viernes, febrero 17, 2006

Angeles


Un cuerpo cae pesado contra el asfalto, su sonido seco impacta el silencio de la madrugada. Se escucha como se arrastra, como sus alas se destrozan en la aspereza de la autopista. Se aleja poco a poco de las luces de los autos que le dan ese color espectral y reposa a la deriva, esperando recobrar la fuerza.

Su pecho se agita, sus manos se desangran en el intento de levantarse. Su desnudez se cubre de las sombras de la oscuridad, apenas se distingue sus rostro doliente. En la noche inmensa se puede oir un gemido sobrenatural de una tristeza arrastrada desde mucho antes del tiempo.

Inconsolable se hinca de rodillas en una actitud de suplicar perdon, la sangre se escurre en la negrura del asfalto, una mueca de dolor desencaja el bello rostro. Todo esta perdido.

La noche se vuelve a iluminar de una lluvia de estrellas, otro cuerpo cae en el jardin vecino, destrozando las rosas bien cuidadas. la caida ha sido estrepitosa, una voz mas fina gime en pos de ayuda, en el aire plumas blancas se han desojado de otro angel.

Lentamente entre tumbos ambos cuerpos se buscan para darse abrigo, sus rostros humedos y salados se acarician entre temor y regocijo.

Han dejado de esta solos.

La madrugada llega coloreandose lentamente y ocultando los luceros de medianoche, la realidad duele en el cuerpo como una bienvenida a la vida. Ambos se despojan de sus alas e intentan caminar, es momento de empezar a vivir aunque esto duela como una caida del espacio sideral.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bien dicen que todo dolor se debe cargar entre dos personas, aunque a veces es imposible hacerlo

NAUFRAGATOR dijo...

no poder volar, implica tener que arrasrtar tu propia cruz,con la mia,apenas si puedo.

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