hombre por casualidad y nos hicimos reir mutuamente, era una relacion extraña de padre huerfano y de niña abandonada, un nexo que unia mis ganas de morirme y sus ganas de demostrarme que valia la pena seguir adelante, mas cuando ambos teniamos muchas heridas en la piel por mostrarnos a cada minuto de conocernos. Las mias eran pequeñas, me sentia como en aquella escena de Tiburon en que el capitan y el biologo marino muestran sus enormes queloides de luchas titanicas con escuálos enormes y el protagonista tiene que ocultar avergonzado su pequeña cicatriz en el abdomen carente de cualquier gloria.
Eres bella, me decia. Bella de rostro y de alma, que nadie lo ponga en duda! Ya llegara tu principe azul y seras feliz mi niña...
Yo sonreia negándolo...eran tiempos en que me sentia un monstruo, en que me sentia sin valor para nada, la herida era reciente y yo me sentia la mujer mas despreciable del mundo por amar sin ser correspondida.
Un dia dejamos de reir y comencé a ser mas honesta. Le conte el porque de mis actitudes y silencios. Un dia llore frente a el y el dejo que llorara sin decirme ninguna palabra de conmiseración, solo llora- me decia- hazlo que cada lagrima que puedas derramar te hace bella. Al terminar de llorar tenia la promesa de mi torta favorita para mi cumpleaños y un cafe frente al mar.
Una torta de chocolate y castañas habia logrado hacerme sonreir sinceramente y desde el fondo del corazon.
El hombre se dedicó a mi, solo como un padre podria hacerlo. Yo me dedique a hacerlo sonreir, pues ese siempre ha sido mi fuerte: la charla rapida, la burla , el sarcasmo. Queria curarlo, el tenia el pecho partido en dos por un infarto reciente, la vida hecha añicos por una familia lejos y un inicio incierto en un pais nuevo para sus tipos de inversiones. Tenia todo en contra pero sonreia siempre.
Habia llegado al Peru huyendo de las penas que lo ataban a su España y le causaba ternura y alegria toda nuestra peruanisima naturaleza de chistes, comida sabrosa y mujeres morenas.
La semana antes de mi cumpleaños y de la prometida torta de chocolate junto al cafe frente al mar, a mi me dio una de mis crisis de histeria. Habia iniciado un monologo con el, que no supo interpretar, un monologo en que confesaba mi ultima vergüenza ante un hombre. Mi primera ante un desconocido. Yo comence a llorar ( en ese tiempo lloraba por todo, me dolia volver a confiar en la gente y ser decepcionada) y el hombre comenzo a pedir perdon a una niña de 25 que era impaciente con las personas. Yo segui llorando mientras el me explicaba que no habia sido intencional su falta de atencion, yo no entendia nada queria arrancarme de todo...el no pudo conmigo ( nadie puede) y se marchó.
Jamas lo volvi a ver, el mejor amigo que he tenido en mi vida se perdio en la muchedumbre y no volvio a insistir. Todas esas tardes hablando de su ciudad y del mar azul en la costa iberica se perdieron en un vago recuerdo. A pesar de todos mis intentos el Oriolano jamas volvio a mi, ni a hablarme de su tierra de mujeres guapas.
Cada vez que vuelvo a Lima, veo el mar azul desde la altura del malecón repleto de turistas y pienso en aquella tarta de chocolate, en aquel cafe, en aquella persona que me seco las lagrimas cuando no habia nadie que se acercara a una persona como yo, que andaba doliente por cosas imposibles de tener.
Por eso jamas he vuelto a pedir un cafe frente al mar. Creo que en el fondo de mi sigo esperando que mi viejo amigo aparezca entre la gente y me salude riendo como siempre:
- Hola Oriolana!
- Hola Orlitano...
domingo, abril 09, 2006
Reflexiones dominicales
Son elecciones en mi pais, he de ir a votar pero no me animo..me siento algo fatigada como le dije a la psicologa durante la entrevista personal.
- Es lógico- me dijo- muchos jóvenes están cansados con tantos trámites, el proceso de selección este año será feroz..
- No es por eso- intento explicarle- me siento fatigada animicamente, fatigada de caminar en pos de nada. Siento que acabo de comprar un boleto de loteria de $400 y que la suerte no me sonreira...
La mujer se me queda mirando e intenta darme pautas para mejorar mi rendimiento personal y no parecer tan abatida, " ya que eso aparta a las personas "- me dice con una sonrisa.
Son elecciones en mi país y soy una enemiga mas en la casa paterna, se rien de mi opción aunque mi padre la apoya secretamente.
- Es un voto perdido- argumenta
-Solo es un voto perdido aquel en que no se es coherente en lo que se cree.
Pienso en las encustadoras, en el gruso de la gente siguiendo a los payasos de moda, a toda esa gente aguardando frente a las urnas negando su opción, su candidato o defendiendolo a pedradas.
-Mira ése cholo ladrón- dice con algun desprecio mi madre, al ver la imagen del Presidente votando sin ninguna cámara sobre el. Ha pasado a segundo plano, ya no existe, su aceptacion es menor al 8% de la población e increíblemente ha seguido hasta el final. Me imagino que ahora al fin respira tranquilo, deja el circo en manos de otro y volver en cinco años como alguna especia de mártir y salvador.
-Tu votaste por el hace cinco años- le hago notar.
- Claro, no habia opción...- dice
Siempre hay opción, incluso ante la amenaza de muerte inminente hay una opción, siempre estará el libre albedrío para complicarlo todo y hacernos eternos culpables por nuestras malas decisiones.
Estoy fatigada.
Emocionalmente, fisicamente, animicamente fatigada- le comento a la psicóloga, que me mira compasiva.
- Sales a fiestas?
- Algunas veces- respondo
- Sales con tu novio?
- No tengo
- Hace cuánto?
Trato de recordar hace cuanto no tengo una relacion de abrazos, peleas u orgasmos inventados. Hace cuanto que no salgo a comprar ropa de la mano de alguien o planeo vacaciones con alguien a quien ame
-Uhmmm, Mayo 2005...
Prefiero obviar el hecho que desde Octubre del 2004 mi relación se redujera a misivas y llamadas telefónicas de larga distancia. Prefiero omitir que vivo sola por derecho propio, pero que ya me estoy cansando, que a veces pienso en raptar a alguien, que me he acostado con tipos sin tener sexo, solo para dormir abrazada.
-Es mucho tiempo! Deberias buscar a alguien pronto, esa soledad te puede traer problemas...
Claro- pienso yo- como si buscar a un tipo normal fuera cosa de ir al mercado y pedir: Hombre peruano promedio, que sepa leer y escribir de forma decente, que no esté casado o viva aferrado a algun amor a distancia, que pueda reir y ver televisión conmigo...Si parece fácil de hallar, pero no lo es. Creo que cada mes exijo menos. Un dia pedire alguien que pueda caminar sobre sus dos patas y que no se masturbe a diario.
- no hablo de que consigas un hombre, un novio...tal vez solo un psicologo, alguien con quien poder hablar- agrega de forma dulce.
- Tengo una bitacora en internet, alli me exorciso- le digo riendo, mientras me acomodo en el sillon giratorio.
- siempre sera mejor una charla cara a cara- vuelve a agregar.
Y entonces recuerdo una carta brutal en la que me instaban a buscar a un amigo(a) o a un amante, porque mi forma de ser caprichosa terminaba hartando a cualquiera.
Ese dia me senti devastada por la rudeza de toda la carta y decidi que era necesario algo real. es ironico que tiempo después haya terminado acostandome con el mismo tipo de la carta ruda en un intento por volver la fantasia realidad y volverme de carne y hueso ante sus ojos, como una forma de expiación voluntaria y comprobar que a las finales en fantasma o en carne y hueso el torturador resulta siendo el mismo.
Llame a mi ex y acepte el viaje a Belice, al fin y al cabo ya eramos viejos conocidos, no habia nada que perder. Despues de esa carta y otras conversaciones en que me daba cuenta que mi vida se estaba reduciendo a una pantalla y amigos de otras latitudes, decidi volver a la senda del amor por el camino mas difícil: el del perdón.
Ahora debo recuperar todo lo que he enterrado, cada momento agradable, cada recuerdo feliz...Debo tomarme de fotos, cartas y videos como una liana que me ayude a volver al camino y a ver si ésta vez el amor es mas largo que el olvido.
Son elecciones en mi país, me hunde el desánimo pero votaré por lo que creo que es mejor, aunque su probabilidad sea menos del 1%.
El proximo viernes comere pescado en casa y las mazamorras hipercalóricas, las frutas de la estación que rocearán sobre la mesa a montones, para pasar como siempre un viernes santo pecando de gula.
Luego volveré a Lima, tendré que apretar los labios para no llorar ante lo que lea. Me operaré los ojos, volveré a ver como a los 16 años y luego me iré. En un breve viaje de retorno al pasado. Será otro aeropuerto, otro abrazo, otra promesa, otra breve semana con felicidad de turista y volvere aqui.
Y Dios quiera que el avion de retorno se caiga...porque no quiero llorar al regreso del paraiso, como todas las veces anteriores. Me niego a volver a llorar cuando tengo tanto por vivir en este país de crédulos.
- Es lógico- me dijo- muchos jóvenes están cansados con tantos trámites, el proceso de selección este año será feroz..
- No es por eso- intento explicarle- me siento fatigada animicamente, fatigada de caminar en pos de nada. Siento que acabo de comprar un boleto de loteria de $400 y que la suerte no me sonreira...
La mujer se me queda mirando e intenta darme pautas para mejorar mi rendimiento personal y no parecer tan abatida, " ya que eso aparta a las personas "- me dice con una sonrisa.
Son elecciones en mi país y soy una enemiga mas en la casa paterna, se rien de mi opción aunque mi padre la apoya secretamente.
- Es un voto perdido- argumenta
-Solo es un voto perdido aquel en que no se es coherente en lo que se cree.
Pienso en las encustadoras, en el gruso de la gente siguiendo a los payasos de moda, a toda esa gente aguardando frente a las urnas negando su opción, su candidato o defendiendolo a pedradas.
-Mira ése cholo ladrón- dice con algun desprecio mi madre, al ver la imagen del Presidente votando sin ninguna cámara sobre el. Ha pasado a segundo plano, ya no existe, su aceptacion es menor al 8% de la población e increíblemente ha seguido hasta el final. Me imagino que ahora al fin respira tranquilo, deja el circo en manos de otro y volver en cinco años como alguna especia de mártir y salvador.
-Tu votaste por el hace cinco años- le hago notar.
- Claro, no habia opción...- dice
Siempre hay opción, incluso ante la amenaza de muerte inminente hay una opción, siempre estará el libre albedrío para complicarlo todo y hacernos eternos culpables por nuestras malas decisiones.
Estoy fatigada.
Emocionalmente, fisicamente, animicamente fatigada- le comento a la psicóloga, que me mira compasiva.
- Sales a fiestas?
- Algunas veces- respondo
- Sales con tu novio?
- No tengo
- Hace cuánto?
Trato de recordar hace cuanto no tengo una relacion de abrazos, peleas u orgasmos inventados. Hace cuanto que no salgo a comprar ropa de la mano de alguien o planeo vacaciones con alguien a quien ame
-Uhmmm, Mayo 2005...
Prefiero obviar el hecho que desde Octubre del 2004 mi relación se redujera a misivas y llamadas telefónicas de larga distancia. Prefiero omitir que vivo sola por derecho propio, pero que ya me estoy cansando, que a veces pienso en raptar a alguien, que me he acostado con tipos sin tener sexo, solo para dormir abrazada.
-Es mucho tiempo! Deberias buscar a alguien pronto, esa soledad te puede traer problemas...
Claro- pienso yo- como si buscar a un tipo normal fuera cosa de ir al mercado y pedir: Hombre peruano promedio, que sepa leer y escribir de forma decente, que no esté casado o viva aferrado a algun amor a distancia, que pueda reir y ver televisión conmigo...Si parece fácil de hallar, pero no lo es. Creo que cada mes exijo menos. Un dia pedire alguien que pueda caminar sobre sus dos patas y que no se masturbe a diario.
- no hablo de que consigas un hombre, un novio...tal vez solo un psicologo, alguien con quien poder hablar- agrega de forma dulce.
- Tengo una bitacora en internet, alli me exorciso- le digo riendo, mientras me acomodo en el sillon giratorio.
- siempre sera mejor una charla cara a cara- vuelve a agregar.
Y entonces recuerdo una carta brutal en la que me instaban a buscar a un amigo(a) o a un amante, porque mi forma de ser caprichosa terminaba hartando a cualquiera.
Ese dia me senti devastada por la rudeza de toda la carta y decidi que era necesario algo real. es ironico que tiempo después haya terminado acostandome con el mismo tipo de la carta ruda en un intento por volver la fantasia realidad y volverme de carne y hueso ante sus ojos, como una forma de expiación voluntaria y comprobar que a las finales en fantasma o en carne y hueso el torturador resulta siendo el mismo.
Llame a mi ex y acepte el viaje a Belice, al fin y al cabo ya eramos viejos conocidos, no habia nada que perder. Despues de esa carta y otras conversaciones en que me daba cuenta que mi vida se estaba reduciendo a una pantalla y amigos de otras latitudes, decidi volver a la senda del amor por el camino mas difícil: el del perdón.
Ahora debo recuperar todo lo que he enterrado, cada momento agradable, cada recuerdo feliz...Debo tomarme de fotos, cartas y videos como una liana que me ayude a volver al camino y a ver si ésta vez el amor es mas largo que el olvido.
Son elecciones en mi país, me hunde el desánimo pero votaré por lo que creo que es mejor, aunque su probabilidad sea menos del 1%.
El proximo viernes comere pescado en casa y las mazamorras hipercalóricas, las frutas de la estación que rocearán sobre la mesa a montones, para pasar como siempre un viernes santo pecando de gula.
Luego volveré a Lima, tendré que apretar los labios para no llorar ante lo que lea. Me operaré los ojos, volveré a ver como a los 16 años y luego me iré. En un breve viaje de retorno al pasado. Será otro aeropuerto, otro abrazo, otra promesa, otra breve semana con felicidad de turista y volvere aqui.
Y Dios quiera que el avion de retorno se caiga...porque no quiero llorar al regreso del paraiso, como todas las veces anteriores. Me niego a volver a llorar cuando tengo tanto por vivir en este país de crédulos.
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