domingo, octubre 24, 2021

El Despertar

 Tal vez sea que pasada esta situación agobiante de ver partir a tanta gente nos hicimos un poco mas permeables y mas agradecidos. Tal vez solo nos dimos cuenta de lo solos que nos sentíamos, pero tengo la ligera sospecha que en estos últimos meses conocí el tipo de gente entrañable que se queda en tu corazón por el resto de la vida.


Será que los demás humanos me comenzaron a resultar mezquinos? Que me aburrió de pronto tener que poner tanto esfuerzo en gente que no valía la pena? Conservando amistades que no duraran y lazos que se formaron esperando ser rotos? Han pasado meses duros en que he temido por mi espacio en este mundo, en que he dudado de mi propio valor para existir. Si estos eran mis últimos meses sobre la faz de la tierra, entonces que había hecho para intentar ser feliz? Durante los primeros seis meses de este desastre solo estuve en una continua introspección, podía ser que me relacionara con las otras personas, que me mostrara físicamente allí, pero en realidad la vida fluía en mi cabeza pensando en que momento pase a equivocarme tanto? Había vuelto al mismo lugar en donde no me imaginaba terminar mis días, atrapada de cierto modo con gente que había crecido en direcciones opuestas y que quería diferentes cosas a mi. Todo el tiempo había tratado de huir de ese lugar, de crecer hacia afuera como una rama salvaje que rompe los limites del jardín seguro, pero aquí estaba de nuevo atrapada por mis raíces. Quizá era mi destino morir en este encierro, como una broma de la vida ante mis deseos de huida. Una broma que me decía que nunca había tenido el valor. 

Mi pasaje a Asia sin vuelo de retorno se podría en algun lugar de la red. Mis sueños de recorrer el mundo, de dejar atrás todo lo que era. De atreverme con alguien y de atreverme incluso, si ese alguien me dejaba a mitad de los planes. 

Los primeros seis meses de este infierno, estaba enfrascada en mi tormenta personal de sentimientos encontrados. En una enfermedad que no sabia lo que era y que me debilitaba y no me daba tregua,  en la vulnerabilidad de estar en el lugar menos adecuado para sobrevivir a algo como lo que estábamos pasando.

Debía ser fuerte? Ser noble? Cuando nadie fuera de tu sangre te ama, no debía acaso devolver con lealtad ese amor y quedarme junto a ellos. Con miedo. Con frustración, con ternura y con cólera. Físicamente estaba sanando, pero era momento de aceptar que ya no podría irme. Si estaba sana era una señal de que quizá estaba en el lugar correcto. 


Un día de aquellos había tomado la decisión de por fin irme y dejarlo todo, pero el mundo se encargaba de decirme que no había lugar a donde ir. Estábamos varados todos  en este pequeño monton de tierra y había que enfrentarse cada cual a su forma a sus propios demonios.

Entonces comencé a pensar en W. Obsesiva y cruelmente. Sentía que no sanaría hasta que lo dejara ir de mi cabeza. Que toda forma de dolencia física era solo la traducción de alguien a quien no dejaba ir, mi compañero de sueños no lo era mas. Había que despedirse y pensar en 

las formas en podia dejarlo ir sin resentimientos. Mis noches se llenaban de el, de mis sueños sin cumplir,  de imágenes de otras personas que me habían dejado ir antes. Comencé a soltar poco a poco en un proceso difícil en donde no había tiempo para llorar a mis propios muertos. Había que seguir siendo fuerte porque había un problema real allá a afuera no sabíamos cuanto más duraría todo esto y a quien perderíamos físicamente en el camino.

Y entonces volví a trabajar. Fue grato devolver el favor, saber que tantos años de estudio tenían recompensa. Podía ayudar y sin embargo, también fue insuficiente. Esa es una parte de mi vida que me tomara años procesar, como una especie de estrés postraumático. Dia a día era una guerra en donde decidías por la vida de cientas de personas  tratando de ser justa y pensabas si llegado el momento alguien decidiría por la vida de tu propia familia y si lo haria o no con dureza.


Hasta que la velocidad vorágine de esta pesadilla comenzó a menguar y pude pensar nuevamente en mi y en lo que quería no me di cuenta que seguía viva y que debía volver a hacer planes. Como quien saca la cabeza después de una noche de pasar un huracán por tu casa, por fin me atrevía a ver los vidrios rotos, a separar aquello inservible y a valorar  que quedaba realmente por recuperar.


Ya no estaba sola. Éramos cientos los que habíamos despertado con ese sentimiento de orfandad. Qué pasó con nuestra vida pasada? Quien se la llevo y a donde ? Un año entero en blanco. Había gente que se había quedado, que había  aparecido de cualquier lugar y de pronto se volvía indispensable para seguir adelante. Gente que sabia escuchar, que sabia estar a tu lado, que vibraba en los momentos tristes de la forma en que yo lo hacia y no tenia miedo de mostrar esa vulnerabilidad, se había necesitado una pesadilla cómo esta para por fin conocerlos realmente? Darse cuenta que necesitas de los otros mas de lo que quieres admitir?


En medio de la desgracia de este ultimo tiempo, con cientos de perdidas por todas partes mi preocupación principal seguía siendo el amor, si era digna de eso. Si alguna vez lo tendría en reciprocidad, si había que ser menos ambiciosa y conformarse con los momentos en que pudiera aparecer. Habíamos sobrevivido a algo grande y a duras penas. No era el momento perfecto para arriesgarse y ser por fin lo que siempre soñamos? Atreverse a decir la verdad, a hacer maletas e ir detrás de lo que queríamos ? No era peor morir en un lugar en que no esperábamos quedarnos?


Amaba lo soñador que era W. Me hacia sentir que podíamos ir a cualquier lado que deseáramos ir, pero nunca lo hicimos. Le desee felicidad, dicha, todo lo que pudiera hacerlo pleno aunque no fuera conmigo. Como culpar a alguien por soñar y luego detenerse por tener miedo? Acaso no lo habia hecho yo toda mi vida? 


Una nueva era habia empezado y yo y ya no era la joven soñadora de los primeros escritos, me sentía una anciana que salía de entre las piedras  de un mundo destruido y necesitaba manos que la empujaran a caminar, porque ya no confiaba ni en sus propios pies. La gente, toda la gente había cambiado. Tenían sueños nuevos que habían madurado en medio de la noche en que estuvimos ocultos. A los que conocí en ese camino de salida de regreso a la luz les entregue mi honestidad. Tenia miedo de sentir, eso era cierto. Pero había que volver a sentir para ganarse el derecho a estar viva.


lunes, julio 05, 2021

El Hombre Finito 4: Laura se fue. El Comandante me adoctrina

https://yanohaymasruido.blogspot.com/2012/09/el-hombre-finito-3-laura-el-vasco-y-los.html 




Laura desapareció sin dejar rastro una mañana de Junio en que el calor del verano ya estaba en todas partes. Mi cubículo/habitación quedo entonces vacío y con el hedor a humedad y moho fluyendo desde todos los rincones. Aunque busque no halle ningún rastro de su ropa o de algún objeto personal conocido al cual aferrarme. Hasta esa mañana no me di cuenta que ademas del sexo ella y yo no habíamos compartido casi nada intimo o sustancial en los tres años que habíamos pasado juntos, mas allá de historias de ex amantes y deseos de libertad y viajes por el mundo, disueltos en historias azucaradas que podían ser suyas o robadas de alguien mas. El día que desapareció yo ya no la amaba o quizá ya no la amaba como antes, por eso no corrí a la puerta a buscarla ni llame a nadie a preguntar su paradero. Había temido que se fuera tantas veces que cuando lo hizo me sentí repentinamente cansado y viejo. Me senté en la cama a oír como el reloj hacia con sus agujas un eco metálico en la habitación vacía, mientras una cucaracha cruzo el cuarto sin ningún pudor, al saber que tampoco iría por ella. Mi cuerpo lo sentía pesado con un núcleo de concreto que debía estar imantado al mismo centro de la tierra y se extendía hacia afuera con extremidades ampulosas difíciles de levantar del piso. Era yo un organismo inerte y sin fuerzas abandonado en aquella habitación de paredes con filtraciones de agua, en donde el sonido de los ratones rasgaba desde adentro.  Cuanta miseria pensé, al irse Laura la magia de ese palacio inventado se había marchado con ella y solo quedaban migajas de la vida miserable que tenia por delante. Me pregunte si así era la muerte. Si esa sensación de abandono y de sentirse absurdo dentro de una realidad a la que ya somos ajenos, seria la misma que me ocurriría el día que muriera, si me costaria tanto levantarme del piso y solo me abandonaría a que apaleen tierra sobre mi rostro, hasta enceguecerme.  Eso, a decir verdad, ya no importaba tanto. O importaba muchísimo. Porque una vez terminado el amor importan con más materialidad aquellas cosas que jamás se dijeron, esas deudas de valor y esos silencios se cargan con un peso intrinseco ligado al propio dolor, tornándose también mas tarde en un dolor físico. Todo lo reprimido empieza a brotar  entonces, con millones de porqués. No había llegado a confesarle mi miedo a vivir ni mi miedo a morir. Ella se había ido sin saber quien era yo, quien era ese amasijo de miedos y pesares y yo desconocería para siempre todo de ella. No había hecho las preguntas correctas, quizá no había prestado la suficiente atención. Habíamos sido dos seres ficticios viviendo una mentira. Era una situación triste esa, más allá del abandono. El saber que habíamos perdido la oportunidad de conocernos de una manera real y humana.


-“Es que la historia del amor es la historia de las grandes conversaciones”- había dicho el Comandante una de las madrugadas que vigilábamos la casa de Haniel Suarez. Eran madrugadas largas en que hacíamos de vigias desde su terraza, a veces bebiendo café o fumando. Madrugadas largas en que lo conocí mas a fondo, mientras me enseñaba como limpiar un arma, o como ubicarse sin brújula en el mar solo por el rastro de las estrellas. Teníamos casi la misma edad, el me llevaba ocho o diez años apenas pero su apariencia era la de un viejo corsario con heridas de batallas de otro tiempo. El estaba lleno de cosas interesantes para enseñar y yo estaba ávido por aprender todo, pero hasta ese momento el tema del amor no había salido a flote. 

-No creí que fuera un romántico Comandante. Hasta de asesino le he visto pinta pero de romancero, nunca- le dije encendiéndole cigarro mientras le guiñaba un ojo por el humo.

El se rio de buena gana con una risa enfisematosa que hizo eco en los vacíos de la noche. Para vivir haciendo esto de querer cambiar al mundo, hay que ser un poco romántico, no crees Marchessi?


Estábamos embarcados en ese proyecto desde hacia varios meses, apenas lo conocí y supo de mi condición de muerto andante, hizo de todo para que me uniera a su causa y como yo no tenia nada que perder me fui con el. Empezó explicándome porque era necesario cambiar el mundo y a cuales responsables había que dedicarnos a eliminar en ese proceso, tunantes, escoria de la sociedad que debía ser apartada silenciosamente sin levantar barullo, políticos de medio pelo y recaderos de otros políticos aun mas oscuros. Nosotros seriamos los encargados de ir rompiendo los hilos intermedios, los puentes que se podían tender entre una y otra mafia. Y vaya que las había! Según lo que me explicaba las corrientes subterráneas eran tales, que existía una mafia desde el sector de la construcción hasta el de los panaderos. Así es como se movía el dinero y así es como se realizaban o no las obras. Yo ignoraba todo eso, porque nunca me había importado saber como era el mecanismo detrás de todas las cosas, de donde me veía el dinero que ganaba en los trabajos eventuales, o como es que incluso trabajando todos los días de mi vida, mi situación de pobre y obrero del sistema jamás cambiaria. El comandante me lo comenzó a explicar de a pocos y como si fuera un niño idiota. Tenia mucha paciencia. Me dio los libros, las armas, la teoría. Me hizo razonar y contradecirme una y otra vez en busca de la verdad. Le puso un objetivo a mi vida que hasta ese momento no había tenido otro que no fuera revolcarme por sexo, mientras esperaba la muerte. 

Éramos vigilantes de ese submundo y estábamos atentos al mas pequeño cambio dando avisos a los ejecutores del plan general cuando era necesario, pero también- y eso me lo había remarcado con mirada de acero mientras limpiabamos las armas- podíamos  en cualquier momento, pasar a ser la parte ejecutiva y claro, yo era su hombre clave. El arma secreta si todo eso fallaba. El chico que tenia la bomba en la cabeza y no temía morir.

-Mira Marchessi lo que a ti te ha faltado en la vida es amar a una mujer de a de veras, me dijo cuando me mude a su casa, que no era sino una buhardilla repleta de libros hasta el techo. Porque Mal de amores los tiene cualquiera que se arreche con el sentimiento. Pero el día que amas te dan ganas de vivir no de morirse. Y tu no haz dejado de morirte ni con ella ni sin ella.


Lo decía mientras me cargaba con la cara ensangrentada y la nariz rota de los golpes que me habían dado en la discoteca por andármela dando besos borracho a la chica de uno de los gorilas de allí. Esas peleas después de Laura habían sido frecuentes. Yo solo me iba a beber y hasta que no me sacaban a golpes la fiesta no terminaba. Fue de una de esas golpizas que me había rescatado el Comandante apartando a todos con su bastón de roble y me había llevado a rastras a su casa para curarme las heridas de la cara y un poco las del alma. Me vendo el brazo roto y la cabeza, me dio de comer, me ofreció su piso y sus libros y por sobre todo, permitió que no me quedara en silencio mientras el hablaba. Me iba sacando pequeñas cosas de mi infancia en las que no había reparado, sutiles traumas de personas y tiempos que habían sido hábilmente enterrados. Le hable de Laura no una sino quinientas mil veces, pero el no se conmovía con el tema. Decia que lo mío con Laura no era una causa sino mas bien una consecuencia de todo lo que me había pasado antes, de todas mis carencias y también las de ella y hasta que no solucionara eso, vendrían mil Lauras mas y de todos los colores.

-Pero a ella no la conozco así que ya está, que se vaya a freír espárragos que  al único que podemos curar por lo pronto, es a ti que estás aquí y hay tiempo,  decia.


Curar de que o para que? Me preguntaba a solas en medio del insomnio acompasado por sus ronquidos a mitad de la noche. Acaso no sabia que me iba a morir igual? Que no había nada que curar ni mas sentido que dar, porque ya estaba escrito como un papel oscuro lo que me deparaba el destino? Habían sido tres años en que Laura y yo habíamos compartido el piso, la cama y las desventuras. Sentía que conocía su cuerpo palmo a palmo pero la verdad  es que los seres humanos nunca nos terminábamos de conocer del todo. ¿Quien era ella? ¿A donde iba? ¿Que buscaba de mi? El comandante me repetía que no había sido amor sino arrechura, pero cuando yo pensaba una y otra vez en su melena despeinada o en sus pies tatuados no era el deseo lo que se movía en mi sino mas bien un sentimiento esponjoso que me reblandecía por dentro. Era difícil explicárselo, si lo que un hombre debe sentir por una mujer no sea acaso algo mas encaminado a la dureza y a lo falico,  sin embargo pensar en sus labios o en sus ojos al abrirse por la mañana me generaban más sentimientos tiernos que de deseo. Mirar a Laura le daba a mi corazón la textura de una galleta y ella se tornaba en el tazón de leche tibia en donde quería desmoronarme para siempre.


-Son tonterías de niñato, me dijo el Comandante. Eso no es amor. El amor ya te lo dije es la historia de las grandes conversaciones 

-Entonces usted y yo de tanto hablar vamos a acabar enamorándonos-solté yo con sorna .

-No digas estupideces, Manolo. No me haz hablado de una sola frase de valor que te haya dejado ella, una sola charla que haya sido memorable como para quedar exhaustos hablando ¿Es que nunca te haz topado con una mujer con la que te importe mas pasarte la noche hablando que pensar en como te toca el pito?

-Pues …-cavile unos instantes pensando en las manos y en la boca de Laura- Pues creo que siempre me ha ganado el deseo.

El comandante se movió cansado y rengueante por la habitación hasta llegar a un libro gordo forrado en cuero rojo, mugroso y desgastado por las orillas.


-Léelo, quizá te cambie la vida como a mi - y me soltó el libro sobre la mesa, mientras encendía el mechero que ilumino por un breve instante su cara llena de cicatrices. 

Al abrirlo, una mezcla de aroma de neftalina y lavanda ascendió hasta mi nariz. La dedicatoria iba firmada con una letra azul firme y decidida. 


Que lo que hablamos hoy no se quede en sueños.

Tuya por siempre. Clara H.


Esa noche el Comandante me hablo por primera vez de Clara Hernández alias Lola. Su mujer, su amante, el motivo que lo había hecho creer que el mundo podía cambiarse. Esa noche me dormí pensando si existía en el mundo una Clara para mi y si tendría el tiempo de encontrarla.


………….


Viene de: El Hombre Finito

domingo, mayo 16, 2021

La carta

 De todas las veces que inicie una carta par alguien termine siendo yo misma el destinatario. No hay buen lector si no te intuye y a veces los que te intuyen ya no están mas. El tiempo se lo ha llevado todo con vulgar tiranía, sabes? Personas, sueños, objetos que enmohecen oscuros en sus esquinas, recuerdos de un pasado mejor. Quedan los lugares a donde huir cuando haga falta recordar de que estamos hechos y de cuando en cuando, esos lugares y casas también van cambiando, a pesar de cuanto intentemos no mover objeto alguno. 
Muevo mi dedo en el mapa intentando fijar la nueva ubicación de mi deseo. Cuan lejos puede estar una persona de ti! Cuantos tentáculos invisibles habrá que tender para acercarla un poco a nosotros. Y el espacio cercano se va poblando de esas futuras conversaciones, de alguna broma privada de la cual solo los dos conozcan el significado; de alguna añoranza a un lugar geográfico común, de acentos extraños que van  acostumbrando tu oído a ese nuevo universo de palabras y expresiones a medio camino entre su idioma natal y el tuyo.

He empezado esa carta y me he preguntado cuantas veces antes estuve en la misma situación, si  al recoger mis pasos de vuelta al pasado no serán estas las que tracen el sendero a quien fui realmente en esta vida. O aun mas importante: Quien creí ser.

Porque como debes haber intuido, no somos lo que refleja el espejo sino quienes creemos ser en esta vida. Con esa imagen nos acostamos un dia en el seno de la tierra para no volver mas. Pero vamos, esta es la visión solo de alguien solitaria, probablemente argumentes que somos lo que se ve reflejado en los ojos de quienes nos aman. Que hermosa alegoría! Podríamos debatir sobre el ser y el estar durante horas sin estar de acuerdo y eso lo hace grandioso. Que puedas hablar sobre eso en una carta y no se vuelvan la vida -y las cartas- solo un largo listado de lo que se hizo y lo que no se hizo.

Mis dedos se mueven en el teclado ahora, ágiles y expertos, recuerdo la primera vez que pude escribir algo que fuera solo mío. Que poder daba el teclado a mi melodía interna ! poco a poco fueron saliendo relatos, cuentos y poemas. No tenían porque ser buenos, lo importante es que fueran míos. De vez en cuando alguien leía y me animaba a seguir. Entonces yo hacía flotar los dedos encima del teclado, olvidando las tildes y las comas. Fluía mi boca a través de las letras, volviendo las ideas concretas a través de las palabras. Lejano había quedado el dia en que aprendí a mecanografiar. Llevar la pesada maquina de escribir de la abuela, una vez por semana a clases de mecanografía, en donde un profesor de dientes podridos, arrancaba las hojas del rodillo y las rompía en tu cara a la menor falta. Que ruido hacia entonces el escribir cualquier idea! Que ruido en todo la casa!

Ahora en cambio hay silencio. Un dia mi boca comenzó a hablar solo para si misma, dejándose ver mi alma solo a través de unas pocas cartas. Mis dedos no escribieron mas relatos, sino recetas y casos médicos. Pensé que había muerto y no me pareció mal el hacerlo. Había tenido mucho miedo de salir a la luz, durante diez años había cargado un nombre falso para escribir lo que me diera en gana y un dia ya no hubo mas que escribir, excepto cartas para mi misma, que me recordaran que pensaba o como pensaba. Mi extraña legión de seguidores también desapareció, todos habíamos crecido y nos habíamos hecho viejos y llenos de responsabilidades . Yo no tenia una familia propia y seguía escribiendo. Aunque sonara repetitiva y triste, escribiría esas cartas porque fijaban momentos de mi existencia en donde solo estuve yo y mis millones de dudas. Se habían acabado los cuentos, los relatos, los poemas. No era esta une generación de lectura, sino de imágenes, de recuentos rápidos de sucesos, las letras tenían que ser vestidas de música y fanfarria. Me vino a la cabeza todo el ruido de maquinas machacando textos sin sentido en esas clases de mecanografía. Éramos ahora eso? Solo ruido, rápido y sin sentido? Donde habían quedado las cartas con destinatario y destino? 

Hubo un sueño una vez en mi,  pero me resulta más difícil cada vez, adivinar cual era.

domingo, abril 25, 2021

Asímetrias. Mi historia con L

 Veo la onda que hace su cabello castaño oscuro junto a su cara, la luz de la ventana se filtra hacia su expresión tan cercana a lo que es el. A veces una duda y otras la dulce resignación a la certeza. Lo miro con detenimiento, la fotografía es reciente y la examino de hito en hito, lleva una camisa gris y la cara a 3/4 junto a una ventana, mirando a la cámara. Me gusta que sus pupilas se mantengan simétricas en el objetivo. Veo su mirada clara, sus ojos del color marrón  que he tratado de descifrar cuando nuestros rostros están cerca. Ese color que es mas oscuro que el te. En algún dialecto deben tener el nombre exacto de ese tono de marrón, así como en algún lugar debe haber una palabra que defina con más precisión el lazo que tenemos. 

Veo su nariz, su boca, sus cejas en perfecta simetría  de donde deberían estar y eso parece suficiente para pensar que es un hombre lindo. Cuantas mujeres dirán: El es un hombre que me llevaría a la cama. Pero yo se un secreto que ellas aun no saben, que es aun mas lindo cuando abre la boca y descubres que la hilera de los dientes tiene un defecto, que me encanta y le da la expresión de niño travieso que muestra cuando es feliz por algo. Amo ese defecto, es mi secreto. Esa sonrisa no esta hoy pero la foto es todo el. Suficiente para que cualquier mujer piense que es atractivo. Se me escapa un elogio y el lo esquiva culpando al peluquero que no ve hace meses desde empezada esta situación. Yo agradezco mentalmente que quizá esta enfermedad haya desaparecido al peluquero para siempre y no vuelva a cortar ese cabello que en estos momentos desearía acariciar. Es la culpa del peluquero que nunca lo haya visto como lo vea hoy, en que esa onda de cabello rodea su cara. Que no lo haya visto antes con estas ganas irresistibles de tocar su melena con ternura, acariciar su barba y tener junto a mi su mirada? 

Que lo hace hoy tan diferente? Que podría amarlo lentamente el resto del dia?


Su barba es mitad gris y me pregunto cuando paso eso? Cuanto tiempo ha pasado desde nuestro primer encuentro? El ya podría ser el padre amado en una familia numerosa. Yo ya podría estar en mi segundo divorcio. Pero quien hubiera vivido entonces los fines de semana de gritos apagados contra la almohada, de sudor y de anhelo? Quien ese escape sin planear a un lugar en Costa Rica? Quien tendría estos recuerdos de primera cita en un restaurante tranquilo, su abrigo rojo al final de la mesa, las luces tenues y su voz cambiando de entonacion para demostrarme las diferencias en el significado correcto de las palabras en chino mandarin según el sonido usado. 


Otra vez las palabras...en que tono de hechizo debió decirme que estaba feliz de verme para que yo le creyera y me fuera con el sin dudarlo?

No fue su tono, quizá esa noche no hubo ningún elogio para mi de su parte. Indescifrable desde el inicio. Si esa noche estaba bella o no, no me lo diría nunca. Me deseaba? Yo, no entendía la insistencia de tres semanas por esa cita. Pero al verlo me arrepentí de haber dudado tanto tiempo para vernos. El trayecto que me separaba de él me pareció tan largo, pero ahí estaba el y su sonrisa, sus manos, su barba. Que tenia el que atrapaba mi curiosidad? Hablamos de experiencias, de libros, de los míos y de los suyos, de viajes, de Asia y de Turquía, yo estaba a solo a unas semanas de irme para allá. Luego hubo un beso, creo. Al volver del baño me pregunto si dormiríamos juntos. Yo acababa de pedir otra bebida y sentí que me atoraba. Por que arruinar una hermosa conversación con el sexo?! Como es posible! Reaccione de mala gana. No sabia si pararme e irme. Estaba mareada entre lo que sentía y lo que quería hacer. No me iría estaba escrito. 


A mitad de las escaleras, con la falda corta y los zapatos taco aguja, me detuve a decirle algo ofendida que ni siquiera me había dicho algo amable,  que si quería dormir conmigo dijera que es lo mas  sensual que había hallado en mi. Contesto sin pestañear que le parecía sexy que hubiera tenido la paciencia de leer a Pamuk hasta el final. 

Me beso, lo bese, había un ardor entre nosotros. Las pantimedias se mojaron cuando el me abrazo la cintura. No era broma yo lo deseaba desde que lo vi. Antes incluso de todas las palabras.

Y ahora ya habían pasado algunos años  de conversaciones, de deseos ocultos y de deseos explícitos, algún viaje juntos en que nos conoceríamos en mas profundidad aprendiendo a equilibrar el fuego y la ternura en proporciones no catastróficas, incluso casi habíamos tenido un amago del fin del mundo y aquí estábamos, sin desconectarnos. Las parejas y los corazones rotos habían pasado en nuestras vidas y nosotros seguíamos allí. Lejos y cerca, perfectos. Acariciando el fuego sensual que nos unía  con las manos y las palabras, amansandolo, sin que llegue a apagarse ni a encenderse tanto que incendie la pradera hasta perdernos.

Ambos huíamos de la desesperación de los sentimientos que consumen demasiado rápido. Y se nos dio el tiempo para conocernos de a pocos, en escasos momentos que parecieron eternos. 


Yo se qué hay asimetría en el sentimiento, que nada es eterno. Que la ansiedad que siento hoy por tenerlo otra vez entre mis brazos y mis piernas se apagara al entender por fin que no es mutuo ese deseo irresistible de lanzarse al amor y al dolor que este genera siempre. Porque quien quiere amar debe ser consciente que sufrirá y hay cierto valor en querer arrojarse a experimentar ese viaje entre la delicia de tenerlo todo y el dolor de perderlo. Que vanidad la mía, esperar que alguien sienta como yo en el momento en que yo lo siento. Por eso dejo pasar el tiempo, que pase y se lleve esta ansiedad, este deseo, estas ganas. Envejecer y hacerse sabio.


Quizá un día dentro de muchísimos años en la rutina de la madurez, el haga una pausa a su lectura, cruce la estancia para coger una taza de te de la mesa y le atraviese de pronto mas aguda que una lanza, la certeza de que hubo alguien alguna vez en algún tiempo que pudo haber disfrutado esa taza con el y ese té quizá hubiera sido incluso mas dulce que a como es ahora. En ese momento quizá  le sobrecojan un sinfín de imágenes y recuerdos que no formaron juntos, una caminata en el mar, un domingo en la tina, una pelea tonta por el gato, una lagrima, un portazo una reconciliación en el sofá, unas velas, una imagen a contra luz de los dos amándose lento, centímetro a centímetro, recuerdos de otra realidad, toda una vida que nunca existió. Quizá en en ese momento le coja el mismo sentimiento irresistible que tuve yo al ver su foto, esas ganas de coger el teléfono, correr a verlo, recuperar el aliento al estar frente a su mirada. Recordar lo perfecto que es cuando nos besamos. Quiza pase de verdad y le duren 5 segundos esa mezcla de dolor dulzón y anhelo a lo imposible. Tal vez suspirara como yo con ese dolor. Yo hacia el tiempo que vendrá  sin el. Y el hacia el tiempo pasado sin mi. Serán 5 segundos de completa simetría para el sentimiento, en que el tiempo se detendrá y será perfecto para ambos. Lleno de posibilidades, lleno de valor, de intenciones. Luego, volverán los relojes a acomodarse y la asincronía de este sentimiento seguirá su curso. Seguiremos caminando a espaldas uno del otro, lejos, dirigiéndonos a vivir la vida perfecta tal como la hemos diseñado, pensándonos, unos mirando al pasado y otros mirando al futuro. Sin culpas, tranquilos en la ignorancia de lo que pudo haber sido.


sábado, enero 16, 2021

El amor en los tiempos del COVID: 1.Ghosting

 

Él me dice: ¿Te dije que me encantan tus piernas?

Así es como empezamos a flirtear de nuevo, o así es que me doy cuenta que no quiere que seamos solo amigos virtuales de cuarentena. Al parecer ya tiene la vacuna, se siente seguro como para conocer a alguien de nuevo. Varias semanas de coqueteo y charlas después, termina buscándome a la hora del almuerzo y paso varias horas de la tarde con él. Recuerdo que estoy de mal humor, pero con un traje rojo impecable. Me escapo de la guardia que es un mero simbolismo, porque hoy apenas tengo pacientes. Llevo esas dos bolsas de comida delivery en la mano y me molesta caminar en tacones hasta la esquina donde ha estacionado el auto. ¿Quién sabe cómo es su auto? La verdad es que me decepciono al verlo, a su auto digo, cuando me decía: “Es el gris, el gris, estas casi cerca...” Estamos en el hilo telefónico y él tiene la ventaja de haberme visto primero. A mí, con las piernas cubiertas por el traje rojo, para no incitar al sexo, a mí, con la voz malhumorada de quien odia caminar hacia alguien.

Ahí está él, pelo enmarañado y ojos del color de las hojas del te, ocultos bajo una gorra de beisbolista que ha diseñado el mismo, como su máscara que le cubre la barba candado,  o como todas las cosas que ha hecho en su vida de hombre creativo antes de conocerme. Más adelante me doy cuenta que el lo crea casi todo, palabras, historias, jardines verticales, anécdotas divertidas en países lejanos, guiones de película y de teatro... Es una caja de sorpresas, que se luce ante mi brillante y nueva mientras habla con voz sensual y acogedora, bajo la cobertura de chico homie.

Me acerco. Los tacones hacen que me de cuenta que no es muy alto. Y amo a los hombres altos, de los que te puedas colgar al cuello mientras bailas lento, o que te dan el brazo cuando vas con un taco nueve por pisos resbalosos. El parece casi un hombre ordinario, de los que ves en la fila del mercado y luego olvidas, mas no lo es. Nos conocemos poco aun, hablamos días enteros, nos damos cariño e intimidad y luego en algún momento de mi película, desaparece. Si, desaparece.

Me dice:” Te llamare cuando llegue a casa para que sepas que no morí” Yo bromeo diciendo que él es más trágico que yo, pues él me suele decir que yo soy La Trágica. No me hace gracia como me ve el, quisiera que me vea graciosa y feliz como podría verme un hombre cualquiera. Pero el tipo no se ríe de mis bromas, no me pregunta por mi trabajo, no indaga más sobre mis viajes. Habla y habla y habla y durante ese sábado, el ultimo que pasaremos juntos, siento que quisiera parecerle tan interesante como el me lo parece a mí.

A mitad del amor, en esos descansos que hacen permanecer a las personas abrazadas sin mirarse a la cara, me va preguntando cosas vagas que yo respondo adormecida y sin ganas, debido a las 24 horas de turno previo en el hospital. Luego lanza el zarpazo: ¿Qué esperas en una relación? Me suena a chino. ¿Cómo responder a eso? Tendré que responder yo misma, nada de frases ensayadas y manipuladoras sobre que es lo que una mujer DEBE esperar de una relación, sin sonar desesperada. Primera regla: No mostrar vulnerabilidad. Pero fallo.

-Espero que alguien quiera volver a verme con el mismo deseo que yo siento por él.

Me sale de cuajo, como un coagulo que ha estado largamente tapando una herida que no cierra y que necesita ser escarbada, limpiada, drenada para siempre. La herida de un corazón roto, probablemente. La respuesta es rápida y sin pensarla, como quien blande una espada, como quien se quita la ropa con la luz encendida. Como quien dice su edad. Algo que dice en el fondo, este es mi es secreto, si no te gusta lárgate.

Y se ha ido.

No ese mismo instante, horas después, con muchas conversaciones de intermedio. En las que termina diciendo ¿quién te volvió tan pesimista?

¿No sé, las relaciones?  – replico yo. El tiempo, la gente. ¿La ilusión que se desvanece y nunca es? –Le respondo así y él se pone de pie y se va vistiendo a medias solo para mirar que sigo acostada y con la cabeza despeinada, revueltos mis cabellos y mis piernas perdidas entre las sabanas, que son de seda y de un rojo intenso como la sangre, porque mi cama después del sexo es una herida también, o un beso de adiós, rojo intenso, rojo como el vino de consagrar o del que ayuda en el olvido.

¿En qué momento el diálogo se vuelve trágico? Él es director de drama, pero no le gusta el que yo pongo cuando digo las cosas, mientras entierro la cabeza bajo la almohada. ¡Estoy tan cansada! ¡Oh, querido, te dije esa mañana que estaría tan cansada y necia y cínica, que estaría vuelta yo misma en mi peor papel y aun así quisiste venir a verme! Eso quisiera decirle, pero no le digo nada. Excepto,

-Hablaras de ti mismo las 24 horas del día?

Quiero su curiosidad por mi vida y mis pequeñas tragedias, pero intuyo que no le interesa eso. Como a mí no me interesa ser madre, de hijos, de perros ni plantas. Y el habla de eso todo el tiempo. Lo he notado, por eso me asusta. ¿Porque alguien quiere tanto ser padre? ¡Es verdad, sería el mejor padre del mundo! ¡Me recuerda de hecho al mío, tan creativo, tan resuelto, tan lleno de gracia al contar las anécdotas más locas!

No todos los hombres te recuerdan a tu padre, pero el sí, tiene ese don, por eso al desaparecer me hace sentir tan descolocada, que, durante unos días, pienso si escribirle o no.  Preguntarle ¿Te paso algo? ¿Moriste en el camino? Luego pienso, que es mejor dejar ir, dejarlo hacer su ghosteo como le dicen los adolescentes. No estoy para volverme dramática por un tipo que no está interesado en mi historia, en ser testigo de mi historia.

Reciprocidad, me corrige L. cuando se lo cuento. Lo que buscas es reciprocidad. 

Me avergüenzo un poco, porque por un tiempo espere lo mismo de L. y sabía que no podría dármelo. Sin embargo, L. se ha quedado para oír todas mis historias, sobre todas mis relaciones o amago de ellas. Se queda siempre, aunque no esté cerca.

Qué extraña es la vida, pienso ¿cómo se puede llegar a amar en tan poco tiempo que parecen solo dos días?

Pero esta vez en quien pienso es en L. En esos dos días, nuestros dos días…Mas eso pertenece a otra historia.

 

 

x

domingo, agosto 12, 2018

Parte 4: "Atrás perras! El chico es mío"

La cabeza de W. es pequeña y de cabellos cortos y suaves, acariciarlo es como poder tocar un ave rara de la que sabes debes disfrutar intensamente solo hasta que emprenda el vuelo. Esa noche sin embargo, la que quería emprender la huída sin él, era yo. Al otro lado de la vereda vi su caminar ágil en busca del lugar acordado y tuve la imagen de un adolescente que acaba de acordar una cita con alguien mas grande que él. En realidad iba a hacer esto? Mi garganta lo decidió antes que yo cuando lo llamé por su nombre al otro lado de la pista evitando que siguiera preguntando. Detrás de los lentes de marco grueso yo me sentía segura y dueña de la situación. El se acercó sonriendo como si hubiera ganado la lotería. Hace cuanto no me miraban así ?

El lugar estaba lleno, llegar a la barra iluminada con  licores de  todos los colores hasta el techo era un reto. Buceábamos en medio de la gente, indagando sobre nosotros. Te gusta viajar? Cual es tu país favorito? Cerveza o margaritas? Su acento era gracioso y su cara agradable. Vamos arriba? Te gusta bailar?  La gente nos apretaba para juntarnos, su aliento de menta, las miradas del resto. Representábamos  una hermosa atracción de contrarios. Su mano en mi mano, sonrisas cómplices, perfume transpirado. Al subir la escalera supe que me miraría el culo y que acababa de perder la ventaja. No había  trasero mas hermoso que el de las brasileñas y el mío estaba entre regular y estándar. Me volví para mirarlo, su sonrisa agradable no había cambiado.

Calor de multitudes, ningún lugar para sentarse. No importaba, hablábamos y bailábamos. Que edad tienes? Me atreví a preguntarle después de la primera cerveza, porque no aparentas tener mas de veintidós  . Echó la cabeza para atrás riéndose, su belleza era casi obscena en medio de esa multitud de gente gris mirando de reojo. Thirty four… Tu aparentas veintiocho, por eso viniste con anteojos? Para parecer mayor?  Su cara se acercaba a mi oído con la confianza de quien siempre ha obtenido todo lo que desea. Buena jugada, no era para nada un inocente. Unos bailes mas y estábamos besándonos como antiguos enamorados para envidia de las chiquilinas de la mesa de al lado.

Había olvidado que se sentía estar en pareja en una salida, que te cuidaran la chaqueta, que te trajeran los tragos, que te protegieran el trasero del resto. Mis últimas salidas siempre eran con amigas  para bailar entre amigas, a distancia, sin cruzar miradas entre nosotras, observando discretamente si había alguien alrededor queriendo acercarse por algo mas. Con W. no debía preocuparme por nada, el se hacía cargo de todo, no tenía que turnarme la silla con el, no tenía que cohibirme si mi cuerpo despedía sensualidad al bailar. Y lo mejor de todo? Las miradas de las mujeres. Miradas codiciosas por la apariencia de W. Adonde mirara había alguna chica queriéndoselo comer con los ojos, sin discreción, sin el menor recato. Bailaban cerca, sus cuerpos rozándonos. Podía adivinar sus ganas, su pregunta constante: En que momento la deja? En que momento se marcha y lo deja para el resto de nosotras? Como me fascinaba tenerlo para mí sola en ese momento. Que sensual era bailar abrazados, susurrándonos las canciones. El también veía lo que yo? Mi vestido rojo haría una impronta en su polo blanco esa noche. Amanecí con tu olor, me escribía al siguiente día. Ni siquiera habíamos dormido juntos.

Hace casi una década en las primeras salidas con mi adorado Innombrable, recuerdo haber pasado por lo mismo. No solo porque también era guapo y tenía ese aire de suficiencia que tienen los extranjeros cuando están de paso por un país en donde todos suelen estar tan acostumbrados a agachar la cabeza, sino por el acento. Las mujeres en Lima yo incluída, se volvían locas con los acentos extranjeros. Volteaban la cabeza, intentaban cruzar palabra, sonreír mas de la cuenta. En ese tiempo de noviazgo el Innombrable y yo íbamos de la mano a todas partes y besándonos cada dos palabras, igual que W. y yo ahora, sin ser nada en particular. Así que yo abría los ojos y miraba divertida  a esas mujeres después de cada beso profundo que ponía W. en mi boca  para que lean bien claro el mensaje: Atrás perras, el es mío ahora.


Pasaron varias citas antes que W. y yo tuviéramos intimidad. Pero ocurrió con la naturalidad de dos personas que llevan tiempo deseándose mutuamente. Su piel era suave y joven, sin cicatrices ni vellos, sus maneras  seguras y amables, nada de paranoias con el amor, el futuro y las infidelidades. Todo ocurría con naturalidad, dormir juntos, hablar después del sexo, reír durante el desayuno, taparnos bajo la colcha el uno al otro, su calor en mi espalda, su ternura en cada movimiento. Al segundo día de despertar juntos le había afirmado mas que preguntado a riesgo de parecer tonta: 
Realmente eras rubio…
- No lo notaste? -Sus ojos eran de un verde claro sin matices que parecían  sonreírte cada vez que decía algo. 
- Lo único que noté es que interrumpes las frases si suena alguna de tus canciones favoritas, bromeé antes de volver a hacer el amor. El era pura pasión en todo lo que amaba. Como yo.
Afuera Lima estaba gris y llena de caras tristes y frustraciones, yo me estaba dando la licencia de vivirla como me daba la gana y había conocido un W. que me hablaba de la espiritualidad y de como se deja el catolicismo por el ayahuasca cuando sientes que lo convencional no resuelve todas tus preguntas sin respuesta. Había dejado mis anteojos perdidos en algún lugar de Miraflores después de los besos de la primera cita, ya solo podía ver lo que deseaba ver. Nuestros itinerarios de viajes nos condenaban a solo unos pocos encuentros mas aquí o en alguna parte de Latinoamérica.
"Sin presionesdecía el cuando yo empezaba a fruncir el ceño y a querer controlar incluso el clima para volver a vernos. Era mejor hacerse el amor y cerrar los ojos. Acariciar su pequeña cabeza de ave sin prisa mientras me cobijaba en su abrazo tibio.


Que perfecto era poder amarse solo por periodos cortos! W. Mi ave rara volaría pronto y yo tenía toda la semana con él para compartir un vuelo que recordaría cada vez que alguien mencionara un Saudade de vc.







domingo, agosto 05, 2018

Parte 3: Un Día sin sexo (en Lima)

Un dia sin sexo
_____________

Esa mañana desperté con la certeza de que no pasaría un día mas sin tener sexo. Era viernes, mi día libre y tenia 24 horas por delante para lograr que mi deseo ocurriera. Lavada la cara con agua fría, meditaba con cara de autómata frente al espejo el paso a paso de como le diría que quería que pasáramos otra noche juntos. Nuestra química había sido ideal, pero habían pasado algunas semanas de aquello  sin casi hablarnos y el orgullo me lo estaba comenzado a tomar con soda ante el escozor de mis últimas urgencias.
El era francés, comprendería de esas necesidades sin tener que dilatar el tema con falsos coqueteos de tira y jala. El recuerdo de esa noche aun lo tenía bastante fresco en mi memoria, había sido un interesante pre  y un largo y cariñoso post que nos mantuvo todo el fin de semana en cama; era imposible que rechazara una oferta tan tentadora. Mi formula sería lanzárselo directo y abocadejarro apenas comenzara el día, así me evitaba los arrepentimientos y la ansiedad que me producía la duda que me rechazara, o que simplemente me dejara en visto. Para estas cosas una llamada telefónica sonaría demasiado íntima y comprometedora, era mejor un sex- mensaje, limpio, claro y directo, pero primero rompería el hielo con una imagen caricaturezca de una pareja  teniendo sexo para dar los buenos días,  luego lanzaría mi fórmula favorita: 

-Quieres venir a casa a jugar hoy?

La respuesta no se hizo esperar mucho. D. estaba escribiendo… D. Se tardaba escribiendo, mal síntoma siempre.

La bofetada comenzaba con un “ Me encantaría “ y terminaba con un “tengo el fin de semana full”
Nadie tiene el fin de semana enteramente ocupado para sexo ardiente y sin complicaciones, me dije.  Quién se puede negar a eso? Quién se puede negar al sexo gratis? Había sido malo el sex conmigo? No, imposible. Era un No definitivo que dolía como pelota de tenis directo al pecho, pero  al menos era mejor que las respuestas vagas de mis compatriotas: “Vamos viendo…” “Yo te aviso…” “Cualquier cosa te llamo…” En que habían terminado las comunicaciones humanas? Sentía la boca seca y el orgullo herido antes de la hora del desayuno. Vaya combinación para un viernes!
Si bien ya tenia alguna experiencia en relaciones, noviazgos, amigos-con-derechos, citas fugaces, aun me costaba acostumbrarme al hecho de que con la modernidad y el uso de internet el sexo se había convertido en una moneda de cambio tan usual que lo menos que querían los hombres (sexys y no tanto) era repetir pareja si podían seguir probando ad infinitum.

Yo era de la vieja escuela. Esa que te enseña que si el sexo sale bueno debes repetirlo y repetirlo hasta que deje de serlo. Pero los hombres que había conocido este año no habían leído ese Manual  Carreño de las relaciones íntimas y no estaban dispuestos a repetir cita con la misma pareja con el riesgo de enamoramientos, mujeres obsesivas o compromisos ulteriores. Todos los guapos que conocía parecían vivir con la obsesión de que alguien les robaría su semen como sise tratara del fuego sagrado o que las mujeres con las hicieran empatía reclamarían luego algún tipo de beneficio económico o de relación caprichosa que los forzara a algo en el futuro. Era el 2018 y todos vivíamos muy paranoicos con que nos vivieran y nos pincharan el globo dorado del amor sin compromisos.
Que me quedaba sino salir corriendo por toda la playa a que se me bajara la ansiedad y la vergüenza. Acababa de tomar el riesgo de mostrar mis fichas y las habían rechazado gentilmente. Había otra mujer ya? De seguro que si. Alguna mas joven, quizá ? Alguna que si tuviera cariño a los niños? Recordé que habíamos charlado antes de irnos a la cama, una cita interesante sin duda, pero… Tan malo era que a mi edad no demostrara un instinto materno para compatibilizar en una cita con papás solteros? Tan riesgoso el que yo no quisiera ninguna relación amorosa posterior? Se vería esa actitud tan mala en una mujer? Debía fingir que si me interesaba algo serio para poder tener algo gratamente pasajero? Demasiadas variables que me ponían paranoica y el tipo no daba la tela para tanto. Era momento de racionalizar y hacer un análisis completo de fortalezas y debilidades que pusieran en equilibrio que tanto me gustaba su cuerpo sudado cerca al mío o que tantos días podría resistirme a pensar que sus besos si me transmitían algo mas que solo la pasión de una relación casual. 
Eso de los besos ricos siempre era un riesgo. Una debilidad mía. Los besos y la charla inteligente que me retara, las bromas agudas, su barba suave, su olor…Había comenzado a divagar, las ganas de sexo me estaban confundiendo los sentimientos por este tipo. Era mejor correr hasta que doliera.

El día a partir de ese momento comenzó a transcurrir lento y con ganas de alguna droga legal que me adormeciera un poco. Pensé en el Gurú, mi primera vez fumando hierba. Ese recuerdo también debía desplazarlo de mi mente. Mi carne comenzaba a sentir nostalgia por otras carnes y eso podía cocinar un coctel molotov  de sentimientos con consecuencias imprevisibles.
Tendría que esperar hasta la noche para ir por unos vinos, unas cervezas, lo que quisieran beber mis amigas, convencería a alguna de ellas a salir a por unas copas, algún lugar bailable interesante y besaría al primero que me encontrara ligeramente atractiva. Esta vida ya no estaba para ponerse muchos moños, me dolía el rechazo, pero me dolía mas otro viernes sin sexo. Sin un abrazo que me apretara, sin un cuerpo que me hiciera sentir su peso sobre el mío para acabar con todo esta sensación ingrávida de no saber a donde te diriges hasta el lunes, en que te vuelven a poner las marrocas del trabajo cotidiano. Yo tenia 3 días libres y era momento de ponerlos a explotar para no pensar en nada.

Para la tarde ya estaba bañada y depilada enteramente. Solo quedaba una compra de vuelos vía internet y tenia el vino listo para  festejar nuestro próximo destino a Grecia. Que bonita vida que teníamos ahora, mujeres independientes haciendo itinerarios entre Estambul y Atenas, ningún dueño que se resintiera por estos repentinos viajes, nadie echándote en cara el porqué gastas tu propio dinero  mas en placeres cercanos que en ahorrar para el futuro. Si, definitivamente había sido una buena decisión quedarme soltera, pero cuanto costaba tener una cita! Una maldita cita decente.

La edad madura traía el riesgo de volverse selectiva, ya no solo por físico de los hombres, sino por su léxico, por la seguridad al interactuar y por un montón de variables que hacía que los buenos prospectos escasearan. “Pero si son para llevártelos a la cama no para casarte con ellos” !!! -me repetía mi mejor amigo por el hilo telefónico. Pero vamos! Una conversación  mínimamente interesante, era lo único que pedía, una no le puede seguir la cuerda a un idiota así este en los abismos de la arrechura! Que una también  tiene sus limites caray!  Y si me tocaba un loco? Un paranoico? Un violento? Hasta ahora había tenido buen olfato para detectarlos antes de salir con ellos, pero con esa gentuza nunca se sabe.

Viernes 9 pm, la compra de pasajes había resultado una buena mierda, en lugar de festejar mi mejor amiga y yo bebíamos vino, frustradas por la lentitud de aceptar las tarjetas de crédito. Realmente nos iríamos en globo al otro lado del mundo, solo por que eso era lo que tocaba hacer? Desde que me dedicara por completo a invertir mi dinero en asuntos de placer, no había viaje al que me negara. Quería dar la vuelta al mundo, llenar mi pasaporte otra vez, llenarme de experiencias, olvidar que mi corazón ya no confiaba en nadie. Que no se lo volvería a confiar a nadie para que lo apresara con estúpidas normas de vida convencional. Me quedaba poco tiempo por delante, el reloj pesaba sobre mi como una amenaza constante. Nadie mas que yo comprendería mis razones. Lloramos un poco alrededor de ese vino barato y hacia las 10 de la noche comprendí que era mejor ponerse la pijama porque incluso las amigas te fallan un viernes, si el corazón les  explota por otros pendejos.

Yo no necesitaba llorar a nadie, no había amores recientes por quienes llorar, solo citas casuales, amores sin compromiso, nada demasiado grave. Eso era bueno, no? No llorar por nadie en profundidad. Apagué las luces y por la ventana abierta miré por ultima vez la ciudad. Nadie dijo que seria fácil. Me sentía abatida con la pijama puesta sin citas un viernes en la noche. Mil mensajes en las redes: Eres linda, eres sexy, mil tonterías para levantarte el ego, nada concreto, nada real. El mundo real apestaba. 

10:40 de la noche. Un mensaje al móvil. Hola, aceptarías salir conmigo? Era W.

Bastaron unas fotos de intercambio de fotos en pijamas aburridos para convencernos que no era nuestro tipo de plan para un viernes. Tampoco estábamos para conversaciones electrónicas y la noche era joven aun.

- Te veo en una hora- le dije - antes de volver a entrar a la ducha.

Esa noche conocí a W. un perfecto fuego humano. Rubio como el sol, con besos que asesinaban y un estupendo gusto musical de rock y heavy metal…Era el pago del universo a mis plegarias sexuales? La cita transcurriría casi perfecta para un viernes anormalmente lluvioso en Lima pero contra todo mi deseo esa noche yo tampoco tendría sexo.





miércoles, julio 18, 2018

Parte 2: De lo que piensa una mujer en la madrugada

Cuando paso de camino a la cocina en busca de agua, siento que jamás he estado así de sola antes. Que jamás he estado tan bien.
Camino a oscuras  y descalza en la madrugada por el corredor que me lleva a la cocina y las puertas abiertas de las habitaciones que en otro tiempo eran ocupadas por turistas ocasionales que alquilaban mi piso, ahora solo filtran la luz ámbar del exterior en medio de los cachivaches. Todas las habitaciones siguen llenas de cosas. Cosas mías. Zapatos, vestidos, papeles, dibujos y recuerdos. Soy incapaz de tirar alguna cosa que me sobre, soy incapaz de deshacerme del pasado. Esas habitaciones llenas de humedad tienen las puertas abiertas y de sus ventanas con persianas a medio cerrar se puede distinguir la avenida iluminada, los letreros de neón a lo lejos, la lluvia que golpea tímida en insistentemente esta madrugada de Julio.

Mi piso se convierte entonces en el vientre de una nave que flota en medio de la humedad limeña con las escotillas abiertas y yo en la pasajera solitaria, que tropieza con las sillas y las mesas calculando mal el equilibrio de esa realidad alterna. La ciudad afuera estará mojada y fría todo el invierno y mi corazón igual que las galletas dejadas en la mesa también se humedecerá y echará a perder antes que pueda ser usado.
Usado digo y esa sencilla palabra me remite a lo utilitario de nuestras relaciones. Escuchar mucha mierda para poder hablar de una mismo un rato. Dar besos para que te besen, apretar fuerte en los abrazos paras sentirte abrazada y dar mucho de ti, para recibir algo similar. El sexo, una imitación de amor, de compañía, que a mitad de la madrugada comienza a hacer tanta falta y deja convertida mi cama en algo tan triste como un estadio vacío.
Ha de ser que hay noches como esta en que me siento muy sola y me despierta un susurro en la madrugad. Es mi propia voz que me asusta por lo metálico de su timbre. Una grabación del mas allá que me pregunta: Estás segura?

La verdad no. Hace dos días llevo cavilando la idea de infringirme un gran dolor físico para que olvide un rato el de adentro. Y el de adentro no se de donde proviene. Conozco las causas mas inmediatas, los hombres, el amor, el sexo. Pero debe haber causas mas enmarañadas para sentir esta angustia, esta necesidad de algo que no se qué es. El hambre nunca satisfecho de un alguien.

Crees en las almas gemelas?- Me ha preguntado él hace meses. Le he respondido que no, que quizá antes, pero que ahora no creo ya en muchas cosas. Claro- se burla él- ahora eres la chica fuerte que ya no cree en nadie. Se da cuenta como yo, del cinismo en mi respuesta. Es obvio que sigo buscando algo y que sigo queriendo creer. A veces me gustaría pensar que él es la respuesta. Que ese alguien es él, quisiera decírselo: Ya no creo en muchas cosas pero creo en ti. A que no hubiera sido bonito? Pero un momento incomodo para ambos. Yo ya he dejado esas cursilerías. Ahora me enamoro una vez cada semana, a veces obsesivamente, de personas diferentes. Es divertido, es intenso, es una sensación rica pero no suelen haber segundas oportunidades. Mis amistades me dicen que les gustaría ser tan prácticas como yo, yo les respondo que cuando quiero ser práctica solo pienso con la moral de un hombre y dejo de culparme por toda mi apariencia y por todos mis deseos.

No es una venganza, no. Solo que no veo por que deba reprimirme ya en nada. Si he de morir sola, que el camino sea por lo menos divertido. No quiero embarcarme en intentos de relación donde deba condescender tanto sin que mi pareja se de cuenta que ya lo estoy sacrificando todo, a mi misma, por tratar de combinar con el. Para estar cómodos, para poder remar en la misma dirección. Para no ser la conflictiva o la inestable, la que sueña mucho sin asidero real de como hacer realidad esos sueños, la que parece que se va escapar de pronto a hacer lo que le venga en gana.
La mayoría de veces, es cierto, me incomoda volverme tan blanda, tan frágil y pusilánime dentro de una relación. Una niña a la que cuidan, una damita, una señorita. Alguien a quien debe protegerse. Siento que no soy yo y sin embargo, cuanta protección necesito! Cuanto miedo me da tener que necesitar a alguien y que no pueda estar.
Existe una parte de mi que se lamenta cuando está con hombres mucho mas sensibles y frágiles que yo misma. Es cierto, los busco bestias, para no tener que consolarlos luego. Busco personas prácticas y luego me lamento de su pragmatismo para dejarme. Busco personas independientes y me admira su independencia de mi al inicio del amor, al inicio de ese bello desastre obsesivo-compulsivo de las primeras citas y el primer romance que insta a querer estar pegados como lapas sin querer salir de la cama. Ellos me dejan cuando yo empiezo a flotar en azúcar. Cuando siento que no buscan la oportunidad de verme mas seguido, cuando se distancian para que yo me acerque. En cuanto siento su duda me alejo. No me gusta seguir ese juego, verme expuesta, aunque exista la posibilidad de que el hombre de mis mas caros apetitos pueda dejarme antes. No me gusta tener que insistir, ser yo la del primer, segundo y tercer paso. Ya estoy demasiado dolida por todo para que también deba dolerme porque me dejan.

Si, dejarme. Aunque yo sea la que me voy, siempre he experimentado el amor como si me dejaran ir primero. Mi piso se siente enorme ahora, no hay ningún ronquido en la madrugada, ningún olor nuevo entre mis sábanas, ninguna persona para acompañarme hasta el final de este naufragio.

lunes, julio 16, 2018

Parte 1: Ella y los libros

Me gusta esa sensación de cuando terminas un libro y aún estás flotando en los pensamientos de los personajes, en las reflexiones del autor acerca de la vida, su forma particular de describir el paisaje, a los días, los olores. Me gusta esa sensación de estar con un pie aquí y otro en alguna otra parte. Luego, me aflige no poder compartirlo con nadie mas, quedarme por momentos sin palabras. Sin poder explicarme a mi misma  cosas, en ausencia del narrador omnipresente que explicaba todo infinitamente mejor de como se ve usualmente la vida.

Me agrada también, que al haber retomado la lectura frecuente, me hayan vuelto las ganas de escribir o de hacer introspección. Eso por un momento hizo que echara de menos a viejos amigos con los que podía compartir charlas reflexivas acerca de los libros que habíamos leído y que es lo que en realidad busca el ser humano, sin necesidad de agradarnos diciendo cosas frívolas sobre acontecimientos mas actuales. Me gustaban esas conversaciones sin un tiempo preciso en que el clima alrededor se tornaba de una dulzura melancólica y nos envolvía haciendo desaparecer a la gente alrededor, como quien se cubre de una burbuja invisible que lo aparta de la realidad mas cercana.

Me da tristeza sin embargo, conocer nuevas personas y descubrir que pocas cosas tengo para comunicarles realmente, sin llegar a ser empalagosa. Recuerdo a mi ex prometido el-que-leía-sin-parar y sus conversaciones aburridísimas de libros que solo el había leído, el tono de su voz y sus sentencias un tanto petulantes de qué es lo que se debía leer y qué no. Quizá mi opinión esté sesgada en este punto y tienda a generalizar, pero me resulta tremendamente fastidioso conversar con un lector empedernido en convencerte de leer a sus libros favoritos como si fueran los únicos que existiesen. O cuando ponen esa voz diferente, teatral, para contarte las cosas que leen. Se siente el disfuerzo, como a esa cosa química tan fea que le ponen a las bebidas azucaradas para hacerte creer que son beneficiosas.
No sé, quizá odie todo de mi ex prometido. Quizá nunca lo amé y sólo ame la idea del convencionalismo y aparente seguridad que podía brindarme.
Soy una lectora, pero por encima de eso soy viajera. No, tampoco. Solo soy una persona que ama vivir. Ama el sexo y la comida y el café, la música y el vino. Amaría poder beber vino más y comer mas quesos pero no puedo, como no puedo fumar o hacer mil cosas que quisiera hacer sin que dolieran luego hasta acabarme. La vida adulta es difícil.

Hoy una amiga me comentaba que deseaba ganarse el premio de la lotería, viajar por el mundo y casarse con un croata. No sé si sean guapos o no o por qué lo decía. Yo le repliqué que quería en cambio un francés viejo que supiera cocinar y me llevara a degustar bocadillos por todo el mundo, como si fuera un paseo cotidiano. No sé por qué agregué lo de viejo, quizá también por seguridad. Me ha agradado el sexo con mis últimas parejas jóvenes tan enérgicas y llenas de vida, pero también he sentido que sería un crimen atarlos a una relación de monogamia conmigo. Hay personas hermosas que no sirven para vivir en jaulas o para no seguir probando. Probando de todo. Quizá en el fondo busque una persona algo cansada como yo, que quiera sentarse en el pórtico a ver caer el atardecer, bebiendo el té. Pero me engaño. Dije lo mismo cuando me comprometí, dije: He vivido lo suficiente, he vivido de todo lo que pude vivir, me he negado pocas cosas que podían generarme placer. Es momento de descansar y llevar una vida como todos.
Pero no era cierto. Nadie se muere a los 30, ni a los 50 o 70. Yo sentía que el matrimonio era una forma de morir. Morir como yo era y volverme parte de una dupla en donde los límites e volvían confusos. Un ser humano siempre quiere mas, seguir experimentando, seguir de sibarita por el mundo y si tu pareja no puede acompañarte en ese viaje o darte lo mínimo necesario para mantener esa curiosidad en la vida, entonces no resulta. No quieres sepultarte en esos convencionalismos. En ese aburrimiento de volverte otra persona, una persona con la que de niño jamas te identificaras como héroe.

Y ahí viene la segunda parte, esa en la que piensas en tus sueños de niño, en que te imaginas como tu mamá, o como tu papá, creando una familia, protegiéndola, siendo el ejemplo. Un trabajo demasiado pesado, el revés opaco y raído de los trajes de super héroes, la verdadera chamba. El imaginaba que yo quería eso, yo imaginaba que eso es lo que yo quería! Me había  auto convencido de que ese era mi rol final en la sociedad; pero estaban las dudas, las dudas sobre que quería yo o si era demasiado egoísta y mundano no desear formar a nadie mas y quedarme solo yo con todo lo que había logrado aprender sobre la vida y no compartirlo con nadie. Ni mi felicidad ni mis miedos. Ni el fruto de mi esfuerzo. Por que debía de pronto convertirme en la sacrificada madre? Y aun peor, no educar según mis expectativas de vida sino de alguien mas. Como podía admitir la idea de un colegio privado-católico para un hijo mío? Como decirle a un niño que debía controlar sus sueños sus enormes e irreemplazables sueños por unos que tuvieran mas base real? Quizá en ese aspecto yo aun era una niña educando mis propios apetitos. Había seguido el paradigma de mis padres, ese hambre de conocer de todo  como si fuera el  último día de mi vida y sin embargo, sabia que siempre habría un freno. Algo que me podía permitir como freno porque era por mi bien. Pero… Podría prohibirle a alguien masturbarse? Enseñarle a temer a un Dios desconocido? Obligarlo a dormir solo 4 horas para ser el mejor en la meta que se había propuesto? Me parecían ideas que no iba con mi visión de como debía ser la vida. Mi familia no se había guiado por metas, habían vivido tal y como dictaba el mar, el curso de las olas y los vientos, formando en mi conciencia dunas de lujosos deseos que aparecían y se desaparecían en el camino. Eso era lo que yo sentía especial de mi niñez. Como proveer algo así  en una relación de pareja con una persona que era las antípodas de todo lo que yo había deseado? Si, me había equivocado de largo a largo. Pero no con él solamente. Conmigo. No sabía lo que quería, pero definitivamente no quería eso.

sábado, junio 23, 2018

Arpeggio

Me he hecho de un palacio en casa, con el capricho y paciencia con el que se construye  un refugio del que no quiere volver a salir. Está en lo alto de un edificio que observa impávido el bullicio del mundo real. A merced del viento salobre que se cuela por las rendijas recordándome que afuera siempre duele y hace frío.

Desde mi cueva de ficción trato de encontrarme una vez mas, sin saber si este auto exilio dará resultados. Cuánto tiempo debo permanecer encerrada en mi torre? o en cuánto tiempo debo salir y sentir que la vida real y la ficticia ya no chocan tan estrepitosamente, es algo que resolveré en el camino.
Cuando estoy en este encierro me dejo llevar por la música. Eso me anestesia y me vuelve otra, ahora sin embargo, he preferido el silencio. Ese silencio interrumpido solo por el ruido del trafico del exterior o las sirenas de ambulancias a lo lejos. En medio de este silencio húmedo de Junio es que escribo y he vuelto a leer. Leer me recupera, porque hace que me encuentre tal cual sin necesidad de complacer a nadie. Y vaya que soy una persona que sé complacer! Según mi interlocutor puedo transformarme en cualquiera. Puedo fusionarme con la conversación que desee sin decir realmente lo que pienso. Aunque cuando lo digo, me siento tan simple, tan loca y descarada que me arrepiento que la mujer que vive silenciosa dentro mío haya tomado por fin la palabra y dicho lo que siente.

Durante esta semana me he dedicado como posesa al ejercicio de arpeggiar, esperando dar a mis dedos la agilidad que mis palabras y mi discurso ya no tienen. Pienso, ilusa y cándidamente que lo lograré hacer de tal forma que pueda interpretar al fin la canción de él que mas me ha conmovido. Al hacerlo podré dar final a ese trecho de mi vida, olvidarme de él, de sus  historias, de sus cicatrices y cerrar por fin ese capítulo para seguir adelante, sin evocarlo cada vez que me sienta abandonada.
Es una canción difícil para una principiante, pero tengo tiempo de sobra. Mientras toco no pienso y eso es bueno ahora.

Es una canción que habla de él… o mas bien de ellos. De su relación. De lo difícil que es mantenerse juntos sin hacerse daño. No sé por qué volví intima esa canción si nada tiene que ver conmigo. Si es una canción de dos en que cualquiera sale sobrando. Quizá fue esa insistencia de niño grande que puso él para que al fin la escuchara,  ese “por favor escucha”  como para que comprendiera de que iba todo esto,el  por que de su ánimo y desesperanza aquella noche. Esta bien, la escuché a regañadientes en la carretera rumbo a casa, mientras el me mandaba fotos nocturnas de la playa con las mil piedras que había salido a tirar para no sentirse tan solo. Fue ahí que me di cuenta que estábamos lejísimos, casi en dos mundos diferentes pero aun así, él necesitaba de mi. Por unos segundos, aunque sea para no sentirse tan solo con sus propias heridas.  Aunque sea para que yo guardara silencio a su lado como prometía que haría. Hombro con hombro, como a alguien a quien le importas. Y esa necesidad de mi, aunque fugaz, ha sido el único regalo que me estaban dado en mucho tiempo.

Ahora, paso las noches recapitulando las veces que pudimos estar juntos y ser nosotros mismos, pero tal vez fue solo la imaginación. Somos tantas personas a la vez que es una suerte y un milagro el momento en que dos almas coinciden. Utilizo la palabra alma aunque me suene cursi, porque es el termino que usaba él para referirse a nosotros. Tan pendiente de las cosas místicas y creyente del destino como era. “Cada quien se aparece en nuestras vidas por una razón”  me solía repetir. “Esto no es coincidencia”
No lo es?
Yo no sé para que se ha cruzado el en mi vida, excepto para deshacerme de la idea del Paco y yo. Un año con esa idea en la cabeza, enfermando, esperando, preguntándome. Por qué? Por qué? Se tardó mas de un año en que me sucediera eso de que “un clavo saca otro clavo”. Para el verano todo mi foco de atención se había concentrado en él y en como estar para él cada vez que se necesitara. Todo mi pasado, Paco incluído  ya no interesaba mucho,  era un cuento viejo de final conocido. El cliché de las relaciones.  Ahora  en cambio, ayudaba a alguien, no importa si lo hacía mediante trechos de conversación, fotos o encuentros furtivos. “Estamos aquí para eso, tu me levantas a mi y yo a ti y así andamos” . No era necesario ni ponerlo por escrito, eso lo sabíamos ambos, porque muy dentro éramos ambos caras de la misma moneda. El mundo se ponía en calma cuando estábamos juntos. Todo funcionaba como un reloj. Como si siempre hubiera sido así incluso antes de conocernos. Y eso daba luego miedo, mucho miedo.

El verano ha terminado por aquí, supongo que él sigue yendo a la playa a hacer lo que sabe hacer y a mi me ha dado en cambio por encerrarme en esta torre desde la que ahora escribo. Me asusta que ya no me lea nadie, que a nadie le interese, pero supongo que hay que someter el ego. Nuestro mayor enemigo y dejarme ser.  No puedo dejar de escribir, porque es así como me hablo y ordeno mis ideas. Antes eran solo para mí ahora las arrojo en una botella al mar cibernético, a ver si a alguien que se sienta igual que yo en otro momento, le sirvan. Por que a veces es bueno no sentirse tan solo ni tan culpable por asumir los riegos de nuestras propias decisiones.


“ Yo escribo para que me quieran” es una frase que se me ha quedado en la cabeza. Pues yo también. No lo niego, escribo para que me quieran. Pero no basta solo con querer que me quieran, ya vimos todos en que termina el deseo sin esfuerzo, solo en una pompa de jabón, una ilusión que dura dos días, una decepción de principiantes. Yo seguiré desgranado mis recuerdos en arpeggios, a ver si así olvido. Por fin olvido.

La Cita

  Su voz es del color del sol, se ha acercado  con paso seguro  sin prisa a la mesa donde sorbo un te del que apenas detecto que es de frut...