Quiero hablar contigo. No tengo como llamarte por teléfono, ni como enviarte una carta para contarte estas cosas tan vanas. Me imagino que pensarías. Vaya! Me escribe para contarme sobre su nueva obsesión: el temor a los hombres! Y tú sabes que no es eso, pero si te lo explico en una carta solo para ti, de hecho vas a pensar que te estoy pidiendo ayuda, que quiero salir contigo. Que te necesito. Y eso, no es cierto.
Sabrás que hoy me di cuenta que ya no me agrada salir con hombres, es decir, que ya no me emociona el hacerlo, que incluso me genera tanta desazón, como que me propusieran correr una carrera de 100 metros planos que aunque no gane, me dejará el placer de haberla corrido. Jaaaaaaa...No, pues. Yo ya no estoy para trotes y mi corazón tampoco. Mucho menos el resto de mis vísceras. Hoy caí en la cuenta que la propuesta de una salida- ojo no digo Cita- me genera tanta duda como temor. Si, temor. Porque no puedo hallar otra palabra para describir el que le haya preguntado 6 veces antes de salir, para que quería que saliéramos. "Solo a ver el mar", me repetía y yo ni rasgos de creerle. Hace mucho que ya no puedo creer en un hombre. Dirás que soy algo material, pero en ese momento no me cabía en la cabeza que con este frío invernal alguien quisiera salir a caminar a la playa.
Obviamente no pasó nada. Pero a mi comportamiento a la defensiva ¡solo le faltaba un arma de fuego! No digo que estuviera violenta, ni poco comunicativa, ni siquiera temblorosa. Solo... que hablaba de tantas cosas sin importancia, que descubrí que después de mucho tiempo, ante un hombre desconocido solo estaba hablando bobadas. Me reía y hacía bromas a cada avance suyo de coqueteo. No sé como tuvo tanta paciencia. Por un momento quise decirle que esta tarde era demasiado genial para pasarla acompañada. El sol caía lentamente sobre el mar y las olas tenían un hermoso color esmeralda a pesar de que la bruma gris se colaba entre las casas y hacia ver como fantasmales las luces de todos los faroles.
Si, hubiera querido estar sola, llegar en mi bicicleta y sentarme a ver el mar algo sudada. Sin esa obligación de tener que hablar de algo, para no parecer un par de enamorados mirándonos en silencio sin da que decir. ¡Vaya! Eso me aterra. Hoy me he vuelto a sentir como cuando chica, negando cualquier tipo de relación extra amical con el compañero de clases. Hoy me he sentido igual que antes, pues no había nada de confianza y no era Laura la que escribe todo lo que siente, sino simplemente yo, callandolo todo igual que antes.
Pero de eso no quería hablarte. Sino de que hoy también, descubrí que tenía un trauma. Si un trauma, suena tonto, pero creo que lo tengo. Y es que ya no puedo dirigirle la palabra a alguien sin que él antes me la dirija primero. Igual que cuando chica. Es decir, he involucionado. Porque ya había aprendido a ser la que diera el primer paso, la que hiciera la primera broma, la que diera la iniciativa en todo aquello en lo que los hombres se tardan su engorroso tiempo en hacer. Pero después de tanto discurso de tintes feministas, se me desinfló el globito y me di cuenta que aun sigo viviendo en un país de mentalidad retro.
Ya, no es que me quiera ir de aquí, es solo que a veces me jode tanto no poder manejar ciertas cosas y tener que conformarme, que me frustro. Aceptemos que en este mundo, si una mujer da la iniciativa en cualquier cosa, esto es sinónimo de gileo. No, pongas esa cara, ni trates de defender al mundo diciendo como repite Rafa, que yo tengo el record Guinnes de cruzarme con cabrones. Claro que no es verdad, pero mi habilidad para cruzarme con imbéciles ha llegado a tal punto que puedo creerle a uno de los "bien nombrados", cuando me dice en su legítima defensa, que para elegir imbéciles hay que tener cierta habilidad. Y vaya que la tengo! Debo ser media imbécil, porque ahora hasta recuerdo sus consejos.
Solo en el último año, cada vez que me he cruzado con un hombre la cosa ha ido mal. y es que Si te acuestas con ellos te dejan, si los rechazas te inventan una historia. Si dices que los amas, te salen con que solo te quieren. Si dices que los odias, dicen que te aman el doble. Si no les respondes, te escriben cartas hasta el cansancio. Si los mencionas continuamente, desaparecen voluntariamente de tu vida. Si los tratas como personas, te dicen que son mutantes. Si los tratas como demonios, te dicen que son personas. Si un día te amaron porque fuiste apasionada, ahora te odian porque te dicen gilera. Si antes decían no dar la talla contigo, ahora te llaman “brichera”. Si antes escribías como nadie, ahora no desean ni leerte. Si antes apreciaban tu entrega al amor, ahora te ruegan que no menciones a otros. Si antes simplemente te ponían como un bálsamo para sus heridas, ahora te llaman veneno.
En fin, una larga lista que no acaba nunca. Y es cuando los hombres nos complican, nos complican del todo. Me pregunto si todas las mujeres tendrán que pasar por lo mismo, o para evitarse el problema se casan jóvenes. Y es que en esto de lidiar con hombres no tiene que ver mucho la belleza, la condición social, el grado académico.Esto de tratar con hombres debe ser cosa de Ovarios!
La verdad, no sé. Porque si hago una estadística los tipos que mas dicen quererte, al final son los que con mas mala entraña comienzan a tratarte. Ahora me da miedo cuando alguien me envía poemas o cartas apasionadas. Ahora temo cuando alguien se acerca diciendo que eres única en su vida.
No me aconsejes que no les crea,
porque los hombres siempre mienten para acostarse contigo. No. esa estrategia me ha ido mal y re mal.
Mi conclusión es que mejor me hubiera es creerles o
hacer como que les crees, porque resulta que cuando a un hombre dejas de creerle sus futuras hazañas, solo te termina dando tamañas patadas!
Una vez uno de esos tipos me envió una carta larguísima en la que finalizaba con una frase como
“no se para que me preocupo y conduelo por ti, si eres tan dura y crees que lo podrás hacer todo sola sin necesidad mía”
Es malo intentarlo? Es decir,
¿es tan malo ignorarlos? Debería ¿sonreír mas y ser mas atenta? Poner cara de:
Me interesa enormemente que solo pienses en mi. Te creo, si te creo y por eso he de jurarte mi agradecimiento y cariño eternos…Bah!
¡No puedo!
No puedo hacer eso, porque simplemente no creo en esas promesas de amor a primer intento. Ahora entiendo cuando dicen que un
te amo siempre es desaforado. Y es que cuando alguien te lo dice, es probable que ni siquiera sepa lo que eso significa, pero llegue a descubrir el placer de la venganza por no ser correspondido cuando lo dice.
Hoy me di cuenta que
ya no podré dirigirle la palabra a un hombre primero, porque siempre me surgirá el temor de que el tipo sea uno de esos retrógrados y acomplejados que piensan que si una mujer los aborda es porque quiere encamarse con ellos. Que si una mujer les escribe es porque tiene intenciones ocultas, que si una mujer les responde es porque espera más que solo una charla de nada. Si, pues.
Ahora tengo ese trauma y me jode tenerlo. Me jode tener que portarme como si viviera en tiempos de Maria Castaña y guardar esas maneras circunspectas que se esperan de una dama. Claro, porque
¡para serlo hay que parecerlo! estarás pensando...Y que a ésta edad un hombre no se come el cuento de que si una bromea, habla o jode igual que ellos es porque es inocente, porque es
medio ingenua, porque es tan imbécil de que cree que aun estás en el colegio y nadie te tomará en serio que te portes como una niña boba
¡No! Mínimo es una pendeja, como me dijo alguien que se decía amigo. Una fácil, una de esas que se tienen para amigas, pero jamás para esposas. Y se me viene a la mente el odontólogo con el que trabajaba. Me pareció increíble que a sus 28 años él me hablara de preferir a las chicas salidas de colegios de monjas porque son “mas seriecitas”.
¡Hombre!- le dije- con el debido respeto has comenzado a hablar huevadas…! Pero me dijo que no, que “las chicas salidas de colegio mixto eran para ser tus “patazas” pero jamás para tomar en serio… Y ahí me quedé de una pieza! Me quedé ciega, sorda, muda y además coju…uy! Que casi lo digo y cuidadito con que me quemen en la hoguera por tan solo escribirlo!
Si pues, el que diga que esta es una sociedad libre, donde solo las viejas pacatas piensan como ese tipo, está bien equivocado. Porque no es retrógrado solo aquél que habla y juzga a las que pueden tener conducta “reprobable”, sino el que sale a la calle con esa falsa moralina a esperar que las mujeres sean libres en el sexo, mientras su novia se conserva virgen. Que las mujeres que hablan sin ataduras sean sus amigas del alma, pero jamás algo serio. Que aquellas que los abordan en un bar, sean dignas de sus sueños mojados, pero jamás de su realidad en seca.
No pues, si hay varios. Solo que todo parece tan normal, tan civilizado... Como cuando una mujer le dice a alguien, llorando y completamente deshecha: Hoy me intentaron violar, me han tratado como estropajo, quisiera morirme del dolor y la vergüenza!! Y el tipo muy suelto de huesos menciona una frase, tan aparentemente lógica como brutal para la circunstancia: Tu tuviste la culpa, por andar con las faldas cortas. A la próxima no llores.
Si, ya se que me he cruzado con imbéciles. Pero ¿como caminar sin cruzarme con alguno? ¿Cómo avanzar sin tropezar? Debe ser un problema mío solamente.