martes, diciembre 26, 2006

La Buena de La película

Mi ex era medio extraño. Jamás se acercaba a ver los montones de ropa que estaban en oferta en las tiendas, no tuteaba a nadie que fuera subalterno, así fuera menor que nosotros y no comía el pescado que nos daban a todos, pues decía no haber comido jamás pescado con espinas.

Yo me quedaba idiota, a veces no decía nada, otras me burlaba de él con mis amigos. Es que tenía actitudes extrañas que rayaban en lo ridículo, como no querer comer nada que fuera hecho en la cafetería del hospital así se estuviera muriendo de hambre, o declinar cualquier invitación navideña a chocolatadas o repartición de biscochos, si es que eran gratis. A veces le molestaba mi efusividad o que me alegrara demasiado por tonterías…Mi ex era un buen tipo, pero tenía tantas actitudes raras, que la gente se preguntaba como podía soportarlo…

Una vez saliendo del cine, luego de darles monedas a unos niños que vendían dulces, yo me quedé hablando con ellos y haciéndoles bromas muy a mi estilo. Él me jaló del brazo y puso su cara de molesto por hacer eso. Yo me enojé por supuesto y dejé de hablarle todo el camino a casa. Él luego me explicó que no podía quedarme hablando con esos niños que vendían dulces afuera del cine, porque sus madres les pegarían si se quedaban sin vender, o podían venir y hacerme el lío a mi, asi que no anduviera con actitudes de payasita, para sentirme feliz, si a las finales les hacía un daño a ellos.

Era una forma bonita de decirme: No seas tan egoísta, con esas actitudes de hacerte La buena de la película, si no beneficio a nadie.

El día 24 de Diciembre, mi familia y yo salimos en el auto a regalar algunas cosas por navidad. Eran algunos juguetes, zapatos y ropa para niños. El problema es que no había muchos niños necesitados por las calles, así que fuimos a uno de los pueblos jóvenes que abundan por aquí, pensando que sería cosa fácil.

Ya en uno de los cerros, divisamos a un niño pequeñito que jugaba con su perro. Llamamos a su madre y al preguntarle si tenía otros hijos y decir que sí, procedimos a entregarle parte de los regalos que habíamos llevado. Desde las otras casas, que quedaban en zonas mas altos, comenzaron a salir niños, madres, perros, gente corriendo…En definitiva tendríamos para unos 6 niños mas , peor no para todos.
La peor parte era que los niñitos mas pequeños solo pedían juguetes y ya solo quedaba ropa y zapatos.

Pero mi hermana insistía en medirles los zapatos a cada uno de los niños tratando de hacer justicia con los juguetes, cuando todo se estaba volviendo un desmadre de críos llorando y mamás diciendo que no importaba, que ya le crecerían los pies a sus niños.
Por fin, mi padre se animó a encender el auto y salir de allí…Todos felices por haber hecho la buena obra navideña, mientras yo me hundía cada vez mas en el asiento trasero, pensando que se alegraban por haber contentando a menos de 10 niños, mientras de todos los cerros, bajaban como cincuenta, gritando por un juguete.

Creo que mas que sentirme alegre, yo me sentía peor. No era la gran cosa irse a casa con esa sensación. Mas parecía un alarde de “Que buenos somos nosotros por dar una limosna a un par de niños pobres”. Una especie de penitencia por la buena navidad que pasaríamos luego.

Mi hermana me llamó injusta por pensar así, si lo habíamos hecho con la mejor de las intenciones. Yo solo creo que la intención no es suficiente para hacer bien las cosas.

Mi familia dice que razono mal, que le veo el lado malo a todas las cosas, no entienden porque tengo que echar a perder los buenos momentos familiares.
Mi ex era medio extraño. Mi familia suele decir lo mismo de mí. Tal vez segúnb ellos yo sea ahora, La Mala de la Película.

5 comentarios:

Nam dijo...

En lo de tu ex, prefiero no comentar o se me va a ir el higado o la ironia, o ambas.
En lo de tu familia, bueno, no es que tu seas la rara, sino que simplemente estas mirando mas alla de lo que los demas ven, al hacer eso y ver la dimension real del problema cualquiera se siente pequeno, y sabe que cualquier intento individual no sera suficiente, creo que tu familia entiende tu punto de vista, aunque seguramente no tu actitud en ese momento, que puedes hacer, no puedes mantener contento a todo el mundo todo el tiempo a costa de guardarte las cosas, y si no se lo dices a ellos, a quien mas?, y es que dentro de una familia alguien puede ser diferente sin estar mal.
Es mas, a veces creo que tener a alguien que piense un poco diferente en la familia es mas entretenido.

Laura Martillo dijo...

Sobre mi ex, ni debí mencionarlo. Solo que ese día me sentí iugual de mutante que él, con esas actitudes de arruinarle el buen rato a los otros.

Saludos madrugadores Nam.

Edem dijo...

Cierto... eres de esas personas que tratan de ver mas alla de las cosas.
Y eso puede hacerte chocar con la gente que conoces.
Creo que ves que el problema te queda "chico", y que por mucha agua que pongas en el desierto, seguirá siendo un desierto... y te desesperas porque no puedes formar un mar en el.
No eres la mala de la pelicula... simplemente mas intuitiva que los demás. Ves opciones y problemas donde otros no, y eso, puede ser una ventaja... pero, tal como has comprobado, tambien puede ser una maldicion.
Un saludo Preciosa, de Enrique.

Inadecuada dijo...

A mi casi siempre me toca ser la aguafiestas, la pinchaglobos, la "pisa tierra oye papito/mamita".

Y estas navidades fui una grinch total.

PD: tu ex realmente patinó con ese comentario. Eso ya no es ser reflexivo o pisatierra sino joder por las webs

El Doc dijo...

No sé si es maldad, lástima... o el sentimiento de tirar un vaso con agua a un incendio en una gasolinera, mi querida Laura. Pero te entiendo. A veces, bien planificado, ayudar realmente regala una sonrisa y un recuerdo, tal vez breve, pero recuerdo al fin, a alguien que no espera nada. Sin embargo, a veces, es más el vacío que deja que la sonrisa que das.

Hace pocos días participé en una entrega de regalos, chocolatada, panetonada, show y entrega de víveres a unos niños (y sus madres) de un colegio en Villa El Salvador. Todo bien planificado, todo estructurado, todo salió a pedir de boca. Niños felices, madres contentas, los regalos alcanzaron, fue un gol.

Sin embargo, casi al final, nos dimos cuenta de que no habíamos tenido tiempo de hacer un concurso que iba a tener como premio unas pelotas de fútbol de ésas de plástico duro, pero muy apetitosas para los chiquillos. En el afán de ser buenos, unos chicos regalaron unas 5.

Craso error. Al poco tiempo, teníamos en la caseta de organización a treinta niños, quienes estaban dispuestos a cambiar sus regalos por las 5 pelotas que nos quedaban.

La decisión fue terminante: "esas pelotas están separadas para llevarlas a un hospital para niños con cáncer". Los chicos, luego de insistir un poco más, aceptaron la explicación... pero nada les quitaría ya, luego de ese momento, la sensación de que algunos habían recibido pelotas - creo que uno de los regalos más deseados y útiles para un niño, sea de donde sea - y ellos no.

Así pasa a veces. Lástima.

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