Estoy de guardia. No debería mezclar el trabajo con el placer.
Pero quien dice que es escribir ya un placer?
No es acaso el ejercicio doloroso de darme cuenta que ya no escrino para nadie excepto para mí?
Que ya no hay historias en mi cabeza, ni cuentos, ni relatos, solo pocas líneas de lo que me pasa a diario. Una bitácora de días grises, nada mas que eso.
Quizás, Quizás, Quizás...
Pienso que tal vez me debería dar el recreo de algunas confesiones, dado que he perdido del amor toda esperanza. Para qué guardar disfraces? O buenas apariencias? Una imagen que cuidar? Ya todo da igual.
Confesión number one: Oigo boleros...a escondidas desde los 13...oigo full música vieja que mis viejos piensan que odio, me sé las letras y tengo algunas fantasías con coreografías a blanco y negro. Sueño que si algún día me caso, poner una de esas canciones dolorosamente bellas mientras la gente cena y yo me escapo a bailar sin zapatos en el jardín iluminado por faroles pequeñitos.
Number two: He olvidado el francés, hablarlo, oirlo y pensarlo. Me he resignado a que no conoceré París ni con aguacero ni sin él.
Tal vez deba olvidarme también de comer crepes con helado. De esos gustos que no son para mí.
Número 3: He pensado seriamente en fugarme. Fugarme de aquí, del trabajo, de la casa en donde vivo, de mi propia vida.
Mas lo pienso y mas factible me parece.
No tengo nada mas que esperar aquí que lo tipicamente predecible.
Me asusta lo predecible.
Me asusta ya no tener esperanza.
Número 4: Odio el número 4 ( es cierto, al 4 , al 7, al 11, al 19)
Número 5: He llegado a la conclusión que ningún hombre que haya amado ha reunido nunca lo de los restantes. Que no puedo aspirar a un solo hombre, porque no creo que uno solo pueda satisfacer mi falta de cariño. Que si bien Claudio ha sido el amor de mi vida, reconozco que él ya no me amará como esa vez ni yo a él, como en ese momento. Solo tengo el recuerdo de la perfección y con eso me debería bastar. Porque el amor no se volverá a dar en mi vida y con eso debo vivir para siempre.
De Paranoia, Soledad, Amor y otras cosas que perfuman a la mujer hasta hacerla apetecible, abominable y unica....por suerte.
lunes, agosto 10, 2009
viernes, julio 31, 2009
30 Minutos
Eso es todo lo que necesito. Me doy cuenta que son sólo 30 minutos los que pido cada que voy a un café internet. Allí cubro todos mis requerimientos. Reviso mis correos, leo las cartas del Rafa, guardo en el usb algún artículo que me haya interesado, escribo un poco en el blog. Nada más.
Relego para otro tiempo de ocio lo de divagar por youtube buscando videos graciosos, o lo de ver fotografías en flickr. No eso no. Cuando vengo a pasar mis 30 minutos después del almuerzo no es para buscar nada. Solo quiero escribir, escribir a través de mi lectura de los otros. Entonces sobrevuelo líneas y líneas de reflexión de mis amigos mas cercanos, de sus anécdotas más trilladas y de alguno que otro viaje que aun tengo envidia de hacer.
Me sobran a veces los 30 minutos. A veces no. Me siento muy sola y quisiera poder hablar con alguien después del almuerzo y criticar la comida y pedir alguna bebida que no sea gasificada, coloreada ni saborizada. Ya me siento tan artificial a veces, que no es justo que tyambién sea artificial mi comida.
Estos días en medio de la jungla, incomunicada, me han hecho reevaluar varias cosas en mi vida, entre ellas la utilidad del celular. Detesto lso celulares, revisarlo cada cierto tiempo en espera de una llamada que no llega, de algun mensaje que no revisé a su debido tiempo. En la búsqueda simplemente de una señal.
Me gusta esa vida del que no tiene nada, solo una playa en medio del Amazonas en donde pasar sus mañanas y encaramarme en los árboles para tener fotos felices. Me gusta el hechod e que nadie en los bungalows tuviera música y poder cantar bajo la excusa de que me siento alegre y no importar si me oigan. Si tras el frágil madero que separa mi ducha de su baño, alguien escucha mi algarabía de adolescente rebelde.
Amo los días soleados y correr de la lluvia sobre calles olvidadas y ese ambiente feliz de los que vacacionan siempre. La mesa con pescado envuelto en hojas y las bebidas cítricas con nombres que no recuerdo. Comer fruta al atardecer y dormir entre lámparas de kerosene. Amo estar lejos de la luz, del teléfono y de las largas esperas.
Porque cuando estás en medio de la nada, no cuentas los minutos que te faltan para terminar una carta. Ni cuentas el espacio que te separa de casa. Los días se suceden uno tras otro como un milagro maravilloso en donde la noche es estrellada y los recuerdos se diluyen a lo lejos.
Relego para otro tiempo de ocio lo de divagar por youtube buscando videos graciosos, o lo de ver fotografías en flickr. No eso no. Cuando vengo a pasar mis 30 minutos después del almuerzo no es para buscar nada. Solo quiero escribir, escribir a través de mi lectura de los otros. Entonces sobrevuelo líneas y líneas de reflexión de mis amigos mas cercanos, de sus anécdotas más trilladas y de alguno que otro viaje que aun tengo envidia de hacer.
Me sobran a veces los 30 minutos. A veces no. Me siento muy sola y quisiera poder hablar con alguien después del almuerzo y criticar la comida y pedir alguna bebida que no sea gasificada, coloreada ni saborizada. Ya me siento tan artificial a veces, que no es justo que tyambién sea artificial mi comida.
Estos días en medio de la jungla, incomunicada, me han hecho reevaluar varias cosas en mi vida, entre ellas la utilidad del celular. Detesto lso celulares, revisarlo cada cierto tiempo en espera de una llamada que no llega, de algun mensaje que no revisé a su debido tiempo. En la búsqueda simplemente de una señal.
Me gusta esa vida del que no tiene nada, solo una playa en medio del Amazonas en donde pasar sus mañanas y encaramarme en los árboles para tener fotos felices. Me gusta el hechod e que nadie en los bungalows tuviera música y poder cantar bajo la excusa de que me siento alegre y no importar si me oigan. Si tras el frágil madero que separa mi ducha de su baño, alguien escucha mi algarabía de adolescente rebelde.
Amo los días soleados y correr de la lluvia sobre calles olvidadas y ese ambiente feliz de los que vacacionan siempre. La mesa con pescado envuelto en hojas y las bebidas cítricas con nombres que no recuerdo. Comer fruta al atardecer y dormir entre lámparas de kerosene. Amo estar lejos de la luz, del teléfono y de las largas esperas.
Porque cuando estás en medio de la nada, no cuentas los minutos que te faltan para terminar una carta. Ni cuentas el espacio que te separa de casa. Los días se suceden uno tras otro como un milagro maravilloso en donde la noche es estrellada y los recuerdos se diluyen a lo lejos.
jueves, julio 23, 2009
Sueños de Muerte
Sueño con la muerte. No como soñaba antes con mis otras vidas. Sueño con la muerte real, esa que me toca a diario, contra la que me hago fuerte y de la que hablo irónicamente. Esa contra la que dicen que lucho, aquella contra la que siempre terminamos perdiendo.
La gente no entiende mis decisiones, esos giros excéntricos, ese miedo al futuro. No entiende porque si decido abrirme, contarles todo, mi vida resulta estar llena de saltos al vacío como si no hubiera un mañana, como si cada día fuera el último.
No entienden porque reniego de una carrera como la mía y en cambio preferiría largarme conocer muchos sitios y pasármela escribiendo. Como tengo las fantasías más raras con la gente más extraña o porque siempre termino echando a perder las relaciones.
Es en parte mi miedo a ese futuro que se quiebra al instante siguiente de dártelo todo. Es por esas vidas de 20 años que se esfuman por dolencias raras, por accidentes inesperados sin haber vivido nada. Sin que su familia o amigos puedan hacer nada al respecto. Sin que nosotros podamos ganarle nunca la carrera a la muerte.
Cada día se muere el sueño de alguien, sin haberle dado el tiempo suficiente para cumplirlo.
Tal vez las agallas.
¿No es acaso triste que un chico muera sin haber amado ninguna vez? ¿Que desaparezca su existencia sin haber sabido que era un beso? ¿Que su último sueño haya sido conocer el país de sus abuelos?
¿No es acaso triste no poder ser el hada que cumple los sueños, sólo la gris confesora en el umbral de la muerte?
Yo decido locamente, pensando en el nunca más y el para siempre. Decido cosas que a veces me hacen daño, solo porque confío que puede haber algo más allá de mis pobres expectativas, algo más allá de mi ruta cotidiana de colegio-universidad-trabajo. Que vale la pena tirar por la borda todo, si es que hay algo más en el mundo de lo que no conozco y que tal vez me pertenezca por derecho.
Sólo por el derecho de creer que existe.
Sueño con la muerte de gente que amo, tal vez porque el último mes he visto lo fácilmente que desaparecen las vidas de la gente a la que no alcancé decirles Te quiero. Y me despierto con el sobresalto de saber que la muerte es a diario más que una posibilidad una promesa.
¿Podré hacer yo las cosas que deseo antes que ésta llegue?
¿Mis ojos de bañarán en los océanos que no conozco antes de terminar el viaje?
¿Habré hecho lo suficiente para mí?
¿Es que para mí alguna vez la vida logrará ser suficiente?
La gente no entiende mis decisiones, esos giros excéntricos, ese miedo al futuro. No entiende porque si decido abrirme, contarles todo, mi vida resulta estar llena de saltos al vacío como si no hubiera un mañana, como si cada día fuera el último.
No entienden porque reniego de una carrera como la mía y en cambio preferiría largarme conocer muchos sitios y pasármela escribiendo. Como tengo las fantasías más raras con la gente más extraña o porque siempre termino echando a perder las relaciones.
Es en parte mi miedo a ese futuro que se quiebra al instante siguiente de dártelo todo. Es por esas vidas de 20 años que se esfuman por dolencias raras, por accidentes inesperados sin haber vivido nada. Sin que su familia o amigos puedan hacer nada al respecto. Sin que nosotros podamos ganarle nunca la carrera a la muerte.
Cada día se muere el sueño de alguien, sin haberle dado el tiempo suficiente para cumplirlo.
Tal vez las agallas.
¿No es acaso triste que un chico muera sin haber amado ninguna vez? ¿Que desaparezca su existencia sin haber sabido que era un beso? ¿Que su último sueño haya sido conocer el país de sus abuelos?
¿No es acaso triste no poder ser el hada que cumple los sueños, sólo la gris confesora en el umbral de la muerte?
Yo decido locamente, pensando en el nunca más y el para siempre. Decido cosas que a veces me hacen daño, solo porque confío que puede haber algo más allá de mis pobres expectativas, algo más allá de mi ruta cotidiana de colegio-universidad-trabajo. Que vale la pena tirar por la borda todo, si es que hay algo más en el mundo de lo que no conozco y que tal vez me pertenezca por derecho.
Sólo por el derecho de creer que existe.
Sueño con la muerte de gente que amo, tal vez porque el último mes he visto lo fácilmente que desaparecen las vidas de la gente a la que no alcancé decirles Te quiero. Y me despierto con el sobresalto de saber que la muerte es a diario más que una posibilidad una promesa.
¿Podré hacer yo las cosas que deseo antes que ésta llegue?
¿Mis ojos de bañarán en los océanos que no conozco antes de terminar el viaje?
¿Habré hecho lo suficiente para mí?
¿Es que para mí alguna vez la vida logrará ser suficiente?
El tiempo
Los días caen uno tras otro como víctimas silentes de un futuro que nos engulle en sí.
Soy un bocado más que se deglutirá entre penas y furias. Apenas un sabor nuevo en el menú diario. No tengo derecho a queja, estoy incluída como los otros en potajes que se debaten entre la melancolía y la esperanza.
Nos devora el tiempo. Apenas si podemos defendernos.
Hoy intento escribir a mitad de un altibajo. Al empezar la noche como si ésta fuera joven y hoy al fin pudiera ver la luna. Me siento a escuchar a una mujer que canta boleros viejos como una novedad romántica y pienso en la tibia sensación del amor y sus consecuencias mas tempranas. Me imagino cenando a la ventana de un restaurante hecho de madera perfumada, ante el gran ventanal que da hacia un lago. Cómo aquella vez que en mis sueños pensé que sucedía.
Noto de pronto las luces reflejadas en el agua, dando aquella serenidad prestada que a menudo me falta tanto. Visto aquél vestido rojo que nunca viste y caen mis cabellos sobre mis hombros como soñaste que caerían. Recuerdo el vino, recuerdo todo eso y la soledad del salón donde bailamos la primera vez y la última.
Trato de imaginar mi vida sin ti a cuestas. Quizá hubiera pensado que antes de ti conocía el amor, o que viviría el resto de mi vida esperando uno. Fuiste la sorpresa de la que uno no se sabe alegrar a tiempo. La alegoría de una ilusión. La perfección de un momento corto dentro de una vida demasiado larga.
Veo al cielo y espero ver las estrellas de aquella noche. Aquí siempre es brumoso y triste. No hay un lago y el mar es demasiado frío. En las tardes junto al café, solo veo un océano gris que se engulle al sol antes que este sangre. La noche cae tan rápido que no alcanzo ni a pedir un deseo. A veces el tiempo es tan efímero, apenas un recuerdo de las cosas que nos hicieron más felices.
Los días caen uno tras otro rendidos ante el jake mate del destino. Yo pierdo en el juego contra el tiempo y soy engullida como tu por ese penoso olvido de la gente que alguna vez amó y no pudo hacer nada al respecto, mas que pasar el resto de la vida tratando de olvidar.
Soy un bocado más que se deglutirá entre penas y furias. Apenas un sabor nuevo en el menú diario. No tengo derecho a queja, estoy incluída como los otros en potajes que se debaten entre la melancolía y la esperanza.
Nos devora el tiempo. Apenas si podemos defendernos.
Hoy intento escribir a mitad de un altibajo. Al empezar la noche como si ésta fuera joven y hoy al fin pudiera ver la luna. Me siento a escuchar a una mujer que canta boleros viejos como una novedad romántica y pienso en la tibia sensación del amor y sus consecuencias mas tempranas. Me imagino cenando a la ventana de un restaurante hecho de madera perfumada, ante el gran ventanal que da hacia un lago. Cómo aquella vez que en mis sueños pensé que sucedía.
Noto de pronto las luces reflejadas en el agua, dando aquella serenidad prestada que a menudo me falta tanto. Visto aquél vestido rojo que nunca viste y caen mis cabellos sobre mis hombros como soñaste que caerían. Recuerdo el vino, recuerdo todo eso y la soledad del salón donde bailamos la primera vez y la última.
Trato de imaginar mi vida sin ti a cuestas. Quizá hubiera pensado que antes de ti conocía el amor, o que viviría el resto de mi vida esperando uno. Fuiste la sorpresa de la que uno no se sabe alegrar a tiempo. La alegoría de una ilusión. La perfección de un momento corto dentro de una vida demasiado larga.
Veo al cielo y espero ver las estrellas de aquella noche. Aquí siempre es brumoso y triste. No hay un lago y el mar es demasiado frío. En las tardes junto al café, solo veo un océano gris que se engulle al sol antes que este sangre. La noche cae tan rápido que no alcanzo ni a pedir un deseo. A veces el tiempo es tan efímero, apenas un recuerdo de las cosas que nos hicieron más felices.
Los días caen uno tras otro rendidos ante el jake mate del destino. Yo pierdo en el juego contra el tiempo y soy engullida como tu por ese penoso olvido de la gente que alguna vez amó y no pudo hacer nada al respecto, mas que pasar el resto de la vida tratando de olvidar.
viernes, julio 17, 2009
Con quién vengo?
No debería escribir cuando me siento así, o tal vez sea el mejor momento.
A ver, no soy una niña pero sigo sin entender bien algunas cosas, sin acostumbrarme.
Acabo de perder un paquete turístico porque mi hermana se tardó en decidir si quería o no acompañarme. Qué por qué mi hermana? Porque mi mejor amiga no tiene dinero para viajar en fiestas patrias. Porque mis padres prefieren que salga a divertirme con mi hermana. Porque me horroriza esa sensación de llegar a los aeropuertos sola. De haberla pasado sola.
Y nada, me la aguanto.
Aún no entiendo porque a un hombre le cuesta tanto trabajo creer que una mujer necesita a veces de compañía para salir. A dónde? A un lugar de donde es peligroso regresar sola. A un lugar donde quieres desesperadamente ir porque la música es genial.
Tengo amigos si quiero ir a bailar salsa, pero no los tengo si quiero ir a oir a U2.
Es tan difícil comprenderlo.
Creo que aun no me explico, querido Rafa, pero sigo estancada en esta vida como hace 6 años, luchando con las mismas huevadas de hace 6 años y dándome cuenta que a veces para no sentirte patética invitando a diferentes amigos a hacer diferentes cosas y mendigando en tu familia o amigas, compañía para pasarla bien, sea viajando o yendo al cine, a veces para evitarte ese mal rato de que te pregunten por qué? o te digan simplemente No, no puedo. No, no quiero. Es necesario estar con alguien.
Si, porque eso de que las mujeres pueden hacer todo solas, es mentira. A veces necesitas a alguien y te jode mucho tener que escuchar las negativas de diferentes personas que tienen en su vida cosas mas divertidas y baratas que hacer que acompañarte a hacer algo que solo tu deseas.
No lo sé, no soy una niña. Pero aun me joden cosas que no puedo arreglar. Aun me jode que los paquetes dobles sean mas baratos y que las entradas al cine sean 2 x 1. Que si sales sola, te cruzas con un montón de amigos que te preguntan : Con quién vienes? Y te jode responder que : Con nadie. Porque yo puedo salir sola, porque me da la gana, porque siempre hago lo que me da la gana.
Aunque suene tan triste esa respuesta como este post.
Solo falta que mañana me digan que no pueden acompañarme a bailar porque surgió una operación en el camino. Y así se termine de ir a la mierda mi fin de semana. Sin planes, sin una maldita cosa que hacer. Con un montón de tiempo de sobra, que se chorrea por los costados de mi mesa a falta de con quién compartirlo.
Me jode aceptar que a veces solo quisiera un novio, ya no por el maldito sexo o por compartir los gastos. Que necesito una pareja sólo para dejar de pasar por episodios como éstos en que todo el mundo se niega y tu tienes que sonreir y cortesmente decir algo, como
No importa, para otra vez será.
Así es Rafa, estoy a mi llones de kilómetros del `punto donde comenzó esta historia y aun me siento que estoy perdida en La Tierra Del Olvido.
Una pesadilla completa, si señor.
A ver, no soy una niña pero sigo sin entender bien algunas cosas, sin acostumbrarme.
Acabo de perder un paquete turístico porque mi hermana se tardó en decidir si quería o no acompañarme. Qué por qué mi hermana? Porque mi mejor amiga no tiene dinero para viajar en fiestas patrias. Porque mis padres prefieren que salga a divertirme con mi hermana. Porque me horroriza esa sensación de llegar a los aeropuertos sola. De haberla pasado sola.
Y nada, me la aguanto.
Aún no entiendo porque a un hombre le cuesta tanto trabajo creer que una mujer necesita a veces de compañía para salir. A dónde? A un lugar de donde es peligroso regresar sola. A un lugar donde quieres desesperadamente ir porque la música es genial.
Tengo amigos si quiero ir a bailar salsa, pero no los tengo si quiero ir a oir a U2.
Es tan difícil comprenderlo.
Creo que aun no me explico, querido Rafa, pero sigo estancada en esta vida como hace 6 años, luchando con las mismas huevadas de hace 6 años y dándome cuenta que a veces para no sentirte patética invitando a diferentes amigos a hacer diferentes cosas y mendigando en tu familia o amigas, compañía para pasarla bien, sea viajando o yendo al cine, a veces para evitarte ese mal rato de que te pregunten por qué? o te digan simplemente No, no puedo. No, no quiero. Es necesario estar con alguien.
Si, porque eso de que las mujeres pueden hacer todo solas, es mentira. A veces necesitas a alguien y te jode mucho tener que escuchar las negativas de diferentes personas que tienen en su vida cosas mas divertidas y baratas que hacer que acompañarte a hacer algo que solo tu deseas.
No lo sé, no soy una niña. Pero aun me joden cosas que no puedo arreglar. Aun me jode que los paquetes dobles sean mas baratos y que las entradas al cine sean 2 x 1. Que si sales sola, te cruzas con un montón de amigos que te preguntan : Con quién vienes? Y te jode responder que : Con nadie. Porque yo puedo salir sola, porque me da la gana, porque siempre hago lo que me da la gana.
Aunque suene tan triste esa respuesta como este post.
Solo falta que mañana me digan que no pueden acompañarme a bailar porque surgió una operación en el camino. Y así se termine de ir a la mierda mi fin de semana. Sin planes, sin una maldita cosa que hacer. Con un montón de tiempo de sobra, que se chorrea por los costados de mi mesa a falta de con quién compartirlo.
Me jode aceptar que a veces solo quisiera un novio, ya no por el maldito sexo o por compartir los gastos. Que necesito una pareja sólo para dejar de pasar por episodios como éstos en que todo el mundo se niega y tu tienes que sonreir y cortesmente decir algo, como
No importa, para otra vez será.
Así es Rafa, estoy a mi llones de kilómetros del `punto donde comenzó esta historia y aun me siento que estoy perdida en La Tierra Del Olvido.
Una pesadilla completa, si señor.
miércoles, julio 15, 2009
sábado, julio 11, 2009
Rumbo a los treinta
Los años no pasan en vano- me dice Ceres-Recuerdas cuándo aún éramos vírgenes?
Me echo a reir. Parece casi un siglo. Ceres es mi mejor amiga del colegio, lesbiana, fanática del metal y de los libros filosóficos. También una mujer de treinta que como yo, ve la gente formar familias a su paso.
Estoy a puertas de las 3 décadas y siento que someto los mismos errores de cuando era quinceañera. Que aun me quedo los fines de semana en casa, sino ya para leer, ahora para hacer algo de gimnasia o ver alguna película sin compañía ruidosa.
Hay días que igual que a mis quince, sigo buscando soledad y nadie que interrumpa mis pensamientos.
Ceres, se ríe y me dice que tal vez vuelva a Perú, que de Italia ya está cansada. Yo en cambio le cuento que de Lima ya estoy aburrida, que quisiera fugarme a alguna parte. Que ahora tengo un trabajo, gano dinero, no tengo hijos, marido ni mascota. Ni siquiera una familia que viva conmigo y sin embargo, sigo sintiendo que esta no es la vida que yo quería para mí.
Ya no me agrada viajar sola. No me interesa regresar al Jorge Chávez y que no haya nadie esperando por mí. O dormir sola sin nadie que me abrace cuando me doy la vuelta ante una pesadilla.
Muchos de mis amigos tienen hijos y hablan de ellos, como si el mundo se acabara en sus vidas. Como si la vida de sus engendritos, fuera una extensión de sus propios sueños. Yo aun no consigo los míos. Por qué debo escuchar las aventuras de pequeñas personas de las que apenas puedo vislumbrar el origen de su ADN?
A los casi 30 años, me sigue dando miedo entrar a lugares llenos de gente. O hablar de música con chicas menores que yo. A veces temo meter la pata y mencionar a algún tío que no sea de esta generación. Hendrix?? Quién es ese?
Temo aun levantar la voz si una vendedora me trata con desdén. O cambiarme la ropa de cirugía y quedarme en cueros ante mujeres que ni conozco. Revisar tallas de ropa interior a los ojos de otra gente ( si son hombres peor ) o dar la iniciativa para ir a bailar.
Me causa desazón pero lo hago, sin embargo. Porque se supone que soy adulta y no me debería dar pena hacerle la charla a algún tipo que no conozco. O hablar de poses sexuales con mi mejor amigo, como si no notara que se le está levantando de solo mencionar lo que hace en la intimidad son su novia.
No me debería dar pena pues. Por eso almuerzo sola, asi me coqueteen los mozos o hago cotizaciones de vacaciones que tomaré sola, porque mis amigas siempre andan con los números en rojo. No me da pena, decir que de nuevo ando sola. Que no hay ninguna pareja formal cerca, pero si varias inivitaciones para salir y alguna que otra mas caprichosamente descarada.
No me da pena que antes de este Diciembre, habré rechazado a mis casi 30, tres propuestas de matrimonio y una de sexo grupal.
No me da pena, pues. Porque se supone que soy adulta y tengo una profesión y pago mis cuentas y vivo sola y tengo gente a mi cargo que me saludan como Dra. y jamás por mi nombre. Y se supone que todo eso, cuando lo pensaba a los quince, debía llenarme. Porque se supone que se supone que ese es el camino correcto y natural de las chicas inteligentes, que no se embarazan a media carrera.
Es esto suficiente, sin embargo?
Es suficiente contar los días para llegar a los 30 y sentir que no planté un árbol y jamás escribí el libro que quería? Que no pasaré la noche con el hombre que quiero. Que no me daré vacaciones junto a un montón de amigos. Que mi casa no es propia.
Es suficiente si tengo esa vida plástica de los demás treintones y finjo que esto es éxito. Que esto es adecuado?
Lo debe ser para alguien que no sueña. Que se trazó como meta sólo esto.
Para mí, aun no es suficiente.
No es suficiente nada, por eso me quejo y jodo y jodo. Y vivo soñando un futuro que no llega. Un día después de mis 30. Un día en que despierte y me sienta completa.
Me echo a reir. Parece casi un siglo. Ceres es mi mejor amiga del colegio, lesbiana, fanática del metal y de los libros filosóficos. También una mujer de treinta que como yo, ve la gente formar familias a su paso.
Estoy a puertas de las 3 décadas y siento que someto los mismos errores de cuando era quinceañera. Que aun me quedo los fines de semana en casa, sino ya para leer, ahora para hacer algo de gimnasia o ver alguna película sin compañía ruidosa.
Hay días que igual que a mis quince, sigo buscando soledad y nadie que interrumpa mis pensamientos.
Ceres, se ríe y me dice que tal vez vuelva a Perú, que de Italia ya está cansada. Yo en cambio le cuento que de Lima ya estoy aburrida, que quisiera fugarme a alguna parte. Que ahora tengo un trabajo, gano dinero, no tengo hijos, marido ni mascota. Ni siquiera una familia que viva conmigo y sin embargo, sigo sintiendo que esta no es la vida que yo quería para mí.
Ya no me agrada viajar sola. No me interesa regresar al Jorge Chávez y que no haya nadie esperando por mí. O dormir sola sin nadie que me abrace cuando me doy la vuelta ante una pesadilla.
Muchos de mis amigos tienen hijos y hablan de ellos, como si el mundo se acabara en sus vidas. Como si la vida de sus engendritos, fuera una extensión de sus propios sueños. Yo aun no consigo los míos. Por qué debo escuchar las aventuras de pequeñas personas de las que apenas puedo vislumbrar el origen de su ADN?
A los casi 30 años, me sigue dando miedo entrar a lugares llenos de gente. O hablar de música con chicas menores que yo. A veces temo meter la pata y mencionar a algún tío que no sea de esta generación. Hendrix?? Quién es ese?
Temo aun levantar la voz si una vendedora me trata con desdén. O cambiarme la ropa de cirugía y quedarme en cueros ante mujeres que ni conozco. Revisar tallas de ropa interior a los ojos de otra gente ( si son hombres peor ) o dar la iniciativa para ir a bailar.
Me causa desazón pero lo hago, sin embargo. Porque se supone que soy adulta y no me debería dar pena hacerle la charla a algún tipo que no conozco. O hablar de poses sexuales con mi mejor amigo, como si no notara que se le está levantando de solo mencionar lo que hace en la intimidad son su novia.
No me debería dar pena pues. Por eso almuerzo sola, asi me coqueteen los mozos o hago cotizaciones de vacaciones que tomaré sola, porque mis amigas siempre andan con los números en rojo. No me da pena, decir que de nuevo ando sola. Que no hay ninguna pareja formal cerca, pero si varias inivitaciones para salir y alguna que otra mas caprichosamente descarada.
No me da pena que antes de este Diciembre, habré rechazado a mis casi 30, tres propuestas de matrimonio y una de sexo grupal.
No me da pena, pues. Porque se supone que soy adulta y tengo una profesión y pago mis cuentas y vivo sola y tengo gente a mi cargo que me saludan como Dra. y jamás por mi nombre. Y se supone que todo eso, cuando lo pensaba a los quince, debía llenarme. Porque se supone que se supone que ese es el camino correcto y natural de las chicas inteligentes, que no se embarazan a media carrera.
Es esto suficiente, sin embargo?
Es suficiente contar los días para llegar a los 30 y sentir que no planté un árbol y jamás escribí el libro que quería? Que no pasaré la noche con el hombre que quiero. Que no me daré vacaciones junto a un montón de amigos. Que mi casa no es propia.
Es suficiente si tengo esa vida plástica de los demás treintones y finjo que esto es éxito. Que esto es adecuado?
Lo debe ser para alguien que no sueña. Que se trazó como meta sólo esto.
Para mí, aun no es suficiente.
No es suficiente nada, por eso me quejo y jodo y jodo. Y vivo soñando un futuro que no llega. Un día después de mis 30. Un día en que despierte y me sienta completa.
jueves, julio 09, 2009
Gracias
Escribiré, ejem y mientras me aclaro la mente y me visto con algo cómodo te voy contando que el día es claro aquí, que no he sentido invierno mas tibio y días mas largos desde hace mucho tiempo.
Me siento como hace 3 años, saliendo temprano y almorzando sola. Mendigando metalmente una persona amiga con quien compartir una charla. De lo que sea, incluso de sus secretos más íntimos.
No me importa. Yo ando buscando algo, alguien, que me acompañe a caminar en los días claros y a escuchar música cuando atardece.
Bueno, empezamos. Me hago el moño guerrero de siempre, pero ya no uso gafas. Me operé los ojitos y ahora lucen naturalmente ojerosos siempre. Soy un panda, una trasnochada eterna que se pasa el día soñando.
Me froto las manos y giro en la silla naranja antes de entregarme a ti, a escribirte. Porque así es esta vida, debe existir alguien para recibir estas cartas. Un cable que encaje en mi cajita de luz y me ilumine.
Debe ser así, sino no tendría esperanza. Nunca. Que trsisteza, sería!
Ahora oigo música lenta pero divertida. Es música cálida como este día y me arrojo a escribir y pensar mientras escribo, que hoy fue como hace 3 años, cuando iba a almorzar sola y los mozos coqueteaban conmigo, pensándome desesperada.
Qué hace una mujer arreglada almorzando sola? Que hace revisando el celular cada 5 segundos en busca de una llamada que sabe que no se dará? Fingiendo que espera a alguien, cuando en realidad es nadie quien vendra.
Nadie.
De eso vive ella, de escribir para personas sin rostro, historias que no se terminan.
Hoy me puse a pensar que la vida siempre da vueltas y yos igo esperando. Son escasas las islas de mi vida en que estoy acompañada y gozando de un almuerzo acompañada. Por lo general me recuerdo dándome un gusto a solas. Como los tocamientos. Como todo eso.
Son 70 días sin sexo. Sin buscarlo, sin tenerlo. Si siguen pasando los días irté olvidando que se siente. Iré olvidando la ansiedad de estar acompañada de noche, de sentir una ola de calor penetrándote, cuando te enamoras.
No, entonces no es sexo. Sexo lo puedo tener, cualquiera lo tiene. El sexo es feo, frío, automático. Lo que yo no tengo es pasión, deseo. No tengo hace 70 días una piel que crepite encima mío. No tengo aromas que me hagan sentir salvaje y dispuesta a todo.
No los volveré a tener. Incluso haciéndolo con la misma persona. No volveré a sentir esas cosas. Pues es el sexo una cosa mental después de todo. Una asociación de ideas de deseo y posesión. Yo ya no quiero eso. No con la misma persona.
Yo quiero mas cosas. Cosas grandes llenas de eventos minúsculos, de detalles inesperados, de esas cosas pequeñitas que hacen que las cosas grandes funcionen.
Yo no quiero guardarme lo que siento...(es parte de la canción Gracias con J. Drexler y O. Portuondo....si la oyes sabrás que sentí al escribir hoy)
Me siento a escribir, pero aun no se qué será. Este ha sido solo un ejercicio previo.
Gracias por leerlo
;)
Me siento como hace 3 años, saliendo temprano y almorzando sola. Mendigando metalmente una persona amiga con quien compartir una charla. De lo que sea, incluso de sus secretos más íntimos.
No me importa. Yo ando buscando algo, alguien, que me acompañe a caminar en los días claros y a escuchar música cuando atardece.
Bueno, empezamos. Me hago el moño guerrero de siempre, pero ya no uso gafas. Me operé los ojitos y ahora lucen naturalmente ojerosos siempre. Soy un panda, una trasnochada eterna que se pasa el día soñando.
Me froto las manos y giro en la silla naranja antes de entregarme a ti, a escribirte. Porque así es esta vida, debe existir alguien para recibir estas cartas. Un cable que encaje en mi cajita de luz y me ilumine.
Debe ser así, sino no tendría esperanza. Nunca. Que trsisteza, sería!
Ahora oigo música lenta pero divertida. Es música cálida como este día y me arrojo a escribir y pensar mientras escribo, que hoy fue como hace 3 años, cuando iba a almorzar sola y los mozos coqueteaban conmigo, pensándome desesperada.
Qué hace una mujer arreglada almorzando sola? Que hace revisando el celular cada 5 segundos en busca de una llamada que sabe que no se dará? Fingiendo que espera a alguien, cuando en realidad es nadie quien vendra.
Nadie.
De eso vive ella, de escribir para personas sin rostro, historias que no se terminan.
Hoy me puse a pensar que la vida siempre da vueltas y yos igo esperando. Son escasas las islas de mi vida en que estoy acompañada y gozando de un almuerzo acompañada. Por lo general me recuerdo dándome un gusto a solas. Como los tocamientos. Como todo eso.
Son 70 días sin sexo. Sin buscarlo, sin tenerlo. Si siguen pasando los días irté olvidando que se siente. Iré olvidando la ansiedad de estar acompañada de noche, de sentir una ola de calor penetrándote, cuando te enamoras.
No, entonces no es sexo. Sexo lo puedo tener, cualquiera lo tiene. El sexo es feo, frío, automático. Lo que yo no tengo es pasión, deseo. No tengo hace 70 días una piel que crepite encima mío. No tengo aromas que me hagan sentir salvaje y dispuesta a todo.
No los volveré a tener. Incluso haciéndolo con la misma persona. No volveré a sentir esas cosas. Pues es el sexo una cosa mental después de todo. Una asociación de ideas de deseo y posesión. Yo ya no quiero eso. No con la misma persona.
Yo quiero mas cosas. Cosas grandes llenas de eventos minúsculos, de detalles inesperados, de esas cosas pequeñitas que hacen que las cosas grandes funcionen.
Yo no quiero guardarme lo que siento...(es parte de la canción Gracias con J. Drexler y O. Portuondo....si la oyes sabrás que sentí al escribir hoy)
Me siento a escribir, pero aun no se qué será. Este ha sido solo un ejercicio previo.
Gracias por leerlo
;)
miércoles, julio 08, 2009
Julio 8. Desconectada
Dado que me hallo sin internet, me daré la única oportunidad desde hace mucho de escribir en Word. Odio hacerlo, tú sabes, corrector de palabras, opción de sinónimos, contador de letras. Es como escribir con trampa. Sin darte cuenta terminas borrando todo lo que inicial y alocadamente escribiste.
No sé, son cosas mías. Antes Enrique me leía, ahora bueno, ahora es como dice el título del blog, Ya No hay Mas Ruido y por tanto escribo ahora, para algún día recordar que escribía, que pensaba que deseaba cosas a los 30 que tampoco- es probable que no- las consiga a los 40 ó 50.
Suena Miles Davis, no porque lo haya puesto, es por la película. Finding Forrester después de todo es una película inspiradora, en ciertas escenas.
La tarde es nublada, pero cálida. Hace mucho que no disfrutaba de un invierno en que no tuviera que usar o abrigo o casa o gorrita y guantes. Hace mucho que no sentía que podía caminar pacíficamente sin cubrirme de todo.
Hoy pensé que tal vez me quedaría sola. Tú sabes, faltan 5 meses para que cumpla 30 y cada vez hallo más defectos a la gente, cada vez pongo más barreras. En 10 años de práctica como buscadora de amor, sigo cometiendo los mismos errores y esta vez no me refiero a sexo en la tercera cita, sino al hecho de ilusionarme y desilusionarme casi en la misma semana. En inventar rupturas trágicas y tomar decisiones tajantes, que solo me logran un poco más de daño.
No sé, a lo mejor no sé como retirarme poco a poco. Como desaparecer de la escena del crimen sin salir corriendo. Como fingir que no me importa. Para mí los finales son trágicos, definitivos. Para siempre. Porque no me va eso de ser equilibrada, soy apasionada en todo, incluso en decir adiós.
Aunque es una linda manera de decirlo, tal vez solo sea que poseo esa habilidad de la gente como yo de ser histriónica, bipolar y la mayoría de veces ansiosa. Una ansiedad que me carcome y con la que sólo se terminar de un modo, diciendo Adiós.
Estaba pensando que tal vez era adecuado estar sola, porque a menudo pienso que no hay gente adecuada para mí. A menudo siento que valgo demasiado. Que nadie me comprenderá totalmente. Que si tengo algo en común en lo intelectual, quizás esa persona no comparta mi gusto por bailar y pasarla bien. Que si comparte un poco de mi visión cítrica de las cosas, de las ganas de joder por joder, tal vez no me entienda cuando hablo de las cosas médicas que a continuo me rodean. Que si tiene algo en común al hablar de ternuras y al jugar a ser infantil y casi rayando en el engreimiento mas vano, tal vez no me comprenda cuando busco ser profunda hablando de películas o música no muy comercial.
No soy un bicho raro, hay mucha gente como yo. Solo que soy tan tonta que creo que alguien tiene todos los ángulos que necesitan mis aristas. Soy tan ilusa que creo que tendremos más en común que solo un tema. Soy tan ingenua que pienso que cuando una relación empieza debe ser para siempre. Por eso a la primera que no funciona, huyo o hecho, pero no lo sigo intentando, porque como ahora, no puedo imaginarme pasando el resto de la vida con alguien que me hace sentir vana e idiota.
Debería dar la oportunidad de crecer juntos, de amoldarnos, de amoldarme a otra persona, de ceder un poco. Pero a esta edad solo conozco dinosaurios como yo, muy grandes para espacios muy pequeños, destruyendo todo a su paso sin darse cuenta. Gente idiota como yo, que apenas se siente invadido desea volver a su espacio solitario, a su libertad única e irrepetible. Que apenas se siente atrapado huye.
A esta edad me doy cuenta, que tal vez es demasiado temprano para todo. Que apenas soy un infante desesperada porque las cosas lleguen ya y ahora, sin un ápice de paciencia.
Fin.
No sé, son cosas mías. Antes Enrique me leía, ahora bueno, ahora es como dice el título del blog, Ya No hay Mas Ruido y por tanto escribo ahora, para algún día recordar que escribía, que pensaba que deseaba cosas a los 30 que tampoco- es probable que no- las consiga a los 40 ó 50.
Suena Miles Davis, no porque lo haya puesto, es por la película. Finding Forrester después de todo es una película inspiradora, en ciertas escenas.
La tarde es nublada, pero cálida. Hace mucho que no disfrutaba de un invierno en que no tuviera que usar o abrigo o casa o gorrita y guantes. Hace mucho que no sentía que podía caminar pacíficamente sin cubrirme de todo.
Hoy pensé que tal vez me quedaría sola. Tú sabes, faltan 5 meses para que cumpla 30 y cada vez hallo más defectos a la gente, cada vez pongo más barreras. En 10 años de práctica como buscadora de amor, sigo cometiendo los mismos errores y esta vez no me refiero a sexo en la tercera cita, sino al hecho de ilusionarme y desilusionarme casi en la misma semana. En inventar rupturas trágicas y tomar decisiones tajantes, que solo me logran un poco más de daño.
No sé, a lo mejor no sé como retirarme poco a poco. Como desaparecer de la escena del crimen sin salir corriendo. Como fingir que no me importa. Para mí los finales son trágicos, definitivos. Para siempre. Porque no me va eso de ser equilibrada, soy apasionada en todo, incluso en decir adiós.
Aunque es una linda manera de decirlo, tal vez solo sea que poseo esa habilidad de la gente como yo de ser histriónica, bipolar y la mayoría de veces ansiosa. Una ansiedad que me carcome y con la que sólo se terminar de un modo, diciendo Adiós.
Estaba pensando que tal vez era adecuado estar sola, porque a menudo pienso que no hay gente adecuada para mí. A menudo siento que valgo demasiado. Que nadie me comprenderá totalmente. Que si tengo algo en común en lo intelectual, quizás esa persona no comparta mi gusto por bailar y pasarla bien. Que si comparte un poco de mi visión cítrica de las cosas, de las ganas de joder por joder, tal vez no me entienda cuando hablo de las cosas médicas que a continuo me rodean. Que si tiene algo en común al hablar de ternuras y al jugar a ser infantil y casi rayando en el engreimiento mas vano, tal vez no me comprenda cuando busco ser profunda hablando de películas o música no muy comercial.
No soy un bicho raro, hay mucha gente como yo. Solo que soy tan tonta que creo que alguien tiene todos los ángulos que necesitan mis aristas. Soy tan ilusa que creo que tendremos más en común que solo un tema. Soy tan ingenua que pienso que cuando una relación empieza debe ser para siempre. Por eso a la primera que no funciona, huyo o hecho, pero no lo sigo intentando, porque como ahora, no puedo imaginarme pasando el resto de la vida con alguien que me hace sentir vana e idiota.
Debería dar la oportunidad de crecer juntos, de amoldarnos, de amoldarme a otra persona, de ceder un poco. Pero a esta edad solo conozco dinosaurios como yo, muy grandes para espacios muy pequeños, destruyendo todo a su paso sin darse cuenta. Gente idiota como yo, que apenas se siente invadido desea volver a su espacio solitario, a su libertad única e irrepetible. Que apenas se siente atrapado huye.
A esta edad me doy cuenta, que tal vez es demasiado temprano para todo. Que apenas soy un infante desesperada porque las cosas lleguen ya y ahora, sin un ápice de paciencia.
Fin.
lunes, junio 29, 2009
En el Porche
Perdona si hoy me permito hablar sin cadencia, sin ese olor a mí que dices que existe en cada escrito. Perdona, si hoy entraste al internet y al no verme conectada viniste aquí esperando hallar una señal de mis estados de ánimo, de mi tristeza congénita, de mis mohines de niña mala. Si en una de mis líneas te menciono acaso.
Hoy no, porque termina Junio y tenía muchas ganas por escribir, sentimientos que flotan de mí, sensaciones y elucubraciones sobre la forma melancólica en que terminan las ilusiones. A lo mejor ya sabías que pasaría, pasa siempre, mejor ahora que luego...Ya se sabe, mejor ni mencionarlo.
Hoy me levanté temprano - si te apetece saberlo- estoy varios días con un problema de gastritis que de crónico pasa agudo y de agudo a un dolor asesino, que me hace permanecer insomne con ese dolor que no calma con nada que no sean alimentos blandos que mendigo en mi frigider a las 3 de la mañana, esperando dormir luego.
Hoy cogería el libro que empecé a leer hace 3 noches. Hoy dormiría hasta tarde arropada en la bata rosa de la que te ries tanto y hecha un pompón entre varias almohadas trataría de olvidar lo que me pasa a diario. Lo de siempre, el trabajo ...eso mejor ni te lo cuento.
Perdona si escribo así, estoy enferma, iba a escribir cosas muy generales, algunos recuerdos que me surgen cuando en la silla giratoria doy vuelta y vuelta hasta casi perder el sentido de las cosas. No pretendía que sea una carta personal. Pero ya no importa no? Nos hemos escrito tanto de esta forma...ya que mas da?
Parece que estuviera triste...Ha de ser el clima, es gris en mi ventana con ese cielo de nubes espesas y plomizas que nos cubriran del sol unos 6 meses más. No debería estar aquí sabes? Debería estar en esos lugares del trópico en donde hay sol todo el día y la gente se sienta en bancas a la sombra, a agonizar en el marasmo de sueños lejanos.
Debería estar sentada al porche de una casa de tablas con un gran jardín de flores salvajes. Y jugar con el pie en la arena dibujando las letras de un nombre que no recuerdo. Tirar la cabeza atrás como la tiro ahora mientras escribo y recibir el aliento de la selva atrás mío.
Está tan cerca el mar que puedo volverme salada de solo quedarme aquí afuera en el porche del otro lado del mundo en donde espero volver a nacer. En donde las cosas no inician por las patas, y me puedo dedicar solo a soñar, sin pensar en nada.
Me siento en el porche mientras se azotan las ventanas y estoy con un vestido descolorido que contrasta con la intensidad del verde del jardín y sus flores salvajes, con ese azul añil del cielo al amanecer. Mi vestido es de arena y mis ojos se extienden mas alla de las orillas de esta casa buscando el retorno de alguien que conoceré en un pasado al que me niego.
Mi otra yo ve al mar mientras su mano va tallando un trozo de madera lesionándose los dedos que en esta vida están tan bien cuidados por no hacer nada y usar siempre guantes de látex.
Mi otra yo no sabe de cálculos, de idiomas o de literatura. Sabe tal vez curar una herida con algún emplasto de hierbas y sabe cantar. No bien, sólo sabe. Sabe letras y se aprende de memoria versos de boleros que escucha en una radio que se cae de vieja.
Mi otra yo aprende rápido pero no quiere aprender, se queda con su vestido desteñido mirando al mar como si esperara que surgiera un milagro en esa fiesta de fuegos y color que es el atardecer en el trópico. Mi otra yo, espera calmada el amor como un acontecimiento natural ante el que hay que estar preparada y dejarse llevar.
Mi otra yo no sabe de enamorarse, desenamorarse y sufrir por ello. No sabe como duele el pecho al menor roce de la persona que te interesa, como una sensación primitiva ante la que no hallas remedio mas que bajar la mirada y guardar silencio. No sabe de las trampas de la soledad, de que los amores no son para siempre, ni para siempre las ilusiones.
Mi otra yo debe tener 20 años en este momento, espera pacientemente que algo suceda. Tal vez un milagro y que pueda conocer un amor una persona que cuide de ella y del jardín de las orquídeas salvajes. Seca sus manos callosas en ese vestido raído y triste, mientras canta para adentro versos que se hicieron canciones.
Yo, al otro lado del mundo suelto mi cabello y doy vueltas en una silla giratoria de colores chillones y espero, como ella, con ansia a que los milagros sean ciertos y que la lógica por una sola vez se equivoque. Mi yo actual bordea los 30 y se siente tan sola ya, ahora, rodeada de tanta gente, que no cree que esta soledad pueda ser cubierta ni por amigos, ni por familia ni por libros, menos por dinero. Que vive en la esperanza de que el amor (el verdadero) pueda cubrir eficazmente estos vacíos en donde se siente perdida y melancólica.
Mi yo actual ha venido a burscar en una ventanita una charla que le evite pensar demasiado.
Mi otra yo abre sus ventanas de par en par y se sienta a soñar despierta con un futuro inmediato de caricias y palabras bonitas. De amores que sean como en las canciones, perfectos y apasionados. Como ella. Tan perfectos e inocentes como ella.
Hoy no, porque termina Junio y tenía muchas ganas por escribir, sentimientos que flotan de mí, sensaciones y elucubraciones sobre la forma melancólica en que terminan las ilusiones. A lo mejor ya sabías que pasaría, pasa siempre, mejor ahora que luego...Ya se sabe, mejor ni mencionarlo.
Hoy me levanté temprano - si te apetece saberlo- estoy varios días con un problema de gastritis que de crónico pasa agudo y de agudo a un dolor asesino, que me hace permanecer insomne con ese dolor que no calma con nada que no sean alimentos blandos que mendigo en mi frigider a las 3 de la mañana, esperando dormir luego.
Hoy cogería el libro que empecé a leer hace 3 noches. Hoy dormiría hasta tarde arropada en la bata rosa de la que te ries tanto y hecha un pompón entre varias almohadas trataría de olvidar lo que me pasa a diario. Lo de siempre, el trabajo ...eso mejor ni te lo cuento.
Perdona si escribo así, estoy enferma, iba a escribir cosas muy generales, algunos recuerdos que me surgen cuando en la silla giratoria doy vuelta y vuelta hasta casi perder el sentido de las cosas. No pretendía que sea una carta personal. Pero ya no importa no? Nos hemos escrito tanto de esta forma...ya que mas da?
Parece que estuviera triste...Ha de ser el clima, es gris en mi ventana con ese cielo de nubes espesas y plomizas que nos cubriran del sol unos 6 meses más. No debería estar aquí sabes? Debería estar en esos lugares del trópico en donde hay sol todo el día y la gente se sienta en bancas a la sombra, a agonizar en el marasmo de sueños lejanos.
Debería estar sentada al porche de una casa de tablas con un gran jardín de flores salvajes. Y jugar con el pie en la arena dibujando las letras de un nombre que no recuerdo. Tirar la cabeza atrás como la tiro ahora mientras escribo y recibir el aliento de la selva atrás mío.
Está tan cerca el mar que puedo volverme salada de solo quedarme aquí afuera en el porche del otro lado del mundo en donde espero volver a nacer. En donde las cosas no inician por las patas, y me puedo dedicar solo a soñar, sin pensar en nada.
Me siento en el porche mientras se azotan las ventanas y estoy con un vestido descolorido que contrasta con la intensidad del verde del jardín y sus flores salvajes, con ese azul añil del cielo al amanecer. Mi vestido es de arena y mis ojos se extienden mas alla de las orillas de esta casa buscando el retorno de alguien que conoceré en un pasado al que me niego.
Mi otra yo ve al mar mientras su mano va tallando un trozo de madera lesionándose los dedos que en esta vida están tan bien cuidados por no hacer nada y usar siempre guantes de látex.
Mi otra yo no sabe de cálculos, de idiomas o de literatura. Sabe tal vez curar una herida con algún emplasto de hierbas y sabe cantar. No bien, sólo sabe. Sabe letras y se aprende de memoria versos de boleros que escucha en una radio que se cae de vieja.
Mi otra yo aprende rápido pero no quiere aprender, se queda con su vestido desteñido mirando al mar como si esperara que surgiera un milagro en esa fiesta de fuegos y color que es el atardecer en el trópico. Mi otra yo, espera calmada el amor como un acontecimiento natural ante el que hay que estar preparada y dejarse llevar.
Mi otra yo no sabe de enamorarse, desenamorarse y sufrir por ello. No sabe como duele el pecho al menor roce de la persona que te interesa, como una sensación primitiva ante la que no hallas remedio mas que bajar la mirada y guardar silencio. No sabe de las trampas de la soledad, de que los amores no son para siempre, ni para siempre las ilusiones.
Mi otra yo debe tener 20 años en este momento, espera pacientemente que algo suceda. Tal vez un milagro y que pueda conocer un amor una persona que cuide de ella y del jardín de las orquídeas salvajes. Seca sus manos callosas en ese vestido raído y triste, mientras canta para adentro versos que se hicieron canciones.
Yo, al otro lado del mundo suelto mi cabello y doy vueltas en una silla giratoria de colores chillones y espero, como ella, con ansia a que los milagros sean ciertos y que la lógica por una sola vez se equivoque. Mi yo actual bordea los 30 y se siente tan sola ya, ahora, rodeada de tanta gente, que no cree que esta soledad pueda ser cubierta ni por amigos, ni por familia ni por libros, menos por dinero. Que vive en la esperanza de que el amor (el verdadero) pueda cubrir eficazmente estos vacíos en donde se siente perdida y melancólica.
Mi yo actual ha venido a burscar en una ventanita una charla que le evite pensar demasiado.
Mi otra yo abre sus ventanas de par en par y se sienta a soñar despierta con un futuro inmediato de caricias y palabras bonitas. De amores que sean como en las canciones, perfectos y apasionados. Como ella. Tan perfectos e inocentes como ella.
miércoles, junio 24, 2009
La Cerebrito que Hablaba Huevadas.
Estoy haciendo pucheros, mientras me siento la persona mas disfuncional del mundo.
No sé de dónde salen esas cosas que hablo. No sé por qué sigo siendo como una niña Lorena que habla hinchando los cachetes de cosas que leí en algún libro raro, sintiendo aún hoy, como entonces que la gente me mira raro, que la gente murmura para adentro: Por qué dice esas cosas?
Esas cosas que digo, cuando me siento nerviosa y disparo historias que me hacen sentir como una máquina de anécdotas que no son mías. Como si un tropel de libros afloraran sus pasajes mas raros en mi boca que se seca, que pierde turgencia al sentir los nervios de no saber que rayos estoy diciendo.
*
Debería aprender que una no se puede fijar en hombres que te hagan sentir tonta, necia, una sabelotodo que habla huevadas a solas.
Debería aprender a no sentirme patética si hablo de Juan Valdez y de los catadores de café o sobre la variedad esa que se hace del excremento de las aves...Aunque en este punto de mi conferencia sobre el café vea a mi interlocutor con una cara de:
Qué xuxa estás hablando?
Es en ese momento que me siento estúpida y disfuncional, aunque no debería hacerlo, porque alguien normal en mi mundo de disfuncionales hubiera hecho algun comentario y hubieramos seguido largas horas de conversación sobre el café y vicios similares y no me hubiera sentido así de rara, así de desesperada al querer tocar temas largos en una charla que solo durará 15 minutos, de sudor de manos y nariz brillosa.
Pero yo me siento observada por unos ojos mas grandes que los míos ( Y eso si que es una proeza) y me voy sintiendo tonta, tontísima, como cuando a los 14 años, en una de las charlas habituales entre chicos y chicas de esa edad yo mencionara eso de que los náufragos no deben tragar comida rapidamente al ser rescatados por algun síndrome de realimentación del que había leído en un libro sobre naufragios y cosas similares, porque corrían riesgo de morirse.
Recuerdo aún ese momento en que todos se me quedarían mirando y luego reirían haciéndome sentir la Cerebrito que Habla Huevadas.
Siento que he pasado por momentos similares muchas veces.
Que a veces digo cosas que cortan conversaciones enteras, como anteayer que hablaban las tías enfermeras con los viejos médicos de que todo mal se te regresa, de la ley del boomerang ( existe eso???) y de Dios y huevadas similares que intentaban simular una filosofía bien huachafa, que ya me estaba durmiendo y yo, la estúpida, en un rapto de aburrimiento tenía que mencionar eso de que Todo se resume en la ley de la entropía....(para cancelarles su invento de la del boomerang...)
Y obvio, todo el mundo se quedó birolo y comenzaron a bromear de que yo había visto mucho el canal astral...terminando la charla al toke, para dar paso a la escena de : Búrlense de la nueva!
O cuando hablaban de los perros y las mascotas y como alimentarlos y sus nombres y cosas bien tontas y yo tenía que meter mi cuchara al decir que históricamente el gato era conocido por ser la mascota de los poetas...Plop! todo el mundo mirándome y yo sin querer sugerir ejemplos de escritores famosos, porqué reseteé el disco al sentirme observada...y allí terminaría mi intervención porque ya no quería defender mas a los gatos si estaba en vías de convertirme en la solterona que colecciona dibujos de gatos...
Y hoy...hoy que sentí que hablaba sola, que el tipo cambiaba de tema, que se me aguaba el café de un sorbo, que sentía que me sentía mensa, disfuncional, una estúpida que bordea los treintas y aun no sabe cuándo quedarse callada.
Que él me miraba y yo me sentía de 14, que bah! de 13...una niña tonta que no sabe decir cosas interesantes y siempre lo arruina todo mencionando algo estúpido.
La necia de siempre yo.
*
Recuerdo esa mañana en la playa, yo había comenzado a hablar tonteras similares, esta vez sobre GGM y Aracataca, sobre esa prosa que a veces me parecía poesía pura con esa cadencia que hace querer seguir leyendo...hablaba por los nervios y por no sentirme tonta, aunque sin éxito. Mil ideas se agolpaban en mi mente y salían disparadas de mi boca dejándome a un milímetro de sentirme idiota, una necia, una niña Lorena que naufraga en temas incomprensibles que no vienen al caso en una mañana azul y soleada.
Cuando estaba a punto de callarme y no volver a decir nada, él cogería el hilo de mi madeja y me hablaría de esos 100 años de Soledad que ya lo corroían entero, de esa lluvia de flores amarillas que recordaba de un pasaje casi mágico en el libro que no pensé entendería y me seguiría hablando como un tonto también, de mil cosas que me hacía sentir maravillada y pequeña.
Nuestra coincidencia sería el momento mágico que hace un año, me haría replantearme el hecho de que no estoy completamente sola, que al otro lado del mundo y por casualidad, puedo hallar a la persona mas rara del mundo y que me hable y me diga cosas y me haga sentir como que he crecido, que soy mujer, que lo que sale de mi boca no son las huevadas de las que todo el mundo se ríe. Que he sido encontrada.
Que la niña Lorena puede sentirse apreciada.
Vuelvo a mi premisa. No fijarme nunca más en hombres que me hagan sentir una solitaria patética que habla tonteras. Sin embargo en este mundo en que los milagros no suceden a diario, me he de conformar con quedarme callada y fingir que me intereso pro las charlas que me ofrecen...hasta que otra mañana, en otro país, en otra playa, en una dimensión paralela, alguien me vuelva a encontrar y yo sienta que la vida encaja, que todo asombrosamente encaja para las niñas que aprenden a soñar despiertas
No sé de dónde salen esas cosas que hablo. No sé por qué sigo siendo como una niña Lorena que habla hinchando los cachetes de cosas que leí en algún libro raro, sintiendo aún hoy, como entonces que la gente me mira raro, que la gente murmura para adentro: Por qué dice esas cosas?
Esas cosas que digo, cuando me siento nerviosa y disparo historias que me hacen sentir como una máquina de anécdotas que no son mías. Como si un tropel de libros afloraran sus pasajes mas raros en mi boca que se seca, que pierde turgencia al sentir los nervios de no saber que rayos estoy diciendo.
*
Debería aprender que una no se puede fijar en hombres que te hagan sentir tonta, necia, una sabelotodo que habla huevadas a solas.
Debería aprender a no sentirme patética si hablo de Juan Valdez y de los catadores de café o sobre la variedad esa que se hace del excremento de las aves...Aunque en este punto de mi conferencia sobre el café vea a mi interlocutor con una cara de:
Qué xuxa estás hablando?
Es en ese momento que me siento estúpida y disfuncional, aunque no debería hacerlo, porque alguien normal en mi mundo de disfuncionales hubiera hecho algun comentario y hubieramos seguido largas horas de conversación sobre el café y vicios similares y no me hubiera sentido así de rara, así de desesperada al querer tocar temas largos en una charla que solo durará 15 minutos, de sudor de manos y nariz brillosa.
Pero yo me siento observada por unos ojos mas grandes que los míos ( Y eso si que es una proeza) y me voy sintiendo tonta, tontísima, como cuando a los 14 años, en una de las charlas habituales entre chicos y chicas de esa edad yo mencionara eso de que los náufragos no deben tragar comida rapidamente al ser rescatados por algun síndrome de realimentación del que había leído en un libro sobre naufragios y cosas similares, porque corrían riesgo de morirse.
Recuerdo aún ese momento en que todos se me quedarían mirando y luego reirían haciéndome sentir la Cerebrito que Habla Huevadas.
Siento que he pasado por momentos similares muchas veces.
Que a veces digo cosas que cortan conversaciones enteras, como anteayer que hablaban las tías enfermeras con los viejos médicos de que todo mal se te regresa, de la ley del boomerang ( existe eso???) y de Dios y huevadas similares que intentaban simular una filosofía bien huachafa, que ya me estaba durmiendo y yo, la estúpida, en un rapto de aburrimiento tenía que mencionar eso de que Todo se resume en la ley de la entropía....(para cancelarles su invento de la del boomerang...)
Y obvio, todo el mundo se quedó birolo y comenzaron a bromear de que yo había visto mucho el canal astral...terminando la charla al toke, para dar paso a la escena de : Búrlense de la nueva!
O cuando hablaban de los perros y las mascotas y como alimentarlos y sus nombres y cosas bien tontas y yo tenía que meter mi cuchara al decir que históricamente el gato era conocido por ser la mascota de los poetas...Plop! todo el mundo mirándome y yo sin querer sugerir ejemplos de escritores famosos, porqué reseteé el disco al sentirme observada...y allí terminaría mi intervención porque ya no quería defender mas a los gatos si estaba en vías de convertirme en la solterona que colecciona dibujos de gatos...
Y hoy...hoy que sentí que hablaba sola, que el tipo cambiaba de tema, que se me aguaba el café de un sorbo, que sentía que me sentía mensa, disfuncional, una estúpida que bordea los treintas y aun no sabe cuándo quedarse callada.
Que él me miraba y yo me sentía de 14, que bah! de 13...una niña tonta que no sabe decir cosas interesantes y siempre lo arruina todo mencionando algo estúpido.
La necia de siempre yo.
*
Recuerdo esa mañana en la playa, yo había comenzado a hablar tonteras similares, esta vez sobre GGM y Aracataca, sobre esa prosa que a veces me parecía poesía pura con esa cadencia que hace querer seguir leyendo...hablaba por los nervios y por no sentirme tonta, aunque sin éxito. Mil ideas se agolpaban en mi mente y salían disparadas de mi boca dejándome a un milímetro de sentirme idiota, una necia, una niña Lorena que naufraga en temas incomprensibles que no vienen al caso en una mañana azul y soleada.
Cuando estaba a punto de callarme y no volver a decir nada, él cogería el hilo de mi madeja y me hablaría de esos 100 años de Soledad que ya lo corroían entero, de esa lluvia de flores amarillas que recordaba de un pasaje casi mágico en el libro que no pensé entendería y me seguiría hablando como un tonto también, de mil cosas que me hacía sentir maravillada y pequeña.
Nuestra coincidencia sería el momento mágico que hace un año, me haría replantearme el hecho de que no estoy completamente sola, que al otro lado del mundo y por casualidad, puedo hallar a la persona mas rara del mundo y que me hable y me diga cosas y me haga sentir como que he crecido, que soy mujer, que lo que sale de mi boca no son las huevadas de las que todo el mundo se ríe. Que he sido encontrada.
Que la niña Lorena puede sentirse apreciada.
Vuelvo a mi premisa. No fijarme nunca más en hombres que me hagan sentir una solitaria patética que habla tonteras. Sin embargo en este mundo en que los milagros no suceden a diario, me he de conformar con quedarme callada y fingir que me intereso pro las charlas que me ofrecen...hasta que otra mañana, en otro país, en otra playa, en una dimensión paralela, alguien me vuelva a encontrar y yo sienta que la vida encaja, que todo asombrosamente encaja para las niñas que aprenden a soñar despiertas
martes, junio 23, 2009
Salud por mi!
Bebo vino mientras tarareo en un mal inglés Sweet Child of mine en la versión slow, con volumen máximo a las 10 de la noche, para que me odien mas los vecinos.
Bebo vino que no es mío, que quedó en la cocina por error y me dan ganas de hacer muchas cosas malas, incluídas fumar y hacerlo mal como fumamos las mujeres de mi especie, por estilo jamás por confort.
Y mientras bebo, escribo, me relajo, dejo que mis músculos se suelten y dejo de pensar que hoy me sentí mal, que me sentía gorda, estúpida, ilusionada de una nada, a punto de llorar por ver de lejos a un paciente que se nos muere, que se nos igue muriendo.
Y mando a la porra todo, mis laberintos de amores, mis disquisiciones sobre la vida, la soledad y los treinta y canto...Canto como loca, canciones que recolecté alguna vez en un usb que ahora parece un vibrador, asi de grande y brillante.
Canto canciones de décadas que nadie mas recuerda, de gente que jamás ganó un disco de oro, pero que hace letras de esas que se te clavan adentro, cuando te vas dejando llevar, por esta cadencia, por este modo de estar.
Y me olvido de mi presentación de mañana, de que no tengo ropa planchada, que debería ir bonita para que me tomen en serio y dejen de pensar que soy un hombrecito que solo sabe usar scrub y lleva el pelito atado en un moño de color, para q se le vea limpia y correcta.
Tomo el vino y me llena una felicidad tonta e inocente, que no espera a cambio nada mas que su propio movimiento de pies, manos y cabeza. Tengo tantas ganas de bailar, que tonta me siento...Y hablo con mi amigo el psiquiatra y le cuento lo que me pasa y me repite lo que yo ya sé de memoria, que me quede sola un tiempo, que no eche por la borda lo que tenía ( es algo naive para ser psiquiatra y piensa que mi relación anterior tenía alguna oportunidad, por lo visto solo sabe lo que yo le conté...puras cositas buenas)
Y escribo, escribo, porque me da vergúenza llamar a mi hermana o mi amiga y decirle que hoy me sentí una tonta, que estoy en un callejón sin salida, que solo me quedan 10 días para dejar de soñar despierta, que me falta mucho cariño, comprensión y sexo.
Principalmente lo último, pero no puedo ni pensarlo sin sentirme hastiada de la forma en que esta necesidad tiene de ser saciada.
Pienso en Rafa, en aquel tiempo hace 4 años cuando nos encontramos de casualidad y me hizo sentir genial y yo lo snetí genial. Era tan especial entonces? Era un barco a la deriva? Me agrada pensar en ese momento, me pregunto si alguien me hará sentir de nuevo así, una mujer lista a quien no se le debe tomar el pelo. No una huevona cualquiera, no demasiado especial, simplemente una chica lista, que sabe lo que quiere pero siempre coge el camino mas difícil para llegar a sus objetivos.
Salud por mi!
Bebo vino que no es mío, que quedó en la cocina por error y me dan ganas de hacer muchas cosas malas, incluídas fumar y hacerlo mal como fumamos las mujeres de mi especie, por estilo jamás por confort.
Y mientras bebo, escribo, me relajo, dejo que mis músculos se suelten y dejo de pensar que hoy me sentí mal, que me sentía gorda, estúpida, ilusionada de una nada, a punto de llorar por ver de lejos a un paciente que se nos muere, que se nos igue muriendo.
Y mando a la porra todo, mis laberintos de amores, mis disquisiciones sobre la vida, la soledad y los treinta y canto...Canto como loca, canciones que recolecté alguna vez en un usb que ahora parece un vibrador, asi de grande y brillante.
Canto canciones de décadas que nadie mas recuerda, de gente que jamás ganó un disco de oro, pero que hace letras de esas que se te clavan adentro, cuando te vas dejando llevar, por esta cadencia, por este modo de estar.
Y me olvido de mi presentación de mañana, de que no tengo ropa planchada, que debería ir bonita para que me tomen en serio y dejen de pensar que soy un hombrecito que solo sabe usar scrub y lleva el pelito atado en un moño de color, para q se le vea limpia y correcta.
Tomo el vino y me llena una felicidad tonta e inocente, que no espera a cambio nada mas que su propio movimiento de pies, manos y cabeza. Tengo tantas ganas de bailar, que tonta me siento...Y hablo con mi amigo el psiquiatra y le cuento lo que me pasa y me repite lo que yo ya sé de memoria, que me quede sola un tiempo, que no eche por la borda lo que tenía ( es algo naive para ser psiquiatra y piensa que mi relación anterior tenía alguna oportunidad, por lo visto solo sabe lo que yo le conté...puras cositas buenas)
Y escribo, escribo, porque me da vergúenza llamar a mi hermana o mi amiga y decirle que hoy me sentí una tonta, que estoy en un callejón sin salida, que solo me quedan 10 días para dejar de soñar despierta, que me falta mucho cariño, comprensión y sexo.
Principalmente lo último, pero no puedo ni pensarlo sin sentirme hastiada de la forma en que esta necesidad tiene de ser saciada.
Pienso en Rafa, en aquel tiempo hace 4 años cuando nos encontramos de casualidad y me hizo sentir genial y yo lo snetí genial. Era tan especial entonces? Era un barco a la deriva? Me agrada pensar en ese momento, me pregunto si alguien me hará sentir de nuevo así, una mujer lista a quien no se le debe tomar el pelo. No una huevona cualquiera, no demasiado especial, simplemente una chica lista, que sabe lo que quiere pero siempre coge el camino mas difícil para llegar a sus objetivos.
Salud por mi!
lunes, junio 22, 2009
Conquistando
Me hablabas de un mundo violento, triste, rápido...de inmediato imaginé un mundo azulino, húmedo, como en el que queda en el primer trazo de una acuarela, de pronto me imaginé zambullida allí en un cuadro de dos dimensiones fingiendo ser el retrato de lo que el artista espera que yo sea. La creación de alguien más que me pinta como espera que yo sea, que me pone en papel, como imagina que yo he sido.
Un retrato azul, eso imagino.
La vida se desprende a pétalos violetas de esta enorme duda entre el ser y el no ser. Parece que caminara y mis ideas me fueran abandonando como páginas al viento. Más rápido escapo y a mas velocidad salen de mi pensamientos, recuerdos, añoranzas. Me despido de todo lo que he sido y me dejo impactar por el perfume de la vida en mis cabellos y mejillas.
Ojalá siempre fuera así, todo una ilusión, nunca una certeza. Poderme dormir así con la esperanza tonta de que también piensan en mí, que también sueñan conmigo. Y me acaricia el narcisismo de creerme única especial, deseada. Y me ataca el misticismo de ser parte de un destino, un camino que alguien mas tomara, hará suyo.
Me aprovecho de esa duda de creerme pensada, añorada, esperada. Así como añoro yo, así como espero, a que la vida abandone su color azul claro de siempre y se transforme en esa fruta que espera jugosa a ser mordida, a ser tomada, a ser conquistada y transformada de un toque a un cuadro lleno de vida, un prisma de mil colores.
Un retrato azul, eso imagino.
La vida se desprende a pétalos violetas de esta enorme duda entre el ser y el no ser. Parece que caminara y mis ideas me fueran abandonando como páginas al viento. Más rápido escapo y a mas velocidad salen de mi pensamientos, recuerdos, añoranzas. Me despido de todo lo que he sido y me dejo impactar por el perfume de la vida en mis cabellos y mejillas.
Ojalá siempre fuera así, todo una ilusión, nunca una certeza. Poderme dormir así con la esperanza tonta de que también piensan en mí, que también sueñan conmigo. Y me acaricia el narcisismo de creerme única especial, deseada. Y me ataca el misticismo de ser parte de un destino, un camino que alguien mas tomara, hará suyo.
Me aprovecho de esa duda de creerme pensada, añorada, esperada. Así como añoro yo, así como espero, a que la vida abandone su color azul claro de siempre y se transforme en esa fruta que espera jugosa a ser mordida, a ser tomada, a ser conquistada y transformada de un toque a un cuadro lleno de vida, un prisma de mil colores.
viernes, junio 19, 2009
El Comegente Parte 2
En el monte parece que fuera la tierra la que pariera al sol, decía Offi. Hasta ese día no me había dado cuenta lo cierto que era. De pronto al abrir los ojos, los rayos débiles del día que empezaba comenzaron a aflorar en el perfil de la tierra, como si de sus entrañas se levantara un sol demasiado perezoso.
El alemán seguía durmiendo, habíamos pasado la noche en la estación fronteriza y mientras Offi y yo intercambiábamos anécdotas del trabajo, él se había lanzado a fumar de esa forma compulsiva y llena de nervios en que lo hacía siempre. Sus fumarolas se elevaban en la noche, en medio de ese silencio incómodo salpicado de gruñidos que tenía él.
Nuestro viaje se había alargado un poco, salir del país a los puestos fronterizos había sido una tarea algo difícil llevando a tremendo desteñido patilargo a nuestro lado. A cada rato nos preguntaban a dónde íbamos y por qué íbamos. La explicación de la entrevista al Comegente no era una historia que quisiéramos repetir siempre, así que inventábamos lo de ser fotógrafos de mariposas, estudiantes de la naturaleza, biólogos, o una tontera por el estilo.
No creo que a Offi le cayera muy bien el oficio de observador de mariposas con su cara de reptil y ojos vivaces, pero con un poco de plata íbamos pasando de a poquitos cada puesto en que nos hicieran problemas.
Yo mientras tanto iba haciendo pequeños bocetos de lo que podría ser la historia del Comegente, una historia negra para que se leyera en varios capítulos, con bastante sangre y descripción de caras asustadas, antes del zarpazo del caníbal de valle alto como lo apodaban otros.
El día que lo conocimos sin embargo, El Comegente no aparentaba tener mas de 45 años, sonriente y colorado como si la sangre de todos sus muertos se le agolpara en las mejillas. Sus dientes separados sin embargo daban la impresión de un infinito placer al destruir tejidos ajenos.
El gringo había logrado que nos dejaran pasar al puesto de policía donde lo tenían preso hace 2 meses no porque creyeran que fuera del todo peligroso, sino porque no había nadie suficientemente letrado en el pueblo para que lo pudiera procesar.
Al conocerlo sabíamos solo algunos detalles de las matanzas de los últimos 2 años. Una historia de que se había comido a su compañero de pedir limosnas y otra en la que enterraba las carnes de sus muchas víctimas cerca al botadero del pueblo. Todos detalles muy vagos acerca de su verdadera voracidad, el móvil de su comportamiento o el inicio de éste.
Nosotros habíamos llegado para enterarnos de todo, pero entre la ambición de Offi por sacar detalles más escabrosos y la del gringo por filmar cualquier resto humano que él hubiera dejado por el camino, con una fijación placentera por el dolor ajeno, el viaje comenzaba a ser asfixiante.
Ahí estábamos él y yo frente a frente en la pequeña celda que rezumaba humedad y olvido en medio de la selva. Offi con la cámara de fotos, el gringo en una esquina filmándolo todo con una cámara de mano. Yo intentando que no se me sienta el miedo que afloraba desde mis axilas.
El Comegente tiró la silla de un zarpazo y mirándonos fijo como un animal que juega con su presa antes de devorarla, se sentó sobre sus cuartos traseros en el piso y dijo con una risita:
Que desean los señores?
El alemán seguía durmiendo, habíamos pasado la noche en la estación fronteriza y mientras Offi y yo intercambiábamos anécdotas del trabajo, él se había lanzado a fumar de esa forma compulsiva y llena de nervios en que lo hacía siempre. Sus fumarolas se elevaban en la noche, en medio de ese silencio incómodo salpicado de gruñidos que tenía él.
Nuestro viaje se había alargado un poco, salir del país a los puestos fronterizos había sido una tarea algo difícil llevando a tremendo desteñido patilargo a nuestro lado. A cada rato nos preguntaban a dónde íbamos y por qué íbamos. La explicación de la entrevista al Comegente no era una historia que quisiéramos repetir siempre, así que inventábamos lo de ser fotógrafos de mariposas, estudiantes de la naturaleza, biólogos, o una tontera por el estilo.
No creo que a Offi le cayera muy bien el oficio de observador de mariposas con su cara de reptil y ojos vivaces, pero con un poco de plata íbamos pasando de a poquitos cada puesto en que nos hicieran problemas.
Yo mientras tanto iba haciendo pequeños bocetos de lo que podría ser la historia del Comegente, una historia negra para que se leyera en varios capítulos, con bastante sangre y descripción de caras asustadas, antes del zarpazo del caníbal de valle alto como lo apodaban otros.
El día que lo conocimos sin embargo, El Comegente no aparentaba tener mas de 45 años, sonriente y colorado como si la sangre de todos sus muertos se le agolpara en las mejillas. Sus dientes separados sin embargo daban la impresión de un infinito placer al destruir tejidos ajenos.
El gringo había logrado que nos dejaran pasar al puesto de policía donde lo tenían preso hace 2 meses no porque creyeran que fuera del todo peligroso, sino porque no había nadie suficientemente letrado en el pueblo para que lo pudiera procesar.
Al conocerlo sabíamos solo algunos detalles de las matanzas de los últimos 2 años. Una historia de que se había comido a su compañero de pedir limosnas y otra en la que enterraba las carnes de sus muchas víctimas cerca al botadero del pueblo. Todos detalles muy vagos acerca de su verdadera voracidad, el móvil de su comportamiento o el inicio de éste.
Nosotros habíamos llegado para enterarnos de todo, pero entre la ambición de Offi por sacar detalles más escabrosos y la del gringo por filmar cualquier resto humano que él hubiera dejado por el camino, con una fijación placentera por el dolor ajeno, el viaje comenzaba a ser asfixiante.
Ahí estábamos él y yo frente a frente en la pequeña celda que rezumaba humedad y olvido en medio de la selva. Offi con la cámara de fotos, el gringo en una esquina filmándolo todo con una cámara de mano. Yo intentando que no se me sienta el miedo que afloraba desde mis axilas.
El Comegente tiró la silla de un zarpazo y mirándonos fijo como un animal que juega con su presa antes de devorarla, se sentó sobre sus cuartos traseros en el piso y dijo con una risita:
Que desean los señores?
miércoles, junio 17, 2009
Me siento a ver los aviones pasar
No voy hablar del amor ni de los eventos cataclísmicos que por el suceden. Por mi salud mental ya no debería hablar de nada y solo quedarme aquí a ver los aviones pasar,
al pie de mi ventana como esperando pintarse algún cuadro inédito de la historia humana,
de mi propia historia.
Me voy rompiendo como si de papel mojado se tratara, de a poquitos, sin que los demás hagan mucho esfuerzo. Rompìéndome y dando paso a una forma decolada de dolor e ira. La personificación de la frustración en un solo rostro.
Una Olivia Sánchez mejorada.
Mi vida corre a ciclos, huyendo de las relaciones asfixiantes, de todo aquello que me prometa confort a cambio de ser eternamente la chica frágil que solicita ayuda.
Llego a la casa del terror, con odio a mi misma por seguir viviendo allí y no poder iniciar una relación normal nunca.
Cómo explicaría a alguien que aun vivo en la casa de mi ex, que llega allí los fines de semana, que llama casi a diario, que siento por él alguna suerte de respeto y culpa.
A mujeres como yo, los hombres como él sulen poner un grillete de culpa alrededor del cuello, para que así cada relación nueva sea solo un estropajo del que hay que deshacerse pronto.
Mi primera relación en la vida era casi perfecta, tuvo que terminar para que me diera cuenta que estaba con el tipo mas obsesivo del mundo. Que definitivamente no era feliz, que salí huyendo no para enamorarme de un alguien, sino simplemente para saber que era enamorarse. Igual que ahora.
No importa cuantos mamotretos vengan luego, será la culpa la que me invada si sacudo mi felicidad delante de mis viudos. Si puede acaso asomar la sonrisa del nuevo intento en mi cara.
Debo cuidarme, porque mis viudos sienten dolor y me culpan por haber dejado de amarlos. Suelen decir que lo ams doloroso para un hombre es saber que su mujer ama a otro.
Y qué?
Acaso es mas fácil cuando terminas una relación sabiendo que no te quisieron nunca?
Que el tipo con el que soñabas de día y de noche, con el que esperabas hablar a diario, no siente ni la centésima parte de lo que tu estabas dispuesta a sentir, que no siente nada de lo que tu sientes de una forma intensa y dolorosa, como si cada separación fuera la extirpación de un órgano vital?
Duele menos de alguna forma? Una ruptura acaso no duele? No duele como si cada día tuvieras que hacer el ejercicio mental de tomar aire y respirar hondo para que el mundo no se te caiga encima? Para que las cosas te cuadren y puedas controlar al menos una de las áreas de tu vida que no se está yendo por un tubo?
Cómo querías que esto sucediera sin dolor? Hay alguna forma de decir No te amo con anestesia?
Si no doliera me terminaría convirtiendo en uno de los estropajos de turno, alegando que por el temor al dolor esperan no enamorarse nunca. Si no fuera a doler jamás intentariamos nada y cada relación sería el papel mojado donde escribimos promesas que no cumpliremos.
Por qué debo sentir culpa por todas las relaciones pasadas? Alguien en el mundo siente culpa por mí?
Me asfixia el recuerdo de mis viudos. Esa sensación de que yo DEBÍA amarlos, como si fuera una obligación amar eternamente.
Me siento aquí a ver los aviones pasar, recordando los desastres vividos en las últimas horas, lo emocionalemente agotador de un trabajo que no te compensa; lo asfixiante de una relación que terminó como tal hace un año; la melancolía por otra relación que fue vivida con tantas esperanzas que hasta me da vergüenza admitir que me enamoré solita de una ilusión. Pensando que jamás tendré una relación normal mientras siga viviendo aquí a la sombra de un muerto. Que incluso si alguien normal se apareciera no podría explicar tanto descalabro en mi vida.
Tanto ruido y tan pocas nueces.
Me siento y quisiera desesperadamente fumar, moverme, hacer algo que me quite las ideas de la cabeza, golpearme contra un muro y borrar de mi memoria todas aquellas cosas que me impiden volver a creer en un futuro que no sea patético y lleno de reproches acerca de lo que no pudo ser.
al pie de mi ventana como esperando pintarse algún cuadro inédito de la historia humana,
de mi propia historia.
Me voy rompiendo como si de papel mojado se tratara, de a poquitos, sin que los demás hagan mucho esfuerzo. Rompìéndome y dando paso a una forma decolada de dolor e ira. La personificación de la frustración en un solo rostro.
Una Olivia Sánchez mejorada.
Mi vida corre a ciclos, huyendo de las relaciones asfixiantes, de todo aquello que me prometa confort a cambio de ser eternamente la chica frágil que solicita ayuda.
Llego a la casa del terror, con odio a mi misma por seguir viviendo allí y no poder iniciar una relación normal nunca.
Cómo explicaría a alguien que aun vivo en la casa de mi ex, que llega allí los fines de semana, que llama casi a diario, que siento por él alguna suerte de respeto y culpa.
A mujeres como yo, los hombres como él sulen poner un grillete de culpa alrededor del cuello, para que así cada relación nueva sea solo un estropajo del que hay que deshacerse pronto.
Mi primera relación en la vida era casi perfecta, tuvo que terminar para que me diera cuenta que estaba con el tipo mas obsesivo del mundo. Que definitivamente no era feliz, que salí huyendo no para enamorarme de un alguien, sino simplemente para saber que era enamorarse. Igual que ahora.
No importa cuantos mamotretos vengan luego, será la culpa la que me invada si sacudo mi felicidad delante de mis viudos. Si puede acaso asomar la sonrisa del nuevo intento en mi cara.
Debo cuidarme, porque mis viudos sienten dolor y me culpan por haber dejado de amarlos. Suelen decir que lo ams doloroso para un hombre es saber que su mujer ama a otro.
Y qué?
Acaso es mas fácil cuando terminas una relación sabiendo que no te quisieron nunca?
Que el tipo con el que soñabas de día y de noche, con el que esperabas hablar a diario, no siente ni la centésima parte de lo que tu estabas dispuesta a sentir, que no siente nada de lo que tu sientes de una forma intensa y dolorosa, como si cada separación fuera la extirpación de un órgano vital?
Duele menos de alguna forma? Una ruptura acaso no duele? No duele como si cada día tuvieras que hacer el ejercicio mental de tomar aire y respirar hondo para que el mundo no se te caiga encima? Para que las cosas te cuadren y puedas controlar al menos una de las áreas de tu vida que no se está yendo por un tubo?
Cómo querías que esto sucediera sin dolor? Hay alguna forma de decir No te amo con anestesia?
Si no doliera me terminaría convirtiendo en uno de los estropajos de turno, alegando que por el temor al dolor esperan no enamorarse nunca. Si no fuera a doler jamás intentariamos nada y cada relación sería el papel mojado donde escribimos promesas que no cumpliremos.
Por qué debo sentir culpa por todas las relaciones pasadas? Alguien en el mundo siente culpa por mí?
Me asfixia el recuerdo de mis viudos. Esa sensación de que yo DEBÍA amarlos, como si fuera una obligación amar eternamente.
Me siento aquí a ver los aviones pasar, recordando los desastres vividos en las últimas horas, lo emocionalemente agotador de un trabajo que no te compensa; lo asfixiante de una relación que terminó como tal hace un año; la melancolía por otra relación que fue vivida con tantas esperanzas que hasta me da vergüenza admitir que me enamoré solita de una ilusión. Pensando que jamás tendré una relación normal mientras siga viviendo aquí a la sombra de un muerto. Que incluso si alguien normal se apareciera no podría explicar tanto descalabro en mi vida.
Tanto ruido y tan pocas nueces.
Me siento y quisiera desesperadamente fumar, moverme, hacer algo que me quite las ideas de la cabeza, golpearme contra un muro y borrar de mi memoria todas aquellas cosas que me impiden volver a creer en un futuro que no sea patético y lleno de reproches acerca de lo que no pudo ser.
domingo, junio 14, 2009
El problema de ver peliculas por cable son los cortes comerciales, dejan demasiado tiempo para no hacer nada. Por eso me conecto y una que otra vez hallo a alguien aburrido diciendo cosas aburridas por ahí.
Extraño intercalar peliculas con sexo. No, mejor extraño al sexo. Es malo que una mujer lo diga?
Ya nada es extraño.
Es extraño que yo lo diga. La no blogger lo diga, en el mundo real? Si bastante.
Imaginate una charla en la que inicies diciendo, Oye extraño hacerlo.
Suena mal. Aquí suena mal. Debe haber un lugar que no. De hecho hay varios lugares en que no.
Extraño estar en otros lugares.
Aquí empezó mi película debo hacer una pausa. EL GURU DEL SEXO es un buen inicio para mi domingo.
Extraño intercalar peliculas con sexo. No, mejor extraño al sexo. Es malo que una mujer lo diga?
Ya nada es extraño.
Es extraño que yo lo diga. La no blogger lo diga, en el mundo real? Si bastante.
Imaginate una charla en la que inicies diciendo, Oye extraño hacerlo.
Suena mal. Aquí suena mal. Debe haber un lugar que no. De hecho hay varios lugares en que no.
Extraño estar en otros lugares.
Aquí empezó mi película debo hacer una pausa. EL GURU DEL SEXO es un buen inicio para mi domingo.
sábado, junio 13, 2009
Sábado de Mierda
Justo hoy cuando amanecí pensando en la continuaciónd e mi cuento, que por fin se me había ocurrido algo, que ojala tuviera una compu cerca...todo se viene abajo.
Sábado de mierda eso es lo que es. No sé como pude pensar que hoy sería un buen sábado que saldría temprano que tendría un remedo de cita.
Cita con quién? No debería pensar en citas, no debería pensar en nada. Mejor me hago lesbiana...Grrrrrrrrr...asi de mal van las cosas.
Yo necesitaría un marido que me compre el pan y la carne, que me diga tonteras mismo Homero Simpson pero me abrace bastante. Yo necesitaria olvidarme, olvidarme d eloq ue pasa en el hospital, de que se me muere un paciente de 20 años hace 3 días y no tengo nada para hacer, porque ya hicimos todo.
Una mierda pues. Porque me quedo 12 horas continuas y siento que no es suficiente, que en realidad no he hecho nada mas que escribir y hacer cositas y pensar, pero que mis pensamientos no dan resultado, que hay alguien mas obstruyendo el flujo de la vida. Un Dios, un destino, alguien que aniquila esperanzas, incluso las mías.
Quisiera no tener que soñar más. Hasta mis sueños son malos. Han vuelto esos sueños de la era pre migraña, eso sueños a los que mi hermana pitonisa si les cree, porque segíun dice está mas unida a su lado espiritual, no como yo. Como yo, que en estos ultimos años conoci todo lo carnal y mundano que podia ser un ser terrenal.
No como yo que ándo mas metida en lo material, en los cálculos , en ver a cuanto gotea una solución, a cuanto flujo funciona todo.
Es cierto, estoy quemando. Como me dijeron hoy los residentes a mi cargo, ese hospital es ahora mi única vida.
Y yoq uería responderles que antes ( hace tiempo) yo tuve mas vida que todos ellos juntos, incluso hace algunos meses cuando despertaba a mi vecina de puro grito lujurioso tenía mas vida que ahora.
Era vida?
Bueno, algo se le parecía, estaba ilusionada y quería creer, que es lo mas importante para cualquier relación. Pero nada, de nuevo que me metía con otro pata que no creia en nada, con la vieja excusa de ya me enamoré y me hicieron daño.
Huevadas.
No sé cuantas veces he escuchado lo mismo.
Por eso que hoy les dije a mis enfermeras q me volvería monja ( para corromper curas, claro) porq jamás me metería con un médico y jamás me metería con alguien que no creyera lo suficiente en mí como para hacer el intento ( pucha, que para creer en mi, tendria q ser médico, los otros monse con los que me metí no tienen una puta idea de todo lo que hago y seguro me comparan con las calabacitas con las que han estado tirando antes)
Dada esta paradoja, creo que voy en camino a quedarme sola, sola...buscando por internete un vibrador gigante que acapare ciertos vacíos físicos y con algun libro enorme que llene aquellos mentales.
Es mi queja contra la humanidad, como ya nadie lee esto, excepto mi buen Junio ( con él que por cierto jamás andaré, olvídalo, ya fuimos, vivir contigo fue un asco, odio tener hijos impostados y salir con padres por accidente) puedo atreverme a decir que estoy HARRRRRRRRRRRTA
DE LOS HOMBRES.
A la mierda con ellos. Puag!
Solo me sirven en la cama, después, naaaaaada. Ni para darme compañía. Así de malos son
Y lo peor!
lo peor de todo. Me odio.
Hoy esttuve mirando a uno de su especie y lo peor sentí que me gustaba y mucho peorrrrrrrrrrrrrrrrr, quisiera matarme, luego lo vi saliendo con una interna 5 años menor que yo que hablaba de las mismas huevadas que yo rechazo oir.
Ta mare, odio llegar a los 30 y que me haya engordado tanto el poto para nada. Que sepa como actuar en la cama y que ya no haya nadie con quien compartirla.
A la chucha.
Mejor salgo.
Sábado de mierda eso es lo que es. No sé como pude pensar que hoy sería un buen sábado que saldría temprano que tendría un remedo de cita.
Cita con quién? No debería pensar en citas, no debería pensar en nada. Mejor me hago lesbiana...Grrrrrrrrr...asi de mal van las cosas.
Yo necesitaría un marido que me compre el pan y la carne, que me diga tonteras mismo Homero Simpson pero me abrace bastante. Yo necesitaria olvidarme, olvidarme d eloq ue pasa en el hospital, de que se me muere un paciente de 20 años hace 3 días y no tengo nada para hacer, porque ya hicimos todo.
Una mierda pues. Porque me quedo 12 horas continuas y siento que no es suficiente, que en realidad no he hecho nada mas que escribir y hacer cositas y pensar, pero que mis pensamientos no dan resultado, que hay alguien mas obstruyendo el flujo de la vida. Un Dios, un destino, alguien que aniquila esperanzas, incluso las mías.
Quisiera no tener que soñar más. Hasta mis sueños son malos. Han vuelto esos sueños de la era pre migraña, eso sueños a los que mi hermana pitonisa si les cree, porque segíun dice está mas unida a su lado espiritual, no como yo. Como yo, que en estos ultimos años conoci todo lo carnal y mundano que podia ser un ser terrenal.
No como yo que ándo mas metida en lo material, en los cálculos , en ver a cuanto gotea una solución, a cuanto flujo funciona todo.
Es cierto, estoy quemando. Como me dijeron hoy los residentes a mi cargo, ese hospital es ahora mi única vida.
Y yoq uería responderles que antes ( hace tiempo) yo tuve mas vida que todos ellos juntos, incluso hace algunos meses cuando despertaba a mi vecina de puro grito lujurioso tenía mas vida que ahora.
Era vida?
Bueno, algo se le parecía, estaba ilusionada y quería creer, que es lo mas importante para cualquier relación. Pero nada, de nuevo que me metía con otro pata que no creia en nada, con la vieja excusa de ya me enamoré y me hicieron daño.
Huevadas.
No sé cuantas veces he escuchado lo mismo.
Por eso que hoy les dije a mis enfermeras q me volvería monja ( para corromper curas, claro) porq jamás me metería con un médico y jamás me metería con alguien que no creyera lo suficiente en mí como para hacer el intento ( pucha, que para creer en mi, tendria q ser médico, los otros monse con los que me metí no tienen una puta idea de todo lo que hago y seguro me comparan con las calabacitas con las que han estado tirando antes)
Dada esta paradoja, creo que voy en camino a quedarme sola, sola...buscando por internete un vibrador gigante que acapare ciertos vacíos físicos y con algun libro enorme que llene aquellos mentales.
Es mi queja contra la humanidad, como ya nadie lee esto, excepto mi buen Junio ( con él que por cierto jamás andaré, olvídalo, ya fuimos, vivir contigo fue un asco, odio tener hijos impostados y salir con padres por accidente) puedo atreverme a decir que estoy HARRRRRRRRRRRTA
DE LOS HOMBRES.
A la mierda con ellos. Puag!
Solo me sirven en la cama, después, naaaaaada. Ni para darme compañía. Así de malos son
Y lo peor!
lo peor de todo. Me odio.
Hoy esttuve mirando a uno de su especie y lo peor sentí que me gustaba y mucho peorrrrrrrrrrrrrrrrr, quisiera matarme, luego lo vi saliendo con una interna 5 años menor que yo que hablaba de las mismas huevadas que yo rechazo oir.
Ta mare, odio llegar a los 30 y que me haya engordado tanto el poto para nada. Que sepa como actuar en la cama y que ya no haya nadie con quien compartirla.
A la chucha.
Mejor salgo.
jueves, junio 11, 2009
Para Edem
Yo no merecía que me quisieran de la forma que lo hizo Enrique. Para empezar no merecía que haya creado una fantasía de mí y en base a ella quererme de esa forma que lo hacía él, con sentimientos de niño bueno, que caían como espículas de alguna materia desconocido sobre mi corazón descascarado de cualquier capa de ingenuidad o credulidad en las personas.
De dónde sacaba él esa fe en mi? Probablemente de esa mismo rincón de fe de donde sacaba el cariño para su madre, sus amigos y sus perros. Su existencia para mí era algo tan lejano y a la vez indudable, como la prsencia de un astro que por mas que llegue la noche, sabes que permanecerá allí aldía siguiente.
No sé si debí decírselo más, o tan sólo alguna vez decírselo. Hablarle no sólo las veces que yo lo necesitaba porque tenía conflictos con mis personas conocidas, o también todas las veces que él probablemente me necesitó y yo dejé sin contestar las cartas.
Tal vez era mucha dulzura, tal vez que en algún punto del espectro de sentimientos disímiles de los que estoy compuesta, hallaba que teníamos esa similitud patética en creer en el amor y en que alguna vez y de la nada se aparezca en nuestras vidas esa persona ideal que lo arreglase todo.
Su visión cándida y azucarada del amor, me hacía rechazarlo con fuerza, dado que me sentía igual de patética que él no por pensar que esos pensamientos eran ciertos, sino por haberme despeñado tantas veces enarbolando dichos sentimientos, siempre en personas que no lso merecían.
Para mi, Enrique era de esas personas que jamás desaparecerían, esos lectores eternos, ese tipo de fan al que no contestas, porque sabes que de alguna manera será cómplice de tus silencios.
A menudo cuando me animaba a leer una de sus larguísimas cartas sobre su madre, o su padre o sus amigos, solía sentir envidia, de que dedicara tanto de su vida a otros, era como una versión mía que se hubiera quedado a cuidar del resto, mi versión no renegada del mundo, mi versión buena de la persona que todos en algún momento nos negamos a seguir siendo.
Cuando nos marchamos de casa, cuando renegamos de los amigos, cuando peleamos con nuestros padres, cuando planeamos largas revanchas a aquellas personas que no pudieron querernos como queríamos.
Odiaba que nunca hablara de odio ni de resentimientos, como si se hubiera resignado a que en este mundo él siempre tenía que poner la otra mejilla, como algún personaje increíble del que aún no no hubiera escrito, como un Niño Goyito que de pronto partió en un viaje sin despedida ni retorno.
Debe ser que ando deprimida, que de repente se me vino toda la marea estrogénica, que necesitaba desesperadamente llorar por comprobar una vez más, que aquellas personas que parecen estarán para siempre, se nos marchan antes de tiempo, sin haber hecho daño a nadie, arrebatándonos el derecho a hacer mal las cosas a los inútiles egoístas que nos quedamos vivos.
He pensado tantas veces en morir y solo me ha detenido la idea de causarles dolor a mis padres; jamás pensé que alguién lloraría verdaderamente por mí si desaparecía del mapa, a lo sumo algún amigo que me hubiera conocido de veras, a lo sumo alguien como Enrique que me hubiera idealizado.
Heme aquí llorando por él, como cuando de niña lloraba por cosas que no podía comprender. Es tan sarcástica la muerte, se lleva siempre a aquellos a los que echaremos en falta y nos deja a todos los otros. Los que son fáciles de olvidar, porque nunca quisieron, ni creyeron realmente en ese regalo que se llama vida y que amanece a diario inevitablemente, como el milagro que se opone a nuestras peores pesadillas.
Lamento mucho no haberme vuelto a comunicar. Lamento que tal vez era mi karma ayudar a personas como Enrique, versiones transfiguradas de mí en busca de un amigo verdadero, pero a quienes no alcancé a ayudar en nada que no fueran millones de líneas huecas como estas arrojadas a un océano cibernético en que la gente está cansada incluso para destapar botella con mensajes de auxilio.
Una oración por aquellos que descansan en la paz de creer que hay algún lugar mejor que este.
Una oración por Enrique, aunque ya no esté aquí para saber lo mucho que ocultaba mi silencio.
De dónde sacaba él esa fe en mi? Probablemente de esa mismo rincón de fe de donde sacaba el cariño para su madre, sus amigos y sus perros. Su existencia para mí era algo tan lejano y a la vez indudable, como la prsencia de un astro que por mas que llegue la noche, sabes que permanecerá allí aldía siguiente.
No sé si debí decírselo más, o tan sólo alguna vez decírselo. Hablarle no sólo las veces que yo lo necesitaba porque tenía conflictos con mis personas conocidas, o también todas las veces que él probablemente me necesitó y yo dejé sin contestar las cartas.
Tal vez era mucha dulzura, tal vez que en algún punto del espectro de sentimientos disímiles de los que estoy compuesta, hallaba que teníamos esa similitud patética en creer en el amor y en que alguna vez y de la nada se aparezca en nuestras vidas esa persona ideal que lo arreglase todo.
Su visión cándida y azucarada del amor, me hacía rechazarlo con fuerza, dado que me sentía igual de patética que él no por pensar que esos pensamientos eran ciertos, sino por haberme despeñado tantas veces enarbolando dichos sentimientos, siempre en personas que no lso merecían.
Para mi, Enrique era de esas personas que jamás desaparecerían, esos lectores eternos, ese tipo de fan al que no contestas, porque sabes que de alguna manera será cómplice de tus silencios.
A menudo cuando me animaba a leer una de sus larguísimas cartas sobre su madre, o su padre o sus amigos, solía sentir envidia, de que dedicara tanto de su vida a otros, era como una versión mía que se hubiera quedado a cuidar del resto, mi versión no renegada del mundo, mi versión buena de la persona que todos en algún momento nos negamos a seguir siendo.
Cuando nos marchamos de casa, cuando renegamos de los amigos, cuando peleamos con nuestros padres, cuando planeamos largas revanchas a aquellas personas que no pudieron querernos como queríamos.
Odiaba que nunca hablara de odio ni de resentimientos, como si se hubiera resignado a que en este mundo él siempre tenía que poner la otra mejilla, como algún personaje increíble del que aún no no hubiera escrito, como un Niño Goyito que de pronto partió en un viaje sin despedida ni retorno.
Debe ser que ando deprimida, que de repente se me vino toda la marea estrogénica, que necesitaba desesperadamente llorar por comprobar una vez más, que aquellas personas que parecen estarán para siempre, se nos marchan antes de tiempo, sin haber hecho daño a nadie, arrebatándonos el derecho a hacer mal las cosas a los inútiles egoístas que nos quedamos vivos.
He pensado tantas veces en morir y solo me ha detenido la idea de causarles dolor a mis padres; jamás pensé que alguién lloraría verdaderamente por mí si desaparecía del mapa, a lo sumo algún amigo que me hubiera conocido de veras, a lo sumo alguien como Enrique que me hubiera idealizado.
Heme aquí llorando por él, como cuando de niña lloraba por cosas que no podía comprender. Es tan sarcástica la muerte, se lleva siempre a aquellos a los que echaremos en falta y nos deja a todos los otros. Los que son fáciles de olvidar, porque nunca quisieron, ni creyeron realmente en ese regalo que se llama vida y que amanece a diario inevitablemente, como el milagro que se opone a nuestras peores pesadillas.
Lamento mucho no haberme vuelto a comunicar. Lamento que tal vez era mi karma ayudar a personas como Enrique, versiones transfiguradas de mí en busca de un amigo verdadero, pero a quienes no alcancé a ayudar en nada que no fueran millones de líneas huecas como estas arrojadas a un océano cibernético en que la gente está cansada incluso para destapar botella con mensajes de auxilio.
Una oración por aquellos que descansan en la paz de creer que hay algún lugar mejor que este.
Una oración por Enrique, aunque ya no esté aquí para saber lo mucho que ocultaba mi silencio.
sábado, mayo 30, 2009
martes, mayo 26, 2009
Me aterra el concepto de propiedad.
La propiedad da poder, sobre algo, sobre alguien.
Me vuelvo propietaria tan rapidamente de cosas que necesito como de aquellas que no me sirven para nada. En poco, me vuelvo la dueña de cosas tan inútiles como caras, artículos suntuarios que solo apuntan a tener cada vez mas y mas, dando una idea falsa de control y bienestar.
El aburrimiento finalmente me conduce al consumismo y eso en lugar de hacerme dueña de algo, me hace esclava de cuentas, facturas, necesidades quie antes no tenía.
Ya no es simplemente el confort, ahora quiero colores que combinen, diseños que sean nuevos, algo que se vea bonito en una vitrina y por tanto también en casa.
Me rodeo entonces de un universo artificial de aroma a incienso y flores plásticas. Nada realmente notable.
Volverme propietaria de cosas tan inútiles me hace desear otras más y por tanto desear trabajar mas para conseguir cosas igual de inútiles que las anteriores. Se sobre eso, conosco a muchos consumistas como yo, la sociedad entera.
Yo no quería esto para mí.
No me interesaba la estabilidad ni tener una casa, mucho menos comprar muebles. No me intereaba pensar en donde trabajaría de aquí a dos años o que banco podría hacerme un préstamo para un departamente en el que probablemente nunca podré llegar a dormir las horas suficientes.
No quería quedarme aquí, quería seguir buscando, conocer muchos sitios, muchas personas, viajar siempre.
Me aterra la idea de estabilidad, de familia y de hijos.
Me aterran los hombres con hijos, los hombres con familia.
Me recuerdan que es el paso inexorable en la vida de una mujer: Una relación estable, un hombre y un hijo.
No quería esto.
Por eso apenas puedo huyo.
Huyo de las cosas y de las personas que me puedan dar estabilidad,
no me agrada acostumbrarme a esto,
a lo que vivo ahora, mi máximo sueño comprar un nuevo sillón.
Llegar a esto: A que mi máximo sueño sea poseer cosas que se que no me llenarán.
Y soñar con personas,
y soñar con amores,
en los que prefiero ya no pensar,
porque me voy conformando en no salir jamás de esta burbuja de smog
de este sitio, de esta ciudad,
como si mi maxima ambición hubiera sido solo ser médico
como si solo eso fuera suficiente para mí.
Solo eso, como si no pudiera tener el valor de estrellarme yo sola buscando un nuevo camino.
La propiedad da poder, sobre algo, sobre alguien.
Me vuelvo propietaria tan rapidamente de cosas que necesito como de aquellas que no me sirven para nada. En poco, me vuelvo la dueña de cosas tan inútiles como caras, artículos suntuarios que solo apuntan a tener cada vez mas y mas, dando una idea falsa de control y bienestar.
El aburrimiento finalmente me conduce al consumismo y eso en lugar de hacerme dueña de algo, me hace esclava de cuentas, facturas, necesidades quie antes no tenía.
Ya no es simplemente el confort, ahora quiero colores que combinen, diseños que sean nuevos, algo que se vea bonito en una vitrina y por tanto también en casa.
Me rodeo entonces de un universo artificial de aroma a incienso y flores plásticas. Nada realmente notable.
Volverme propietaria de cosas tan inútiles me hace desear otras más y por tanto desear trabajar mas para conseguir cosas igual de inútiles que las anteriores. Se sobre eso, conosco a muchos consumistas como yo, la sociedad entera.
Yo no quería esto para mí.
No me interesaba la estabilidad ni tener una casa, mucho menos comprar muebles. No me intereaba pensar en donde trabajaría de aquí a dos años o que banco podría hacerme un préstamo para un departamente en el que probablemente nunca podré llegar a dormir las horas suficientes.
No quería quedarme aquí, quería seguir buscando, conocer muchos sitios, muchas personas, viajar siempre.
Me aterra la idea de estabilidad, de familia y de hijos.
Me aterran los hombres con hijos, los hombres con familia.
Me recuerdan que es el paso inexorable en la vida de una mujer: Una relación estable, un hombre y un hijo.
No quería esto.
Por eso apenas puedo huyo.
Huyo de las cosas y de las personas que me puedan dar estabilidad,
no me agrada acostumbrarme a esto,
a lo que vivo ahora, mi máximo sueño comprar un nuevo sillón.
Llegar a esto: A que mi máximo sueño sea poseer cosas que se que no me llenarán.
Y soñar con personas,
y soñar con amores,
en los que prefiero ya no pensar,
porque me voy conformando en no salir jamás de esta burbuja de smog
de este sitio, de esta ciudad,
como si mi maxima ambición hubiera sido solo ser médico
como si solo eso fuera suficiente para mí.
Solo eso, como si no pudiera tener el valor de estrellarme yo sola buscando un nuevo camino.
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