Es lunes, estoy triste pero nadie la sabe. Igual que una enfermedad la tristeza ha vuelto a tocar mis músculos y a hacerlos lánguidos. A volver mis párpados pesados y mi boca mustia. Nadie lo sabe, incluso me levanté temprano, saqué la basura e hice bromas con mi hermana. Creo que sirvo de actriz, porque ya no me resulta difícil fingir que todo está normal.
Claro, ahora me siento mejor porque se que solo es tristeza. Que pasará, que bastan dos días para recuperarme y estar bien dentro mío aunque en la mesa esté callada, porque estoy planeando un nuevo viaje, una nueva estrategia, maquinándome un nuevo sueño, que me haga soportable esta forma de vivir sin nadie.
Antes vivía en melancolía, antes no era tristeza, sino dolor lo que sentía. Ahora se diferenciarlo. Cuando terminé con él, cuando la vida se me hizo trizas y todos los puentes que había tendido con la felicidad se cayeron y me quede sola, en un risco al que nadie era capaz de llegar, sentía dolor. Dolor cuando despertaba y cuando me iba a dormir, nada lo calmaba. Pude saber que la depresión es mas que una pose intelectualoide o una enfermedad que se cura con pastillas. Era algo tangible en el centro de mi. Un dolor que oprimía el pecho y me hacía llorar incluso estando dormida.
Solo abría los ojos a un nuevo día y estaba ese dolor en mí, invadiéndolo todo. Era tan intenso, tan persistente, que la única forma de escapar de él parecía la muerte.
Ahora ya no siento ese dolor. Mi tristeza es una imitación vaga de mi antigua depresión, que se oculta en la penumbra esperando el menor descuido para atraparme de nuevo. Yo sentía dolor en mi ser, un dolor que de solo recordarlo, me genera pánico. Que de solo saberlo erradicado de mí, me deja respirar tranquila y saber que mi tristeza no es la gran cosa, que pasará y se diluirá como todo. Que puedo sobrevivir a ella y con ella.
Es lunes, hoy parezco mas habladora que lo normal. Incluso le confesé a mi hermana que he estado llorando estos días. Ya no me da vergüenza y ella no se asusta. Tampoco culpa a alguien de mi tristeza, se ríe conmigo y ambas nos reímos de las malditas hormonas, de ser mujer y tener días de llantos sosegados que nadie puede calmar.
Quisiera decirle más, explicarle, pero se que es mejor dejar pasar todo. Soy muy joven para hacerme tantas preguntas, deberían hacerme una lobotomía para que deje de pensar tanto, en eventos que no puedo solucionar. Deberían tajarme el corazón, arrancarme los ojos, deberían evitarme esta existencia de despellejo. Deberían transplantarme el alma a una mas dura. Ser mujer es una mierda, ser hombre tal vez igual. El problema es tomar conciencia de ello. Pasar un lunes pensando en una forma de no serlo.
Bueno, Es lunes, estoy triste pero nadie lo sabe. Me voy a tomar un juguito al mercado, a caminar un poco, que sé yo a hacer cualquier cosa hasta que se me pase esta sensación de vacío. Hasta que pueda volver a ser la buena amiga, que entiende todo y a todos.
11:30 p.m.
Maldito Lunes no se acaba nunca… Al menos ya es martes al otro lado del mundo y en algún lejano lugar han comenzado a volar las mariposas.
Claro, ahora me siento mejor porque se que solo es tristeza. Que pasará, que bastan dos días para recuperarme y estar bien dentro mío aunque en la mesa esté callada, porque estoy planeando un nuevo viaje, una nueva estrategia, maquinándome un nuevo sueño, que me haga soportable esta forma de vivir sin nadie.
Antes vivía en melancolía, antes no era tristeza, sino dolor lo que sentía. Ahora se diferenciarlo. Cuando terminé con él, cuando la vida se me hizo trizas y todos los puentes que había tendido con la felicidad se cayeron y me quede sola, en un risco al que nadie era capaz de llegar, sentía dolor. Dolor cuando despertaba y cuando me iba a dormir, nada lo calmaba. Pude saber que la depresión es mas que una pose intelectualoide o una enfermedad que se cura con pastillas. Era algo tangible en el centro de mi. Un dolor que oprimía el pecho y me hacía llorar incluso estando dormida.
Solo abría los ojos a un nuevo día y estaba ese dolor en mí, invadiéndolo todo. Era tan intenso, tan persistente, que la única forma de escapar de él parecía la muerte.
Ahora ya no siento ese dolor. Mi tristeza es una imitación vaga de mi antigua depresión, que se oculta en la penumbra esperando el menor descuido para atraparme de nuevo. Yo sentía dolor en mi ser, un dolor que de solo recordarlo, me genera pánico. Que de solo saberlo erradicado de mí, me deja respirar tranquila y saber que mi tristeza no es la gran cosa, que pasará y se diluirá como todo. Que puedo sobrevivir a ella y con ella.
Es lunes, hoy parezco mas habladora que lo normal. Incluso le confesé a mi hermana que he estado llorando estos días. Ya no me da vergüenza y ella no se asusta. Tampoco culpa a alguien de mi tristeza, se ríe conmigo y ambas nos reímos de las malditas hormonas, de ser mujer y tener días de llantos sosegados que nadie puede calmar.
Quisiera decirle más, explicarle, pero se que es mejor dejar pasar todo. Soy muy joven para hacerme tantas preguntas, deberían hacerme una lobotomía para que deje de pensar tanto, en eventos que no puedo solucionar. Deberían tajarme el corazón, arrancarme los ojos, deberían evitarme esta existencia de despellejo. Deberían transplantarme el alma a una mas dura. Ser mujer es una mierda, ser hombre tal vez igual. El problema es tomar conciencia de ello. Pasar un lunes pensando en una forma de no serlo.
Bueno, Es lunes, estoy triste pero nadie lo sabe. Me voy a tomar un juguito al mercado, a caminar un poco, que sé yo a hacer cualquier cosa hasta que se me pase esta sensación de vacío. Hasta que pueda volver a ser la buena amiga, que entiende todo y a todos.
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Maldito Lunes no se acaba nunca… Al menos ya es martes al otro lado del mundo y en algún lejano lugar han comenzado a volar las mariposas.
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